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zo a la edad moderna, el movimiento del
Evangelio Social en los Estados Unidos. En
Sudamérica la Teología de la Liberación. El
nacional-catolicismo español de la dictadura
y en estos últimos tiempos el ultra-conservadurismo
del Tea Party y de movimientos
ultraderechistas en Europa, a los cuales
se les llena la boca de palabras como Dios,
Familia, Nación, etc.…
Jesús no fue un Mesías político y su mensaje
no es político. Había multitud de Zelotes
revolucionarios alrededor de Galilea en
esos tiempos. Él rechazó el ofrecimiento de
ser hecho rey y dar voz a las aspiraciones
políticas de estos Galileos, de la misma forma
que rehusó a aceptar el ofrecimiento de
Satanás de reinar sobre los reinos de este
mundo. Es verdad que habló del reino. Pero
no les dejó que le hiciesen rey, por la simple
razón de que el reino que les anunciaba
y el reino que ellos tenían en mente eran
radicalmente diferentes.
Recuerdo hace años asistiendo a un Sínodo
de Iglesias Reformadas en Irlanda del Norte,
se debatía, si se debería orar por la “Orden
de Orange” y permitir que sus banderas
fuesen bendecidas en un culto especial.
La decisión fue muy sabia a mi entender. La
Iglesia como tal y sus representantes no deberían
tomar partido político públicamente,
eso solo dañaría la causa del evangelio
antes o después. Somos seres políticos,
pero la política debe ser relegada a lo estrictamente
personal y excluida de lo eclesiásticamente
institucional.
Fue precisamente porque el mensaje de Jesús
era eminentemente espiritual, por lo
cual, sus paisanos Galileos le abandonaron.
Lo mismo sucede hoy, podemos apoyar, asistir
a manifestaciones con énfasis en una reforma
moral de las costumbres, alinearnos
políticamente y defender nuestra posición
con vehemencia, pero eso no es el evangelio
que predicaba Jesús, ni sus apóstoles. Por
supuesto todo eso es popular, y multitud de
cristianos se han convertido ahora en activistas
sociales y políticos, no en predicadores
de la cruz. Lo que desgraciadamente sigue
siendo impopular en la Iglesia, es
predicar el evangelio de Jesús de Nazaret.
En la Calle Recta
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