Redes sociales
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pueden tener espacios digitales alojados en plataformas de terceros que les<br />
facilitan de forma gratuita su servicio. Alguien con blogs, cuentas en Twitter,<br />
Facebook, Instagram, LinkedIN, y miles más, no está pagando por su dominio<br />
el servidor, ni necesita saber de códigos HTML para publicar contenidos variados<br />
(texto, audio, video, imágenes, presentaciones).<br />
Espacios digitales hoy<br />
Hasta ahora, los políticos están dispersos en distintas plataformas buscando<br />
mayor conexión y cercanía con los ciudadanos, sin embargo, debemos diferenciar<br />
de una vez tres ámbitos de acción digital que exigen su propia lógica,<br />
planificación y ejecución.<br />
· Internet pública: es la accesible desde buscadores, con direcciones web<br />
que pueden ser visitadas desde cualquier navegador sin mayores limitaciones.<br />
Básicamente está alimentada por páginas web (personales, institucionales,<br />
de medios, etc.), blogs y plataformas abiertas como YouTube o la Wikipedia.<br />
Para influir allí es clave el posicionamiento de contenidos y palabras clave.<br />
· Internet restringida: es accesible por los usuarios que tienen cuenta en esa<br />
plataforma. Sus direcciones son accesibles, pero los niveles de participación<br />
dependen del registro de usuarios y su presencia dentro de esa red. No es necesariamente<br />
negativo porque puede generar mayores niveles de cercanía y<br />
compenetración, pero funcionan como clubes cerrados y exclusivos. Allí entran<br />
plataformas tan populares como Twitter, Facebook, Instagram, Periscope,<br />
etc., cuya lógica de participación es que hay que ser parte de ellos para<br />
poder interactuar con las cuentas del político. Para influir en esos espacios es<br />
clave generar conversaciones, interacciones y relaciones cotidianas.<br />
· Comunicaciones privadas: no se definen como privadas por su alto grado<br />
de seguridad (ese es otro componente que se desarrollará más adelante) sino<br />
porque su relación con la audiencia no se desarrolla en espacios públicos y accesibles<br />
de Internet sino en ámbitos privados. Se trata de listas de correos que<br />
llegan directo a los buzones de los suscritos, bases de datos, mensajería masiva,<br />
videoconferencias privadas en Skype o Jitsi, grupos en plataformas como<br />
Whatsapp, Signal, Telegram, y cualquier otra comunicación que no genere<br />
una URL ni pueda ser monitoreada públicamente, como Snapchat. Para ser<br />
relevante en esos espacios es importante enfocar la estrategia de contenidos,<br />
ofrecer algún valor agregado por ese nivel de exclusividad y generar relaciones<br />
con las comunidades usuarias suscritas.<br />
Por lo tanto, la 2.0 es la existencia de plataformas digitales que permiten socializar<br />
contenidos generados por usuarios de forma sencilla e inmediata. Permitió<br />
en el fondo un proceso de empoderamiento ciudadano inédito, porque<br />
cada persona con sus cuentas en línea tiene capacidad de construir comunidades<br />
y comunicar públicamente lo que necesite. De esa forma, se ha transformado<br />
la manera en la que las sociedades construyen opinión pública y se<br />
movilizan.<br />
¿Por qué lo 2.0 se quedó viejo?<br />
El término lo acuñó Tim O’Reilly en el año 2004 para describir lo que ya comentamos.<br />
Sin embargo, el tiempo ha pasado y se han ensayado muchos modelos<br />
de plataformas digitales en estos años. Aunque su base teórica es la misma<br />
(plataformas de publicación de contenidos), su diversidad es impresionante.<br />
Pasamos de plataformas para escribir, como los blogs, subir y compartir videos,<br />
como YouTube, a otras donde básicamente compartimos perfiles públicos<br />
de nuestras vidas y nuestras relaciones, como Facebook y otras redes<br />
<strong>sociales</strong>.<br />
Ese modelo busca varias evoluciones, así que la noción de lo 2.0 va a dar paso<br />
muy pronto a otras estructuras. Por ejemplo, no solo la mayoría de las propuestas<br />
han migrado al teléfono móvil, sino que los contenidos contienen ya<br />
datos georreferenciados, por lo tanto pueden compilar y ofrecer datos locales,<br />
así como también cruzarlos con las experiencias registradas por nuestros<br />
amigos. Asimismo, la red ofrece contenidos pero también conversaciones en<br />
torno a ellos, así que sus búsquedas también han cambiado para adaptarse<br />
al perfil del usuario, sus patrones de búsquedas históricas y los significados<br />
de las palabras, más que las palabras mismas. (Por ejemplo: buscar «Pastor»<br />
puede dar resultados distintos si eres fanático de la Fórmula 1 o si buscas regularmente<br />
información religiosa). También es materia pendiente la convergencia<br />
de numerosas redes en una sola presencia orgánica de los usuarios,<br />
de manera que no se encuentren tan fragmentados en múltiples espacios e<br />
identidades digitales, como ocurre en estos momentos.<br />
8<br />
Observatorio<br />
Económico<br />
Legislativo. Cedice<br />
Retos comunicacionales<br />
Pensar estrategias digitales para servidores públicos implica planificar más<br />
bien en el ámbito de una política comunicacional coherente y continua que<br />
pueda tejer relaciones, rutinas y certezas con los electores. La diferencia entre<br />
ser candidato y ser un político en ejercicio es impresionante y la mayoría aún<br />
9<br />
<strong>Redes</strong> <strong>sociales</strong><br />
para<br />
parlamentarios