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Libro-SIN-ESCAPE-El-Coronavirus-y-la-Biblia

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Luis R. Fajardo en Sin escape: Coronavirus y la Biblia nos explica

de manera sencilla y profunda cual es la verdadera conspiración

detrás del Coronavirus. A través de sus páginas podemos no solo

comprender la crisis actual, sino que nos hace también reflexionar

sobre nuestro rol y nos proyecta con esperanza hacia un futuro

mejor en Dios. Este libro debería ser de lectura indispensable

para todo cristiano en el momento actual.

Dr. Henry Barrios

SDA Florida Conference, EE.UU.

Luis R. Fajardo ha tenido la valentía de escribir un libro sobre

certezas bíblicas en medio de incertidumbres, y la agilidad de

escribirlo tan rápido que llega justo a tiempo en medio de la

pandemia. En él, realiza una valiosa contribución para enmarcar

la crisis actual del Coronavirus a través de la cosmovisión bíblica.

Bien escrito, con un estilo claro y directo, su lectura ayudará al

lector a encontrar respuestas profundas ante cuestiones relevantes

y, lo más importante, a encontrar la esperanza de un mundo

nuevo sin “muerte, ni llanto, ni clamor ni dolor” (Apocalipsis

21:4) que ha guiado al cristianismo a través de toda la historia.

¡Muchas gracias!”

Daniel Bosqued, Phd

RECTOR Centro Universitario Adventista de Sagunto, Valencia, España

En medio de una tragedia, que al momento está afectando a

millones y ha causado la muerte de cientos de miles, es importante

una voz que investiga, analiza, y presente una perspectiva que

trae paz.

Esta obra, analiza, defiende intelectualmente y al mismo tiempo

que descansa sobre la fe, deja en claro el papel, sentir y actuar

de Dios en medio de todo esto. Usando la historia de pandemias

pasadas, analizando el sentir humano de culpar al más poderoso

del universo, de que sea quien la ha creado o no ha hecho nada

para prevenirlo, o llegar a la conclusión que Dios, inactivamente

sigue “disfrutando” del sufrimiento humano, traza un fin

victorioso para Dios y su pueblo de fe y ayuda a tener confianza

que esto también pasará.

La lectura de esta obra nos llevará a la conclusión comprobada

de que “todas las promesas del Señor Jesús son apoyo poderoso

de mi fe” da paz en medio de la tormenta. Al lector que

honestamente indaga, no le puede quedar otra conclusión de

que Dios es grande y como lo ha hecho en la historia, nos sacará

de esto también.

Pr. Israel Leito,

Líder internacional


¿Tiene la Biblia realmente algo que decir con relación al

coronavirus? ¿Qué relación guarda el COVID 19 con Lucifer,

el originador del mal? ¿Qué papel juega el Dios de amor que

describe la Biblia en todo esto? Este es todavía un tema en

desarrollo, Luis R. Fajardo hace un muy buen acercamiento

y, de hecho, es pionero en hacerlo. Te invito a considerar sus

argumentos con atención.

Manuel A. Rosario, MDiv, PhD

Director de Ministerios Personales y Escuela Sabática de la

Asociación del Gran Nueva York

En medio de la avalancha literaria sobre el COVID-19 que azota

al mundo, aparece el libro: Sin Escape: el Coronavirus y la Biblia,

escrito por Luis R. Fajardo. Este volumen es documentado,

informativo, ameno, palpitante, certero, veraz, bíblico, cristocéntrico

y plenamente adventista. Sus ocho capítulos exponen

con sencillez y claridad lo que promete: dar “respuestas bíblicas

a las principales preguntas sobre el COVID-19”. Notablemente

presenta al causante de todas las pandemias y, sobre todo,

al Sanador de todas ellas y, Autor de las reglas que controlan

con efectividad todas estas pestilencias. Admirablemente traza

la acción asumida por la Iglesia Cristiana en todos los brotes

pestilentes mortales durante los siglos. En realidad, este libro es

recomendable en todo sentido para la biblioteca de todo aquel

que desee impedir la entrada de este mal en su hogar.

Merling Alomía, PhD

Past Rector y Profesor emérito

de la Universidad Peruana Unión, Lima, Perú


Sin escape

Coronavirus y la Biblia

Luis R. Fajardo



Luis R. Fajardo


Fortaleza Ediciones

www.fortalezaediciones.com

librosfortaleza@gmail.com

Copyright © Luis R. Fajardo

Fajardo, Luis R.

Sin escape: Coronavirus y la Biblia / Luis R. Fajardo

/ Valencia: Fortaleza Ediciones, 2020.

ISBN: 9780463152867

13.97 x 21.59 cm., 126 páginas

1. Coronavirus. 2. Pandemia. 3. Biblia. 4. Profecías. 5.

Interpretación bíblica. 6. Providencia divina.

Derechos reservados

© Luis R. Fajardo

ISBN: 9780463152867

Editor: Miguel Ángel Núñez

Corrección: Lissie Madrid F.

Diseño interior: Servicios Editoriales FE

Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción

total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño),

su manipulación informática y transmisión ya sea, electrónica,

mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso

previo y por escrito del editor.


Dedicatoria

A todos los que han sido contagiados de coronavirus.

In Memoriam de los fallecidos.



Contenido

Agradecimientos........................................................ 11

Introducción.............................................................. 13

1. Un enemigo ha hecho esto................................... 17

2. Dios, un guerrero contra las pandemias .............. 35

3. Emmanuel: Vencedor sobre el mal ...................... 45

4. El cristianismo frente a las pandemias

a través de la historia........................................... 59

5. La iglesia frente al coronavirus............................. 75

6. Los cristianos frente al coronavirus ..................... 85

7. Jesús la gran diferencia......................................... 97

8. ¡El mejor está por venir!..................................... 107

Conclusión............................................................... 117

Referencias bibliográficas......................................... 121

9


Luis R. Fajardo

Abreviaturas

RVA2015 Reina-Valera actualizada 2015

PDT Palabra de Dios para Todos

RVR1960 Reina-Valera 1960

DHH Dios Habla Hoy

NTV Nueva Traducción Viviente

ESV English Standard Version

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido

tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional (NVI,

1999, 2015).

10


Agradecimientos

Quiero agradecer a mi esposa Sjury Fajardo

Osepa por su apoyo en el trabajo maratónico

de preparar esta obra. A mi hermana Carolina

Fajardo por sus enriquecedores aportes. Así

también a mis padres por su apoyo espiritual y a mi

cuñada Sjurdriëlle Osepa por su perspectiva legal con

la cual ha enriquecido esta obra.

Agradezco también a todas aquellas personas que

colaboraron de diferentes maneras con este proyecto. A

mis compañeros de seminario: Laurentiu Stefan Druga,

Kevin Soria, Robert Ramírez, Dante Herrmann y

Esteban Santana, Jr. de la Universidad Adventista de

las Antillas, Puerto Rico. De manera especial, quiero

agradecer al pastor Carlos Domínguez Tovilla por su

delicado trabajo de enriquecer el estilo del texto.

A mis profesores por su fe y sus importantes aportes

en este proyecto: Esther Sánchez, PhD; Roberto Ouro,

PhD; y, Alejandra Casilla, PhD.

A mis amigos Luis Ehapo Santander, Psicólogo, y

Jorge Luis Jiménez experto en Marketing, y Juan Marcos

Fustero Informático y Músico quienes contribuyeron

profesionalmente desde sus diferentes áreas de trabajo.

Finalmente, doy las gracias y el mérito a Dios

por ayudarme en este viaje y haberme extendido el

llamado noble de atender Su rebaño en la tierra, el

mayor privilegio que puedo tener.

11



Introducción

A

mediados de enero de 2020, los ojos de todo

el mundo miraban impotentes como los

devastadores incendios en Australia reducían

a cenizas miles de kilómetros cuadrados de zonas

habitables y bosques, causando la muerte de animales

y personas. 1

Mientras esto ocurría, algunos contuvieron el

aliento, expectantes por conocer cómo acabaría la

tensión entre los Estados Unidos e Irán. Todo parecía

indicar que aquello sería el inicio de una guerra de

consecuencias impredecibles. 2

En este contexto, apareció una noticia que parecía

no ser muy relevante. Se trataba del brote de un tipo de

“gripe” en Wuhan, una ciudad del centro de China, 3

quizás desconocida para la mayoría de nosotros.

Aquello no parecía nada nuevo y mucho menos

algo por lo cual alarmarse. Al fin y al cabo, los brotes

de gripe son normales y en general, los hemos podido

controlar sin mayor dificultad. Además, pensamos que

“China está muy lejos” y por lo tanto no había nada de

qué preocuparse.

13


Luis R. Fajardo

14

No obstante, para finales de enero de 2020, el fuego

de Australia había sido sofocado por las intensas lluvias

y tormentas de granizo que le siguieron; y las tensiones

en Medio Oriente se calmaron, afortunadamente.

Sin embargo, no ocurrió lo mismo con la

“gripe”, que para entonces ya tenía nombre propio:

“coronavirus”. Denominada en términos clínicos

COVID-19 (COronaVIrus + Disease ‘enfermedad’ +

[20]19) 4 por la Organización Mundial de la Salud

(OMS). Para entonces, el coronavirus amenazaba con

convertirse en una pandemia, pues se había expandido

por gran parte de China y Asia, y comenzó a acercarse

a las puertas de Occidente.

A finales de abril de 2020, España, país donde

resido, se acercaba a los dos meses de confinamiento, 5

y lo mismo en muchos países tanto de Europa como de

América. Somos testigos de un hecho sin precedentes,

una pandemia global en nuestra generación.

El COVID-19 ha puesto cabeza abajo nuestra

“normalidad” personal y social, tanto a nivel nacional

como internacional.

Muchos han intentado dar una explicación a la

crisis mundial que ha provocado la pandemia, y es

comprensible, pues lo que no se entiende, en general

causa preocupación. Esto explica porqué intentamos

consultar cuanto antes al médico cuando sentimos

algún síntoma extraño. Puede que no sea nada por

lo que tengamos que preocuparnos, pero mientras no

sepamos qué es, no estaremos tranquilos.

Otros al no comprender, y pensando que hay

información que se nos está ocultando, generan

relatos de conspiraciones secretas y noticias falsas,

que intentan atar los “cabos sueltos” de la versión que


ofrecen los gobiernos. Estas conspiraciones y noticias

falsas en general suelen ser negativas y están dirigidas

a encontrar el “culpable de la pandemia”.

Por su parte, los predicadores no se ponen de

acuerdo. Unos dicen que es un juicio de Dios “bien

merecido”, algunos creen que es una plaga apocalíptica

y otros se enfocan en decir “paz, paz” y hablan de

cómo tener “tu mejor vida” ahora, cuando en realidad

no parece haber paz. Otros se limitan a reconocer su

perplejidad e incapacidad para explicar lo que está

pasando.

No obstante, algunos estudiosos en el mundo

cristiano lo intentan explicar de otro modo. Para ello,

separan el mal en dos grandes categorías: el mal moral

y el mal físico o natural. Por el primero se entiende

que todo lo malo tiene su origen en el ser humano:

las guerras, las injusticias, los abusos de poder, etc. Por

otro lado, el mal natural abarca todo aquello que causa

sufrimiento y no tiene un origen en el ser humano,

como los desastres naturales, muchas enfermedades,

etc.

Siguiendo esta clasificación, se asume que el

COVID-19 es un mal natural. Somos conscientes de

que es algo aún por demostrar, pero hasta ahora las

evidencias señalan un origen natural, 6 siendo clasificada

como una Zoonosis, 7 es decir, una enfermedad

transmitida desde los animales a las personas. Sin

embargo, la Biblia indica que tanto el mal moral como

el natural, tienen un origen común, el pecado, que

comenzó en el cielo con Lucifer y luego siguió en la

Tierra a través de la caída de Adán y Eva.

En medio de la perplejidad y las preguntas que

podrían generar una crisis como esta, ¿podemos

Introducción

15


Luis R. Fajardo

encontrar en la Biblia respuestas válidas? ¿Podría la

Biblia ofrecer esperanzas en tiempo de coronavirus?

¿Hay alguna profecía cuyo cumplimento podamos

asociar con la presente crisis? En definitiva, ¿ofrece

la Biblia pautas precisas sobre cómo hacer frente a la

actual pandemia?

El propósito de esta obra es presentar qué dice

la Biblia y entender cómo lo podemos aplicar a la

crisis que estamos viviendo estos meses. Explicar

dónde se ubica una tragedia como el coronavirus en la

cosmovisión bíblica. Además, descubrir qué tiene que

decir la Biblia sobre quién es el causante, qué podemos

hacer para detenerlo y cómo podemos mantener la

esperanza durante la crisis y más allá de la misma.

Permíteme darte la bienvenida a este maravilloso

recorrido de exploración por toda la Biblia, en busca

de las pistas del coronavirus. Espero que disfrutes del

camino y que a medida que nos acerquemos al final,

encuentres las evidencias suficientes para comprender

dónde encaja esta pandemia en el marco bíblico. Si esta

crisis te ha provocado miedo, espero que tu temor sea

transformado en fortaleza y paz. Si, por el contrario,

te sientes seguro y confiado en Dios, esta obra te

ofrecerá motivación y herramientas para compartir tu

esperanza.

16


1

Un enemigo ha hecho

esto

“Esto es obra de un enemigo” (Mateo 13:28)

A

mediados del mes de marzo del 2020, me

disponía a cumplir algunos compromisos

de predicación en Suiza. Sjury, mi esposa,

estaba como de costumbre pidiéndome que hiciera

las maletas a tiempo, actividad que por lo general

no me caracteriza. El día antes de la salida, las

noticias españolas sobre el coronavirus y las medidas

que estudiaba el gobierno para hacerle frente a la

pandemia llenaban las portadas de los diarios y los

noticieros de televisión.

Fueron horas de tensión. En cualquier momento

podrían cerrar la frontera y yo estaría impedido

para regresar a casa. A última hora y siguiendo las

recomendaciones recibidas, decidimos que lo más

prudente era no viajar, aunque perdiera el billete.

Fue muy frustrante, en especial para los anfitriones

ya que era necesaria la cancelación del hotel donde se

celebraría el evento con tan solo un día de antelación.

Tres días después, el gobierno español anunció el cierre

de la frontera, lo que, de haber viajado, habría hecho

muy difícil mi retorno a casa.

17


Luis R. Fajardo

Las cosas comenzaron a cambiar deprisa. En un

abrir y cerrar de ojos, nuestra vida cotidiana se vio

alterada por un sinnúmero de medidas que buscaban

frenar la rápida propagación del virus. La lista de

prohibiciones en España fue larga: no puedes salir de

casa, no puedes subir a las azoteas, se recomienda no

tocarse el rostro y limitar el contacto físico con otras

personas. Por otro lado, comenzaron las compras de

pánico, el caos conmocionó a toda la sociedad. De

repente, el coronavirus me pareció una pesadilla de la

que aún me cuesta despertar.

En este contexto, para algunos escépticos vuelve

a cobrar sentido la antigua paradoja de Epicuro sobre

Dios y la existencia del mal, que afirma que, si Dios es

omnipotente, entonces debería poder quitar el mal si

quisiera y, si no lo hace es porque es un Dios cruel. 1 De

esta forma, intentan hallar un “culpable” del origen de

la pandemia, si lo hay. Otros defienden que la pregunta

no debe ser “quién es el culpable”, sino “por qué” y

“para qué existe el coronavirus”.

En la Palabra de Dios, la Biblia, podemos encontrar

respuestas convincentes a las tres preguntas y tener la

certeza de saber en qué momento de la historia de la

humanidad nos encontramos y hacia dónde vamos.

18

Veamos primero el “quién” de la

cuestión

En los últimos días ha surgido una serie de

opiniones entre los teólogos y pastores sobre quién es

el causante de esta pandemia. En el último mes se han

publicado varios libros sobre este tema. Algunos de

sus autores se refieren al COVID-19 como parte de la

existencia del mal en general. Otros aseguran que es la

consecuencia divina por los pecados individuales, por


lo tanto, el hecho de que una persona sea contagiada

de coronavirus es prueba de algún pecado cometido.

También están los que afirman de forma categórica

que Dios es el causante del mal, y en este caso, de la

pandemia. Un ejemplo de esta postura lo encontramos

en las palabras de John Piper, quien en su más reciente

libro Coronavirus y Cristo, afirma: “El coronavirus fue

enviado por Dios”. Más adelante sigue diciendo: “no es

momento para ver a Dios de una forma sentimental”. 2

En otro lugar asegura:

Un enemigo ha hecho esto

El Coronavirus es una de miles de formas en las que

Dios nos llama al arrepentimiento. De hecho, todos

los desastres naturales —ya sean inundaciones,

hambrunas, langostas, tsunamis o enfermedades—

son llamados dolorosos y clementes de Dios a que nos

arrepintamos. 3

Sin embargo, la Biblia no apoya este punto de

vista. Dios es soberano, y tiene control de todo, no

obstante, él no es el originador de las calamidades

humanas. Si el sufrimiento tiene su origen en Dios, lo

que sucedió con Jesús en la Cruz no fue un asesinato,

sino un suicidio, pues Jesús era Dios con nosotros. El

apóstol Pedro es claro en este sentido: “porque Cristo

murió por los pecados una vez por todas, el justo por los

injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la

muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera

a la vida” (1 Pedro 3:18).

¡Estamos en guerra!

La Biblia asegura que el mundo es el escenario de

un conflicto entre Dios y sus ángeles versus Satanás

y sus demonios. El inicio de esta crisis lo describe el

19


Luis R. Fajardo

20

libro de Apocalipsis del siguiente modo: “Se desató

entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles

combatieron al dragón; este y sus ángeles, a su vez, les

hicieron frente, pero no pudieron vencer, y ya no hubo

lugar para ellos en el cielo. Así fue expulsado el gran

dragón, aquella serpiente antigua que se llama diablo y

Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus

ángeles, fue arrojado a la tierra” (Apocalipsis 12:7-9).

El texto deja claro que la guerra iniciada en el

cielo continúa aún con mayor intensidad aquí en la

Tierra, y que el enemigo de Dios intenta engañar a

todo el mundo. Satanás es tu enemigo, y también de

todo lo bueno y justo, pues su propósito es siempre el

mismo: mentir y matar. Así lo aseguró Jesús al decir

de él: “Desde el principio este ha sido un asesino, y

no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad

en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza,

porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!”

(Juan 8:44).

Esta guerra es el marco en el que se está

desarrollando la historia de la humanidad, y si no

somos conscientes de esta realidad, no podremos

comprender la existencia del mal, y de forma específica,

del coronavirus. Si tiramos de la cuerda para intentar

llegar al origen de la pandemia que en estos momentos

enfrentamos, descubriremos que Satanás es su

originador.

Antes de ir más adelante hablando sobre la guerra

en la que la humanidad está envuelta, es esencial

explicar en qué consiste el plan de salvación que es

parte esencial del gran conflicto.


El plan de Salvación

Dios creó a la humanidad y les concedió posibilidad

de libre elección. Haciendo un mal uso de su libertad

eligieron creer en la mentira de Satanás, de este modo

la humanidad dio la espalda a Dios. El pecado abrió

un abismo de separación entre Dios y su creación

(Isaías 59:2). En su infinito amor, Dios estableció un

plan para volver a unir a la humanidad con él. “Todo

esto [la nueva vida] proviene de Dios, quien por medio

de Cristo nos reconcilió consigo mismo” (2 Corintios

5:18).

Ahora, ¿fue el propósito del sacrificio de Jesús,

salvar a los “predestinados” para salvación, o sea, a los

salvos u ofrecer salvación a los perdidos? Jesús mismo

respondió esta importante cuestión: “No son los sanos

los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no

he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Marcos

2:17). El apóstol Pablo más adelante dijo: “Este mensaje

es digno de crédito y merece ser aceptado por todos:

que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores,

de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15).

El plan de salvación trasciende el aspecto físico

de la persona. Por supuesto, Dios quiere que tengamos

salud física, pero aún más desea que obtengamos la vida

eterna. Dios no es conformista, él quiere que seas feliz

en el cielo por toda la eternidad. Este doble deseo de

Dios, que tengamos salud y que seamos salvos, se puede

entender de las palabras del apóstol Juan dirigidas a

Gayo: “Querido hermano, oro para que te vaya bien

en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como

prosperas espiritualmente” (3 Juan 1:2).

No es bíblico decir que las personas que se han

contagiado de coronavirus están padeciendo el castigo

Un enemigo ha hecho esto

21


Luis R. Fajardo

de Dios por sus pecados. Así queda evidente en la

respuesta de Jesús a sus discípulos cuando estos le

preguntaron: “Rabí, para que este hombre haya nacido

ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? [Jesús respondió]:

Ni él pecó, ni sus padres, sino que esto sucedió para

que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida”

(Juan 9:2-3).

Aún más, en el caso de aquellos que han muerto a

causa de esta pandemia, la Biblia enseña que la muerte

en Cristo no es sinónima de fracaso (Filipenses 1:21),

es importante que no olvidemos esto en tiempos de

coronavirus. Así que cuando los cristianos hablamos de

victoria, nos referimos no solo a una victoria temporal,

la salud física, sino también a una victoria eterna, la

salvación en Jesús.

22

¡Un enemigo ha hecho esto!

Es necesario resaltar que Jesús, mientras estuvo

entre nosotros, nunca se sintió culpable por las tragedias,

el dolor o la muerte, que incluso él mismo sufrió. Nunca

pidió perdón por el sufrimiento a su alrededor o achacó

a su Padre el origen de las calamidades humanas. Eso

es así simplemente porque él sabía que Dios no es el

causante de las enfermedades y sufrimiento humano.

En la parábola del trigo y la cizaña encontramos

una clara referencia sobre el origen del mal. En un

momento la parábola cuenta que los siervos, al ver

crecer la cizaña que no sembraron, se dirigieron

alarmados al “padre de familia” con la siguiente

pregunta: “Señor, ¿no sembró usted semilla buena en

su campo?, entonces, ¿de dónde salió la mala hierba?

(Mateo 13:27).

Los siervos confiaban en la experiencia del


dueño del campo para hallar una explicación a esta

‘calamidad’, pues nadie conocía mejor aquella tierra

que su propio dueño. En la respuesta dada por el

“padre de familia”, se explica quién sembró la mala

cizaña; él respondió, “esto es obra de un enemigo”

(Mateo 13:28). Más adelante Jesús explica la parábola

e identifica quién es este adversario: “El enemigo que

la sembró es el diablo” (Mateo 13:39).

De ángel a demonio:

la transformación de Lucifer

Antes de continuar es necesario hacer un paréntesis

para explicar cómo es posible que “un enemigo” tenga

la posibilidad de plantar cizaña en el campo de Dios.

Para esto debemos tener en cuenta algunas verdades

que la Biblia revela.

La primera de ellas es que Satanás es una criatura

de Dios en rebelión contra él. El profeta Ezequiel, en la

reseña que hace sobre el rey de Tiro, revela cómo era la

apariencia de este ángel recién creado por Dios:

Un enemigo ha hecho esto

Eras un modelo de perfección, lleno de sabiduría y de

hermosura perfecta. Estabas en Edén, en el jardín de

Dios, adornado con toda clase de piedras preciosas:

rubí, crisólito, jade, topacio, cornalina, jaspe, zafiro,

granate y esmeralda. Tus joyas y encajes estaban

cubiertos de oro, y especialmente preparados para ti

desde el día en que fuiste creado.

Fuiste elegido querubín protector, porque yo así

lo dispuse. Estabas en el santo monte de Dios, y

caminabas sobre piedras de fuego. Desde el día en que

fuiste creado tu conducta fue irreprochable, hasta que

la maldad halló cabida en ti (Ezequiel 28:12-15).

23


Luis R. Fajardo

En segundo lugar, es necesario comprender que

la motivación de Dios para crear a los ángeles y a la

humanidad fue el amor. En respuesta, Dios desea ser

amado por sus criaturas; pero para que este amor sea

genuino, la criatura debe tener libertad para elegir

amar o no amar. Esto es lo que conocemos como “libre

albedrío” o voluntad.

Esta libertad no fue concedida solo a los seres

humanos, sino a todos los seres inteligentes que Dios

creó. Por lo tanto, los ángeles también tienen la

capacidad de elegir amar a Dios o no, y al igual que

nosotros, pueden ejercer la voluntad para beneficiar o

perjudicar a otras criaturas.

Satanás, la primera y más poderosa de estas

criaturas, usó su voluntad y su libertad para revelarse

contra Dios. La Biblia confirma este hecho cuando

dice:

Por la abundancia de tu comercio, te llenaste de

violencia, y pecaste. Por eso te expulsé del monte

de Dios, como a un objeto profano. A ti, querubín

protector, te borré de entre las piedras de fuego. A

causa de tu hermosura te llenaste de orgullo. A causa

de tu esplendor, corrompiste tu sabiduría. Por eso te

arrojé por tierra, y delante de los reyes te expuse al

ridículo (Ezequiel 28:16-17).

24

Aunque no podemos comprender cómo pudo

nacer el pecado en el corazón de Lucifer, el profeta

Isaías, en una parábola dirigida al rey de Babilonia,

revela los pensamientos egoístas de este querubín, lo

que nos puede ayudar a comprender sus intenciones:

¡Cómo caíste del cielo, oh, Lucero, hijo de la mañana!

Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las


naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo;

en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi

trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los

lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré,

y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres

hasta el Seól [la tumba], a los lados del abismo

(Isaías 14:12-15).

De este modo, el querubín protector se convirtió

en el adversario de Dios y de su creación. Ahora usa

la misma libertad que tenemos todas las criaturas, y

su poder, para dañar a otros hijos de Dios provocando

caos y todo tipo de males.

Un enemigo ha hecho esto

Colaborando con el enemigo

Hemos identificado al originador del coronavirus,

Satanás. Sin embargo, es necesario que hagamos un

paréntesis para hacernos las siguientes preguntas:

¿Es él el único responsable de que hayamos llegado

hasta aquí? ¿Podríamos con nuestras actitudes haber

contribuido a agravar la pandemia?

Al principio había varias actitudes hacia este

problema. Estaban los que se lo tomaron en serio, pero

también estuvieron aquellos que eran indiferentes e

incluso algunos que se burlaban. Sobre la indiferencia,

debemos reconocer que una postura neutral en un

conflicto es “apoyar” al que oprime. Haciendo un mal

uso de nuestra libertad, sin quererlo estamos apoyando

al enemigo.

También es cierto que algunos están mejor

equipados y preparados para destruir y no para

construir, para matar y no para sanar. ¿Podría ser que

la falta de preparación para sanar nos haya traído

hasta aquí? Hay gente que mide su poder personal, o el

de su país, por su capacidad de destrucción y no por su

25


Luis R. Fajardo

capacidad de construcción. Debemos ser conscientes

que esta es precisamente la unidad de medida del poder

de Satanás (Juan 8:44; 1 Pedro 5:8).

Por otro lado, la unidad de medida del poder de

Dios es su capacidad de crear, dar vida y amar. Así

queda demostrado en los siguientes textos: “Porque

desde la creación del mundo las cualidades invisibles de

Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina,

se perciben claramente a través de lo que él creó, de

modo que nadie tiene excusa” (Romanos 1:20).

Sobre su capacidad de dar vida y amar, la Escritura

dice: “Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo,

y no nosotros a nosotros mismos” (Salmos 100:3,

RVR1960). Sobre su capacidad de amar Jesús dijo:

“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo

unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda,

sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Ahora veamos el “por qué” de la

cuestión

26

Un enemigo desesperado

“El mundo entero está bajo el control del maligno”,

así lo afirma el apóstol Juan (1 Juan 5:19). Satanás no

solo es un enemigo inteligente, sino que además es

poderoso, pero esto no debe preocuparnos, “porque

el que está en ustedes [el Espíritu de Dios] es más

poderoso que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).

Dios conoce el fin desde el principio y nos

dio las profecías bíblicas, entre otras razones, para

reforzar nuestra fe. Así lo afirmó Jesús cuando dijo a

los discípulos: “les he dicho esto ahora, antes de que

suceda, para que cuando suceda, crean” (Juan 14:29).

Todas las profecías bíblicas del tiempo del fin apuntan a


que estamos viviendo los últimos períodos de la historia

humana, y que la guerra que acabamos de mencionar,

con todo su dolor, está cercana a terminar.

Eso lo sabe bien nuestro adversario. Viendo que su

bando ya ha perdido, pues Cristo lo venció en la Cruz,

ha intensificado su ataque contra lo más preciado que

Dios tiene en la Tierra: los humanos. Tal es su furor,

que la Biblia lo expresa con aclamación de dolor: “¡ay

de la tierra y del mar! El diablo, lleno de furor, ha

descendido a ustedes, porque sabe que le queda poco

tiempo” (Apocalipsis 12:12).

Un enemigo ha hecho esto

La administración de la Tierra usurpada

Esta cuestión nos lleva a preguntarnos: ¿cómo es

que Cristo venció a Satanás en la Cruz, pero la guerra

aún no se ha acabado? La Biblia también lo explica.

Cuando Dios creó a la humanidad, “les dio su

bendición: ‘tengan muchos, muchos hijos; llenen el

mundo y gobiérnenlo; dominen a los peces y a las aves,

y a todos los animales que se arrastran’” (Génesis 1:28,

DHH). Adán y Eva eran los gobernantes del mundo,

pero cuando cayeron en el engaño de Satanás, el

gobierno de la Tierra pasó a manos de este peligroso

enemigo.

Esto explica lo que pasó en el desierto de la

tentación. Allí Satanás ofreció a Jesús todos los reinos

de este mundo, si le adoraba. Le dijo: “sobre estos

reinos y todo su esplendor […], te daré la autoridad,

porque a mí me ha sido entregada, y puedo dársela

a quien yo quiera” (Lucas 4:6). Sin embargo, aunque

el enemigo hizo esta afirmación, Dios es el dueño del

mundo, él lo creó. Jesús se refirió a Satanás como “el

príncipe de este mundo” (Juan 12:31; Juan 14:30), o

sea, no es su rey realmente.

27


Luis R. Fajardo

Por su parte, el apóstol Pablo, afirma que “el dios

de este mundo [Satanás, a quien muchos adoran sin

saberlo] ha cegado la mente de estos incrédulos, para

que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el

cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4).

28

Un enemigo condenado

Es importante no olvidar que la salvación de la

humanidad se hizo a precio de la sangre de Jesús. Esto

queda claro a través del Nuevo Testamento, veamos

algunos textos. El apóstol Pablo afirma: “[ustedes]

fueron comprados por un precio. Por tanto, honren

con su cuerpo a Dios” (1 Corintios 6:20). En el capítulo

siguiente nos recuerda: “Ustedes fueron comprados

por un precio; no se vuelvan esclavos de nadie” (1

Corintios 7:23).

En el libro de Apocalipsis el Cordero (Jesucristo)

es aclamado con un cántico que en su primera parte

dice: “digno eres de recibir el rollo escrito y de romper

sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre

compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo

y nación” (Apocalipsis 5:9).

En la cruz, el dominio del maligno sobre esta tierra

fue condenado a su fin. La resurrección, inauguró

un período de transición del reinado de este mundo,

que finalmente pasará de manos de Satanás, quien

lo consiguió por engaño, a manos de Cristo, quien lo

redimió a precio de su propia sangre. Este cambio de

gobierno se realizará en la segunda venida de Cristo. Así

lo afirma el libro de Apocalipsis: “los reinos del mundo

han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él

reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15).


Ahora veamos el “para qué” de la

cuestión

El agente detrás de las calamidades

La realidad del inevitable traspaso de gobierno

del mundo al final de la historia tiene mucho que ver

con el coronavirus. La Biblia dice que, a medida que se

acercara el día del final del dominio de Satanás sobre la

tierra, y su traspaso de mando a su legítimo gobernante,

Jesús, el enemigo provocaría más destrucción para

causar mayor dolor a Dios y a la humanidad. Ya lo dijo

Jesús: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y

destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan

en abundancia” (Juan 10:10).

Cuando una persona muere, Dios lo siente.

Este es el propósito de Satanás, usar su libertad

para causar sufrimiento a Dios y a las personas. Es

importante que esto quede claro: “Yo no quiero la

muerte de nadie. ‘¡Conviértanse, y vivirán!’ Lo afirma

el Señor omnipotente” (Ezequiel 18:32). También Jesús

dijo: “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar

al mundo, sino para salvarlo por medio de él” (Juan

3:17).

Jesús describió muchas de las maneras que Satanás

usaría para matar en medio de su desesperación en los

días finales de la guerra con Dios (Mateo 24, Marcos

13 y Lucas 21). Usaría calamidades dirigidas a sus

criaturas: guerras, plagas (aquí entra el coronavirus)

y hambrunas (Mateo 24:7; Lucas 21:10-11; Marcos

13:8). No obstante, todo esto sería tan solo la primera

parte de la estrategia de Satanás para causar dolor y

sufrimiento. Así lo afirmó Jesús: “todo esto será apenas

el comienzo de los dolores” (Mateo 24:8).

Un enemigo ha hecho esto

29


Luis R. Fajardo

Esto lo podemos ilustrar con los dolores de una

mujer en parto. Sus contracciones comienzan y poco a

poco aumentan y son de mayor intensidad, pero aún no

es el alumbramiento. Lo que vemos con el coronavirus

es una contracción, un dolor de parto, pero no estamos

dando a luz todavía, ya casi. Hay partos que se

demoran más que otros, pero podemos estar seguros

de que nacerá un bebé. De igual manera, la venida de

Jesús pondrá fin a la guerra al final.

Queda claro que Dios no necesita el coronavirus

para que la gente se arrepienta. Ni se vale del mal para

demostrar que él es bueno. El apóstol Juan afirma:

“Que nadie los engañe. El que practica la justicia es

justo, así como él es justo. El que practica el pecado es

del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde

el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente

para destruir las obras del diablo” (1 Juan 3:7-8). Las

enfermedades se cuentan entre las obras del diablo

(Lucas 13:16; 4:18), y entre ellas están las pandemias.

30

Un enemigo que persigue

Más adelante, los ataques irán dirigidos de forma

específica contra aquellos que intenten permanecer

fieles a Dios. Mediante persecuciones y muchas

limitaciones e injusticias, matará a cuantos pudiera.

Jesús lo dice con las siguientes palabras: “Entonces

los entregarán a ustedes para que los persigan y los

maten, y los odiarán todas las naciones por causa de mi

nombre” (Mateo 24:9). 4

Si entendemos estas calamidades en el contexto

del discurso de Jesús sobre el tiempo del fin, queda

claro que la persecución de los cristianos, las guerras,

las pestes y el hambre, tienen un origen común. De


modo que, si conseguimos identificar al responsable

de la persecución del pueblo de Dios, estaríamos

identificando también al causante de los demás males.

Podemos encontrar un ejemplo clarificador en la

historia de la aparición de Jesús a Saulo, quien se dirigía

a Damasco con intención de apresar a los cristianos. En

respuesta a la pregunta del perseguidor: “¿Quién eres

Señor?”, la respuesta de Jesús denota un profundo amor

por su pueblo: “Yo soy Jesús, ¡a quien tú persigues!”

(Hechos 9:5). No dijo simplemente: “estás persiguiendo

a mi pueblo”, sino que identifica a su pueblo consigo

mismo. De este modo, queda claro que quien persigue

al pueblo de Dios, está persiguiendo directamente a

Jesús. Por lo tanto, no puede ser el mismo Jesús quien

se “auto persiga”, esto sería absurdo.

De hecho, así lo aseguró el mismo Jesús en su

respuesta a los fariseos cuando lo acusaron diciendo:

“¡Está poseído por Beelzebú! Expulsa a los demonios

por medio del príncipe de los demonios” (Marcos

3:22). Jesús les dijo: “¿Cómo puede Satanás expulsar

a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo,

ese reino no puede mantenerse en pie. Y, si una familia

está dividida contra sí misma, esa familia no puede

mantenerse en pie” (Marcos 3:23-24).

Queda claro que quién persigue a los cristianos

es el enemigo de Dios, Satanás, y es quien también

causará las calamidades que servirán de señales para

anunciar el fin del mundo, entre las cuales estarán:

hambres, guerras y las pestes, como el coronavirus.

Después de estas calamidades, sacará su mejor

arma, la que le ha dado mayor resultado: el engaño.

Jesús avisó de que entonces “surgirá un gran número

de falsos profetas que engañarán a muchos” (Mateo

Un enemigo ha hecho esto

31


Luis R. Fajardo

24:11). Pero no hemos de temer, porque tal como

dice la Escritura, el Espíritu Santo nos dará la fuerza

necesaria, para mantenernos firmes en la verdad. De

manera que su poder cambiará nuestra debilidad por

fortaleza.

Jesús fue claro al decir: “es necesario que eso

suceda, pero no será todavía el fin” (Mateo 24:6). No

obstante, nos da la certeza de que como él venció,

nosotros también venceremos. Así lo aseguró cuando

dijo: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí

hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero

¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

32

Cristianos como el sándalo

Jesús aseguró que, aun en medio de la terrible

persecución, el mensaje del evangelio sería predicado

al mundo, e incluso en los palacios de gobierno (Lucas

21:13). Esto indica que Dios y su iglesia seguirán

brindando amor y ofreciendo esperanza en tiempos

muy difíciles, y muchas personas se convencerán del

valor del evangelio al ver el testimonio de los cristianos,

quienes actuarán como el árbol del sándalo que

perfuma el hacha que lo corta.

Esto se ha repetido a través de toda la historia del

cristianismo, pues en medio de las más duras crisis y

persecuciones, Dios ha fortalecido a los cristianos para

llevar el mensaje de paz y esperanza al mundo, tal

como lo hizo Jesús. Más adelante conoceremos varios

ejemplos que muestran este compromiso cristiano.

El mensaje de Jesús no siempre ha sido

comprendido. No debemos olvidar que Jesús también

sufrió persecución, él mismo dijo: “Recuerden lo que

les dije: ‘Ningún siervo es más que su amo’. Si a mí


me han perseguido, también a ustedes los perseguirán”

(Juan 15:20). No solo debemos ser cristianos por la

bendición, somos llamados a ser “luz y sal del mundo”

(Mateo 5:13-15) tanto en tiempos “buenos” como en

tiempos difíciles.

Se ejecutará sentencia

La Biblia indica de forma clara que Dios está

haciendo un esfuerzo “sobrehumano”, nunca mejor

dicho, para que todos acepten la salvación dispuesta

en Jesús, pues no se alegra por la muerte de nadie,

ni siquiera por aquellas personas que consideramos

“malas”. ¿Sabes por qué? Porque Dios no tiene

sobrinos, ni nietos, ni ahijados, él solo tiene hijos

e hijas hechos a su imagen y semejanza, y los ama;

aunque no aprueba su decisión de usar la libertad para

seguir el camino del enemigo.

No obstante, pronto Jesús vendrá y la guerra

acabará. También llegará el fin de Satanás y todas sus

injusticias. El rebelde engañador tendrá que levantar

sus manos llenas de la sangre de sus víctimas, y asumir

su responsabilidad por todo el daño que ha causado a

través de los siglos. Esto lo veremos más en detalle en

los siguientes capítulos.

Jesús dijo: “¿Acaso Dios no hará justicia a sus

escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará

mucho en responderles?” (Lucas 18:7); y él mismo

responde a continuación: “Les digo que sí les hará

justicia, y sin demora” (Lucas 18:8). Al final, Dios

“enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte,

ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas

han dejado de existir” (Apocalipsis 21:4).

Hemos visto que Dios no es responsable por el

Un enemigo ha hecho esto

33


Luis R. Fajardo

coronavirus y no quiere que suframos. Sin embargo,

podrían surgir otras preguntas, ¿qué está haciendo

Dios en medio de esta pandemia para ayudarnos?

La respuesta a esta pregunta la podemos encontrar

estudiando cuál fue su actitud frente a las pandemias

que ocurrieron en la antigüedad. A esto dedicaremos la

segunda parada de nuestro viaje.

34


2

Dios, un guerrero contra

las pandemias

“Yo soy el Señor, tu sanador” (Éxodo 15:26, RVA2015)

El propósito de este capítulo es conocer más

en detalle el carácter de Dios. También

rastrearemos algunos pasajes del Antiguo

Testamento en busca de evidencias que nos puedan

indicar cuál es la actitud de Dios frente a las

pandemias. Además, intentaremos descubrir qué

hace Dios en medio de las calamidades humanas, en

especial, el coronavirus.

El atributo olvidado de Dios

Dios es amor. Esta es una verdad que se encuentra

en toda la Biblia, y se extiende a toda la creación y a

cada criatura. Mucho se ha hablado de los atributos

de Dios: Eterno (Isaías 40:28; Deuteronomio 32:40;

Job 36:26; Salmos 102:12), omnipotente (Salmos

91:1; Jeremías 32:47; Lucas 1:37; Apocalipsis 1:8),

omnisapiente (Romanos 11:34; Isaías 46:10; Salmos

33:11; Isaías 48:3), omnipresente (Salmos 139:7-12;

Jeremías 23:23-24; Hechos 17:27; Mateo 18:20).

Pero poco se habla del “atributo olvidado”: Dios

es “omnibenévolo”. Omni (del latín “Omnis” que

35


Luis R. Fajardo

significa todo) y benévolo (del latín “benevolus” que

significa buena voluntad o simpatía hacia las personas

o sus obras). Este término ayuda a ponerle nombre

propio al carácter de Dios, pues Dios es amor (1 Juan

4:7,8,16; Salmos 136). Es importante que tengamos

esto claro cuando nos acercamos a la Biblia en busca

de respuestas al sufrimiento humano.

La Biblia quiere dejar dos cosas claras: primero,

Dios solo puede generar cosas buenas (Santiago 1:17;

Salmos 85:12; Mateo 7:11; 1 Juan 2:21). Segundo,

Satanás solo puede producir cosas malas (Génesis 3:4;

Juan 8:44; 1 Juan 3:8). En referencia a Dios la Biblia

declara: “él es la Roca, sus obras son perfectas, y todo

lo que hace es justo. Dios es fiel, verdadero, digno de

confianza, y no actúa con maldad” (Deuteronomio

32:4, PDT). Siglos más tarde el salmista aseguró:

“El Señor es justo; él es mi Roca, y en él no hay

injusticia” (Salmos 92:15).

Por lo tanto, es necesario destacar que, tal y como

muestra la Biblia, Dios no es responsable material ni

intelectual del coronavirus.

36

El maligno y el mal moral

Ya hemos visto que el mal tiene su origen en el

pecado, y que las calamidades naturales con frecuencia

tienen su origen en Satanás. Decimos ‘con frecuencia’

porque, como vimos en la introducción, existe el

egoísmo, la ambición y el odio, y otros males morales,

que provocan incendios forestales, y destrucción

mediante las guerras. En estos casos el mismo ser

humano sería el responsable, debido al mal que mora

en él, el pecado (Romanos 1:29-31).

Este ha sido uno de los grandes cambios en los


últimos dos siglos. Hasta no hace muchos años, la

preocupación de la humanidad como especie, era

su miedo al poder destructor de la naturaleza. Pero,

a partir de la Segunda Guerra Mundial, la principal

preocupación de nuestra especie es nuestra capacidad

de auto aniquilarnos. Por lo tanto, el mal moral se

va haciendo cada vez más letal, y Satanás estimula

sentimientos negativos en las personas para provocar

aún mayor destrucción.

Dios también ha sufrido

Hace apenas algunos días, después de ver un

documental sobre las revoluciones en América Latina en

los años 70, me pregunté: “¿Por qué Dios permite todo

esto?” Con ese pensamiento, decidí orar y preguntarle

la razón. Mientras oraba, parecía que yo entraba en

un hermoso “salón celestial” donde Jesús despachaba,

y que me recibía sonriente. Me dio la bienvenida y me

invitó a tomar asiento.

Mientras me sentaba vi las heridas en sus manos,

y me acordé del Calvario, de la corona de espinas, de

los latigazos, de los clavos en sus manos y pies, y de la

lanza en su costado. Ya tenía la respuesta que buscaba.

¿Cómo le pregunto a quien ha sufrido más que todos,

si es responsable del sufrimiento? Con amabilidad me

preguntó: “Luis, ¿qué te trae por aquí?”, y solo se me

ocurrió decirle: “nada Señor, solo pasaba a saludar”.

El principal objetivo de Satanás es combatir a los

hijos de Dios, quienes padecen bajo su poder en medio

de esta maligna rebelión. También ataca a Dios mismo,

quien ha sufrido en carne propia las consecuencias de

la guerra. Por lo tanto, podemos decir que Dios conoce

de primera mano nuestro sufrimiento.

Dios, un guerrero contra la pandemia

37


Luis R. Fajardo

Dios sufrió la dolorosa traición de un tercio de sus

ángeles. La duda acerca de su amor y final traición de

la humanidad. La acusación de la humanidad por no

hacer lo que a nosotros nos parece “mejor”. Pero no

solo eso, sino también la rebelión de su pueblo elegido.

El dolor de ver tanto derramamiento de sangre como

resultado de la maldad, cosa que no hace más que

aumentar.

A esto podemos sumar el asesinato de los antiguos

profetas, sus mensajeros de verdad. El constante clamor

de la naturaleza que, a causa de la destrucción que los

humanos han provocado, “gime a una, como si tuviera

dolores de parto” (Romanos 8:22). Y como si eso fuera

poco, la crucifixión cruel de su Hijo amado, el Autor de

la vida (Hechos 3:15).

38

La actitud de Dios frente a las pandemias

A raíz de la actual crisis sanitaria, muchos

gobiernos han dispuesto varias medidas para la

contención de la pandemia. Sin embargo, pocos saben

que las más eficaces de estas medidas fueron dadas por

Dios a Israel hace más de 3000 años para frenar la

propagación de la lepra.

La lepra es una enfermedad infecciosa que a lo

largo de los siglos ha causado dolor a millones. Aunque

hoy en día es menos común y existen tratamientos

que la pueden curar, en la antigüedad era altamente

contagiosa y un solo infectado podía derivar en

contagios masivos, presentando un alto riesgo para

poblaciones enteras.

El pueblo de Israel, en su camino por el desierto, no

estuvo exento de esta enfermedad y tenemos evidencia

de que hubo afectados entre el pueblo. Para evitar la

propagación a todo el pueblo, Dios mismo instruyó


a Moisés sobre las medidas sanitarias que debían

tomarse para asegurar el bienestar de los israelitas.

Estas medidas están recogidas en los capítulos 13 y 14

del libro de Levítico.

A continuación, te presento una equivalencia que

relaciona las medidas que los gobiernos han tomado

hoy en día para frenar el contagio del coronavirus, y

su correspondencia directa con las disposiciones dadas

por Dios a Israel registradas en la Biblia.

1. Indicación precisa de los síntomas de la

enfermedad: “Cuando a una persona le salga en

la piel alguna inflamación, erupción o mancha

blancuzca que pueda convertirse en infección, se

la llevará al sacerdote Aarón, o a alguno de sus

descendientes los sacerdotes” (Levítico 13:2).

Dios, un guerrero contra la pandemia

2. Identificación de los posibles afectados: “El

sacerdote examinará la llaga. Si el vello en la

parte afectada se ha puesto blanco y la llaga se

ve más hundida que la piel, entonces se trata de

una enfermedad infecciosa. Después de examinar

a la persona, el sacerdote la declarará impura”

(Levítico 13:3).

Antes de pasar al siguiente paso, es necesario

aclarar que en esa época los sacerdotes hacían

la labor de diagnóstico de las enfermedades, una

especie de ‘médicos’. Hoy en día, la facultad

para diagnosticar, pronosticar y prescribir es

responsabilidad de un profesional de la salud. Por

lo tanto, se recomienda evitar el auto diagnóstico

y la auto prescripción.

3. Aislamiento de los casos probables: “Si la mancha

blancuzca no se ve más hundida que la piel, ni el

vello se le ha puesto blanco, el sacerdote aislará a la

39


Luis R. Fajardo

persona enferma durante siete días” (Levítico 13:4).

4. Seguimiento de casos probables para conocer su

evolución y confirmar el diagnóstico: “Al séptimo

día la examinará de nuevo. Si juzga que la infección

no ha seguido extendiéndose sobre la piel, aislará

a esa persona otros siete días. Cumplidos los siete

días, el sacerdote la examinará otra vez y, si el

mal no se ha extendido sobre la piel, sino que ha

disminuido, la declarará pura. No era más que

una erupción, así que la persona enferma se lavará

la ropa y quedará pura” (Levítico 13:5-6).

5. Confinamiento y tratamiento de los casos

confirmados: “Y será impuro todo el tiempo que

le dure la enfermedad. Es impuro, así que deberá

vivir aislado y fuera del campamento” (Levítico

13:46).

6. Limpieza de todo aquello que ha entrado en

contacto con el infectado: “El que se purifica

deberá lavarse la ropa, afeitarse todo el pelo y

bañarse. Así quedará puro. Después de esto podrá

entrar en el campamento, pero se quedará fuera

de su carpa durante siete días” (Levítico 14:8).

40

Hay varios elementos que encontramos en las

medidas tomadas en cuanto a la lepra y que es necesario

que destaquemos:

En primer lugar, queda evidente que mucho de

lo que los gobiernos están haciendo en la actualidad

ya estaba en la Biblia. Sin embargo, alguien podría

pensar, “bueno esto no es más que sentido común”, y

tiene razón, es sentido común. Esto nos indica que la

Biblia no es el libro oscuro que muchos piensan, sino

que está muy cerca de nuestra realidad, trata temas

reales y propone soluciones prácticas a los problemas


actuales y más frecuentes del ser humano.

Segundo, las leyes sanitarias de higiene y

aislamiento para el tratamiento de la lepra que

acabamos de ver, nos indican de manera clara cuál es

la actitud de Dios ante las pandemias: enfrentarlas con

medidas eficaces para proteger su mayor tesoro en la

tierra: sus hijos e hijas. Podemos decir que Dios es un

guerrero contra las pandemias.

Tercero, las pandemias pueden alcanzar al

pueblo de Dios. Sí, apreciado lector, mientras estemos

en este mundo de pecado nos podrán alcanzar algunas

calamidades. Pero esto no nos debe llevar a perder la

esperanza, pues Jesús nos da la certeza de que al final

saldremos victoriosos. Así lo aseguró Jesús cuando dijo:

“Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz.

En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense!

Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Es incorrecto pensar que los cristianos somos

inmunes a las pandemias como el coronavirus. Este es

un pensamiento peligroso que debemos evitar. Es cierto

que Dios protegerá, pero no debemos aventurarnos al

peligro de manera innecesaria para que él nos proteja,

pues entonces estaríamos de cierto modo tentando a

Dios, y “está escrito: ‘No tentarás al Señor tu Dios’”

(Mateo 4:7, RVR1960).

Finalmente, queda claro que en Dios no está el

origen de las pandemias, como el coronavirus, pues

estaría luchando contra sí mismo y, como ha quedado

evidente en el capítulo anterior, esto es absurdo

(Marcos 3:24-26; Lucas 11:17-23). Los israelitas eran

tan conscientes de esto que uno de los nombres de Dios

en el Antiguo Testamento es precisamente “YHWH-

RAFAH”, el Señor Sanador (Salmos 103:3). De hecho,

este es el origen del nombre Rafael (Dios sana).

Dios, un guerrero contra la pandemia

41


Luis R. Fajardo

¿Dónde está Dios en tiempos de

Coronavirus?

Ya vimos que, de Dios, por su propia naturaleza,

solo proceden cosas buenas. Él, especialmente en esta

pandemia, ha estado obrando en favor de la humanidad

de múltiples formas. Dios está más interesado que los

gobernantes en que se tomen las medidas para frenar el

coronavirus. También ofrece ayuda a los científicos en

la búsqueda de una cura a la enfermedad.

Él también aplaude con los vecinos que reconocen

la labor de los profesionales de la salud, a quienes quiere

fortalecer para soportar las interminables jornadas de

trabajo en su afán de salvar vidas. De hecho, podríamos

decir que aquellos que prestan servicio en los centros de

salud están luchando, consciente o inconscientemente,

en el bando de Dios en la guerra contra el coronavirus.

A través de su muerte, Jesús sufrió con aquellos

que han sido afectados por este virus, y su muerte y

resurrección hizo posible que, todo aquel que lo acepte

como Salvador, aunque pase al descanso a causa del

coronavirus, no muera eternamente. (Isaías 53; Juan

11:25-26). Este es el propósito último del plan de

salvación.

Quizás alguien podría pensar: “la inacción de

Dios lo convierte en cómplice”, pero como vimos, Dios

no está inactivo, sino que “está trabajando” (Juan 5:17)

para defender su creación de esta enfermedad causada

por el adversario de Dios y la humanidad.

42

“Dios escribe derecho en renglones

torcidos”

Como vimos en el capítulo anterior, aunque Satanás

ha intentado destruir al pueblo de Dios a través de las


persecuciones, Dios ha sostenido a su pueblo, quienes

en momentos muy difíciles han mantenido encendida

la luz del evangelio. Asimismo, “los sufrimientos ligeros

y efímeros que ahora padecemos” (2 Corintios 4:17),

Dios los puede convertir en una bendición por la cual

le alabaremos.

La Biblia afirma: “Y sabemos que Dios hace que

todas las cosas ayuden para bien a los que lo aman; esto

es, a los que son llamados conforme a su propósito”

(Romanos 8:28). “Dios no conduce nunca a sus hijos

de otra manera que la que ellos elegirían si pudiesen

ver el fin desde el principio, y discernir la gloria del

propósito que están cumpliendo como colaboradores

suyos”. 1 Maravilloso pensamiento.

Como hemos visto, en el Antiguo Testamento

encontramos evidencias que nos indican que Dios es

un guerrero en contra de las pandemias y que muestra

su gran amor a través de muchas cosas buenas que

ocurren en estos tiempos de tristeza y perplejidad.

En el siguiente capítulo, haremos un recorrido por

el Nuevo Testamento en busca de nuevas evidencias

sobre el Dios que sana. Dedicaremos especial atención

al ministerio de Jesús, Dios con nosotros, donde estoy

seguro de que encontraremos preciosas perlas de

verdad.

Dios, un guerrero contra la pandemia

43



3

Emmanuel:

Vencedor sobre el mal

“En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo

he vencido al mundo” (Juan16:33)

Jesús fue un maestro de lecciones prácticas, que

nos pueden servir para tener vidas plenas en

esta tierra mientras esperamos la tierra nueva.

El sermón de la montaña (Mateo capítulos 5 al

7) es un ejemplo de estas enseñanzas. Al conocerlas

nos damos cuenta de que son válidas para nosotros

hoy y que haríamos bien en prestarles atención. De

hecho, muchos practican las enseñanzas de Jesús sin

saberlo. Una de esas enseñanzas es la famosa regla de

oro: “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y

como quieren que ellos los traten a ustedes” (Mateo

7:12).

Al terminar el sermón de la montaña, Jesús usó

una comparación para enseñar la importancia de

llevar a la práctica sus enseñanzas, y qué útiles son en

la vida diaria. Esto lo hizo mediante la parábola que

conocemos como la de los “dos cimientos”.

La importancia de los “cimientos”

Jesús dijo: “Por tanto, todo el que me oye estas

palabras y las pone en práctica es como un hombre

45


Luis R. Fajardo

prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron

las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y

azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó

porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el

que me oye estas palabras y no las pone en práctica

es como un hombre insensato que construyó su casa

sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos,

soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se

derrumbó, y grande fue su ruina” (Mateo 7:24-28).

Te invito a que nos detengamos un momento

para analizar algunos aspectos que sobresalen en

esta comparación que hace Jesús, y ver qué lecciones

prácticas podemos aprender de esta parábola.

Me llama la atención que a ambas clases de

personas les sobrevienen exactamente los mismos

problemas, e incluso en el mismo orden: “cayó la lluvia,

vinieron torrentes, soplaron vientos”, pero el resultado

es muy distinto. Los primeros se mantienen, mientras

los segundos se arruinan.

Esto nos lleva a entender que el sufrimiento no

hace distinción de personas, unos y otros sufren, pero

que el dolor no tiene porqué arruinarnos. Jesús no dijo

que sus seguidores entrarían en una burbuja protegidos

de todo; al contrario, avisó de que en este mundo

encontraríamos aflicciones, pero que debíamos estar

animados porque él venció al mundo (Juan 16:33).

Además, prometió que, mientras permanezcamos fieles

a su palabra, convertiría en bendición todo aquello que

Satanás nos causara (Romanos 8:28).

46

Las enseñanzas de Jesús

Entre sus muchas lecciones, Jesús no pasó por

alto temas con los que la mayoría de la gente se puede


identificar: la actitud en el trabajo, la importancia

de la planificación familiar, cómo debemos tratar a

los demás, el divorcio, la importancia de la lectura y,

por supuesto, la necesidad de salvación de cada ser

humano.

Podría ser interesante señalar una de las enseñanzas

principales de Jesús, aquella en la que se refirió a las

prioridades y que explicó con las riquezas. “Nadie

puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y

amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al

otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas”

(Mateo 6:24). Más adelante dijo: “¡cuán difícil les es

entrar en el reino de Dios, a los que confían en las

riquezas!” (Marcos 10:24, RVR1960).

Jesús no está promoviendo la escasez y la pobreza,

no está diciendo que las riquezas son malas, sino que

el peligro está en que lleguemos a confiar en ellas y

vivir solo para acumularlas (servir a las riquezas).

Estas palabras cobran mucho sentido estos días, pues

la mayoría vemos cómo de repente nuestros ingresos

económicos han disminuido de manera drástica.

Es necesario destacar que Jesús usa las ‘riquezas’

para referirse a todo aquello a lo que podemos dedicar

nuestros mejores esfuerzos y energías, pero que no

tiene un valor eterno. Todos en algún momento, sin

importar nuestra posición económica, podríamos

sentirnos tentados a dedicar nuestro tiempo de calidad

a cosas que no pueden dar la felicidad.

En la sociedad del consumismo, algunos viven

para trabajar y gastar, mientras que otros nos pasamos

la vida acumulando como osos que se preparan para

un invierno que nunca llega. De repente viene el

coronavirus, y ahora ya no hay vacaciones, los niños

Emmanuel: Vencedor sobre el mal

47


Luis R. Fajardo

48

no pueden ir a la escuela. Las probabilidades de perder

el empleo aumentan, las deudas crecen, los conflictos

en la familia nos sobrepasan.

Lo más importante eres tú y tu salvación

En estos momentos volvemos a pisar la tierra, a

pellizcarnos y a saber que somos humanos, que todos

estamos en el mismo barco, que todos somos iguales.

Que somos más vulnerables de lo que pensábamos, y

que es vano vivir solo para asegurar el bienestar en esta

vida pasajera. Las cosas materiales son necesarias, pero

no son lo esencial. Jesús dice que lo más importante

eres tú, no lo que tienes. Sí, tú. Tu salud, tu vida, tu

salvación.

En una ocasión Jesús preguntó a sus oyentes: “¿De

qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O

qué se puede dar a cambio de la vida?” (Mateo 16:26).

Jesús se interesa por lo más importante que tienes: tu

vida, que es la que él vino a salvar. Pero no solo tu vida

actual, que se acaba después de 80 o, cuanto más, 90

años, sino que dijo: “Trabajen, pero no por la comida

que es perecedera, sino por la que permanece para

vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre

este ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación”

(Juan 6:27).

El presidente Donald Trump llegó a declarar:

“Habrá más suicidios por depresión que muertes

por coronavirus a menos que EE.UU. vuelva a abrir

sus negocios pronto”. 1 Esto podría demostrar la

preocupación de algunos gobiernos por los daños

colaterales que puede causar la pandemia.

Llegado este punto, es necesario recordar que,

más allá de la actual crisis, vale la pena vivir. En algún


momento volveremos a la “normalidad”, bueno, a

una nueva normalidad, pues muchas cosas que hasta

ahora eran parte de la “normalidad” podrían cambiar.

No obstante, no debes olvidar lo más importante, lo

auténtico: tu vida, tu familia, tu salud, tu salvación.

La actitud de Jesús hacia las

enfermedades

Como vimos en el capítulo anterior, Dios es un

enemigo declarado de las pandemias. Cuando Jesús,

Dios encarnado, vino a la tierra, mostró su carácter al

dedicar mucho de su ministerio a sanar a la gente. En

la declaración de intenciones de su misión, Jesús dejó

claro su propósito: “El Espíritu del Señor está sobre mí,

por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas

a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los

cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a

los oprimidos” (Lucas 4:18).

El Nuevo Testamento dice que “Jesús recorría

todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas,

anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando

toda enfermedad y toda dolencia” (Mateo 9:35). Esto

ha quedado registrado en todos los libros que cuentan

su vida y obra.

El evangelio promueve el bienestar en todos los

ámbitos de la vida, así lo establece la Biblia: “Querido

hermano, oro para que te vaya bien en todos tus

asuntos y goces de buena salud, así como prosperas

espiritualmente” (3 Juan 2).

Jesús fue claro en identificar quién es el originador

de muchas enfermedades. En respuesta a la acusación de

los fariseos de desobedecer el sábado por haber sanado

a una mujer encorvada, respondió: “Sin embargo, a

Emmanuel: Vencedor sobre el mal

49


Luis R. Fajardo

esta mujer, que es hija de Abraham, y a quien Satanás

tenía atada durante dieciocho largos años, ¿no se le

debía quitar esta cadena en sábado?” (Lucas 13:16).

Muchas enfermedades tienen su origen en Satanás,

así lo confirma el apóstol Pedro: “Me refiero a Jesús de

Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y

con poder, y cómo anduvo haciendo el bien y sanando

a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque

Dios estaba con él” (Hechos 10:38).

Jesús te ofrece esperanza y paz en

medio de la tormenta

Como hemos visto, Jesús no ha prometido

librarnos de los problemas de este mundo, incluso él

mismo no se libró, sino que aseguró que, si practicamos

sus enseñanzas, podremos permanecer de pie en medio

de las tormentas de la vida. Me gustaría compartir

contigo cinco razones que encontramos en Jesús que

nos ayudan a no perder la esperanza en medio de la

crisis del coronavirus, ni en las que vengan en adelante.

50

1. Jesús te comprende

Jesús vino como el hijo de una familia pobre, esto

lo llevó a identificarse con los más vulnerables de la

sociedad. El lugar de su nacimiento fue un humilde

establo destinado para el ganado. Siendo aún un niño,

su familia tuvo que huir como refugiados a Egipto,

pues lo buscaban para matarlo, por el simple “delito”

de haber nacido.

Ya adulto, las cosas empeoraron: Durante su

trayectoria tuvo que soportar la crítica y los constantes

ataques de sus enemigos. Además, sufrió la incredulidad

y las sospechas de aquellos a quienes vino a salvar,

incluso de su propia familia.


Hacia el final de sus días sufrió la traición de Judas

Iscariote, la negación de Pedro y el abandono del resto

de sus discípulos. Padeció bofetadas, golpes, insultos,

un juicio injusto; y al final, murió crucificado con una

muerte extremadamente dolorosa.

Sí, Jesús puede mirar a la cara al ser humano

que más ha sufrido, pues él también ha sufrido. Isaías

capítulo 53 describe de manera cruda el sufrimiento

que Jesús padeció. Pablo asegura: “Porque no tenemos

un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de

nuestras debilidades [y sufrimientos], sino uno que

ha sido tentado [sufrido] en todo de la misma manera

que nosotros, aunque sin pecado [pero ha vencido]”

(Hebreos 4:15). Además, Jesús dijo: “Si el mundo los

aborrece, tengan presente que antes que, a ustedes, me

aborreció a mí” (Juan 15:18).

En momentos de grande dificultad como estos,

Jesús se identifica con nosotros, nos compadece, y

puede decir “lo siento”, no como una mera frase de

cumplimiento, sino porque en realidad lo ha sufrido

igual, y lo siente. Jesús prometió estar siempre con

nosotros y es fiel a su palabra, ahora más que nunca

está cerca de la humanidad (Mateo 28:20).

Emmanuel: Vencedor sobre el mal

2. Jesús venció y tú también puedes vencer

Jesús animó a sus discípulos, y nosotros también

nos podemos dar por aludidos, cuando les dijo estas

palabras: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí

hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero

¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

En él podemos tener paz en medio de la aflicción del

coronavirus. “[…] porque yo vivo, también ustedes

vivirán” (Juan 14:19). Jesús solucionó el gran problema

del ser humano, la muerte.

51


Luis R. Fajardo

Es importante que tengamos en cuenta que la

victoria a la que Jesús se refiere, más que material

y física, es espiritual y de vida eterna. Su victoria

nos alienta y nos da la seguridad de que para esta

tribulación hay salida, para este problema hay

solución, para esta enfermedad habrá alivio y para la

muerte habrá resurrección. Esta certeza nos ayuda a

tener resiliencia en tiempos de coronavirus.

Resiliencia en Jesús

Quizás para algunos el término ‘resiliencia’

podría ser nuevo, así que te invito a que le dediquemos

un momento a comprender de qué se trata. Es un

término utilizado en Psicología que hace referencia

a la “capacidad de una persona o grupo para seguir

proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos

desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de

traumas a veces graves”. 2

Es un concepto que se toma de la Física, donde hace

referencia a una propiedad de determinados materiales

de volver a su forma original tras la acción de una

fuerza. Un ejemplo muy visual es el de una pelota

de gomaespuma que tras apretarla fuertemente con

la mano recupera al soltarla su forma sin que sea

necesaria ninguna acción especial por nuestra parte. 3

52

A diferencia de la recuperación, que “implica un

retorno gradual hacia la normalidad” después de un

evento traumático, “la resiliencia refleja la habilidad

de mantener un equilibrio estable durante todo el

proceso”. 4

A través del pensamiento resiliente, nosotros

podemos afrontar la crisis que ha causado la pandemia.


Es importante que durante el proceso busquemos

controlar nuestras emociones, detectarlas y convertirlas

en algo mucho mejor. Debemos visualizar el futuro con

esperanza, saber que volveremos al mismo estado de

normalidad como la pelota de goma, pero renovados

y más fuertes para enfrentar un nuevo mundo que sin

duda ya está cambiando.

3. Jesús lo predijo para afianzar nuestra fe

Como vimos en el capítulo uno, Jesús predijo que

vendrían enfermedades (Lucas 21:10), más adelante

dijo: “Así que tengan cuidado; los he prevenido de

todo” (Marcos 13:23), ¿y cuál es el propósito de que

lo haya dicho antes?, Jesús mismo responde: “Y les he

dicho esto ahora, antes de que suceda, para que cuando

suceda, crean” (Juan 14:29).

De este modo Jesús se aplica a sí mismo el criterio

de verificación para identificar a un verdadero profeta,

que se encuentra en el libro de Jeremías: “Pero a un

profeta que anuncia paz se le reconoce como profeta

verdaderamente enviado por el Señor solo si se

cumplen sus palabras” (Jeremías 28:9). De este modo,

tenemos aún más evidencias para reconocer que ¡Jesús

es el Señor!

El coronavirus no tomó a Dios desprevenido, ni

Dios estaba de vacaciones, y por supuesto, Dios no está

en cuarentena. Dios está al control de todo lo que está

pasando en este mundo. Dios está trabajando para la

salvación de la humanidad, como lo ha hecho desde

que Adán y Eva pecaron engañados por Satanás.

Jesús aseguró: “mi Padre aún hoy está trabajando, y

yo también trabajo” (Juan 5:17). Hoy más que nunca,

podemos confiar en Dios.

Emmanuel: Vencedor sobre el mal

53


Luis R. Fajardo

54

4. Jesús te ofrece una paz inmune al coronavirus

Jesús aseguró: “La paz les dejo; mi paz les doy.

Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No

se angustien ni se acobarden” (Juan 14:27). La paz a

la que muchos nos hemos acostumbrado es una paz

dependiente.

Depende de que tengamos la hipoteca al día.

Depende de que podamos mantener el empleo.

Depende de que tengamos Internet en el móvil.

Depende de que el auto nos lo entreguen a tiempo en

el taller. Depende de que encontremos pronto la ropa

que me quiero poner. Depende de que el banco nos

apruebe la línea de crédito que solicitamos. Depende...

Por su lado, Jesús ofrece una paz independiente.

Independiente de que te echen o no del trabajo.

Independiente de que el gobierno diga que estaremos

dos semanas más encerrados. Independiente de que el

coronavirus te alcance. Independiente de que tu hijo esté

por nacer en medio de esta pandemia. Independiente

de que te rebajen el salario para hacer sostenible la

empresa donde trabajas. Independiente de que tengas

pérdidas por no poder abrir tu negocio. En definitiva,

independiente incluso de que vivas o mueras.

Alguien podría pensar: “solo el consuelo de los

tontos puede hacer algo así, ¿quién estaría en paz en

alguna de estas situaciones?” Podemos responder:

aquellos que construyeron su casa sobre la roca. Quienes

tienen en Dios puesto su pensamiento. “Tú guardarás en

completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;

porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3, RVA2015). Los

que entienden que estamos inmersos en un conflicto

cósmico. Los que saben que Dios obra a través de todo,

para beneficiar a aquellos que le aman (Romanos 8:28).


Es importante resaltar el hecho de que la paz que

Jesús ofrece no es sinónima de “pasividad”, sino que es

una paz “activa” y especialmente preocupada por los

demás, que actúa no solo para mantenerse sino también

para extenderse. El apóstol Pablo dijo: “no se inquieten

por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y

ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,

cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo

Jesús” (Filipenses 4:6-7).

Más adelante sigue diciendo: “hermanos,

consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable,

todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo

digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente

o merezca elogio” (Filipenses 4:8). Hoy más que nunca,

es importante que mantengamos en nuestra mente un

pensamiento positivo. La Palabra de Dios es una fuente

amplia de mensajes positivos y de esperanza que,

además, son verdaderos.

Emmanuel: Vencedor sobre el mal

5. Jesús prometió volver

La mayor de las promesas hechas por Jesús es

que regresaría a la Tierra por segunda vez. “No se

angustien. Confíen en Dios, y confíen también en

mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas;

si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a

prepararles un lugar. Y, si me voy y se lo preparo, vendré

para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde

yo esté” (Juan 14:1-3). Esta certeza nos puede ayudar

a estar felices en medio del coronavirus. Veámoslo con

una ilustración.

Muchos deseamos que lleguen las vacaciones

para descansar y desconectar del ajetreo del día a día.

55


Luis R. Fajardo

56

Imagínate que, llegado el tan anhelado día del inicio

de las vacaciones, comienzas tu viaje para encontrarte

con el resto de tus seres queridos y disfrutar de la grata

compañía de la familia extendida. El trayecto tiene

curvas y colinas, pero mientras vas por la autopista el

pavimento hace que el camino sea agradable.

Al acercarte a tu destino, abandonas la autopista

y entras en una carretera secundaria. Este camino está

repleto de baches llenos de agua, lodo y rocas. Pero tu

ánimo y alegría no disminuyen por este hecho, sino que

aumentan. Y no es que te alegres por los baches del

camino sino porque sabes que estás acercándote a tu

tan anhelado destino.

Sabes que pronto sentirás el cálido y sincero abrazo

de tus padres, y que volverás a escuchar las increíbles

historias de tu tío, el aventurero, y te sorprenderás con

las ocurrencias de tu sobrino más joven, o de algún otro

familiar querido.

Los cristianos podemos mantener la paz y la alegría

en tiempos del coronavirus porque sabemos que es una

señal, es un indicador de que el camino está llegando a

su fin. Jesús mismo dijo: “Cuando comiencen a suceder

estas cosas, cobren ánimo y levanten la cabeza, porque

se acerca su redención” (Lucas 21:28).

Así es, apreciado lector, el regreso de Jesús es la

mayor esperanza del cristianismo. Porque sabemos

que su venida marcará el inicio de un mundo nuevo

donde disfrutaremos del inigualable gozo de vivir en la

presencia de Dios. Por lo cual, junto al apóstol Pedro

digamos: “Pero, según su promesa, esperamos un cielo

nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia”

(2 Pedro 3:13).

El apóstol Juan vislumbró aquel nuevo mundo y


dijo: “Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva,

porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado

de existir, lo mismo que el mar” (Apocalipsis 21:1).

¿Regreso de Jesús? ¿Un mundo nuevo? Más

adelante dedicaremos suficiente tiempo para comprobar

si tiene sentido seguir esperando el cumplimiento de

estas promesas de Jesús en el siglo XXI.

Paz en medio de la tormenta

Por las razones que acabamos de ver, podemos

estar en paz en medio de la crisis del coronavirus. Pero

siéndote sincero: Si tu vida se parece a la de aquellos que

construyeron sobre la arena, quizás sea porque la tuya

también está construida sobre la arena. Es tiempo de

revisar con honestidad cuál es el fundamento de nuestra

vida, y asegurarnos de que estamos construidos sobre

la “Roca eterna” Dios (Isaías 26:4). Esta certeza nos

ayudará a tener resiliencia en tiempos del coronavirus.

Te invito a que me acompañes en el siguiente

capítulo. Allí conoceremos cómo la esperanza que Jesús

ofrece a través del evangelio fortaleció a los cristianos

para ayudar a muchas personas durante pandemias

que la humanidad vivió después de su partida.

Veremos cómo sirvieron, incluso hasta a sus enemigos,

quienes tuvieron que reconocer la dedicación y entrega

desinteresada de estos discípulos de Cristo. ¡Lo mejor

de esta obra está por venir!

Emmanuel: Vencedor sobre el mal

57



4

El cristianismo frente a las

pandemias a través de la

historia

“No había ningún necesitado en la comunidad” (Hechos

4:34)

Alguien dijo: “lo peor de la peste no es que

mata los cuerpos, sino que desnuda las almas,

y ese espectáculo suele ser horroroso”. 1 Esta

expresión hace referencia al egoísmo que muchas

veces sale a relucir en tiempos de crisis. La alarma

provocada por el coronavirus no ha estado exenta de

imágenes que nos muestran un lado poco agradable

de nosotros y que, en general, se mantiene oculto en

los buenos tiempos.

También hemos oído que “los buenos amigos se

conocen en los malos momentos”. La razón es que hay

eventos que nos muestran tal cual somos, cuando las

palabras no son suficientes, sino que es necesario actuar;

cuando no vale decir “lo siento”, sino estar presente,

aunque sea en silencio. Momentos que marcan un

antes y un después en las relaciones personales, pues

no todos se muestran dignos de llamarse “amigo”.

A lo largo de la historia, el amor al prójimo

predicado por los cristianos, que también incluye

a los enemigos, fue puesto a prueba hasta su límite.

En las peores pandemias, cuando hasta los médicos

abandonaban a los pacientes y huían, causando “un

59


Luis R. Fajardo

espectáculo horroroso”, los cristianos tuvieron su

prueba de fuego. Su pretensión de “amar al prójimo

sin distinción” fue puesta a prueba.

En este capítulo, haremos un breve repaso por

tres de las peores pestes que se propagaron a través

de grandes regiones después de la ascensión de Jesús.

Estudiaremos la Peste Antonina (siglo II), la Peste

Bubónica (siglo XVI) y la “Gripe española” (1918-

1920). Nuestro principal propósito será conocer cómo

los cristianos enfrentaron estas crisis y qué resultados

obtuvieron.

Espero que nos pueda servir de ejemplo, aunque

nos separan décadas, y en algunos casos siglos. La

motivación que tuvieron sigue siendo igual de válida en

nuestros días: el poder de Jesús para salvar y el poder

del evangelio para dar esperanza.

60

La iglesia primitiva y la Peste

Antonina (Siglo II)

Sarah K. Yeomas, directora de Programas

Educativos de la Sociedad de Arqueología Bíblica,

en su artículo “The Antonine Plague and the Spread

of Christianity” (La Peste Antonina y la difusión del

cristianismo), presenta de una manera clara varios

hechos relevantes sobre la Peste Antonina que nos

ayudarán a comprender la magnitud de lo ocurrido.

A finales del siglo II de nuestra era, en pleno

apogeo de la gloria del Imperio romano, ocurrió un

evento que marcó para siempre no solo a Roma sino

también a todo el mundo occidental. La Peste Antonina

estremeció los mismos cimientos del Imperio, pues

“probablemente cobró la vida del propio [emperador]

Lucius Verrus en el año 169, y posiblemente la de su

coemperador Marco Aurelio en el año 180”. 2


El efecto sobre la población civil fue evidentemente no

menos severo. En su carta a Atenas en el 174/175,

Marco Aurelio rebajó los requisitos para ser miembro

del Areópago (el consejo gobernante de Atenas), ya

que ahora había muy pocos atenienses sobrevivientes

de clase alta que cumplieran con los requisitos que

se habían introducido antes del brote. También los

documentos fiscales egipcios […] atestiguan una

disminución significativa de la población en las

ciudades egipcias. 3

Para que tengamos una idea de la agresividad con

la que esa pandemia atacó al Imperio romano, Sarah

K. Yeomas nos presenta algunas cifras:

Dio Cassius [historiador romano de la época] describe

la muerte de hasta 2,000 personas por día solo en

Roma durante un brote particularmente letal en el

189. Se ha estimado que la tasa de mortalidad durante

el período de 23 años de la Peste Antonina fue del 7

al 10 por ciento del pueblo; entre los ejércitos y los

habitantes de las ciudades más densamente pobladas,

la tasa podría haber llegado al 13-15 por ciento.

El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia

[Pero el dolor físico y la muerte no fueron las

únicas consecuencias de la peste],

además de las consecuencias prácticas del brote, como

la desestabilización del ejército y la economía romana,

el impacto psicológico en las poblaciones debió haber

sido sustancial. Es fácil imaginar la sensación de

miedo e impotencia que los antiguos romanos debieron

sentir frente a una enfermedad tan despiadada,

dolorosa y con frecuencia fatal. 4

61


Luis R. Fajardo

Algo que llama la atención de todo lo ocurrido en

medio de la pandemia fue el hecho de que:

mientras los proyectos de arquitectura cívica se

suspendieron, la construcción de sitios sagrados y

formas ceremoniales se intensificó. Se dice que Marco

Aurelio [emperador] invirtió mucho en la restauración

de los templos y santuarios de las deidades romanas.

Por otro lado, uno se pregunta si fue en parte debido a

la plaga que el cristianismo se unió y se extendió tan

rápidamente por todo el imperio a fines del siglo II. 5

Como dato histórico, nos gustaría agregar que

aquel famoso médico, Galeno (130-210 d.C.), cuyo

nombre sirve en muchos países para denominar a los

profesionales de la salud, tuvo su prueba de fuego justo

en esta pandemia, hasta el punto de que algunos la

llaman la Peste de Galeno. 6

¿Expansión del cristianismo en medio de la plaga?

¿Cómo puede ser esto? Sí, por su esperanza y vocación

de servicio, el cristianismo puede ofrecer a la gente el

cuidado y las respuestas que necesitan en los momentos

de gran agitación y perplejidad.

Respuesta de los paganos frente a la pandemia

Pero antes de que conozcamos qué hicieron los

cristianos, sería bueno saber cuál fue la respuesta de

los paganos frente a la pandemia. Rodney Stark, citado

por John Piper, indica que

62

en los años 165 y 251 d.C., cayeron dos grandes

plagas sobre el Imperio romano. En esa época, la

misericordia y el sacrificio no tenían un fundamento

cultural ni religioso fuera de la iglesia cristiana. Se


creía que a los dioses no les interesaban los asuntos

humanos. La misericordia era vista como un defecto de

carácter y la compasión como una emoción patológica;

debido a que la misericordia implica dar una ayuda

inmerecida, decían que era contraria a la justicia. 7

Lo más impresionante es que “por esto, mientras

que un tercio del imperio moría a causa de la plaga, los

médicos huían a sus casas de campo. Los que tenían

síntomas eran expulsados de las casas. Los sacerdotes

paganos abandonaban los templos. Aunque te parezca

increíble, “el sentido de auto conservación de Galeno

evidentemente superó su curiosidad científica, y se retiró

a su ciudad natal, Pérgamo. Su retiro no duró mucho;

con la epidemia todavía “furiosa”, los emperadores lo

llamaron a Roma en el 168”. 8

Respuesta cristiana a la peste

En este contexto social, llegó el momento de que

la sufrida iglesia cristiana actuase. “Los cristianos

afirmaron tener respuestas y, sobre todo, realizaron

acciones apropiadas”. 9

Los cristianos llevaron el mensaje del evangelio

que asegura una vida eterna al regreso de Cristo. 10 “Un

mensaje precioso en una temporada de desamparo

médico y total desesperanza”. “En cuanto a las

acciones, hubo grandes cantidades de cristianos que

cuidaban a los enfermos y moribundos”. 11

El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia

Con el tiempo, este cuidado contracultural [no común

en la cultura romana] hacia los enfermos y los pobres

—realizado por la gracia y el poder de Cristo—

atrajo a muchas personas que estaban perdidas en el

paganismo que les rodeaba. Dos siglos después, cuando

63


Luis R. Fajardo

el emperador romano Juliano (332-363 d.C.) quiso

revivir la religión romana antigua, vio el cristianismo

como una amenaza creciente. 12

En su “Carta 84” dirigida a Arsacio, sumo

sacerdote pagano de Galacia, Juliano reconoce el gran

trabajo realizado por la iglesia cristiana en favor no

solo de los cristianos, sino también de los paganos. 13

El ateísmo (es decir, la fe cristiana) [por no creer

en los dioses paganos] ha avanzado especialmente a

través del servicio amoroso a los desconocidos y de

su preocupación por enterrar a los muertos. Es un

escándalo que no haya un solo judío que sea mendigo,

y que esos galileos impíos [es decir, los cristianos] no

solo cuiden de sus propios pobres, sino también de los

nuestros: mientras que los que nos pertenecen buscan

en vano la ayuda que deberíamos darles. 14

Como resultado del esfuerzo de los cristianos, “el

sociólogo y demógrafo religioso Rodney Stark afirma

que la tasa de mortalidad en las ciudades donde había

comunidades cristianas pudo haber sido la mitad en

comparación con las otras ciudades”. 15

64

Reforma Protestante y la Peste

Bubónica (Siglo XVI)

Pasaron 14 siglos y surgió otra pandemia, esta vez

era la Peste Bubónica que amenazaba con diezmar la

población de Europa. Las ciudades se volvieron a llenar

de enfermos y muertos. Pero los cristianos, mostrando

su vocación de servicio desinteresado aprendida del

Maestro, volvieron a ponerse al frente en favor de Dios

y la humanidad.


En 1527, cuando la peste bubónica golpeó a

Wittenberg [Alemania], Martín Lutero rechazó las

llamadas para huir de la ciudad y protegerse. Más

bien, se quedó y ministró a los enfermos. La negativa a

huir le costó la vida a su hija Elizabeth. Pero produjo

un tratado, [titulado] ¿Deben los cristianos

huir de la peste? donde Lutero proporciona una

articulación clara de la respuesta cristiana a la

epidemia: ‹moriremos en nuestros puestos›.

Los médicos cristianos no pueden abandonar sus

hospitales, los gobernadores cristianos no pueden

huir de sus distritos, los pastores cristianos no

pueden abandonar sus congregaciones. La plaga no

disuelve nuestros deberes: los convierte en cruces,

en las cuales debemos estar preparados para morir. 16

Las indicaciones dadas por Martín Lutero no

pueden ser más claras:

Por lo tanto, le pediré a Dios misericordiosamente que

nos proteja. Luego fumigaré, ayudaré a purificar el

aire, administraré la medicina y la tomaré. Evitaré

lugares y personas donde mi presencia no sea necesaria

para no contaminarme y así infectar y contaminar

a otros, y causar su muerte como resultado de mi

negligencia.

El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia

Si Dios quisiera llevarme, seguramente me encontrará

haciendo lo que esperaba de mí, por lo que no soy

responsable ni de mi propia muerte ni de la muerte de

los demás. Sin embargo, si mi vecino me necesita, no

evitaré el lugar o la persona, sino que iré libremente,

como se indicó anteriormente. Mira, esta es una

fe tan temerosa de Dios porque no es descarada ni

imprudente y no tienta a Dios.

65


Luis R. Fajardo

Además, el que contrajo la enfermedad y se recuperó

debe mantenerse alejado de los demás y no [debe ser]

admitido en su presencia a menos que sea necesario.

Aunque uno debería ayudarlo en su momento de

necesidad, como se señaló anteriormente, él, a su vez,

debería, después de su recuperación, actuar de manera

tal que nadie se ponga en peligro innecesariamente por

su cuenta y así causar la muerte de otros. 17

Las iglesias cristianas frente a la

Influenza (1918-1920)

Avanzando 4 siglos, nos encontramos con la

pandemia de Influenza (H1N1) de principios del siglo

pasado, la mal llamada “gripe española”. En ella, los

cristianos mostraron una reacción similar a la de sus

antecesores en la fe.

Comenzó en el otoño de 1918, cerca del final

de la Primera Guerra Mundial. Esta gripe fue

especialmente mortal para los jóvenes. La gente se

despertó sintiéndose bien por la mañana solo para

estar muerta al anochecer.

Se estima que en todo el mundo murieron hasta 50

millones de personas. Reclamó más de 650,000 vidas

en los Estados Unidos, o alrededor de seis veces el

número de soldados estadounidenses que murieron

en la Primera Guerra Mundial. Pocos cementerios

antiguos en Georgia no tienen lápidas con fechas del

otoño y el invierno de 1918-1919.

66

Además, después de que disminuyó, hubo un persistente

temor de que volvería el siguiente otoño y acabaría

con toda la raza humana. Pocas familias en Estados

Unidos no sufrieron la muerte de un miembro de la


familia, y ciertamente todos conocían a alguien que

murió a causa de la gripe. 18

A continuación, nos gustaría presentar cómo

algunas comunidades cristianas se enfrentaron a esta

crisis y cuál fue el resultado obtenido por su esfuerzo.

La Iglesia Pentecostal

La Influenza de 1918 (H1N1) representó una gran

prueba para el recién nacido movimiento pentecostal.

Apenas se contaban 8 años desde que el gran despertar

espiritual de la calle Azusa (California, EE.UU.),

dirigido por el pastor William J. Seymour, marcara el

inicio del pentecostalismo. 19 Aquel gran reavivamiento

aún se dejaba sentir en varias ciudades del país, pero a

causa de la pandemia, la recién nacida iglesia enfrentó

una de las pruebas más difíciles de su historia.

A partir de 1918, los relatos de la ‹influenza española›

llenaron las páginas de The Christian Evangel (El

Cristiano Evangélico), el documento oficial de las

Asambleas de Dios (AD), más tarde conocido como

Pentecostal Evangel (Evangélico Pentecostal). En

Springfield, Missouri (EE.UU.), donde las AD se

había mudado recientemente, se produjo un gran brote.

El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia

Las iglesias y los ministros cumplieron con los

mandatos del Departamento de Salud [del estado]

de cerrar sus reuniones y poner en cuarentena a los

enfermos. […] En varias ocasiones, los ministros

cancelaron las reuniones de avivamiento porque la

influenza se estaba extendiendo por toda la ciudad.

Algunos vieron la epidemia como resistencia a la gran

obra que Dios estaba haciendo.

67


Luis R. Fajardo

Sin embargo, estos creyentes también fueron a las

casas de aquellos que estaban enfermos para orar,

y vieron muchas respuestas a la oración. No tenían

miedo de orar por los enfermos.

Algunas de las zonas más afectadas por la pandemia,

fuera de los Estados Unidos, lo fue particularmente la

India. Lamentablemente, muchos misioneros también

murieron a causa de la pandemia. Una en particular,

Nellie Andrews Norton, murió a causa de su ministerio

con personas infectadas con el virus H1N1.

El homenaje a Norton publicado en ‹El Cristiano

Evangélico› dice: ‹Cuando la gripe llegó a nuestro

medio el mes pasado, no se echó a un lado, sino que

trabajó día y noche cuidando a los enfermos hasta que

ella misma contrajo la enfermedad›.

Los primeros pentecostales sufrieron la peor pandemia

de gripe hasta ese momento de la historia. Aunque

creían en la curación, no afirmaban que su fe en Dios

los protegería de la enfermedad. Muchos contrajeron

la gripe; algunos murieron.

Sin embargo, ellos continuaron proclamando que

Dios era un sanador, y muchos fueron preservados

a través de la gripe o curados de ella. En cualquier

caso, testificaron que su fe en Dios y la oración los

ayudaron a superar la crisis. 20

68

La Iglesia Bautista

La Iglesia Bautista, es otra de las comunidades

cristianas que destacaron por su ardua labor enfrentando

la pandemia, y que llegó a ser de gran bendición para

la comunidad en los Estados Unidos.


Cuando la gripe española se extendió por Carolina del

Sur, se reportaron 50,000 casos. La gripe comenzó

con un pequeño número de casos en la primavera de

1918. Disminuyó durante el verano, pero regresó en

otoño con venganza, a menudo causando la muerte

solo unos días después de los primeros síntomas.

Los informes más desgarradores vinieron del

superintendente del Hospital Bautista, Louis J.

Bristow. Establecido en 1914, el hospital era

pequeño, pero ya había demostrado ser un ministerio

importante en la capital del estado. Bristow escribió

a The Courier [El mensajero] el 7 de noviembre

de 1918: ‹estas semanas de octubre han sido las más

ocupadas de mi vida, tal vez la situación en el Hospital

Bautista haya sido sin paralelo en su historia›.

Bristow proporcionó un relato de un testigo ocular de

la devastación que causó la epidemia: ‹He estado de

guardia continuamente dieciséis, dieciocho e incluso

veinte horas por día, mientras la muerte estaba en

una fiesta horrible, destruyendo las preciosas vidas

de hombres y mujeres›. En muchos casos, todo lo que

podía hacer era consolar a las familias a medida que

morían sus seres queridos. Incluso eso lo abrumaba,

porque ‹la muerte era demasiado ágil y saltaba de una

habitación a otra, y de un edificio a otro, y capturaba

a sus víctimas casi antes de que nos diéramos cuenta›.

El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia

En su informe posterior a la convención, Bristow

no pudo evitar expresar su orgullo por el trabajo del

personal del hospital durante la crisis: ‹Se siente un

orgullo sano por el servicio prestado en la crisis, una

temporada de enfermedad que en cantidad de muertes

no tiene paralelo en el conocimiento de esta generación›.

Dio un testimonio del favor de Dios: aunque muchas

69


Luis R. Fajardo

de las enfermeras contrajeron la enfermedad, ninguna

murió.

[El legado de los hermanos bautistas podría

resumirse en tres grandes aspectos]:

Primero, creían que cuidar a los enfermos era el deber

de todo creyente. [el Dr.] Bristow, superintendente

del hospital argumentó que la declaración de Jesús:

‹Estaba enfermo y me visitaste› es una expresión llena

de sugerencias.

En segundo lugar, una de las formas en que cuidaban

a los enfermos era cumplir con los requisitos del

gobierno de no reunirse. El cumplimiento de las

recomendaciones del Departamento de Salud ayudó a

‹acabar con el mal lo más rápido posible›.

Tercero, los bautistas de Carolina del Sur no dejaron

de hacer ministerio, a pesar de que no podían

reunirse físicamente. A través del cuidado pastoral,

la donación en la iglesia, el cuidado de los enfermos

y la recaudación de la mayor cantidad de donaciones

cooperativas en su historia: los bautistas de Carolina

del Sur estuvieron a la altura del desafío. 21

70

La Iglesia Adventista del Séptimo Día

El profesor de religión de la Universidad Adventista

Southwestern, Michael W. Campbell, en su artículo

“Los adventistas y la pandemia de Influenza de 1918”,

narra cómo dicha comunidad cristiana enfrentó la

pandemia. Algunos adventistas se contaron entre las

víctimas mortales, “las minutas de las juntas de iglesia

indican este hecho: ‘la escuela adventista para niños

indígenas americanos perdió a su maestro por razón de

la influenza española’”. 22


Campbell hace notar que el 11 de octubre de 1919,

la Asociación General aprobó una resolución

titulada ‹Organizando a las iglesias para la labor de

emergencia›. En ella se recomendaba que “en tiempos

de epidemia o de otras serias emergencias de salud,

las asociaciones deben hacer todo lo que sea posible

para reanimar a nuestras iglesias y prepararlas para

atender las necesidades de nuestra propia gente y

prestar ayuda a otros, apelando a nuestros médicos

y enfermeros que están disponibles, a que instruyan y

dirijan tal labor [...] dado que la emergencia requiere

que se preste atención pronta e indivisa, según la

situación lo demanda. 23

Por su lado, el secretario de la Obra Médico

Misionera de la Asociación General, el doctor W. A.

Ruble, “instó a los adventistas a ver aquello como una

oportunidad para llevar el evangelio al mundo”. 24

Un trabajo exitoso

Un testimonio digno de recordar fue publicado el

9 de enero de 1919 en la revista The Review and Sabbath

Herald que cito a continuación:

El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia

El seminario Adventista del Séptimo Día de

Hutchinson, con ciento veinte de sus ciento ochenta

estudiantes y maestros alojados bajo un mismo techo,

fue invadido por la enfermedad hace tres semanas.

Los síntomas de la enfermedad se desarrollaron en

aproximadamente noventa de estas personas y, bajo la

dirección del Dr. H. E. Larson, un médico graduado

y miembro de la facultad, todas las personas que

mostraban indicios de enfermedad fueron puestos

en reposo de inmediato, con una enfermera quien

71


Luis R. Fajardo

tomaba la temperatura y observaba el desarrollo

de los síntomas de la epidemia. Si esos síntomas se

desarrollaban, se le requería al paciente permanecer

en la cama.

No se administraron medicamentos, sino descanso

absoluto, además se siguió una dieta cuidadosamente

regulada y se aplicaron fomentos en la garganta, el

pecho y el abdomen. Este tratamiento en casi todos los

casos redujo la fiebre de los pacientes, y en un día más

o menos estaban visiblemente bien. […] El siguiente

peligro era la recaída. Para protegerse contra esto, se

requería que cada paciente permaneciera en reposo

entre dos a cinco días después de la recuperación

completa, según el estado de su “gripe”.

Como resultado de este sistema de manejo de una

enfermedad que afecta a miles de víctimas todos los

días, no ha habido un caso que pudiera considerar

grave o una sola muerte en el seminario, aunque hubo

más de noventa personas infectadas. 25

Es necesario destacar el resultado de los esfuerzos

de esta comunidad cristiana en el tratamiento de sus

pacientes. Un buen ejemplo lo tenemos en el testimonio

del director de salud de la ciudad de Hutchinson

(Minnesota, EE.UU.), quién el 13 de diciembre de 1919,

felicitó al seminario de Hutchinson por su gestión en

el tratamiento de la epidemia de gripe que ha sufrido

recientemente:

72

Bajo la autoridad del Dr. Fred Sheppard, oficial de

salud de la ciudad de Hutchinson, se puede afirmar

que ninguna institución pública en el estado de

Minnesota hasta la fecha ha conseguido este récord

en el manejo de la gripe, la epidemia mundial que


ha llevado a millones a la tumba, así que todo el

reconocimiento para el seminario Adventista del

Séptimo Día de Hutchinson. 26

Almas que brillan

Podemos resaltar que la ayuda al necesitado es una

constante entre los cristianos, y esto tiene su origen en

las enseñanzas de Jesús: “Así que en todo traten ustedes

a los demás tal y como quieren que ellos los traten a

ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas” (Mateo

7:12).

En el libro del profeta Isaías, se presenta una

pregunta de Dios al pueblo de Israel que es válida para

nosotros hoy: “Ustedes solo ayunan para pelear y reñir,

y darse puñetazos a mansalva. Si quieren que el cielo

atienda sus ruegos, ¡ayunen, pero no como ahora lo

hacen! ¿Acaso el ayuno que he escogido es solo un día

para que el hombre se mortifique? ¿Y solo para que

incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra

de ceniza? ¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día

aceptable al Señor?” (Isaías 58: 4-5).

Enseguida, Dios mismo responde: “el ayuno que

he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de

injusticia y desatar las correas del yugo, poner en

libertad a los oprimidos y romper toda atadura? ¿No

es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento

y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo

y no dejar de lado a tus semejantes? Si así procedes, tu

luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu

sanidad; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del

Señor te seguirá” (Isaías 58: 6-8).

El apóstol Santiago en el Nuevo Testamento lo

reafirma: “la religión pura y sin mancha delante de

El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia

73


Luis R. Fajardo

Dios nuestro Padre es esta: atender a los huérfanos y a

las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la

corrupción del mundo” (Santiago 1:27).

En conclusión, cuando la peste desnudó las almas

de todo el mundo, las de los cristianos brillaron y, por

su ejemplo, multitudes creyeron en su mensaje y en el

Maestro a quien servían. Fue precisamente a esto a lo

que Jesús se refería cuando dijo: “este evangelio del

reino se predicará en todo el mundo como testimonio

a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo

24:14).

74

Creciendo en los tiempos difíciles

Los momentos cuando el cristianismo ha tenido

más influencia o ganado más adeptos, son precisamente,

cuando hablar no es suficiente, sino actuar. Los

cristianos del siglo II desempeñaron un papel relevante

en la solución de la Peste Antonina y la iglesia creció.

Los cristianos de la reforma lo entendieron y sirvieron

a su generación aun a costa de su propia vida. Los

cristianos de hace 100 años lo comprendieron y

ayudaron a salvar muchas vidas.

Hoy nos toca a nosotros. Queda preguntarnos:

¿qué se dirá de nosotros? ¿Hablaremos o actuaremos?

Podemos seguir el testimonio que nos dejaron nuestros

antepasados cristianos y continuar bendiciendo al

mundo, en especial en medio y a pesar de la pandemia.

En los dos capítulos siguientes, abordaremos en

detalle esta importante cuestión. Veremos qué podemos

hacer los cristianos, tanto como iglesia organizada,

como de manera individual, para bendecir al mundo

en medio del coronavirus, y honrar así el legado de los

que nos precedieron en el camino de la fe.


5

La iglesia frente al

coronavirus

“Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente”

(Mateo 10:8)

Uno de los debates que ha estado ganando

auge en los últimos años tiene que ver con

la iglesia: su relevancia en la sociedad, su

razón y propósito. Al intentar abordar este asunto,

algunos creen enfrentar el siguiente dilema: cuanto

más incide la iglesia en la sociedad, se vuelve más

secular, y cuando más se aferra a sus principios, pierde

relevancia en la sociedad. 1

La respuesta a este aparente dilema es Jesús.

Él nunca falló a sus principios y fue más relevante

que nadie a la sociedad de su época. De él podemos

aprender que la fidelidad a la Palabra de Dios es el

secreto para ser una iglesia bíblicamente autentica, y a

la vez relevante para la sociedad.

En general, son los más jóvenes quienes a menudo

preguntan sobre la legitimidad, relevancia e incluso

sobre la necesidad de la iglesia en el siglo XXI. Elena

de White define qué es la iglesia, cuál es la razón de su

existencia y cuál es su misión. Ella declara: “la Iglesia

es el medio señalado por Dios para la salvación de los

hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la

de anunciar el evangelio al mundo”. 2

75


Luis R. Fajardo

Como hemos visto en el capítulo anterior, en

tiempos de pandemia, la razón de existir de la iglesia

(servir) y su misión (anunciar el evangelio al mundo), se

vuelven más relevantes y decisivas que nunca. Como

ninguna otra organización, ella está llamada a ser la

boca de Dios frente a la sociedad para dar un mensaje

de esperanza, y las manos de Dios para ayudar a los

más vulnerables. Solo de este modo, estaría cumpliendo

su razón de ser.

En este capítulo, abordaremos la importante

cuestión de la iglesia y su misión en tiempos de

coronavirus. Hoy más que nunca es necesaria una

especial unión con Cristo, fundamento de la legitimidad

de la iglesia, para que pueda ser fiel a su misión. En

términos generales, en este momento la iglesia tiene

una doble misión: atender a los suyos sin descuidar a

los demás (Galatas 6:10). Veremos qué cosas prácticas

podría la iglesia hacer en cada uno de estos aspectos.

Antes de continuar, es necesario resaltar que

algunas de las recomendaciones ofrecidas en este

capítulo, ya se están realizando en algunos lugares.

Reconozco dicha labor, y deseo que más iglesias se

involucren en acciones para servir a una sociedad

perpleja a causa del coronavirus. Por otro lado,

rogamos que todas las actividades que proponemos se

hagan en estricto cumplimiento de las disposiciones

gubernamentales de cada país.

76

La iglesia y su responsabilidad

hacia dentro

En medio de la agitación de esta pandemia,

muchos hemos corrido en avalancha a buscar todo lo

necesario para asegurar provisión de comida y otros

insumos. Sin embargo, muchas personas, más de lo que


pensamos, se han quedado “atrás”; incluso algunos de

los miembros de comunidades cristianas. En algunos

casos, ni los gobiernos los han tenido en cuenta en sus

planes de ayuda. Son los grandes olvidados a causa de

la pandemia. De ellos Dios se acuerda, y manda a su

iglesia a servirles y cuidarles.

La realidad que muchos enfrentan

En estos momentos de gran dificultad, algunos

cristianos especialmente en países en vías de desarrollo

podrían verse impedidos de conseguir los alimentos

necesarios. No todos contamos con la posibilidad de

tener en casa todo lo que podríamos necesitar durante

el encierro.

La realidad es que el llamado “empleo informal”,

en algunos países latinoamericanos alcanza a más del

45% de la población activa. 3 Con “empleo informal”

nos referimos a

La iglesia frente al coronavirus

la actividad laboral de los trabajadores independientes,

los vendedores ambulantes, las trabajadoras de servicio

doméstico, los limpiavidrios, entre otros. Este tipo de

empleos, por lo general, son mal remunerados y ofrecen

condiciones laborales deficientes. Además, debido a

que no cuentan con la adecuada protección legal para

las relaciones laborales, son empleos sin protección

social, que no brindan estabilidad económica para los

trabajadores. 4

O sea, estas son personas que en la mayoría de

los casos si no salen a trabajar, no comen. Algunos

miembros de nuestras comunidades de fe se enfrentan

a esta preocupante realidad, y se pueden ver ante la

triste paradoja: “salir de casa a exponerse al contagio

del virus, o quedarme en casa a morir de hambre”.

77


Luis R. Fajardo

Oportunidad en medio de la crisis

En toda crisis se presentan grandes oportunidades.

Esta pandemia podría ser un momento perfecto para

demostrar nuestro profundo amor fraternal, y practicar

la piedad de la iglesia primitiva siendo guardianes de

todos y en especial de los miembros del cuerpo de

Cristo. Pablo dijo: “por lo tanto, siempre que tengamos

la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a

los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).

A través de la planificación y ejecución de proyectos

de asistencia a lo interno de las congregaciones, cada

cuerpo de creyentes puede salir unido como grupo, y

cada miembro afianzado en la fe.

Es cierto que algunas congregaciones no cuentan

con los recursos y la infraestructura necesaria

para atender las posibles necesidades que podrían

presentarse, y no podrían atender a las necesidades

de sus miembros. En estos casos, la iglesia podría

promover la solidaridad mutua entre hermanos. El que

tenga más, coopere con aquel que necesita.

Siempre que sea posible, la iglesia podría gestionar

con los gobiernos locales la solicitud de ayudas

económicas o de alimentos para sus miembros y para

el resto de la comunidad. Muchas congregaciones

poseen Organizaciones No Gubernamentales (ONG)

reconocidas por el gobierno que, en muchos casos,

podrían ser un canal adecuado para este tipo de ayuda.

78

La iglesia y su compromiso frente a

la sociedad

Como hemos visto en el capítulo anterior, la iglesia

históricamente ha trabajado para aliviar las cargas de

los demás, y de manera especial en los momentos de


pandemias como esta. Hoy, este compromiso debe

ser renovado ofreciendo nuestro apoyo sincero y

desinteresado a la comunidad. Creo que más de uno

estaría de acuerdo si digo que Jesús no se quedaría de

brazos cruzados en medio de una situación como la

actual.

Por lo tanto, si bien es cierto que hay una dimensión

interna que debemos atender, y si me lo permites,

priorizar (Hechos 1:8), no es menos cierto que existe

una dimensión externa que no debemos descuidar. No

olvidemos las palabras de Jesús: “es necesario hacer

estas cosas sin pasar por alto aquellas” (Lucas 11:42,

RVA2015).

A continuación, me gustaría referir algunas

de las cosas que se podrían hacer, y se deberían

seguir haciendo, para apoyar como iglesia nacional

o congregación local los esfuerzos para detener la

propagación de la pandemia, atender a los enfermos,

socorrer a los pobres y consolar a los familiares de las

víctimas fatales. Todo esto bajo un estricto respeto a las

recomendaciones gubernamentales.

La iglesia frente al coronavirus

Ponerse a disposición del gobierno

Considero que en este momento es relevante que

las direcciones nacionales de las iglesias se pongan a

disposición de las autoridades gubernamentales en

todo cuanto ellos entiendan que le podamos servir. La

iglesia es ella y su entorno. Ella no puede auto aislarse

de la realidad social, política y económica que le rodea.

Los presidentes, ministros de salud, los cuerpos

castrenses, y otras autoridades deben saber con toda

certeza que estamos orando por ellos, por sus familias,

y para que Dios les dé sabiduría e inteligencia en el

79


Luis R. Fajardo

combate a este gran desafío. En estos momentos, pocos

quisiéramos estar en los zapatos del líder de nuestro

país o del ministro de salud o sanidad.

Las autoridades gubernamentales deben ver en

las iglesias un aliado incondicional en el combate a

esta pandemia. No solo con sus palabras, sino también

con sus acciones. De manera que, al establecer las

estrategias de gestión de la crisis, puedan pensar en

las iglesias como canales eficientes para asegurar la

eficacia de la ejecución de las medidas que se adopten.

El apóstol Pablo nos motiva con las siguientes

palabras: “Así que, recomiendo, ante todo, que se hagan

plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por

todos, especialmente por los gobernantes y por todas

las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad,

y llevemos una vida piadosa y digna” (1 Timoteo 2:1-

2). Continúa diciendo: “esto es bueno y agradable a

Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean

salvos y lleguen a conocer la verdad” (1 Timoteo 2:3-

4).

Sí hermanos, orar por nuestros gobernantes es

colaborar con Dios en la salvación de la humanidad, y

en el caso específico del coronavirus, en la salvación de

muchas vidas. Sin embargo, no solo debemos orar, sino

también actuar. Recordemos que debe ser en la medida

que las autoridades nos pidan la colaboración. Por eso,

es importante que nos pongamos a su disposición.

80

Campañas de concientización

Algo más que podemos hacer, tanto como

iglesia nacional o congregación local, son campañas

de concientización. Podríamos sumarnos a los

esfuerzos del gobierno para que la gente respete sus


recomendaciones, en particular las que tienen que

ver con el aislamiento o confinamiento, así como las

medidas de distanciamiento social y, en especial, la

prohibición de eventos masivos.

La Biblia enseña que la iglesia debe promover

la obediencia a las leyes gubernamentales, siempre y

cuando estas no contravengan las leyes divinas. Existe

un concepto judío que expresa “Dina Demalchuta,

Dina”, o sea, “la ley de la tierra es la ley”. 5

Este principio es confirmado por el apóstol Pablo

cuando pide a los cristianos: “Todos deben someterse

a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que

Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron

establecidas por él. Por lo tanto, todo el que se opone a

la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido.

Los que así proceden recibirán castigo” (Romanos

13:1-2).

Es necesario que la iglesia sea prudente, y no solo

apoye las medidas que los gobiernos están tomando,

sino que promueva su respeto entre sus miembros y en

la comunidad.

Una herramienta que podría ser útil para este

propósito, son los medios de comunicación o espacios

en medios de comunicación (radio, televisión, páginas

en las redes sociales, periódicos, etc.) que muchas

iglesias nacionales y congregaciones locales poseen.

Estos podrían ser usados para replicar el llamado

gubernamental a seguir las indicaciones recomendadas

por los expertos.

La iglesia frente al coronavirus

Campañas de recolección de materiales

Otra de las cosas que podemos hacer para colaborar

con la sociedad en soluciones para la pandemia, en la

81


Luis R. Fajardo

medida de nuestras posibilidades, es crear materiales

(mascarillas, protectores, etc.) para la protección de

aquellos que están expuestos de forma continua a

contagios. Entre ellos está el personal sanitario y los

miembros de las fuerzas de seguridad estatales.

Muchas congregaciones cristianas se han unido

a labores en este sentido. Un ejemplo de esto es la

iniciativa tomada por el Colegio Adventista de Sagunto,

en Valencia, España. Ellos se han sumado al proyecto

“‘Covidmakers’ para la fabricación de protectores

faciales a partir de impresores 3D con destino a

sanitarios, policías o residencias de mayores”. 6

La prensa local, al referirse a esta iniciativa,

destacaba un hecho interesante, reportaba que: “en

uno de estos viajes [de distribución del material], una

patrulla de la Guardia Civil les hizo el alto para decirles

‘a ustedes les paro para agradecerles, en nombre de

todos, la labor que están haciendo’”. 7 En este momento

me vienen a la memoria aquellas palabras de Jesús

registradas en el Evangelio de Mateo: “Hagan brillar

su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las

buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en

el cielo” (Mateo 5:16).

82

Campañas de ayuda psicológica

No podríamos terminar sin referirnos a la

tensión emocional y condición psicológica que esta

crisis ha generado. Muchos de nosotros estábamos

acostumbrados a una vida muy activa, o al menos sin

limitaciones, y de repente no podemos salir de casa.

En las grandes ciudades se vive en espacios muy

pequeños, lo que hace más difícil el confinamiento, con

sus efectos secundarios en el ánimo personal, lo que


provoca frustración y mucho estrés. De hecho, las peleas

familiares se han disparado durante el aislamiento. 8

También hay angustia provocada por la inseguridad

económica y la sensación de vacío.

Por otro lado, están los familiares de aquellos que

tristemente han muerto durante la pandemia. Esto tiene

un agravante adicional y es que en muchos lugares el

miedo al contagio ha hecho que las autoridades tomen

medidas drásticas, como prohibir los velatorios e

incluso los entierros por los familiares. 9 Es inimaginable

el dolor que esto puede causar y su terrible efecto en

la salud emocional de las personas que enfrentan esta

situación.

La tensión psicológica que ha generado el

coronavirus y sus posibles consecuencias es uno de los

temores que enfrentan los gobiernos en este momento,

pues existe una alta probabilidad de un aumento

drástico en los suicidios, como consecuencia del

aislamiento, la pérdida de las fuentes de ingresos, la

frustración, etc. 10

Como iglesia, estas personas deberían estar

especialmente presente en nuestras oraciones. Son

confortantes las siguientes palabras:

La iglesia frente al coronavirus

El Señor tiene gracia especial para los que lloran, y

hay en ella poder para enternecer los corazones y ganar

a las almas. Su amor se abre paso en el alma herida

y afligida, y se convierte en bálsamo curativo para

cuantos lloran. El “Padre de misericordias y Dios de

toda consolación..., nos consuela en todas nuestras

tribulaciones, para que podamos también nosotros

consolar a los que están en cualquier tribulación,

por medio de la consolación con que nosotros somos

consolados por Dios”. 11

83


Luis R. Fajardo

84

Podemos hacer mucho bien

En muchas de nuestras congregaciones existen

profesionales en el área de la psicología, incluso

existen asociaciones de psicólogos cristianos. En estos

momentos, estos profesionales pueden prestar un gran

servicio a Dios consolando a sus semejantes. Jesús dijo:

“Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis

hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”

(Mateo 25:40).

Como iglesia tenemos un compromiso especial con

estas personas, y podríamos ser “el hombro de Dios”

en estos momentos. Esta ayuda podría ofrecerse tanto

a los miembros de la iglesia, como a la comunidad. De

manera que podamos ser la sal que vuelva a dar sabor

y sentido a las vidas de estas personas que sufren.

La iglesia como organización puede hacer mucho

para bendecir a la humanidad en un momento tan

convulso como este. Debemos tener cuidado de no

centrarnos solamente en nosotros y olvidarnos de

aquellos que nos rodean, ellos de forma particular,

necesitan oír el mensaje de esperanza que solo el

evangelio puede ofrecer.

Sin duda como iglesia hay mucho en lo que

podemos trabajar. Aun así, como individuos, cada

cristiano y cristiana podría hacer mucho bien en su

círculo de influencia en medio de la pandemia del

coronavirus. Por eso, es igual de importante considerar

algunas cosas que podríamos hacer de forma personal

para servir y bendecir otros. A esto dedicaremos nuestra

próxima parada.


6

Los cristianos frente al

coronavirus

“Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y

muestran así que son mis discípulos” (Juan 15:8)

La fotografía es una afición que tomo cada vez

más en serio. A través de la lente he podido

captar hermosos momentos en paisajes

naturales como plantas y animales en estado silvestre

y también paisajes urbanos. De esta manera, disfruto

de las escenas, además de ser testigo privilegiado de

la creación de Dios.

A finales del año 2018, mi esposa y yo fuimos

invitados a predicar a Gibraltar. Decidimos no solo

preparar nuestras Biblias, las canciones y los sermones,

sino también todo el equipo fotográfico, pues no

podíamos dejar pasar la oportunidad de fotografiar

a los macacos de Berbería por lo general llamados

“monos de Gibraltar”. Al finalizar nuestro compromiso,

tomamos unos días adicionales para conocer aquella

hermosa península.

La experiencia fue increíble. Pudimos hacer

nuestro anhelado recorrido por el Peñón, que es la

montaña rocosa característica de la península, y en

particular pude tomar hermosas fotos a los monos.

Al final de nuestro recorrido, y mientras esperábamos

85


Luis R. Fajardo

la llegada del funicular que nos regresaría al pie de

la montaña, ocurrió algo muy interesante. Un mono

abrió la mochila a una turista y comenzó a rebuscar

hasta que encontró una bolsa con algo comestible.

Estos monos son conocidos por “robar” comida a

los turistas y a estos les hace mucha gracia, o al menos

eso parece. Tan pronto como confirmó su tan preciado

hallazgo, el mono huyó de la “escena del crimen” para

disfrutar de su comida. Otro mono que observaba todo

aquello, vio oportuno intentar “robarle” la comida

al macaco que ya se encontraba abriendo su bolsa.

Cuando el mono supo de las intenciones de su “amigo”

saltó el espacio donde llegaría el funicular (unos cinco

metros).

Exclamamos casi al unísono, “¡esto es posible!”.

A la vez vimos que el otro mono no se daría por

vencido, e iría detrás del primero para arrebatarle su

botín. Así que me dispuse de inmediato a encender la

cámara y a configurarla en modo ráfaga, para captar

el previsible momento preciso cuando el mono se

encontraría en medio de su salto, capturar esa imagen

sería espectacular. El valor de las fotos, en particular

de animales, está en captar una escena de acción

llamativa. Gracias a Dios, lo conseguí.

86


¡Cristianos, este es nuestro momento!

Alguien podría preguntarse: “¿qué tiene que ver

esto con el coronavirus?”. Puedo decir que mucho, y en

este capítulo quiero contarte porqué creo que la crisis

que ha provocado esta pandemia es una oportunidad

propicia para brillar.

Antes, es necesario que entendamos a cabalidad el

sustantivo “momento”. Según el diccionario de la RAE,

el origen de esta palabra castellana proviene del latín

“momentum”. La segunda acepción lo define como

“lapso de tiempo más o menos largo que se singulariza

por cualquier circunstancia”. También es necesario

hacer destacar la tercera acepción: “oportunidad,

ocasión propicia”. 1

El coronavirus es la oportunidad propicia de los

cristianos de esta generación. La mejor ocasión para

demostrar el amor de Cristo al mundo. Podría ser

que no tengamos otra oportunidad igual en nuestra

generación, y aunque la tengamos, para los que mueran

ya no habrá otra oportunidad de aceptar a Cristo y la

esperanza bendita de la resurrección.

Beatriz Vera Poseck, en su libro Psicología positiva: una

nueva forma de entender la psicología, refiriéndose a los tres

tipos de cambios que una persona puede experimentar

después de vivir una experiencia traumática, dice:

Los cristianos frente al coronavirus

Los cambios en la espiritualidad y en la filosofía

de vida [son] el tipo de cambio más frecuente. Las

experiencias traumáticas sacuden de forma radical las

concepciones e ideas sobre las que construimos nuestra

forma de ver el mundo; todo se desmorona, y tenemos

que construirlo desde el principio. 2

87


Luis R. Fajardo

Hoy más que nunca debemos ofrecer a quienes

nos rodean la bendita esperanza que nos llena, y que

da sentido a nuestra vida. En estos momentos, cobran

sentido las palabras del profeta Jeremías a los israelitas

deportados en Babilonia al pedirles: “además, busquen

el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y

pidan al Señor por ella, porque el bienestar de ustedes

depende del bienestar de la ciudad” (Jeremías 29:7).

Cada cristiano está llamado a no dejar pasar esta

oportunidad para bendecir, para orientar, para dar

consuelo, para predicar, para levantar a Jesús, para

presentar el poder de la Palabra de Dios. Debemos

buscar la ocasión propicia para decir una palabra

“buena para edificación, según la necesidad del

momento, para que imparta gracia a los que escuchan”

(Efesios 4:29).

No me entiendas mal, no quiero decir que nos

aprovechemos de la vulnerabilidad de la gente. No.

Estoy en contra de aquellos que quieren llenar sus

iglesias a costa de gente asustada por el coronavirus;

más adelante hablaremos en detalle sobre eso. “Dios es

espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu

y en verdad” (Juan 4:24).

Pero tampoco podemos ir al otro extremo y

quedarnos en casa callados con la “luz” de nuestra

esperanza debajo de la cama, mientras allí afuera

millones mueren en la oscuridad de la desesperación.

88

Dios está con los brazos abiertos

Dios sigue a la puerta del corazón llamando a la

humanidad: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si

alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré

con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Él ofrece una


paz que sobrepasa toda comprensión (Filipenses 4:7).

Este mensaje es el que estamos llamados a llevar, de

manera que aquel que quiera experimentarlo en su

vida, pueda hacerlo.

Hoy el Espíritu Santo hace retumbar las palabras

del apóstol Pablo en nuestras mentes: “porque todo

el que invoque el nombre del Señor será salvo. Ahora

bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído?

¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y

cómo oirán si no hay quien les predique? ¿Y quién

predicará sin ser enviado?” (Romanos 10:13-15).

“Así está escrito: ‘¡Qué hermoso es recibir al

mensajero que trae buenas nuevas!’ Sin embargo, no

todos los israelitas aceptaron las buenas nuevas. Isaías

dice: ‘Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?’ Así

que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el

mensaje que se oye es la palabra de Cristo” (Romanos

10:15-17).

Los cristianos frente al coronavirus

Reporteros de la

Cadena Celestial de Noticias (CCN)

Se debe evitar presentar la Biblia en un tono

alarmista, que lejos de dar esperanza, provoca pánico,

y de eso ya hay bastante. No asustemos aún más a la

gente. No digamos que Dios está airado con el mundo.

Eso no es cierto. Esto no quiere decir que Dios apruebe

las decisiones equivocadas de muchas personas, pero

decir que Dios quiere destruir a la humanidad no es

bíblico (Romanos 1:18-32).

La Biblia dice todo lo contrario: ¡Pero ay de los

que viven en la tierra y en el mar, porque el diablo,

sabiendo que le queda poco tiempo, ha bajado contra

ustedes lleno de furor!” (Apocalipsis 12:12, DHH). Si

89


Luis R. Fajardo

90

Satanás quiere destruir a la humanidad y Dios también,

como algunos aseguran, ¿Quién podrá defendernos?

Jesús, Dios encarnado, afirmó, “he venido para que

tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

El apóstol Pedro agrega: “[vuestro] enemigo el

diablo ronda como león rugiente, buscando a quién

devorar” (1 Pedro 5:8). El coronavirus no es una plaga

apocalíptica, es una señal del pronto regreso de Jesús.

Ya vimos en el capítulo uno quién es el que causa estas

catástrofes. Esto es una verdad que muchos deben

conocer.

La muerte de cada persona en esta pandemia, y

todo el sufrimiento causado a los seres humanos, es

un aguijón de Satanás clavado al Corazón del Amor

Infinito. Dios ama a la humanidad, y todos los recursos

del cielo están volcados en intentar salvar personas no

solo de la muerte material, sino, y en especial, de la

muerte eterna.

Hoy debemos continuar colaborando con Dios

en la noble tarea de llevar noticias de esperanza a un

mundo que muere víctima de un virus más dañino y

contagioso que el COVID-19, el virus del pecado. Al

servir a otros, estaremos sirviendo a Jesús y a su causa,

y nosotros también podremos ser en gran manera

bendecidos.

A continuación, me gustaría proponerte algunas

cosas que podrías hacer como cristiano para bendecir

a otros en tiempos de coronavirus sin tener incluso

que salir de casa. En tiempos de pandemia, un buen

cristiano es tan necesario como un buen médico,

el primero, trabaja para salvar el alma, 3 mientras el

segundo, procura sanar el cuerpo, y ambos trabajan en


favor de Dios.

La oración

Tiempo para fortalecer la relación

con Jesús

En tiempos de coronavirus la consagración debe

ser una prioridad en cada cristiano. Debemos hacer de

la oración el aliento de nuestra vida. Es tiempo de abrir

el corazón a Dios con toda sinceridad, y acercarnos a él

sin prisas para recibir la necesaria fortaleza para pasar

este valle de sombra y de muerte.

Sobre la oración en tiempos de coronavirus hay

mucho que se puede decir. Hoy más que nunca tenemos

motivos para orar. Oremos por los que sufren y en la

medida de lo posible, hagámosle saber que están en

nuestras oraciones. Oremos para que los científicos

encuentren pronto una vacuna. Oremos para que

nuestros pastores puedan ser iluminados con buenas

ideas para ayudar a su iglesia y a la comunidad. No

olvidemos que “la oración del justo es poderosa y

eficaz” (Santiago 5:16).

Los cristianos frente al coronavirus

El valor de la lectura de la Biblia

Debemos establecer una línea directa con la Biblia,

sin intermediarios, no importa que estos sean pastores,

evangelistas o apóstoles. El tiempo del coronavirus es

un momento para que cada uno de manera personal

ponga en práctica las palabras de Jesús: “Ustedes

estudian con diligencia las Escrituras porque piensan

que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que

dan testimonio en mi favor!” (Juan 5:39).

91


Luis R. Fajardo

Cada vez más están en aumento los “ateos de

documentales”, los “partidarios de discursos” y los

“activistas de oído”. Es tiempo de que nos pongamos

en contacto directo con la Biblia para evitar que seamos

“cristianos de sermones”. Hoy es tiempo de que la

Biblia vuelva al lugar que le corresponde en nuestras

agendas.

Algunos están dispuestos a pagar mucho dinero por

una ropa de marca “auténtica”, un reloj “auténtico”, un

bolso “auténtico”, un teléfono de la marca “auténtica”;

pero pocos quieren pagar con su tiempo, el ser ellos

mismos auténticos. Y en algunos casos, lo único que no

es auténtico, son ellos mismos, pues todo es de buena

y “auténtica” marca, pero su vida no lo es. Lo mismo

está pasando con muchos llamados cristianos.

Lee la Biblia, escúchala en audio, compártela con

los demás. Como dice un amigo, “peléate con la Biblia,

hazle preguntas, moléstate con ella”, pero no permitas

que nada se interponga en tu relación con las preciosas

verdades eternas que solo la Biblia enseña.

92

Tiempo de adoración

También creo en el poder de la adoración. Estoy

de acuerdo con Danny Berrios (cantante cristiano)

en que “el secreto es alabarle [a Dios] en la prueba,

es cantarle cuando esperas” que pase esta tormenta

del coronavirus. Siempre es tiempo de alabar, pero,

por experiencia propia, si hay un momento donde es

más propicio alabar, es en medio de la dificultad. No

alabamos a la dificultad, ni por la dificultad, eso sería

masoquismo. Alabamos porque sabemos que Dios

sigue al control de nuestras vidas, y a ese Dios de poder

alabamos.


A través de las calamidades Satanás busca cambiar

las alabanzas en maldiciones y las certezas que dan

las promesas de Dios, en dudas. Pero Dios nos ofrece

fuerzas para alabar en medio de la dificultad como

muestra de nuestra inquebrantable fe en su amor y

cuidado.

Mucho se habla de la historia del patriarca Job

y de su paciencia en medio de una situación que no

comprendía, pero pocos estamos dispuestos a ser él.

Quizás nunca suframos lo que este patriarca sufrió y,

sin embargo, él bendijo a Dios en medio de su dolor

(Job 1:21). ¿Es tiempo de cantar himnos “tristes”? No.

Cantemos canciones de alabanza en reconocimiento a

un Dios que lo ha dado todo por nosotros, y que pronto

viene a buscarnos. ¡A Dios sea gloria!

Los cristianos frente al coronavirus

Cada cristiano: bendecido y

bendiciendo

“Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal

se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no

sirve para nada, sino para que la gente la deseche y

la pisotee. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad

en lo alto de una colina no puede esconderse” (Mateo

5:13-14).

“Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un

cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que

alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar

su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las

buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en

el cielo” (Mateo 5:15-16).

Pidamos a Dios que abra nuestros ojos y nos

permita ver cómo aprovechar esta oportunidad propicia

para ser luz y sal del mundo. No obstante, debemos

93


Luis R. Fajardo

recordar que nadie puede dar lo que no tiene. Así que

es importante que acumules en tu corazón las perlas de

la Palabra de Dios, pues “el que es bueno, de la bondad

que atesora en el corazón produce el bien; pero el que

es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que

abunda en el corazón habla la boca” (Lucas 6:45).

Ideas que nos ayudan a brillar

Me gustaría compartir algunos consejos prácticos

de cosas que puedes hacer para bendecir a otros

en tiempo de coronavirus y que varios amigos han

compartido conmigo.

1. Puedes colocar pancartas fuera de tu casa con

mensajes de esperanza.

2. Si sabes tocar un instrumento, o cantar, puedes

bendecir a tus vecinos con buena música.

3. Evita compartir bulos o noticias no verificadas.

4. Investiga quién en tu iglesia o barrio podría estar en

necesidad de alimento, y gestionar alguna ayuda.

5. Usa tus perfiles en redes sociales para compartir

noticias alentadoras.

6. Puedes ofrecer estudios bíblicos virtuales.

7. Brinda tus conocimientos de cocina, y ofrece cursos

por internet para aprender a cocinar.

94

8. Muchos niños tienen que hacer los deberes en casa

y sus padres no los pueden ayudar. podrías ayudar

a estos niños con repasos en matemáticas y otras

asignaturas por Internet.


9. Presenta los beneficios de los 8 remedios naturales

que ofrece el acrónimo ADELANTE. 4

Estoy seguro de que Dios te iluminará sobre otras

maneras creativas de cómo puedes hacer que tu luz

brille en el sitio donde estés. Pide a Dios que te dé las

palabras correctas y la capacidad de ver el momento

oportuno, de manera que tu esfuerzo sea de bendición

en tu circulo de influencia para gloria de Dios.

¡Ahora o “nunca”!

Parafraseando la famosa expresión que se hace

en las bodas: “Hable ahora o calle para siempre”,

podríamos decir “hablemos (y actuemos) ahora o

muchos no nos oirán para siempre”. Estamos en una

guerra contra el enemigo de las almas, es tiempo de

asumir nuestras posiciones para defenderlas e invitarles

a mirar a Jesús.

En conclusión, el coronavirus no es sinónimo de

inactividad para los cristianos, todo lo contrario, hoy

más que nunca es relevante la esperanza que ofrece

el evangelio. Tanto es así que algunos que nunca han

experimentado esta esperanza y otros que una vez la

abrazaron, podrían desear sentir la paz y la seguridad

que solo Jesús puede dar.

Acompáñanos a la siguiente parada, donde

abordaremos el tema del evangelio, su relevancia, su

trascendencia y su capacidad para enriquecer la vida de

quien lo abraza. No importa si te consideras cristiano

o no; si aún no has experimentado el inigualable gozo

de la salvación, es tu oportunidad de conocer lo que

puede transformar tu vida. Si tu caso es el de alguien

que se ha apartado, también es para ti.

Los cristianos frente al coronavirus

95



7

Jesús la gran diferencia

“Mi propósito es darles una vida plena y abundante”

(Juan 10:10, NTV)

En el capítulo cuatro, conocimos cuál fue

la actitud de los cristianos frente a varias

pandemias que han afectado al mundo en

el pasado. Luego vimos cómo los cristianos en la

actualidad pueden ayudar en aliviar los efectos de esta

pandemia y mitigar el dolor de los que se encuentran

en su círculo de influencia.

El hecho de que muchos cristianos estén dispuestos

a bendecir a los que les rodean, no significa que ellos

mismos no tengan problemas, o que no puedan verse

afectados por el coronavirus y todo lo que ello conlleva:

crisis económica, peligro de pérdida de empleo, etc. Por

supuesto que se pueden ver afectados, todos estamos en

el mismo “barco”.

Ya vimos que Jesús dijo que a todos les llegan “la

lluvia, los ríos y los vientos” (Mateo 7:25), pero que

al final, unos permanecían de pie, mientras otros se

arruinaban. Muchos cristianos pueden ayudar, no

porque no estén pasando por la tormenta, sino porque

sus vidas están fundamentadas en la Roca. Ellos saben

que su vida no depende de un virus maligno, sino de

un Dios benigno.

97


Luis R. Fajardo

En este capítulo nos proponemos abordar el tema

de cómo Jesús puede cambiar la realidad de las personas

que aceptan el evangelio y ayudarlos a permanecer de

pie en medio de las tormentas de este mundo. Hay

informaciones que cambian la vida, estoy seguro de que,

lo que leerás a continuación, no te dejará indiferente,

pues enriquecerá tu percepción de la realidad y podrás

adquirir una paz inmune al coronavirus.

98

¡La Verdad te libertará!

Comencemos por definir qué significa la palabra

‘evangelio’. Según el diccionario de la RAE, esta

palabra de origen griego significa literalmente “buena

nueva”. 1 La buena nueva que anuncia es que el reino

de Dios está al alcance de toda la humanidad. Así lo

proclamó el mismo Jesús, como veremos más adelante.

Es interesante destacar que siempre que

hablemos del evangelio, no solo nos referimos a una

información o enseñanza, sino a una persona. Pues

más que información de un libro, el evangelio es una

relación con alguien, Jesús. Por lo que, en medio de las

incertidumbres generadas por todas las malas noticias

sobre la pandemia, la certeza que ofrece Jesús se vuelve

más relevante.

A diferencia de la información, las relaciones no

se “saben”, se “experimentan”. Esto es precisamente

lo que el evangelio propone: una experiencia con Jesús.

Así se desprende de su respuesta a los fariseos, cuando

dijo: “conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”

(Juan 8:32). La palabra conocer en este texto, no se

refiere tanto a tener información sobre la verdad, sino

a tener una relación con la verdad.

Para entender mejor el texto que acabamos de


referir, nos ayudaría conocer cómo Jesús se definió a

sí mismo, dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida,

nadie llega al Padre sino por mí” (Juan 14:6). O sea,

que conocer a Jesús, que es la verdad, es establecer una

relación con él y esto nos puede hacer libres.

¿Libres de qué? Libres del temor, que es una

“pandemia” más extendida que el coronavirus y que,

en muchos lugares, ha llegado antes que el propio

virus. Libres de la incertidumbre que produce el

hecho de recibir en abril el despido en lugar de la

tan esperada promoción, porque tienes la seguridad

de que tu bienestar está en las manos de un Dios que

cuando una puerta se cierra, puede abrir otras. Pero

más importante aún, libres del pecado.

Jesús la gran diferencia

La distancia al reino de Dios

Las primeras palabras de Jesús cuando comenzó

a predicar siguen siendo sorprendentes aún hoy:

“Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca”

(Mateo 4:17). Pero ¿qué tan cerca está? Esta pregunta se

puede responder conociendo como lo traducen algunas

biblias en inglés: “the kingdom of heaven is at hand” 2 que

traducido literalmente se leería: “El reino de los cielos

está a la mano”.

Así es apreciado lector, el reino de los cielos y sus

beneficios están a tu alcance ahora. El reino de Dios se

instala en los corazones donde Jesús es recibido. Así lo

aseguró el Maestro en respuesta a los fariseos cuando

le preguntaron cuándo vendría el reino de Dios, él dijo

refiriéndose a sí mismo: “Dense cuenta de que el reino

de Dios está entre ustedes” (Lucas 17:21).

De esta manera, quien acepta a Jesús, comienza

a experimentar aquí y ahora una experiencia celestial,

99


Luis R. Fajardo

mientras llega el gran día de su segunda venida, a lo

que nos referiremos en detalle más adelante, pues las

promesas que Jesús hizo a sus seguidores se vuelven

realidad para quienes lo aceptan.

Maravillosas promesas

de Jesús para ti

Paz y valor asegurados

De las muchas promesas que hizo Jesús a los que

creen en él, una de las que cobra más valor en estos días

de intranquilidad y angustia es la que encontramos en

Juan 14:27: “la paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se

la doy a ustedes como la da el mundo. [Añadió], no se

angustien ni se acobarden”.

Puedo dar testimonio de que Jesús ha cumplido

esta promesa en mí y me ha ayudado a experimentar

una paz que no depende de las circunstancias a mi

alrededor, la mayoría de las cuales no puedo controlar,

sino que depende de una confianza en un Dios fiel, que

me asegura que con su poder convertirá cada crisis en

nuevas oportunidades.

Sí confiamos en Jesús no tenemos que angustiarnos

ni acobardarnos frente a las adversidades. Este es

un pensamiento maravilloso en tiempos como estos,

pues está demostrado que el estrés producido por la

incertidumbre y el miedo puede generar diversas

enfermedades, por lo tanto, al confiar en Jesús también

nuestra salud se beneficia.

100

Una fuente de felicidad

Otra de las maravillosas promesas de Jesús es

que, al entrar a nuestro corazón, se acabaría nuestra


búsqueda del sentido de la vida. Así se entiende

cuando dijo: “Todo el que beba de esta agua volverá

a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré

no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él

esa agua se convertirá en un manantial del que brotará

vida eterna” (Juan 14:13-14).

Con “esta agua”, Jesús se está refiriendo a las

cosas que en esta tierra tenemos por valiosas, las cuales

procuramos obtener con la esperanza de saciar la sed

de sentido y felicidad. Lo material, una pareja, los

logros académicos, los viajes y muchas otras cosas más

son las motivaciones que tienen, no pocas personas,

para encontrar razón y sentido a sus vidas.

Sin embargo, muchos se llevan una gran decepción

cuando, después de haber obtenido lo que tanto

anhelaban, siguen sintiéndose igual o peor, pues ahora

han perdido también la esperanza de la felicidad que

se supone que obtendrían al conseguir lo que ahora

tienen. Esto es real, de hecho, se sabe que la felicidad

que provoca un aumento de salario solo dura quince

días. Por eso, las empresas buscan nuevas maneras de

motivar a sus empleados.

Por su lado, Jesús dice que el agua que él puede

dar se convertirá en un manantial que fluye desde

dentro de nosotros, tan abundante que dura por toda

la eternidad. De aquí sale la motivación que lleva a

los cristianos a servir, puesto que Dios les da tanto, a

tal grado que aun en momentos de crisis, ellos pueden

compartir esperanza, paz, seguridad y alegría.

Jesús la gran diferencia

Juntos con Jesús desde hoy

Hay muchas otras promesas que Jesús hizo, pero

hay dos que quisiera resaltar: La primera está en las

101


Luis R. Fajardo

102

palabras de Jesús a sus discípulos antes de ascender

al cielo: “les aseguro que estaré con ustedes siempre,

hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). Esta es una

promesa impresionante, no estamos solos Jesús está con

nosotros, pero hay algo hermoso que dice la promesa,

“hasta el fin del mundo”, o sea, las crisis provocadas

por pandemias como el coronavirus, pronto llegarán a

su fin.

La segunda promesa se encuentra en el Evangelio

de Juan: “Quien quiera servirme debe seguirme; y

donde yo esté, allí también estará mi siervo” (Juan

12:26). ¿Te has fijado? En la primera promesa Jesús

nos aseguró que permanecería con nosotros durante

nuestra permanencia en este mundo, mientras que

en la segunda afirma que esa unión se extenderá por

la eternidad. Estas son promesas reales, en las cuales

podemos confiar.

Tener a Jesús en el corazón y el cumplimiento de

estas promesas, hace la gran diferencia. No obstante,

tengo que avisarte de que no basta con que tengas

información acerca de Jesús, sino que es necesario que

lo aceptes en tu corazón y experimentes sus promesas.

El evangelio podría compararse con un rico postre

gourmet que todos desean probar. La Biblia representa

la receta. El fruto del Espíritu de Gálatas 5:22-23,

serían el ingrendiente: “amor, alegría, paz, paciencia,

amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio

propio”. Jesús sería el “Master Chef ” y, el corazón que

acepta el evangelio sería el postre gourmet.

No importa cuánto hayas leído una receta, o cuan

bien conozcas los ingredientes e incluso que hayas

probado algún ingrediente por separado, no importa

que trabajes en la repostería. Probablemente incluso

hayas visto el plato terminado e incluso has disfrutado


de su olor, sin embargo, a menos que lo pruebes, no

sabrás a qué sabe, pues los sabores no se explican, se

disfrutan. Así es el evangelio.

Tiempo de vivir la experiencia del evangelio

No importa que asistas a una iglesia o que nunca

la hayas visitado, si no has experimentado el gozo de

la salvación, hoy es el momento de pedirle a Jesús que

entre a tu corazón. Te aseguro que nada volverá a ser

igual para ti.

Ver una ciudad desde un auto y desde un avión no

es lo mismo, pues la perspectiva desde el avión es más

amplia. Dios está dispuesto a prestarte sus binoculares

para que puedas ver la vida desde su perspectiva, desde

arriba te aseguro que todo cambia. Muchas cosas que

antes no tenían sentido y te producían intranquilidad,

cobrarán sentido y con ello la paz llegará a tu corazón

(Isaías 55:8-9).

Aquello que no llegues a comprender, ya no te

quitará el sueño, pues ahora sabes que todo está en

las mejores manos, y que, parafraseando el Salmo

23:1, “Aun si vas por valles tenebrosos (como ahora),

no tendrás temor de peligro alguno porque él estará

contigo”. Entonces saltará desde tu interior una fuente

con la que podrás dar agua de vida a otros sedientos.

Jesús dice: “Mira que estoy a la puerta y llamo.

Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y

cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). ¿No es

impresionante? Cuando Jesús entra al corazón, se hace

una cena de celebración por toda la felicidad que da.

Hoy mismo puedes celebrar esta fiesta de encuentro

con Jesús.

Jesús la gran diferencia

103


Luis R. Fajardo

104

Tiempo de volver a casa

No podría terminar sin antes extender la invitación

que hace Jesús a aquellos que una vez aceptaron su

ofrecimiento de amor, pero por diversas circunstancias

en algún momento, cortaron la relación con él.

Esto me hace pensar en una de las más famosas

ilustraciones de Jesús, la parábola del hijo pródigo,

aunque prefiero llamarle la “parábola del padre que

recobra a su hijo”, como la titula la Biblia Dios Habla

Hoy.

Esta parábola registrada en el Evangelio de Lucas

(Lucas 15:11-32), nos enseña que Dios no se cansa

de esperar y no pierde la esperanza de que algún día

volvamos a él, y disfrutemos de la calidez de su casa y

de la dulzura de sus palabras.

Muchas veces, al igual que el joven de la parábola,

son las crisis de la vida las que nos hacen ver que no

hay mejor lugar en el mundo que la casa del Padre.

Que hemos construido sobre la arena y la lluvia solo

nos desliza a la ruina; de repente nos detenemos y

miramos hacia atrás a la “senda antigua”, al buen

camino, pues solo en él encontraremos descanso para

nuestros corazones (Jeremías 6:16).

Los seres humanos intentamos vivir con seguridad,

esta es nuestra naturaleza. Esto se traduce en que,

en momentos difíciles, los que antes disfrutaban de

una experiencia de fe viva, y que han abandonado la

vida religiosa activa, reaviven su fe y busquen aquella

esperanza que tanta bendición les reportó.

Con frecuencia sucede que estamos más dispuestos

a buscar a Dios en los momentos de escasez que en los

momentos de abundancia. Aunque no es este el plan de

Dios. Eso explica por qué hay capillas en los hospitales

y no en las oficinas.


Dios, que “tiene paciencia con ustedes, porque no

quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan”

(2 Pedro 3:9), abre sus brazos para recibir a todo aquel

que en él cree sin importar la circunstancia en que lo

haga.

El valor de una motivación

De todos modos, debemos ser sinceros y verificar

si lo que nos ha movido a buscar a Dios es el miedo a

perder y no el deseo de ganar. Pues si el miedo es el

motor de nuestro reavivamiento espiritual, tan pronto

como pase el peligro, y veamos que no “pasa nada”,

nos alejaremos de Dios y nos iremos aún más lejos de

donde nos encontrábamos.

Pero si nuestra motivación es ese amor que hemos

tenido en nuestro corazón hacia Dios, no importa que

la crisis termine o se alargue, nos mantendremos firmes

en él, porque le amamos. En el caso del coronavirus,

estoy seguro de que esta crisis va a pasar. No obstante,

vendrán otras.

Sin duda, es un muy buen indicador del trabajo del

Espíritu Santo en nuestro corazón, el hecho de que en

los momentos difíciles miremos atrás y nos acordemos

de los buenos tiempos que vivimos en comunión con

Jesús y los demás compañeros en la fe.

Quiero decirte que Jesús también se acuerda

de ti con amor y ternura. Llega a mi memoria un

hermoso texto de la Biblia: “¿Acaso no es Efraín mi

hijo amado? ¿Acaso no es mi niño preferido? Cada vez

que lo reprendo, vuelvo a acordarme de él. Por él mi

corazón se conmueve; por él siento mucha compasión

—afirma el Señor—” (Jeremías 31:20). Te invito a que

hagas tuyo este texto y donde dice “Efraín”, pongas tu

nombre, pues la Biblia, más que un mensaje para toda

Jesús la gran diferencia

105


Luis R. Fajardo

la humanidad es un mensaje para ti.

Hoy Jesús te llama a vivir nuevamente buenos

momentos con él. Te invita a que le abras de nuevo

el corazón y disfrutes de una paz que no se puede

comparar con nada en este mundo, una paz inmune

al coronavirus, una paz “made in Heaven” (hecha en el

cielo).

Como hemos visto, una de las promesas de

Jesús es que cuando él regrese, estaremos con él para

siempre. De hecho, esta promesa tan anhelada por los

creyentes es la que les da fortaleza para mirar al futuro

con esperanza en medio de la crisis del coronavirus.

Nuestra última parada la dedicaremos a estudiar las

razones por las que la promesa de la segunda venida

de Jesús sigue siendo digna de toda confianza aún el

siglo XXI.

106


8

¡El mejor está por venir!

“Vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán

donde yo esté” (Juan 14:3)

En el capítulo anterior, hicimos varias referencias

a las promesas que hace Jesús al creyente. A

través de la esperanza que ofrece el evangelio,

podemos tener una enriquecida perspectiva de la

realidad en la que nos toca vivir. También vimos cómo

esta esperanza puede ofrecernos una paz inmune a las

calamidades de este mundo, como la actual pandemia.

Más allá, la mayor esperanza del cristianismo está

anclada en la promesa que Jesús hizo a los discípulos:

“No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también

en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas;

si no fuera así, ya se los habría dicho a ustedes. Voy

a prepararles un lugar. Y, si me voy y se los preparo,

vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán

donde yo esté” (Juan 14:1-3).

Una de las cosas que nos ha traído la pandemia

es la duda. Pocos se atreven a pronosticar lo que va

a pasar incluso en el futuro inmediato, el coronavirus

ha alterado todos los datos que servían de fundamento

para las proyecciones. No obstante, el mensaje de la

Biblia no se ve afectado por los cambios que pueda

generar esta crisis, sus profecías siguen siendo dignas

107


Luis R. Fajardo

108

de confianza hoy. En la Biblia no solo encontramos

certeza para el presente, sino también esperanza para

el futuro.

Alguien podría preguntarse, ¿La segunda venida

de Jesús puede ser una promesa aceptada en el siglo

XXI? ¿Tiene sentido seguir creyendo en ella? ¿Existe

alguna evidencia, fuera de la Biblia, que nos pueda

indicar que esto realmente podría ocurrir? ¿Podría el

mundo, tal cual lo conocemos, terminar? Por último,

Jesús dijo esto hace más de 2000 años y aún no ha

ocurrido, ¿será que hay razones suficientes para creer

que finalmente sucederá?

Alguno podría opinar que demandar evidencias

iría en contra de la fe. Sin embargo, la fe que la

Biblia ofrece no es una fe ciega, sino una fe basada

en la evidencia que Dios mismo ha dado mediante la

Escritura, la creación, la historia, etc. Es decir, que

la fe puede ser explicada de forma racional. En este

sentido, el apóstol Pedro afirma: “Más bien, honren

en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre

preparados para responder a todo el que les pida razón

de la esperanza que hay en ustedes” (1 Pedro 3:15).

En la Biblia podemos encontrar suficiente

evidencia para confiar en que Jesús va a cumplir

la promesa de su regreso. Este capítulo se centra

precisamente en analizar parte de esa evidencia. Para

ello, nos auxiliaremos de la historia, que, junto a la

razón humana y la naturaleza, forman la revelación de

Dios que cualquier persona puede conocer. 1

Considerando las profecías bíblicas y la

documentación de su cumplimiento registradas por

los historiadores en distintas épocas, podríamos

comprobar si la Biblia ha acertado en predecir eventos

en el pasado. Mediante una proyección, podemos tener


la certeza del cumplimiento de las profecías futuras.

Así comprobaremos si tiene sentido esperar la segunda

venida de Cristo, y prepararnos para ella.

Profecía sobre el destino de Egipto

Egipto fue una de las principales civilizaciones del

mundo. Su arte adorna grandes museos. Su historia

se relata en los libros de texto escolares. Sus enormes

monumentos aún nos impresionan. Además, muchos

sucesos bíblicos tuvieron lugar en ese país o estuvieron

relacionados con él, y en la Biblia encontramos más de

700 referencias a Egipto y su pueblo.

Sin embargo, la Biblia predijo su decadencia, así

lo registra el profeta Ezequiel: “Cambiaré la suerte de

Egipto y los haré volver a Patros [en el sur de Egipto,

de donde provenían], tierra de sus antepasados. Allí

formarán un reino humilde. Será el reino de menor

importancia, y nunca podrá levantarse por encima de

las demás naciones. Yo mismo los haré tan pequeños

que no podrán dominar a las otras naciones” (Ezequiel

29:14-15).

Es importante destacar que, en el momento de esta

profecía, Egipto era aún una poderosa nación bajo el

reinado del faraón Necao II (finales del siglo VII a C.).

Necao II llegó a dominar el Asia occidental por poco

tiempo ([aprox.] 607 a.C.). El profeta Ezequiel vivió

en esta época durante el reinado de Joacim (609-598

a.C.), rey de Judá, quien por un tiempo fue tributario

del faraón. 2

¡El mejor está por venir!

Verificación extrabíblica

En la actualidad, somos testigos del cumplimiento

de esta profecía. Sin duda existen evidencias claras de

109


Luis R. Fajardo

la grandeza del Egipto y de sus faraones, no obstante,

tenemos que reconocer que esta profecía se ha cumplido

al pie de la letra pues Egipto, aunque existe como país,

no se encuentra entre las potencias mundiales e incluso

regionales.

Profecía sobre la destrucción de

Babilonia

Babilonia fue la capital de varios imperios

(Imperio babilónico, Imperio persa, etc.). Se ubica

geográficamente en el territorio que ocupa el actual

Irak. Llegó a ser la más grande ciudad de su época. Su

grandeza fue tal que la Biblia la describía como una

ciudad orgullosa (Isaías 47: 8 y 10), además considerada

“señora” de reinos (Isaías 47:5).

La grandeza de Babilonia descrita por la Biblia es

corroborada, no solo por la impresionante puerta de

‘Istar’, que actualmente se encuentra en el Museo de

Pérgamo en Berlín, sino que podríamos citar cómo

consideraban la ciudad sus propios habitantes:

Babilonia, la pujanza de los cielos... Babilonia, la

ciudad donde el lujo es inagotable... Babilonia, la

ciudad de la verdad y la justicia... Babilonia, la ciudad

que une el cielo el mundo y el inferior... Babilonia, la

ciudad que aniquila a sus enemigos... Babilonia, la

que ha recibido la sabiduría... Babilonia, la ciudad

santa... 3

110

A pesar a su grandeza, la Biblia señalaba que

llegaría un momento en que la ciudad quedaría hecha

escombros y que jamás se reconstruiría. Esta profecía

es repetida más de 5 veces por varios profetas bíblicos.

Por ejemplo, el profeta Isaías escribió:


Babilonia, la perla de los reinos,

la gloria y el orgullo de los caldeos,

quedará como Sodoma y Gomorra

cuando Dios las destruyó.

Nunca más volverá a ser habitada,

ni poblada en los tiempos venideros.

No volverá a acampar allí el beduino,

ni hará el pastor descansar a su rebaño.

(Isaías 13:19-20)

¡El mejor está por venir!

Verificación histórica

No es difícil comprobar el cumplimiento de esta

profecía, pues han pasado más de 2500 años desde

que Isaías escribió estas palabras y, aunque podemos

constatar la existencia de la antigua ciudad de

Babilonia, sus grandes templos y edificios majestuosos

son en la actualidad un montón de ruinas que han

quedado como testigos silenciosos de la fidelidad de la

Biblia.

Profecía sobre la destrucción del

templo de Jerusalén

Por último, nos gustaría presentar otra profecía

bíblica que se ha cumplido de manera exacta, me

refiero a la destrucción del templo de Jerusalén.

Mucho se ha hablado de la grandeza y esplendor de

aquel majestuoso edificio, que fue el orgullo del pueblo

judío. Sin embargo, el Evangelio de Mateo recoge una

profecía hecha por Jesús sobre el destino del templo: 4

111

Jesús salió del templo y, mientras caminaba, se le

acercaron sus discípulos y le mostraron los edificios


Luis R. Fajardo

del templo. Pero él les dijo: ‘¿Ven todo esto? Les

aseguro que no quedará piedra sobre piedra, pues todo

será derribado’ (Mateo 24:1-2).

Verificación extrabíblica

Muchas veces las noticias internacionales hacen

referencia al “muro de las lamentaciones”, que es parte

de lo que queda del templo. Por lo tanto, podríamos

decir que la profecía de Jesús sobre la destrucción del

templo se cumplió al pie de la letra.

Además, podemos conocer parte de los eventos del

preciso momento de su destrucción por los romanos en

el año 70 d.C. Sulpicio Severo (abogado e historiador

romano) conservó el siguiente relato:

Tito [el general encargado de la invasión a Jerusalén]

primero tomó consejo y consideró si debía destruir

obra tan magnífica como la del templo. Muchos

opinaron que una obra que excedía por su carácter

sagrado a todas las demás obras mortales no debiera

destruirse, pues si se salvaba, serviría de testimonio

de la moderación romana, mientras que su destrucción

sería una eterna ostentación de salvajismo.

112

Otros, por el contrario, entre los que se encontraba el

propio Tito, expresaron la opinión de que el templo, con

mayores motivos, debía ser arrasado para abolir por

completo las religiones judía y cristiana; pues, aunque

estas dos religiones eran hostiles entre sí, habían

surgido de los mismos fundadores; los cristianos eran

una rama de los judíos, y si se arrancaba la raíz

desaparecerían también las ramas. 5


La Biblia es digna de confianza

Hemos verificado solo tres de los cientos de

profecías bíblicas que podríamos citar y cuyo

cumplimiento exacto está validado por la historia

extrabíblica. Solo en la vida de Jesús se cumplieron

más de trescientas profecías del Antiguo Testamento.

Algunas otras profecías relevantes son el surgimiento

en el orden exacto de los grandes imperios mundiales.

La Revolución francesa, e incluso el surgimiento de los

Estados Unidos como potencia mundial.

Como vemos, la fe que propone el cristianismo está

basada en la evidencia comprobada de hechos reales.

Mediante estas pruebas documentadas y verificables

del cumplimiento de las profecías, queda claro que la

Biblia es un documento profético digno de confianza.

El arqueólogo estadounidense Nelson Glueck,

quien descubrió 1,500 sitios antiguos y apareció en

la portada de la revista Time, dijo: “Llevo treinta años

excavando con la Biblia en una mano y la pala en otra, y en

cuestión de perspectiva histórica nunca he visto que la Biblia esté

equivocada”. 6

Pero ¿podría la casualidad explicar el cumplimiento

de las profecías que hemos repasado? Hay algo que

podemos hacer para darnos cuenta de si pudo haber

sido casualidad. Podemos hacer una sencilla validación

de la exactitud de las profecías, considerando lo que la

Biblia dice sobre estos tres lugares de la antigüedad:

1. Egipto: Se convertiría en un “reino humilde en

comparación con los otros reinos” (Ezequiel 29:15).

¡Comprobado!

2. Babilonia: Llegaría a ser en un montón de

escombros y “nunca más sería habitada” (Isaías

13:20). ¡Comprobado!

¡El mejor está por venir!

113


Luis R. Fajardo

3. Templo de Jerusalén: Su majestuoso templo sería

destruido, “No quedará piedra sobre piedra; todo

será derribado” (Marcos 13:2). ¡Comprobado!

¡Tres de tres! Queda demostrado que la casualidad

no puede ser la explicación del cumplimiento de estas

profecías, que además no tienen nada de ambigüedad.

De este modo, podemos concluir que la Biblia es lo que

asegura ser: la Palabra del Dios eterno, todopoderoso

que nos ama con amor infinito.

114

La gran profecía

Llegados a este punto, podríamos concluir que,

basados en el cumplimiento de las profecías bíblicas y

su verificación histórica, es sensato aceptar la veracidad

de las profecías que aún están pendientes de cumplirse,

en especial, la relacionada con la segunda venida de

Cristo.

Te invito a que repasemos cómo expresa la Biblia

esta gran profecía que cobra sentido y valor en medio

de la crisis del coronavirus. De hecho, Jesús dijo:

“Cuando comiencen a suceder estas cosas [pestes como

el coronavirus], cobren ánimo y levanten la cabeza,

porque se acerca su redención” (Lucas 21:28).

• Mateo 16:27. “Porque el Hijo del hombre ha de

venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y

entonces recompensará a cada persona según lo

que haya hecho”.

• Tito 2:13. “Mientras aguardamos la bendita

esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro

gran Dios y Salvador Jesucristo”.

• 1 Tesalonicenses 4:16-17. “El Señor mismo

descenderá del cielo con voz de mando, con


voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los

muertos en Cristo resucitarán primero. Luego

los que estemos vivos, los que hayamos quedado,

seremos arrebatados junto con ellos en las nubes

para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así

estaremos con el Señor para siempre”.

• Apocalipsis 1:7. “¡Miren que viene en las

nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos,

incluso quienes lo traspasaron; y por él harán

lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así

será! Amén”.

Considerando las profecías del pasado y su fiel

cumplimiento, tenemos la plena certeza de que Jesús

va a regresar para establecer un mundo nuevo, donde

Dios mismo “enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no

habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque

las primeras cosas han dejado de existir” (Apocalipsis

21:4).

En conclusión, hoy más que nunca podemos alzar

la voz y decir al mundo que aún hay esperanza. Que

tiene sentido vivir la vida a pesar del coronavirus. Que

amar es más necesario que nunca. Que al final del túnel

se ve la luz, una más brillante que el Sol. Que Dios

sigue estando al control del mundo. Algunos dicen que

“lo mejor está por venir”, y estoy de acuerdo, pero lo

mejor no vendrá por sí solo, por eso digo: ¡El mejor

está por venir, Cristo Jesús!, él traerá “lo mejor”.

¡El mejor está por venir!

115



Conclusión

El coronavirus es una tragedia, de esto no cabe

duda. En momentos como estos, cobran sentido

las palabras de Víctor Frankl:

Una experiencia traumática es siempre negativa,

pero lo que suceda a partir de ella depende de cada

persona. En la mano del ser humano está elegir su

opción, que o bien puede convertir su experiencia

negativa en victoria, la vida en un triunfo interno, o

bien puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar y a

derrumbarse”. 1

La crisis provocada por esta pandemia ha generado

muchas preguntas: ¿Quién está detrás de esto? ¿Cuál es

el papel de Dios mientras el coronavirus nos golpea?

Muchos, entre los cuales me cuento, creemos que la

Biblia nos puede ayudar a comprender lo que está

pasando. Lo que esta obra ha abordado es solo una

aproximación a lo que la Biblia tiene que decir al

respecto.

Conociendo la cosmovisión bíblica, hemos

obtenido respuesta a varias de las principales preguntas

117


Luis R. Fajardo

118

que ha generado esta pandemia. Vimos que Satanás es

el causante del coronavirus, que lo ha hecho porque

sabe que le queda poco tiempo (Apocalipsis 12:12),

para matar a la mayor cantidad de personas posibles y

así causar sufrimiento a Dios y a la humanidad.

Vimos que desde la antigüedad Dios es un

guerrero contra las pandemias, y que cuando estuvo

con nosotros, gran parte de su ministerio lo dedicó

precisamente a andar de ciudad en ciudad “sanando

toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo

4:23). A su partida, este legado fue seguido fielmente por

los cristianos. Así se evidencia al estudiar las historias

de la Peste Antonina (siglo II), la Peste Bubónica (siglo

XVI) y la influenza de principios del siglo XX.

Frente a la pandemia del coronavirus, el

compromiso de continuar este legado recae en la

iglesia como organización y en cada cristiano como

individuo. Estos, por la certeza que les da el evangelio,

pueden tener paz y fuerzas, no solo para mantenerse

de pie durante la crisis, sino para ayudar a aliviar la

carga de otros que sufren. Esta certeza está fundada

en la seguridad de la promesa de la segunda venida de

Cristo.

Estoy convencido de que hay informaciones que

son capaces de cambiar nuestra perspectiva. Y creo

que al analizar la pandemia actual a través de la

perspectiva que la Biblia nos ofrece, obtenemos no solo

conocimiento, sino la certeza de la dirección divina de

los destinos humanos, y sobre todo la confirmación de

la promesa de Dios por la cual “esperamos un cielo

nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia”

(2 Pedro 3:13).

Son tiempos difíciles y vendrán otros, pero no


hay razones para dudar ni temer. Todo lo contrario.

Es tiempo de levantar más alto nuestra luz, y unirnos

a aquella “luz verdadera, que alumbra a todo

ser humano”, y que “las tinieblas no han podido

extinguir” (Juan 1:9,5). Es el momento de mostrar la

luz del evangelio a aquellos que aún no conocen sus

maravillosas verdades.

No es tiempo de sentirnos derrotados ni de andar

cabizbajos, sino todo lo contrario. Jesús nos dijo:

“Cuando comiencen a suceder estas cosas, cobren

ánimo y levanten la cabeza, porque se acerca su

redención” (Lucas 21:28). Como hemos visto, podemos

confiar en su promesa, pues esta noche oscura tendrá

una mañana de eterna luz.

Para aquellos a los que la crisis ha afectado

directamente, ya sea por la enfermedad, la muerte

de un ser querido, la pérdida del empleo o incluso la

escasez de alimento, quiero decirles que estoy orando

por ustedes. No olviden, Dios no solo está al control

del mundo, sino también de sus vidas en particular. Es

tiempo de confiar en Dios y actuar, estoy seguro de que

verán su gloria.

En tiempos de coronavirus, podemos tener la

certeza de que al final, Dios y su reino serán vindicados.

Pronto se verá con claridad que la gestión que él ha

hecho de la crisis provocada por el pecado ha sido

la mejor que se pudo haber realizado. Quedará de

manifiesto que en él no hay maldad.

La certeza de su amor y justo gobierno, nos pueden

llenar de paz ahora. Pronto nos uniremos al coro

celestial para alabarle por su redención exclamando:

“¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder son de

nuestro Dios, pues sus juicios son verdaderos y justos”

Conclusión

119


Luis R. Fajardo

(Apocalipsis 19:1-2).

Finalmente, llegará el día cuando “desde el átomo

más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas

las cosas animadas e inanimadas, [declararán] en su

belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es

amor”. 2

Mientras llega ese día, podemos decir junto al

profeta Habacuc: “Aunque la higuera no florezca, ni

haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del

olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque

en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los

establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me

alegraré en Dios, mi libertador!” (Habacuc 3: 17-18).

120


Referencias

bibliográficas

Introducción

1

Redacción, “Incendios en Australia: la intensa batalla para

combatir el ‘megaincendio’ que se formó por la fusión de dos

fuegos”, BBC News Mundo, 28 de abril de 2020, https://www.bbc.

com/mundo/noticias-internacional-51066745

2

Peter Baker, et al., “Siete días de Enero: así llevó Trump a Estados

Unidos e Irán al borde de la guerra”, New York Times, 28 de abril

de 2020, https://www.nytimes.com/es/2020/01/13/espanol/

mundo/trump-guerra-iran.html

3

Lucas De la Cal, “El mortal coronavirus de Wuhan, la

extraña neumonía que ya ha salido de China”, El Mundo, 28

de abril de 2020, https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/

salud/2020/01/20/5e25728b21efa0f4078b4693.html

4 “Crisis del COVID-19: sobre la escritura de coronavirus”, Real

Academia Española, consultado el 4 de mayo de 2020. https://

www.rae.es/noticias/crisis-del-covid-19-sobre-la-escritura-decoronavirus.

5 Jesús Espinosa, “Pedro Sánchez solicitará al Congreso prorrogar

de nuevo el estado de alarma hasta el 9 de mayo”, BBC Mundo,

28 de abril de 2020, newtral.es/pedro-sanchez-solicitara-al-

congreso-prorrogar-de-nuevo-el-estado-de-alarma-hasta-el-9-

de-mayo/20200418/

6

Julian Borger, “US military chief: ‘Weight of evidence’ that

Covid-19 did not originate in a lab”, The Guardian, consultado

el 24 de abril de 2020, https://www.theguardian.com/

121


Luis R. Fajardo

world/2020/apr/14/covid-19-origin-lab-general-mark-milley.

7

“Zoonosis”, Real Academia Española, consultado el 24 de abril de

2020, https://dle.rae.es/zoonosis.

Capítulo 1

1

“Epicuro (341-271 a.C.), fue el primer escritor que expresó el

problema del mal en forma de un dilema. Él dirá: “O Dios quiere

quitar el mal del mundo, pero no puede. O puede, pero no quiere

quitarlo. O no puede ni quiere. O puede y quiere. Si quiere y

no puede, es impotente. Si puede y no quiere, no nos ama. Si

no quiere ni puede, no es el Dios bueno […]. Si puede y quiere

–y esto es lo único que como Dios le cuadra-, ¿de dónde viene

entonces el mal real y por qué no lo elimina?” Ver: “El problema

del mal: una aproximación teológica desde San Agustín”, Centro

Interuniversitario de Estudios Latinoamericanos y Caribeños (CIELAC).

Consultado el 20 de abril de 2020. http://biblioteca.clacso.edu.

ar/Nicaragua/cielac-upoli/20170831063945/El-Problema-delmal.pdf

2

John Piper, Coronavirus y Cristo ([Bogotá]: Poeima Publicaciones,

2020), 33.

3

Ibíd. 62.

4

Esta declaración también está recogida en los Evangelios Marcos

y Lucas: (Marcos 13:9; Lucas 21:12).

Capítulo 2

1

Elena de White, El deseado de todas las gentes (Buenos Aires:

Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007), 132.

122

Capítulo 3

1

Tyler Olson, “Trump worries US will see ‘suicides by the

thousands’ if coronavirus devastates economy”, Fox News,

consultado 24 de abril de 2020, https://www.foxnews.com/

politics/trump-says-u-s-will-have-suicides-by-the-thousands-ifeconomic-slowdown-lasts-too-long

2

Beatriz Vera Poseck, Psicología positiva: una nueva forma de entender la

psicología (Madrid: Calamar Ediciones, 2008), 112.


3

Ibíd. 112.

4

Ibíd. 114.

Capítulo 4

1

Anónimo.

2

Sarah Yeomans, “Classical Corner: The Antonine Plague and

the Spread of Christianity”, Biblical Archaeology Society, consultado

el 16 abril de 2020, https://www.biblicalarchaeology.org/daily/

ancient-cultures/daily-life-and-practice/the-antonine-plagueand-the-spread-of-christianity/

3

Ibíd.

Referencias bibliográficas

4

Ibíd.

5

Ibíd.

6

John Horgan, “Antonine Plague”, Ancient History Encyclopedia,

consultado el 20 abril de 2020, https://www.ancient.eu/

Antonine_Plague/

7

Piper, Coronavirus y Cristo, 75.

8

Yeomans, Ibíd.

9

Piper, Coronavirus y Cristo, 75.

10

Ibíd.

11

Ibíd.

12

Ibíd. 76.

13

Carlos Miralles, “Dieciséis cartas del emperador Juliano. Boletín

del Instituto de Estudios Helénicos”, Revistes Científiques de la

Universitat de Barcelona 5/2 (1971): 33-41, https://revistes.ub.edu/

index.php/EstudiosHelenicos/article/view/5325/7085

14

Piper, Coronavirus y Cristo, 76.

15

John Lennox, ¿Dónde está Dios en un mundo con coronavirus? ([Bogotá]:

Poeima Publicaciones, 2020), 76.

16

Lyman Stone, “Christianity Has Been Handling Epidemics

for 2000 Years”, Foreign Policy, 13 de marzo de 2020, https://

foreignpolicy.com/2020/03/13/christianity-epidemics-2000-

years-should-i-still-go-to-church-coronavirus/ El énfasis es

nuestra.

123


Luis R. Fajardo

17

Martin Luther, “Whether one may flee from a deadly plague”,

consultado el 25 abril de 2020, https://rockrohr.net/wp-

content/uploads/2014/03/Luther-WHETHER-ONE-MAY-

FLEE-FROM-A-DEADLY-PLAGUE.pdf

18

Charles Jones, “How a pandemic 100 years ago ushered in a new

era of Baptist giving”, The Christian Index, consultado el 25 de

abril 2020, https://christianindex.org/pandemic-spanish-flubaptist-giving/

19

“El Avivamiento de la calle Azusa. Impacto Evangelístico”,

consultado el 1 de mayo de 2020, http://impactoevangelistico.

net/noticia/6486-el-avivamiento-calle-azusa

20

Daniel Isgrigg, “How Pentecostals Responded to the 1918

‘Spanish Influenza’ Pandemic”, Influence Magazine, consultado el

26 de abril de 2020, https://influencemagazine.com/Theory/

How-Pentecostals-Responded-to-the-1918-Spanish-Influenza-

Pandemic

21

Josh Powell, “‘Disordered and Confused’: How South Carolina

Baptists Responded to the Flu Pandemic of 1918”, The Baptist

Courier, consultado el 26 de abril, 2020, https://baptistcourier.

com/2020/03/disordered-and-confused-how-south-carolinabaptists-responded-to-the-flu-pandemic-of-1918/

22

Michael Campbell, “Los adventistas y la pandemia de influenza

de 1918”, División Interamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día,

consultado el 27 de abril de 2020, https://www.interamerica.

org/es/2020/03/los-adventistas-y-la-pandemia-de-influenzade-1918/

23

Ibíd.

24

Ibíd.

25

“Complimentary to the Danish Norwegian Seminary”, The

Review and Sabbath Herald, 96/2, el 9 de enero 1919, consultado

el 27 de abril de 2020, http://documents.adventistarchives.org/

Periodicals/RH/RH19190109-V96-02.pdf

26

Ibíd.

124

Capítulo 5

1

Ver: Carlos Sánchez, Identidad y relevancia del cristianismo introducción

al pensamiento de Jürgen Moltmann (Madrid: UNED, 1987), 34.

2

Elena de White, Los hechos de los apóstoles (Buenos Aires: Asociación


Casa Editora Sudamericana, 2007), 9.

3

El empleo informal en el trimestre móvil diciembre 2019 – febrero

de 2020, en las 13 ciudades y áreas metropolitanas [Colombia],

la proporción de hombres ocupados que eran informales fue de

45,2%, mientras que esta proporción para las mujeres fue de

48,6%). Consultado el 29 de abril de 2020. https://www.dane.

gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/

empleo-informal-y-seguridad-social.

4

“Significado de Empleo informal”, Significados, consultado el

29 de abril de 2020, https://www.significados.com/empleoinformal/.

5

David Lazarus, “Is Cannabis Kosher?” Israel Today, 239

(diciembre, 2019), 18.

6

“Colegio Adventista de Sagunt colabora en la fabricación de

protectores”, Levante: El Mercantil Valenciano, consultado el 23

de abril de 2020, https://amp.levante-emv.com/comunitatvalenciana/2020/04/14/colegio-adventista-sagunt-colaborafabricacion/2001018.html

7

Ibíd.

Referencias bibliográficas

8

Raúl Piña, “Las fuerzas de seguridad piden colaboración

vecinal ante la violencia de género durante el confinamiento”,

El Mundo, 1 de abril de 2020, https://www.elmundo.es/

espana/2020/04/01/5e849a3321efa091228b45bc.html

9

Redacción BBC News Mundo, “Coronavirus en EE. UU.: los

entierros en una fosa común en Nueva York, la ciudad que tiene

más casos de covid-19 que cualquier país del mundo”, BBC,

28 de abril de 2020, https://www.bbc.com/mundo/noticiasinternacional-52243771

10

Tyler, Ibíd.

11

Elena de White, Discurso maestro de Jesucristo (Mountain View, CA.:

Publicaciones Interamericanas, 1956), 16.

Capítulo 6

1

“Momento”, Real Academia Española, consultado el 29 de abril de

2020. https://dle.rae.es/momento.

2

Vera, Psicología positiva, 118.

125

3

¡Solo Jesucristo puede salvar al ser humano!, sin embargo, nos


Luis R. Fajardo

referimos a la misión que recibimos de él de llevar el Evangelio al

mundo.

4

Los adventistas han desarrollado un programa práctico de

desarrollo y mejora de la salud centrado. Si quieres conocer

todos los detalles, podrías hacerlo a través de este enlace: https://

www.adventistas.org/es/salud/8-remedios-naturales/

Capítulo 7

1

“Evangelio”, Real Academia Española, consultado el 1 de mayo de

2020. https://dle.rae.es/evangelio.

2

Mateo 3:2, English Standard Version (ESV).

Capítulo 8

1

George Reid, ed., Tratado de teología Adventista del Séptimo Día.

(Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009),

32.

2

Ver: Frederick Bruce, Israel y las naciones: la historia de Israel desde

el Éxodo hasta la destrucción del segundo templo (Grand Rapids, MI.:

Editorial Portavoz, 1988), 104-116.

3

José Luis Montero, “Babilonia y Nabucodonosor: historia

antigua y tradición viva”, Facultade de humanidades, Universidade

da Coruña, 2007, consultado el 1 de mayo de 2020, http://

amigosdelmuseoarqueologicodelorca.com/alberca/pdf/

alberca5/11-5.pdf

4

Esta profecía se puede encontrar en los demás evangelios

llamados Sinópticos, Marcos 13 y Lucas 21.

5

Ver: Bruce, Israel y las naciones, 104-116

6

Ken Ham, ed., The New Answers Book 1: Over 25 Questions on

Creation/Evolution and the Bible (Arkansas: Google Libros, 2012,

consultado el 1 de mayo de 2020, https://bit.ly/2xcHZcA

126

Conclusión

1

Vera, Psicología positiva, 117.

2

Elena de White, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: Asociación

Casa Editora Sudamericana, 1993), 428.


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