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INTELIGENCIA EMOCIONAL: LA IMPORTANCIA DE<br />
APLICARLA DIARIAMENTE<br />
Extraído de www.centropsicopedagogicogabaldon.com<br />
Cuanto más abiertos estemos a nuestros propios sentimientos y emociones,<br />
mejor podremos leer los de los demás.<br />
DANIEL GOLEMAN<br />
¿Has pensado alguna vez qué es la inteligencia emocional y cómo influye en<br />
tu día a día? Tal vez, hoy día, demos demasiada importancia a nuestro intelecto<br />
y el uso de la lógica, y no tanta a las emociones. Sin embargo, las emociones<br />
son vitales en nuestro desarrollo. La inteligencia emocional puede formar<br />
verdaderas pautas de comportamiento capaces de definir la forma de actuar<br />
de una persona.<br />
Pero, ¿qué entendemos por Inteligencia Emocional? La Inteligencia Emocional<br />
es algo que todos tenemos, es algo intangible. Afecta a la manera de gestionar<br />
nuestro comportamiento, de sortear las dificultades sociales y de tomar<br />
decisiones personales para conseguir resultados positivos. Es maleable, a medida<br />
que se entrena el cerebro mediante la práctica de conductas emocionalmente<br />
inteligentes, se construyen los caminos necesarios para convertirlos en<br />
hábitos. Con lo que antes de que te des cuenta, empezarás a responder ante<br />
tu entorno con inteligencia emocional sin ni siquiera pensarlo.<br />
Por lo tanto, es primordial trabajar las emociones. Éstas son el resultado de la<br />
interpretación y del significado que damos a lo que ocurre a nuestro alrededor.<br />
E incluso, algunas veces tienen “vida propia”, al menos eso nos “hacen<br />
creer”. Al contrario que muchas personas creen, no existen emociones positivas<br />
ni negativas. Simplemente, son adaptativas. Si tenemos que clasificarlas<br />
de alguna manera, las clasificaríamos en Agradables (Alegría, Curiosidad, Seguridad<br />
y Admiración) y Desagradables (Miedo, Rabia, Culpa, Tristeza). Dentro<br />
de este modelo, encontraríamos una Emoción Neutra, la Sorpresa.<br />
Desde nuestra infancia a muchos nos guiaron por el sendero de la contención<br />
emocional. Casi sin saberlo, nuestros padres y educadores nos recomendaban<br />
aquello de “no llores, que ya eres mayor”, “si estás enfadado, te aguantas” o<br />
eso otro tan habitual de “es que te lo tomas todo a la tremenda”. La escasa<br />
sensibilidad al mundo emocional propio o ajeno determina aún hoy muchos<br />
escenarios en<br />
lo que habitamos día a día. En el ámbito familiar y escolar, sigue muy presente<br />
ese hostigamiento para camuflar las emociones.