El Libro de las Horas

ANTÍFONA
Sal de ti mismo con todo lo que es único, que no es nada, y
despréndete de esa nada agradeciendo que Dios sea quien es.
SALMO
LA TARDE
La eternidad está en el presente. La eternidad
está en la palma de la mano.
VERSÍCULO INTRODUCTORIO
ERRAMAD, cielos, vuestra oscuridad y vuestra luz
sobre todos nuestros solemnes valles,
y viajad como la dulce Virgen
hacia el imponente escenario de los planetas.
HIMNO VESPERTINO
Justifica mi alma, oh Dios,
y llena mi voluntad con el fuego de Tus fuentes.
Brilla en mi mente, «eclipsa mi experiencia»,
ocupa mi corazón con Tu grandiosa Vida.
Que mis ojos no vean en este mundo más que Tu gloria,
y mis manos no toquen nada que no sea en Tu servicio.
Que mi boca no pruebe ningún pan
que no me dé fuerzas para alabar Tu gran misericordia.
Escucharé Tu voz y todas las armonías que Tú has creado,
cantando tus himnos para gozarme dándote gloria.
El Señor juega y se divierte en el jardín de Su creación,
y si pudiéramos dejar de obsesionarnos con el hecho
de que lo que pensamos es el sentido de todo,
tal vez fuéramos capaces de escuchar Su llamada
y seguirle en Su misteriosa danza cósmica.
Porque el mundo y el tiempo
son la danza del Señor en el vacío.
El silencio de las esferas
es la música de un banquete de bodas.
Cuanto más insistimos en malinterpretar
los fenómenos de la vida,
tanto más deducimos de ellos extrañas finalidades
y complejos propósitos exclusivamente nuestros
y tanto más nos sumimos en la tristeza,
el absurdo y la desesperación.
Pero eso no importa demasiado,
porque ninguna desesperación por nuestra parte
podrá alterar la realidad de las cosas
ni enturbiar la alegría de la danza cósmica
que siempre está ahí presente.
De hecho, estamos inmersos en ella,
y ella está inmersa en nosotros,
pues late en nuestra propia sangre, lo queramos o no.
Con todo, lo indudable es que somos invitados
a olvidarnos deliberadamente de nosotros mismos,
58 THOMAS MERTON
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