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ministerio de membresía. Cristo le ha dado a los profetas la
habilidad de conocer los dones de Dios y el llamado en la
vida de una persona. Esta habilidad no está siempre activa
en el profeta, como tampoco un evangelista sabe cuantas
almas se van a entregar cuando él predica un mensaje. La
percepción del profeta en esta área es más profunda y es
una gracia con más unción que el don de palabra de
ciencia operando en los santos, así también como un
profeta profetizando lleva en si una unción mayor que la
de un santo, profetizando con el don de profecía por medio
del Espíritu Santo.
Las habilidades divinas del profeta son más que los
dones del Espíritu Santo. Estas son las mismas habilidades y
gracia de Cristo. Un miembro de la Iglesia con unción tiene
la capacidad de discernir con una palabra de ciencia que
otro miembro tiene cierto don o llamado, pero esto no lleva
consigo el poder de activar los dones, solo trae
conocimiento revelatorio. Cuando el profeta impone sus
manos y profetiza dones y llamados a una persona, sus
palabras tienen el don de Cristo y la habilidad creativa de
impartir, dar a luz, y activar el ministerio de un miembro. Si
la persona a quien se le da la palabra profética no la recibe
con fe, este podrá dar a luz, pero lo nacido habrá fallecido.
Si la persona no le ministra a la palabra profética recibida,
esta palabra se desnutrirá y nunca alcanzará la vida y la
madurez en el individuo. Hay muchas otras cosas que
pueden impedir que una palabra verdadera de profecía
dada por un profeta llegue a su cumplimiento en la vida y
ministerio de un individuo. Estos obstáculos serán mencionados
en otro capitulo.
El Cuerpo de Cristo solo será edificado y alcanzará su
madurez en Él, a medida que cada miembro del Cuerpo
funcione en la plenitud de su ministerio de membresía.
Efesios 4: 16 declara que el Cuerpo de Cristo está unido
entre sí por todas las coyunturas, que se ayudan
mutuamente, y a medida que cada miembro del cuerpo
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hace su parte, esto los ayuda a que se relacionen
adecuadamente con otros miembros. Efesios 4:12 declara
que el profeta y los otro cuatro ministerios tienen la
función primordial de capacitar a los santos con este
conocimiento y habilidad para que ellos puedan entrar en
su ministerio, y de esta manera hacer que todo el Cuerpo
de Cristo madure.
Cristo no puede regresar hasta que los dones
ministeriales de ascensión hayan llevado a la Iglesia a su
madurez total. El pastor, el evangelista y el maestro han
sido los únicos ministerios reconocidos por la. participación
activa de su función. Ahora Cristo está activando a los
profetas en los 80 y a los apóstoles en los 90. Jesús se
deleita al ver que Sus profetas pronto serán reconocidos y
acepatados plenamente por su Iglesia. Cuando esto suceda,
la cercanía de la consumación de las edades será
inminente. Esto acelerará el proceso "para preparar un
pueblo bien dispuesto para el Señor" para que Él pueda
regresar. La profecía de los profetas llevará a la Iglesia de
un desorden como el del Valle de los huesos secos a una
unidad, que crecerá, y madurará hasta que la Iglesia se
levante como un gran y poderoso ejercito del Señor (Ez.
27:1-14).
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