Revista32 Evaluación de los Estados
Primera edición de Revista32
Primera edición de Revista32
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
TAMPICO - REVISTA32<br />
Yo estoy hecho más <strong>de</strong> mar que <strong>de</strong> montaña, solo he tenido<br />
una playa i<strong>de</strong>al, repito, la que lleva el nombre <strong>de</strong> la que partió<br />
Maximiliano para cumplir su <strong>de</strong>stino trágico. En realidad nací en<br />
Ciudad Ma<strong>de</strong>ro, aunque lo contradiga mi registro y mi acta. Tengo<br />
un pie en cada uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> dos municipios conurbados: dio a luz mi<br />
madre en un sanatorio petrolero en <strong>de</strong>sdibujados límites, en una<br />
colonia que lleva el bello nombre <strong>de</strong> Árbol Gran<strong>de</strong>.<br />
Las parrafadas anteriores han tenido como propósito volver<br />
a <strong>de</strong>clarar mi amor a esa suerte <strong>de</strong> isla con retazos <strong>de</strong> continente<br />
don<strong>de</strong> las aguas borbotean, -Delta <strong>de</strong> canales rumorosos,<br />
lagunas multiplicadas y riberas marítimas enmarcadas por el<br />
Golfo <strong>de</strong> México-. Solo pensar en la portentosa reserva <strong>de</strong> agua<br />
que poseemos, uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> bienes más preciados en este planeta<br />
que estamos empeñados en <strong>de</strong>struir, nos conduce a agra<strong>de</strong>cer a<br />
nuestras <strong>de</strong>ida<strong>de</strong>s huastecas por la prodigiosa naturaleza que nos<br />
regala.<br />
Pero el amor que uno pue<strong>de</strong> llegar a sentir por su propia cuna,<br />
conlleva el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> levantar la voz ante las infamias. En el<br />
caso que me preocupa hay que hablar claro frente a <strong>los</strong> agravios<br />
que cometemos muchos hijos <strong>de</strong>l terruño. Me refiero primero a<br />
lo <strong>de</strong>saprensivo que ha sido la actitud <strong>de</strong> autorida<strong>de</strong>s e iniciativa<br />
privada. Han permitido, durante décadas, que un casco urbano<br />
con huellas formidables <strong>de</strong> una digna arquitectura -que nos daba<br />
i<strong>de</strong>ntidad y un rasgo único <strong>de</strong> industrioso puerto tropical- se<br />
<strong>de</strong>teriore, y se transforme en un paisaje urbano <strong>de</strong>sconchado. Me<br />
explico: el centro <strong>de</strong> Tampico, ciertamente renovado en algunas<br />
aceras y calles peatonales <strong>de</strong>l primer cuadro, ofrece un contraste<br />
patético, <strong>de</strong> grave <strong>de</strong>terioro, a tan solo cuatro cuadras <strong>de</strong> la plaza<br />
<strong>de</strong> armas; y ni hablar <strong>de</strong> la zona <strong>de</strong> guerra que representa esa<br />
promesa <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo comercial y académico que representaría<br />
sanear la maravil<strong>los</strong>a “isleta”, <strong>de</strong> la que sustrajeron hasta las<br />
vías <strong>de</strong> <strong>los</strong> furgones que la transitaban, y en don<strong>de</strong> bien podría<br />
funcionar una escuela <strong>de</strong> hotelería y turismo, entre otras iniciativas<br />
que siempre se han quedado en retóricos planes <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo y<br />
promesas que llenan páginas pagadas <strong>de</strong> periódicos.<br />
Tampoco podríamos <strong>de</strong>sconocer el esfuerzo <strong>de</strong> algunos con<br />
el remozamiento <strong>de</strong> dos o tres espacios públicos significativos.<br />
Pero insisto, el énfasis reparador <strong>de</strong> algunas administraciones<br />
municipales que pavimentan y repavimentan, contrasta con el<br />
abandono <strong>de</strong> formidables casonas y edificios que yacen con sus<br />
fachadas <strong>de</strong> ¿neoclasicismo tardío?, envueltas por un halo <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>molición; y con<strong>de</strong>nadas a que se cierre el círculo vicioso <strong>de</strong><br />
total <strong>de</strong>scuido, para lograr el objetivo final <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sahucio oficial<br />
<strong>de</strong>finitivo.<br />
Una <strong>de</strong> las personas conocedora <strong>de</strong> las normas reglamentarias<br />
que por <strong>de</strong>creto vigente limitarían la modificación <strong>de</strong> predios en<br />
lo que se <strong>de</strong>nomina centro histórico, me reveló, con amargura no<br />
<strong>de</strong>s-provista <strong>de</strong> impotencia, que muchas fachadas valiosas eran<br />
puestas a ras <strong>de</strong> suelo en la calada <strong>de</strong> la noche, durante <strong>los</strong> fines<br />
<strong>de</strong> semana en que no se ejerce (extraña coinci<strong>de</strong>ncia) vigilancia<br />
alguna. Se trata <strong>de</strong> hechos cobar<strong>de</strong>s, consumados en predios<br />
arrasados para crear espacios para automóviles o para levantar<br />
negocios que no respetan y <strong>de</strong>sprecian la armonía fundamental<br />
<strong>de</strong> su entorno. Pero lo que más indigna no es el método<br />
arbitrario, sin consecuencia alguna para algunos propietarios, si<br />
no lo pusilánime <strong>de</strong> quienes están obligados a proteger nuestro<br />
patrimonio cultural, arquitectónico, por más humil<strong>de</strong> que éste lo<br />
parezca.<br />
Y una vez alcanzado el propósito meramente especulativo<br />
que transforma y <strong>de</strong>struye para siempre la impronta histórica,<br />
se pue<strong>de</strong> constatar cuánto se han <strong>de</strong>gradado tantos espacios<br />
que daban lustre y significación estética a un paisaje urbano<br />
que podría haber representado una legítima atracción turística,<br />
precisamente por la belleza estilística <strong>de</strong> un entorno que otras<br />
ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l país han preservado contra viento y marea. Centros<br />
históricos como <strong>los</strong> <strong>de</strong> Mérida, Campeche, Pátzcuaro o Taxco<br />
<strong>de</strong>spliegan celo semejante al <strong>de</strong> otros célebres países <strong>de</strong>l mundo;<br />
ciuda<strong>de</strong>s europeas, por ejemplo, o puertos como Cartagena <strong>de</strong><br />
Indias o la Habana, a <strong>los</strong> que soñamos acudir para disfrutar <strong>de</strong> una<br />
creatividad arquitectónica don<strong>de</strong> priva el respeto <strong>de</strong> <strong>los</strong> suyos por<br />
su valioso pasado.<br />
Tampico no es el puerto <strong>de</strong>l Havre; tampoco Hamburgo,<br />
Nápoles, Lisboa, o Barcelona, y no necesita serlo. Hablamos<br />
<strong>de</strong> realida<strong>de</strong>s diversas, si no es que opuestas; <strong>de</strong> antigüedad y<br />
resabios <strong>de</strong> tradiciones <strong>de</strong> ultramar en lo que se dio en llamar<br />
equivocadamente el Viejo Mundo. Sin embargo, nuestra situación<br />
geográfica, nuestro paisaje, son <strong>de</strong> un soberbio encanto natural<br />
que muchas generaciones, casi durante doscientos años, han<br />
complementado con edificaciones <strong>de</strong> pertinente singularidad.<br />
No es el caso aquí <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir el trasfondo económico subyacente,<br />
y por lo que correspon<strong>de</strong> al estético, su estudio bien podría<br />
formar parte <strong>de</strong> un seminario en alguna facultad <strong>de</strong> arquitectura<br />
que se empeñase en un levantamiento <strong>de</strong> nuestras portentosas<br />
estructuras, muchas <strong>de</strong> ellas convertidas ya en tristes esqueletos.<br />
O entonces, volverse tema <strong>de</strong> alguno <strong>de</strong> <strong>los</strong> concursos fotográficos<br />
para <strong>los</strong> que muchos <strong>de</strong> nuestros talentosos artistas<br />
podrían rendir su trascen<strong>de</strong>nte testimonio. No es posible <strong>de</strong>jar en<br />
la inopia a jóvenes y futuras generaciones a las que se legaremos<br />
un patrimonio prostituido por intereses espurios que tienen<br />
nombre y apellidos.<br />
Tampico, su extraordinario emplazamiento, asoma <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
llanuras acantiladas <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> la ciudad; se proyecta sobre la<br />
dimensión acuosa <strong>de</strong> sus ríos y lagunas -don<strong>de</strong> se pone un sol<br />
<strong>de</strong> arrebato- y se estructura con un espinazo serpenteante que<br />
atraviesa colinas y planos hasta arribar a <strong>los</strong> muelles, como la<br />
cola <strong>de</strong> un lagarto prehistórico que hien<strong>de</strong> sus colmil<strong>los</strong> <strong>de</strong> color<br />
ladrillo en la prodigiosa Aduana, conformando un espejismo<br />
monumental que refleja el río Pánuco, sobre un mapa <strong>de</strong> vigoroso<br />
trazo contun<strong>de</strong>nte y tan atractivo, como lo pue<strong>de</strong> ser el diseño <strong>de</strong><br />
aquellas urbes milenarias <strong>de</strong>l Mediterráneo o <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Europa.<br />
Edmundo Font es embajador mexicano <strong>de</strong> carrera, en ejercicio;<br />
ha servido al país en más <strong>de</strong> 10 países <strong>de</strong> 4 continentes. En su<br />
vertiente intelectual y creativa ha sido maestro <strong>de</strong> universida<strong>de</strong>s<br />
en El Cairo, Centro y Sudamérica. Es autor <strong>de</strong> varios libros <strong>de</strong><br />
poesía -el último publicado por la Universidad Metropolitana-;<br />
ejerce la crónica periodística y a<strong>de</strong>más ha incursionado en las<br />
artes plásticas, con más <strong>de</strong> treinta exhibiciones individuales en<br />
Francia, España, Cartagena <strong>de</strong> Indias y River Si<strong>de</strong> NY.<br />
EDMUNDO FONT CON EL GRAN POETA<br />
GADITANO RAFAEL ALBERTI EN SU NOVENTA<br />
ANIVERSARIO EN EL PUERTO DE SANTA MARIA<br />
JUNIO 2017<br />
55