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UTOPIA MAGAZINE N°1

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Muchas veces sin saber qué es, si es una religión,<br />

Diario De Gaia<br />

movimiento político o manera de ser. Ya somos<br />

independientes, luchadoras incansables, “echadas<br />

para adelante”, mujeres 4x4… pero también<br />

Ser Dama<br />

Mujeres Sublimes<br />

Desde que niñas nos han inculcado ser señoritas educadas, sonrientes, limpias, a no decir malas palabras,<br />

cruzar las piernas y todos los modales propios de las princesas. Salirse de esos parámetros podría haber<br />

sido motivo de burla o mala impresión. Luego nos volvemos adolescentes y es cuando las “dolencias” de<br />

la vida nos hacen nuestras primeras heridas. De esta bella etapa contradictoria donde el dolor y la belleza de<br />

la juventud nos llevan de la mano, nos volvemos adultas con suficientes cicatrices como para no volver a ser las<br />

mismas. Tenemos, a pesar de todo mucho vigor, coraje, fortaleza, no sólo por nuestras propias experiencias,<br />

sino por lo que nuestras madres nos inculcaron. Aquellas cosas que sólo ellas pueden decirnos de la vida, pues,<br />

lo vivieron como un libro repetido, así como lo vivieron su madre, su abuela y su bisabuela igualmente. Dentro<br />

de ese legado también estuvieron las ideas sobre el hombre como el “culpable de todo”, ese típico “tenía que<br />

ser hombre” que se nos metió en el subconsciente con el “todos los hombres son iguales” junto al “no llores<br />

por ese tipo, no te merece”. Es cuando a voz alta llegamos a los 30 años y … ¡nos declaramos Feministas!<br />

solteras, a veces por elección o por resignación.<br />

Cuando caminamos ya cercanas a los 40,<br />

buscamos algo mejor porque luchar: por<br />

nosotras mismas. Se nos cruzan miles de<br />

grupos, terapias, cursos, encuentros, círculos para<br />

quienes quieren sentirse MUJER. Aquellas enseñanzas<br />

que pretenden devolvernos a la princesa que<br />

aprendiste a ser antes de las primeras heridas y por<br />

muchas causas decidiste dejar olvidada en tu closet,<br />

junto a tus muñecas y tu ropita rosada. Esas reuniones<br />

llenan de nuevo nuestra vida, conocemos a<br />

mujeres que también han pertenecido al “clan de la<br />

cicatriz” y nos damos cuenta que hay casos peores<br />

que los nuestros, somos solidarias, nos aprecian<br />

solo por ser semejantes y superamos adversidades<br />

juntas. El poder interior y femenino se ha despertado<br />

a través de la danza, hemos aprendido a pintar,<br />

a respirar, trenzar nuestro cabello, hacemos dulces,<br />

tejemos, cocinamos, bordamos. Despertamos cosas<br />

que aunque a muchas no les agrade, son labores femeninas,<br />

artes ancestrales que ayudaron a conectarse<br />

con nuestra diosa interior, con sus antiguas<br />

hermanas, la esencia femenina tan olvidada muchas<br />

veces por asuntos “reales” de la cotidianidad.<br />

Comenzamos a querernos, a comer sano, vernos increíblemente<br />

Bellas.<br />

Ana Isabela nos contaba su historia dentro<br />

del Círculo de Mujeres Sabias después de<br />

un tiempo en silencio sin querer hablar de sí<br />

misma. Reconoció su feminidad, también comenzó a<br />

ver al hombre distinto, ya no como un terrible depredador,<br />

sino como un hermano, honró a su abuelo,<br />

amo y perdonó a su padre, sonrió y valoró a su<br />

amigo y a sus parejas pasadas y a su actual esposo.<br />

Aprendió a reconciliarse con su lado masculino, con<br />

solo reconocer, amar y trabajar su feminidad. Entendió<br />

que al hombre también se le debe dar luz,<br />

honrándolo desde su energía proveedora. “-Hemos<br />

estado cerradas a los hombres- nos decía muy preocupada-<br />

Si, cerradas porque no puede ser como<br />

nosotras aun cuando nosotras si pudimos ser como<br />

ellos, hacemos trabajos femeninos y ejercemos profesiones<br />

que eran propias de los hombres. Cuanto<br />

más llegamos a alcanzarlo, se volvió más femenino,<br />

casi una víctima, rechazado o maltratado inclusive<br />

por su misma madre, creciendo así como un maltratador,<br />

sin compromiso alguno con su familia o su<br />

pareja” -Todo eso lo entendió Ana Isabel y siguió conversando<br />

con su grupo de mujeres-<br />

No me gustan las princesas, pero tampoco el<br />

feminismo, al menos como lo entendí desde<br />

su oscuridad. Voy por la igualdad de género,<br />

no al abuso de ellas hacia el hombre, nos hemos<br />

convertido en maltratadoras por llevar nuestra “feminidad”<br />

a un extremo masculino. El mundo es dual, la<br />

polaridad es muy importante pues así mantenemos<br />

el equilibrio en nuestro planeta. El mundo evoluciona<br />

hermanas... sigo en defensa del género, por evitar<br />

la violencia, educando a los hombres y a las mujeres<br />

para que no ocurra... Igualdad, por sobre todas las<br />

cosas: igualdad y roles compartidos... sean cuales<br />

sean, pero que haya un EQUILIBRIO.<br />

La mujer terminaba su discurso con lágrimas en<br />

los ojos. Le tocó perdonar al padre de su hijo<br />

varón por los daños que le causó psicológicamente,<br />

perdonarse a sí misma, ya que de mujer maltratada<br />

pasó a ser maltratadora de sus siguientes<br />

parejas a nivel verbal, pero sólo al trabajar sus ideas<br />

erradas que le inculcaron las mujeres de su vida,<br />

logró cosas increíbles en ella. Crió a un hermoso hijo<br />

varón y pudo alcanzar la felicidad al lado de un ser increíble<br />

muy parecido a lo que siempre quiso, porque<br />

tuvo el poder de atraerlo y elegir. Al aceptar todos<br />

esos pensamientos en su vida, perdonar y amarse<br />

consiguió la libertad y transmitirles a muchas mujeres<br />

sus experiencias.<br />

Por Margui Pulido<br />

Ilustracion Hernan Carvajal<br />

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