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las relaciones de género, y no situarnos desde la perspectiva occidental como el único lugar<br />
referente y de verdad. Sin embargo, es también notorio a lo largo de este texto, que las<br />
referencias y ejemplos utilizados provienen mayoritariamente del mundo occidental, pues es<br />
aquel que nos está más próximo. Asumimos nuestro sesgo actual con un propósito de cambio.<br />
Las gafas que ponemos para observar las realidades que nos rodean, pasan por diversos<br />
procesos de ajuste “óptico” y la etapa de descentralización de nuestra cultura para poder<br />
observar y comprender las otras culturas que nos rodean, es una etapa que requiere su tiempo<br />
y una constante perseverancia y firme convicción de que la convivencia positiva con diversidad<br />
humana no solo es posible, como es deseable.<br />
A continuación hablaremos de como las desigualdades de género se han atravesado en la vida<br />
de las mujeres y los hombres. Analizaremos tres de los ámbitos de la vida desde una<br />
perspectiva de género, cruzando la categoría de género con la división sexual del trabajo<br />
productivo y reproductivo, con la ciudadanía y con la educación.<br />
1.2 LA DIVISIÓN SEXUAL DEL TRABAJO Y DE LA VIDA<br />
La biología de los cuerpos ha sido durante mucho tiempo la explicación oficial para la definición<br />
de los roles sociales de hombres y mujeres. En nuestras sociedades, las mujeres, al tener la<br />
capacidad de la gestación biológica de la vida, fueron “oficialmente” encargadas de todos los<br />
aspectos de la reproducción: la crianza de los hijos e hijas, la manutención del espacio<br />
doméstico, el cuidado de las personas mayores. Los hombres, al contrario, fueron encargados<br />
del “mundo exterior”, del trabajo productivo, del estudio, de la política y las leyes.<br />
Se generó una división sexual del trabajo y de la vida; la genitalidad determinaba la<br />
función social y el trabajo que haría cada persona. A muchas personas fue dicho -y lo creyeron-<br />
que el trabajo se divide: “los hombres en la plaza y las mujeres en la casa” 3 .<br />
De acuerdo con Joan Scott 4 la historia de la separación entre hogar y trabajo subraya con tanto<br />
énfasis las diferencias funcionales y biológicas entre mujeres y hombres que termina por<br />
legitimar e institucionalizar estas diferencias como base de la organización social, o sea se ha<br />
normalizado esta división de la vida.<br />
3 Refrán popular<br />
“La división sexual del trabajo es universal, pero es específica la forma que adopta cada<br />
sociedad, existiendo una gran variabilidad cultural (…) lo que demuestra que la<br />
vinculación entre trabajo y sistemas de género depende de factores culturales y no de<br />
diferencias biológicas entre hombres y mujeres” 5 .<br />
4 Scott, Joan. “La mujer trabajadora en el siglo XIX”. En Dubby, G y Perrot, M (dirección). Historia de Las Mujeres en<br />
Occidente. Taurus Madrid. 1993. Página 429<br />
5 Comas d’Argemir, Dolors. “Trabajo, Género y Cultura. La construcción de desigualdades entre hombres y mujeres”<br />
Icaña, Institut Català d’Antropologia. Barcelona. 1995. Páginas 32, 33.<br />
Módulo 01 Texto de apoyo. http://www.surt.org/maletaintercultural/index.php?vlg=0&vmd=0 5