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18 EL TIANGUIS DIGA QUE LO VIO EN EL TIANGUIS • 831-770-1290 APRIL 03 2020
Tres siglos de historia:
Via Crucis de Iztapalapa
En muchas ciudades de todo el mundo, cada
año se lleva a cabo la representación del Vía
Crucis y en nuestro país, en todo el territorio
nacional las principales calles de las localidades
son escenarios de la conmemoración
de la Semana Santa. Entre las representaciones
de la Pasión de Cristo que se realizan
en México, sin duda la más añeja, llena de
fervor y tradición es la que se lleva a cabo en
el Cerro de la Estrella, en la delegación Iztapalapa,
durante la Semana Mayor.
Los Festejos de Semana Santa de Iztapalapa
son Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad
de México. Desde hace 172 años, millones
de mexicanos y turistas extranjeros han
rememorado en el Cerro de la Estrella de Iztapalapa,
la pasión de Cristo, la historia de
cómo el hijo de Dios sufrió por el perdón de
los pecados de la humanidad.
Desde 1843 en el Cerro de la Estrella o
Huizachtepetl se conmemora la Pasión de
Cristo. Diez años atrás, en 1833, los
pobladores afectados y preocupados por la
epidemia que azolaba a su comunidad, invocaron
las imágenes de Cristo que se veneraban
en sus respectivas ermitas de los barrios
originales de Iztapalapa para que terminara la
ola de muerte que se cernía entre sus familiares.
A los pocos días, según cuenta la historia,
la mortandad por el cólera cesó. Además
del milagro de haber parado la epidemia, en
San Lorenzo, uno de los pueblos de Iztapalapa,
el Cristo invocado los favoreció con
un agua milagrosa, pues del pie de un ahuehuete
brotó un manantial y con el agua que
de ahí emanó curaron a los enfermos y a la
gente de los pueblos del sur.
Como muestra de su agradecimiento a Cristo
por haber escuchado sus ruegos, los habitantes
de esa región iniciaron la representación
del Vía Crucis, que hasta nuestros
días ha recorrido tres siglos, de 1843-2013.
Desde entonces, cada año, niños, jóvenes,
adultos y ancianos de ocho barrios de Iztapalapa:
San Lucas, Santa Bárbara, San Ignacio,
San Pablo, San José, San Pedro, La
Asunción y San Miguel salen a las calles a
representar la Semana Santa. Es así como
sus calles y colonias ubicadas en el perímetro
del Cerro de la Estrella, se transforman para
representar el pasaje doloroso de Jesús.
Ninguna versión es igual a la anterior, la modificación
de escenarios, los papeles que se
heredan, la elección de la joven y el varón
que representarán a Jesús y María, así como
los pasajes de la vida de Cristo que van agregando
año con año, y los diferentes personajes
que le dan vida a esa escenificación, la
hacen diferente cada año. A lo largo de estos
tres siglos las representaciones se han tenido
cientos de actores con parlamento, en
cuadros internos, miles de extras y al menos
dos mil nazarenos registrados, de los cuales
sólo uno, será el afortunado de cargar la Cruz
de 90 kilos de peso por los dos kilómetros de
trayecto. Durante cinco días miles de
creyentes, turistas nacionales y extranjeros,
observan los pasajes más importantes de la
Pasión de Cristo, a través de escenarios,
paisajes, iglesias, capillas, calles, parte del
Cerro de la Estrella, explanada del Jardín
Cuitláhuac y algunas estructuras levantadas
para la ocasión.
La conmemoración de Semana Santa en Iztapalapa,
ha sido tan importantes que en 1867
don Benito Juárez protegió la escenificación.
En 1914, el General Emiliano Zapata prestó
los caballos de su ejército, así como la ayuda
económica para la realización del acontecimiento.
Todos los actores participantes, rigurosamente
seleccionados, deben reunir algunos
requisitos como: capacidad histriónica,
mímica, voz clara y potente, facilidad de palabra,
apariencia según sea el personaje a interpretar,
haber nacido en el pueblo, ser hijo
de padres oriundos de Iztapalapa; no tener vicios
y ser de la religión católica.
Para representar a Jesucristo los candidatos
deben tener los atributos físicos necesarios
para resistir el traslado durante toda la representación
que inicia con el Domingo de
Ramos. Pero sobretodo, el trayecto del
Viernes Santo cuando es condenado llevando
a cuestas la cruz de madera que pesa aproximadamente
90 kilos (tal como lo estipulaba el
código penal romano de aquella época) y soportando
además caídas y golpes de los soldados
romanos.
La representación del Vía Crucis en Iztapalapa
comienza con el Domingo de Ramos,
con la bendición de las Palmas en la Parroquia
de San Lucas, y la Entrada Triunfal de
Jesús de Nazaret a Jerusalén, en el santuario
del Señor de la Cuevita. El jueves Santo: se
celebra la procesión por las principales calles
emulando la visita a las Siete Casas, que en
este caso es a los ocho barrios; la última
cena; el lavatorio en el Jardín Cuitláhuac; la
Oración en el Huerto de los Olivos y la Aprehensión,
en el Cerro de la Estrella. El Viernes
Santo día de la Tragedia Litúrgica: El Juicio:
Presentación del Nazareno ante Poncio Pilatos;
los clarines anuncian que El Redentor
ha sido condenado: Azotes y Coronación se
escenifican en la explanada del Jardín
Cuitláhuac.