PA4193 A0801 R7 REVISTA CONSCIENCIA NO 32 FINAL R

Artículos
en los participantes que van desde aspectos emocionales:
inseguridad, miedo, desconfianza, ansiedad; y al principio de
su integración a la sociedad: desorientación e incomodidad,
hasta los relacionados con el autoconcepto. Resulta parcial
reducir el problema a los aspectos negativos, porque es relevante
mencionar que, con base en las experiencias de sufrimiento,
dolor y violencia, también se pudieron encontrar
aprendizajes que los fortalecieron personalmente para su
reintegración a la vida social.
En las experiencias de violencia, al recordarlas, los participantes
encontraron mayores sentimientos de malestar, tristeza
y dolor. En cuanto a la violencia que ellos ejercieron en prisión,
se identifica que fue utilizada para su propia supervivencia,
incluso hoy en día esos impulsos ya no están presentes o
intentan controlarlos, y rechazan todo acto que les recuerde
su estancia en la cárcel, al tener claro cuáles son los comportamientos
que no son necesarios para su integración a la
sociedad.
La importancia de los grupos de apoyo es crucial para la vida
de un preso. Al atravesar situaciones que emocionalmente
los deja vulnerables, encuentran soporte en la familia y
amigos, lo confirma Gracia y Herrero (2006) sobre cómo el
apoyo social ayuda al preso a mantener un nivel de ajuste
psicológico adecuado. Incluso la familia y amigos son considerados
fortaleza para soportar todas las experiencias desagradables
que atraviesan estando en prisión, como la soledad,
vacíos existenciales, el arrepentimiento y el intenso
deseo de ser libres de nuevo.
Al salir de prisión, tienen sensaciones de inseguridad e incapacidad
para adaptarse a la sociedad. Empiezan por modificar
hábitos previos al entrar a prisión, esto incluye cambiar
aquellas amistades que estaban involucradas en actos
ilícitos por otras que puedan ayudarles y apoyarlos a realizar
actividades para su crecimiento personal, tanto en el trabajo
como en su estado emocional, inclusive por aquellas que
puedan motivarlos a realizar sus metas. Se encontró que, con
base en la experiencia de la reclusión, un ex convicto es capaz
de conocer sus fortalezas personales y darle un sentido más
propositivo a su vida.
Los resultados encontrados nos hacen pensar que si los familiares
son la principal fuente de apoyo para un prisionero, debería
desarrollarse una intervención o programa de atención
y tratamiento para las familias que también se ven afectadas
al tener a un integrante en un centro de reinserción social,
para de esta manera dar contención y fortalecer a los prisioneros.
De igual forma, queda pendiente una investigación
de cuáles son las repercusiones psicológicas que produce el
encarcelamiento en la familia y en sus integrantes.
38 Revista ConSciencia de la Escuela de Psicología