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adiestrar-la-mente

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cias de su vejez, etc. Podemos ver que existe una estrecha identificación

con nuestros estados físicos y con nuestro sentimiento de un “yo”, con

nuestra consciencia del “yo”. Muchos filósofos y los pensadores religiosos

en particular, han tratado de comprender la naturaleza del individuo,

ese “yo”, que mantiene la continuidad a lo largo del tiempo. Esto ha tenido

una importancia relevante en la tradición india. Las escuelas no budistas

indias hablan del atman, que se traduce, generalmente, como “yo” o

“alma”. Y en otras tradiciones no budistas se dan explicaciones acerca del

“alma" del ser, etc.

El atman, en el contexto indio, tiene el significado específico de un agente

que es independiente de los hechos empíricos del individuo. En la tradición

hindú, por ejemplo, se cree en la reencarnación, lo que ha dado lugar a

un gran número de debates. También he hallado referencias sobre ciertas formas

de prácticas místicas en las que una consciencia o alma asume el cuerpo

de una persona que acaba de fallecer. Si queremos que la reencarnación

tenga sentido, si queremos que tenga sentido el que un alma asuma otro

cuerpo, entonces, tiene que postularse por un agente independiente que sea

independiente de los hechos empíricos del individuo. Por lo general, las

escuelas indias no budistas han llegado a la conclusión de que el “yo” se

refiere realmente a este agente independiente o atman, a lo que es independiente

de nuestro cuerpo y mente. Las tradiciones budistas en su totalidad

han rechazado la tentación de postular por un “yo”, un atman o un

alma que sea independiente de nuestro cuerpo y mente.

Entre las escuelas budistas hay consenso sobre el punto de que el “yo”

o la “entidad” ha de ser comprendido en términos de la agregación de cuerpo

y mente. Pero cuando hablamos de lo que se quiere decir exactamente

con el término “yo” o “persona", encontramos divergencia de opiniones

incluso entre los pensadores budistas. Muchas escuelas budistas mantienen

que, en el análisis final, debemos identificar el “yo” con la consciencia de

la persona. Mediante el análisis, podemos demostrar que nuestro cuerpo es

como un hecho contingente y que lo que continúa a través del tiempo es la

consciencia del ser.

Evidentemente, otros pensadores budistas han refutado la moción que

identifica el “yo” con la consciencia. Budapalita y Chandrakirti, por ejemplo,

han rechazado la propuesta de buscar un “yo” que more o permanezca

eternamente. Argumentan que seguir ese tipo de razonamiento es, en

cierto sentido, sucumbir a la arraigada necesidad de aferrarse a algo. Un

análisis de la naturaleza del “yo”, de acuerdo con este planteamiento, no

producirá nada porque la búsqueda aquí implicada es metafísica; es la búsqueda

de un “yo” metafísico en la cual, como defienden Budapalita y

Chandrakirti, vamos más allá del ámbito de la comprensión del lenguaje

de cada día y de la experiencia de cada día. Por consiguiente, el “yo”, la

persona y el agente han de ser comprendidos puramente en términos del

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