EFRÉN ISAZA Una imagen de sí mismo 78 REVISTA ENFOQUE VISUAL / Marzo 2017 - Mayo 2017
EFRÉN IZASA UNA IMAGEN DE SÍ MISMO ESPECIAL <strong>EDICIÓN</strong> Fotografía: Fabián Garzón. POR: María del Pilar Rodríguez Curadora de artes plásticas y fotografía Twitter e Instagram: @mapyrosa Fotografías Efrén Isaza Retrato: ©LIM/17 www.efrenisaza.com IG: @efrenisaza La cita era en un Centro Comercial de mi Barranquilla natal que ya explotaba en policroma fantasía carnestoléndica, tratando de llevar una normalidad productiva que, se moría porque llegara el sábado para legalizar la locura y entregarse a una fiesta sin fin hasta el día más silente en la historia de la ciudad cada año: el Miércoles de Ceniza. Lo contacté por Facebook, le propuse la entrevista y contestó tan instantáneamente como para derrumbar en fracciones de segundo los rumores de difícil que lo antecedían… Él estaba en Medellín y yo en Bogotá. Inmediatamente pensé en una entrevista personal, pero jamás imaginé que terminaría siendo en Barranquilla, de hecho, aún no tengo muy claro porque sucedió así. Lo esperaba, y para identificarlo hice el común ejercicio de buscar en internet una imagen suya y solo logré espiar un manojo de sus trabajos y un retrato tan antiguo que, para lograr la certeza de quién era mi entrevistado, me valí más de invocar a la suerte que de alinear mis ojos. Jean desgastado, camiseta a rayas y unos zapatos deportivos ingresaron. La expresión de observador cauteloso y el paso de explorador indeciso lo delataron, al tiempo que su llamada lo confirmó como Efrén Isaza, el joven fotógrafo colombiano que ha conquistado Art Basel Miami, Casa Christie´s Nueva York, entre otros logros que confiesa en el marco de la entrevista que da origen a éstas líneas, en la cual reveló mucho más de lo que es público a la fecha, pero dejando por supuesto, más de una ambigüedad en el espectro de lo dicho. Lagunas entre las cuales está su edad, acerca de la cual bromea con una sonrisa grácil de niño travieso, como quién se esconde de la historia para evitar el peso que implica la consciencia de saberse miembro de ella. De pensamiento claramente manierista, asume libremente su vocación de ejercer la crítica a través de la sofisticada estética, abandonando la verosimilitud. Explora la exageración de movimientos, el alargamiento de extremidades; generando siempre un punto de tensión comunicacional en cada una de sus imágenes; a partir de contrastes operados a través de una intrincada articulación de elementos que a veces, -sin que él lo busquedan un salto hacia el barroco o a un neo barroco si se quiere; que en contradictoria amalgama aparece ante el espectador desprevenido como una forma de abordar la moda, cuando realmente es la transcripción de una onírica manera de leer el mundo, o más allá de ello, con la intención de recodificarlo. Entra la cámara de televisión al estudio, la directora de la revista le anuncia que han llegado a cubrir un detrás de cámaras de su trabajo. La neurosis de Isaza llega a tope, entrega la cámara, pide que le avisen cuando hayan terminado el video y se hace a un lado. Puedo oler el silencio de la sala, todos impactados ven aquello como el efecto de una reputación que ha llegado al ápice del cerebro de Efrén Isaza, pero realmente se trata de otra cosa. Se esconde por la misma razón por la que hace sus obras artísticas: porque se está buscando a sí mismo y no quiere que este proceso sea vulnerado por alguien más… Misma razón por la cual le cuesta conceder una entrevista, por la que insiste en tejer variadas versiones de su propia vida, por la que se confiesa un solitario absoluto, un ermitaño que solo sale a disparar, a crear, para revelarse en cada resultado, indultando fantasmas y retornando de nuevo al feliz anonimato. Recorta, pega, engrapa, pinta, escribe y destroza sus propias capturas impresas en gran formato para reconstruirlas, haciendo apología a lo que hace consigo mismo todo el tiempo: se observa con el rigor de un inquisidor, esclavo de su autorreflexión o reinventando tanto su vida como su oficio. Gobernado por un perfeccionismo lacerante que hace que cuando empuña el lente, el pincel, la tijera o cualquier herramienta de trabajo, emerja de él ese personaje huraño que le ha valido la reputación de antipático, que tiene en más de un ámbito, siendo solo una máscara del ser sensible y emocional a ultranza que es. Mujeres de minúsculas tallas de aporceladas pieles, llevadas al lechoso imposible REVISTA ENFOQUE VISUAL / Marzo 2017 - Mayo 2017 79