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REVISTA NUMERO 39 CANDÁS MARINERO

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PASEANDO<br />

En la loma de la punta El Regato se acomoda<br />

escalonada la urbanización de Xivares. Tiene algo la<br />

urbanización que no sé definir y que acapara mi atención<br />

cada vez que merodeo por el lugar. Quizá sea solamente<br />

el reflejo de una añeja reminiscencia de tiempo otoñal:<br />

paseo al atardecer en hora de luz azul. El túnel postrero<br />

del Tranquero me aboca. Luces difuminadas de farolas<br />

iluminan la penumbra de las calles y el anfiteatro que<br />

conforman los chalets. Estimula el ánimo la percepción<br />

nocturna del poblado. Semeja un moderno belén,<br />

influenciada en su momento la imagen, supongo, por la<br />

cercanía del periodo navideño.<br />

A los pies del saliente y extendiéndose hasta la<br />

desembocadura de la ría de Aboño, amolda Xivares su<br />

arenal. En marea baja supera la playa los ochocientos<br />

metros de longitud, lo que la convierte en la más extensa<br />

del concejo. Realmente no es una playa sino dos: Xivares la<br />

más próxima a la urbanización, Peña María la más cercana<br />

a la desembocadura de la ría. Hubo una tercera playa, la de<br />

Aboño, que por intereses industriales padeció el<br />

ultimátum a principios de los ochenta del siglo pasado y<br />

terminó sepultada entre millones de toneladas de<br />

escombro para servir de cimiento al nuevo parque de<br />

carbones de El Musel, causante en origen (y verdugo final)<br />

de que este paraje natural e idílico denominado La<br />

Junquera se convirtiera en la trastienda industrial del<br />

puerto, transformándose a lo largo del siglo pasado en una<br />

de las comarcas más degradadas de Europa.<br />

PLAYA DE XIVARES<br />

Ceñido a la parte baja de la ladera del Alto Aboño<br />

discurre el trayecto de la Senda Norte que une el<br />

mirador de Aboño y Xivares. Desde el mirador un<br />

impulso intuitivo encauza la mirada hacia el litoral<br />

propio, el del concejo vernáculo, donde el extenso<br />

arenal en primer término y el recorte de costa ribeteado<br />

por las puntas de El Regato, Aviao, Socampos, El Cuirno<br />

y La Vaca, ofertan una panorámica impoluta, antagónica<br />

con la que hacia el lado contrario nos brinda el concejo<br />

vecín: ría desnaturalizada, explanadas repletas de<br />

carbón apilado, gigantescas bombonas de gas en el<br />

altozano de Torres y el disparatado, grotesco e<br />

infrautilizado dique de ampliación del puerto. No le<br />

vendría mal el apodo a este último de ‘el tabicón’<br />

dotándole así, en el apelativo, de ese grandonismo al<br />

que son tan aficionados los convecinos del ‘solarón’, ‘la<br />

escalerona’, ‘la iglesiona’, ‘el molinón’…<br />

Es Xivares playa de gran afluencia de bañistas en<br />

temporada estival pero yo prefiero recorrerla en periodos<br />

más tranquilos, cuando uno, en algunas ocasiones,<br />

disfruta con entusiasmo casi infantil del sosiego que<br />

produce caminar por la orilla bordeando la espuma<br />

producida por el maridaje de olas y arena, en un silencio<br />

sólo alterado por la cadencia seductora conque aquellas<br />

nos obsequian; o percibiendo, en otras ocasiones, la<br />

satisfacción de los surfistas más avezados cuando<br />

cabalgan la ola adecuada y realizan sobre ella giros y<br />

deslizamientos de complicada ejecución, mientras no<br />

lejos de ellos un grupo de madrugadoras gaviotas,<br />

aposentadas en la todavía húmeda arena, vigila suspicaz<br />

que nadie interrumpa su rutinaria acampada playera.<br />

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