12.09.2016 Views

www.bargas.es #FiestasBargas2016

LIBRO%20DE%20FIESTAS.%20Bargas%202016

LIBRO%20DE%20FIESTAS.%20Bargas%202016

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

16<br />

I Premio de narrativa general 2016<br />

de ser, algo de cuya r<strong>es</strong>ponsabilidad no te sea<br />

fácil alejarte; te conozco y tiene que ser <strong>es</strong>o:<br />

son los d<strong>es</strong>tinos de nu<strong>es</strong>tra Patria los que no te<br />

permiten volver a nu<strong>es</strong>tro hogar, siempre has<br />

sido un hombre íntegro, valiente y r<strong>es</strong>ponsable,<br />

un hombre de los que no huyen fácilmente de<br />

sus obligacion<strong>es</strong>, y supongo que son muchas<br />

las que <strong>es</strong>ta guerra que no c<strong>es</strong>a ha hecho que<br />

recaigan sobre ti, de otro modo no me explico<br />

tanta ausencia, tanto silencio como r<strong>es</strong>pu<strong>es</strong>ta<br />

a <strong>es</strong>tas cartas que te envío con el alma.<br />

Bueno, Manuel, yo te <strong>es</strong>pero. Yo te <strong>es</strong>peraré<br />

siempre.<br />

Y no te preocup<strong>es</strong>, porque, aunque vuelvo a<br />

tener hambre, ahora tengo también una buena<br />

amiga con quien compartirla y, a vec<strong>es</strong>, con<br />

quien matarla. ¿No <strong>es</strong> <strong>es</strong>tupendo? Se llama<br />

Remigia. Ya no <strong>es</strong>toy sola mientras aguardo<br />

tu llegada. Te contaré que, justo el día del último<br />

puñadito de avellanas, atardeciendo, una<br />

intrusa se me coló en el huerto. La vi saltar el<br />

muro d<strong>es</strong>de la ventana de mi dormitorio y me<br />

quedé observándola. Era como un pajarito cabezón,<br />

una muchacha famélica y comida de<br />

piojos, yendo de acá para allá, rebuscando<br />

entre las matas muertas y subiéndose a los<br />

frutal<strong>es</strong>, en los que, claro <strong>es</strong>tá, no había nada.<br />

Era la primera persona que veía d<strong>es</strong>de que<br />

as<strong>es</strong>inaron a nu<strong>es</strong>tra familia y de pronto sentí<br />

una d<strong>es</strong><strong>es</strong>perada nec<strong>es</strong>idad de hablar con<br />

alguien, así que, como la vi tan joven e inofensiva,<br />

bajé, salí y la llamé. Remigia se asustó<br />

y, al intentar <strong>es</strong>capar, se quedó colgando del<br />

ciruelo aparatosamente, con un pie atrapado<br />

entre dos ramas. La infeliz parecía un guiñapo,<br />

pobrecilla, sacudiéndose cabeza abajo, caída<br />

la falda del mísero v<strong>es</strong>tido y sin bragas que <strong>es</strong>taba,<br />

chillando, suplicándome que no la matara.<br />

Yo le dije, ya junto a ella, que no pensaba<br />

hacerle nada malo, pero que si no dejaba de<br />

berrear no la d<strong>es</strong>colgaría del árbol. Ella se calló<br />

entonc<strong>es</strong> y yo la ayudé a bajar. Y aunque<br />

todavía no se fiaba mucho de mí, accedió a<br />

entrar en la casa y a que le pusiera árnica en<br />

las d<strong>es</strong>olladuras. Le curé el tobillo y compartí<br />

con ella las cinco últimas avellanas de mi cena.<br />

Y le he regalado media docena de bragas de<br />

Casilda. Como te digo, Manuel, nos hemos hecho<br />

amigas.<br />

Te contaré que Remigia tiene catorce años,<br />

pero, d<strong>es</strong>de que <strong>es</strong>talló la guerra, ha corrido<br />

mundo como si tuviera ochenta. Es madrileña y<br />

perdió a los padr<strong>es</strong> en los bombardeos de noviembre<br />

del 36. Sus padr<strong>es</strong> eran de los tuyos,<br />

Manuel, de los nu<strong>es</strong>tros, <strong>es</strong>taban a favor del<br />

Alzamiento y perecieron en mitad de la calle.<br />

Qué locura. Remigia, sin más familia en Madrid,<br />

huyó sola en busca de unos tíos que tenía<br />

en un pueblito de la provincia de Ciudad Real,<br />

pero no los halló y d<strong>es</strong>de entonc<strong>es</strong> viene vagando<br />

por los caminos, mendigando, robando<br />

e incluso prostituyéndose con cualquiera<br />

que pueda darle dinero o algo de comer, qué<br />

horror. No obstante, ha r<strong>es</strong>ultado ser una muchacha<br />

muy sensible y cariñosa conmigo. Tan<br />

joven y ya tan apedreada por la vida, a la que,<br />

sin embargo, no le guarda r<strong>es</strong>entimiento alguno.<br />

La chiquilla rebosa optimismo, a p<strong>es</strong>ar de<br />

todo. Me gustaría que la conocieras, Manuel.<br />

Te confi<strong>es</strong>o que, si no hubiera sido por ella, habría<br />

enloquecido de veras a causa de la terrible<br />

soledad y de la larga <strong>es</strong>pera. Y digo que<br />

hubiera enloquecido de veras porque Remigia,<br />

que ha <strong>es</strong>tado en el pueblo, me cuenta que allí<br />

me creen loca, que allí creen que los milicianos<br />

me dejaron viva tras hartarse de hacerme perrerías<br />

y que he perdido la razón y soy como un<br />

animal peligroso: que algunos lugareños me<br />

han visto deambular por el jardín, de lejos, y<br />

que no han tenido valor para acercarse a ver<br />

cómo <strong>es</strong>taban las cosas por aquí. Mejor así.<br />

Verás tú, mi amor, que voy a convertirme en<br />

la protagonista de un cuento de miedo para<br />

asustar a los niños, si no lo soy ya. Y claro que<br />

ha tenido que verme alguien. Últimamente<br />

hacía yo cosas muy raras, sin darme cuenta,<br />

como hablar sola, reírme sin ton y deambular<br />

por toda la casa, dentro y fuera, como sonámbula,<br />

como si se me <strong>es</strong>tuvieran secando los s<strong>es</strong>os,<br />

y no era sólo por el hambre. Por supu<strong>es</strong>to,<br />

prefiero mil vec<strong>es</strong> la soledad más absoluta a<br />

la compañía de aquellos monstruos que tanto<br />

nos humillaron, cuyos hu<strong>es</strong>os envenenan<br />

hoy la tierra del huerto. Pero no <strong>es</strong> nada fácil<br />

sobrellevarla, mi amor. Acostarme tan sola y<br />

triste como me levanto, añorándote y, en ocasion<strong>es</strong><br />

—deb<strong>es</strong> comprenderlo, mi bien— d<strong>es</strong><strong>es</strong>perando<br />

de tu ausencia, de la falta absoluta<br />

de noticias tuyas, y odiándote un poco por<br />

ello. Mas se me pasa pronto, corazón mío, no<br />

me lo tengas en cuenta. ¿Qué culpa tien<strong>es</strong> tú,<br />

hermano, si <strong>es</strong>tarás tan ansioso como yo por<br />

reencontrarnos?<br />

Como te digo, ahora me hallo más aliviada a<br />

<strong>es</strong>e r<strong>es</strong>pecto. Te contaré que Remigia ha decidido<br />

quedarse a vivir conmigo; le encanta la<br />

casa y me ha cogido mucho cariño, también<br />

ella nec<strong>es</strong>itaba a alguien cercano. Le gusta<br />

bañarse en nu<strong>es</strong>tra bañera; yo caliento agua

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!