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etnografía del vestibulo central<br />

de la estación del Metro de Sol<br />

etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

1


etnografía del vestibulo central<br />

de la estación del Metro de Sol<br />

SSOOLLAAZZOO<br />

Estudio de entografía del vestibulo central<br />

de la estación del metro Sol en Mdrid<br />

Modulo de Fundamentos de Comunicación<br />

MAca Master en Comunicación Arquitectonica<br />

Escuela Técnica Superior de Arquitectura<br />

Profesores<br />

Antonio Agustín García<br />

Amparo Lasén<br />

Estudiantes<br />

Akshid Rajendran<br />

Álvaro Pardo Ballesteros<br />

Marina Villalobos Violán<br />

Natasa Lekkou<br />

Selene Jiménez Salgado<br />

julio 2018, Madrid<br />

2 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

3


ÍNDICE<br />

7<br />

7<br />

8<br />

8<br />

11<br />

13<br />

14<br />

20<br />

20<br />

20<br />

22<br />

23<br />

24<br />

24<br />

30<br />

33<br />

43<br />

43<br />

49<br />

50<br />

53<br />

INTRODUCCIÓN<br />

CONTEXTO<br />

LA ESTACIÓN DE SOL<br />

LA INTERACCIÓN SOCIAL<br />

EL LUGAR<br />

EL REGISTRO<br />

EL ESTUDIO<br />

LOS FLUJOS (AKA LOS QUE ATRAVIESAN)<br />

EL PEATÓN HABIL<br />

EVITAR LA COLISIÓN<br />

LA HORA PUNTA<br />

VELOCIDADES<br />

LOS QUE PARAN<br />

BIBLIOGRAFIA<br />

EL ESPACIO BORDE<br />

LA DESATENCIÓN CORTÉS<br />

**DIAGRAMAS DE LOS QUE PARAN<br />

DEL TIEMPO<br />

AL ESPACIO<br />

EL NO LUGAR<br />

SEÑALETICA Y ACCESIBILIDAD<br />

INTERACCIÓNES<br />

ÍNTIMAS<br />

4 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

5


INTRODUCCIÓN<br />

CONTEXTO<br />

El estudio etnográfico SOLAZO responde a un ejercicio enmarcado<br />

dentro de la asignatura “Fundamentos de la Comunicación” del Máster<br />

en Comunicación Arquitectónica (MACA) impartido en la Escuela Técnica<br />

Superior de Arquitectura de Madrid. A través de este trabajo se busca<br />

manifestar una serie de dinámicas sociales que tienen lugar en el vestíbulo<br />

de la estación de Metro de Sol (Madrid) e identificar las causas sociológicas<br />

que las producen.<br />

Plaza de Sol - accesos principales mas usados<br />

6 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

7


LA ESTACIÓN DE SOL<br />

Sol es una estación multimodal situada bajo la céntrica Puerta del Sol de<br />

Madrid, en el barrio del mismo nombre del distrito Centro. Su zona tarifaria<br />

es la A y está considerada una estación adaptada para discapacitados<br />

según el Consorcio Regional de Transportes. Cuenta con nueve accesos,<br />

situados en las calles Carretas, Carmen, Alcalá, Mayor y Preciados, así<br />

como la cúpula de RENFE y un acceso directo a El Corte Inglés de la calle<br />

Preciados, así como dos ascensores.<br />

En la página web del Metro de Madrid 1 aparece definida como “la estación<br />

más céntrica del Metro de Madrid, ubicada en el distrito Centro, en la<br />

emblemática Puerta del Sol. Por su estratégica posición, es una de las<br />

estaciones que más tráfico de viajeros registra. En ella se puede hacer<br />

trasbordo entre las líneas 1, 2 y 3 de Metro. La estación muestra un<br />

aspecto amplio y moderno tras la remodelación, con una gran estancia<br />

central donde se encuentran diversas tiendas.”<br />

La elección de esta estación como objeto del estudio sociológico responde<br />

a su gran relevancia dentro de la red de transporte público de la Comunidad<br />

de Madrid, ya que en esta estación confluyen las líneas 1, 2 y 3 del Metro<br />

de Madrid y C-3 y C-4 de la red de Cercanías Madrid. De hecho, durante<br />

el pasado año 2017 la estación de Metro de Sol fue la más transitada de la<br />

red, registrando un total de 21.936.772 entradas (por delante de Moncloa<br />

con 19.344.895 entradas o Príncipe Pío con 15.727.577 entradas) 2 .<br />

Además, su situación estratégica en el centro físico y social de la capital,<br />

y su conexión entre distintas líneas de transporte la convierten también,<br />

posiblemente, en la estación que mayor tránsito de turistas y nuevos<br />

usuarios recibe de toda la ciudad. A esta afluencia se suma la de todos los<br />

trabajadores de las áreas cercanas, residentes del barrio o gente atraída<br />

por la gran oferta de comercio y ocio de la zona, e incluso usuarios que<br />

solo utilizan la estación a modo de intercambiador sin llegar a salir de ella.<br />

El uso del espacio de estos grupos responde a distintas franjas horarias a<br />

lo largo de la semana (la actividad no es igual un martes por la mañana que<br />

un sábado por la tarde), que se analizarán y compararán detalladamente<br />

en este caso de estudio.<br />

La estación de Sol pertenece al primer desarrollo de Metro de toda la<br />

red. Los andenes de la Línea 1 entraron en funcionamiento en 1919, al<br />

inaugurarse el primer tramo del metro en la ciudad entre Sol y Cuatro<br />

Caminos. La estación de La línea 2 fue incorporada en 1924, situándose<br />

por encima de la Línea 1 y perpendicularmente a ellos. La estación de la<br />

línea 3 fue incorporada en 1936, situándose más o menos al mismo nivel<br />

que la Línea 1 y también perpendicular a la Línea 2. Es importante destacar<br />

que el primer tramo inaugurado de las tres líneas incluía la estación de<br />

Sol. Posteriormente, las líneas de Cercanías fueron inauguradas en 2009.<br />

Los distintas fases de construcción, reforma y adaptación de los distintos<br />

andenes de la estación han configurado un espacio complejo y discontinuo,<br />

distribuido en distintos niveles entrelazados entre sí.<br />

LA INTERACCIÓN SOCIAL<br />

Viajamos de un lugar a otro de Madrid en Metro y, al hacerlo, nos vemos<br />

obligatoriamente enfrentados con “los otros”. La vida cotidiana es un<br />

compartir el espacio y el tiempo, es —tal y como dicen Peter Berger y<br />

Thomas Luckmann (2001)— un mundo intersubjetivo, aquello que comparto<br />

con los otros. Es, por lo tanto, el punto de encuentro entre significados: mis<br />

significados y los significados de los otros. De hecho, el transporte público,<br />

en su misma concepción, no podría entenderse sin esta interacción con<br />

los otros. Aunque cada persona se dirija a un destino concreto, a través de<br />

una ruta distinta, interactúa de forma constante con el resto de pasajeros<br />

que hay a su alrededor, presentándose de alguna forma frente a ellos y los<br />

otros frente a ella generando así una interacción social.<br />

Es por ello que entendemos el espacio del vestíbulo de Sol como un<br />

gran espacio de interacción social. Más concretamente, como una suma<br />

de interacciones continuas y fugaces. Este carácter cotidiano, rutinario<br />

y ordinario en torno a la interacción social entre tipos de usuarios muy<br />

distintos entre sí lo convierten en un espacio muy interesante de ser<br />

investigado.<br />

Las rutinas cotidianas, con sus casi constantes interacciones con los<br />

demás, estructuran y conforman lo que hacemos. Al estudiarlas podemos<br />

aprender mucho de nosotros como seres sociales y de la misma vida<br />

social. Nuestras vidas están organizadas en torno a la repetición de pautas<br />

de comportamiento parecidas día tras día, semana tras semana, mes tras<br />

mes y año tras año. - Anthony Giddens (2006, p.106)<br />

Desde el momento en que la puerta automática del vagón se abre,<br />

contamos con un tiempo, un tanto difícil de determinar para bajar del<br />

metro. Si titubeamos, podemos recibir un portazo o que nos lleve a la<br />

siguiente estación. Este sería un buen ejemplo de lo que Goffman (1997)<br />

denomina “comprometer la actuación”. Goffman equipara toda situación<br />

social con una puesta en escena, y en este sentido, toda situación social<br />

tiene un guión que debe seguirse tal cual. Si alguno de los actores hace<br />

o dice algo que no está dentro del guión, la actuación se compromete, y<br />

con ello la interacción va por otro cauce que no es el que “debería ser”.<br />

De esta manera, se entiende que definir la situación es definir el guión<br />

de los actores, y por lo tanto, del devenir y conclusión del conjunto de la<br />

actuación. Así pues, la definición de la situación en el Metro sería sencilla:<br />

cada uno sólo quiere llegar a su destino sin percances.<br />

1. https://www.metromadrid.es/es/viaja_en_metro/Las_tienes_que_conocer/SolEmblematica.html<br />

2. Informe de utilización por estaciones ofrecido por Metro de Madrid. https://www.metromadrid.<br />

es/es/portal_de_transparencia/inf_econ_presup_estad/datos_estadisticos/index.html<br />

8 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

9


EL LUGAR<br />

EL LUGAR<br />

Ante toda esta complejidad y variedad espacial, se decide escoger el<br />

vestíbulo principal de Metro (nivel -2 desde la cota de calle, nombrado<br />

Vestíbulo Puerta del Sol) como lugar de representación y de estudio,<br />

observando cómo en él se desarrollan distintos tipos de interacciones<br />

entre los usuarios y el espacio.<br />

El espacio del vestíbulo es un espacio de tránsito y distribución, pero<br />

también un espacio construido a través de la representación. El acceso<br />

principal del Metro desde los tornos —situado bajo la Puerta del Sol, cinco<br />

de las bocas o ascensores de acceso desembarcan en él— desemboca<br />

en un espacio de doble altura que distribuye la circulación hasta las<br />

tres líneas de metro que confluyen en la estación y un acceso inferior al<br />

vestíbulo de Cercanías.<br />

Estación de Sol - vestibulo<br />

10 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

11


EL REGISTRO<br />

EL REGISTRO<br />

El proceso de registro se llevó a cabo a través de visitas nuestras a la<br />

estación de Sol. El material registrado consiste en fotografías, videos,<br />

entrevistas y dibujos.<br />

Através de este material principal fue posible continuar con el estudio<br />

entografico. Este material nos permitio hacer nuestas observaciones y<br />

llegar a conclusiones.<br />

A lo largo de esta presentación se encuentra parte del trabajo que se<br />

podia poner en papel; pero otra gran parte del trabajo se encuentra en<br />

una biblioteca digital propia que creamos a raiz del material audiovisual<br />

que recogimos.<br />

Este codigo QR dirige a un video que preparamos intentando recoger<br />

nuestra materia propia en un entidad audiovisual que servira en el<br />

entendimiento no solo del proyecto, si no tambien del proceso de registro<br />

y ordenamiento de la información que ibamos colectando durante los<br />

ultimos meses.<br />

12 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

13


EL ESTUDIO<br />

EL ESTUDIO<br />

Hacer una etnografía en la estación de Sol ha supuesto, desde nuestra<br />

perspectiva, aclarar el enfoque del estudio respecto a los grupos y tipos de<br />

personas y los hábitos que estos desarrollan en la estación. Desde el primer<br />

acercamiento al vestíbulo central de Sol, resultaba imposible encontrar<br />

hábitos o grupos de gente que habitaban el espacio frecuentemente para<br />

desarrollar una cierta actividad. O por lo menos, este estudio no se podía<br />

basar sólo en estas observaciones, porque de ese modo se excluía de la<br />

ecuación una de las variables más importantes de la etnografía de Sol: los<br />

flujos.<br />

El mero uso y carácter de una de las estaciones más centrales y populares<br />

de Madrid, un espacio de conexión, paso y transbordo, nos hizo pensar que<br />

nuestro enfoque tenía que partir no del tipo de actividades (ocio, trabajo,<br />

etc) ni de tipos de las personas que lo habiten (estudiantes, jóvenes,<br />

turistas, mayores, etc). Decidimos entonces que había que hacer una<br />

categorización propia de los usuarios del espacio a través de la duración<br />

de su estancia en la estación.<br />

Además, las acciones que se realizan en el espacio de la estación varían<br />

no sólo en función del tipo de personas que la utilizan, sino también de<br />

las franjas horarias en las que lo hacen. Centrándonos en los días entre<br />

semana, de lunes a viernes —durante el fin de semana existe más variación,<br />

algo más complicado de etnografiar con éxito en el breve tiempo de esta<br />

investigación— es más fácil observar una rutina y una serie de hábitos<br />

repetidos en el tiempo. De las diecinueve horas y media que abre el metro<br />

cada día (entre las 6:00 y la 1:30), escogimos tres momentos cruciales: la<br />

entrada al trabajo o centro de estudios (entre las 7:30 y las 9:30), la hora<br />

de la comida o fin de la media jornada (entre las 14:00 y las 16:00) y el fin<br />

de la jornada laboral y del resto de actividades extra realizadas durante<br />

la tarde (entre las 20:00 y las 22:00). Las situaciones desempeñadas en<br />

estas tres etapas varían, algo observado tanto en el uso del espacio como<br />

en la predisposición y actitud con la que los transeúntes se enfrentan a él<br />

(por lo general, la gente avanza por el espacio con más prisa durante la<br />

mañana, volviendo con más calma al final de la tarde).<br />

EN DEFINITIVA, PARA ESTE ESTUDIO<br />

SE PLANTEAN ENTONCES TRES<br />

GRANDES CATEGORÍAS DE PERSONAS:<br />

LOS QUE ESTÁN (TRABAJADORES),<br />

LOS QUE PARAN,<br />

LOS QUE ATRAVIESAN (FLUJOS)<br />

Y TRES FRANJAS HORARIAS DE<br />

REFERENCIA<br />

ENTRADA AL TRABAJO (08.00-10.00)<br />

HORA DE COMER (14.00-16.00)<br />

SALIDA DEL TRABAJO (20.00-22.00)<br />

14 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

15


16 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

17


Nuestra rutina diaria hace que actuemos de forma autómata. Pocas veces<br />

son las que, en nuestro día a día, nos paramos a pensar sobre el camino<br />

a casa o al trabajo y con las personas con las que nos cruzamos.<br />

La noción de “flujo”, más conocida por el trabajo de Deleuze e Irigaray,<br />

aparece repetidamente en la teoría social. Sin embargo en este resumen<br />

hecho por John Allen vemos cómo Simmel se enfoca en el nivel de<br />

interacción social y las cuestiones sociológicas “clásicas” de la confianza,<br />

la relación de lugar, los extraños y las normas.<br />

“El pensamiento de Simmel sobre la proximidad, la distancia y el movimiento<br />

puede revelar cómo las personas dan sentido a las complejas redes de<br />

interacción social actuales y más allá de la vida urbana cosmopolita ... los<br />

tiempos modernos para Simmel se experimentan principalmente a través<br />

de relaciones cambiantes de proximidad y distancia y, más ampliamente,<br />

a través de culturas de movimiento y movilidad.” - Paul Allen (2000, p.55).<br />

La estación de Sol es un espacio que está en constante evolución. Y<br />

aunque sea un espacio hasta cierto punto pensado para los posibles flujos,<br />

es precisamente este espacio y su percepción del mismo los que influyen<br />

principalmente a los patrones y dinámica de su movimiento interior. En<br />

The Hidden Dimension (1966), Edward Hall explica cómo la percepción del<br />

espacio-tiempo por parte del ser humano no es algo estático. El espacio<br />

no existe desde un único punto de vista. El espacio percibido no es solo el<br />

espacio “que se ve”, sino más bien el espacio “que se deja para la acción”.<br />

Por tanto, lo que define a un espacio es efectivamente cómo uno se podría<br />

actuar dentro de él.<br />

Ocurre que, cuando la estación no está demasiado concurrida, cuando hay<br />

espacio suficiente para que cada pasajero haga su cruce lo más anónima<br />

y rápidamente posible, la desatención cortés (término acuñado por<br />

Goffman) parece ser sencilla. En cambio, en las horas puntas, cuando el<br />

Metro está rebosante, esta desatención cortés se vuelve más complicada,<br />

y es cuando mejor podemos observar el fenómeno que nos interesa: la<br />

inercia de los flujos.<br />

Los reducidos espacios que existen entre los pasajeros al cruzar este<br />

espacio no permiten que los pasajeros se ignoren amablemente entre sí,<br />

resultando muy difícil esquivarse en muchos cruces. Son estas horas en<br />

las que fácilmente se interrumpe el orden de la interacción. Los cuerpos<br />

que vienen de un pasillo chocan con los que van en contra de su corriente<br />

y se impide el transcurrir de una gran masa fragmentándose y creando<br />

recorridos alternativos, quizás no tan directos.<br />

En los pasillos que desembocan en el hall, la circulación se articula<br />

mediante dos “carriles” paralelos y opuestos (generalmente avanzando<br />

por la derecha, siguiendo el orden automovilístico), algo que resulta mucho<br />

más complicado en el espacio abierto de doble altura, el patio central,<br />

aparentemente está carente de ninguna direccionalidad clara dado que se<br />

cruzan varios recorridos.<br />

En Social Force Model for Pedestrian Dynamics (D. Helbing, P. Molnar,<br />

1998) se sugiere que el movimiento de los peatones se puede describir<br />

como si estuvieran sujetos a “fuerzas sociales”. Estas “fuerzas” no son<br />

ejercidas directamente por el entorno personal de los peatones, pero son<br />

una medida de las motivaciones internas de los individuos para realizar<br />

ciertas acciones (movimientos). El concepto de fuerza correspondiente se<br />

analiza con más detalle y también se puede aplicar a la descripción de<br />

otros comportamientos.<br />

Modelo de representación esquemática de<br />

los procesos que influyen a los cambios de<br />

comportamiento, desarrollado por psicólogo<br />

Kurt Lewin.<br />

18 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

19


LOS FLUJOS (AKA LOS QUE ATRAVIESAN)<br />

EL PEATÓN HÁBIL<br />

El peatón es un ente social, pero también una unidad de transporte,y<br />

además muy eficiente. Controla muchas variables externas: dos patrones<br />

de cruce en el frente izquierdo, 290 pies por minuto, tres en el derecho,<br />

ángulo en los autos 30 grados y cierre, un semáforo empezando a<br />

parpadear NO CAMINAR. Dentro de milisegundos puede responder con<br />

cambios de sentido, aceleraciones y retrasos, y encima avisar al resto<br />

de lo que está haciendo. Imaginad las érdenes y los ordenadores que se<br />

necesitaría para llegar a su alcance.<br />

Ingenieros de movilidad gastan millones desarrollando sistemas<br />

de movilidad humana automatizados. Pero el mejor sistema, con<br />

diferencia, es una persona. Whyte, W.( 2012).<br />

hasta quedarse quieto unos momentos, que funciona como una fracción<br />

suficiente para evitar colisión.<br />

:<br />

Habiamos notado de que el espacio del vestibulo era un espacio no muy<br />

familiar a la conversación ni a la baja velocidad. Es un espacio de tensión.<br />

A nivel espacial y ambiental hay muchisimos estimulos (las pantallas,<br />

la señaletica enorme, mucha gente, ruido). Por otra parte, un paseante<br />

tiene que entrar a este pelotón de personas, luchar para evitarlas y al final<br />

encontrar su camino. Esta es una condición que si uno no esta familiarizado<br />

con la estación de Sol, se le anula todo el resto de actividades cerebrales<br />

y se concentra unicamente en el reto mayor de salir del cruze de flujos, y<br />

encontrar su camino con exito, sin chocarse, sin hacer ruta innecesaria y<br />

sin perderse.<br />

EVITANDO LA COLISION<br />

Si observamos los flujos del espacio central desde una vista aérea, lo<br />

que se ve son variantes de flujos de personas, que entran y salen por<br />

las salidas de los andenes de las líneas de metro o los tornos de acceso.<br />

Cuando los caminos se cruzan, los flujos parecen que uniformemente<br />

se adaptan a cada nueva situación de encuentro. Las unidades (las<br />

personas) reaccionan frente la posible colisión bajando ligeramente la<br />

velocidad y haciendo ligeras maniobras —sin parar— para evitar chocarse<br />

con el resto. Los movimientos de unos afectan a los del otro, y como dice<br />

Erving Goffman, “la sencilla evitación de la colisión es una demostración<br />

remarcable de un esfuerzo cooperativo.”<br />

Para centrarnos en el movimiento de los flujos en la estación del Sol,<br />

recorrimos en el analisis de los peatones de Nueva York de William Whyte<br />

en su libro City: Rediscovering the Center.<br />

En el momento de cruce, los flujos que entran en el vestibulo desde las<br />

distintas salidas del metro, se empiezan a dirigir hacia el medio del espacio<br />

como si fuera un orden predeterminado, para después juntarse con el<br />

resto de personas y flujos, atravesar el pelotón, y seguir andando. Según<br />

Whyte, las habilidades avanzadas del peatón le permiten evitar la colisión<br />

a través de una serie de tecnicas, como por ejemplo el “course shift”: en un<br />

ejemplo de pase simple, las miradas de los dos peatones se encuentran.<br />

Este es el momento critico de comunicación, donde se están transmitiendo<br />

los mensajes de “hacia dónde quiero ir” y/o “te he visto y me has visto”.<br />

Unos momentos antes del pase, las miradas se retiran, y ambos peatones<br />

proceden en un ligero cambio de rumbo para llegar a evitar el choque.<br />

Pero el vestibulo de Sol no es una acera ni una plaza grande y amplia; supone<br />

un reto mayor cuando uno tiene que desarrolar maniobras destinadas en<br />

evitar personas que se acercan simultaneamente de direcciones distintas.<br />

En casos como este, se añade en las tecnicas anteriores el “retraso”,<br />

un casi imperceptible retraso en el movimiento, que puede disminuirse<br />

Madrid, Estación de Sol - vestibulo<br />

Nueva York, Times Square<br />

20 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

21


LA HORA PUNTA<br />

“Los tiempos del rush-hour son mas energéticos. Especialmente,<br />

el de la mañana es mas propositivo. Es la hora cuando las personas<br />

verdaderamente intentan ir del punto A al punto B, y lo consiguen<br />

con una habilidad considerable.”<br />

William Whyte, 1988, City: Redescovering the Center, capitulo El<br />

peatón hábil<br />

Durante las horas puntas, tal y como nosotros ademas las hemos clasificado<br />

en este estudio, hay ciertas observaciónes que creemos que surgen de las<br />

condiciones especificas de esos fragmentos del dia, de unas condiciones<br />

especiales de prisa.<br />

En la categoría de “los que traviesan”, nos encontramos con las personas<br />

que van de prisa, casi corriendo.<br />

Este grupo de usuarios, los que van deprisa, generan un paramentro<br />

importante que afecta la actitud del resto de los usuarios del espacio. Es<br />

aceptable que en la hora punta va a haber personas que van a atravesar<br />

el espacio corriendo, y la percepción colectiva sobre ese asunto es que<br />

hay que respetarles.<br />

Asi que, la primera prevision ante ese posible encuentro con una persona<br />

que va de prisa, es ponerse de lado. Por eso que la “regla no escrita” de<br />

colocarse al lado derecho en las escaleras automaticas, para dejar que los<br />

que van de prisa pueden pasar en una velocidad mas rapida.<br />

Muchas veces, aunque los que van corriendo suelen marcar solos su propio<br />

camino, haciendo slaloms entre el resto de la gente, los que van de prisa<br />

suelen marcar un camino de lo cual pueden aprovechar todos aquellos que<br />

quieren ir un poquito mas rapido. Según Whyte, cuando hay una dirección<br />

dominante, se crea un sub-flujo (high-speed lane) que genera una especie<br />

de camino en “offset”, aprovechando del mejor camino y que suele andar<br />

a la velocidad mas alta que permita el grado de congestión. Uno puede<br />

elegir seguir el sub-flujo, o si no, dejarles que pasen.<br />

VELOCIDADES<br />

Varias son las investigaciones que han comprobado que las personas<br />

que viven en grandes ciudades andan más deprisa que las personas que<br />

viven en ciudades pequeñas. La explicación de Boris Pushkarev, experto<br />

en políticas de transporte, es que andan más rápido porque tienen que<br />

recorrer distancias más largas. El psicólogo Stanley Milgram apunta a un<br />

asunto de sobrecarga: las personas en una ciudad grande se enfrentan con<br />

un volumen enorme de estímulos y una gran cantidad de personas con las<br />

que interactuar. La carga es mayor de lo que un individuo puede procesar,<br />

así que se defiende del entorno e intenta minimizarlo andando rápido (más<br />

información en el apartado La Desatención Cortés). De algún modo, la<br />

estación de metro, especialmente en el espacio del gran vestíbulo a doble<br />

altura, el exceso de estímulos, produce en las personas, “una sobrecarga”<br />

que hace que, como dice Jaime, 37, “se sientan en tierra de nadie y esto<br />

les hace andar y atravesar el espacio lo más rápido que pueden”.<br />

Pero otra explicación que da Whyte (más relacionada con nuestro caso<br />

de estudio) es el intento por aumentar la estimulación ambiental. Las<br />

personas que van deprisa, pueden llegar a tener a veces un punto de<br />

arrogancia, donde parece que obviamente se van a un sitio concreto, como<br />

si estuvieran diciendo “soy una persona importante, ocupada, y estoy en<br />

camino”. Pero aparte de esa observación, Whyte plantea una explicación<br />

mucho más sencilla y común, pero al mismo tiempo la que probablemente<br />

más convence: andan rápido porque tienen prisa.<br />

Personas deprisa dirigiendose hacie el vestibulo<br />

de la estacion de Sol<br />

22 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

23


LOS QUE PARAN<br />

EL ESPACIO DE BORDE<br />

Diagrama de movimientos y estancias en el vestibulo<br />

HORARIO 8:00-10.00<br />

Aunque sin duda el espacio del hall es un espacio dinámico, de tránsito<br />

puro y duro, no son pocas las personas que se detienen en él por distintos<br />

motivos, ya sea por haberse perdido y buscan su camino o por haber<br />

quedado con alguien (sin duda es el espacio de referencia en la estación)<br />

entre otras posibles razones. Decía Jan Gehl en Life Between Buildings<br />

(1971), que “si los espacios están desolados y vacíos (sin bancos,<br />

columnas, plantas, árboles, etc.) y si las fachadas carecen de detalles<br />

interesantes (nichos, agujeros, pasarelas, escaleras, etc.), puede ser muy<br />

difícil encontrar lugares donde detenerse” (p. 153). Y sin duda, Sol es un<br />

claro ejemplo en ese sentido. El espacio no invita a pararse en ningún<br />

momento, sino todo lo contrario.<br />

Flujos<br />

Los que están: musicos y performers colocados en los espacios vacíos que dejen<br />

los flujos. Una de las variables que hacen que el resto pare.<br />

24 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

25


Analizando el acto de pararse en este vasto espacio encontramos varios<br />

tipos de situaciones principalmente: aquellos que se paran en el centro o<br />

los que lo hacen pegados a los distintos bordes que configuran el espacio.<br />

El primer caso responde generalmente a tres casos: el encuentro<br />

informal entre conocidos —“En principio, esta es una acción<br />

necesaria porque es descortés evitar el contacto con un buen<br />

conocido. Como nadie sabe de antemano si la conversación será<br />

larga o corta, y como ninguno de los participantes puede sugerir<br />

mover la reunión a un lugar adecuado, se puede ver la conversación<br />

en todas partes donde la gente se encuentra, más o menos<br />

independiente del tiempo y el lugar.” (Jan Gehl, 1971, p.147),<br />

las personas perdidas que buscan ubicarse desde este “centro”, o —el caso<br />

que de algún modo junta los dos anteriores— las personas desorientadas<br />

que paran a algún otro usuario para preguntarle por indicaciones hacia su<br />

destino.<br />

El caso de la parada entre conocidos podría entenderse no sólo desde<br />

el encuentro, sino también desde la despedida, dado que hemos podido<br />

observar cómo varios grupos de personas que llegan juntas —tanto desde<br />

el exterior del Metro como desde alguna de las líneas que allí confluyen—<br />

paran juntos en el espacio del hall para despedirse antes de separar sus<br />

caminos.<br />

Completaría este grupo de paradas más o menos espontáneas un<br />

fenómeno muy propio de la era digital: los transeúntes que se detienen de<br />

forma repentina para consultar algo en la pantalla de su móvil.<br />

Preguntando en la Oficina de Atención al Cliente y Tienda de merchandising<br />

oficial de Metro situada en la estación (en la misma cota de este hall<br />

distribuidor), Mabel (empleada de Metro, española, en torno a los 40 años)<br />

nos comenta que “las personas que se acercan allí principalmente lo<br />

hacen preguntando por indicaciones hacia su línea de destino o una salida<br />

concreta hacia la calle”. El laberíntico espacio de la estación —creada a lo<br />

largo de sucesivas ampliaciones a lo largo de las décadas— con continuos<br />

cambios de cota es complejo de entender e interpretar, incluso haciendo<br />

uso de la señalética. En el caso concreto del vestíbulo, esta sensación<br />

de desorientación se acrecienta debido a la descompresión del espacio<br />

(doble altura) y multitud de posibles elecciones de camino allí presentes.<br />

Pidiendo un plano disponible de la estación, Mabel responde que no hay<br />

ninguno disponible de acceso público (nos invita a acudir a la estación<br />

Alto del Arenal, donde hay una oficina central), intuye que por motivos de<br />

seguridad. Preguntando por lo mismo al jefe de seguridad a cargo de la<br />

estación, confirma que no hay ningún plano disponible —ya no solo útil por<br />

orientación, sino necesario para evacuación—.<br />

“Para paradas de mayor duración, se aplica otro conjunto de reglas.<br />

Donde el acto evoluciona desde la brevedad hasta una función<br />

real de permanencia, cuando uno se detiene para esperar algo o<br />

alguien, para disfrutar de los alrededores o para ver lo que está<br />

sucediendo, surge el problema de encontrar un buen lugar para<br />

pararse.” Jan Gehl (1971, p.147)<br />

Esta definición de resume a la perfección la problemática en torno a cómo<br />

y dónde pararse en un espacio dinámico y concurrido. Para una estancia<br />

de mayor tiempo —aunque la mayor parte de paradas observadas<br />

responderían al primer grupo que un encuentro fugaz o inevitable, la espera<br />

requiere de encontrar un espacio que cumpla unas mayores condiciones<br />

de seguridad y control: el espacio de borde.<br />

“Las zonas populares para alojarse se encuentran a lo largo de<br />

las fachadas en un espacio o en la transición entre un espacio y el<br />

siguiente, donde es posible ver ambos espacios al mismo tiempo.<br />

(...) La explicación obvia de la popularidad de las zonas de borde<br />

es que la colocación en el borde de un espacio brinda las mejores<br />

oportunidades para inspeccionarlo. Edward T. Hall discute una<br />

explicación adicional en el libro “The Hidden Dimension”, que<br />

describe cómo la colocación en el borde de un bosque o cerca de<br />

una fachada ayuda al individuo o grupo a mantener su distancia de<br />

los demás. En el borde del bosque o cerca de la fachada, uno está<br />

menos expuesto que si está afuera en el medio de un espacio. No<br />

está en el camino de nadie ni de nada. Puede ver, pero no ser visto<br />

demasiado, y el territorio personal se reduce a un semicírculo<br />

frente al individuo. Cuando la espalda de uno está protegida, otros<br />

pueden acercarse solo de forma frontal, lo que facilita vigilar y<br />

reaccionar, por ejemplo, mediante una expresión facial intimidante<br />

en caso de invasión indeseada del territorio personal”. - Jan Gehl<br />

(1971, p.149)<br />

Parada por perdida<br />

HORARIO 14:00-16.00<br />

Además de los espacios de borde mencionados —paramentos verticales<br />

y conexiones entre distintos espacios concatenados—, Gehl también<br />

26 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

27


menciona la importancia de algunos elementos aislados pero que<br />

contribuyen a esta sensación de control sobre el espacio: “Dentro de las<br />

zonas de permanencia, las personas seleccionan cuidadosamente los<br />

lugares para pararse en los huecos, en las esquinas, en las entradas o<br />

cerca de columnas, árboles, farolas o soportes físicos comparables que<br />

definen los lugares de descanso a pequeña escala” (1971, p.151). En el<br />

caso concreto de Sol, los grandes pilares que soportan el espacio sirven<br />

de claros ejemplos de esta situación, así como el final de las escaleras,<br />

donde se pueden encontrar a diversas personas apoyadas en actitud de<br />

espera (si bien es cierto que en menor proporción respecto a las paredes<br />

del perímetro).<br />

“Si el borde falla, entonces el espacio nunca se volverá vivo” -<br />

Chistopher Alexander, A Pattern Language (1977)<br />

Este espacio de borde no sólo es utilizado por transeúntes, sino también<br />

por otros usuarios del espacio como los músicos. Estos músicos reciben<br />

un permiso del Ayuntamiento que han de enseñar al personal de seguridad<br />

del Metro, pudiendo elegir en qué lugar de la estación se colocan.<br />

Curiosamente (o no), los dos que vimos se colocaban es un espacio muy<br />

cercano entre sí —frente a las escaleras mecánicas, en el triángulo dejado<br />

entre la pared y el ascensor pero pegados a la esquina—, pero con distintas<br />

orientaciones. Dimitri, un músico con un acordeón (búlgaro, cercano<br />

a los 60 años) se coloca siempre en la propia esquina, pero orientado<br />

hacia el túnel que hace de conexión entre la entrada de XXX y el hall,<br />

sorprendentemente dando la espalda al gran espacio central. Dado que de<br />

malas maneras rechazó responder a nuestras preguntas, sólo podemos<br />

especular en que es por el mayor recogimiento de este enclave y su mejor<br />

control del espacio tanto a nivel de sonido como de seguridad.<br />

En otra visita, Carlos (latino, entre 25 y 30 años), que toca la guitarra<br />

acompañado al cajón por un amigo, nos comentó amablemente que habían<br />

tenido algún percance con el músico del acordeón dado que muchas veces<br />

ocupa demasiadas horas a lo largo del día sin dejar a otros músicos tocar<br />

en el espacio. Además nos comenta el por qué de la elección de su sitio:<br />

el control y visibilidad total —en este caso, tanto ver como ser visto— del<br />

espacio a doble altura y la capacidad de proyectarse lo máximo posible.<br />

Carlos añade que, curiosamente, cuando más tránsito hay en la estación<br />

—entre semana, horas punta de entrada y salida del trabajo— es cuando<br />

menos se para la gente a ver su espectáculo. Eso nos llevó a observar y<br />

reflexionar acerca de cómo el propio ritmo de la estación influye en cada<br />

uno de sus usuarios. Respecto a lo anterior, basados en nuestras propias<br />

observaciones junto con las palabras de Carlos y Dimitri, parece que hay<br />

un cambio de disponibilidad según el momento del día por parte de los<br />

usuarios de metro a pararse a escuchar a los músicos o a atender a los<br />

espectáculos que tienen lugar en el vestíbulo. La gente por la mañana va<br />

más deprisa, aparecen más entidades individuales, como bien comenta<br />

Whilliam Whyte, el personaje de “soy una persona ocupada y voy de prisa”.<br />

Por otro lado, durante los horarios nocturnos es cuando más disponibles<br />

están los usuarios de metro a pararse; y este es el parámetro que facilita<br />

las “condiciones de estancia” según Jan Gehl, aparte de la sensación de<br />

seguridad “algo que se pueda ver y/o algo que se pueda escuchar”<br />

Fusión de diagramas de flujos y parados.<br />

Señalado con el color graduado el espacio donde los usuarios se suelen parar.<br />

Observamos que son espacios de borde y tambien los espacios que dejan vacios los propios flujos<br />

28 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

29


LA DESATENCIÓN CORTÉS<br />

Como comentábamos anteriormente, en estos casos y por lo general, se<br />

pone en marcha la desatención cortés planteada por Erving Goffman, que<br />

mantiene el orden en la interacción social. Este dispositivo consiste en<br />

que los distintos pasajeros tratan de mostrarse la menor atención posible<br />

entre ellos, pero sin dejar de ser educados y amables en todo momento.<br />

De las personas con las que nos cruzamos diariamente, la mayoría de<br />

ellas, son una incógnita. Desconocemos de ellas o nos limitamos a intuir<br />

cosas como su ideología, su origen étnico o social, su edad precisa, dónde<br />

viven, sus gustos. Ceder espacio suficiente a cada uno para que no se<br />

sienta observado o presionado por la situación. En la estación de Sol, las<br />

personas se ocultan todo lo que pueden, de alugna manera, han recibido<br />

permiso para dotarse de una opacidad para definirse aparte, en otros<br />

sitios, en otros momentos. Tal y como lo define Giddens (2006, p.105):<br />

“La desatención cortés no es lo mismo que no prestar atención a la otra<br />

persona. Cada individuo indica al otro que se da cuenta de su presencia<br />

pero evita cualquier gesto que pudiera considerarse demasiado atrevido.<br />

Prestar desatención cortés a otros es algo que hacemos de un modo más<br />

o menos inconsciente, pero tiene una importancia fundamental en nuestra<br />

vida cotidiana.”<br />

En ambos casos, el extrañamiento mutuo, el permanecer ajenos los<br />

unos a los otros en un marco espacio-temporal restringido y común,<br />

como es la estación del metro, es un ejemplo de orden social realizado,<br />

universo cultural que configuran en ese momento, cuerpos que coordinan<br />

su actividad, pactando formas infinitamente variadas de apropiación de<br />

ese espacio que al tiempo practican y generan y consiguiéndolo en la<br />

gran mayoría de ocasiones. Los usuarios del metro han renunciado a<br />

identificarse. El criterio que orienta las prácticas en este espacio está<br />

dominado por el principio de no interferencia, no intervención.<br />

En cuanto al espacio personal, Giddens (2006, p.123) apunta que hay<br />

diferencias culturales al respecto, pero que “en la cultura occidental se<br />

suele mantener una distancia de al menos un metro cuando se entabla una<br />

interacción focalizada con otros; si se está de pie junto a otras personas la<br />

distancia puede disminuir”. En este sentido, Giddens añade que Edward<br />

T. Hall distingue hasta cuatro zonas dentro del espacio privado, aunque<br />

en la interacción ordinaria las más llenas son la distancia íntima (“de hasta<br />

45 centímetros, reservada a muy pocos contactos sociales”) y la personal.<br />

Invadir este espacio personal de los otros (no solo espacialmente, sino<br />

a través de los distintos sentidos como sonidos estridentes u olores<br />

desagradables), así como observarles fijamente o durante un largo tiempo,<br />

apelarles directamente o provocar acciones que se salgan del guión autoasumido<br />

por todos rompen el orden de la interacción generando situaciones<br />

incómodas. Y si estos espacios se invaden, puede que las personas traten<br />

de recuperar su espacio, ya sea mediante una mirada amenazadora o<br />

incluso un leve codazo.<br />

“En las situaciones de interacción no se espera de nosotros que<br />

estemos simplemente presentes en la escena. Lo que los demás<br />

esperan, y nosotros también, es que pongamos en funcionamiento<br />

lo que Goffman llama la “alerta controlada”. Una parte fundamental<br />

de ser humano consiste en demostrar continuamente a los demás<br />

nuestra competencia en las rutinas de la vida cotidiana.” - Anthony<br />

Giddens (2006, p. 114)<br />

30 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

31


HORARIO 08:00-10.00<br />

09:30<br />

Parada larga duración<br />

HORARIO 08:00-10.00<br />

32 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

Flujos<br />

33


HORARIO 14:00-16.00<br />

Hablar/ Despedida/ Espera<br />

HORARIO 14:00-16.00<br />

14:30<br />

Otras Paradas<br />

HORARIO 14:00-16.00<br />

Parada por perdida<br />

HORARIO 14:00-16.00<br />

14:31<br />

Parada por ocio<br />

HORARIO 14:00-16.00<br />

34 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

Flujos<br />

35


HORARIO 14:00-16.00<br />

Parada arga duración<br />

HORARIO 14:00-16.00<br />

14:32<br />

Parada arga duración<br />

HORARIO 14:00-16.00<br />

Flujos<br />

36 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

37


HORARIO 20:00-22.00<br />

Hablar/ Despedida/ Espera<br />

HORARIO 20:00-22.00<br />

21:05<br />

Hablar/ Despedida/ Espera<br />

HORARIO 20:00-22.00<br />

Parada por perdida<br />

HORARIO 20:00-22.00<br />

21:10<br />

Flujos<br />

38 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

39


HORARIO 20:00-22.00<br />

Parada por perdida<br />

HORARIO 20:00-22.00<br />

21:15<br />

Parada por perdida<br />

HORARIO 20:00-22.00<br />

Parada larga duración<br />

HORARIO 20:00-22.00<br />

Flujos<br />

40 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

41


DEL TIEMPO<br />

AL ESPACIO<br />

EL (NO) LUGAR<br />

El antropólogo Marc Augé describe los no lugares como los espacios<br />

del anonimato en contraposición a los lugares antropológicos. Para<br />

Augé (2008), los lugares se definen a partir de ser lugares de identidad,<br />

relacionales e históricos. Del mismo modo, los no lugares se caracterizan<br />

en función de que no se presentan como lugares de identidad, ni como<br />

relacionales, ni como históricos.<br />

Para él, la modernidad se presenta plagada de lugares mientras que una<br />

de las características de la sobremodernidad es que parece estar repleta<br />

de no-lugares. Por otro lado, Augé menciona que el lugar “se cumple por<br />

la palabra, el intercambio alusivo de algunas palabras de pasada, en la<br />

connivencia y la intimidad cómplice de los hablantes” (2008, p. 83).<br />

¿Por qué habría la tentación de designar al intercambiador del Metro<br />

como un no-lugar? Marc Augé propone que los no-lugares se caracterizan<br />

por el movimiento, señalando ”tanto las instalaciones necesarias para la<br />

circulación acelerada de personas y bienes (vías rápidas, empalmes de<br />

trenes, aeropuertos) como los medios de transporte mismos o los grandes<br />

centros comerciales” (2008, p.45). Es este movimiento el que los hace<br />

carentes de significado y de historia, puesto que las personas –usuarios–<br />

que circulan por esos no-lugares, no los habitan, y al no habitarlos, no los<br />

“simbolizan”.<br />

Sin embargo, Augé reconoce que, refiriéndose a los lugares y los nolugares,<br />

“el primero no queda nunca completamente borrado y el segundo<br />

no se cumple nunca totalmente: son palimpsestos donde se reinscribe sin<br />

cesar el juego intrincado de la identidad y de la relación” (2008, p. 45).<br />

Compartimos esta cuestión con el antropólogo ya que también proponemos<br />

la estación como un lugar, puesto que para los pasajeros cuenta con una<br />

gran carga simbólica, histórica y social. Quizá un lugar con un significado<br />

cualitativamente menor en comparación con otros lugares, pero un lugar<br />

en definitiva.<br />

42 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

43


Tal y como comentábamos en la introducción, es la estación más transitada,<br />

la primera de la red y está situada bajo uno de los puntos más emblemáticos<br />

y concurridos de la ciudad: la Puerta del Sol. Todo ello aporta una gran<br />

carga simbólica a un espacio que, desde su condición de espacio dinámico<br />

propio del transporte colectivo, no debería poseer tal y como apunta Augé.<br />

A partir de esto, la interacción en el espacio de la estación como lugar,<br />

se matiza, de manera cualitativamente distinta que en los no-lugares.<br />

Esta dualidad del espacio como lugar histórico y relacional o no lugar<br />

transitivo y anónimo, podríamos enfocarla desde “La producción del espacio”<br />

de Henri Lefevbre (1974), entiendo Sol —en su conjunto, pero en este<br />

caso desde la estación subterránea— como un espacio de representación<br />

capitalista en fase de transformación constante: “El mismo transita entre<br />

un espacio previo (histórico, religioso-político) que actúa como sustrato y<br />

que no habría desaparecido, y un espacio otro, nuevo (espacio diferencial),<br />

que está engendrándose en su interior y que no termina de desplegarse.<br />

Este espacio abstracto se aleja de la complejidad de la realidad social y<br />

se presenta, bajo discursos pretendidamente clarificadores y coherentes,<br />

como producto acabado y aislado, lo que hace que se muestre desgajado<br />

de los procesos de producción y con ellos de las relaciones de producción,<br />

dominación y explotación.” (1974, p. 15)<br />

En las redes sociales, canal principal de comunicación en la era digital,<br />

distintos usuarios planteaban sus dudas, aprecio o repulsa hacia a la<br />

medida. El usuario @orionis22 consultaba acerca de si el cambio de<br />

señalética podría despistar a turistas extranjeros, a lo que la cuenta oficial<br />

de Metro de Madrid en Twitter respondía 4 : “Se mantiene la información<br />

de la estación en toda la señalética implementada. La publicitaria es<br />

complementaria y ha sido añadida temporalmente en algunas lamas.”<br />

No es la primera vez que la estación de Sol muta su nombre y apariencia<br />

por un contrato publicitario tipo naming rights 5 . Entre 2013 y 2016 cambió su<br />

nombre por Vodafone Sol —de hecho toda la línea 2 del suburbano cambió<br />

su nombre— después de firmar un contrato con la marca de telefonía móvil.<br />

Este contrato supuso un desembolso de poco más de un millón de euros<br />

por año, una cifra ridícula en comparación con el despliegue publicitario<br />

que suponía. De hecho, la maniobra publicitaria no tuvo un gran efecto ya<br />

que la campaña contó con varios fallos 6 y un desapego generalizado entre<br />

los usuarios del servicio y la marca. De hecho, los usuarios repudiaban la<br />

“venta” y defendían la identidad “original” de la estación sin ser adulterado<br />

por la publicidad, por su carácter simbólico, intentando entender las fases<br />

del proceso y reforzando su carácter como “lugar (social)”.<br />

La fuerte carga simbólica de la estación de Sol, como espacio de<br />

representación, ha repercutido en numerosas ocasiones como espacio de<br />

proyección publicitaria 3 . Este hecho se podría entender a la perfección<br />

desde una situación concreta que encontramos durante el desarrollo de<br />

esta etnografía. Próxima estación: Han Solo. Saliendo de los vagones de<br />

Metro uno podía advertir cómo la nueva película del universo Star Wars<br />

había modificado la concepción de la estación mediante un ejercicio de<br />

grafía dejando temporalmente (del 24 de mayo al 1 de junio de 2018) de<br />

nombrarse Sol, para convertirse en Han Solo. Este cambio respondía a<br />

nueva campaña publicitaria que renombra la estación de Sol con fines<br />

comerciales, causando distintas reacciones entre los usuarios del servicio.<br />

Algunas personas observaban sorprendidas los nuevos rótulos que se<br />

podían ver en las lamas, comentándolo con sus acompañantes e incluso<br />

parándose a hacerle fotos.<br />

Campaña de publicidad aprovechando el cartel de la estación de Sol<br />

3. https://www.youtube.com/watch?v=UXaydADA6Hk<br />

4. https://twitter.com/metro_madrid/status/997450412751052800<br />

5. http://www.branderstand.com/naming-rights/<br />

6. https://ecomovilidad.net/madrid/adios-vodafone-sol-5-fallos-esta-campana/<br />

44 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

45


De hecho, los usuarios repudiaban la “venta” y defendían la identidad<br />

“original” de la estación sin ser adulterado por la publicidad, por<br />

su carácter simbólico, intentando entender las fases del proceso y<br />

reforzando su carácter como “lugar (social)”. El espacio (social) es<br />

un producto (social). (...) Mucha gente no aprobará que el espacio<br />

haya adquirido en el modo de producción actual y en la sociedad<br />

tal cual es una especie de realidad propia, de similar alcance y en<br />

el mismo proceso global que la mercancía, el dinero y el capital,<br />

aunque sea una realidad claramente distintiva. Otros, ante esta<br />

paradoja, exigirán pruebas. De que el espacio así producido<br />

sirve tanto de instrumento del pensamiento como de la acción; al<br />

mismo tiempo, que constituye un medio de producción, un medio<br />

de control y, en consecuencia, de dominación y de poder, pero que<br />

escapa parcialmente, en tanto que tal, a los que se sirven de él. Las<br />

fuerzas sociales y políticas (estatales) engendraron este espacio<br />

al intentar adueñarse de él completamente, sin llegar no obstante<br />

a conseguirlo; las mismas fuerzas que impulsan la realidad<br />

espacial hacia una especie de autonomía imposible de dominar<br />

pugnan por agotarla, fijarla con el propósito de sojuzgarla. ¿Sería<br />

éste un espacio abstracto? Sí, pero también un espacio «reai»,<br />

como la mercancía y el dinero, abstracciones concretas. ¿Sería<br />

un espacio concreto? Sí, sin duda, pero no del mismo modo que<br />

un objeto, que un producto cualquiera. ¿Se trata de un espacio<br />

instrumental? Con toda seguridad, pero al igual que el conocimiento,<br />

desborda !a instrumentalidad. ¿Se reduce a una proyección, a<br />

una «objetivación» de un saber? Sí y no: el saber objetivado en un<br />

producto ya no coincide con el conocimiento teórico. El espacio<br />

contiene relaciones sociales y es preciso saber cuáles, cómo y por<br />

qué.” - Henri Lefevbre (1974, p.86)<br />

46 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

47


SEÑALETICA Y ACCESIBILIDAD<br />

De todas las definiciones que permiten asignar a un espacio la calidad de<br />

público, una debería ser, como indica Henri Lefebvre, un espacio accesible<br />

a todos y para todos. La accesibilidad se muestra entonces no sólo como<br />

lo que hace a un lugar capaz de interactuar con otros lugares, sino como<br />

el núcleo que permite evaluar el nivel de democracia en una sociedad.<br />

A pesar de ser la estación de metro y cercanías de Sol totalmente accesible<br />

desde el año 2009, la morfología de la estación sigue siendo complicada,<br />

especialmente para todos aquellos con diversidad funcional. Sin embargo,<br />

las personas que hacen uso de este servicio de accesibilidad, muchas<br />

veces no lo hacen por no entender o no localizar las orientaciones. Basta<br />

observar unos segundos la estación de sol, para darse cuenta que ersonas<br />

mayores con dificultad para bajar andando una escalera, personas con<br />

carritos de bebé, con maletas, con las bolsas de la compra, etc. hacen uso<br />

de la escalera (con dificultad) debido a no encontrar los ascensores. Estas<br />

situaciones verifican que el propio diseño espacial no facilita entender la<br />

distribución del lugar ni acceder al interior, exterior u otros andenes de la<br />

estación. A partir de las luces, los colores, las pantallas publicitarias y la<br />

distribución del espacio, se puede asumir que el espacio puede generar<br />

en el usuario desorientación e incluso agobio.<br />

La señalética, funciona de formas distintas y curiosas. En el vestíbulo<br />

central, por ejemplo, aparecen unas señales enormes con los números de<br />

las líneas correspondientes. La necesidad de colocar unas letras de gran<br />

tamaño en este espacio se podría vincular con el sentimiento de ausencia<br />

de instrucciones, falta de orientación y de claridad en este espacio de<br />

cruces. Por otra parte, es importante aclarar que no es únicamente el<br />

propio diseño del espacio el que está limitando la accesibilidad a personas<br />

con diversidad funcional o dificultades de otro tipo, sino que incluso las<br />

instrucciones de accesibilidad (dirección a ascensores) no son ni claras ni<br />

directas para cualquier usuario, dejando claro que el proyecto de señalética<br />

queda lejos de ser eficaz en su función.<br />

El propio diseño espacial no facilite entender la distribución del lugar ni<br />

acceder a la estación. Desde las luces hasta los colores, las pantallas<br />

publicitarias y la distribución del espacio, se puede asumir que el espacio<br />

puede generar al usuario un sentimiento de desorientación y incluso<br />

agobiante. La señaletica funciona de formas distintas y curiosas. En el<br />

vestibulo central por ejemplo aparecen unas señales enormes con los<br />

numeros de las lineas correspondientes. La necesidad de colocar unas<br />

letras asi de grandes en este espacio se podria vincular con el sentimiento<br />

de falta de instrucciones, falta de orientacion y de claridad en este espacio<br />

de cruces. Por otra parte, no es solo que el propio diseño del espacio limite<br />

la accesibilidad a personas con dificultades, pero incluso las instrucciones<br />

de accesibilidad (dirección a ascensores) no son muy claras ni directas.<br />

48 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

49


INTERACCIÓNES<br />

ÍNTIMAS<br />

En la estación de Sol, la circulación de los transeúntes puede ser<br />

considerada como “una secuencia de adaptaciones y readaptaciones<br />

de unos respecto de todos los demás, protocolos de observabilidad<br />

recíproca, un constante trasiego de iniciativas en un espacio<br />

sometido a todo tipo de imbricaciones y yuxtaposiciones. El orden<br />

del espacio público es el orden del acomodamiento y de los apaños<br />

sucesivos, un principio de orden espacial de los recorridos en<br />

que la liquidez y la buena circulación están aseguradas por una<br />

disuasión cooperativa entre los usuarios del propio Metro, el<br />

cúmulo de micronegociaciones.(Manuel Delgado, 2007, p.188).<br />

El espacio no es solamente el vacío dejado por las paredes y las columnas,<br />

sino también por los puntos temporalmente fijos. Personas, mascotas,<br />

maletas y papeleras; todos contribuyen al espacio percibido normalizando<br />

así las trayectorias del movimiento del usuario.<br />

La relación de cada elemento del espacio con el tiempo nos ayuda a definir<br />

varias categorías. Los elementos más estáticos y más arquitectónicos o<br />

construidos se sitúan en esa primera categoría. Por otro lado, a medida<br />

que aumenta la velocidad, la participación sensorial disminuye hasta que<br />

se experimenta la privación de ella. El espacio cinestésico y el espacio<br />

visual se aíslan el uno del otro, dejando de reforzarse mutuamente. Una<br />

segunda categoría se podría definir con los elementos temporalmente fijos<br />

(trabajadores, músicos, performers) desarrollando sus propias actividades<br />

laborales en distintos puntos específicos del espacio. La tercera clasificación<br />

constituirá en usuarios del espacio que se paran por diferentes motivos<br />

(gente perdida, distraída, saludándose o despidiéndose, utilizando un<br />

teléfono móvil etc.). Y por último los usuarios que por su propia cantidad y<br />

velocidad de alguna manera definen los flujos.<br />

Las relaciones entre elementos vivos, flexibles, fijos se generan en el<br />

espacio y llegan a afectarse a ellos mismos y al propio espacio en el tiempo.<br />

Puede ser que la huella que dejen al espacio los que estan, os que paran y<br />

los que traviesan afecte al espacio en si? Las limitaciones de la arquitectura<br />

se enfrentan con las dificultades que genere el propio espacio a lo largo<br />

del tiempo. Casos como el de Sol nos hace pensar como se redibujaria<br />

ese vestibulo, si les dejariamos un lapiz a cada una de las personitas que<br />

eventualmente se encuentran metidos en esos pasos y cruces en el medio<br />

del espacio central de la estación del metro mas popular de Madrid.<br />

50 etnografía del vestibulo central de la estación del Metro de Sol<br />

51


BIBLIOGRAFIA<br />

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MAca 2018

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