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PASEANDO<br />
En la loma de la punta El Regato se acomoda<br />
escalonada la urbanización de Xivares. Tiene algo la<br />
urbanización que no sé definir y que acapara mi atención<br />
cada vez que merodeo por el lugar. Quizá sea solamente<br />
el reflejo de una añeja reminiscencia de tiempo otoñal:<br />
paseo al atardecer en hora de luz azul. El túnel postrero<br />
del Tranquero me aboca. Luces difuminadas de farolas<br />
iluminan la penumbra de las calles y el anfiteatro que<br />
conforman los chalets. Estimula el ánimo la percepción<br />
nocturna del poblado. Semeja un moderno belén,<br />
influenciada en su momento la imagen, supongo, por la<br />
cercanía del periodo navideño.<br />
A los pies del saliente y extendiéndose hasta la<br />
desembocadura de la ría de Aboño, amolda Xivares su<br />
arenal. En marea baja supera la playa los ochocientos<br />
metros de longitud, lo que la convierte en la más extensa<br />
del concejo. Realmente no es una playa sino dos: Xivares la<br />
más próxima a la urbanización, Peña María la más cercana<br />
a la desembocadura de la ría. Hubo una tercera playa, la de<br />
Aboño, que por intereses industriales padeció el<br />
ultimátum a principios de los ochenta del siglo pasado y<br />
terminó sepultada entre millones de toneladas de<br />
escombro para servir de cimiento al nuevo parque de<br />
carbones de El Musel, causante en origen (y verdugo final)<br />
de que este paraje natural e idílico denominado La<br />
Junquera se convirtiera en la trastienda industrial del<br />
puerto, transformándose a lo largo del siglo pasado en una<br />
de las comarcas más degradadas de Europa.<br />
PLAYA DE XIVARES<br />
Ceñido a la parte baja de la ladera del Alto Aboño<br />
discurre el trayecto de la Senda Norte que une el<br />
mirador de Aboño y Xivares. Desde el mirador un<br />
impulso intuitivo encauza la mirada hacia el litoral<br />
propio, el del concejo vernáculo, donde el extenso<br />
arenal en primer término y el recorte de costa ribeteado<br />
por las puntas de El Regato, Aviao, Socampos, El Cuirno<br />
y La Vaca, ofertan una panorámica impoluta, antagónica<br />
con la que hacia el lado contrario nos brinda el concejo<br />
vecín: ría desnaturalizada, explanadas repletas de<br />
carbón apilado, gigantescas bombonas de gas en el<br />
altozano de Torres y el disparatado, grotesco e<br />
infrautilizado dique de ampliación del puerto. No le<br />
vendría mal el apodo a este último de ‘el tabicón’<br />
dotándole así, en el apelativo, de ese grandonismo al<br />
que son tan aficionados los convecinos del ‘solarón’, ‘la<br />
escalerona’, ‘la iglesiona’, ‘el molinón’…<br />
Es Xivares playa de gran afluencia de bañistas en<br />
temporada estival pero yo prefiero recorrerla en periodos<br />
más tranquilos, cuando uno, en algunas ocasiones,<br />
disfruta con entusiasmo casi infantil del sosiego que<br />
produce caminar por la orilla bordeando la espuma<br />
producida por el maridaje de olas y arena, en un silencio<br />
sólo alterado por la cadencia seductora conque aquellas<br />
nos obsequian; o percibiendo, en otras ocasiones, la<br />
satisfacción de los surfistas más avezados cuando<br />
cabalgan la ola adecuada y realizan sobre ella giros y<br />
deslizamientos de complicada ejecución, mientras no<br />
lejos de ellos un grupo de madrugadoras gaviotas,<br />
aposentadas en la todavía húmeda arena, vigila suspicaz<br />
que nadie interrumpa su rutinaria acampada playera.<br />
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