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Granada, y desde allí perseguia las galaxias que<br />
ahora me quedan tan lejanas. Siempre me advirtieron<br />
que no esperara una vida cómoda si me dedicaba a<br />
estos oficios, pero si volviera años atrás, les aseguro<br />
que me sentaría en El Mirador de San Nicolás a<br />
disfrutar de la onda expansiva.<br />
Más aún cuando desde Granada me desplacé a<br />
Murcia a estudiar la óptica del ojo humano, decisión<br />
que marcaria mi vida para siempre. A modo de<br />
lanzadera, mi paso por Murcia me llevó a la Universidad<br />
Canadiense de Waterloo como investigador en el<br />
Departamento de Física y Astronomía.<br />
Tan importante fue ese paréntesis en mi vida y en<br />
la de mi mujer, Tatiana, que fuimos dos y volvímos tres.<br />
Recuerdo, cuando al llegar nos esperó la hospitalidad<br />
canadiense, los campos de maiz y los granjeros con<br />
camisa de cuadros, y el frío, y la nieve en Abril, y<br />
las caras cervezas Molson Canadian, las terribles<br />
tormentas eléctricas y la primavera en el Parque<br />
Victoria.<br />
Volvímos a <strong>Huércal</strong>-<strong>Overa</strong> para unas cortas<br />
vacaciones navideñas, pero el tercer miembro de la<br />
família dijo “aquí estoy” al llegar al pueblo, y jamás<br />
volvímos a Canadá. Busqué un trabajo pero pronto la<br />
calamidad llegó. Fui despedido cuando mi hija tenía<br />
un mes y como dijo Joaquín Sabina, no teníamos<br />
cómo huir cuando no quedaban islas para naufragar.<br />
Mi tia Mª Carmen, (también pregonera) nos cedió<br />
un apartamento en el pueblo donde poder vivir.<br />
Llegaron años de precariedad y carencia, cuando la<br />
suerte pasaba nuestra puerta de largo, pero me aferré<br />
al barco naufragado de la Cienca, ya que entendí que<br />
era el faro que indicaba el camino hacia la libertad.<br />
El que pensabamos que era nuestro futuro había<br />
cerrado la puerta, pero la esperanza abría tímidamente<br />
las ventanas. Aunque fueron muchas las tentaciones<br />
de abandonar y esperar a que apaciguara el temporal,<br />
años más tarde pude presentar finalmente mi Tesis y<br />
conseguí un contrato como investigador en Óptica en<br />
la Universidad de Murcia.<br />
Recibí el Premio a la contribución excepcional<br />
a la Ciencia por un investigador joven otorgado por<br />
la Sociedad Norteamericana de Óptica y el Premio<br />
Extraordinario de Doctorado en Medicina por la<br />
Universidad de Murcia. Que por cierto, aprovecho<br />
ahora para aclararles que Óptica es la rama de la<br />
Física que estudia la luz.<br />
Un día cualquiera del invierno primaveral murciano,<br />
vayan ustedes a saber por qué, un instinto clandestino<br />
hizo que tecleara casi inconscientemente en nuestro<br />
socorrido “Google” dos palabras: Zaragoza y Óptica,<br />
y por algún motivo desconocido que aún no he<br />
conseguido entender: allí estaba.<br />
La plaza con la que había soñado conseguir en un<br />
futuro lejano estaba allí, delante de mi y sólo quedaban<br />
apenas unas horas para cerrar la solicitud y muchos<br />
candidatos excepcionales con los que competir.<br />
Déjenme que traiga por última vez a mi abuelo<br />
Paco el Moreno, ya que se hizo a sí mismo la promesa<br />
de volver a Zaragoza después de haber hecho allí su<br />
mili, y que jamás pudo cumplir.Tras un largo proceso<br />
de selección, llegó la resolución de la plaza en la<br />
Universidad, y en una foto, junto conmigo, finalmente<br />
volvió a Zaragoza. Conseguí la plaza. Como siempre le<br />
digo a mi hija Alma: Las promesas, son para cumplirlas.<br />
Queridos vecinos, Huercalenses de nacimiento o<br />
adopción, visitantes o despistados que os asomaréis<br />
a la <strong>Feria</strong> de Huercal-<strong>Overa</strong>, dejarme deciros que no<br />
hay honor mas grande para mí que se me haya dado<br />
voz para poder desearos lo mejor, para que encontréis<br />
el momento de volver a hablar con quien dejásteis<br />
de hablar hace tiempo, compartir unas buenas tapas<br />
y rebujutos con amigos y familia, lágrimas, risas y<br />
esperanza. Guardaré siempre el recuerdo de estas<br />
líneas dedicadas al pueblo de <strong>Huércal</strong>-<strong>Overa</strong>, como<br />
un tesoro escondido, en la panza de un viejo galeón.<br />
¡Felices Fiestas 2O19!<br />
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