20 <strong>MEMORIAS</strong> INÉDITAS “ARTESANO, CUÉNTAME TUS AVENTURAS…” NOMBRE <strong>DE</strong> LA ARTESANA: ALEXANDRA RIVERA DISCIPLINA O RUBRO O ARTESANAL: ARTESANÍA EN BISUTERÍA DIRECCIÓN: AV. GENERAL ERIQUEZ 2758 Y LA CONCORDIA TELÉFONOS: 2863156 / O992799465
21 <strong>LAS</strong> JOYAS ENCANTADAS <strong>DE</strong> ALEXANDRA SUGERIDO PARA NIÑOS <strong>DE</strong> 6 A 11 AÑOS La historia de Alexandra tú vas escuchar, presta atención, que ella misma te la va a contar. H ola me llamo Alexandra, tengo 39 años, trabajo en un negocio llamado Tagú, aquí realizo diferentes bisuterías, seguro se preguntarán ¿qué es eso? pues, son collares, pulseras y aretes. Me gusta mucho elaborarlos con tagua, son unas semillas de las palmeras, que crecen en los bosques húmedos tropicales de nuestro lindo Ecuador. Les voy a contar un secreto, estas semillas son de color blanco y nada brillosas, pero con un poco de magia adquieren colores y llegan a ser tan brillantes como un diamante. Por eso cuando hago mi bisutería utilizo magia y así todo aquel que se pone mis joyas se convierte en príncipe y princesa. Y hablando de semillas, un día mientras hacía un collar, recordé que cuando era niña… como ustedes, mi papá me obsequió unas pepas de San Pedro, tenían unos agujeros, al verlas se me ocurrió la idea de unir estas pepitas y así formé mi primer collar. En ese momento no me imaginé que iba a continuar haciendo bisutería hasta ahora. Actualmente no solo los elaboro yo, sino que puedo compartir estos momentos con mi hija y sus amigos. En vacaciones doy cursos para todos los niños que quieren aprender a hacer bisutería. Y como ustedes son ahora mis nuevos amigos, les invito a estos talleres, ya verán como en magos nos convertiremos. Eso sí les digo, para realizar las joyas se requiere esfuerzo y paciencia. ¡Cómo olvidar cuando realicé un collar con piedras naturales!, en ese entonces trabajaba con unas brasileras y mi jefa me dio la oportunidad de ver cómo se hacían los collares, así que después de tres días logré terminar mi collar, no era cualquier collar, era un “mega collar”, emocionada les mostré a mi jefa y a su esposo. Pero sin darme cuenta se desbarató en un abrir y cerrar de ojos, las pepas salieron volando por todo el almacén. Como en el cuento de Cenicienta, cuando el reloj marcó las doce y con la última campanada… el encanto se acabó, pero esta vez tan solo bastó contar hasta tres y en cuenta regresiva … 3…2…1… ¡Ka boom! el collar se destruyó.