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Autor : Mandové Pedroso . Provincia de Misiones . Argentina<br />
Año 1<br />
Número 2<br />
Soy el ciego mortal de mis audacias.<br />
Víctor Hugo Valledor<br />
CONTRAPOÉTICA EL RELOJ<br />
Hoja literaria de uso personal<br />
Se llama poesía a todo aquello que cierra la puerta a los imbéciles<br />
La poesía tiene una puerta herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de par en par para los inocentes. No es una<br />
puerta cerrada con llave o cerrojo, pero su estructura es tal que, por más esfuerzos que hagan los imbéciles, no pueden abrirla,<br />
mientras cede a la sola presencia de los inocentes. Nada hay más opuesto a la imbecilidad que la inocencia. La característica<br />
del imbécil es su aspiración sistemática a cierto orden de poder. El inocente, en cambio, se niega a ejercer el poder porque los<br />
tiene todos. Aldo Pellegrini<br />
Contrapoética el reloj está construida bajo estrictas medidas de colaboración y modestia.<br />
Edita: Víctor Hugo Valledor<br />
Hojas de distribución gratuita . Berisso - 2017 -<br />
Colaboran: Casa de la Poesía de Berisso.<br />
Ediciones Red Literaria.-La Plata-<br />
Poetas editados. Comunicarse : victorhugovalledor@yahoo.com.ar<br />
La poesía debe ser hecha por todos—Conde de Laurtreamont
El alba ha nacido detrás de sus ojos,<br />
Mi hijo fue a pescar con un extraño,<br />
con un hombre de bien, pero disuelto,<br />
enérgico en errores, casi triste<br />
Porque no pudo hallar a la tristeza.<br />
Yo le enseñe a mi hijo a usar anzuelos,<br />
y le grité frente a las aguas; puse<br />
la mejor caña y el mejor orgullo:<br />
hay peces que no llegaran a ser hombres.<br />
Volverá a pescar como yo he vuelto<br />
tantas veces del fondo de algún astro,<br />
de algún mar, de diversas experiencias.<br />
Mi hijo, el que está lejos, casi arriba<br />
donde la piel es casi un testamento.<br />
Roberto Themis Speroni—Argentina-<br />
la belleza se verá solo en su espíritu.<br />
Una vez el viento se apague para siempre.<br />
Alberto N Lourbe—Argentina<br />
Para la sombra<br />
siempre hay un recurso,<br />
y los gatos hablan de guerra.<br />
Preludio de carne blanca,<br />
la vibración del mar<br />
se estanca en tus pies.<br />
Los cedros recorren la galería<br />
Buscando mi protección.<br />
El viento cambió su curos<br />
en la hora de medianoche.<br />
Eduardo Negrete –Argentina<br />
Autor: Mandové Pedroso - Provincia de Misiones . Argentina
Sobre la creación poética<br />
Olga Orozco<br />
La poesía puede presentarse al lector bajo la apariencia de muchas encarnaciones diferentes, combinadas, antagónicas,<br />
simultáneas o totalmente aisladas. De acuerdo con las épocas, los géneros, las tendencias puede ser, por<br />
ejemplo, un dama oprimida por la armadura de rígidos preceptos, una bailarina de caja de música que repite su giro<br />
gracioso y restringido, una pitonisa que recibe el dictado del oráculo y descifra las señales del porvenir, una reina de<br />
las nieves con su regazo colmado de cristales casi algebraicos, una criatura alucinada con la cabeza sumergida en<br />
una nube de insectos zumbadores, una señora que riega las humildes plantas de un reducido jardín, una heroína que<br />
canta en medio de la hoguera, un pájaro que huye, una boca cerrada.<br />
¿Cuál es la imagen verdadera de este inagotable calidoscopio? La más libre, la más trascedente sin retóricas,<br />
la no convencional, la que está entretejida con la sustancia misma de la vida llevada hasta sus últimas consecuencias.<br />
Es decir, la que no hace nacer fantasmas sonoros o conceptuales para encerrarlos en las palabras, sino que hace<br />
estallar aun los fantasmas que las palabras encierran en sí mismas.<br />
Recorrer la trayectoria de la poesía desde la formulación del encantamiento y su consecuente palabra de poder,<br />
hasta la época actual, es un camino en doble espiral, tan largo como la génesis del lenguaje y tan tortuoso como<br />
la historia del hombre. Analizar el lenguaje de la poesía en sus sonidos y en sus resonancias es atrapar a un coleóptero,<br />
a un ángel, a un dios en estado natural y salvaje y someterlo a injertos y disecciones, hasta lograr un cadáver<br />
amorfo. Los poetas conviven con las palabras. sí, las nutren, las mastican, las aplastan, las pulverizan; combaten<br />
por saber quién sire a quién, o pactan con ellas, o tienen una relación semejante a la de los amantes. La poesía es un<br />
organismo vivo, rebelde, en permanente revolución, en permanente metamorfosis. Pero los fonemas, los antónimos,<br />
las aféresis, las paragoges, las aliteraciones, las arritmias, los yámbicos, al igual que ciertas ideas fijas, son los parásitos<br />
de las palabras; producen enfermedades incurables, vicios rutinarios, vejeces prematuras que conducen a las<br />
academias de la prosodia, a los hospitales de la semántica y al panteón de la etimología.<br />
Condensando todos los ismos que unen y separan, como los verdaderos istmos, reuniendo en un solo cuerpo las<br />
palabras que nacen, crecen, mueren y renacen, sólo puedo decir que más allá de cualquier posible discrepancia de<br />
acción y de fe, la poesía es un acto de fe, una crítica de la vida, un cuestionamiento de la realidad, una respuesta<br />
frente a la carencia del hombre en el mundo, una tentativa por aunar las fuerzas que se oponen a este universo regido<br />
por la distancia y por el tiempo, un intento supremo y desesperado de verdad y rescate en la perduración.<br />
Mientras tanto, aquí y ahora, el poeta elige su expresión. Elige la palabra como un elemento de conversión<br />
simbólica de este universo imperfecto. La idea de que el nombre y la esencia se corresponden, de que el nombre no<br />
sólo designa sino que es el ser mismo y que contiene dentro de sí la fuerza del ser, es el punto de partida de la creación<br />
del mundo y de la creación poética.
El blanco enceguece<br />
y las esquinas se clavan en la<br />
piel<br />
nada cede a las uñas descarnadas<br />
ni a los suspiros.<br />
Se perdió el tiempo<br />
si alguna vez lo hubo<br />
nadie escapó de Babel<br />
Bren Moloney-Argentina-<br />
(mariposa envenenada)<br />
Poesía<br />
Tormentas que arrebatan certezas<br />
y las vuelven lánguidas<br />
simples,<br />
tan cercanas<br />
como la arena que se escurre entre mis dedos.<br />
Tabla de naufrago<br />
sustancia compartida<br />
Palabras que hieren<br />
andan<br />
encallan.<br />
María Delia Cano Simpson– Argentina -<br />
Música hecha esperanza<br />
pura como el sol y sus<br />
discursos estelares.<br />
Ríos de luz sagrada,<br />
vidrio en tus ojos.<br />
¡Un vaso que se quiebra!<br />
Voces hechos juncos y<br />
encinas rompientes.<br />
Flores de cardamomo y<br />
pimientas<br />
iluminan el viento con<br />
fragancia extrema.<br />
En otra tierra<br />
Desde otras tierras.<br />
Encuentro pactado por dioses.<br />
Niños que se creían privados de los<br />
parques<br />
remontan sus barriletes en el cielo de<br />
la sorpresa.<br />
Desprovistos de pasado.<br />
Incendian relojes.<br />
Mariposas que no ven su propia belleza.<br />
Usan los ojos de alguien más.<br />
Belén Silva—Argentina<br />
Presencia de niño<br />
Buenas noches amor mío.<br />
¡Trajeron rosas! ¿En dónde?<br />
¿Qué debo estar confundido?<br />
Es extraño… Si no mientes,<br />
es que perfuma el retoño<br />
que comba ya tu vientre.<br />
Inmar Miguel Lamonega<br />
-Argentina-<br />
Elián Espósito– Argentina<br />
El poeta surrealista, como<br />
todo artista creador, pone<br />
en juego una particular<br />
función del espíritu: la<br />
imaginación.<br />
Aldo Pellegrini –Argentina<br />
Casa de pescadores ribereños<br />
La Bagliardi -<br />
Berisso<br />
Argentina<br />
Seré poeta hasta que deje de nacer.<br />
Víctor Hugo Valledor