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ECR 268 DICIEMBRE

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zo a la edad moderna, el movimiento del

Evangelio Social en los Estados Unidos. En

Sudamérica la Teología de la Liberación. El

nacional-catolicismo español de la dictadura

y en estos últimos tiempos el ultra-conservadurismo

del Tea Party y de movimientos

ultraderechistas en Europa, a los cuales

se les llena la boca de palabras como Dios,

Familia, Nación, etc.…

Jesús no fue un Mesías político y su mensaje

no es político. Había multitud de Zelotes

revolucionarios alrededor de Galilea en

esos tiempos. Él rechazó el ofrecimiento de

ser hecho rey y dar voz a las aspiraciones

políticas de estos Galileos, de la misma forma

que rehusó a aceptar el ofrecimiento de

Satanás de reinar sobre los reinos de este

mundo. Es verdad que habló del reino. Pero

no les dejó que le hiciesen rey, por la simple

razón de que el reino que les anunciaba

y el reino que ellos tenían en mente eran

radicalmente diferentes.

Recuerdo hace años asistiendo a un Sínodo

de Iglesias Reformadas en Irlanda del Norte,

se debatía, si se debería orar por la “Orden

de Orange” y permitir que sus banderas

fuesen bendecidas en un culto especial.

La decisión fue muy sabia a mi entender. La

Iglesia como tal y sus representantes no deberían

tomar partido político públicamente,

eso solo dañaría la causa del evangelio

antes o después. Somos seres políticos,

pero la política debe ser relegada a lo estrictamente

personal y excluida de lo eclesiásticamente

institucional.

Fue precisamente porque el mensaje de Jesús

era eminentemente espiritual, por lo

cual, sus paisanos Galileos le abandonaron.

Lo mismo sucede hoy, podemos apoyar, asistir

a manifestaciones con énfasis en una reforma

moral de las costumbres, alinearnos

políticamente y defender nuestra posición

con vehemencia, pero eso no es el evangelio

que predicaba Jesús, ni sus apóstoles. Por

supuesto todo eso es popular, y multitud de

cristianos se han convertido ahora en activistas

sociales y políticos, no en predicadores

de la cruz. Lo que desgraciadamente sigue

siendo impopular en la Iglesia, es

predicar el evangelio de Jesús de Nazaret.

En la Calle Recta

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