74 BILLBOARD AR | SEPTIEMBRE, 2020
Santana y la puesta en valordel rock latinoCon su segundo álbum, Abraxas, editado el 23 de septiembre de 1970, Santana introdujo enforma masiva un nuevo sonido que fusionaba el rock con la música latina, sumando tambiénelementos de jazz, rhythm and blues, soul y funk. Una música vibrante y novedosa quetomó por asalto las salas de conciertos y arrasó en los rankings.Por Alfredo RossoTodo sucedió asombrosamenterápidopara un grupo de muchachosque apenas pasabanlos 20 años allápor 1969. Una reunión de músicosde familias de clase media y clasemedia baja que vivían en la zonade la bahía de San Francisco y quetenían a su favor dos factores importantes:estaban en el momento justo,en el lugar adecuado y –podemosagregar- hacían una música comonunca se había escuchado hasta entoncesen el campo del rock.San Francisco en 1969 todavíaera un centro de gran polinizaciónartística. Los aires libertarios del“Verano del Amor” de 1967 todavíasostenían una contracultura jovenque cultivaba sus utopías de cambiosen la sociedad y lo expresabaen su arte, su literatura y, muyespecialmente, su música. Bandascomo Jefferson Airplane, TheGrateful Dead, Country Joe & theFish y Big Brother and the HoldingCompany –con su gran cantante,Janis Joplin- formaban de facto labanda sonora de una generaciónque quería dejar su marca en la sociedadde su tiempo. No en vano,cuando en el otro costado del país,cerca de Bethel, estado de NuevaYork, se organizó la mayor reunióntribal de esa contracultura, el festivalde Woodstock, en agosto del῾69, las bandas de San Franciscotuvieron un rol preponderante. Ycuenta la leyenda que el legendarioempresario Bill Graham tuvola visión de insistir –en su carácterde asesor del festival- en que susprotegidos, Santana, fueran partedel repertorio de ese evento quetuvo un efecto transformador en laconciencia de los jóvenes de buenaparte del mundo.Santana reunía en su formaciónuna amalgama de etnias casi dedamental ocurrió cuando CarlosSantana vio tocar a Fleetwood Macen el Fillmore West. Quedó impresionadopor el tema de Peter Green“Black magic woman” y decidió quesu banda debía hacer una versiónpropia, enfatizando el tono latinoque detectó en su raíz, y adosándolela composición “Gypsy queen”,de otro de sus guitarristas admirados,Gabor Szabo. La fusión resultómágica y fue uno de los arietes quellevarían a Abraxas al primer puestodel chart semanas más tarde.Pero además de destreza musical,lo que sobraba en Abraxas eraimaginación, y variedad. El álbumcomenzaba con “Singing winds,crying beasts”, una pieza de Carabelloque mete al oyente en unclima etéreo con aires de jungla ysutiles pasajes a lo oculto y misterioso.Enseguida el misterio sevuelve erótico con el citado “Blackmagic woman” y sin dar tregua desembocaen el irresistible ritmo de“Oye cómo va”, resaltando el sabory la cadencia movediza del originalde Tito Puente, con el condimentoextra del vocalista invitado, RicoReyes. La edición vinílica originalcerraba el lado uno con “Incidentat Neshabur”, escrito en colaboraciónpor Carlos Santana y su amigoAlberto Gianquinto, quien toca unpiano de corte jazzístico en el tema,cuyos climas y tempos contrastantesle instilan un raro encanto.Una de las marcas de fábrica delsonido Santana se pone en evidenciaclaramente al comenzar el ladodos, con “Se acabó”, compuestopor José “Chepito” Areas. Congas,timbales por un lado, riffs quemantesde la guitarra de Carlos Santanapor el otro y las oleadas del órganoHammond de Rolie redondean elataque envolvente de la banda paraconcretar otro de los favoritos delos recitales del grupo. “Mother’slibro de texto para quienes todavíacontemplaban el “crisol de razas”como un activo disponible al promoverel “Sueño Americano”. Y enla costa oeste del país, esa diversidadde orígenes era cada día másevidente. Su guitarrista y líder, CarlosSantana, era de origen mexicano.José “Chepito” Areas, a cargode los timbales y otras percusiones,venía de Nicaragua, mientras que elotro percusionista, Mike Carabello,virtuoso de las congas, tenía abuelosportorriqueños. David Brown,bajista, era afroamericano. Lo máscercano a la estirpe estadounidenseclásica eran el tecladista y vocalistaprincipal, Gregg Rolie y el bateristaMike Shrieve.El primer álbum, homónimo, deSantana, de 1969 mostraba ya unabanda sólida con una idea musicalbien delineada, como quedó evidenciadoen el tema “Evil ways”,que les dio su primer roce con losrankings. Pero fue sin duda su descollanteactuación en Woodstock,que alcanzó su clímax con la versiónen vivo del tema que cerrabaaquel debut, “Soul sacrifice”, lo quefijó por primera vez a Santana en laconciencia del público de rock, enespecial cuando se estrenó el filmde Michael Wadleigh y las audienciasque no habían visto a Santanade primera mano, quedaronextasiadas con el arrollador solo debatería de Shrieve, las andanadasde riffs de Carlos Santana y el despliegueinstrumental de la bandaen pleno. Santana había asaltado debuenas a primeras la conciencia generaly el público pedía más.¡Y lo tuvieron! En el verano de1970, la banda se concentró en losestudios Wally Heider, cerca delcentro de San Francisco, para grabarsu segundo álbum y una de lasgrandes obras del rock de todoslos tiempos: Abraxas. Un hito fundaughter”y “Hope you’re feelingbetter” –ambos de Rolie- confirmanque Santana no era ajeno alidioma del hard-rock vigoroso.Ambos temas están separados porel sutil lirismo de Carlos Santanaen “Samba pa ti”, donde el guitarristase las arregló para componerla melodía más memorable de sucarrera. Su timbre expansivo y suriqueza discursiva crean un climaque conmueve sin ser solemne, conuna ola emotiva que llega a un pasode la melancolía, justo cuando apareceel órgano de Rolie para darlematiz de himno. Una tour de forceque se volvió uno de los momentosmás esperados de los shows. Elpunto final lo trae “El nicoya”, brevetema de Chepito Areas con un cantocolectivo que celebra al compositornicaragüense, y uno bien puedeimaginarse esta coda del álbumcoreada por la banda a la salida delescenario y rumbo a los camarines.Para ser un álbum de tal riquezamusical y despliegue instrumental,Abraxas se grabó en un tiemposumamente corto: “habrán sidounas tres semanas”, declaró tiempomás tarde Rolie. “Fue fenomenal:estábamos en el estudio entre docey dieciséis horas por día.” Por suparte, Carlos Santana expresó lúcidamente:“pienso que Santana hizoque las palabras “latino” y “español”se volvieran más ecuménicas.” Es lapura verdad, y para mejor, Santanasolo estaba comenzando. En elfuturo habría nuevos clásicos comoel álbum III (conocido en Argentinacomo Tabú) y nuevas exploracionesmusicales que se concretarían enaños subsiguientes con discos comoCaravenserai, Welcome y Borboletta.Pero Abraxas fue la obra maestraque hizo descubrir a Santana a todauna generación de oídos abiertos ydispuestos e inició un capítulo nuevoen la historia del rock. •BILLBOARD.COM.AR75