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Libro-SIN-ESCAPE-El-Coronavirus-y-la-Biblia

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Luis R. Fajardo

Esto lo podemos ilustrar con los dolores de una

mujer en parto. Sus contracciones comienzan y poco a

poco aumentan y son de mayor intensidad, pero aún no

es el alumbramiento. Lo que vemos con el coronavirus

es una contracción, un dolor de parto, pero no estamos

dando a luz todavía, ya casi. Hay partos que se

demoran más que otros, pero podemos estar seguros

de que nacerá un bebé. De igual manera, la venida de

Jesús pondrá fin a la guerra al final.

Queda claro que Dios no necesita el coronavirus

para que la gente se arrepienta. Ni se vale del mal para

demostrar que él es bueno. El apóstol Juan afirma:

“Que nadie los engañe. El que practica la justicia es

justo, así como él es justo. El que practica el pecado es

del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde

el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente

para destruir las obras del diablo” (1 Juan 3:7-8). Las

enfermedades se cuentan entre las obras del diablo

(Lucas 13:16; 4:18), y entre ellas están las pandemias.

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Un enemigo que persigue

Más adelante, los ataques irán dirigidos de forma

específica contra aquellos que intenten permanecer

fieles a Dios. Mediante persecuciones y muchas

limitaciones e injusticias, matará a cuantos pudiera.

Jesús lo dice con las siguientes palabras: “Entonces

los entregarán a ustedes para que los persigan y los

maten, y los odiarán todas las naciones por causa de mi

nombre” (Mateo 24:9). 4

Si entendemos estas calamidades en el contexto

del discurso de Jesús sobre el tiempo del fin, queda

claro que la persecución de los cristianos, las guerras,

las pestes y el hambre, tienen un origen común. De

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