24.10.2017 Views

el-adversario

ES UN LIBRO CON MUCHA INFORMACIÓN SOBRE LA VIDA DE ORACIÓN Y COMO HACER FRENTE AL ENEMIGO

ES UN LIBRO CON MUCHA INFORMACIÓN SOBRE LA VIDA DE ORACIÓN Y COMO HACER FRENTE AL ENEMIGO

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

49<br />

operaciones usuales. Me encontraba en tierra extraña, y yo extraño en <strong>el</strong>la. Mi Biblia, que había<br />

sido mi alimento diario, era ahora sólo una mano que removía las heces de mi mal. La oración no<br />

me servía de bálsamo; de hecho, mi alma se había tomado como la de un bebé, y no podía <strong>el</strong>evarme<br />

a la dignidad de la súplica. “Roto en mil pedazos”, mis pensamientos, que habían sido para mí un<br />

cáliz d<strong>el</strong>eitoso, eran como trozos de vidrio rotos, las miserias hirientes y cortantes de mi<br />

peregrinación.’<br />

Los siervos de Dios no son inmunes a estas negras pruebas. Añadiéndose a mi trauma<br />

estaba <strong>el</strong> sentimiento de tenor y humillación de que iba a sufrir un “ataque de nervios”. Para mí,<br />

esto era lo peor que pudiera sucederle a un joven que se estaba preparando para <strong>el</strong> ministerio. Esto<br />

no puede estar sucediéndome a mí. Nunca en mi vida he sufrido de los nervios un solo día. ¿Cómo<br />

puedo estar capacitado para consolar y orientar a otros en sus necesidades espirituales y<br />

emocionales cuando yo mismo he quedado roto en mi propia vida? Esta clase de pensamientos<br />

estaban constantemente conmigo. La única manera de describir mi tormento durante aqu<strong>el</strong>los días<br />

es decir que experimentaba una pérdida total de mi paz. Mis oraciones, aunque desesperadas,<br />

parecían excluidas de la atención de Dios. Las Escrituras, aunque las leía a menudo, eran como<br />

palabras muertas para mi mente y emociones perturbadas.<br />

Cuanta gratitud sentí aqu<strong>el</strong>los días por una esposa paciente, dada a la oración y<br />

comprensiva, y por <strong>el</strong> doctor Vernon Grounds, <strong>el</strong> piadoso presidente d<strong>el</strong> seminario donde estudiaba<br />

yo, en cuyo gran consu<strong>el</strong>o pude refugiarme. Como psicólogo cualificado, pudo ayudarme a<br />

examinar algunos de los conflictos espirituales de mi vida. El trauma, sin embargo, prosiguió<br />

durante varias semanas, y no parecía disminuir en intensidad. Esta dilatación de tiempo sólo sirvió<br />

para añadir a mi temor fundamental de caer en un colapso nervioso total. ¡Cómo anh<strong>el</strong>aba la paz, y<br />

cómo me preguntaba si jamás volvería a tenerla en mi atormentada vida!<br />

Durante este tiempo, me enteré de que uno de mis profesores había pasado por una prueba<br />

similar cuando había estado en <strong>el</strong> seminario. El meto hecho de saber que alguna otra persona había<br />

pasado por una prueba así y había sobrevivido me consoló. Lo fui a ver, animado de un dest<strong>el</strong>lo de<br />

esperanza. Lo encontré muy comprensivo y alentador.<br />

Le comuniqué mis temores de experimentar un “ataque de nervios”, quizá poniendo fin para<br />

siempre a mis esperanzas de llegar a ser un ministro. Me contestó con bondad, con unas palabras<br />

que me sacudieron y me llevaron de repente a darme cuenta de la verdad. Me dijo: “Mark, si Dios<br />

quiere que sufras un ataque de nervios, debieras querer sufrir este ataque de nervios mas que<br />

cualquier cosa en este inundo.”<br />

Estas palabras me llamaron poderosamente la atención. No oí nada más de lo que me decía.<br />

La verdad había dado muerte a mi soberbia y a mi temor.<br />

Me despedí apresuradamente y me dirigí a casa para estar a solas con Dios. Por <strong>el</strong> camino<br />

recordé que durante un día especial de oración en <strong>el</strong> seminario había orado: “Señor, mientras esté en<br />

<strong>el</strong> seminario, haz en mi vida todo lo que veas necesario para prepararme para serte un siervo útil.”<br />

Estas palabras volvieron ahora a mi mente con una nueva luz acerca d<strong>el</strong> significado de mi<br />

traumática experiencia.<br />

Me arrodillé aqu<strong>el</strong>la tarde para orar, y por primera vez desde <strong>el</strong> comienzo de mi trauma,<br />

sentí que podía tener comunión con Dios. Con una sosegada rendición, oré: “Señor, tú sabes que he<br />

temido y luchado incluso <strong>el</strong> pensamiento de sufrir un ataque de nervios. No he considerado siquiera<br />

por un momento que fuera tu voluntad para instruirme y disciplinarme. Perdóname mi<br />

voluntariosidad y soberbia obstinada. Señor, tú sabes que realmente no quiero pasar por un ataque<br />

de nervios, pero si quieres que así sea, entonces ahí vamos. Estoy listo.” En aqu<strong>el</strong> momento estaba<br />

seguro de que Dios me iba a precipitar a un ataque así, pero, en lugar de esto, cuando me levanté de<br />

mi oración, me di cuenta de que había vu<strong>el</strong>to una medida de mi paz interior. Al seguir rindiéndome<br />

a la perfecta voluntad d<strong>el</strong> Señor, aqu<strong>el</strong>la paz siguió creciendo. Al cabo de pocas semanas estaba<br />

totalmente restablecido.<br />

¡Qué grandes lecciones me enseñó aqu<strong>el</strong>la experiencia! Durante aqu<strong>el</strong> tiempo traumático,<br />

Dios introdujo en mí una ternura y comprensión para con las personas pasando por crisis

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!