PA4193 A0801 R7 REVISTA CONSCIENCIA NO 32 FINAL R
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Ensayos<br />
Le pregunto: “¿tendrías la sensación de que te morías?”. Y le<br />
afirmo: “El problema que sentías de chico cuando vomitabas,<br />
lo grabaste en tu mente… y todavía en el fondo sientes eso.<br />
Tal vez tu mamá también tiene esa sensación… Por eso aparece<br />
el nudo. Seguramente has vuelto a pensar que te podías<br />
morir”.<br />
Manuel solo asienta, veo una sonrisa en él.<br />
El tratamiento continuó. Manuel describe anécdotas de lo<br />
que hace con sus compañeros de la escuela y ya no juega a<br />
las escondidillas con sus primos de seis años; sin embargo,<br />
aun con todos los evidentes beneficios que obtuvo, el proceso<br />
de este joven concluyó. Podría decirse que de alguna manera<br />
empezó vivir su propia vida, sin temor a derrumbarse,<br />
no con la impostura de los padres, porque las palabras ya son<br />
de Manuel y está dispuesto a jugar a su manera.<br />
Marcel<br />
Ser equivale a tiempo, a continuidad, a vida.<br />
Jorge Rodríguez<br />
Primer acto<br />
El odio engendrado en sus entrañas se ha acrecentado. No<br />
ha podido expresarlo como en otras ocasiones, cuando ese<br />
malestar se lo quitaba desbordándolo en pasión con Andrea.<br />
Ahora no pudo drenar el caudal venenoso acumulado que<br />
antes ya lo había acercado a la muerte y nuevamente hoy sus<br />
pasos lo han dirigido hacia su última morada.<br />
Cuando pierde la brújula que el otro le representa, Marcel<br />
se hunde como si fuera un barco que se ha impactado contra<br />
un iceberg. La zozobra que siente la conoce, sabe que es<br />
el preludio hacia un desenlace inevitable. Estos episodios de<br />
incertidumbre no son ajenos y lo horrorizan. Lo invade la angustia;<br />
la tristeza se convierte en melancolía; las canciones<br />
de despecho y abandono son el detonante que antecede sus<br />
precipitadas caídas; llora a los ausentes y recrimina a los presentes;<br />
se desprecia. Empieza a jugar a la ruleta rusa.<br />
Busca el mejor tequila para tratar de aminorar esa seca sensación<br />
y adormecerse; fallida fórmula que antes ha sido la<br />
detonante de sus agrios desenlaces. Marcel ya lo había sentido:<br />
como si habitara en medio de una enorme planicie árida.<br />
Desde muy pequeño era común que repentinamente se sintiera<br />
desamparado y no deseaba volver a sentirlo.<br />
Antes, Marcel nunca había dudado del amor profesado a su<br />
madre, pero ahora se preguntaba con insistencia si realmente<br />
ella lo deseó como hijo, y hoy en día carga el peso de una<br />
bola de desechos del más hondo desprecio que siente hacia<br />
ella queriendo desaparecerla, destruyéndose.<br />
Después de este intento, el primero que presentaba cuando<br />
lo conocí, en el tercer intento a sus 50 años, fui al hospital<br />
a verlo cuando Andrea me informó sobre lo sucedido. El rostro<br />
amoratado de Marcel no correspondía a lo que me habían<br />
informado; había intentado suicidarse. Medio anestesiado,<br />
empezó a comentar los vagos destellos contenidos en su memoria.<br />
Al escuchar su relato todo embonaba, arriesgó su vida<br />
de dos formas, o se la quitaba alguien más o él se haría cargo<br />
de terminarla; en ambas misiones falló. Un episodio que se<br />
sumó a las huellas de dolor que lo fueron marcando desde<br />
que tenía casi tres años y no lo han dejado de avasallar durante<br />
toda su vida.<br />
Postrado en una cama de urgencias, los flashazos de la noche<br />
anterior empezaron a aparecer, mezclados con recuerdos de<br />
su infancia en los que aparecía vestido con mallas de bailarina<br />
de ballet. A su madre le gustaba verlo así. Seguramente<br />
desde su nacimiento ella miró a una hija, una pequeña mujer<br />
que cuando bañaba y acariciaba irremediablemente sentía el<br />
cuerpo de un niño y dejaba de recrear a Marcel(a) quién era<br />
la que habitaba su mente.<br />
Revista ConSciencia de la Escuela de Psicología<br />
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