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Charlatanería<br />
o la cura a todos tus males<br />
Por Erika Migdalia García Aguilar<br />
Estudiante de 3º semestre de Contador<br />
Público, modalidad en línea<br />
Continuamente nos encontramos publicidad<br />
que nos ofrece cambiar nuestra<br />
suerte: “Problemas de dinero, salud,<br />
amor, mal de ojo… ¡Nosotros lo solucionamos!<br />
Resultados garantizados”.<br />
Así fue como Patricia López llegó en<br />
octubre de 1994 a casa de Soraya, angustiada<br />
por que después de 10 años de<br />
noviazgo con Sony, él la dejó argumentando<br />
sus diferencias religiosas. Sony de<br />
32 años, 1.90 m. de altura, complexión<br />
delgada, cabello rizado y de religión judía<br />
estaba enamorado de Patricia de 36<br />
años, tez morena, 1.65 de altura, divorciada<br />
y de religión católica.<br />
La pareja tenía diferencias de edad, costumbres<br />
y sobre todo, religiosas, pero<br />
siempre mostraron un profundo amor.<br />
Su historia fue a escondidas de la mamá<br />
de Sony, quien al enterarse que su hijo<br />
quería casarse con Paty, se opuso rotundamente<br />
a que se realizara el matrimonio.<br />
Sony accedió a los designios de su madre<br />
y terminó su relación con Patricia,<br />
quien buscó ayuda en el único lugar<br />
que prometió solucionarle su problema:<br />
“Te prometo que el amor de tu vida<br />
regresará”, le dijo Soraya.<br />
Paty llegó temerosa, leyó una lona en<br />
la entrada que anunciaba los servicios<br />
que ahí ofrecían. Después de tocar, salió<br />
Soraya, mujer delgada, blanca, de estatura<br />
baja. Patricia entró, inspeccionó<br />
el sitio, un olor a incienso inundaba el<br />
ambiente y una serie de figuras, amuletos<br />
y esculturas de la muerte, rodeaban<br />
el lugar.<br />
Luego de un interrogatorio y de leer<br />
las cartas, Soraya dijo que Sony “estaba<br />
embrujado” y que su madre era quien<br />
le estaba haciendo “el trabajo”. A partir<br />
de ahí Paty confiaba ciegamente en ella,<br />
creía en todo lo que le decía: Que pronto<br />
regresaría, que su mamá tenía un<br />
brujo muy bueno, que todo lo malo que<br />
le pasaba era consecuencia de lo que le<br />
estaban haciendo.<br />
Convencida del poder que Soraya tenía,<br />
seguía sus instrucciones al pie de<br />
la letra. “Ponle una vela, quema su ropa<br />
y rezas esta oración, hazle un altar a la<br />
muerte, ella nos ayudará”. Levantarse a<br />
las cinco de la mañana y acudir al cuarto<br />
de servicio que estaba abandonado<br />
desde hacía algunos años y orar frente<br />
a su templo improvisado se volvió un<br />
ritual.<br />
Constantemente le hablaba por teléfono<br />
a Sony, rogándole que volviera con<br />
ella, a lo cual él se negaba. Hasta que<br />
un día Paty se enteró que Sony estaba a<br />
punto de casarse con una mujer judía y<br />
que además era del agrado de su madre.<br />
“Por favor no llames más”, le dijo él.<br />
Para entonces Soraya ya era su amiga,<br />
confidente, la única persona con quien<br />
contaba, ya que al pasar del tiempo,<br />
Paty se volvió solitaria, agresiva y hasta<br />
podría decirse amargada.<br />
Dejó de confiar en su familia y de hablar<br />
del tema, por recomendaciones de<br />
su “amiga”.<br />
Un día Paty faltó al trabajo, llegó llorando<br />
a casa de su confidente a preguntar<br />
¿Qué pasaba? ¿Por qué después de 3<br />
años Sony además de no regresar con<br />
ella, iba a casarse? Lo había perdido.<br />
En ese momento dudó que Soraya dijera<br />
la verdad; con todo, ella la convenció<br />
que tuviera paciencia, que lo que hacía<br />
la mamá de Sony era más fuerte “brujería<br />
de la mala”, pero el amor de su vida<br />
estaría con ella finalmente.<br />
Pasaron los años y la amistad creció. El<br />
trabajo de Paty ya no alcanzaba para<br />
cubrir las cuotas de sus visitas cada vez<br />
más frecuentes, tenía que pedir préstamos<br />
y endeudarse para continuar su<br />
cometido.<br />
Después de diez años que Sony se casó,<br />
Patricia aún aferrada, ingresó a una red<br />
social en busca de su amor, sin éxito.<br />
Pero su vida dio un giro inesperado,<br />
conoció a Ronald, un chico holandés, y<br />
entabló amistad con él.<br />
De inmediato le contó a Soraya, quien<br />
se atribuyó el mérito de este encuentro.<br />
Dijo que él era la persona que aparecía<br />
en sus visiones, el amor que le había<br />
prometido hace varios años.<br />
Tres años después Ronald visitó México<br />
y le pidió conocerla, a lo que accedió.<br />
Luego de unos meses de estar en comunicación,<br />
decidieron unir sus vidas.<br />
Así fue como Paty se casó finalmente<br />
con Ronald, para después irse a vivir a<br />
Holanda.<br />
Sus consultas siguen a través de las redes<br />
sociales y ella está convencida que<br />
Soraya fue quien atrajo el amor a ella.<br />
Por eso, en pago de todo lo que ha hecho,<br />
le dio en agradecimiento un coche<br />
que dejó en México al partir.<br />
Patricia vive felizmente su matrimonio<br />
y atribuye su buena suerte a Soraya. Y<br />
así como ella, existen miles de personas<br />
que acuden con personas que abusan<br />
de la buena fe. Sería mejor que vivieran<br />
el presente, sin buscar ayuda para atraer<br />
un buen futuro.<br />
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