FANZINE HISTERIA
Fanzine elaborado con los poemas del cortometraje HISTERIA (Fátima Fatene), e ilustraciones de la artista Sandra S. Naranjo.
Fanzine elaborado con los poemas del cortometraje HISTERIA (Fátima Fatene), e ilustraciones de la artista Sandra S. Naranjo.
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En numerosas ocasiones, una presencia suele entrometerse<br />
en mi relajación, cuando camino hacia<br />
el estado de ensoñación. Esta presencia me<br />
paraliza, y me impide comenzar a soñar.<br />
Entonces, quedo atrapada entre sus oscuros<br />
brazos, en un nuevo limbo que se crea entre la<br />
vigilia y el sueño, como si fuese consciente, pero<br />
a la vez, impotente. Es frustrante.<br />
Hoy me ha vuelto a suceder. Tengo miedo, pero<br />
esta presencia no quiere hacerme daño, me acaricia,<br />
me abraza y me intenta complacer. Como si<br />
fuese una serpiente, me tienta durante unos instantes,<br />
y yo, que sigo paralizada, no puedo evitar<br />
pensar que es el demonio, tratando de arrastrarme<br />
entre halagos.<br />
Y siento esas caricias como si fuesen reales...pero<br />
cuando al fin, consigo moverme, y despierto de<br />
forma definitiva, el día sucede extraño, el dolor<br />
se apodera de mi, la soledad me hinunda,<br />
y de nuevo, vuelvo a caer en algún error pasado.<br />
Es imposible evitar pensar que tenga razón.
Las ventanas me dan fobia.<br />
Durante el día, tengo la sen<br />
puede poner de manifie<br />
Durante la noche, siento q<br />
traspasarlas y lleg<br />
Si estan abiertas, temo qu<br />
entrometerse en mi s<br />
Si están cerradas, siento q<br />
pensamientos, que rebotan co<br />
mi torm<br />
A veces pienso, quiero esc<br />
esconderme. Y en ciertos mom<br />
solo yo soy mi m
Les tengo un odio terrible.<br />
sación de que la luz del sol<br />
sto todos mis defectos.<br />
ue cualquier peligro puede<br />
ar hasta mi cama.<br />
e el mal del mundo pueda<br />
antuario, mi refugio.<br />
ue estoy atrapada en mis<br />
ntra las paredes de mi jaula,<br />
erto.<br />
apar, y otras veces, quiero<br />
entos de lucidez percibo que<br />
ayor amenaza.
La belleza le abruma. El simple hecho de pensar en algo que<br />
reúna todos y cada uno de los atributos que abarcan su concepción<br />
de belleza, hace que se le estremezcan hasta los dientes.<br />
La belleza siempre había sido su bendición y su castigo,<br />
su tormento y su éxtasis. Desde muy niña decidió capturar<br />
cada resquicio de belleza, para llevarlo consigo. Tan<br />
solo era una niña caprichosa, que decidió dejarse llevar<br />
por el egocentrismo y se estableció como norma oficial coleccionar<br />
miradas de fascinación, que iba capturando<br />
allá por donde sus ligeras caderas oscilaban fascinantes.<br />
El fatalísimo destino, Dios de Todo y Dios de Nada,<br />
quiso brindarle la oportunidad ser lo suficientemente<br />
bella como para necesitar serlo más. Y más.<br />
Era consciente de que cuando caminaba por las calles de<br />
la monótona ciudad de vidas paulatinas, hasta las miradas<br />
más rezagadas decidían descansar de sus aflicciones ocultas<br />
reposando curiosamente sobre su pequeña figura oscura,<br />
ornamentada con toda clase de cachivaches aniñados y pueriles.<br />
Porque el negro es bello, señores.<br />
Y es bello, porque es d-i-f-e-r-e-n-t-e.<br />
He de suponer, yo que la conocía bien, que ese fue su terrible<br />
pecado: tratar de amoldar la profundidad de su belleza, su<br />
corazón, y su mente a la banalidad de un mundo mugriento,<br />
monótono y, para personas como ella (sensibles), desolado.<br />
La verdad es que, ahora que ya no está, podría detenerme<br />
a explorar todas y cada una de las cajas de recuerdos que<br />
dejó apiladas entre las paredes verdes de su habitación.
Pero su tormento sigue vivo, y a veces viene a visitarme,<br />
y temo tan siquiera acercarme a esas<br />
cajas por si acaso ha decidido esconderse allí.<br />
Cargar a cuestas con el peso de la belleza no es fácil.<br />
Y es cierto que su belleza resulta atractiva. Resulta muy<br />
atractiva si la observas y sólo la observas. Pero, realmente,<br />
¿quién quiere acercarse? A veces revolotea en mi cabeza<br />
un suave zumbido parecido a una idea confusa que parece<br />
querer decirme que su mayor miedo era ella misma.<br />
Como no quería conocerse, decidió no darse a conocer, y compartir<br />
todos y cada uno de sus secretos con las palabras y las hojas de papel.<br />
Murió de sufrimiento. Una noche, su constante tropiezo le hizo<br />
despeñarse en el fondo un pozo. Allí paso largas noches de insomnio,<br />
escribiendo, cantando, e imaginado un sin fin de puertas que, sin<br />
saber como, llegaron a materializarse con tanta nitidez que de no<br />
haber sido por el olor a madera y hierro, le hubiesen hecho pensar que<br />
estaba loca y se trataban de espejismos. Aunque, ¡para que engañarnos!,<br />
estaba desquiciada, y seguramente sólo fuesen espejismos.<br />
Del pozo le costó salir, y algunos cuentan que, en el acto de escapismo,<br />
sus manos adquirieron una aspereza que, lejos de ser<br />
desagradable, le hacía más diferente, más bella, y todavía más infeliz.<br />
De sus noches en el pozo recopilé estos poemas. Todos encierran<br />
un tormento, envuelto en bellas palabras, su tormento: la belleza.<br />
Lo más curioso de todo es que su fantasma todavía vaga por la<br />
habitación de paredes verdes y ventana rota. Se cuela por la<br />
rendija de la puerta y sube hasta la cama. Que es mi cama.<br />
Y entonces, yo, me quedo toda la noche sin dormir, escribiendo.
MIS SÁBANAS.<br />
Dolores se retorció entre sus miedos. Dolores regaló una porción<br />
de sus esperanzas a la decrepitud de las sábanas viejas.<br />
Su cama seguía siendo un refugio.<br />
A cambio, solo pedía que la seda roída por el tiempo supiese<br />
lamer sus heridas. Como cuando era tan solo una niña.<br />
Entonces, recuerda el inocente ritual en las noches de insomnio<br />
y temores. Dolores buscaba el encuentro místico con las<br />
sombras que su imaginación se empeñaba en dibujar sobre<br />
las paredes de su pequeño santuario. Pero Dolores nunca veía<br />
nada más que las siluetas de su espejo, sus cortinas, y sus<br />
lienzos pintados a dedo y amor. Podía sentir la caricia del<br />
miedo tras sus orejas, y temía descifrar su nombre en alguna<br />
voz distorsionada, pero nunca oía nada.<br />
Aún así, a Dolores le gustaba proteger su delicado cuerpo con<br />
la suavidad de sus sábanas. Desde la primera vez que notó el<br />
ligero roce de la seda rosada por encima de sus labios, y por<br />
debajo de su nariz, supo que aquellas sábanas serían un perfecto<br />
escudo. Un escudo contra el mal del mundo. Un escudo<br />
de paz frente a un mundo de caos. Dolores sintió la calidez de<br />
un abrazo a través de la frialdad material de sus sábanas de<br />
seda. Y aquello le fascinó.<br />
Por eso, a Dolores le gustaba retorcerse entre los miedos que<br />
quedaron atrapados en su santuario de seda. Por eso, a Dolores<br />
le gusta perderse cada noche entre sus sábanas de seda.
LODO<br />
Lo ha vuelto a hacer.<br />
Ha vuelto la orquesta del demonio a aparecer.<br />
Escucho como en mi vientre<br />
sus melodías se convierten en crujidos.<br />
Algunos tragan tierra seca como si fuese comida,<br />
yo me limito a escupir constantemente.<br />
Algunos caminan por llanuras,<br />
yo me arrastro por los recónditos pasadizos<br />
de lodo y hierba que se tejen en mi cabeza.<br />
Son mas verdes que esas llanuras,<br />
pero mucho más peligrosas.<br />
Mis entrañas están y estrujan mi corazón<br />
Mi espíritu está condenado a vagar infinitamente,<br />
mientras el cuerpo permanece reposando<br />
en cualquier lugar de este absurdo escenario.<br />
En esos momentos el vacío es pleno,<br />
y esta pesadilla toma forma de silencio.<br />
Y entonces, lo sé. Ha vuelto a suceder...<br />
...volvió la orquesta del demonio a<br />
aparecer.
LA PRINCESA.<br />
La princesa está triste...<br />
La energía de sus ojos se disipa en el aire, emprendiendo un<br />
viaje hacia el confín de la memoria.<br />
¿Qué tendrá la princesa?<br />
Si el carmín de sus labios se desliza por su cuello, y se mezcla<br />
con la sangre que segregan sus heridas. Y sus rizos de cacao,<br />
enojados con el viento, sus tacones de marfil, embistiendo<br />
contra el suelo, y su cuerpo hoy se entrega, a la mímica del<br />
tiempo.<br />
Las murallas de acero, de lodo se han tornado, se derrumban,<br />
se quiebran las paredes del palacio de cristal, y brotan de sus<br />
ruinas barrotes de cal y arena, y cadenas de granito ahora<br />
oprimen sus tobillos, convirtiéndola en esclava de pesares<br />
infinitos.<br />
Libérate, princesa, olvida tu pasado, tu presente, no esperes tu<br />
futuro, y corre por las tierras del obscuro. Descálzate, renuncia<br />
a tus reliquias, no dejes ofuscar por el brillo diamante,<br />
no te engañes por el canto de sirena, encrudece tus sentidos,<br />
y vuela por la estela hacia la luna menguante. La muerte te<br />
acompaña, la vida te reclama y tú andas, purgativa, por arenas<br />
movedizas.
NOTAS SOBRE LA AUTODESTRUCCIÓN<br />
Y EL HAMBRE<br />
Crujidos en mi garganta.<br />
El aire se enrosca en la sequedad de mis heridas,<br />
menguadas con alcohol<br />
y restos de la ira que un día broto de mí,<br />
tratando de vacíar el vacío infernal que me acecha.<br />
La sombra del recuerdo a cuestas,<br />
y el miedo al devenir, clavado en mi pecho.<br />
Astillas en el corazón,<br />
rasguños enmendados por el tiempo y la esperanza.<br />
Cuando el aroma del verde,<br />
se convirtio en el hedor del gris,<br />
una lágrima resbaló, del ojo del cuervo,<br />
y, tras reposar, hundida entre las plumas de sus alas,<br />
penetró ferozmente en las entrañas de la tierra.<br />
Y entonces, yo, que soy tierra,<br />
senti dolor.<br />
Y tu, que tierra eres,<br />
notaste la leve humedad de la tristeza.
El alma rasgada lamenta,<br />
Como va pereciendo la carne.<br />
Este cuerpo herido sostenta,<br />
Gritos de dolor, a cuestas.<br />
Cansada de arrastrar mi torso,<br />
Sobre la ira que emana de la tierra,<br />
Decidí regarla con mis lágrimas...<br />
Pensé que, tal vez cierto día,<br />
Pudiesen florecer rosas con espinas.
Sigue árido el suelo que me da cobijo,<br />
Los pájaros creen que soy la semilla,<br />
La sangre que resbala de mi boca,<br />
penetra en el cultivo como abono...<br />
Y lo pudre, porque es infértil.<br />
La tierra está muriendo, poco a poco...<br />
Y con ella, mi piel infectada de odio,<br />
Teñida de suspiro y desarraigo.<br />
Peregrinos que se acercan a mí,<br />
Huyen temerosos de este virus<br />
No quieren contagiarse de la tristeza...<br />
Y yo, sigo esperando la salvación,<br />
Como si fuese una nueva estación.<br />
Ojalá me siembren en un jardín,<br />
Solo necesito un poco de color y vida.
Gracias.<br />
<strong>HISTERIA</strong> no hubiera sido posible sin la colaboración de<br />
su público y sus mecenas. Tampoco sin el increíble apoyo<br />
de un equipo técnico y artístico implicado, profesional, y<br />
sobre todo, sensible.<br />
Los poemas recopilados en estas páginas son obra de Fátima<br />
Fatene de Jesús, y pertenecen al film <strong>HISTERIA</strong>, producido<br />
durante el período 2017-2018<br />
Ilustraciones Sandra Sánchez Naranjo @r.i.z.h.o.m.a.s