ESPECIAL <strong>EDICIÓN</strong> EFRÉN IZASA UNA IMAGEN DE SÍ MISMO sus nuevas visiones de variedad de temas, entre ellos: el femenino; la mujer como un universo infinito y desde el masculino no suficientemente explorado. Evoca con frecuencia la fragilidad en contraste con la fortaleza denotando una visión patriarcal. Revela una robusta imaginación y una tendencia a la creación de personajes que nace en su infancia, que, aunque transcurrió muy unido a sus hermanos, en su natal Antioquia, tuvo también largos espacios de soledad bajo el rigor de la recia disciplina de un padre protector. Aprendió a dibujar a muy temprana edad amparado en la instrucción de su abuela. Más tarde, en la adolescencia, desarrolló adicción por las imágenes a tal punto que desde su primera visita a la biblioteca se convirtió en un ladrón… Aunque hoy no está orgulloso de ello, nos cuenta que arrancaba y coleccionaba las páginas de los libros donde estaban las pinturas que le llamaban la atención, mismo ejercicio que haría años después con revistas de moda, configurando una colección de referentes que sin duda lo permea hasta hoy. No está en busca de la fama, no luce ansioso por salir en un programa de televisión, ni muestra señales de desear convertirse en celebridad, de hecho, no le es muy claro como manejan ese aspecto algunos de sus colegas. Para él la vida perfecta sería dedicarse exclusivamente a materializar sus ideas: ya sea en una editorial de moda, en una campaña o en uno de sus muy bien reputados collages artísticos. A los 14 años tuvo su primer encuentro con una cámara fotográfica, una Kodak 76 propiedad de su hermana que a hurtadillas usó para capturar personas; sin embargo, no se veía en un futuro como fotógrafo, se soñaba como pintor. Fue solo hasta 1995 cuando tuvo una cámara propia, una Pentax K1000 que compró para hacer fotografía en su periplo hacia Norteamérica con el objetivo de estudiar inglés. Aunque solo tomaría consciencia de que aquella compra determinaría su futuro, hasta muchos años después bajo el amparo de Alberto Montoya, quién le enseñó formalmente y durante tres años la técnica fotográfica. Ama la moda, sobre todo cuando esta proporciona discursos profundos e involucra estéticas que dan sentido emocional y técnico a la creación. La moda debe estar para Isaza al servicio de la exaltación del cuerpo como algo que particulariza al individuo; razón por la cual, se siente un cultor del gran diseño y lo respeta hondamente como dan fe sus editoriales en revistas como: Ocean Drive, Fucsia, Infashion, Vogue México, Vogue Latinoamérica, Vogue Alemania, entre otras publicaciones. Considera que el verdadero sentido de la fotografía profesional se ubica en un complejo proceso, con componentes de carácter invisible, espontáneo, a veces fortuito, que va más allá de lo mecánico y técnico. Es un duro crítico de los resultados mediocres y luego de un largo análisis de su propio proceso, logra retratarlo en los siguientes pasos invocando a Vilém Flusser: 82 REVISTA ENFOQUE VISUAL / Marzo 2017 - Mayo 2017
“PIENSA COMO PINTOR, AUNQUE NO SE SIENTE CÓMODO CON EL TÍTULO DE ARTISTA. COMPRENDE TODO LO QUE LE RODEA COMO UN SINFÍN DE ELEMENTOS DISPONIBLES PARA CONSOLIDAR SUS NUEVAS VISIONES DE VARIEDAD DE TEMAS, ENTRE ELLOS: EL FEMENINO; LA MUJER COMO UN UNIVERSO INFINITO Y DESDE EL MASCULINO NO SUFICIENTEMENTE EXPLORADO.” REVISTA ENFOQUE VISUAL / Marzo 2017 - Mayo 2017 83