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godzilla

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Godzilla<br />

Japón ha dotado al mundo de un sinnúmero de personajes que pueblan el<br />

imaginario colectivo; de ellos, el más icónico es Godzilla, el gigantesco monstruo<br />

("kaiju”) originalmente imaginado y dirigido por Ishiro Honda en 1954, menos de<br />

diez años después de las tragedias de Hiroshima y Nagasaki, que cobraron<br />

miles de vidas y dejaron sobrevivientes con devastadores efectos por la<br />

radiación de las bombas. El trauma de haber sido el único país atacado por<br />

bombas nucleares encontró un cauce de expresión en varias áreas de la cultura<br />

japonesa.<br />

El Godzilla de Honda, al representar con un horrible y desproporcionado<br />

monstruo el horror y la devastación de las bombas nucleares, casi<br />

instantáneamente se convirtió en un ícono que consecuentemente fue<br />

reproducido en distintos medios como la televisión, los cómics y varios remakes<br />

del filme original.<br />

El tino de Honda, alumno nada menos que de uno de los más grandes cineastas<br />

como Akira Kurosawa, fue proveer al monstruo de un temperamento que lo hizo<br />

no sólo inolvidable, sino más temido de lo que cualquier otro monstruo<br />

intercambiable podría resultar. Un ente memorable en una narrativa que en todo<br />

momento mantiene el suspenso y el horror ante la devastación, el remake que el<br />

británico Gareth Edwards tiene preparado para este 2014 rescata la visión de<br />

Ishiro Honda y lo hace, además, en una de las coyunturas más agitadas desde<br />

la Segunda Guerra Mundial, como es la actual, donde el desastre nuclear no<br />

sólo sigue presente, sino ahora acompañado por los efectos del calentamiento<br />

global que algunos científicos ya han calificado de irreversibles.<br />

Hombre vs Natura<br />

El plan de Edwards y su guionista, David Callaham, es que se vuelva a mirar a<br />

Godzilla en estrecha relación con el desastre que lo originó y que multiplica<br />

como en un efecto dominó; esto después de que los recientes remakes se han


centrado más en el aspecto visual del ente y de su devastación, que en los<br />

orígenes, prescindiendo de una historia de fondo que abarata la película. En<br />

Godzilla 2014, con Nueva York como locación (algunas escenas fueron filmadas<br />

en Japón, Vancouver y Hawaii), Edwards y Callaham aluden explícitamente a la<br />

secrecía del gobierno de Estados Unidos en relación con la existencia del<br />

monstruo.<br />

Edwards aprovecha las posibilidades de efectos digitales cada vez más<br />

avanzados en una seria competencia con el Pacific Rim (2013) de Guillermo del<br />

Toro, pero con una visualidad mucho menos oscura, que recuerda más a la<br />

narración clásica de Steven Spielberg en Tiburón: el espectador es introducido<br />

en un ambiente familiar, cotidiano y de aparente tranquilidad, pero tiene siempre<br />

la sensación de que algo ominoso está por ocurrir. El suspenso sostenido se<br />

quiebra con la aparición de Godzilla, acompañado ahora por otros malignos<br />

kaijus (los horrendos Mutos de múltiples extremidades, diseñados durante cerca<br />

de un año) en impresionantes batallas del hombre contra la naturaleza.<br />

El caos de Godzilla y compañeros es representado como el peor terremoto,<br />

huracán y estallido atómico combinados, en una ciudad ya bien fetichizada como<br />

el pico de la modernidad, cuya destrucción remite inmediatamente a eventos<br />

reales. La ventaja aquí es que los rascacielos neoyorkinos dan cuenta de la<br />

proporción de las bestias que se asoman del océano, unas vistas no tan<br />

alejadas del Tokio de los 50 y que acentúan la magnitud del cataclismo.<br />

El responsible de los efectos visuales, Jim Rygiel (El señor de los anillos, Star<br />

Trek: insurrección, etc.) basó el diseño de Godzilla en el movimiento y el<br />

comportamiento del oso pardo, el dragón de Komodo y hasta en algunas<br />

características faciales del perro y el águila. A Godzilla se le ha reinventado<br />

digitalmente: ahora presenta deformidades faciales que resaltan su condición<br />

tétrica: sus ojos son dos cavidades hondas y oscuras que antes que ver,<br />

parecen devorar. Par a par con la imagen, el sonido provee quizás el lado más<br />

espeluznante del monstruo. El rugido clásico de Godzilla también fue rediseñado<br />

para esta película, pensado sobre todo en las posibilidades del sonido en las


salas IMAX, donde el sonido de hondo de este kaiju literalmente vibrará en el<br />

pecho del espectador.<br />

Pero si se piensa que la apariencia y la irrupción violenta del monstruo<br />

simbolizan la reacción de la naturaleza permanentemente violentada por el<br />

hombre, el carácter tétrico de Godzilla adquiere matices: la naturaleza es<br />

impredecible y reacciona adversamente, pero también provee y protege.<br />

Godzilla, como en el relato original, no es el enemigo del ser humano, ¿pero es<br />

éste capaz de darse cuenta?<br />

Los protagónicos son dos de los actores más reconocidos de la televisión<br />

estadounidense por sus recientes y memorables personajes como el profesor<br />

devenido narcotraficante “Walter White” en la serie Breaking Bad: Bryan<br />

Cranston, interpretando en Godzilla a un profesor de física nuclear que<br />

recordará indudablemente al primer Walter White, y Elizabeth Olsen, ya con<br />

importantes caracterizaciones de personajes femeninos poderosos y complejos<br />

(Mad Men, Top Of The Lake), quien en esta ocasión la hace de Elle Brody, la<br />

esposa del teniente militar al mando de la operación para destruir a los kaijus.<br />

Godzilla de Gareth Edwards será sin duda una puesta al día imperdible, al<br />

retomar las características del Godzilla original e incorporar la tecnología más<br />

avanzada a una de las historias más populares del siglo XX, y con la que ya<br />

varias generaciones de espectadores han crecido.<br />

Más del director<br />

Aunque Godzilla es sólo su segundo largometraje, el joven director nacido en<br />

1975 dejó una magnífica impresión en Hollywood con su primer filme<br />

independiente, Monsters. Los adeptos al género no se pueden perder esta<br />

historia de ciencia ficción que transcurre en la frontera México-Estados Unidos.<br />

Una nave de la NASA suspendida en el espacio es colonizada por vida<br />

extraterrestre. Una falla causa que se estrelle en esta zona de la tierra,<br />

contaminándola por toda la región. Pronto, las diferencias entre los dos países<br />

determinarán cuál lado se salva y cuál no.


Una narrativa inteligente, así como un uso creativo de recursos limitados<br />

(añaden realismo las tomas de semi-documental), prueban que con Monsters y<br />

ahora Godzilla, Edwards es un director capaz de aportar significado y<br />

comentario a un género que cada vez con más frecuencia rehúye de ellos,<br />

amparándose exclusivamente en la excelencia de los efectos visuales.

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