AguaTinta N° 25
Medioevo - Junio de 2017
Medioevo - Junio de 2017
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p Fig.1 Beato del Escorial Rama I<br />
lugar a una “lectura de la imagen” del mismo tipo que la<br />
lectura textual, con un gesto que implica el movimiento<br />
de los ojos y de los labios y que significa la introducción<br />
de un tiempo, que en la ilustración emilianense no existe,<br />
porque aquélla apela al impacto visual del “golpe de vista”.<br />
Este hecho se puede asociar a la incorporación del tiempo<br />
histórico que, aunque, como en este caso, está referido a<br />
un futuro revelado, está narrado como si hubiera ocurrido,<br />
ya que es una historia en el sentido de relato verdadero<br />
escrito en los Evangelios. Si nos fijamos en el folio y medio<br />
del Beato de Gerona (fig.2), podemos observar que, aunque<br />
el fondo de esta miniatura es convencional, con sus franjas<br />
de colores muestra una intención de separar este mundo<br />
del otro, estableciendo también un terreno sobre el cual los<br />
personajes se posicionan, pudiéndose notar, además, que la<br />
ubicación de Cristo arriba a la izquierda, anuncia su llegada,<br />
pero sin introducirlo definitivamente en la escena terrestre.<br />
Por último, y quizás esto es lo más relevante para la propuesta<br />
de Besançon de una pintura que reivindica la presencia de<br />
lo sagrado en la vida cotidiana del hombre y su entorno,<br />
aparecen actividades agrícolas totalmente humanizadas,<br />
con una vendimia donde participan tres vendimiadores con<br />
distintos semblantes, en actitud de socialización y aun de<br />
baile –como en los mosaicos romanos–, mientras el pisado<br />
de la uva junto al torno está representada en el gesto de<br />
cansancio de alguien que, desnudo, hunde los pies en la<br />
tinaja y se quita el sudor de la frente con un cintillo, mientras<br />
sujeta la espalda para compensar el esfuerzo. Esto es lo que<br />
ha hecho comentar a algunos historiadores del arte, como<br />
Joaquín Yarza, que a veces los Beatos parecieran retratar<br />
más una escena de género que una de final de los tiempos.<br />
De esta manera, a pesar de que no podemos hacer una<br />
escisión radical entre una y otra rama ilustrativa, porque<br />
ambas tienen mundos de aquí y de allá, podemos observar<br />
cómo se van presentando miradas diversas. Mientras unas<br />
apelan más al impacto de la imagen sintética (¿poética?)<br />
p Fig. 2 Beato de Gerona. Rama IIb<br />
como forma de acercamiento al conocimiento de lo divino<br />
–una forma en cierta medida, más silenciosa, menos textual–,<br />
otras están más asociadas a la palabra, involucrando el<br />
orden y el tiempo de la lectura como aspectos constitutivos<br />
de la mirada del que observa la imagen pintada en la<br />
superficie del pergamino. Las ilustraciones que se suscriben<br />
a esta fórmula discursiva, no necesariamente se atienen a<br />
una literalidad estricta respecto del texto, pero sí se apegan<br />
al modo del relato, representando los diálogos y las acciones<br />
que la storia bíblica menciona, sin jerarquizar en torno a<br />
un elemento principal, como ocurre en los primeros. Esto<br />
provee a estas escenas de una cinética fundamentada en<br />
el movimiento de cabeza –y probablemente de manos– del<br />
lector.<br />
Bernard McGinn da cuenta de la importancia del<br />
Apocalipsis en la construcción del cristianismo medieval,<br />
incluso hasta después del año mil, no solamente por parte<br />
de quienes, como Beato, definitivamente defendían el<br />
milenarismo –no aceptado por la ortodoxia–, sino también<br />
por otros, como Beda o Gregorio Magno, quienes vivían “a<br />
la sombra de la segunda parusía (3) ” (Mc Ginn, 1995). Ése<br />
fue el motivo por el que Gregorio insistió en su política<br />
iconódula que no solamente buscaba el conocimiento de<br />
la Biblia por los iletrados, como se resalta usualmente,<br />
sino que enfatizaba dos elementos fundamentales para<br />
la salvación: el recuerdo y el arrepentimiento producido<br />
por la conmoción que provocan las imágenes aun más que<br />
la palabra. Como plantea Baschet, esta última función es<br />
un aspecto afectivo y anagógico (4) , que permite ampliar la<br />
noción de transitus que lleva a la salvación (Baschet, 1996).<br />
Esto está presente en ambas ramas de los Beatos, aun los<br />
más literarios, pues el Apocalipsis, como género, tiene una<br />
retórica visual, visionaria, que quiere traer hacia acá el futuro<br />
revelado. Así, la vista se va equiparando y confundiendo<br />
con las funciones del oído: la lectura y las representaciones<br />
plásticas son visuales, mientras la misma lectura es sonora<br />
(3) Del gr. παρουσία (parousía) ‘presencia’, llegada’. Advenimiento glorioso de Jesucristo al fin de los tiempos.<br />
(4) Relativo a la anagogía. Sentido místico de la Sagrada Escritura, encaminado a dar idea de la bienaventuranza eterna.<br />
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