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Trabajos realizados por los<br />
“alumnos de 4to. Grado”<br />
del<br />
Instituto Santa Catalina
LA PARRA Y LA HIGUERA<br />
P<br />
or aquel entonces andaban por el mundo Jesús y san pedro.<br />
Llevaban recorridos senderos, aldeas y grandes ciudades.<br />
Bajo la sombra de un árbol se echaron a descansar.<br />
Pedro – dijo Jesús –ve al pueblo y compra alimentos.<br />
Muy diligente llego el discípulo a una villa cercana. A la entrada de la<br />
Única calle polvorienta ,una taberna parecía invitarlo ¡y acepto san pedro la<br />
muda invitación !<br />
Se unió a los parroquianos, intervino en las conversaciones.<br />
Con gesto amable, alguien le alcanzo un vaso colmado de líquido<br />
Púrpura, transparente. Estaba tan sediento el viajero<br />
Agrandes sorbos vació el contenido. Se sintió alegre, algo mareado….<br />
¡Es bueno lo siento¡ pensó.<br />
Había probado yo primera vez el vino.<br />
Acepto otra vuelta. Se olvido de maestro. Ya no recordaba los encargos.<br />
Habían pasado variaos horas<br />
sombras desdibujadas contornos<br />
Cuando llego al bosquecillo Jesús oraba.<br />
Avergonzado, San Pedro se postro a sus pies y pidió perdón por la demora.<br />
-¿Por qué lo hiciste? le pregunto mansamente.<br />
-anduve recorriendo el pueblo y conociendo cosas nuevas señor.<br />
-¿y de todo lo que consiste que es lo que mas te a gustado?<br />
- muchas cosas vi y guste; mas de todas ellas prefiero una bebida<br />
Desconocida, color púrpura y transparente…¡traje con migo un porrón<br />
para que la pruebes ¡<br />
¿y el pan y el quesillo que te encargue ?<br />
Balbuceando responde:<br />
-el único negocio del pueblo estaba cerrado…si… ¡es fue lo que paso!<br />
Jesús no dudo de sus palabras; probo la bebida y a saboreo con agrado.<br />
¿Dime de que se hace esto?<br />
- de una planta, señor.<br />
-¿y cual es esa planta?<br />
2
-Una planta que no conocemos, una planta…<br />
- ¿Por qué no hablas claro ?cuando la verdad esta en los labios no se<br />
Debe titubear.<br />
Pensando que Jesús castigaría a la parra, por ser su fruto el origen de la<br />
Bebida que le había hecho demorar, volvió a mentir dudándole la misericordia<br />
de su maestro.<br />
-¡de la higuera, señor!...si, es la higuera la que da el fruto con que se<br />
Hace ese líquido maravilloso.<br />
Esa noche Jesús tuvo un sueño vio ante el, una copa colmada con la<br />
Bebida que había probado ¡y se había convertido en su propia sangre!<br />
Cuando despertó, llamo a san pedro y le dijo:<br />
-esa bebida que trajiste ayer, representara la sangre que muy pronto ,<br />
Derramare por todos los hombres.<br />
-¿Qué keres decir con eso, señor?<br />
- muy pronto lo sabrás.<br />
Bendijo a la higuera concediéndole la virtud de que diera dos frutos al<br />
Año.<br />
Se arrepintió el discípulo de sus mentiras y cobardía .llaga amargarte y se<br />
mesaba los cabellos.<br />
Cuentan que tanto se los tiro, que se los arranco todos.<br />
¡Por eso san pedro es calvo !-aseguran , sentenciaos los paisanos.<br />
Evangelina<br />
3
EL CERRO DE LA VIRGEN<br />
S<br />
e lo ve clarito! ¡Más aun en las noches de luna llena!<br />
Allí está en lo alto de la montaña, dibujada en una roca, la santa madre<br />
de Dios.<br />
Se a contado desde siempre, que ella no permite que la gente suba hasta esa<br />
piedra.<br />
Hace años, un mozo corajudo y descreído del poder de la imagen, intento<br />
subir. ¡Más le hubiera valido no hacerlo!<br />
¡Un viento huracanado y una neblina espesa que bajo de pronto, como por<br />
magia, hicieron que se despeñara ¡<br />
“ Eia no quere que se trabaje la mina di oro qu’ está escondida en lu’ alto”<br />
comentan los lugareños de Carolina con respetuoso temor.<br />
-“hasta I’an visto caminar por los alrededores en cuantito si hace noche;<br />
¡Siempre vigilando! Y en cuantito de que alguien enfila p’al cerro, se<br />
escuende”-agregan convencidos.<br />
¡Han pasado tantos años desde que se vido por primera vez! ¡Si han de ser<br />
muchas vidas! Y ella sigue siempre en el mismito lugar. ¡Quién sabe hasta<br />
cuándo será! Capaz… ¡sea pa’ siempre! ”<br />
“ eia sabe qu’ el tener mucha plata, empobrece las almas y hace duros los<br />
corazones ‘e los hombres”.<br />
Las palabras del viejo minero se esfuman en la noche, llenando de mágico<br />
sortílego, el Valle de la Carolina.<br />
Agustina<br />
4
EL MILAGRO EN LA SERRANIA<br />
C<br />
uenta la leyenda que un indio ciego hachaba un espinillo en un<br />
bBosque cercano a Renca (cerca de Lima che CHIE) CUANDO<br />
SINTIO<br />
Su rostro salpicado por la goma o savia del árbol .Repentinamente recupero la<br />
vista arrojo el hacha y se puso a buscar lo que le había causado aquella<br />
sensación rara, tropezando con un pequeño Cristo en el hueco carcomido del<br />
árbol. La noticia de la milagrosa aparición cundo rápidamente en todos chile<br />
afluyendo mucha gente para dar fe al prodigio los más piadosos resolvieron<br />
hacerlo conoce en cuyo y en Córdoba la mula que cargaba la sagrada imagen<br />
se echo y de allí no hubo poder humano que la hiciera levantar los creyentes<br />
interpretaron que allí quería quedarse el Cristo y se pusieron a levantarle una<br />
capilla por el años 1732 ese lugar tomo el nombre del señor de renca que ha<br />
conservado hasta ahora .<br />
En uno de su terribles manos los indios llegaron hasta esa villa y después de<br />
saquearla buscaron con afán ese Señor del que tanto se hablaba. Al dar con el<br />
lo sacaron a la plaza , lo lancearon y por fin lo degollaron arrojando sus<br />
pedazos en la tierra en cuanto se retiraron los invasores los vecinos recogieron<br />
los resto dispersos del amado Cristdrao y perfectamente reconstruido lo han<br />
conservado hasta el presente como una reliquia sagrada e histórico durante la<br />
invasión de 1834 encabezado por el cacique Anquetruz Y, los indios penetraron<br />
en Renca santa Bárbara y bajaron a Carolina atraídos por la fama de las minas<br />
y de su comercio los vecinos pusieron a salvo la imagen llevándola a las<br />
lagunas y una vez pasado el peligro el Señor de Renca volvió a su capilla.<br />
Fin<br />
Alexandra<br />
5
EL PONCHO<br />
(el quirquincho)<br />
U<br />
n changuito convertido<br />
Bajo el Niño Dios del cielo;<br />
Quiso probar si los ricos<br />
A los pobres dan consuelo.<br />
Frente a una casa hermosa<br />
Espero, con gran paciencia,<br />
Ver en los ojos de un hombre<br />
Algún rasgo de clemencia<br />
-¡Don Quirquincho, don Quirquincho,<br />
Tiritando estoy de frio<br />
¡Deme un chiquito siquiera<br />
D’ ese poncho tan bonito<br />
-para entrar en calor,<br />
¡Hay que correr amiguito!<br />
-¡Don Quirquincho, don Quirquincho<br />
De hambre estoy muriendo<br />
¡Un pedacito de pan,<br />
Tan solo estoy queriendo<br />
-culpa mía no lo es<br />
¡y a la misa me estoy yendo!<br />
Dios castigo a ese hombre<br />
Hipócrita y mezquino.<br />
Lo convirtió en animal<br />
Con el poncho por coraza,<br />
Cuatro patas para andar.<br />
Benito<br />
6
LA LAGUNA DEL BEBEDERO<br />
E<br />
sta laguna ha sido muy grande. Era como un mar. Y después se ha<br />
ido secando. Cuando yo era chico veníamos a sacar salen árganas y<br />
todos teníamos miedo a la laguna.<br />
Sacábamos la sal y nos íbamos pronto. No nos quedábamos nunca cerca de<br />
noche .Muchos hombres grandes contaban que adentro, la laguna tiene una<br />
ciudad que se perdió por castigo. De ahí sale ese toro de aspas de oro y esa<br />
vaca de aspas de oro muy bravos, que todavía dicen que salen en ciertos<br />
lugares de la orilla. Y la niña rubia que se peina con pene de oro. Dicen que se<br />
ríe, que habla y que llama a los muchachos jóvenes. Contaban que algunos le<br />
hicieron caso, han ido y no han vuelto más<br />
Victoria Bringas<br />
7
LAS TRES MARIAS<br />
H<br />
ace muchos, muchos años cuando los españoles no habían llegado<br />
a estas tierras, los querandíes habitaban la zona de la pampa pero<br />
hubo un momento en que gualichú, el espíritu del mal, se enojo con<br />
ellos y empezó a enviarles pestes y enfermedades, hambre y sequía. La vida<br />
se les estaba volviendo insostenible y fue así que se reunieron en consejo<br />
para saber qué hacer, pero nadie se consideraba capaz de enfrentarse al poder<br />
de gualichú.<br />
Cuando ya creía que no habría ninguna solución y que estaba destinado a<br />
padecer para siempre, el cielo se abrió y apareció el espíritu del bien. Este<br />
compadecido por lo que estaban pasando sus hijos se comprometió a<br />
ayudarlos ya que tenia la fuerza y el poder para enfrentarse al mal. Pero no le<br />
fue tan fácil porque su oponente era muy astuto y rápido.<br />
Pasaron los días y las noches y la persecución era inútil. Gualichú siempre<br />
tenía la manera de escapársele de entre las manos hasta que al espíritu del<br />
cielo se le ocurrió una idea. Se enterró en el cielo, les pidió permiso y tomo una<br />
por una a las tres marinas, tres estrellas que estaban observando el<br />
espectáculo. Se saco un pelo de su cabello y uniéndolas, las arrojo bien lejos,<br />
con tan buena puntería que se enredaron en las piernas de gualichú haciéndolo<br />
trastabillar y caer. Viéndose derrotado gualichú prometió no causar más males<br />
a los indígenas y fue liberado.<br />
Desde ese momento, los indios conocieron las boleadoras una herramienta<br />
muy útil para cazar y empezaron a llamar a las boleadoras de tres bochas con<br />
el nombre de las tres marías, recordando a las estrellas salvadoras. Y estas<br />
felices de haber servido en tan buena misión, volvieron al cielo brillando más<br />
que antes.<br />
Camila<br />
8
¡¡¡EL CRESPIN!!!<br />
D<br />
icen que crespín tenía una hermosa mujer como esposa, que se<br />
amaban, pero ella sentía una afición incontrolable por el baile. Este<br />
fanatismo por la danza causaba barias peleas, tantas que finalmente<br />
un día desembocaron en el abandono de la mujer a su marido. Así podía bailar<br />
hasta el amanecer cuanta bailanta se la invitara.<br />
Cierta vez tuvo noticias de una grave enfermedad de crespín. Respondiendo a<br />
su sincero amor concurrió al rancho, donde encontraba a su marido en estado<br />
delicado. Al verlo así, urgentemente salió a buscar el remedio indicado para<br />
curar a su amado, pero en le camino, cerquita del pueblo, se encontró con un<br />
concurrido baile. Ella, no pudo resistirse sus ganas de danzar y se quedo hasta<br />
el final.<br />
Cuando regreso al rancho, su esposo yacía muerto. Como castigo por tal<br />
abandono se transformo en un solitario pájaro, que vaga llamando<br />
incesantemente a su marido, crespín… crespín… crespín…<br />
Carmela<br />
9
LA CIUDAD ENCANTADA<br />
E<br />
ra un lugar tranquilo la zona del bebedero. Sus pobladores trabajaban<br />
con ahínco, eran humildes y caritativos. Tenían el alimento asegurado;<br />
los niños crecían felices. A comienzos de una primavera como tantas,<br />
puro brote y aroma a yerbas nuevas, se presento un hombre muy rico,<br />
autoritario y de mal corazón.-debéis dejar estas tierras! Me pertenecen! Os<br />
daré algún dinero por lo trabajos realizados! Y cuanto antes lo hagáis, mejor<br />
ser! Ordeno sin compasión. Temerosos, resignados, los labradores y pastores<br />
de cabras, dejaron los ranchos y se trasladaron con sus familias, a una zona de<br />
tierras pobres. En el bajo, bañado por las aguas de un manso río, el hombre<br />
poderoso se hiso levantar una gran ciudad. En el centro, su palacio, coronado<br />
de cúpulas de oro y plata, se destacaba majestuoso, entre los otros edificios.<br />
Trajo a vivir allí a todos los parientes y amigos. Nadie trabajaba; la diversión<br />
era la única actividad. Para las tareas pesadas estaban los antiguos habitantes<br />
de las buenas tierras. Las labores eran arduas y la paga tan escasa! No les<br />
alcanzaba para vivir! Los niños del nuevo caserío padecían hambre. Los<br />
lamentos de las criaturas llegaban, llevados por la brisa, hasta la gran ciudad,<br />
penetraban por los ventanales, herían los oídos de los poderosos. El hombre<br />
rico se había hecho coronar rey y hasta él llegaron con sus quejas los parientes<br />
y amigos:-No nos dejan dormir! No podemos divertirnos! Interrumpen con sus<br />
llantos nuestras fiestas! Le pareció muy justo al rey el pedido de parientes y<br />
amigos. Mando a llamar al más anciano del caserío:-Debéis alejaros más! Ya<br />
no se soportan los quejidos de tanto niño llorón!-Majestad! Suplico el hombre-Si<br />
lloran es porque tienen hambre!-Trabajad más si queréis mejor paga! Sois unos<br />
holgazanes! Ofreciendo el nuevo sacrificio a Dios, abandonaron nuevamente<br />
sus ranchos y se ubicaron en tierras altas, bien alejadas de los hombres sin<br />
corazón. Era de noche, la escarcha se asentaba sobre la tierra. Una humilde<br />
pareja con un niño en brazos, llegó al bajo. Golpearon una a una las puertas<br />
permanecieron cerradas. Desde los ventanales les gritaban que se fueran. Ni el<br />
rey escuchó sus ruegos! Con gran tristeza en sus, los viajeros abandonaron el<br />
lugar. De pronto el cielo se cubrió de amenazantes nubarrones, se abrió sus<br />
10
puertas y desbordo en lluvia torrencial. Días semanas meses! El bajo comenzó<br />
a inundarse. El agua ya cubría casas, arboles! Hasta el palacio del rey<br />
desapareció bajo las aguas con la inundación! Una gran laguna de agua<br />
salada, ocupó el lugar de la gran ciudad. Que había sucedido? Cuentan los<br />
más ancianos de la zona que las lagrimas derramadas por los niños con<br />
hambre, fueron elevándose por años hasta el cielo y se juntaron tantas que<br />
desbordaron sobre la tierra! Aquellos peregrinos no eran otros que Jesús, José<br />
y María que así castigaron a quienes desconocen la caridad y la humildad de<br />
corazón,-Agregaron agregan los memoriosos. Los labriegos y pastores,<br />
siguieron viviendo en el lugar, porque la inundación no llego hasta las humildes<br />
viviendas del alto. Fueron bendecidos por Dios, ya que tienen en la Salina, su<br />
sostén de vida.<br />
Constanza<br />
11
EL INDIECITO JUANCHU<br />
¡P<br />
arecían tan lejanos los tiempos de cautiverio en la toldería de los<br />
ranqueles! Ya era recuerdos atenuados, los interminables días de<br />
terror humillación… sumisión forzada…<br />
La “cautiva rubia”, como la llamaban, vivía una existencia tranquila en el<br />
caserío del rincón del morro. La libertad había llegado para ella, y para su hijito<br />
Juanchu , cinco años atrás.<br />
El niño se había adaptado rápidamente a la nueva vida. Tez cetrina,<br />
cabello hirsuto, renegrido, los ojos aindiados, se iluminaban mágicamente con<br />
brillo ¡tan claro!, que parecía presentado por una divinidad desconocida.<br />
Generoso , apacibles , dedicaba su tiempo y su amor de muchacho<br />
Sencillo a la madre que trabajaba, incansable, para vivir con dignidad.<br />
Hábil jinete , gustaba largarse , en las primeras horas del amanecer , en<br />
alocada carreras. Hombre y caballo en comunión indisoluble.<br />
¡Dueño del cielo y de la tierra!... El viento , traía de pronto imágenes<br />
confusas , ¡inquietantes!<br />
La madre llorando en las noches calladas… la furia del padre indio<br />
descargada sobre el cuerpo endeble de ella… los cabello rubios flotando al aire<br />
cuando intentaron escapar la primera vez… ¡El miedo! … ¡mama!...<br />
Los recuerdos aplacaban prontamente el ardor de su sangre india, sus<br />
oscuros deseos de libertad.<br />
Llego a los quince años, convertido en un muchachón fuerte, sumiso,<br />
siempre dispuesto a ayudar a la gente.<br />
Sin embargo había un lugar que noche a noche atraía a Juanchu. El<br />
galpón de los peones en donde se contaban, con voz llena de misterio, cuentos<br />
fantásticos, leyendas.<br />
Una de ellas le atraía en especial: La leyenda del Morro.<br />
¿Y es cierto que gûena y blanca como la luna?<br />
-Ansina es muchacho, y es la madre ‘el agua también.<br />
-Y los cabellos rubios, ¿dendeveras que son tan largos que le tapan el<br />
cuerpo desnudo?<br />
-Ansi dicen qu’es nomas.<br />
12
-¡Que soilita se hai de sentir!<br />
- No seais tan curioso muchacho… ¡es peligroso!, acordate qu’el Morro esta<br />
encantau.<br />
-Voy a iegarme aia’ariba… ¡quiero verla!<br />
-Ni se te ocurra! Se va’desatar la juria ‘el cerro ¡No quere indios maloneros<br />
ni gente estraña!<br />
-¡Yo no soy indio! Contestaba, descontrolado, Juanchu.<br />
-¡Es lo mesmo! , tu mama vivio eios y vos…<br />
No los dejaba terminar . Escapaba en las sombras hacia el amparo del<br />
rancho.<br />
Juanchu no podía dormir… Juanchu soñaba…<br />
“¡Cabellos di oro como la mama… ¡Y gùena como eia ai de ser!”<br />
Los sentimientos se mezclaban en sus sueños tranquilos con fuerza de<br />
obsecion:<br />
“¡ La madre ‘e la laguna!... lindia como la d’el… ¡El agua!... ¡El agua ‘e la<br />
laguna se la tragaba!... ¿Qui hago io con este peine di oro?... ¡ Es d’eia ‘e esta<br />
solita!... ¡Con el peine di oro la hei de salvar!”<br />
Se despertaba bañado en sudor. Desde la ventanuca fijaba la mirada en<br />
el cerro donde moraba la niña que se había apoderado de su alma. “¿Lo había<br />
hechizau? ¿Y si se atreviera?... Capaz qu’el cerro no me desconozca…<br />
¡Pueda ser qu’eia me quera!”.<br />
“¡Juanchu, ¿no diste de comer a la caballada? ¿Qué te pasa que andas<br />
como atontau? ¡ Te has puesto flojaso!... ¡A trabajar!<br />
El indiecito juntaba coraje para la aventura… ¡Tenia que conocerla!... ¡ver<br />
su pelo de oro!<br />
La madre dormía aun. El muchacho se acerco y sin despertarla le dijo muy<br />
quedo:<br />
-Perdoname mama, me vua dir p’al cerro… quiero verla , mama, y si eia<br />
me quere, me vua quedar aia’ riba… ¡ A uste no la hei de olvidar nunca!<br />
Baqueanos y rastreadores buscaron a Juanchu, en jornadas incansables.<br />
Toda huella se perdia en el pedregal que rodeaba la laguna.<br />
13
El poblado parecía muerto. La gente espero por días, la furia del colosal<br />
peñasco.<br />
Nada sucedió.<br />
¿ Habria conseguido Juanchu, romper el encantamiento del Cerro del<br />
Morro? , ¿Habria encontrado a la Niña de los cabellos de oro? ¿Lo habría<br />
llevado con ella?<br />
¡Era tan hermoso Juanchu! ¿ Hermoso y bueno como nadie en el lugar!<br />
Año tras año, la madre del muchacho caminaba la distancia que la separaba<br />
del Cerro.<br />
Hincada, los brazos en cruz, clamaba al cielo:<br />
-¿Por qué me lu’has quitau Madre ‘e la laguna? ¡¿ Por que si era mio?!<br />
…..¡ Juanchu! ¡¡Juanchu!!<br />
Desquiciada, vencida , se decidió ¡ subiría a buscarlo!<br />
Fue de pronto. El dia se hizo noche; la mole trono con furia … ¡Temblò la tierra!<br />
Días después dos campesinos encontraron , en el protrero alto del cerro, el<br />
cuerpo yacente de la cautiva rubia. –ojos de cielo contra el cielo-…<br />
¿habria castigado el cerro a la mujer que quiso robar , a la madre del agua el<br />
amor de Juanchu? .<br />
Emilia<br />
14
EL PALO ANGEL<br />
M<br />
archando la santísima Virgen con san José y el Niño en brazos,<br />
iban por el camino a buscar provisiones que necesitaban porque<br />
eran demasiado pobres. A la pasada vieron un ranchito con un árbol<br />
muy lindo al frente. Entonces le dijo la Virgen a José:<br />
- Lleguemos aquí para pedir posada y descansar en esa sombra tan lindas.<br />
Llegaron y les dieron posada con muchísimo gusto una señora y el esposo ya<br />
viejito y que estaba ciego desde hacía mucho tiempo. La Virgen pidió una<br />
fuente para lavar los pañales.<br />
Cuando los lavó tendió los pañales en el arbolito que tendió los pañales el<br />
arbolito que estaba a la par de la casa y no tenia espinas.<br />
Y se hicieron las doce, hora de comer. Entonces el cieguito pidió un lavatorio<br />
con agua, pero no le alcanzo con que secarse. Buscando, el cieguito, llego al<br />
arbolito y halló ropita tendida ahí, que eran los pañales del Niño. El tomo y se<br />
secó la cara con los pañales, ya al momento empieza a ver y grita:<br />
- ¡Ay, qué me pasa! ¡Veo mundo!<br />
Cayó desmayada la mujer y corrió la Virgen y San José y le dijeron:<br />
- No se asuste, señora, es milagro, es milagro.<br />
Entonces vieron que el arbolito, en vez de los pañales estaba cubierto por un<br />
manto de flores blancas y perfumadas. Y empezaron a llamar a esa planta palo<br />
ángel<br />
fin.<br />
Emilio<br />
15
EL CASTIGO DEL CERRO<br />
H<br />
acia varios días que los extranjeros merodeaban el campamento de<br />
los<br />
Indios : observaban , vigilaban sus movimientos, sus costumbres. . .<br />
El sábado los encontraron en el boliche del villorrio .<br />
La tenue llama de una lámpara a kerosene ,fracasaba en su intento de<br />
Iluminar el salón impregnado de humor y olor a grasa .<br />
En la mesa mas alegada ,en un lugar mas oscuro ,perdidos en la<br />
Borrachera estaban los indios .<br />
¡ una vuelta para todos ! pidió con una vos altanera uno de los extranjeros .<br />
Comenzaron a hablar ¡ sabemos que la mina de oro existe en el CERRO !¡<br />
no nos pueden decir que no !¡el bolichero nos conto de que ustedes venden<br />
pepitas !<br />
No había levantado la vos el hombre rubio, pero soñaba perentoria ,casi<br />
amenazante<br />
Los indios miraban con ojos a sustentes y las bocas mudas<br />
¡ iremos a medidas ! ¡habrá mucho dinero ! insistía el extranjero<br />
Mas viejo de los indios pareció de pronto salir del sopo r.<br />
No hay trato . solo le sacamos el cerro lo que la virgencita quiere<br />
¡ solo pa viví ! el tono fue firme desafiante ,casi imperceptible entre el vocerío<br />
Se levantaron si mirar los rubios ,salieron del salón y se<br />
Perdieron la noche .<br />
16
No había amanecido aun .,leves golpes en el vidrio de la ventana ,<br />
Despertaron a los extranjeros en el vano de la puerta se corto la figura del<br />
indio mas joven<br />
La palidez del rostro ,los ojos desorbitados denotava la lucha que<br />
estavalibrando consigo mismo<br />
Guadalupe<br />
17
LA IGUANA<br />
B<br />
ajo el todo fresco y húmedo del inmenso algarrobo que sombreaba el<br />
patio, doña Sunta, la famosa médica de la cañada, separaba con<br />
sumo cuidado la grasa y los anillos que formaban la piel en el rabo (de<br />
un gran poder curativo, según ella) de una joven iguana atrapada esa mañana.<br />
Los chicos, que habíamos formado un círculo alrededor de la vieja,<br />
observamos con profunda atención la faena. De pronto, uno pregunto:<br />
-¿doña Sunta, porque tiene tan bonitas manos este bicho fiero?<br />
-¿ah, no saben la historia de la iguana?<br />
- no, contestamos en coro.- cuéntela, cuéntenla, doña Sunta.<br />
- en aquellos años en que todos los cristianos eran animales<br />
Comenzó y todos nos acomodamos buscando la mejor posición sobre las<br />
regiones del árbol en el que estamos sentados, dispuestos a no perder una<br />
sola palabra del relato que de antemano sabíamos interesante, pues, venia de<br />
labios de aquella mujer que era, en nuestro concepto infantil de aparición, la<br />
cumbre de la sabiduría. Fue narrando la fantástica historia pausadamente, y su<br />
jerga pintoresca, acompañada de elocuentes gestos y alemaneses, con la<br />
convicción de haberla visto con sus propios ojos. En aquel tiempo hipotético y<br />
lejano al que ella se refería, la iguana había sido una joven de hermosura<br />
sorprendente. Sobre todo sus manos, eran de una perfección nunca vista, y al<br />
par que hermosas, hábiles: nadie tejía encajes tan finos ni randas tan<br />
complicadas como aquella mano maravillosa.<br />
Ah!, tenia, al lado de tan perfección, el más horrible de los defectos: era en<br />
extremo vanidosa. Enorgulleciese no solo de su persona, sino también de sus<br />
joyas y trajes, que ostentaba en profesión y variedad asombrosas. Esa<br />
vanidad la hacía dura, inflexible agria. Nada había en la naturaleza salvaje que<br />
sobrepasaba a su maldad: ni los hachones que se erguían en las laderas,<br />
erizados de púas, porque en cada primavera se llevaban de blancas corolas<br />
perfumadas, ni la más bravía de las crestas serranas porque en ellas crecían a<br />
veces los hechos y anidaban las águilas.<br />
A todos los jóvenes que pretendieron su mano, que fueron muchos,<br />
muchísimos, les humillo de la manera más vergonzosa, añadiendo que solo<br />
18
se casara con un hombre, que a más de muchas otras cualidades, fuera tan<br />
hermoso como ella. Un día, llego de lejos, atraído por la fama de la moza, un<br />
príncipe inmensamente rico, joven, virtuoso, pero feo .A la niña, le pareció<br />
indigno de conquistar la gloria de su corazón. Tanto se enamoro el galán de<br />
aquella estatua viviente, que habiendo agotado todos los medios de<br />
enternecerla, pidió ayuda a la madre de la joven. La pobre mujer, conociendo<br />
lo soberanía y caprichosa que era su hija, temblaba ante la sola idea del<br />
castigo del cielo. Pensó en consultarle el caso de confesor, un viejo y santo<br />
misionero, y pedirle a su vez tocara con su palabra de fe y humildad a aquella<br />
alma ofuscada, y lo hizo.<br />
Por primera vez en su vida, notó con tristeza el sabio sacerdote que sus<br />
pensamientos caían como semilla estériles. Aconsejo a la niña, le rogo, le<br />
previno contándole mil casos en que nuestro señor había castigado a los que<br />
no sabían llevar con sencillez y condura, los dones con que él les había<br />
favorecido. Le hizo notar lo poco que representaba la fealdad del mozo ante<br />
tanta belleza de alma y lo ridículo de sus pretensiones, pero fue todo inútil.<br />
-Mira que puedes convertirme en un animal feo de todos los de la Creación!-<br />
dijo el misionero sentenciosamente.<br />
- mejor, mejor- contesto la soberanía,- lo prefiero en más horrible de los<br />
animales ante que faltar a la más justa de las ambiciones. Y dios castigo a la<br />
hermosa en su vanidad......<br />
Aquella noche no podía dormir: algo desconocido, siniestro, la envolvía, la<br />
ahogaba… La habitación estaba desolada y fría como la más profunda de las<br />
cavernas… Un silencio de muerte invadido sus oídos y una sombra negra que<br />
la noche, cayó sobre sus ojos con pesantez de lapida…Paralizada de terror,<br />
sentía su propia transformación: sus miembros se contradecían fuertemente, la<br />
cabeza se alagaba hacia adelante, el cuerpo vibraba en ondulaciones de<br />
culebra, la piel se endurecía y arrugaba en esperanza de guijarro.<br />
Sus anillos y brazaletes más valiosos y queridos, largo y carnoso rabo, que al<br />
unirse, aumentaron la torpe fealdad del animal en que se convertía .solo las<br />
manos, lo único bueno y útil que hubo en ella y cuyo merito no se envanecía,<br />
conservando su belleza, en aquel inmundo cuerpo reptil. Tuvo un momento de<br />
alivio y ansiosa se palpo la cabeza, los miembros, el busto… La certeza del<br />
castigo divino la enmudeció, y temblorosa, jadeante, enloquecida de dolor y de<br />
19
vergüenza, huyo en la lobreguez de la noche, hacia la soledad de las<br />
cavernas…<br />
Helena<br />
20
EL ZORZAL, EL CHINGOLO Y EL PENACHO COLORADO<br />
E<br />
stos dichos sucedieron, según cuentan los antiguos, en la época en<br />
que los pájaros hablaban como los cristianos.<br />
El bosque estaba de fiesta; luciérnagas y tucos iluminaban la<br />
oscuridad de la noche, embriagada por el perfume dulzón de los amorosos<br />
silvestres.<br />
Chicharras, sapos y grillos, entretenían con su música disonante a la juventud<br />
alada.<br />
Los mayores: Don zorzal y su señora, la calandria, el doctor benteveo y el<br />
famoso tenor Ruiseñor, cambian impresiones sobre la vida moderna<br />
Sobre lo difícil que resultaba controlar a la juventud.<br />
Esa noche se festejaba el cumpleaños –casi cien del Venerable licenciado don<br />
búho.<br />
Terminada la cena, Don zorzal pidió la palabra para ofrecerle una canción al<br />
homenajeando.<br />
La dulce melodía se mezclo con el susurro del riacho que se desplazaba<br />
perezoso por la cercanía. Contagiados por tanta belleza, se le unieron al canto,<br />
don Ruiseñor y don Jilguero.<br />
Tonos y contra tonos, agudos y bajos se conjugaban en la embriaguez de la<br />
melodía.<br />
De pronto estallo la primavera protesta:<br />
-¡Eso es canto para viejos!-Grito la Pititorra.<br />
-¡Aburrido a muerte! -Agrego Chingolo y sus amigos.<br />
-¡Música para la juventud!-vociferaba otro grupo, al tiempo que ensoberbecidos<br />
por las aclamaciones, chicharras, grillos y sapos volvían a ejecutar música<br />
juvenil.<br />
Los mayores disintieron, protestaron; mas los jóvenes, sin hacerles caso<br />
bailaban desenfrenadamente, cantaban a viva voz, batían palmas.<br />
Señora lechuza chisteaba irritada, sin lograr hacerse oír, don Búho cerró los<br />
ojos cansados, pensando en los viejos tiempos, aquellos en que las fiestas<br />
eran sana alegría, cordialidad y respeto mutuos. De pronto se armo unas<br />
grescas descomunales; jóvenes contra mayores…<br />
21
¡gritos!, ¡insultos!, ¡burlas!...<br />
Sin que nadie lograra explicárselo, Chingolo, Pendenciero y mal educado como<br />
ninguno, agredió de palabra y a picotazos a don Zorzal. Este perdió la<br />
paciencia y saco debajo de su poncho, un pequeño cuchillo y se lanzo contra el<br />
agresor.<br />
Una avecilla desconocida que estaba espiando la fiesta, queriendo evitar lo<br />
peor, se interpuso entre ambos.<br />
La puñalada se hundió levemente sobre su pecho que quedo cubierto de<br />
sangre.<br />
Desde entonces sus plumas, en el lugar de la herida, quedaron teñidas de rojo.<br />
De allí el nombre con que se lo conoce: Pecho colorado.<br />
Semejante alboroto atrajo al Comisario que se presento a poner orden y calmar<br />
a los ánimos.<br />
Entre tanto Pititorra de comedia, le decía al herido<br />
-Anda demándalo,<br />
Y si te preguntan si fue un cuchillo,<br />
Decirle que sí, Señor,<br />
Con cuchillo fue.<br />
Y Pecho Colorado declaro:<br />
-Con el cuchillo me pego,<br />
Con el cuchillo me pego, señor.<br />
También salió de testigo el doctor Benteveo, diciendo:<br />
-¡yo lo vi!... ¡yo lo vi!... ¡yo lo vi!<br />
Finalmente a don Zorzal le llevaron preso y a Chingolo también, por camorreo.<br />
Este, intento escapar varias veces, y termino engrillado. Y así permaneció por<br />
muchos años tras las rejas ya que insistía en su mal comportamiento.<br />
Cuando fue dejado en libertad, la habían quedado juntitas las patas y es por<br />
eso que solo puede andar a los saltitos.<br />
Don Zorzal, arrepentido, pasaba horas y horas tras las rejas, lanzando sus<br />
trinos al cielo lejano.<br />
22
Desde entonces su canto tiene un dejo de melancolía.<br />
El canto del Benteveo, en monótona cantinela, repite nostálgiosos:<br />
-¡yo lo vi!... ¡yo lo vi!... ¡yo lo vi!...<br />
Jorge y Juan Manuel<br />
23
EL VIENTO ZONDA<br />
C<br />
uentan los viejos que había un originario Huarpe que era el más fuerte<br />
y ágil de su tribu, que trepaba fácilmente los cerros con sus piernas<br />
musculosas y cazaba sus presas saltando como el puma y disparando<br />
sus fechas con asombrosa puntería sin errar jamás. los dioses le habían<br />
proporcionado un gran físico, y todo esto hacia que, tal era su nombre, fuera<br />
muy admirado y seguido por todos. solo para distraerse, Gilanco, trepaba las<br />
montañas de la cordillera hasta sus cumbres más altas, y en su camino<br />
arrasaba con cuanto animal cruzaba, aun sus críasmataba, cosaque los demás<br />
Hermanos huarpes respetaban. corría como el viento vestirse, pues cazaba por<br />
pura diversión. Destruyendo todo. Lo que enojaba a Yastay, máxima divinidad,<br />
era que Gilanco no mataba ni para comer ni para<br />
Un día se tendió a dormir la siesta debajo de un algarrobo, no sin antes haber<br />
exterminado a una familia de guanacos, y fue entonces cuando escucho unos<br />
suaves pasos con su fino oído de cazador.<br />
¿Quién interrumpe mi siesta? -grito muy irritado.<br />
No hubo respuesta.<br />
Luego escucho un ruido brusco y seco. - ¡yastay!...-murmuro mientras<br />
reconocía al dios de los signos de natura. El soberbio, el cruelque mataba sin<br />
piedad, por placer, temblaba como una hoja al viento. Frente a él estaba<br />
Yastay, mostrando su rostro de Dios mirándolo duramente. Gilanco estaba<br />
lleno de miedo, sentimiento desconocido hasta ese momento, y que lo tenía<br />
paralizado. Sabía que Yastay era implacable cuandocastigaba.Yastay dijo-<br />
Gilanco escucha atentamente porque solo esta vez hablare. Pachamama no<br />
aprueba lo que haces, está muy dolida y enojada. Utiliza tu habilidad para el<br />
bien y no para asesinar mis criaturas o recibirás un gran castigo- Yastay había<br />
hablado, acto seguido desapareció como un remolino.<br />
Gilanco se asustó, pero no por mucho tiempo, pues pronto volvió na hacer de<br />
las suyas y con más crueldad. No había transcurrido mucho tiempo cuando<br />
Pachamama se leapareció esta vez. Gilanco acababa de disparar una flecha<br />
24
que quedó suspendida en el aire y una voz trono en toda la montaña. -<br />
¿Dóndeestás? - gritaba desesperado mientras buscaba acá y allá la voz que lo<br />
hacía temblar. Pero no podía verla porque nubarrones de polvo arenoso se<br />
habían levantado como desde las entrañas de la tierra. Y Pachamama dijo: -<br />
Gilanco has tenido tu oportunidad que has desaprovechado siendo muy<br />
despiadado y cruel. Aquellos que hagan lo que tu recibirán elmismo castigo. Y<br />
el polvo empezó a levantarse de los suelos mientras las criaturas y los<br />
habitantes buscaban refugio invadidos de terror. De pronto se formó un<br />
remolino que atrapo a Gilanco y comenzó a elevarlo hacia los cielos. Luego el<br />
viento caliente comenzó a alejarse atravesando las distancias y llevando su<br />
mensaje: No se debe ir contra la Pachamama, aquellos que lo hagan<br />
terminaran envueltos en un remolino originado por su propia maldad y se<br />
levantara un viento que arrastrara con todo lo que haya sobre la tierra.<br />
Lorenzo<br />
25
LA LEYENDA DEL PÀJARO AZUL<br />
H<br />
ay una hermosa leyenda que nace de los Huarpes que habitaban en<br />
la Provincia de SAN LUIS Argentina esta comunidad vivía al amparo<br />
de un viejo cacique cuya hija era muy bella, su largo cabello negro<br />
azabache y sus ojos azules eran la luz de los ojos del padre porque además<br />
de hermosa era muy buena hija, especialmente dedicada a cuidar a su padre<br />
En la llamaba LUNA BLANCA por la blancura de su piel, y ella parecía tener<br />
otro don natural para el canto con el cual serenaba, dando alegría y buenos<br />
ánimos a su familia y amigos quienes la escuchaban cantar mientras hacia sus<br />
labores junto a todos los demás, como todos los días.<br />
Así transcurrieron en paz y armonía los años en esta tribu que solían hacer un<br />
fogón alrededor del cual cantaban y danzaban en honor a sus dioses, pero no<br />
sabían que en la sombra asechaban enemigos, envidiosos de su alegría y de la<br />
fertilidad de sus tierras.<br />
Estos esperaron la noche y un descuido para raptar a la princesa y hacerla<br />
cautiva, encerrándola en una ruta del monte más alto. Su padre desconsolado<br />
cuando supo de su ausencia, salió junto con otros hombres, pero al paso de los<br />
días no encontraron ni el rastro. Mientras tanto LUNA BLANCA, sin agua ni<br />
comida, fue perdiendo sus fuerzas y se encomendó a su dios para pedirle que<br />
termine con el suplicio de morir lejos de lo que amaba, entonces su hermoso<br />
cuerpo se transformo y ya más pequeño pudo escapar por una rendija de su<br />
prisión.<br />
Desde lo alto encontró el camino de regreso hacia su tierra, allí encontró a su<br />
padre, triste con la mirada perdida y el corazón roto, pero ella se poso en su<br />
hombro y canto. El al principio no entendió como ese canto le resultaba tan<br />
conocido y después supo que Hunc Huar le había traído de vuelta a su hija,<br />
convertida en un ave que libre de cualquier prisión, volaría cada tarde para<br />
acompañarlo con su canto.<br />
Así fue que el viejo Cacique esperaba ansioso las horas del amanecer para<br />
reencontrarse con su amada hija.<br />
En cuanto a la otra tribu, se dice que una epidemia termino con todos y cada<br />
uno de ellos.<br />
Matìas<br />
26
LAS TRES LUCES PROTECTORAS<br />
(VERSION LIBRE)<br />
L a primera luz del amanecer, encontró a las tres niñas, cuidando las cabras en<br />
el alto valle.<br />
Los animales pastaban mansamente. Las tres muchachitas desgranaban<br />
sueños bajo la sombra generosa de un algarrobo cuajado de vainas doradas.<br />
Eran hermanas. Vivian en una casita del valle. La gente del pueblo, protegía<br />
su orfandad.<br />
María Magdalena, la mayor, era una adolescente díscola y consentida por su<br />
belleza. Su sueño era conocer un joven rico que la llevara lejos de la pobreza y<br />
la rutina.<br />
¿ Y qué soñaba María de los Dolores?. ¡Quién pudiera saberlo! Callada, sus<br />
ojos se perdían a menudo en la inmensa comba del cielo, buscando respuestas<br />
a sus inquietudes de alejarse del mundo, para entregarse a la contemplación<br />
de Dios.<br />
¿Y María Salomé?.<br />
María Salomé reía y cantaba; cantaba y reía todo el tiempo. Su cuerpecito<br />
menudo, endeble, se deslizaba brincando como los cabritos entre el pastizal.<br />
Su voz melodiosa se elevaba, se expandía por el valle, se estrellaba contra las<br />
montañas, que la devolvía en cientos de voces repetidas.<br />
¿Qué cantaba María Salomé?<br />
Las palabras de la cancioncilla, inventada por la pequeña, eran quizá su sueño.<br />
Quisiera ser una estrella<br />
Brillando en el cielo azul,<br />
Para alumbrar el camino,<br />
El camino de Jesús.<br />
Aún siendo tan diferentes, las tres hermanas se comprendían y amaban<br />
entrañablemente. Se ayudaban se protegían.<br />
La mañana se presentó desapacible, ventosa.<br />
María Salomé amaneció enferma, calló su malestar y como todos los días<br />
partieron al alto valle.<br />
El día no escuchó sus risas, el eco no devolvió su canto. El silencio se cortaba<br />
sólo por el balido triste de alguna cabrilla.<br />
Sumida en un profundo sopor, la pequeña quedó dormida.<br />
27
Preocupadas, las niñas contemplaban, sin saber qué hacer, a la enferma.<br />
El sonido cantarín de una campanilla las sobresaltó.<br />
Por el sendero que bajaba de la montaña avanzaba un peregrino.<br />
No lo habían visto antes: alto, enjuto, un sayal color terroso cubría su cuerpo.<br />
Se acercó a la hermanas y les pidió de comer.<br />
-Es muy poco lo que tenemos, señor, ¿Corre María de los Dolores, ordeña la<br />
cabrilla negra! Parece tener usted mucho hambre, buen hombre. ¿Nos alegra<br />
tanto tener con quien compartir lo que tenemos!<br />
-¡Sois niñas de muy buen corazón! ¿Qué tiene la pequeña estrella que no<br />
comparte el alimento?<br />
“¿Por qué la llamaba así? –no se animaron a preguntar”.<br />
-Está enferma. ¿No podría usted?.....<br />
-No pequeñas, no; yo debo seguir mi camino que es muy largo, pero he<br />
escuchado de su canto inocente. ¡Siempre llega a mi corazón la inocencia de<br />
los niños! Estad tranquilas, es una predestinada.<br />
Agradecido, acarició sus cabezas y las bendijo, diciéndoles:<br />
-Seréis estrellas, estrellas del amor; y se aleo hacia el bajo.<br />
Las hermanitas contaron en el pueblo el extraño encuentro y las palabras, para<br />
ellas inexplicables, del Hombre del Sayal.<br />
Nadie había visto al peregrino.<br />
María Salomé no mejoraba. Ya no se escuchaban sus cantos, sus risas.<br />
No volvieron a escucharse más.<br />
María Magdalena y María de los Dolores no encontraban consuelo.<br />
Continuamente recordaba las palabras del viajero:<br />
“¿Qué le pasa a la pequeña estrella? Es una predestinada. Serán estrellas,<br />
estrellas…”<br />
No corría ni la más leve brisa esa noche. Los ojos de las hermanas se perdían<br />
en el firmamento, brillando cual miles de candiles parpadeantes.<br />
-¡Mira Magdalena!, ¿mira allá, detrás del aromo! ¡Esa estrella no estaba allí!<br />
¿No será ella?; El dijo……<br />
Se abrazaron fuertemente.<br />
María de los Dolores abandonó el pueblo. Tras los muros del convento<br />
encontró el desino soñado.<br />
28
Poco tiempo después su hermana también sintió, por divina inspiración el<br />
llamado de Dios.<br />
La madrugada las encontraba en el patio del convento, contemplando, en el<br />
cielo, ya desteñido, la “estrella” solitaria y trataba de descubrir, en los ocultos<br />
rumores de la hora, la cancioncilla de María Salomé:<br />
Quisiera ser una estrella<br />
Brillando en el cielo azul,<br />
Para alumbrar el camino,<br />
El camino de Jesús.<br />
Pasaron los años. Las almas de Dolores y Magdalena, plenas de Amor,<br />
subieron al cielo.<br />
Desde esa misma noche, dos nuevas estrellas acompañan a aquella, ¿tan<br />
solitaria!, que apareciera con la muerte de la pequeña.<br />
-¡Son ellas!, ¡Las tres Marías! –aseguran orgullosos los habitantes del pueblito<br />
que las vio crecer y conocen la historia del Peregrino misterioso y su profecía<br />
de “entregar el don de sus amores”, en agradecido éxtasis, para mayor Gloria<br />
del Cielo.<br />
FIN<br />
Melina<br />
29
EL QUIRQUINCHO<br />
Q<br />
ue el quiriquincho estaba tejiendo un poncho y supo que había un<br />
Baile.<br />
Y ya tenía un pedazo del poncho bien tejido cuando supo que ya<br />
faltaban pocos días para el baile, que entonces el para ir con el poncho nuevo,<br />
comenzó a tejer apurado.<br />
Que le comenzó a poner los hilos ralos, ralos.<br />
Cuando ya le iba faltando poco, se enteró que había pasado el baile y volvió a<br />
empezarlo de nuevo bien a tejer otra vez apretadito.<br />
Asi cuando termino de tejerlo, el poncho estaba bien tejido en la orilla.<br />
Y en el medio estaba regular no más.<br />
Asi cuando dios lo castigo lo hizo animal, el poncho le quedo duro, echo<br />
concha por eso<br />
Por eso queda desigual el poncho que lleva el quiriquincho, bien tejido en las<br />
orillas y asi no más en el medio, un poco ralón .<br />
Milena<br />
30
CAÑAVERAL Y LA CAÑA ENCANTADA<br />
L<br />
a higuera, la víbora y el cañaveral.<br />
Tusuncho, Calancho y Bagual, eran tres indiecitos huarpes. Vivían en la<br />
tribu enclavada en el valle de Carolina.<br />
Estaban bajo la protección del Hechicero de la tribu y su mujer. Sus padres<br />
habían muerto, siendo ellos muy pequeños, a causa de la mordedura de una<br />
víbora.<br />
Contaban los más ancianos, que la víbora era una hechicera arrojada de la<br />
tribu, hacía muchos años, por su maldad.<br />
Despechada, se había convertido en víbora. Era blanca con una mancha negra<br />
en la cabeza. nadie vivía tras su picadura!<br />
¡hasta los guerreros más valientes de la tribu le tenían miedo!.<br />
Transcurrían los años y ella seguía cobrando vidas.<br />
Los tres hermanos se habían criado en el conocimiento de los poderes<br />
curativos y fatales de ciertas plantas, de algunos insectos y profundas raíces.<br />
Sabían cómo preparar brebajes que quitaban los chuchos, emplastos para<br />
bajar calenturas y hasta mezclas mortales para la punta de sus flechas.<br />
A pesar de tanto conocimiento, no habían encontrado el conjuro que matara a<br />
la mortal enemiga.<br />
¡Esos fracasos torturaban la mente de Tusuncho, el mayor, tenía que encontrar<br />
el brebaje capaz de destruir a la enemiga! tenía que vengar a sus padres y<br />
salvar a sus hermanos de tribu!<br />
-¡iremos a los cerros más altos! dijo un día a sus hermanos- Alla·<br />
encontraremos lo que buscamos!.<br />
Caminaron varias jornadas de luz y sombra. Llegaron al lugar elegido por<br />
Tusuncho, apenas despuntando el día.<br />
-Aquí nos separamos -habló el mayor-, cada uno buscar· las plantas más<br />
extrañas, las raíces más profundas, tomar· pequeños insectos o cualquier otro<br />
animal que vuele, corra o se arrastre y que nos sea desconocido.<br />
-Yo iré hacia donde se esconde el sol; Calancho, tu iras hasta donde la<br />
montaña se precipite al vacío. Y tú, Bagual, debes caminar, descendiendo,<br />
hasta encontrar el Río Grande.<br />
31
-Cuando el Dios de la luz se vuelque detrás de aquel cerro, volveremos a<br />
encontrarnos -ordenó, con autoridad.<br />
Los dos mayores se alejaron con pasos largos y mirada atenta.<br />
Bagual, el menor, caminaba lentamente: observaba con embeleso las flores<br />
que colgaban como goterones, desde un espinillo, los piquillines cuajados de<br />
frutos rojos.<br />
Bagual era un soñador, ¡un artista!<br />
A poco de andar se atravesó en su camino un extraño escarabajo color azulino;<br />
lo levantó con cuidado. nunca había visto nada igual!<br />
¿Qué hacer con esto tan hermoso?; el cascarón quizá· sirva para adornar un<br />
collar.<br />
Lo guardó con cuidado en la bolsa que pendía de su hombro.<br />
Más adelante fue una hermosa flor color fuego, abrazada al tronco de un ·árbol;<br />
la separó con cuidado, desgajó uno a uno sus pétalos. “Tal vez pueda<br />
conseguir este color para la vincha que le estoy tejiendo a Aimù” -seguía<br />
pensando Bagual, refiriéndose a la pequeña hija del Hechicero.<br />
Se tumbó junto al río, se deleitó con la frescura del agua.<br />
¡Había tantas cosas para distraer a Bagual!; se acordaría de la Misión que su<br />
hermano le había encomendado?<br />
Muy cerca, un cañaveral se mecía al compás de la brisa. Se acercó y cortó un<br />
trozo de caña.<br />
Ayudado por una gruesa espina, comenzó a trazar, sobre la superficie,<br />
delicadas incisiones formando dibujos.<br />
De pronto la presión fue demasiado fuerte y atravesó la madera. No se<br />
desanimó, pulió el orificio y lo repitió en forma simétrica. Sopló para limpiar su<br />
interior.<br />
Surgió un sonido agudo de esta.<br />
Algún hechizo se había apoderado de ella!Esperó un rato,… y nada sucedió.<br />
“Quizá· un buen hechizo”, -pensó el indiecito”, y volvió a soplar con suavidad,<br />
con temor. El silbido fue más dulce.<br />
Con instinto ancestral comenzó a mover hábilmente sus dedos sobre la<br />
superficie trabajada. La músicasurgió dulce, armoniosa, se elevó formando una<br />
filigrana junto a la brisa que soplaba apenas.<br />
32
Bagual no entendía¡cómo entender el prodigio de que su soplido se<br />
transformara en aquello tan hermoso!<br />
En Éxtasiscontinuó con su soplar y soplar.<br />
Ignorante de todo lo que sucedía a su alrededor, no vio al fatídico animal que lo<br />
había seguido desde que se separó de sus hermanos. (El, era la<br />
próximavíctima).<br />
Atraída irresistiblemente por la melodía, quiso apurar la venganza. ya era el<br />
momento!<br />
Se arrastraba lentamente. Pero, qué le sucedía?... Sus movimientos se hacían<br />
cada vez másdifícilescada vez más!...,ya no podía seguir!<br />
La ira se apoderó de la hechicera, abrió sus alas (en aquellos tiempos las<br />
víboras las tenían) y se refugió entre el follaje de una higuera en flor. “Cantaré<br />
como un zorzalse dijo- y en cuanto Bagual levante la cabeza buscándome, le<br />
clavaré los colmillos en el cuello.<br />
El canto de la serpiente se confundió con la melodía que seguía surgiendo sin<br />
pausa de la caña.<br />
¡Instantáneamente el animal quedó paralizado y se precipitó al suelo! Aterrado,<br />
Bagual observaba, inmóvil, cómo la víbora blanca se iba transformando en una<br />
mujerLa hechicera!, que yacía sin vida a sus pies.<br />
Cuando logró recuperar el movimiento, echó a correr.<br />
¿haciadónde? Había olvidado el rumbo, desconocía la forma de volver.<br />
Con desesperaciónveíacómo las sombras ocupaban el lugar en la planicie.<br />
Bagual recordó de pronto la caña. debía tener encantamiento! Su sonido había<br />
matado a la hechicera.<br />
Entre sollozos comenzó a soplar. Los dedos se movían nerviosos sobre la<br />
superficie de madera. El sonido surgió lastimero, entrecortado.<br />
Tu…sun…..chooo!, Calan….chooo!; modulaba misteriosamente el rústico<br />
instrumento.<br />
En el otro extremo del cerro, los hermanos esperaban con gran preocupación al<br />
hermano menor.<br />
De pronto, traído por el vientecillo del anochecer llegó hasta los oídos de<br />
Tusuncho y Calancho, la extrañamelodía. dedónde llegaba?. era tan extraña!;<br />
Y sus nombres en ese llamado lastimero?... tenía que ser Bagual!<br />
Corrieron al encuentro del mágico sonido. No tardaron en encontrarlo.<br />
33
Abrazos, explicaciones en un primer momento, incoherentes.<br />
-Y es una caña mágica….¡La hechicera ya no está·! Lamató esta caña! debe<br />
tener el conjuro que buscábamos!.<br />
Cuentan que Dios castigo a la víbora, privándola por siempre de sus alas; sólo<br />
puede arrastrarse y se esconde entre piedras y matorrales avergonzada de sus<br />
culpas.<br />
Tambiéncastigó a la higuera que albergó entre su follaje a la víbora, privándola<br />
de sus flores. En cambio bendijo a las cañas, cuyos silbidos pueblan el aire,<br />
cuando corre la brisa, en vegetal alabanza al Creador, y gratifica al hombre y lo<br />
beneficia.<br />
Tusuncho fue con el tiempo, un gran guerrero; Calancho llegó a ser diestro<br />
cazador y Bagual se convirtió en el músico mayor de la tribu. Bagual se daba<br />
tiempo, también, para preparar colores con los que tenía sus tejidos,<br />
hastaconsiguió lograr aquel azulino y rojo fuego, con que soñaba desde la<br />
inolvidable aventura!<br />
¡Qué bella se veíaAimù˙, la princesita, con su camisa entretejida con los<br />
colores deseados por el indiecito, en la ceremonia con que se festejó la muerte<br />
de la hechicera!<br />
Santiago<br />
34
EL CAKUY – EL AVE QUE LLORA<br />
E<br />
l cakuy es el nombre dado a un búho que por la noche en los montes y<br />
quebrachales de nuestro país; en quichua le dicen turay que quiere<br />
decir "hermano". El sol lo enceguece: él está ciegodurante el día, con<br />
los ojos fijos, pero llega la noche y grita ¡Cakuy ... Cakuy...!<br />
La tradición ha tejido diversas leyendas sobre el origen de su triste canto. Una<br />
de ellas dice que allá, en el tiempo de los soles<br />
largos, entre unas serranías, vivían dos hermanos. El varón se internaba todos<br />
los días en los bosques para buscar miel y juntar<br />
algarroba; mientras tanto la hermana cuidaba la choza, hacía la comida con<br />
frutas y pescado y fermentaba la chicha. Una tarde volvió el hermano cansado<br />
de recorrer el monte sin encontrar miel y la hermana en venganza le ocultó la<br />
comida. Él, ofendido, pero disimulando el enojo y decidido a darle una lección,<br />
le dijo:<br />
-Hay un árbol que tiene en la copa una gran lechiguana (panal de miel<br />
silvestre), pero como es muy alto y delgado no puedo bajarla, tú que eres más<br />
liviana podrías subir...<br />
Contenta, lo siguió y ambos treparon a un algarrobo; cuando estuvieron arriba,<br />
él descendió, quebrando las ramas donde su hermana podía apoyarse<br />
para bajar. Cuando ella quiso descender y vio que no podía apoyar los pies,<br />
comenzó a llamarlo<br />
-Cakuy... Cakuy...<br />
35
Pero el hermano no volvió. Y allí la sorprendió un sueño frío. Todo su cuerpo se<br />
fue transformando en un pájaro. Los brazos se tornaron alas, su voz en un<br />
llamado de desesperanza, y sus ojos abiertos a las tinieblas miraban la<br />
oscuridad del monte buscando a Cakuy. Desde entonces anda por los campos<br />
buscando y llamando al hermano con su grito de angustia: i Cakuy ... Cakuy...!<br />
Victoria Ast<br />
36
EL TERO Y LA VIZCACHA<br />
U<br />
n día quien luego sería el tero debido ausentarse por motivos<br />
comerciales y quien fuera convertido en vizcacha aprovecho para<br />
robarle: vendió todo cuando pudo y escondió debajo de la tierra lo<br />
que queda el tero se afligió muchísimo por la acción ruin de su amigo ( luego<br />
vizcacha ) a quien busco sin hallarlo llego a desperezarse por la pérdida de sus<br />
bienes que eran su tesoro, ya que había dedicado su vida a reunir riquezas en<br />
oro , y a partir de la mala acción de ex amigo ,ya nada tenía sentido . Fue<br />
entonces cuando ambos amigos fueron observados por dios por haber<br />
valorado más la codicia y la ambición. Cada uno recibió diversos castigos.<br />
Lavizcacha, comoladrón,fue condenada a vivir a oscuras y en madriguera,<br />
siempre en permanente zozobra de ser descubierta. En cuanto a su amigo el<br />
tero, obligada a buscar durante el resto de su vida al amigo que lo traiciono.<br />
Vladimir<br />
37
LAS AVENTURAS DE LLUPI<br />
L<br />
lupi abandono la sacristía y se deslizo hasta el bosquecillo cercano a la<br />
Misión.<br />
¡Golpeaba como un tambor el pecho del indio!.<br />
Se tumbó bajo un tala y sacó de entre su camisa la botella con líquido Mágico<br />
_ese que preparaba el padrecito con fruta del parral que daba sombra junto a<br />
su casa _ Apuro el contenido hasta la última gota.<br />
De inmediato se sintió arrepentido.<br />
El padrecito Juan les habido prohibido la entrada al cuartito en donde en<br />
donde guardaba “eso”, que tomaba todas las mañanas en misa.<br />
“¡Tenia mucho poder el padrecito Juan , tanto como los hechiceros de su<br />
tribu!. Les contaba que con unas palabras que el sólo podía decir, eso se<br />
volvía la mismita sangre del dios que mandaba al sol y a la luna a las lluvias y<br />
a las cosechas. ¡Hasta los animales ¡. ¡y lo estaba castigando nomás!. El suelo<br />
se movía como si fuera víbora…¡Los árboles se le venían encima<br />
pero…tenia tantas ganas de reírse de bailar!. Ya no tenia miedo…No era malo<br />
el padre Juan!.¡El castigo no era fiero!<br />
Se quedó dormido.<br />
El sol le picaba en la cara cuando Llupi despertó de la borrachera.<br />
Recordó el robo. ¿Cómo volver a la misión? Ya se habría dado cuenta el<br />
padrecito .¡No , no podía volver podía volver!.<br />
Varios días deambuló por el campo, se alimentó con frutos silvestre, masticó<br />
raíces.<br />
“¿Cómo conseguir más agua hechizada ¡De la sacristía ni pensarlo!”<br />
Un anochecer, Llupi recordó que en el boliche del pueblo, vendían un líquido<br />
casi igual al padrecito Juan ¡Capaz que fuera bueno también!.<br />
“¿Cómo conseguir la plata?. ¡Había que juntar mucha!.<br />
Espero que las sombras cubrieran la Misión. Se acercósigilosamente,<br />
Despertó a dos de los indios con lo que solía cazar.<br />
Les conto del robo, lo bueno era el “agua encantada”, que el diosito del padre<br />
Juan no era malo.<br />
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_¡Todavía está enojado ,Llupi! “¡y sabe que sos vos!”<br />
¡pero lo que contaba Llupi era tan lindo!<br />
Llegaron villorrio y pidieron trabajo. Durante una semana hicieron las todas las<br />
tareas más pesadas en la mina del lugar<br />
Mal comidos ,agotados, recibieron la paga . ¡Un porrón con el liquido casi<br />
igualito al de la sacristía¡<br />
Tumbados bajo una enramada, dieron cuenta de la bebida en poco tiempo<br />
El efecto no se hizo esperar: rieron, bailaron, batieron palmas …Los instintos<br />
ancestrales afloraron<br />
Con fuerza : sonidos guturales surgían de sus gargantas encendidas por el<br />
alcohol<br />
Desnudos, rememoraron danzas rituales.<br />
La alegría se torno de pronto en furia descontrolada…El mas joven cayo<br />
Al suelo, con el cuello atravesado por una astilla.<br />
Aterrados , con la mente obnubilada, los otros corrieron campo afuera<br />
Llegaron hasta el pie de las serranías ; se tiraron bajo la sombra de una<br />
higuera<br />
Durmieron profundamente hasta que el frio de la noche despertó a Llupi y<br />
A su compañero<br />
¿Qué habían hecho?, ¿Qué había que hacer?.”<br />
Recordaron al padre Juan , la tranquilidad de la Misión, sus palabras:<br />
“¡Dios perdona!,¡Dios perdona!” .<br />
Arrodillados, llorando como criaturas, elevaron al cielo las sencillas oraciones<br />
aprendidas. Juraron por el buen Dios y por la higuera que les había dado sus<br />
frutos y los había cobijado con su sombra, que jamás volverían a probar la<br />
bebida hechizada.<br />
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Cuentan los memoriosos que Dios escucho sus promesas y dijo:<br />
El vino que se hace con fruto de la parra, lo hizo pecar, pero es buen fruto.<br />
Dejemos así .La higuera los cobijo con su sombra y bajo ella se despertaron<br />
sus buenos sentimiento. Bendigámosla.<br />
Desde entonces, ese árbol da dos, ese árbol da dos frutos al año.<br />
Llupi se desempeñó como capellán hasta que Dios, se lo llevo a su lado.<br />
MARTINA<br />
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Proyecto a cargo de las docentes del<br />
Instituto Santa Catalina:<br />
María Valeria Casado de Rodríguez,<br />
Maestra de 4to. Grado<br />
María Gabriela Wechsler,<br />
Profesora de computación.<br />
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