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ES UN LIBRO CON MUCHA INFORMACIÓN SOBRE LA VIDA DE ORACIÓN Y COMO HACER FRENTE AL ENEMIGO
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su fuerza y tamaño. Somos impotentes contra su fuerza. Se quedaría para siempre si no ap<strong>el</strong>amos a<br />
la autoridad legítima.<br />
Satanás es esta clase de enemigo. Es mucho más sutil, pero esta es una buena descripción de<br />
cómo opera contra los cristianos. Efesios 4:27 nos advierte que no le demos lugar al diablo. Él<br />
penetra en nuestras vidas, donde no tiene derecho legal alguno. Intentará convencernos de que<br />
nuestras debilidades, demostradas por nuestros pecados y fracasos, le dan este derecho. Una vez que<br />
le hayamos abierto la puerta al ceder a un pecado determinado, insiste en que va a quedarse tanto<br />
tiempo como desee. Intimidados por su poder y cargados de culpa por nuestros pecados, llegamos<br />
temerosos a la conclusión de que quizá sí que tenga derecho a <strong>el</strong>lo.<br />
No estarnos hablando de un cristiano siendo poseído por Satanás. El apóstol Pablo desde<br />
luego no estaba poseído por Satanás, pero ciertamente experimentó una profunda aflicción y alguna<br />
especie de opresión demoníaca que le turbaba enormemente.<br />
Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo,<br />
para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí y para que la grandeza de las<br />
rev<strong>el</strong>aciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de<br />
Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he<br />
rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se<br />
perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para<br />
que repose sobre mí <strong>el</strong> poder de Cristo. (2 Corintios 12:6-9)<br />
Hay dos importantes lecciones para aprender de la experiencia de Pablo. Es de la mayor<br />
importancia siempre desafiar las intrusiones de Satanás en nuestras vidas.<br />
Pablo sabía que Satanás no tenía ningún derecho legal a ser una influencia perturbadora en<br />
su vida. Él tenía todo <strong>el</strong> derecho a "resistir al diablo" con la certidumbre de que Satanás tendría que<br />
"huir de él". Él tenía toda la autoridad, todo derecho legal, a insistir en que esta aflicción de causa<br />
demoníaca lo dejara. Toda la autoridad de su unión con Cristo en la Persona d<strong>el</strong> Salvador y la obra<br />
acabada le pertenecían Pablo. Satanás no tenía ningún "derecho legal" sobre Pablo. Tampoco nene<br />
ningún derecho legal sobre otros creyentes. Éste es <strong>el</strong> mismo meollo d<strong>el</strong> mensaje de la obra acabada<br />
de Cristo. Hebreos 2:14-15 lo recapitula para nosotros: "Así que, por cuanto los hijos participaron<br />
de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que<br />
tenía <strong>el</strong> imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por <strong>el</strong> temor de la muerte<br />
estaban toda la vida sujetos a servidumbre." La obra d<strong>el</strong> Señor Jesucristo nos libera legal y<br />
completamente de las demandas de Satanás.<br />
Hay aún otra lección importante que debemos aprender de la experiencia de Pablo.<br />
Tenemos que dejar que nuestro Señor sea soberano. Si Pablo hubiera insistido en su caso en sus<br />
derechos "legales", habría afrentado a su Señor. En Su soberanía, <strong>el</strong> Señor tenía un propósito al<br />
permitir a Satanás que afligiera al apóstol. Esto ilustra un principio vital de guerra espiritual. En<br />
nuestra batalla, nuestro Señor tiene que ser siempre <strong>el</strong> primero en importancia. Incluso en la batalla<br />
directa contra Satanás, nuestros tratos principales son con Dios. Él tiene un propósito en nuestra<br />
lucha con las fuerzas de las tinieblas, propósito que es para nuestro bien y para Su gloria.<br />
El hecho nunca se ve con mayor claridad que en <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato d<strong>el</strong> Antiguo Testamento acerca de<br />
Job. Todas las angustias de Job, su dolor y tormento, tenían una causa satánica. Sin embargo, Job<br />
mantuvo toda su atención centrada en su Señor mientras pasaba por todas sus terribles pruebas.<br />
Job conocía un principio muy importante acerca de los tratos de un justo con <strong>el</strong> diablo.<br />
Sabía que su Señor tenía un propósito soberano en aqu<strong>el</strong>la lucha. Era <strong>el</strong> mismo conocimiento que<br />
mantenía a Pablo, aceptándolo y regocijándose en él. Cuando estamos guerreando con Satanás y los<br />
poderes de las tinieblas, se deben tener en cuenta dos importantes dimensiones. Primero, tenemos<br />
que saber que debido a que estamos unidos a Cristo tenemos una total autoridad para resistir a<br />
Satanás y para obligarle a salir de nuestra presencia. Sin embargo, y simultáneamente, tenernos que<br />
estar dispuestos a aceptar <strong>el</strong> propósito soberano de nuestro Señor para dejamos experimentar la<br />
batalla, incluso si se prolonga.