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AguaTinta Nº28

Narrativas del crimen - Septiembre de 2017

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p Guillermo de Baskerville (Sean Connery) y Adso de Melk (Christian Slater), en el flime de Jean Jacques Annaud.<br />

llegada, ya la primera muerte ha tenido lugar.<br />

Y aquí tenemos el tercer elemento de la espiral<br />

temática a la que aludíamos, que tanto el lector de la novela<br />

como el espectador del filme retienen como narración<br />

principal; la historia policial no es sólo el hilo conductor<br />

de toda la narración, sino que sirve de cemento que<br />

sostiene la estructura de la obra en su conjunto y de guía<br />

para el escrutinio de esta novela erudita, poblada de citas<br />

verdaderas o apócrifas, en latín u otras lenguas, que forma<br />

en sí misma un laberinto como el descrito para la biblioteca<br />

de la abadía.<br />

Las referencias literarias no faltan; desde el inicio, el<br />

pasaje de la búsqueda del caballo Brunello y las deducciones<br />

de Baskerville que llevan a su captura –además del apellido<br />

que nos conduce a una de las más conocidas aventuras<br />

escritas por Conan Doyle– nos presentan al personaje<br />

como una especie de Sherlock Holmes medieval. Un estilo<br />

de análisis que lo caracterizará durante toda la narración.<br />

Prima: Palimpsesto<br />

Para Jean Jaques Annaud, realizador de El nombre de<br />

la rosa (1986), el cine “toca primero la emoción y a través de<br />

ésta alcanza al intelecto; la literatura se dirige al intelecto y<br />

llega a provocar la emoción”. En este contrapunto encuentra<br />

el destacado director francés la clave de la adaptación<br />

cinematográfica de una obra literaria. De esta idea parte su<br />

método de trabajo, particularmente afilado y certero en el<br />

palimpsesto de la novela de Umberto Eco.<br />

La cinta cuenta, como tema central, una historia<br />

policial, imbricada íntimamente con el tema de la cultura<br />

y el saber prohibidos por un régimen totalitario como el<br />

de la Iglesia, una historia “enmascarada”, según Annaud<br />

(en mi opinión, entrelazada) en debate teológico; este<br />

último, sobre la pobreza de Cristo, que opone ética a<br />

poder. El filme subraya la importancia del primer debate<br />

sin abandonar el segundo, pero llevándolo al plano de<br />

“contexto histórico-teológico”.<br />

Para ello, Annaud extrae la estructura de la narración<br />

policial como tronco principal y en ese tronco injerta, como<br />

ramas, las otras aristas de la historia relatada. Treinta y<br />

tres guionistas son necesarios para llegar a tal resultado;<br />

todo contando con una obsesión maniaca del director<br />

por la autenticidad: decenas de especialistas de altísima<br />

graduación asesoraron la elaboración del vestuario, las<br />

herramientas, los alimentos, los ambientes y hasta la<br />

textura y humedad de los monasterios seleccionados para<br />

constituir los diferentes sets.<br />

Así, la historia de los asesinatos y la parábola<br />

sobre el saber y su acceso restringido se retroalimentan,<br />

enriquecidos por un lenguaje cinematográfico extraído de<br />

lo mejor de Hitchcock (Annaud lo estudió al detalle para<br />

la realización del filme) y un Guillermo de Baskerville que<br />

debe a Sherlock Holmes mucho más que su nombre.<br />

En cuanto a los personajes, Annaud siente más<br />

empatía que Eco por Adso de Melk; para el escritor, Adso<br />

es limitado en su entendimiento de las enseñanzas de su<br />

preceptor (un imbécil, según el autor), mientras el filme<br />

nos acerca al personaje con ternura, como una brizna de<br />

humanidad en medio de la oscuridad y el terror.<br />

Tercia: La traición<br />

No se puede traducir sin traicionar, no se puede<br />

versionar sin traicionar. De eso se trata.<br />

El realizador transforma las prioridades de la historia.<br />

A las prioridades literarias impone las cinematográficas y<br />

logra, sin embargo, conservar el marco total de la narración<br />

en un sutil balance entre respeto por la obra original y<br />

recreación de ésta. Según cuenta él mismo, el autor de la<br />

novela le confió que no deseaba intervenir en el guion. “Mi<br />

libro es mi libro y tu película es tu película; no me interesa<br />

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