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que <strong>Huércal</strong>, no tiene historia?” a lo que él sin pensar<br />
contestó “claro que sí”.Y se puso a buscarla durante 16<br />
años en archivo e instituciones.<br />
Sabemos que conoció al santo cura Valera, D<br />
Salvador Valera Parra, con el que dicen se llevó siempre<br />
bien, y a su sucesor en la parroquia Gabriel José de<br />
Salas, con el que colaboró para encontrar fechas y<br />
datos históricos para su libro en el archivo parroquial,.<br />
E incluso trató a personajes políticos muy destacados<br />
como los miembros de aquella Junta de Socorros de<br />
Madrid (Por las riadas de Sant Teresa de 1879), Don<br />
Manuel María José de Galdo López, a la sazón alcalde<br />
de la capital de España en tiempos de la revolución,<br />
que por culpa de esas inundaciones, visitó en repetidas<br />
ocasiones <strong>Huércal</strong> <strong>Overa</strong> para ayudar en la restauración<br />
del pueblo.<br />
Y a Don José María Muñoz y Bajo de Mengíbar, aquel<br />
extremeño-alicantino Héroe de la Caridad, Santo negro<br />
de Cuevas, Orihuela, Alicante, y el mismo Murcia que<br />
gastó, según certifican las estatuas colocadas en varios<br />
pueblos del Levante español, “los miles de reales y<br />
duros en socorrer de su propio bolsillo las necesidades<br />
y miserias de los demás”.<br />
Fue amigo del escritor y también historiador de Vélez<br />
Rubio, Fernando Palanquez Ayén, también juez y a la vez<br />
historiador de Mula, de Nicolás Acero Abad, el heraldista<br />
y rey de armas, Juan José Vilar Psayla que le ayudó<br />
desde Madrid a estudiar, describir y crear el escudo de<br />
<strong>Huércal</strong> <strong>Overa</strong> desde su puesto de Rey de Armas en el<br />
Palacio Real de Madrid.<br />
Fue amigo de varios jueces como Melchor Ballesta<br />
Trúpita, el jurisconsulto, Miguel Beltrán Aledo, el<br />
maestro y poeta Carlos Camacho o al decano de los<br />
jueces de Almería, Alfonso Manuel Cano Viudez, a Juan<br />
Enciso Mena de la Universidad Central de Madrid, al<br />
tipógrafo e impresor masón Juan José Resalt Migueli,<br />
el encuadernador Jerónimo Gómez Alonso, el juez Eliseo<br />
Guardiola Valero, a Ignacio de Torres y León de Morón de<br />
la Frontera en Sevilla, o al escritor y cronista de Lorca,<br />
Francisco Cáceres Plá, que le asesoró para concluir su<br />
obra de <strong>Huércal</strong>.<br />
16<br />
Pero don Enrique, además, fue amigo fiel de Agustín<br />
de la Serna y López de la Hoz, conocido como el Barón<br />
del Sacro Lirio, senador y diputado liberal de Vélez Rubio<br />
y afincado en Madrid.<br />
Las tendencias políticas liberales del Barón eran las<br />
mismas que las de García Asensio, por lo que intuimos<br />
era asediado por los distintos responsables políticos de<br />
Vélez Rubio en la época en la que estuvo de Juez y al que<br />
acusaban de “abandonar su puesto de trabajo” pero la<br />
verdadera razón de aquel acoso público era que García<br />
Asensio se mostró en repetidas ocasiones contrario<br />
a muchas de las decisiones políticas municipales y<br />
ciudadanas que se tomaban, al repetido engaño en<br />
las urnas y a ordenanzas municipales e subidas de<br />
impuestos que iban en contra de los campesinos y la<br />
clase baja.<br />
En una de las denuncias del alcalde de Vélez Rubio,<br />
enviadas al Ministro de Justicia dice que no se toman<br />
medidas contra él, porque dicen textualmente que don<br />
Enrique “es el protegido del Barón del Sacro Lirio”,<br />
cuando sabemos que solo defendía en ese momento<br />
sus ideales políticos y sociales .Otra de sus provechosas<br />
amistades en Madrid, es Adolfo Herrera Chiesanova<br />
tesorero durante 13 años de la Real Academia de la<br />
Historia de Madrid., que le ayudó en parte a poner en<br />
orden sus miles de folios o datos sobre la investigación<br />
de la historia de <strong>Huércal</strong> <strong>Overa</strong><br />
Chiesanova nacido en Cartagena en 1847 llegó a<br />
ser un erudito en numismática y supo unir a su amplio<br />
saber una serie de variadas amistades como la del juez<br />
de Cieza y Lorca, Enrique García Asensio<br />
En 1912 Adolfo Herrera invitó por carta a un viaje “de<br />
baños” en Santa Pola (Alicante) a García Asensio y su<br />
esposa Aquilina, viaje quienes viajaron al chalecito en<br />
la playa del propio Adolfo. El juez llevó al secretario de<br />
la RAH, su libro “La Historia de la Villa de <strong>Huércal</strong> <strong>Overa</strong><br />
y su comarca” que se iba a presentar para prestigioso<br />
premio de investigación Nacional “Fermín Caballero”.<br />
Premio que no alcanzó, al concedérselo la Real<br />
Academia de la Historia a otro buen amigo de Enrique,<br />
el arqueólogo, viajero y escritor Juan de Dios Rada y