MÉRIDA, YUCATÁN. AÑO I. JUEVES 03 DE NOVIEMBRE 2016 EL DEBATE POR EDUARDO SORIA twiter @eduardo_sorial Era bola cantada, con la solicitud de licencia de Javier Duarte y la consecuente pérdida del fuero, la autoridad estaba en libertad de actuar en su contra y debió hacerlo rápido, el dicho del ahora gobernador con licencia, de que se mantendría en Veracruz para responder a las “calumnias” en su contra,era irrisorio, todo Veracruz, todo México, sabíamos que iba a huir como otros ex gobernadores y que tal vez, solo tal vez, algún día después de “intensas acciones de búsqueda” lo presentarían ante la justicia. Me parece increíble que ninguna autoridad haya siquiera sospechado de la fuga de Duarte, en serio ¿no pensaron en ponerlo bajo vigilancia? Dados los recursos económicos y contactos de Duarte su fuga era predecible o acaso ¿estaba pactada? ¿Tuvo ayuda de algún funcionario de gobierno estatal o federal? ¿a quienes conviene que no aparezca? Y no crea usted que soy un agorero del desastre pero estas dudas surgen de manera natural y estoy seguro que no solo a mí, seguramente a miles de mexicanos se preguntan lo mismo sin recibir respuestas. Versiones de la fuga hay muchas, que si se fue a Canadá, que si viajo de Puebla a Yucatán, que está escondido en la ciudad de México, que si utilizo un helicóptero del gobierno del estado, en fin, cuestiones que quedaran solo para el anecdotario y que sirven de cortina de humo para lo verdaderamente importante, ¿dónde está Duarte y el dinero de los Veracruzanos? No debemos perder de vista que el no pudo hacerlo solo, existe toda una red de complicidades y presta nombres que también deben ser investigados para conocer hasta donde se extiende y a que niveles llega, perseguirlos y castigarlos, solo así, llegando a los peces gordos podremos creer que existe una verdadera voluntad política de terminar con la impunidad que tanto daño le ha hecho a México. Gran lentitud por parte de la justicia mexicana, cuya lista de pendientes crece cada día, el otro caso Guillermo Padres ex gobernador de Sonora quien también se encuentra prófugo y con orden de búsqueda en más de ciento noventa países, como en muchos otros casos tendrán que ser autoridades de otros países las que cumplan lo que en las nuestras no hacen. Lo invito a que no se pierda el programa DEBATE YUCATAN todos los lunes a las 21:00 por Comunique Channel canal 163 de cablemas-IZZI, en donde le recuerdo que la opinión más importante, la que cuenta… es la suya!! Hasta la próxima!! COLUMNISTAS COMUNIQUE CONFESIONES Por Guillermo Vázquez Handall Twitter@vazquezhandall La contrastante perspectiva de competencia mexicana De acuerdo con el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial, que corresponde al período 2016-2017, la valoración sobre nuestro país tiene resultados contrastantes. Escalamos seis posiciones para ocupar el lugar número cincuenta y uno entre las economías mejor evaluadas de entre las 138 naciones analizadas, en el ámbito regional, nos ubicamos como el tercer país más competitivo de América Latina, sólo por debajo de Panamá y Chile. La mejor posición que hemos tenido en esta medición en los últimos diez años. El índice analiza el panorama de capacidad global en áreas como la productividad y el desarrollo, donde destaca una evidente mejoría en ocho de los doce parámetros que se consideran. Se reconoce un importante aumento de la eficiencia comercial, tanto en lo interno como en el exterior, y el medio laboral se ha flexibilizado, optimizando su oferta de incentivos, además de que los mercados financieros han logrado mejorar su rentabilidad. A pesar del entorno negativo que muestra un declive de la apertura que amenaza el crecimiento, la nuestra sigue siendo una de las economías más competitivas de la región y está logrando importantes progresos. Sin embargo, el mismo reporte señala que México es la treceava nación más corrupta y la número uno si sólo se considera a los países que conforman la OCDE. Para determinar estos resultados se tomó en consideración, entre otros elementos, una Encuesta de Fraude y Corrupción que se realiza entre 15 mil líderes empresariales de 141 países con base en tres preguntas: ¿Qué tan común es el desvío de fondos públicos a empresas o grupos?, ¿Cómo calificas la ética de los políticos?, y ¿Qué tan común es el soborno de parte de las empresas? Según el Banco Mundial, a México la corrupción le cuesta el 9 por ciento de su Producto Interno Bruto, porcentaje que de acuerdo con el INEGI representa 347 mil millones de pesos al año. Mediante este sondeo se calcula que el 44% de las empresas con operaciones en México ha realizado pagos extraoficiales, es decir sobornos a funcionarios públicos. El estudio del Foro Económico Mundial considera adicionalmente otros factores que representan obstáculos para el buen desarrollo de los negocios como: la corrupción, el crimen y los robos, la ineficiencia gubernamental y la burocracia, la falta de innovación como la eficiencia laboral y finalmente la educación superior. Considerando estos parámetros, se observa un muy buen esfuerzo, bien recompensado en materia productiva, que INFORMA ha permitido un escenario favorable para el desarrollo de los negocios. Lamentablemente, la tendencia no va de la mano con el comportamiento oficial, porque independientemente de la implantación y cumplimiento de políticas públicas, bien diseñadas y ejecutadas, la corrupción sigue siendo un lastre demasiado pesado. Si bien es cierto que con estos datos, se podría establecer que la corrupción no ha frenado del todo la dinámica económica, el monto de los recursos que se estima se desvían de su objetivo, supone una pérdida extremadamente onerosa. Es fácil deducir que si estas cantidades se destinaran a la inversión pública, las condiciones del país no sólo serían mucho mejores, adicionalmente esto conllevaría un fuerte impulso de las actividades privadas. Desafortunadamente ese dinero termina literalmente en la bolsa de algunos servidores públicos, unos cuantos, que amasan exorbitantes fortunas, que no producen bienestar colectivo. Lo doloroso es que, a pesar de que existen condiciones positivas para enfrentar circunstancias negativas, como las que generan los factores externos que inciden en nuestra economía, la arraigada cultura de la corrupción que priva, se erige como un gigantesco obstáculo. Pensemos lo que podría provocar en positivo, que ese nueve por ciento del Producto Interno Bruto, los 347 mil millones de pesos que se pierden por motivo de la malversación, se dedicaran por ejemplo a la infraestructura para el desarrollo. Seguramente no habría necesidad de un mayor endeudamiento público, de hecho eso podría resolver fácilmente el pago de la deuda, sin omitir el efecto consecuente que eso tendría en las finanzas oficiales. Además implicaría la posibilidad de flexibilizar la política fiscal recaudatoria, que de suyo en la forma en que está planteada, se ha convertido en una limitación. Lo que es evidente es que a pesar de nuestra enorme y demostrada capacidad competitiva, la situación del país no necesariamente está en entredicho a causa de elementos que escapan a nuestro control. Ni siquiera es un debate respecto del sentido de las políticas públicas, de su administración, lo es de conciencia, en todo caso la discusión es de orden estrictamente moral. La crisis más allá del contexto global, tiene al menos una vía de solución, que depende de actitudes que sólo son atribuibles y demandables a la clase política, sin distingo de militancia partidista. Se trata sencillamente, de utilizar y aprovechar correcta y responsablemente, una riqueza que la producen muchos pero que está en poder de unos cuantos y que finalmente pertenece a todos.
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