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Make America great again<br />
o el destino manifiesto remasterizado<br />
Alejandro Ramos Ortiz (desde CDMX)<br />
CUATRO<br />
Alejandro Hernández: imagen de su serie “Vacío”<br />
Texto: José Córdoba Mayor de Parra<br />
Tarde o temprano, en algún momento, todos<br />
pensamos en el vacío, unas veces por asociación<br />
con la pérdida, la carencia o la ausencia;<br />
otras, porque se trata sin duda de un tema inquietante.<br />
Dice Wody Allen que “El sexo sin amor es una<br />
experiencia vacía, pero como experiencia vacía es<br />
una de las mejores”. Georges Braque, mucho más<br />
reflexivo o al menos más solemne, sostiene que “El<br />
jarrón da forma al vacío y la música al silencio”. Sentencioso<br />
y reiterativo, Krishnamurti afirma que<br />
“Somos lo que poseemos. El hombre que posee<br />
dinero es el dinero, el hombre que se identifica con<br />
la propiedad es la propiedad, o la casa, los muebles.<br />
Lo mismo sucede con las ideas o con la gente, y<br />
cuando existe ese afán posesivo, no hay relación. Sin<br />
embargo, la mayoría poseemos porque, si no, no<br />
tenemos nada más; si no poseemos somos cascarones<br />
vacíos. Por eso llenamos nuestra vida con<br />
muebles, música, conocimientos, con esto o aquello.<br />
Este cascarón hace mucho ruido y a ese ruido lo<br />
llamamos vivir y, con eso, estamos satisfechos. Pero<br />
si surge una contrariedad, una pérdida, entonces<br />
sufrimos porque de pronto descubrimos lo que<br />
somos, un cascarón vacío sin mucho significado”.<br />
Son conocidas las frases medievales o quizá anteriores<br />
que referían al miedo al vacío, el horror vacui<br />
(horror al vacío, testimonio de lo cual en el presente<br />
es prácticamente cualquier tablero de taxi o cualquier<br />
mesa de centro de sala de la tía más próxima), o a<br />
esa otra idea a la cual podemos atribuir diversos<br />
significados, además del original y obvio: semen retentum<br />
venenum est (“la semilla retenida es veneno”).<br />
El vacío es ausencia de materia pero también de<br />
contenido, de ideas y conceptos. Hay, en efecto,<br />
más de una definición científica acerca del vacío,<br />
como la de la Sociedad Estadunidense del Vacío o<br />
AVS, y otras, aunque sabemos que cada cual tiene<br />
su propio entendimiento, una noción individual, de<br />
acuerdo con su experiencia, cultura e imaginación.<br />
Arriba, una sugestiva imagen de Alejandro Hernández;<br />
otras, en portada<br />
Sobre la bellez<br />
Fernando Buen Abad (desde Buenos Aires)<br />
a<br />
Un asunto tan importante como la Belleza jamás<br />
ocupa los “encabezados” a no ser que se trate de<br />
exhibir mujeres o hacer publicidad al concepto de<br />
“arte”, secuestrado por algunos muesos o galerías<br />
mercantilizados. Contra eso, y desde sus entrañas,<br />
debe desarrollarse una producción simbólica, una<br />
revuelta de los signos, un ascenso semiótico, artístico,<br />
comunicacional, revolucionario, definitivo, comprensible<br />
y comprensivo<br />
En 2015 y 2016 en los Estados Unidos de America<br />
(EEUU) hubo sorpresas que muchas y muchos<br />
no esperábamos y tampoco supimos ver.<br />
No entendíamos qué pasaba, ni en éste ni en el otro<br />
lado, pero el 20 de enero de 2017 comenzó allá un<br />
periodo presidencial que algunos sí advirtieron<br />
como un colapso cultural.<br />
Algunas voces, desde hace años, advirtieron lo<br />
que podía venir y sabían que era conveniente divulgar<br />
el perfil del personaje, y su trayectoria, para entenderlo<br />
más y mejor y, así, conocer los valores,<br />
actitudes, percepciones, expectativas y declaraciones<br />
políticas del septuagenario millonario norteamericano,<br />
hijo de inmigrantes alemanes y escoceses,<br />
graduado en la Wharton School of Finance, exitoso<br />
inversionista inmobiliario, empresario del entretenimiento<br />
y político a partir de 2015.<br />
Aparecía en primer plano y con toda su crudeza<br />
e instantaneidad, desde la Casa Blanca, la civilización<br />
del espectáculo, el reality show, las fake news, la lucha<br />
por el rating en los medios y la efervescencia<br />
en las redes digitales aparentemente al servicio de<br />
la política, pero con Trump poniendo la política a su<br />
servicio y a su gusto.<br />
2017 mostró que la curva de aprendizaje para<br />
administrar ese discurso presidencial no ha sido<br />
fácil. Aunque conocido de tiempo atrás, el lenguaje<br />
de la propaganda y las riñas (el que pega primero,<br />
pega dos veces), sirvió para que Trump anunciara<br />
desde el inicio de su campaña en 2015 un no tan<br />
nuevo pero sí efectivo paradigma en el manejo de<br />
la política y la administración pública de los EEUU,<br />
donde la confrontación y lo políticamente incorrecto<br />
han prevalecido.<br />
Algo de lo que hay atrás de esa manera de actuar<br />
lo deja ver con bastante claridad John Wolff en Fire<br />
and Fury, el éxito editorial que apareció la víspera del<br />
primer aniversario del personaje de marras en la<br />
presidencia, que avivó la hoguera en torno al debate<br />
cotidiano del presidente Trump y que, como a él<br />
le gusta, lo puso en el centro del escenario.<br />
Ese libro da pistas para tratar de atisbar algo de<br />
una personalidad que, de acuerdo con Moisés Naím,<br />
de El País, la American Psychiatric Associatión ha<br />
llamado “Desorden de Personalidad Narcisista”<br />
(DPN). Quienes lo padecen “se caracterizan por su<br />
persistente megalomanía, sentimientos de superioridad,<br />
la excesiva necesidad de ser admirados, gran<br />
arrogancia y falta de empatía”.<br />
Pero Trump no surgió por generación espontánea,<br />
es resultado de un sistema de creencias que en<br />
la superficie pregona la democracia liberal, la libre<br />
empresa, el individualismo y la maximización de<br />
beneficios, pero en algunos sectores tradicionalistas,<br />
en lo profundo, reivindica los valores, expectativas,<br />
actitudes y estilo de vida White Anglo-Saxon Protestant<br />
(WASP), lo que podría sustentar su racismo,<br />
violencia verbal y autoritarismo.<br />
Respecto a la libre empresa y la maximización de<br />
beneficios, Trump ha publicado varios libros sobre<br />
el éxito en los negocios. En el primero de ellos, The<br />
Art of the Deal, (Donald Trump y Tony Schwartz, Ms.,<br />
G.K. Hall, 1989, 373 pp.) da consejos para ser un negociador<br />
eficiente y da pautas para entender su<br />
peculiar estilo:<br />
• Las controversias generan noticias gratuitas.<br />
• Apuesta por la confrontación, algunas veces<br />
la única solución es la confrontación.<br />
• Maximiza y optimiza tus opciones.<br />
• Comunica lo bueno (cacarea el huevo)<br />
Con Donald Trump nuestro globalizado planeta<br />
atestigua una guerra mediática en la que todos los<br />
medios son campo de batalla de un estilo de hacer<br />
política, que teniendo como actor a un empresario<br />
del entretenimiento y como herramienta a Twitter,<br />
establecen condiciones a los actores políticos y sociales<br />
y determinan nuevas reglas en el espacio público<br />
de todo el mundo. Su gestión apenas comienza<br />
y se hace necesario hacer periódicamente el recuento<br />
de los daños<br />
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