Libro-SIN-ESCAPE-El-Coronavirus-y-la-Biblia
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Luis R. Fajardo en Sin escape: Coronavirus y la Biblia nos explica
de manera sencilla y profunda cual es la verdadera conspiración
detrás del Coronavirus. A través de sus páginas podemos no solo
comprender la crisis actual, sino que nos hace también reflexionar
sobre nuestro rol y nos proyecta con esperanza hacia un futuro
mejor en Dios. Este libro debería ser de lectura indispensable
para todo cristiano en el momento actual.
Dr. Henry Barrios
SDA Florida Conference, EE.UU.
Luis R. Fajardo ha tenido la valentía de escribir un libro sobre
certezas bíblicas en medio de incertidumbres, y la agilidad de
escribirlo tan rápido que llega justo a tiempo en medio de la
pandemia. En él, realiza una valiosa contribución para enmarcar
la crisis actual del Coronavirus a través de la cosmovisión bíblica.
Bien escrito, con un estilo claro y directo, su lectura ayudará al
lector a encontrar respuestas profundas ante cuestiones relevantes
y, lo más importante, a encontrar la esperanza de un mundo
nuevo sin “muerte, ni llanto, ni clamor ni dolor” (Apocalipsis
21:4) que ha guiado al cristianismo a través de toda la historia.
¡Muchas gracias!”
Daniel Bosqued, Phd
RECTOR Centro Universitario Adventista de Sagunto, Valencia, España
En medio de una tragedia, que al momento está afectando a
millones y ha causado la muerte de cientos de miles, es importante
una voz que investiga, analiza, y presente una perspectiva que
trae paz.
Esta obra, analiza, defiende intelectualmente y al mismo tiempo
que descansa sobre la fe, deja en claro el papel, sentir y actuar
de Dios en medio de todo esto. Usando la historia de pandemias
pasadas, analizando el sentir humano de culpar al más poderoso
del universo, de que sea quien la ha creado o no ha hecho nada
para prevenirlo, o llegar a la conclusión que Dios, inactivamente
sigue “disfrutando” del sufrimiento humano, traza un fin
victorioso para Dios y su pueblo de fe y ayuda a tener confianza
que esto también pasará.
La lectura de esta obra nos llevará a la conclusión comprobada
de que “todas las promesas del Señor Jesús son apoyo poderoso
de mi fe” da paz en medio de la tormenta. Al lector que
honestamente indaga, no le puede quedar otra conclusión de
que Dios es grande y como lo ha hecho en la historia, nos sacará
de esto también.
Pr. Israel Leito,
Líder internacional
¿Tiene la Biblia realmente algo que decir con relación al
coronavirus? ¿Qué relación guarda el COVID 19 con Lucifer,
el originador del mal? ¿Qué papel juega el Dios de amor que
describe la Biblia en todo esto? Este es todavía un tema en
desarrollo, Luis R. Fajardo hace un muy buen acercamiento
y, de hecho, es pionero en hacerlo. Te invito a considerar sus
argumentos con atención.
Manuel A. Rosario, MDiv, PhD
Director de Ministerios Personales y Escuela Sabática de la
Asociación del Gran Nueva York
En medio de la avalancha literaria sobre el COVID-19 que azota
al mundo, aparece el libro: Sin Escape: el Coronavirus y la Biblia,
escrito por Luis R. Fajardo. Este volumen es documentado,
informativo, ameno, palpitante, certero, veraz, bíblico, cristocéntrico
y plenamente adventista. Sus ocho capítulos exponen
con sencillez y claridad lo que promete: dar “respuestas bíblicas
a las principales preguntas sobre el COVID-19”. Notablemente
presenta al causante de todas las pandemias y, sobre todo,
al Sanador de todas ellas y, Autor de las reglas que controlan
con efectividad todas estas pestilencias. Admirablemente traza
la acción asumida por la Iglesia Cristiana en todos los brotes
pestilentes mortales durante los siglos. En realidad, este libro es
recomendable en todo sentido para la biblioteca de todo aquel
que desee impedir la entrada de este mal en su hogar.
Merling Alomía, PhD
Past Rector y Profesor emérito
de la Universidad Peruana Unión, Lima, Perú
Sin escape
Coronavirus y la Biblia
Luis R. Fajardo
Luis R. Fajardo
Fortaleza Ediciones
www.fortalezaediciones.com
librosfortaleza@gmail.com
Copyright © Luis R. Fajardo
Fajardo, Luis R.
Sin escape: Coronavirus y la Biblia / Luis R. Fajardo
/ Valencia: Fortaleza Ediciones, 2020.
ISBN: 9780463152867
13.97 x 21.59 cm., 126 páginas
1. Coronavirus. 2. Pandemia. 3. Biblia. 4. Profecías. 5.
Interpretación bíblica. 6. Providencia divina.
Derechos reservados
© Luis R. Fajardo
ISBN: 9780463152867
Editor: Miguel Ángel Núñez
Corrección: Lissie Madrid F.
Diseño interior: Servicios Editoriales FE
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción
total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño),
su manipulación informática y transmisión ya sea, electrónica,
mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso
previo y por escrito del editor.
Dedicatoria
A todos los que han sido contagiados de coronavirus.
In Memoriam de los fallecidos.
Contenido
Agradecimientos........................................................ 11
Introducción.............................................................. 13
1. Un enemigo ha hecho esto................................... 17
2. Dios, un guerrero contra las pandemias .............. 35
3. Emmanuel: Vencedor sobre el mal ...................... 45
4. El cristianismo frente a las pandemias
a través de la historia........................................... 59
5. La iglesia frente al coronavirus............................. 75
6. Los cristianos frente al coronavirus ..................... 85
7. Jesús la gran diferencia......................................... 97
8. ¡El mejor está por venir!..................................... 107
Conclusión............................................................... 117
Referencias bibliográficas......................................... 121
9
Luis R. Fajardo
Abreviaturas
RVA2015 Reina-Valera actualizada 2015
PDT Palabra de Dios para Todos
RVR1960 Reina-Valera 1960
DHH Dios Habla Hoy
NTV Nueva Traducción Viviente
ESV English Standard Version
A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido
tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional (NVI,
1999, 2015).
10
Agradecimientos
Quiero agradecer a mi esposa Sjury Fajardo
Osepa por su apoyo en el trabajo maratónico
de preparar esta obra. A mi hermana Carolina
Fajardo por sus enriquecedores aportes. Así
también a mis padres por su apoyo espiritual y a mi
cuñada Sjurdriëlle Osepa por su perspectiva legal con
la cual ha enriquecido esta obra.
Agradezco también a todas aquellas personas que
colaboraron de diferentes maneras con este proyecto. A
mis compañeros de seminario: Laurentiu Stefan Druga,
Kevin Soria, Robert Ramírez, Dante Herrmann y
Esteban Santana, Jr. de la Universidad Adventista de
las Antillas, Puerto Rico. De manera especial, quiero
agradecer al pastor Carlos Domínguez Tovilla por su
delicado trabajo de enriquecer el estilo del texto.
A mis profesores por su fe y sus importantes aportes
en este proyecto: Esther Sánchez, PhD; Roberto Ouro,
PhD; y, Alejandra Casilla, PhD.
A mis amigos Luis Ehapo Santander, Psicólogo, y
Jorge Luis Jiménez experto en Marketing, y Juan Marcos
Fustero Informático y Músico quienes contribuyeron
profesionalmente desde sus diferentes áreas de trabajo.
Finalmente, doy las gracias y el mérito a Dios
por ayudarme en este viaje y haberme extendido el
llamado noble de atender Su rebaño en la tierra, el
mayor privilegio que puedo tener.
11
Introducción
A
mediados de enero de 2020, los ojos de todo
el mundo miraban impotentes como los
devastadores incendios en Australia reducían
a cenizas miles de kilómetros cuadrados de zonas
habitables y bosques, causando la muerte de animales
y personas. 1
Mientras esto ocurría, algunos contuvieron el
aliento, expectantes por conocer cómo acabaría la
tensión entre los Estados Unidos e Irán. Todo parecía
indicar que aquello sería el inicio de una guerra de
consecuencias impredecibles. 2
En este contexto, apareció una noticia que parecía
no ser muy relevante. Se trataba del brote de un tipo de
“gripe” en Wuhan, una ciudad del centro de China, 3
quizás desconocida para la mayoría de nosotros.
Aquello no parecía nada nuevo y mucho menos
algo por lo cual alarmarse. Al fin y al cabo, los brotes
de gripe son normales y en general, los hemos podido
controlar sin mayor dificultad. Además, pensamos que
“China está muy lejos” y por lo tanto no había nada de
qué preocuparse.
13
Luis R. Fajardo
14
No obstante, para finales de enero de 2020, el fuego
de Australia había sido sofocado por las intensas lluvias
y tormentas de granizo que le siguieron; y las tensiones
en Medio Oriente se calmaron, afortunadamente.
Sin embargo, no ocurrió lo mismo con la
“gripe”, que para entonces ya tenía nombre propio:
“coronavirus”. Denominada en términos clínicos
COVID-19 (COronaVIrus + Disease ‘enfermedad’ +
[20]19) 4 por la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Para entonces, el coronavirus amenazaba con
convertirse en una pandemia, pues se había expandido
por gran parte de China y Asia, y comenzó a acercarse
a las puertas de Occidente.
A finales de abril de 2020, España, país donde
resido, se acercaba a los dos meses de confinamiento, 5
y lo mismo en muchos países tanto de Europa como de
América. Somos testigos de un hecho sin precedentes,
una pandemia global en nuestra generación.
El COVID-19 ha puesto cabeza abajo nuestra
“normalidad” personal y social, tanto a nivel nacional
como internacional.
Muchos han intentado dar una explicación a la
crisis mundial que ha provocado la pandemia, y es
comprensible, pues lo que no se entiende, en general
causa preocupación. Esto explica porqué intentamos
consultar cuanto antes al médico cuando sentimos
algún síntoma extraño. Puede que no sea nada por
lo que tengamos que preocuparnos, pero mientras no
sepamos qué es, no estaremos tranquilos.
Otros al no comprender, y pensando que hay
información que se nos está ocultando, generan
relatos de conspiraciones secretas y noticias falsas,
que intentan atar los “cabos sueltos” de la versión que
ofrecen los gobiernos. Estas conspiraciones y noticias
falsas en general suelen ser negativas y están dirigidas
a encontrar el “culpable de la pandemia”.
Por su parte, los predicadores no se ponen de
acuerdo. Unos dicen que es un juicio de Dios “bien
merecido”, algunos creen que es una plaga apocalíptica
y otros se enfocan en decir “paz, paz” y hablan de
cómo tener “tu mejor vida” ahora, cuando en realidad
no parece haber paz. Otros se limitan a reconocer su
perplejidad e incapacidad para explicar lo que está
pasando.
No obstante, algunos estudiosos en el mundo
cristiano lo intentan explicar de otro modo. Para ello,
separan el mal en dos grandes categorías: el mal moral
y el mal físico o natural. Por el primero se entiende
que todo lo malo tiene su origen en el ser humano:
las guerras, las injusticias, los abusos de poder, etc. Por
otro lado, el mal natural abarca todo aquello que causa
sufrimiento y no tiene un origen en el ser humano,
como los desastres naturales, muchas enfermedades,
etc.
Siguiendo esta clasificación, se asume que el
COVID-19 es un mal natural. Somos conscientes de
que es algo aún por demostrar, pero hasta ahora las
evidencias señalan un origen natural, 6 siendo clasificada
como una Zoonosis, 7 es decir, una enfermedad
transmitida desde los animales a las personas. Sin
embargo, la Biblia indica que tanto el mal moral como
el natural, tienen un origen común, el pecado, que
comenzó en el cielo con Lucifer y luego siguió en la
Tierra a través de la caída de Adán y Eva.
En medio de la perplejidad y las preguntas que
podrían generar una crisis como esta, ¿podemos
Introducción
15
Luis R. Fajardo
encontrar en la Biblia respuestas válidas? ¿Podría la
Biblia ofrecer esperanzas en tiempo de coronavirus?
¿Hay alguna profecía cuyo cumplimento podamos
asociar con la presente crisis? En definitiva, ¿ofrece
la Biblia pautas precisas sobre cómo hacer frente a la
actual pandemia?
El propósito de esta obra es presentar qué dice
la Biblia y entender cómo lo podemos aplicar a la
crisis que estamos viviendo estos meses. Explicar
dónde se ubica una tragedia como el coronavirus en la
cosmovisión bíblica. Además, descubrir qué tiene que
decir la Biblia sobre quién es el causante, qué podemos
hacer para detenerlo y cómo podemos mantener la
esperanza durante la crisis y más allá de la misma.
Permíteme darte la bienvenida a este maravilloso
recorrido de exploración por toda la Biblia, en busca
de las pistas del coronavirus. Espero que disfrutes del
camino y que a medida que nos acerquemos al final,
encuentres las evidencias suficientes para comprender
dónde encaja esta pandemia en el marco bíblico. Si esta
crisis te ha provocado miedo, espero que tu temor sea
transformado en fortaleza y paz. Si, por el contrario,
te sientes seguro y confiado en Dios, esta obra te
ofrecerá motivación y herramientas para compartir tu
esperanza.
16
1
Un enemigo ha hecho
esto
“Esto es obra de un enemigo” (Mateo 13:28)
A
mediados del mes de marzo del 2020, me
disponía a cumplir algunos compromisos
de predicación en Suiza. Sjury, mi esposa,
estaba como de costumbre pidiéndome que hiciera
las maletas a tiempo, actividad que por lo general
no me caracteriza. El día antes de la salida, las
noticias españolas sobre el coronavirus y las medidas
que estudiaba el gobierno para hacerle frente a la
pandemia llenaban las portadas de los diarios y los
noticieros de televisión.
Fueron horas de tensión. En cualquier momento
podrían cerrar la frontera y yo estaría impedido
para regresar a casa. A última hora y siguiendo las
recomendaciones recibidas, decidimos que lo más
prudente era no viajar, aunque perdiera el billete.
Fue muy frustrante, en especial para los anfitriones
ya que era necesaria la cancelación del hotel donde se
celebraría el evento con tan solo un día de antelación.
Tres días después, el gobierno español anunció el cierre
de la frontera, lo que, de haber viajado, habría hecho
muy difícil mi retorno a casa.
17
Luis R. Fajardo
Las cosas comenzaron a cambiar deprisa. En un
abrir y cerrar de ojos, nuestra vida cotidiana se vio
alterada por un sinnúmero de medidas que buscaban
frenar la rápida propagación del virus. La lista de
prohibiciones en España fue larga: no puedes salir de
casa, no puedes subir a las azoteas, se recomienda no
tocarse el rostro y limitar el contacto físico con otras
personas. Por otro lado, comenzaron las compras de
pánico, el caos conmocionó a toda la sociedad. De
repente, el coronavirus me pareció una pesadilla de la
que aún me cuesta despertar.
En este contexto, para algunos escépticos vuelve
a cobrar sentido la antigua paradoja de Epicuro sobre
Dios y la existencia del mal, que afirma que, si Dios es
omnipotente, entonces debería poder quitar el mal si
quisiera y, si no lo hace es porque es un Dios cruel. 1 De
esta forma, intentan hallar un “culpable” del origen de
la pandemia, si lo hay. Otros defienden que la pregunta
no debe ser “quién es el culpable”, sino “por qué” y
“para qué existe el coronavirus”.
En la Palabra de Dios, la Biblia, podemos encontrar
respuestas convincentes a las tres preguntas y tener la
certeza de saber en qué momento de la historia de la
humanidad nos encontramos y hacia dónde vamos.
18
Veamos primero el “quién” de la
cuestión
En los últimos días ha surgido una serie de
opiniones entre los teólogos y pastores sobre quién es
el causante de esta pandemia. En el último mes se han
publicado varios libros sobre este tema. Algunos de
sus autores se refieren al COVID-19 como parte de la
existencia del mal en general. Otros aseguran que es la
consecuencia divina por los pecados individuales, por
lo tanto, el hecho de que una persona sea contagiada
de coronavirus es prueba de algún pecado cometido.
También están los que afirman de forma categórica
que Dios es el causante del mal, y en este caso, de la
pandemia. Un ejemplo de esta postura lo encontramos
en las palabras de John Piper, quien en su más reciente
libro Coronavirus y Cristo, afirma: “El coronavirus fue
enviado por Dios”. Más adelante sigue diciendo: “no es
momento para ver a Dios de una forma sentimental”. 2
En otro lugar asegura:
Un enemigo ha hecho esto
El Coronavirus es una de miles de formas en las que
Dios nos llama al arrepentimiento. De hecho, todos
los desastres naturales —ya sean inundaciones,
hambrunas, langostas, tsunamis o enfermedades—
son llamados dolorosos y clementes de Dios a que nos
arrepintamos. 3
Sin embargo, la Biblia no apoya este punto de
vista. Dios es soberano, y tiene control de todo, no
obstante, él no es el originador de las calamidades
humanas. Si el sufrimiento tiene su origen en Dios, lo
que sucedió con Jesús en la Cruz no fue un asesinato,
sino un suicidio, pues Jesús era Dios con nosotros. El
apóstol Pedro es claro en este sentido: “porque Cristo
murió por los pecados una vez por todas, el justo por los
injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la
muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera
a la vida” (1 Pedro 3:18).
¡Estamos en guerra!
La Biblia asegura que el mundo es el escenario de
un conflicto entre Dios y sus ángeles versus Satanás
y sus demonios. El inicio de esta crisis lo describe el
19
Luis R. Fajardo
20
libro de Apocalipsis del siguiente modo: “Se desató
entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles
combatieron al dragón; este y sus ángeles, a su vez, les
hicieron frente, pero no pudieron vencer, y ya no hubo
lugar para ellos en el cielo. Así fue expulsado el gran
dragón, aquella serpiente antigua que se llama diablo y
Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus
ángeles, fue arrojado a la tierra” (Apocalipsis 12:7-9).
El texto deja claro que la guerra iniciada en el
cielo continúa aún con mayor intensidad aquí en la
Tierra, y que el enemigo de Dios intenta engañar a
todo el mundo. Satanás es tu enemigo, y también de
todo lo bueno y justo, pues su propósito es siempre el
mismo: mentir y matar. Así lo aseguró Jesús al decir
de él: “Desde el principio este ha sido un asesino, y
no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad
en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza,
porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!”
(Juan 8:44).
Esta guerra es el marco en el que se está
desarrollando la historia de la humanidad, y si no
somos conscientes de esta realidad, no podremos
comprender la existencia del mal, y de forma específica,
del coronavirus. Si tiramos de la cuerda para intentar
llegar al origen de la pandemia que en estos momentos
enfrentamos, descubriremos que Satanás es su
originador.
Antes de ir más adelante hablando sobre la guerra
en la que la humanidad está envuelta, es esencial
explicar en qué consiste el plan de salvación que es
parte esencial del gran conflicto.
El plan de Salvación
Dios creó a la humanidad y les concedió posibilidad
de libre elección. Haciendo un mal uso de su libertad
eligieron creer en la mentira de Satanás, de este modo
la humanidad dio la espalda a Dios. El pecado abrió
un abismo de separación entre Dios y su creación
(Isaías 59:2). En su infinito amor, Dios estableció un
plan para volver a unir a la humanidad con él. “Todo
esto [la nueva vida] proviene de Dios, quien por medio
de Cristo nos reconcilió consigo mismo” (2 Corintios
5:18).
Ahora, ¿fue el propósito del sacrificio de Jesús,
salvar a los “predestinados” para salvación, o sea, a los
salvos u ofrecer salvación a los perdidos? Jesús mismo
respondió esta importante cuestión: “No son los sanos
los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no
he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Marcos
2:17). El apóstol Pablo más adelante dijo: “Este mensaje
es digno de crédito y merece ser aceptado por todos:
que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores,
de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15).
El plan de salvación trasciende el aspecto físico
de la persona. Por supuesto, Dios quiere que tengamos
salud física, pero aún más desea que obtengamos la vida
eterna. Dios no es conformista, él quiere que seas feliz
en el cielo por toda la eternidad. Este doble deseo de
Dios, que tengamos salud y que seamos salvos, se puede
entender de las palabras del apóstol Juan dirigidas a
Gayo: “Querido hermano, oro para que te vaya bien
en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como
prosperas espiritualmente” (3 Juan 1:2).
No es bíblico decir que las personas que se han
contagiado de coronavirus están padeciendo el castigo
Un enemigo ha hecho esto
21
Luis R. Fajardo
de Dios por sus pecados. Así queda evidente en la
respuesta de Jesús a sus discípulos cuando estos le
preguntaron: “Rabí, para que este hombre haya nacido
ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? [Jesús respondió]:
Ni él pecó, ni sus padres, sino que esto sucedió para
que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida”
(Juan 9:2-3).
Aún más, en el caso de aquellos que han muerto a
causa de esta pandemia, la Biblia enseña que la muerte
en Cristo no es sinónima de fracaso (Filipenses 1:21),
es importante que no olvidemos esto en tiempos de
coronavirus. Así que cuando los cristianos hablamos de
victoria, nos referimos no solo a una victoria temporal,
la salud física, sino también a una victoria eterna, la
salvación en Jesús.
22
¡Un enemigo ha hecho esto!
Es necesario resaltar que Jesús, mientras estuvo
entre nosotros, nunca se sintió culpable por las tragedias,
el dolor o la muerte, que incluso él mismo sufrió. Nunca
pidió perdón por el sufrimiento a su alrededor o achacó
a su Padre el origen de las calamidades humanas. Eso
es así simplemente porque él sabía que Dios no es el
causante de las enfermedades y sufrimiento humano.
En la parábola del trigo y la cizaña encontramos
una clara referencia sobre el origen del mal. En un
momento la parábola cuenta que los siervos, al ver
crecer la cizaña que no sembraron, se dirigieron
alarmados al “padre de familia” con la siguiente
pregunta: “Señor, ¿no sembró usted semilla buena en
su campo?, entonces, ¿de dónde salió la mala hierba?
(Mateo 13:27).
Los siervos confiaban en la experiencia del
dueño del campo para hallar una explicación a esta
‘calamidad’, pues nadie conocía mejor aquella tierra
que su propio dueño. En la respuesta dada por el
“padre de familia”, se explica quién sembró la mala
cizaña; él respondió, “esto es obra de un enemigo”
(Mateo 13:28). Más adelante Jesús explica la parábola
e identifica quién es este adversario: “El enemigo que
la sembró es el diablo” (Mateo 13:39).
De ángel a demonio:
la transformación de Lucifer
Antes de continuar es necesario hacer un paréntesis
para explicar cómo es posible que “un enemigo” tenga
la posibilidad de plantar cizaña en el campo de Dios.
Para esto debemos tener en cuenta algunas verdades
que la Biblia revela.
La primera de ellas es que Satanás es una criatura
de Dios en rebelión contra él. El profeta Ezequiel, en la
reseña que hace sobre el rey de Tiro, revela cómo era la
apariencia de este ángel recién creado por Dios:
Un enemigo ha hecho esto
Eras un modelo de perfección, lleno de sabiduría y de
hermosura perfecta. Estabas en Edén, en el jardín de
Dios, adornado con toda clase de piedras preciosas:
rubí, crisólito, jade, topacio, cornalina, jaspe, zafiro,
granate y esmeralda. Tus joyas y encajes estaban
cubiertos de oro, y especialmente preparados para ti
desde el día en que fuiste creado.
Fuiste elegido querubín protector, porque yo así
lo dispuse. Estabas en el santo monte de Dios, y
caminabas sobre piedras de fuego. Desde el día en que
fuiste creado tu conducta fue irreprochable, hasta que
la maldad halló cabida en ti (Ezequiel 28:12-15).
23
Luis R. Fajardo
En segundo lugar, es necesario comprender que
la motivación de Dios para crear a los ángeles y a la
humanidad fue el amor. En respuesta, Dios desea ser
amado por sus criaturas; pero para que este amor sea
genuino, la criatura debe tener libertad para elegir
amar o no amar. Esto es lo que conocemos como “libre
albedrío” o voluntad.
Esta libertad no fue concedida solo a los seres
humanos, sino a todos los seres inteligentes que Dios
creó. Por lo tanto, los ángeles también tienen la
capacidad de elegir amar a Dios o no, y al igual que
nosotros, pueden ejercer la voluntad para beneficiar o
perjudicar a otras criaturas.
Satanás, la primera y más poderosa de estas
criaturas, usó su voluntad y su libertad para revelarse
contra Dios. La Biblia confirma este hecho cuando
dice:
Por la abundancia de tu comercio, te llenaste de
violencia, y pecaste. Por eso te expulsé del monte
de Dios, como a un objeto profano. A ti, querubín
protector, te borré de entre las piedras de fuego. A
causa de tu hermosura te llenaste de orgullo. A causa
de tu esplendor, corrompiste tu sabiduría. Por eso te
arrojé por tierra, y delante de los reyes te expuse al
ridículo (Ezequiel 28:16-17).
24
Aunque no podemos comprender cómo pudo
nacer el pecado en el corazón de Lucifer, el profeta
Isaías, en una parábola dirigida al rey de Babilonia,
revela los pensamientos egoístas de este querubín, lo
que nos puede ayudar a comprender sus intenciones:
¡Cómo caíste del cielo, oh, Lucero, hijo de la mañana!
Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las
naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo;
en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi
trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los
lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré,
y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres
hasta el Seól [la tumba], a los lados del abismo
(Isaías 14:12-15).
De este modo, el querubín protector se convirtió
en el adversario de Dios y de su creación. Ahora usa
la misma libertad que tenemos todas las criaturas, y
su poder, para dañar a otros hijos de Dios provocando
caos y todo tipo de males.
Un enemigo ha hecho esto
Colaborando con el enemigo
Hemos identificado al originador del coronavirus,
Satanás. Sin embargo, es necesario que hagamos un
paréntesis para hacernos las siguientes preguntas:
¿Es él el único responsable de que hayamos llegado
hasta aquí? ¿Podríamos con nuestras actitudes haber
contribuido a agravar la pandemia?
Al principio había varias actitudes hacia este
problema. Estaban los que se lo tomaron en serio, pero
también estuvieron aquellos que eran indiferentes e
incluso algunos que se burlaban. Sobre la indiferencia,
debemos reconocer que una postura neutral en un
conflicto es “apoyar” al que oprime. Haciendo un mal
uso de nuestra libertad, sin quererlo estamos apoyando
al enemigo.
También es cierto que algunos están mejor
equipados y preparados para destruir y no para
construir, para matar y no para sanar. ¿Podría ser que
la falta de preparación para sanar nos haya traído
hasta aquí? Hay gente que mide su poder personal, o el
de su país, por su capacidad de destrucción y no por su
25
Luis R. Fajardo
capacidad de construcción. Debemos ser conscientes
que esta es precisamente la unidad de medida del poder
de Satanás (Juan 8:44; 1 Pedro 5:8).
Por otro lado, la unidad de medida del poder de
Dios es su capacidad de crear, dar vida y amar. Así
queda demostrado en los siguientes textos: “Porque
desde la creación del mundo las cualidades invisibles de
Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina,
se perciben claramente a través de lo que él creó, de
modo que nadie tiene excusa” (Romanos 1:20).
Sobre su capacidad de dar vida y amar, la Escritura
dice: “Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo,
y no nosotros a nosotros mismos” (Salmos 100:3,
RVR1960). Sobre su capacidad de amar Jesús dijo:
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo
unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda,
sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Ahora veamos el “por qué” de la
cuestión
26
Un enemigo desesperado
“El mundo entero está bajo el control del maligno”,
así lo afirma el apóstol Juan (1 Juan 5:19). Satanás no
solo es un enemigo inteligente, sino que además es
poderoso, pero esto no debe preocuparnos, “porque
el que está en ustedes [el Espíritu de Dios] es más
poderoso que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).
Dios conoce el fin desde el principio y nos
dio las profecías bíblicas, entre otras razones, para
reforzar nuestra fe. Así lo afirmó Jesús cuando dijo a
los discípulos: “les he dicho esto ahora, antes de que
suceda, para que cuando suceda, crean” (Juan 14:29).
Todas las profecías bíblicas del tiempo del fin apuntan a
que estamos viviendo los últimos períodos de la historia
humana, y que la guerra que acabamos de mencionar,
con todo su dolor, está cercana a terminar.
Eso lo sabe bien nuestro adversario. Viendo que su
bando ya ha perdido, pues Cristo lo venció en la Cruz,
ha intensificado su ataque contra lo más preciado que
Dios tiene en la Tierra: los humanos. Tal es su furor,
que la Biblia lo expresa con aclamación de dolor: “¡ay
de la tierra y del mar! El diablo, lleno de furor, ha
descendido a ustedes, porque sabe que le queda poco
tiempo” (Apocalipsis 12:12).
Un enemigo ha hecho esto
La administración de la Tierra usurpada
Esta cuestión nos lleva a preguntarnos: ¿cómo es
que Cristo venció a Satanás en la Cruz, pero la guerra
aún no se ha acabado? La Biblia también lo explica.
Cuando Dios creó a la humanidad, “les dio su
bendición: ‘tengan muchos, muchos hijos; llenen el
mundo y gobiérnenlo; dominen a los peces y a las aves,
y a todos los animales que se arrastran’” (Génesis 1:28,
DHH). Adán y Eva eran los gobernantes del mundo,
pero cuando cayeron en el engaño de Satanás, el
gobierno de la Tierra pasó a manos de este peligroso
enemigo.
Esto explica lo que pasó en el desierto de la
tentación. Allí Satanás ofreció a Jesús todos los reinos
de este mundo, si le adoraba. Le dijo: “sobre estos
reinos y todo su esplendor […], te daré la autoridad,
porque a mí me ha sido entregada, y puedo dársela
a quien yo quiera” (Lucas 4:6). Sin embargo, aunque
el enemigo hizo esta afirmación, Dios es el dueño del
mundo, él lo creó. Jesús se refirió a Satanás como “el
príncipe de este mundo” (Juan 12:31; Juan 14:30), o
sea, no es su rey realmente.
27
Luis R. Fajardo
Por su parte, el apóstol Pablo, afirma que “el dios
de este mundo [Satanás, a quien muchos adoran sin
saberlo] ha cegado la mente de estos incrédulos, para
que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el
cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4).
28
Un enemigo condenado
Es importante no olvidar que la salvación de la
humanidad se hizo a precio de la sangre de Jesús. Esto
queda claro a través del Nuevo Testamento, veamos
algunos textos. El apóstol Pablo afirma: “[ustedes]
fueron comprados por un precio. Por tanto, honren
con su cuerpo a Dios” (1 Corintios 6:20). En el capítulo
siguiente nos recuerda: “Ustedes fueron comprados
por un precio; no se vuelvan esclavos de nadie” (1
Corintios 7:23).
En el libro de Apocalipsis el Cordero (Jesucristo)
es aclamado con un cántico que en su primera parte
dice: “digno eres de recibir el rollo escrito y de romper
sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre
compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo
y nación” (Apocalipsis 5:9).
En la cruz, el dominio del maligno sobre esta tierra
fue condenado a su fin. La resurrección, inauguró
un período de transición del reinado de este mundo,
que finalmente pasará de manos de Satanás, quien
lo consiguió por engaño, a manos de Cristo, quien lo
redimió a precio de su propia sangre. Este cambio de
gobierno se realizará en la segunda venida de Cristo. Así
lo afirma el libro de Apocalipsis: “los reinos del mundo
han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él
reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15).
Ahora veamos el “para qué” de la
cuestión
El agente detrás de las calamidades
La realidad del inevitable traspaso de gobierno
del mundo al final de la historia tiene mucho que ver
con el coronavirus. La Biblia dice que, a medida que se
acercara el día del final del dominio de Satanás sobre la
tierra, y su traspaso de mando a su legítimo gobernante,
Jesús, el enemigo provocaría más destrucción para
causar mayor dolor a Dios y a la humanidad. Ya lo dijo
Jesús: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y
destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan
en abundancia” (Juan 10:10).
Cuando una persona muere, Dios lo siente.
Este es el propósito de Satanás, usar su libertad
para causar sufrimiento a Dios y a las personas. Es
importante que esto quede claro: “Yo no quiero la
muerte de nadie. ‘¡Conviértanse, y vivirán!’ Lo afirma
el Señor omnipotente” (Ezequiel 18:32). También Jesús
dijo: “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar
al mundo, sino para salvarlo por medio de él” (Juan
3:17).
Jesús describió muchas de las maneras que Satanás
usaría para matar en medio de su desesperación en los
días finales de la guerra con Dios (Mateo 24, Marcos
13 y Lucas 21). Usaría calamidades dirigidas a sus
criaturas: guerras, plagas (aquí entra el coronavirus)
y hambrunas (Mateo 24:7; Lucas 21:10-11; Marcos
13:8). No obstante, todo esto sería tan solo la primera
parte de la estrategia de Satanás para causar dolor y
sufrimiento. Así lo afirmó Jesús: “todo esto será apenas
el comienzo de los dolores” (Mateo 24:8).
Un enemigo ha hecho esto
29
Luis R. Fajardo
Esto lo podemos ilustrar con los dolores de una
mujer en parto. Sus contracciones comienzan y poco a
poco aumentan y son de mayor intensidad, pero aún no
es el alumbramiento. Lo que vemos con el coronavirus
es una contracción, un dolor de parto, pero no estamos
dando a luz todavía, ya casi. Hay partos que se
demoran más que otros, pero podemos estar seguros
de que nacerá un bebé. De igual manera, la venida de
Jesús pondrá fin a la guerra al final.
Queda claro que Dios no necesita el coronavirus
para que la gente se arrepienta. Ni se vale del mal para
demostrar que él es bueno. El apóstol Juan afirma:
“Que nadie los engañe. El que practica la justicia es
justo, así como él es justo. El que practica el pecado es
del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde
el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente
para destruir las obras del diablo” (1 Juan 3:7-8). Las
enfermedades se cuentan entre las obras del diablo
(Lucas 13:16; 4:18), y entre ellas están las pandemias.
30
Un enemigo que persigue
Más adelante, los ataques irán dirigidos de forma
específica contra aquellos que intenten permanecer
fieles a Dios. Mediante persecuciones y muchas
limitaciones e injusticias, matará a cuantos pudiera.
Jesús lo dice con las siguientes palabras: “Entonces
los entregarán a ustedes para que los persigan y los
maten, y los odiarán todas las naciones por causa de mi
nombre” (Mateo 24:9). 4
Si entendemos estas calamidades en el contexto
del discurso de Jesús sobre el tiempo del fin, queda
claro que la persecución de los cristianos, las guerras,
las pestes y el hambre, tienen un origen común. De
modo que, si conseguimos identificar al responsable
de la persecución del pueblo de Dios, estaríamos
identificando también al causante de los demás males.
Podemos encontrar un ejemplo clarificador en la
historia de la aparición de Jesús a Saulo, quien se dirigía
a Damasco con intención de apresar a los cristianos. En
respuesta a la pregunta del perseguidor: “¿Quién eres
Señor?”, la respuesta de Jesús denota un profundo amor
por su pueblo: “Yo soy Jesús, ¡a quien tú persigues!”
(Hechos 9:5). No dijo simplemente: “estás persiguiendo
a mi pueblo”, sino que identifica a su pueblo consigo
mismo. De este modo, queda claro que quien persigue
al pueblo de Dios, está persiguiendo directamente a
Jesús. Por lo tanto, no puede ser el mismo Jesús quien
se “auto persiga”, esto sería absurdo.
De hecho, así lo aseguró el mismo Jesús en su
respuesta a los fariseos cuando lo acusaron diciendo:
“¡Está poseído por Beelzebú! Expulsa a los demonios
por medio del príncipe de los demonios” (Marcos
3:22). Jesús les dijo: “¿Cómo puede Satanás expulsar
a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo,
ese reino no puede mantenerse en pie. Y, si una familia
está dividida contra sí misma, esa familia no puede
mantenerse en pie” (Marcos 3:23-24).
Queda claro que quién persigue a los cristianos
es el enemigo de Dios, Satanás, y es quien también
causará las calamidades que servirán de señales para
anunciar el fin del mundo, entre las cuales estarán:
hambres, guerras y las pestes, como el coronavirus.
Después de estas calamidades, sacará su mejor
arma, la que le ha dado mayor resultado: el engaño.
Jesús avisó de que entonces “surgirá un gran número
de falsos profetas que engañarán a muchos” (Mateo
Un enemigo ha hecho esto
31
Luis R. Fajardo
24:11). Pero no hemos de temer, porque tal como
dice la Escritura, el Espíritu Santo nos dará la fuerza
necesaria, para mantenernos firmes en la verdad. De
manera que su poder cambiará nuestra debilidad por
fortaleza.
Jesús fue claro al decir: “es necesario que eso
suceda, pero no será todavía el fin” (Mateo 24:6). No
obstante, nos da la certeza de que como él venció,
nosotros también venceremos. Así lo aseguró cuando
dijo: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí
hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero
¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
32
Cristianos como el sándalo
Jesús aseguró que, aun en medio de la terrible
persecución, el mensaje del evangelio sería predicado
al mundo, e incluso en los palacios de gobierno (Lucas
21:13). Esto indica que Dios y su iglesia seguirán
brindando amor y ofreciendo esperanza en tiempos
muy difíciles, y muchas personas se convencerán del
valor del evangelio al ver el testimonio de los cristianos,
quienes actuarán como el árbol del sándalo que
perfuma el hacha que lo corta.
Esto se ha repetido a través de toda la historia del
cristianismo, pues en medio de las más duras crisis y
persecuciones, Dios ha fortalecido a los cristianos para
llevar el mensaje de paz y esperanza al mundo, tal
como lo hizo Jesús. Más adelante conoceremos varios
ejemplos que muestran este compromiso cristiano.
El mensaje de Jesús no siempre ha sido
comprendido. No debemos olvidar que Jesús también
sufrió persecución, él mismo dijo: “Recuerden lo que
les dije: ‘Ningún siervo es más que su amo’. Si a mí
me han perseguido, también a ustedes los perseguirán”
(Juan 15:20). No solo debemos ser cristianos por la
bendición, somos llamados a ser “luz y sal del mundo”
(Mateo 5:13-15) tanto en tiempos “buenos” como en
tiempos difíciles.
Se ejecutará sentencia
La Biblia indica de forma clara que Dios está
haciendo un esfuerzo “sobrehumano”, nunca mejor
dicho, para que todos acepten la salvación dispuesta
en Jesús, pues no se alegra por la muerte de nadie,
ni siquiera por aquellas personas que consideramos
“malas”. ¿Sabes por qué? Porque Dios no tiene
sobrinos, ni nietos, ni ahijados, él solo tiene hijos
e hijas hechos a su imagen y semejanza, y los ama;
aunque no aprueba su decisión de usar la libertad para
seguir el camino del enemigo.
No obstante, pronto Jesús vendrá y la guerra
acabará. También llegará el fin de Satanás y todas sus
injusticias. El rebelde engañador tendrá que levantar
sus manos llenas de la sangre de sus víctimas, y asumir
su responsabilidad por todo el daño que ha causado a
través de los siglos. Esto lo veremos más en detalle en
los siguientes capítulos.
Jesús dijo: “¿Acaso Dios no hará justicia a sus
escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará
mucho en responderles?” (Lucas 18:7); y él mismo
responde a continuación: “Les digo que sí les hará
justicia, y sin demora” (Lucas 18:8). Al final, Dios
“enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte,
ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas
han dejado de existir” (Apocalipsis 21:4).
Hemos visto que Dios no es responsable por el
Un enemigo ha hecho esto
33
Luis R. Fajardo
coronavirus y no quiere que suframos. Sin embargo,
podrían surgir otras preguntas, ¿qué está haciendo
Dios en medio de esta pandemia para ayudarnos?
La respuesta a esta pregunta la podemos encontrar
estudiando cuál fue su actitud frente a las pandemias
que ocurrieron en la antigüedad. A esto dedicaremos la
segunda parada de nuestro viaje.
34
2
Dios, un guerrero contra
las pandemias
“Yo soy el Señor, tu sanador” (Éxodo 15:26, RVA2015)
El propósito de este capítulo es conocer más
en detalle el carácter de Dios. También
rastrearemos algunos pasajes del Antiguo
Testamento en busca de evidencias que nos puedan
indicar cuál es la actitud de Dios frente a las
pandemias. Además, intentaremos descubrir qué
hace Dios en medio de las calamidades humanas, en
especial, el coronavirus.
El atributo olvidado de Dios
Dios es amor. Esta es una verdad que se encuentra
en toda la Biblia, y se extiende a toda la creación y a
cada criatura. Mucho se ha hablado de los atributos
de Dios: Eterno (Isaías 40:28; Deuteronomio 32:40;
Job 36:26; Salmos 102:12), omnipotente (Salmos
91:1; Jeremías 32:47; Lucas 1:37; Apocalipsis 1:8),
omnisapiente (Romanos 11:34; Isaías 46:10; Salmos
33:11; Isaías 48:3), omnipresente (Salmos 139:7-12;
Jeremías 23:23-24; Hechos 17:27; Mateo 18:20).
Pero poco se habla del “atributo olvidado”: Dios
es “omnibenévolo”. Omni (del latín “Omnis” que
35
Luis R. Fajardo
significa todo) y benévolo (del latín “benevolus” que
significa buena voluntad o simpatía hacia las personas
o sus obras). Este término ayuda a ponerle nombre
propio al carácter de Dios, pues Dios es amor (1 Juan
4:7,8,16; Salmos 136). Es importante que tengamos
esto claro cuando nos acercamos a la Biblia en busca
de respuestas al sufrimiento humano.
La Biblia quiere dejar dos cosas claras: primero,
Dios solo puede generar cosas buenas (Santiago 1:17;
Salmos 85:12; Mateo 7:11; 1 Juan 2:21). Segundo,
Satanás solo puede producir cosas malas (Génesis 3:4;
Juan 8:44; 1 Juan 3:8). En referencia a Dios la Biblia
declara: “él es la Roca, sus obras son perfectas, y todo
lo que hace es justo. Dios es fiel, verdadero, digno de
confianza, y no actúa con maldad” (Deuteronomio
32:4, PDT). Siglos más tarde el salmista aseguró:
“El Señor es justo; él es mi Roca, y en él no hay
injusticia” (Salmos 92:15).
Por lo tanto, es necesario destacar que, tal y como
muestra la Biblia, Dios no es responsable material ni
intelectual del coronavirus.
36
El maligno y el mal moral
Ya hemos visto que el mal tiene su origen en el
pecado, y que las calamidades naturales con frecuencia
tienen su origen en Satanás. Decimos ‘con frecuencia’
porque, como vimos en la introducción, existe el
egoísmo, la ambición y el odio, y otros males morales,
que provocan incendios forestales, y destrucción
mediante las guerras. En estos casos el mismo ser
humano sería el responsable, debido al mal que mora
en él, el pecado (Romanos 1:29-31).
Este ha sido uno de los grandes cambios en los
últimos dos siglos. Hasta no hace muchos años, la
preocupación de la humanidad como especie, era
su miedo al poder destructor de la naturaleza. Pero,
a partir de la Segunda Guerra Mundial, la principal
preocupación de nuestra especie es nuestra capacidad
de auto aniquilarnos. Por lo tanto, el mal moral se
va haciendo cada vez más letal, y Satanás estimula
sentimientos negativos en las personas para provocar
aún mayor destrucción.
Dios también ha sufrido
Hace apenas algunos días, después de ver un
documental sobre las revoluciones en América Latina en
los años 70, me pregunté: “¿Por qué Dios permite todo
esto?” Con ese pensamiento, decidí orar y preguntarle
la razón. Mientras oraba, parecía que yo entraba en
un hermoso “salón celestial” donde Jesús despachaba,
y que me recibía sonriente. Me dio la bienvenida y me
invitó a tomar asiento.
Mientras me sentaba vi las heridas en sus manos,
y me acordé del Calvario, de la corona de espinas, de
los latigazos, de los clavos en sus manos y pies, y de la
lanza en su costado. Ya tenía la respuesta que buscaba.
¿Cómo le pregunto a quien ha sufrido más que todos,
si es responsable del sufrimiento? Con amabilidad me
preguntó: “Luis, ¿qué te trae por aquí?”, y solo se me
ocurrió decirle: “nada Señor, solo pasaba a saludar”.
El principal objetivo de Satanás es combatir a los
hijos de Dios, quienes padecen bajo su poder en medio
de esta maligna rebelión. También ataca a Dios mismo,
quien ha sufrido en carne propia las consecuencias de
la guerra. Por lo tanto, podemos decir que Dios conoce
de primera mano nuestro sufrimiento.
Dios, un guerrero contra la pandemia
37
Luis R. Fajardo
Dios sufrió la dolorosa traición de un tercio de sus
ángeles. La duda acerca de su amor y final traición de
la humanidad. La acusación de la humanidad por no
hacer lo que a nosotros nos parece “mejor”. Pero no
solo eso, sino también la rebelión de su pueblo elegido.
El dolor de ver tanto derramamiento de sangre como
resultado de la maldad, cosa que no hace más que
aumentar.
A esto podemos sumar el asesinato de los antiguos
profetas, sus mensajeros de verdad. El constante clamor
de la naturaleza que, a causa de la destrucción que los
humanos han provocado, “gime a una, como si tuviera
dolores de parto” (Romanos 8:22). Y como si eso fuera
poco, la crucifixión cruel de su Hijo amado, el Autor de
la vida (Hechos 3:15).
38
La actitud de Dios frente a las pandemias
A raíz de la actual crisis sanitaria, muchos
gobiernos han dispuesto varias medidas para la
contención de la pandemia. Sin embargo, pocos saben
que las más eficaces de estas medidas fueron dadas por
Dios a Israel hace más de 3000 años para frenar la
propagación de la lepra.
La lepra es una enfermedad infecciosa que a lo
largo de los siglos ha causado dolor a millones. Aunque
hoy en día es menos común y existen tratamientos
que la pueden curar, en la antigüedad era altamente
contagiosa y un solo infectado podía derivar en
contagios masivos, presentando un alto riesgo para
poblaciones enteras.
El pueblo de Israel, en su camino por el desierto, no
estuvo exento de esta enfermedad y tenemos evidencia
de que hubo afectados entre el pueblo. Para evitar la
propagación a todo el pueblo, Dios mismo instruyó
a Moisés sobre las medidas sanitarias que debían
tomarse para asegurar el bienestar de los israelitas.
Estas medidas están recogidas en los capítulos 13 y 14
del libro de Levítico.
A continuación, te presento una equivalencia que
relaciona las medidas que los gobiernos han tomado
hoy en día para frenar el contagio del coronavirus, y
su correspondencia directa con las disposiciones dadas
por Dios a Israel registradas en la Biblia.
1. Indicación precisa de los síntomas de la
enfermedad: “Cuando a una persona le salga en
la piel alguna inflamación, erupción o mancha
blancuzca que pueda convertirse en infección, se
la llevará al sacerdote Aarón, o a alguno de sus
descendientes los sacerdotes” (Levítico 13:2).
Dios, un guerrero contra la pandemia
2. Identificación de los posibles afectados: “El
sacerdote examinará la llaga. Si el vello en la
parte afectada se ha puesto blanco y la llaga se
ve más hundida que la piel, entonces se trata de
una enfermedad infecciosa. Después de examinar
a la persona, el sacerdote la declarará impura”
(Levítico 13:3).
Antes de pasar al siguiente paso, es necesario
aclarar que en esa época los sacerdotes hacían
la labor de diagnóstico de las enfermedades, una
especie de ‘médicos’. Hoy en día, la facultad
para diagnosticar, pronosticar y prescribir es
responsabilidad de un profesional de la salud. Por
lo tanto, se recomienda evitar el auto diagnóstico
y la auto prescripción.
3. Aislamiento de los casos probables: “Si la mancha
blancuzca no se ve más hundida que la piel, ni el
vello se le ha puesto blanco, el sacerdote aislará a la
39
Luis R. Fajardo
persona enferma durante siete días” (Levítico 13:4).
4. Seguimiento de casos probables para conocer su
evolución y confirmar el diagnóstico: “Al séptimo
día la examinará de nuevo. Si juzga que la infección
no ha seguido extendiéndose sobre la piel, aislará
a esa persona otros siete días. Cumplidos los siete
días, el sacerdote la examinará otra vez y, si el
mal no se ha extendido sobre la piel, sino que ha
disminuido, la declarará pura. No era más que
una erupción, así que la persona enferma se lavará
la ropa y quedará pura” (Levítico 13:5-6).
5. Confinamiento y tratamiento de los casos
confirmados: “Y será impuro todo el tiempo que
le dure la enfermedad. Es impuro, así que deberá
vivir aislado y fuera del campamento” (Levítico
13:46).
6. Limpieza de todo aquello que ha entrado en
contacto con el infectado: “El que se purifica
deberá lavarse la ropa, afeitarse todo el pelo y
bañarse. Así quedará puro. Después de esto podrá
entrar en el campamento, pero se quedará fuera
de su carpa durante siete días” (Levítico 14:8).
40
Hay varios elementos que encontramos en las
medidas tomadas en cuanto a la lepra y que es necesario
que destaquemos:
En primer lugar, queda evidente que mucho de
lo que los gobiernos están haciendo en la actualidad
ya estaba en la Biblia. Sin embargo, alguien podría
pensar, “bueno esto no es más que sentido común”, y
tiene razón, es sentido común. Esto nos indica que la
Biblia no es el libro oscuro que muchos piensan, sino
que está muy cerca de nuestra realidad, trata temas
reales y propone soluciones prácticas a los problemas
actuales y más frecuentes del ser humano.
Segundo, las leyes sanitarias de higiene y
aislamiento para el tratamiento de la lepra que
acabamos de ver, nos indican de manera clara cuál es
la actitud de Dios ante las pandemias: enfrentarlas con
medidas eficaces para proteger su mayor tesoro en la
tierra: sus hijos e hijas. Podemos decir que Dios es un
guerrero contra las pandemias.
Tercero, las pandemias pueden alcanzar al
pueblo de Dios. Sí, apreciado lector, mientras estemos
en este mundo de pecado nos podrán alcanzar algunas
calamidades. Pero esto no nos debe llevar a perder la
esperanza, pues Jesús nos da la certeza de que al final
saldremos victoriosos. Así lo aseguró Jesús cuando dijo:
“Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz.
En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense!
Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
Es incorrecto pensar que los cristianos somos
inmunes a las pandemias como el coronavirus. Este es
un pensamiento peligroso que debemos evitar. Es cierto
que Dios protegerá, pero no debemos aventurarnos al
peligro de manera innecesaria para que él nos proteja,
pues entonces estaríamos de cierto modo tentando a
Dios, y “está escrito: ‘No tentarás al Señor tu Dios’”
(Mateo 4:7, RVR1960).
Finalmente, queda claro que en Dios no está el
origen de las pandemias, como el coronavirus, pues
estaría luchando contra sí mismo y, como ha quedado
evidente en el capítulo anterior, esto es absurdo
(Marcos 3:24-26; Lucas 11:17-23). Los israelitas eran
tan conscientes de esto que uno de los nombres de Dios
en el Antiguo Testamento es precisamente “YHWH-
RAFAH”, el Señor Sanador (Salmos 103:3). De hecho,
este es el origen del nombre Rafael (Dios sana).
Dios, un guerrero contra la pandemia
41
Luis R. Fajardo
¿Dónde está Dios en tiempos de
Coronavirus?
Ya vimos que, de Dios, por su propia naturaleza,
solo proceden cosas buenas. Él, especialmente en esta
pandemia, ha estado obrando en favor de la humanidad
de múltiples formas. Dios está más interesado que los
gobernantes en que se tomen las medidas para frenar el
coronavirus. También ofrece ayuda a los científicos en
la búsqueda de una cura a la enfermedad.
Él también aplaude con los vecinos que reconocen
la labor de los profesionales de la salud, a quienes quiere
fortalecer para soportar las interminables jornadas de
trabajo en su afán de salvar vidas. De hecho, podríamos
decir que aquellos que prestan servicio en los centros de
salud están luchando, consciente o inconscientemente,
en el bando de Dios en la guerra contra el coronavirus.
A través de su muerte, Jesús sufrió con aquellos
que han sido afectados por este virus, y su muerte y
resurrección hizo posible que, todo aquel que lo acepte
como Salvador, aunque pase al descanso a causa del
coronavirus, no muera eternamente. (Isaías 53; Juan
11:25-26). Este es el propósito último del plan de
salvación.
Quizás alguien podría pensar: “la inacción de
Dios lo convierte en cómplice”, pero como vimos, Dios
no está inactivo, sino que “está trabajando” (Juan 5:17)
para defender su creación de esta enfermedad causada
por el adversario de Dios y la humanidad.
42
“Dios escribe derecho en renglones
torcidos”
Como vimos en el capítulo anterior, aunque Satanás
ha intentado destruir al pueblo de Dios a través de las
persecuciones, Dios ha sostenido a su pueblo, quienes
en momentos muy difíciles han mantenido encendida
la luz del evangelio. Asimismo, “los sufrimientos ligeros
y efímeros que ahora padecemos” (2 Corintios 4:17),
Dios los puede convertir en una bendición por la cual
le alabaremos.
La Biblia afirma: “Y sabemos que Dios hace que
todas las cosas ayuden para bien a los que lo aman; esto
es, a los que son llamados conforme a su propósito”
(Romanos 8:28). “Dios no conduce nunca a sus hijos
de otra manera que la que ellos elegirían si pudiesen
ver el fin desde el principio, y discernir la gloria del
propósito que están cumpliendo como colaboradores
suyos”. 1 Maravilloso pensamiento.
Como hemos visto, en el Antiguo Testamento
encontramos evidencias que nos indican que Dios es
un guerrero en contra de las pandemias y que muestra
su gran amor a través de muchas cosas buenas que
ocurren en estos tiempos de tristeza y perplejidad.
En el siguiente capítulo, haremos un recorrido por
el Nuevo Testamento en busca de nuevas evidencias
sobre el Dios que sana. Dedicaremos especial atención
al ministerio de Jesús, Dios con nosotros, donde estoy
seguro de que encontraremos preciosas perlas de
verdad.
Dios, un guerrero contra la pandemia
43
3
Emmanuel:
Vencedor sobre el mal
“En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo
he vencido al mundo” (Juan16:33)
Jesús fue un maestro de lecciones prácticas, que
nos pueden servir para tener vidas plenas en
esta tierra mientras esperamos la tierra nueva.
El sermón de la montaña (Mateo capítulos 5 al
7) es un ejemplo de estas enseñanzas. Al conocerlas
nos damos cuenta de que son válidas para nosotros
hoy y que haríamos bien en prestarles atención. De
hecho, muchos practican las enseñanzas de Jesús sin
saberlo. Una de esas enseñanzas es la famosa regla de
oro: “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y
como quieren que ellos los traten a ustedes” (Mateo
7:12).
Al terminar el sermón de la montaña, Jesús usó
una comparación para enseñar la importancia de
llevar a la práctica sus enseñanzas, y qué útiles son en
la vida diaria. Esto lo hizo mediante la parábola que
conocemos como la de los “dos cimientos”.
La importancia de los “cimientos”
Jesús dijo: “Por tanto, todo el que me oye estas
palabras y las pone en práctica es como un hombre
45
Luis R. Fajardo
prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron
las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y
azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó
porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el
que me oye estas palabras y no las pone en práctica
es como un hombre insensato que construyó su casa
sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos,
soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se
derrumbó, y grande fue su ruina” (Mateo 7:24-28).
Te invito a que nos detengamos un momento
para analizar algunos aspectos que sobresalen en
esta comparación que hace Jesús, y ver qué lecciones
prácticas podemos aprender de esta parábola.
Me llama la atención que a ambas clases de
personas les sobrevienen exactamente los mismos
problemas, e incluso en el mismo orden: “cayó la lluvia,
vinieron torrentes, soplaron vientos”, pero el resultado
es muy distinto. Los primeros se mantienen, mientras
los segundos se arruinan.
Esto nos lleva a entender que el sufrimiento no
hace distinción de personas, unos y otros sufren, pero
que el dolor no tiene porqué arruinarnos. Jesús no dijo
que sus seguidores entrarían en una burbuja protegidos
de todo; al contrario, avisó de que en este mundo
encontraríamos aflicciones, pero que debíamos estar
animados porque él venció al mundo (Juan 16:33).
Además, prometió que, mientras permanezcamos fieles
a su palabra, convertiría en bendición todo aquello que
Satanás nos causara (Romanos 8:28).
46
Las enseñanzas de Jesús
Entre sus muchas lecciones, Jesús no pasó por
alto temas con los que la mayoría de la gente se puede
identificar: la actitud en el trabajo, la importancia
de la planificación familiar, cómo debemos tratar a
los demás, el divorcio, la importancia de la lectura y,
por supuesto, la necesidad de salvación de cada ser
humano.
Podría ser interesante señalar una de las enseñanzas
principales de Jesús, aquella en la que se refirió a las
prioridades y que explicó con las riquezas. “Nadie
puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y
amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al
otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas”
(Mateo 6:24). Más adelante dijo: “¡cuán difícil les es
entrar en el reino de Dios, a los que confían en las
riquezas!” (Marcos 10:24, RVR1960).
Jesús no está promoviendo la escasez y la pobreza,
no está diciendo que las riquezas son malas, sino que
el peligro está en que lleguemos a confiar en ellas y
vivir solo para acumularlas (servir a las riquezas).
Estas palabras cobran mucho sentido estos días, pues
la mayoría vemos cómo de repente nuestros ingresos
económicos han disminuido de manera drástica.
Es necesario destacar que Jesús usa las ‘riquezas’
para referirse a todo aquello a lo que podemos dedicar
nuestros mejores esfuerzos y energías, pero que no
tiene un valor eterno. Todos en algún momento, sin
importar nuestra posición económica, podríamos
sentirnos tentados a dedicar nuestro tiempo de calidad
a cosas que no pueden dar la felicidad.
En la sociedad del consumismo, algunos viven
para trabajar y gastar, mientras que otros nos pasamos
la vida acumulando como osos que se preparan para
un invierno que nunca llega. De repente viene el
coronavirus, y ahora ya no hay vacaciones, los niños
Emmanuel: Vencedor sobre el mal
47
Luis R. Fajardo
48
no pueden ir a la escuela. Las probabilidades de perder
el empleo aumentan, las deudas crecen, los conflictos
en la familia nos sobrepasan.
Lo más importante eres tú y tu salvación
En estos momentos volvemos a pisar la tierra, a
pellizcarnos y a saber que somos humanos, que todos
estamos en el mismo barco, que todos somos iguales.
Que somos más vulnerables de lo que pensábamos, y
que es vano vivir solo para asegurar el bienestar en esta
vida pasajera. Las cosas materiales son necesarias, pero
no son lo esencial. Jesús dice que lo más importante
eres tú, no lo que tienes. Sí, tú. Tu salud, tu vida, tu
salvación.
En una ocasión Jesús preguntó a sus oyentes: “¿De
qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O
qué se puede dar a cambio de la vida?” (Mateo 16:26).
Jesús se interesa por lo más importante que tienes: tu
vida, que es la que él vino a salvar. Pero no solo tu vida
actual, que se acaba después de 80 o, cuanto más, 90
años, sino que dijo: “Trabajen, pero no por la comida
que es perecedera, sino por la que permanece para
vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre
este ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación”
(Juan 6:27).
El presidente Donald Trump llegó a declarar:
“Habrá más suicidios por depresión que muertes
por coronavirus a menos que EE.UU. vuelva a abrir
sus negocios pronto”. 1 Esto podría demostrar la
preocupación de algunos gobiernos por los daños
colaterales que puede causar la pandemia.
Llegado este punto, es necesario recordar que,
más allá de la actual crisis, vale la pena vivir. En algún
momento volveremos a la “normalidad”, bueno, a
una nueva normalidad, pues muchas cosas que hasta
ahora eran parte de la “normalidad” podrían cambiar.
No obstante, no debes olvidar lo más importante, lo
auténtico: tu vida, tu familia, tu salud, tu salvación.
La actitud de Jesús hacia las
enfermedades
Como vimos en el capítulo anterior, Dios es un
enemigo declarado de las pandemias. Cuando Jesús,
Dios encarnado, vino a la tierra, mostró su carácter al
dedicar mucho de su ministerio a sanar a la gente. En
la declaración de intenciones de su misión, Jesús dejó
claro su propósito: “El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas
a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los
cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a
los oprimidos” (Lucas 4:18).
El Nuevo Testamento dice que “Jesús recorría
todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas,
anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando
toda enfermedad y toda dolencia” (Mateo 9:35). Esto
ha quedado registrado en todos los libros que cuentan
su vida y obra.
El evangelio promueve el bienestar en todos los
ámbitos de la vida, así lo establece la Biblia: “Querido
hermano, oro para que te vaya bien en todos tus
asuntos y goces de buena salud, así como prosperas
espiritualmente” (3 Juan 2).
Jesús fue claro en identificar quién es el originador
de muchas enfermedades. En respuesta a la acusación de
los fariseos de desobedecer el sábado por haber sanado
a una mujer encorvada, respondió: “Sin embargo, a
Emmanuel: Vencedor sobre el mal
49
Luis R. Fajardo
esta mujer, que es hija de Abraham, y a quien Satanás
tenía atada durante dieciocho largos años, ¿no se le
debía quitar esta cadena en sábado?” (Lucas 13:16).
Muchas enfermedades tienen su origen en Satanás,
así lo confirma el apóstol Pedro: “Me refiero a Jesús de
Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y
con poder, y cómo anduvo haciendo el bien y sanando
a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque
Dios estaba con él” (Hechos 10:38).
Jesús te ofrece esperanza y paz en
medio de la tormenta
Como hemos visto, Jesús no ha prometido
librarnos de los problemas de este mundo, incluso él
mismo no se libró, sino que aseguró que, si practicamos
sus enseñanzas, podremos permanecer de pie en medio
de las tormentas de la vida. Me gustaría compartir
contigo cinco razones que encontramos en Jesús que
nos ayudan a no perder la esperanza en medio de la
crisis del coronavirus, ni en las que vengan en adelante.
50
1. Jesús te comprende
Jesús vino como el hijo de una familia pobre, esto
lo llevó a identificarse con los más vulnerables de la
sociedad. El lugar de su nacimiento fue un humilde
establo destinado para el ganado. Siendo aún un niño,
su familia tuvo que huir como refugiados a Egipto,
pues lo buscaban para matarlo, por el simple “delito”
de haber nacido.
Ya adulto, las cosas empeoraron: Durante su
trayectoria tuvo que soportar la crítica y los constantes
ataques de sus enemigos. Además, sufrió la incredulidad
y las sospechas de aquellos a quienes vino a salvar,
incluso de su propia familia.
Hacia el final de sus días sufrió la traición de Judas
Iscariote, la negación de Pedro y el abandono del resto
de sus discípulos. Padeció bofetadas, golpes, insultos,
un juicio injusto; y al final, murió crucificado con una
muerte extremadamente dolorosa.
Sí, Jesús puede mirar a la cara al ser humano
que más ha sufrido, pues él también ha sufrido. Isaías
capítulo 53 describe de manera cruda el sufrimiento
que Jesús padeció. Pablo asegura: “Porque no tenemos
un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de
nuestras debilidades [y sufrimientos], sino uno que
ha sido tentado [sufrido] en todo de la misma manera
que nosotros, aunque sin pecado [pero ha vencido]”
(Hebreos 4:15). Además, Jesús dijo: “Si el mundo los
aborrece, tengan presente que antes que, a ustedes, me
aborreció a mí” (Juan 15:18).
En momentos de grande dificultad como estos,
Jesús se identifica con nosotros, nos compadece, y
puede decir “lo siento”, no como una mera frase de
cumplimiento, sino porque en realidad lo ha sufrido
igual, y lo siente. Jesús prometió estar siempre con
nosotros y es fiel a su palabra, ahora más que nunca
está cerca de la humanidad (Mateo 28:20).
Emmanuel: Vencedor sobre el mal
2. Jesús venció y tú también puedes vencer
Jesús animó a sus discípulos, y nosotros también
nos podemos dar por aludidos, cuando les dijo estas
palabras: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí
hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero
¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
En él podemos tener paz en medio de la aflicción del
coronavirus. “[…] porque yo vivo, también ustedes
vivirán” (Juan 14:19). Jesús solucionó el gran problema
del ser humano, la muerte.
51
Luis R. Fajardo
Es importante que tengamos en cuenta que la
victoria a la que Jesús se refiere, más que material
y física, es espiritual y de vida eterna. Su victoria
nos alienta y nos da la seguridad de que para esta
tribulación hay salida, para este problema hay
solución, para esta enfermedad habrá alivio y para la
muerte habrá resurrección. Esta certeza nos ayuda a
tener resiliencia en tiempos de coronavirus.
Resiliencia en Jesús
Quizás para algunos el término ‘resiliencia’
podría ser nuevo, así que te invito a que le dediquemos
un momento a comprender de qué se trata. Es un
término utilizado en Psicología que hace referencia
a la “capacidad de una persona o grupo para seguir
proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos
desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de
traumas a veces graves”. 2
Es un concepto que se toma de la Física, donde hace
referencia a una propiedad de determinados materiales
de volver a su forma original tras la acción de una
fuerza. Un ejemplo muy visual es el de una pelota
de gomaespuma que tras apretarla fuertemente con
la mano recupera al soltarla su forma sin que sea
necesaria ninguna acción especial por nuestra parte. 3
52
A diferencia de la recuperación, que “implica un
retorno gradual hacia la normalidad” después de un
evento traumático, “la resiliencia refleja la habilidad
de mantener un equilibrio estable durante todo el
proceso”. 4
A través del pensamiento resiliente, nosotros
podemos afrontar la crisis que ha causado la pandemia.
Es importante que durante el proceso busquemos
controlar nuestras emociones, detectarlas y convertirlas
en algo mucho mejor. Debemos visualizar el futuro con
esperanza, saber que volveremos al mismo estado de
normalidad como la pelota de goma, pero renovados
y más fuertes para enfrentar un nuevo mundo que sin
duda ya está cambiando.
3. Jesús lo predijo para afianzar nuestra fe
Como vimos en el capítulo uno, Jesús predijo que
vendrían enfermedades (Lucas 21:10), más adelante
dijo: “Así que tengan cuidado; los he prevenido de
todo” (Marcos 13:23), ¿y cuál es el propósito de que
lo haya dicho antes?, Jesús mismo responde: “Y les he
dicho esto ahora, antes de que suceda, para que cuando
suceda, crean” (Juan 14:29).
De este modo Jesús se aplica a sí mismo el criterio
de verificación para identificar a un verdadero profeta,
que se encuentra en el libro de Jeremías: “Pero a un
profeta que anuncia paz se le reconoce como profeta
verdaderamente enviado por el Señor solo si se
cumplen sus palabras” (Jeremías 28:9). De este modo,
tenemos aún más evidencias para reconocer que ¡Jesús
es el Señor!
El coronavirus no tomó a Dios desprevenido, ni
Dios estaba de vacaciones, y por supuesto, Dios no está
en cuarentena. Dios está al control de todo lo que está
pasando en este mundo. Dios está trabajando para la
salvación de la humanidad, como lo ha hecho desde
que Adán y Eva pecaron engañados por Satanás.
Jesús aseguró: “mi Padre aún hoy está trabajando, y
yo también trabajo” (Juan 5:17). Hoy más que nunca,
podemos confiar en Dios.
Emmanuel: Vencedor sobre el mal
53
Luis R. Fajardo
54
4. Jesús te ofrece una paz inmune al coronavirus
Jesús aseguró: “La paz les dejo; mi paz les doy.
Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No
se angustien ni se acobarden” (Juan 14:27). La paz a
la que muchos nos hemos acostumbrado es una paz
dependiente.
Depende de que tengamos la hipoteca al día.
Depende de que podamos mantener el empleo.
Depende de que tengamos Internet en el móvil.
Depende de que el auto nos lo entreguen a tiempo en
el taller. Depende de que encontremos pronto la ropa
que me quiero poner. Depende de que el banco nos
apruebe la línea de crédito que solicitamos. Depende...
Por su lado, Jesús ofrece una paz independiente.
Independiente de que te echen o no del trabajo.
Independiente de que el gobierno diga que estaremos
dos semanas más encerrados. Independiente de que el
coronavirus te alcance. Independiente de que tu hijo esté
por nacer en medio de esta pandemia. Independiente
de que te rebajen el salario para hacer sostenible la
empresa donde trabajas. Independiente de que tengas
pérdidas por no poder abrir tu negocio. En definitiva,
independiente incluso de que vivas o mueras.
Alguien podría pensar: “solo el consuelo de los
tontos puede hacer algo así, ¿quién estaría en paz en
alguna de estas situaciones?” Podemos responder:
aquellos que construyeron su casa sobre la roca. Quienes
tienen en Dios puesto su pensamiento. “Tú guardarás en
completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;
porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3, RVA2015). Los
que entienden que estamos inmersos en un conflicto
cósmico. Los que saben que Dios obra a través de todo,
para beneficiar a aquellos que le aman (Romanos 8:28).
Es importante resaltar el hecho de que la paz que
Jesús ofrece no es sinónima de “pasividad”, sino que es
una paz “activa” y especialmente preocupada por los
demás, que actúa no solo para mantenerse sino también
para extenderse. El apóstol Pablo dijo: “no se inquieten
por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y
ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo
Jesús” (Filipenses 4:6-7).
Más adelante sigue diciendo: “hermanos,
consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente
o merezca elogio” (Filipenses 4:8). Hoy más que nunca,
es importante que mantengamos en nuestra mente un
pensamiento positivo. La Palabra de Dios es una fuente
amplia de mensajes positivos y de esperanza que,
además, son verdaderos.
Emmanuel: Vencedor sobre el mal
5. Jesús prometió volver
La mayor de las promesas hechas por Jesús es
que regresaría a la Tierra por segunda vez. “No se
angustien. Confíen en Dios, y confíen también en
mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas;
si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a
prepararles un lugar. Y, si me voy y se lo preparo, vendré
para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde
yo esté” (Juan 14:1-3). Esta certeza nos puede ayudar
a estar felices en medio del coronavirus. Veámoslo con
una ilustración.
Muchos deseamos que lleguen las vacaciones
para descansar y desconectar del ajetreo del día a día.
55
Luis R. Fajardo
56
Imagínate que, llegado el tan anhelado día del inicio
de las vacaciones, comienzas tu viaje para encontrarte
con el resto de tus seres queridos y disfrutar de la grata
compañía de la familia extendida. El trayecto tiene
curvas y colinas, pero mientras vas por la autopista el
pavimento hace que el camino sea agradable.
Al acercarte a tu destino, abandonas la autopista
y entras en una carretera secundaria. Este camino está
repleto de baches llenos de agua, lodo y rocas. Pero tu
ánimo y alegría no disminuyen por este hecho, sino que
aumentan. Y no es que te alegres por los baches del
camino sino porque sabes que estás acercándote a tu
tan anhelado destino.
Sabes que pronto sentirás el cálido y sincero abrazo
de tus padres, y que volverás a escuchar las increíbles
historias de tu tío, el aventurero, y te sorprenderás con
las ocurrencias de tu sobrino más joven, o de algún otro
familiar querido.
Los cristianos podemos mantener la paz y la alegría
en tiempos del coronavirus porque sabemos que es una
señal, es un indicador de que el camino está llegando a
su fin. Jesús mismo dijo: “Cuando comiencen a suceder
estas cosas, cobren ánimo y levanten la cabeza, porque
se acerca su redención” (Lucas 21:28).
Así es, apreciado lector, el regreso de Jesús es la
mayor esperanza del cristianismo. Porque sabemos
que su venida marcará el inicio de un mundo nuevo
donde disfrutaremos del inigualable gozo de vivir en la
presencia de Dios. Por lo cual, junto al apóstol Pedro
digamos: “Pero, según su promesa, esperamos un cielo
nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia”
(2 Pedro 3:13).
El apóstol Juan vislumbró aquel nuevo mundo y
dijo: “Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado
de existir, lo mismo que el mar” (Apocalipsis 21:1).
¿Regreso de Jesús? ¿Un mundo nuevo? Más
adelante dedicaremos suficiente tiempo para comprobar
si tiene sentido seguir esperando el cumplimiento de
estas promesas de Jesús en el siglo XXI.
Paz en medio de la tormenta
Por las razones que acabamos de ver, podemos
estar en paz en medio de la crisis del coronavirus. Pero
siéndote sincero: Si tu vida se parece a la de aquellos que
construyeron sobre la arena, quizás sea porque la tuya
también está construida sobre la arena. Es tiempo de
revisar con honestidad cuál es el fundamento de nuestra
vida, y asegurarnos de que estamos construidos sobre
la “Roca eterna” Dios (Isaías 26:4). Esta certeza nos
ayudará a tener resiliencia en tiempos del coronavirus.
Te invito a que me acompañes en el siguiente
capítulo. Allí conoceremos cómo la esperanza que Jesús
ofrece a través del evangelio fortaleció a los cristianos
para ayudar a muchas personas durante pandemias
que la humanidad vivió después de su partida.
Veremos cómo sirvieron, incluso hasta a sus enemigos,
quienes tuvieron que reconocer la dedicación y entrega
desinteresada de estos discípulos de Cristo. ¡Lo mejor
de esta obra está por venir!
Emmanuel: Vencedor sobre el mal
57
4
El cristianismo frente a las
pandemias a través de la
historia
“No había ningún necesitado en la comunidad” (Hechos
4:34)
Alguien dijo: “lo peor de la peste no es que
mata los cuerpos, sino que desnuda las almas,
y ese espectáculo suele ser horroroso”. 1 Esta
expresión hace referencia al egoísmo que muchas
veces sale a relucir en tiempos de crisis. La alarma
provocada por el coronavirus no ha estado exenta de
imágenes que nos muestran un lado poco agradable
de nosotros y que, en general, se mantiene oculto en
los buenos tiempos.
También hemos oído que “los buenos amigos se
conocen en los malos momentos”. La razón es que hay
eventos que nos muestran tal cual somos, cuando las
palabras no son suficientes, sino que es necesario actuar;
cuando no vale decir “lo siento”, sino estar presente,
aunque sea en silencio. Momentos que marcan un
antes y un después en las relaciones personales, pues
no todos se muestran dignos de llamarse “amigo”.
A lo largo de la historia, el amor al prójimo
predicado por los cristianos, que también incluye
a los enemigos, fue puesto a prueba hasta su límite.
En las peores pandemias, cuando hasta los médicos
abandonaban a los pacientes y huían, causando “un
59
Luis R. Fajardo
espectáculo horroroso”, los cristianos tuvieron su
prueba de fuego. Su pretensión de “amar al prójimo
sin distinción” fue puesta a prueba.
En este capítulo, haremos un breve repaso por
tres de las peores pestes que se propagaron a través
de grandes regiones después de la ascensión de Jesús.
Estudiaremos la Peste Antonina (siglo II), la Peste
Bubónica (siglo XVI) y la “Gripe española” (1918-
1920). Nuestro principal propósito será conocer cómo
los cristianos enfrentaron estas crisis y qué resultados
obtuvieron.
Espero que nos pueda servir de ejemplo, aunque
nos separan décadas, y en algunos casos siglos. La
motivación que tuvieron sigue siendo igual de válida en
nuestros días: el poder de Jesús para salvar y el poder
del evangelio para dar esperanza.
60
La iglesia primitiva y la Peste
Antonina (Siglo II)
Sarah K. Yeomas, directora de Programas
Educativos de la Sociedad de Arqueología Bíblica,
en su artículo “The Antonine Plague and the Spread
of Christianity” (La Peste Antonina y la difusión del
cristianismo), presenta de una manera clara varios
hechos relevantes sobre la Peste Antonina que nos
ayudarán a comprender la magnitud de lo ocurrido.
A finales del siglo II de nuestra era, en pleno
apogeo de la gloria del Imperio romano, ocurrió un
evento que marcó para siempre no solo a Roma sino
también a todo el mundo occidental. La Peste Antonina
estremeció los mismos cimientos del Imperio, pues
“probablemente cobró la vida del propio [emperador]
Lucius Verrus en el año 169, y posiblemente la de su
coemperador Marco Aurelio en el año 180”. 2
El efecto sobre la población civil fue evidentemente no
menos severo. En su carta a Atenas en el 174/175,
Marco Aurelio rebajó los requisitos para ser miembro
del Areópago (el consejo gobernante de Atenas), ya
que ahora había muy pocos atenienses sobrevivientes
de clase alta que cumplieran con los requisitos que
se habían introducido antes del brote. También los
documentos fiscales egipcios […] atestiguan una
disminución significativa de la población en las
ciudades egipcias. 3
Para que tengamos una idea de la agresividad con
la que esa pandemia atacó al Imperio romano, Sarah
K. Yeomas nos presenta algunas cifras:
Dio Cassius [historiador romano de la época] describe
la muerte de hasta 2,000 personas por día solo en
Roma durante un brote particularmente letal en el
189. Se ha estimado que la tasa de mortalidad durante
el período de 23 años de la Peste Antonina fue del 7
al 10 por ciento del pueblo; entre los ejércitos y los
habitantes de las ciudades más densamente pobladas,
la tasa podría haber llegado al 13-15 por ciento.
El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia
[Pero el dolor físico y la muerte no fueron las
únicas consecuencias de la peste],
además de las consecuencias prácticas del brote, como
la desestabilización del ejército y la economía romana,
el impacto psicológico en las poblaciones debió haber
sido sustancial. Es fácil imaginar la sensación de
miedo e impotencia que los antiguos romanos debieron
sentir frente a una enfermedad tan despiadada,
dolorosa y con frecuencia fatal. 4
61
Luis R. Fajardo
Algo que llama la atención de todo lo ocurrido en
medio de la pandemia fue el hecho de que:
mientras los proyectos de arquitectura cívica se
suspendieron, la construcción de sitios sagrados y
formas ceremoniales se intensificó. Se dice que Marco
Aurelio [emperador] invirtió mucho en la restauración
de los templos y santuarios de las deidades romanas.
Por otro lado, uno se pregunta si fue en parte debido a
la plaga que el cristianismo se unió y se extendió tan
rápidamente por todo el imperio a fines del siglo II. 5
Como dato histórico, nos gustaría agregar que
aquel famoso médico, Galeno (130-210 d.C.), cuyo
nombre sirve en muchos países para denominar a los
profesionales de la salud, tuvo su prueba de fuego justo
en esta pandemia, hasta el punto de que algunos la
llaman la Peste de Galeno. 6
¿Expansión del cristianismo en medio de la plaga?
¿Cómo puede ser esto? Sí, por su esperanza y vocación
de servicio, el cristianismo puede ofrecer a la gente el
cuidado y las respuestas que necesitan en los momentos
de gran agitación y perplejidad.
Respuesta de los paganos frente a la pandemia
Pero antes de que conozcamos qué hicieron los
cristianos, sería bueno saber cuál fue la respuesta de
los paganos frente a la pandemia. Rodney Stark, citado
por John Piper, indica que
62
en los años 165 y 251 d.C., cayeron dos grandes
plagas sobre el Imperio romano. En esa época, la
misericordia y el sacrificio no tenían un fundamento
cultural ni religioso fuera de la iglesia cristiana. Se
creía que a los dioses no les interesaban los asuntos
humanos. La misericordia era vista como un defecto de
carácter y la compasión como una emoción patológica;
debido a que la misericordia implica dar una ayuda
inmerecida, decían que era contraria a la justicia. 7
Lo más impresionante es que “por esto, mientras
que un tercio del imperio moría a causa de la plaga, los
médicos huían a sus casas de campo. Los que tenían
síntomas eran expulsados de las casas. Los sacerdotes
paganos abandonaban los templos. Aunque te parezca
increíble, “el sentido de auto conservación de Galeno
evidentemente superó su curiosidad científica, y se retiró
a su ciudad natal, Pérgamo. Su retiro no duró mucho;
con la epidemia todavía “furiosa”, los emperadores lo
llamaron a Roma en el 168”. 8
Respuesta cristiana a la peste
En este contexto social, llegó el momento de que
la sufrida iglesia cristiana actuase. “Los cristianos
afirmaron tener respuestas y, sobre todo, realizaron
acciones apropiadas”. 9
Los cristianos llevaron el mensaje del evangelio
que asegura una vida eterna al regreso de Cristo. 10 “Un
mensaje precioso en una temporada de desamparo
médico y total desesperanza”. “En cuanto a las
acciones, hubo grandes cantidades de cristianos que
cuidaban a los enfermos y moribundos”. 11
El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia
Con el tiempo, este cuidado contracultural [no común
en la cultura romana] hacia los enfermos y los pobres
—realizado por la gracia y el poder de Cristo—
atrajo a muchas personas que estaban perdidas en el
paganismo que les rodeaba. Dos siglos después, cuando
63
Luis R. Fajardo
el emperador romano Juliano (332-363 d.C.) quiso
revivir la religión romana antigua, vio el cristianismo
como una amenaza creciente. 12
En su “Carta 84” dirigida a Arsacio, sumo
sacerdote pagano de Galacia, Juliano reconoce el gran
trabajo realizado por la iglesia cristiana en favor no
solo de los cristianos, sino también de los paganos. 13
El ateísmo (es decir, la fe cristiana) [por no creer
en los dioses paganos] ha avanzado especialmente a
través del servicio amoroso a los desconocidos y de
su preocupación por enterrar a los muertos. Es un
escándalo que no haya un solo judío que sea mendigo,
y que esos galileos impíos [es decir, los cristianos] no
solo cuiden de sus propios pobres, sino también de los
nuestros: mientras que los que nos pertenecen buscan
en vano la ayuda que deberíamos darles. 14
Como resultado del esfuerzo de los cristianos, “el
sociólogo y demógrafo religioso Rodney Stark afirma
que la tasa de mortalidad en las ciudades donde había
comunidades cristianas pudo haber sido la mitad en
comparación con las otras ciudades”. 15
64
Reforma Protestante y la Peste
Bubónica (Siglo XVI)
Pasaron 14 siglos y surgió otra pandemia, esta vez
era la Peste Bubónica que amenazaba con diezmar la
población de Europa. Las ciudades se volvieron a llenar
de enfermos y muertos. Pero los cristianos, mostrando
su vocación de servicio desinteresado aprendida del
Maestro, volvieron a ponerse al frente en favor de Dios
y la humanidad.
En 1527, cuando la peste bubónica golpeó a
Wittenberg [Alemania], Martín Lutero rechazó las
llamadas para huir de la ciudad y protegerse. Más
bien, se quedó y ministró a los enfermos. La negativa a
huir le costó la vida a su hija Elizabeth. Pero produjo
un tratado, [titulado] ¿Deben los cristianos
huir de la peste? donde Lutero proporciona una
articulación clara de la respuesta cristiana a la
epidemia: ‹moriremos en nuestros puestos›.
Los médicos cristianos no pueden abandonar sus
hospitales, los gobernadores cristianos no pueden
huir de sus distritos, los pastores cristianos no
pueden abandonar sus congregaciones. La plaga no
disuelve nuestros deberes: los convierte en cruces,
en las cuales debemos estar preparados para morir. 16
Las indicaciones dadas por Martín Lutero no
pueden ser más claras:
Por lo tanto, le pediré a Dios misericordiosamente que
nos proteja. Luego fumigaré, ayudaré a purificar el
aire, administraré la medicina y la tomaré. Evitaré
lugares y personas donde mi presencia no sea necesaria
para no contaminarme y así infectar y contaminar
a otros, y causar su muerte como resultado de mi
negligencia.
El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia
Si Dios quisiera llevarme, seguramente me encontrará
haciendo lo que esperaba de mí, por lo que no soy
responsable ni de mi propia muerte ni de la muerte de
los demás. Sin embargo, si mi vecino me necesita, no
evitaré el lugar o la persona, sino que iré libremente,
como se indicó anteriormente. Mira, esta es una
fe tan temerosa de Dios porque no es descarada ni
imprudente y no tienta a Dios.
65
Luis R. Fajardo
Además, el que contrajo la enfermedad y se recuperó
debe mantenerse alejado de los demás y no [debe ser]
admitido en su presencia a menos que sea necesario.
Aunque uno debería ayudarlo en su momento de
necesidad, como se señaló anteriormente, él, a su vez,
debería, después de su recuperación, actuar de manera
tal que nadie se ponga en peligro innecesariamente por
su cuenta y así causar la muerte de otros. 17
Las iglesias cristianas frente a la
Influenza (1918-1920)
Avanzando 4 siglos, nos encontramos con la
pandemia de Influenza (H1N1) de principios del siglo
pasado, la mal llamada “gripe española”. En ella, los
cristianos mostraron una reacción similar a la de sus
antecesores en la fe.
Comenzó en el otoño de 1918, cerca del final
de la Primera Guerra Mundial. Esta gripe fue
especialmente mortal para los jóvenes. La gente se
despertó sintiéndose bien por la mañana solo para
estar muerta al anochecer.
Se estima que en todo el mundo murieron hasta 50
millones de personas. Reclamó más de 650,000 vidas
en los Estados Unidos, o alrededor de seis veces el
número de soldados estadounidenses que murieron
en la Primera Guerra Mundial. Pocos cementerios
antiguos en Georgia no tienen lápidas con fechas del
otoño y el invierno de 1918-1919.
66
Además, después de que disminuyó, hubo un persistente
temor de que volvería el siguiente otoño y acabaría
con toda la raza humana. Pocas familias en Estados
Unidos no sufrieron la muerte de un miembro de la
familia, y ciertamente todos conocían a alguien que
murió a causa de la gripe. 18
A continuación, nos gustaría presentar cómo
algunas comunidades cristianas se enfrentaron a esta
crisis y cuál fue el resultado obtenido por su esfuerzo.
La Iglesia Pentecostal
La Influenza de 1918 (H1N1) representó una gran
prueba para el recién nacido movimiento pentecostal.
Apenas se contaban 8 años desde que el gran despertar
espiritual de la calle Azusa (California, EE.UU.),
dirigido por el pastor William J. Seymour, marcara el
inicio del pentecostalismo. 19 Aquel gran reavivamiento
aún se dejaba sentir en varias ciudades del país, pero a
causa de la pandemia, la recién nacida iglesia enfrentó
una de las pruebas más difíciles de su historia.
A partir de 1918, los relatos de la ‹influenza española›
llenaron las páginas de The Christian Evangel (El
Cristiano Evangélico), el documento oficial de las
Asambleas de Dios (AD), más tarde conocido como
Pentecostal Evangel (Evangélico Pentecostal). En
Springfield, Missouri (EE.UU.), donde las AD se
había mudado recientemente, se produjo un gran brote.
El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia
Las iglesias y los ministros cumplieron con los
mandatos del Departamento de Salud [del estado]
de cerrar sus reuniones y poner en cuarentena a los
enfermos. […] En varias ocasiones, los ministros
cancelaron las reuniones de avivamiento porque la
influenza se estaba extendiendo por toda la ciudad.
Algunos vieron la epidemia como resistencia a la gran
obra que Dios estaba haciendo.
67
Luis R. Fajardo
Sin embargo, estos creyentes también fueron a las
casas de aquellos que estaban enfermos para orar,
y vieron muchas respuestas a la oración. No tenían
miedo de orar por los enfermos.
Algunas de las zonas más afectadas por la pandemia,
fuera de los Estados Unidos, lo fue particularmente la
India. Lamentablemente, muchos misioneros también
murieron a causa de la pandemia. Una en particular,
Nellie Andrews Norton, murió a causa de su ministerio
con personas infectadas con el virus H1N1.
El homenaje a Norton publicado en ‹El Cristiano
Evangélico› dice: ‹Cuando la gripe llegó a nuestro
medio el mes pasado, no se echó a un lado, sino que
trabajó día y noche cuidando a los enfermos hasta que
ella misma contrajo la enfermedad›.
Los primeros pentecostales sufrieron la peor pandemia
de gripe hasta ese momento de la historia. Aunque
creían en la curación, no afirmaban que su fe en Dios
los protegería de la enfermedad. Muchos contrajeron
la gripe; algunos murieron.
Sin embargo, ellos continuaron proclamando que
Dios era un sanador, y muchos fueron preservados
a través de la gripe o curados de ella. En cualquier
caso, testificaron que su fe en Dios y la oración los
ayudaron a superar la crisis. 20
68
La Iglesia Bautista
La Iglesia Bautista, es otra de las comunidades
cristianas que destacaron por su ardua labor enfrentando
la pandemia, y que llegó a ser de gran bendición para
la comunidad en los Estados Unidos.
Cuando la gripe española se extendió por Carolina del
Sur, se reportaron 50,000 casos. La gripe comenzó
con un pequeño número de casos en la primavera de
1918. Disminuyó durante el verano, pero regresó en
otoño con venganza, a menudo causando la muerte
solo unos días después de los primeros síntomas.
Los informes más desgarradores vinieron del
superintendente del Hospital Bautista, Louis J.
Bristow. Establecido en 1914, el hospital era
pequeño, pero ya había demostrado ser un ministerio
importante en la capital del estado. Bristow escribió
a The Courier [El mensajero] el 7 de noviembre
de 1918: ‹estas semanas de octubre han sido las más
ocupadas de mi vida, tal vez la situación en el Hospital
Bautista haya sido sin paralelo en su historia›.
Bristow proporcionó un relato de un testigo ocular de
la devastación que causó la epidemia: ‹He estado de
guardia continuamente dieciséis, dieciocho e incluso
veinte horas por día, mientras la muerte estaba en
una fiesta horrible, destruyendo las preciosas vidas
de hombres y mujeres›. En muchos casos, todo lo que
podía hacer era consolar a las familias a medida que
morían sus seres queridos. Incluso eso lo abrumaba,
porque ‹la muerte era demasiado ágil y saltaba de una
habitación a otra, y de un edificio a otro, y capturaba
a sus víctimas casi antes de que nos diéramos cuenta›.
El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia
En su informe posterior a la convención, Bristow
no pudo evitar expresar su orgullo por el trabajo del
personal del hospital durante la crisis: ‹Se siente un
orgullo sano por el servicio prestado en la crisis, una
temporada de enfermedad que en cantidad de muertes
no tiene paralelo en el conocimiento de esta generación›.
Dio un testimonio del favor de Dios: aunque muchas
69
Luis R. Fajardo
de las enfermeras contrajeron la enfermedad, ninguna
murió.
[El legado de los hermanos bautistas podría
resumirse en tres grandes aspectos]:
Primero, creían que cuidar a los enfermos era el deber
de todo creyente. [el Dr.] Bristow, superintendente
del hospital argumentó que la declaración de Jesús:
‹Estaba enfermo y me visitaste› es una expresión llena
de sugerencias.
En segundo lugar, una de las formas en que cuidaban
a los enfermos era cumplir con los requisitos del
gobierno de no reunirse. El cumplimiento de las
recomendaciones del Departamento de Salud ayudó a
‹acabar con el mal lo más rápido posible›.
Tercero, los bautistas de Carolina del Sur no dejaron
de hacer ministerio, a pesar de que no podían
reunirse físicamente. A través del cuidado pastoral,
la donación en la iglesia, el cuidado de los enfermos
y la recaudación de la mayor cantidad de donaciones
cooperativas en su historia: los bautistas de Carolina
del Sur estuvieron a la altura del desafío. 21
70
La Iglesia Adventista del Séptimo Día
El profesor de religión de la Universidad Adventista
Southwestern, Michael W. Campbell, en su artículo
“Los adventistas y la pandemia de Influenza de 1918”,
narra cómo dicha comunidad cristiana enfrentó la
pandemia. Algunos adventistas se contaron entre las
víctimas mortales, “las minutas de las juntas de iglesia
indican este hecho: ‘la escuela adventista para niños
indígenas americanos perdió a su maestro por razón de
la influenza española’”. 22
Campbell hace notar que el 11 de octubre de 1919,
la Asociación General aprobó una resolución
titulada ‹Organizando a las iglesias para la labor de
emergencia›. En ella se recomendaba que “en tiempos
de epidemia o de otras serias emergencias de salud,
las asociaciones deben hacer todo lo que sea posible
para reanimar a nuestras iglesias y prepararlas para
atender las necesidades de nuestra propia gente y
prestar ayuda a otros, apelando a nuestros médicos
y enfermeros que están disponibles, a que instruyan y
dirijan tal labor [...] dado que la emergencia requiere
que se preste atención pronta e indivisa, según la
situación lo demanda. 23
Por su lado, el secretario de la Obra Médico
Misionera de la Asociación General, el doctor W. A.
Ruble, “instó a los adventistas a ver aquello como una
oportunidad para llevar el evangelio al mundo”. 24
Un trabajo exitoso
Un testimonio digno de recordar fue publicado el
9 de enero de 1919 en la revista The Review and Sabbath
Herald que cito a continuación:
El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia
El seminario Adventista del Séptimo Día de
Hutchinson, con ciento veinte de sus ciento ochenta
estudiantes y maestros alojados bajo un mismo techo,
fue invadido por la enfermedad hace tres semanas.
Los síntomas de la enfermedad se desarrollaron en
aproximadamente noventa de estas personas y, bajo la
dirección del Dr. H. E. Larson, un médico graduado
y miembro de la facultad, todas las personas que
mostraban indicios de enfermedad fueron puestos
en reposo de inmediato, con una enfermera quien
71
Luis R. Fajardo
tomaba la temperatura y observaba el desarrollo
de los síntomas de la epidemia. Si esos síntomas se
desarrollaban, se le requería al paciente permanecer
en la cama.
No se administraron medicamentos, sino descanso
absoluto, además se siguió una dieta cuidadosamente
regulada y se aplicaron fomentos en la garganta, el
pecho y el abdomen. Este tratamiento en casi todos los
casos redujo la fiebre de los pacientes, y en un día más
o menos estaban visiblemente bien. […] El siguiente
peligro era la recaída. Para protegerse contra esto, se
requería que cada paciente permaneciera en reposo
entre dos a cinco días después de la recuperación
completa, según el estado de su “gripe”.
Como resultado de este sistema de manejo de una
enfermedad que afecta a miles de víctimas todos los
días, no ha habido un caso que pudiera considerar
grave o una sola muerte en el seminario, aunque hubo
más de noventa personas infectadas. 25
Es necesario destacar el resultado de los esfuerzos
de esta comunidad cristiana en el tratamiento de sus
pacientes. Un buen ejemplo lo tenemos en el testimonio
del director de salud de la ciudad de Hutchinson
(Minnesota, EE.UU.), quién el 13 de diciembre de 1919,
felicitó al seminario de Hutchinson por su gestión en
el tratamiento de la epidemia de gripe que ha sufrido
recientemente:
72
Bajo la autoridad del Dr. Fred Sheppard, oficial de
salud de la ciudad de Hutchinson, se puede afirmar
que ninguna institución pública en el estado de
Minnesota hasta la fecha ha conseguido este récord
en el manejo de la gripe, la epidemia mundial que
ha llevado a millones a la tumba, así que todo el
reconocimiento para el seminario Adventista del
Séptimo Día de Hutchinson. 26
Almas que brillan
Podemos resaltar que la ayuda al necesitado es una
constante entre los cristianos, y esto tiene su origen en
las enseñanzas de Jesús: “Así que en todo traten ustedes
a los demás tal y como quieren que ellos los traten a
ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas” (Mateo
7:12).
En el libro del profeta Isaías, se presenta una
pregunta de Dios al pueblo de Israel que es válida para
nosotros hoy: “Ustedes solo ayunan para pelear y reñir,
y darse puñetazos a mansalva. Si quieren que el cielo
atienda sus ruegos, ¡ayunen, pero no como ahora lo
hacen! ¿Acaso el ayuno que he escogido es solo un día
para que el hombre se mortifique? ¿Y solo para que
incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra
de ceniza? ¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día
aceptable al Señor?” (Isaías 58: 4-5).
Enseguida, Dios mismo responde: “el ayuno que
he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de
injusticia y desatar las correas del yugo, poner en
libertad a los oprimidos y romper toda atadura? ¿No
es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento
y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo
y no dejar de lado a tus semejantes? Si así procedes, tu
luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu
sanidad; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del
Señor te seguirá” (Isaías 58: 6-8).
El apóstol Santiago en el Nuevo Testamento lo
reafirma: “la religión pura y sin mancha delante de
El cristianismo frente a las pandamias a través de la historia
73
Luis R. Fajardo
Dios nuestro Padre es esta: atender a los huérfanos y a
las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la
corrupción del mundo” (Santiago 1:27).
En conclusión, cuando la peste desnudó las almas
de todo el mundo, las de los cristianos brillaron y, por
su ejemplo, multitudes creyeron en su mensaje y en el
Maestro a quien servían. Fue precisamente a esto a lo
que Jesús se refería cuando dijo: “este evangelio del
reino se predicará en todo el mundo como testimonio
a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo
24:14).
74
Creciendo en los tiempos difíciles
Los momentos cuando el cristianismo ha tenido
más influencia o ganado más adeptos, son precisamente,
cuando hablar no es suficiente, sino actuar. Los
cristianos del siglo II desempeñaron un papel relevante
en la solución de la Peste Antonina y la iglesia creció.
Los cristianos de la reforma lo entendieron y sirvieron
a su generación aun a costa de su propia vida. Los
cristianos de hace 100 años lo comprendieron y
ayudaron a salvar muchas vidas.
Hoy nos toca a nosotros. Queda preguntarnos:
¿qué se dirá de nosotros? ¿Hablaremos o actuaremos?
Podemos seguir el testimonio que nos dejaron nuestros
antepasados cristianos y continuar bendiciendo al
mundo, en especial en medio y a pesar de la pandemia.
En los dos capítulos siguientes, abordaremos en
detalle esta importante cuestión. Veremos qué podemos
hacer los cristianos, tanto como iglesia organizada,
como de manera individual, para bendecir al mundo
en medio del coronavirus, y honrar así el legado de los
que nos precedieron en el camino de la fe.
5
La iglesia frente al
coronavirus
“Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente”
(Mateo 10:8)
Uno de los debates que ha estado ganando
auge en los últimos años tiene que ver con
la iglesia: su relevancia en la sociedad, su
razón y propósito. Al intentar abordar este asunto,
algunos creen enfrentar el siguiente dilema: cuanto
más incide la iglesia en la sociedad, se vuelve más
secular, y cuando más se aferra a sus principios, pierde
relevancia en la sociedad. 1
La respuesta a este aparente dilema es Jesús.
Él nunca falló a sus principios y fue más relevante
que nadie a la sociedad de su época. De él podemos
aprender que la fidelidad a la Palabra de Dios es el
secreto para ser una iglesia bíblicamente autentica, y a
la vez relevante para la sociedad.
En general, son los más jóvenes quienes a menudo
preguntan sobre la legitimidad, relevancia e incluso
sobre la necesidad de la iglesia en el siglo XXI. Elena
de White define qué es la iglesia, cuál es la razón de su
existencia y cuál es su misión. Ella declara: “la Iglesia
es el medio señalado por Dios para la salvación de los
hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la
de anunciar el evangelio al mundo”. 2
75
Luis R. Fajardo
Como hemos visto en el capítulo anterior, en
tiempos de pandemia, la razón de existir de la iglesia
(servir) y su misión (anunciar el evangelio al mundo), se
vuelven más relevantes y decisivas que nunca. Como
ninguna otra organización, ella está llamada a ser la
boca de Dios frente a la sociedad para dar un mensaje
de esperanza, y las manos de Dios para ayudar a los
más vulnerables. Solo de este modo, estaría cumpliendo
su razón de ser.
En este capítulo, abordaremos la importante
cuestión de la iglesia y su misión en tiempos de
coronavirus. Hoy más que nunca es necesaria una
especial unión con Cristo, fundamento de la legitimidad
de la iglesia, para que pueda ser fiel a su misión. En
términos generales, en este momento la iglesia tiene
una doble misión: atender a los suyos sin descuidar a
los demás (Galatas 6:10). Veremos qué cosas prácticas
podría la iglesia hacer en cada uno de estos aspectos.
Antes de continuar, es necesario resaltar que
algunas de las recomendaciones ofrecidas en este
capítulo, ya se están realizando en algunos lugares.
Reconozco dicha labor, y deseo que más iglesias se
involucren en acciones para servir a una sociedad
perpleja a causa del coronavirus. Por otro lado,
rogamos que todas las actividades que proponemos se
hagan en estricto cumplimiento de las disposiciones
gubernamentales de cada país.
76
La iglesia y su responsabilidad
hacia dentro
En medio de la agitación de esta pandemia,
muchos hemos corrido en avalancha a buscar todo lo
necesario para asegurar provisión de comida y otros
insumos. Sin embargo, muchas personas, más de lo que
pensamos, se han quedado “atrás”; incluso algunos de
los miembros de comunidades cristianas. En algunos
casos, ni los gobiernos los han tenido en cuenta en sus
planes de ayuda. Son los grandes olvidados a causa de
la pandemia. De ellos Dios se acuerda, y manda a su
iglesia a servirles y cuidarles.
La realidad que muchos enfrentan
En estos momentos de gran dificultad, algunos
cristianos especialmente en países en vías de desarrollo
podrían verse impedidos de conseguir los alimentos
necesarios. No todos contamos con la posibilidad de
tener en casa todo lo que podríamos necesitar durante
el encierro.
La realidad es que el llamado “empleo informal”,
en algunos países latinoamericanos alcanza a más del
45% de la población activa. 3 Con “empleo informal”
nos referimos a
La iglesia frente al coronavirus
la actividad laboral de los trabajadores independientes,
los vendedores ambulantes, las trabajadoras de servicio
doméstico, los limpiavidrios, entre otros. Este tipo de
empleos, por lo general, son mal remunerados y ofrecen
condiciones laborales deficientes. Además, debido a
que no cuentan con la adecuada protección legal para
las relaciones laborales, son empleos sin protección
social, que no brindan estabilidad económica para los
trabajadores. 4
O sea, estas son personas que en la mayoría de
los casos si no salen a trabajar, no comen. Algunos
miembros de nuestras comunidades de fe se enfrentan
a esta preocupante realidad, y se pueden ver ante la
triste paradoja: “salir de casa a exponerse al contagio
del virus, o quedarme en casa a morir de hambre”.
77
Luis R. Fajardo
Oportunidad en medio de la crisis
En toda crisis se presentan grandes oportunidades.
Esta pandemia podría ser un momento perfecto para
demostrar nuestro profundo amor fraternal, y practicar
la piedad de la iglesia primitiva siendo guardianes de
todos y en especial de los miembros del cuerpo de
Cristo. Pablo dijo: “por lo tanto, siempre que tengamos
la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a
los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).
A través de la planificación y ejecución de proyectos
de asistencia a lo interno de las congregaciones, cada
cuerpo de creyentes puede salir unido como grupo, y
cada miembro afianzado en la fe.
Es cierto que algunas congregaciones no cuentan
con los recursos y la infraestructura necesaria
para atender las posibles necesidades que podrían
presentarse, y no podrían atender a las necesidades
de sus miembros. En estos casos, la iglesia podría
promover la solidaridad mutua entre hermanos. El que
tenga más, coopere con aquel que necesita.
Siempre que sea posible, la iglesia podría gestionar
con los gobiernos locales la solicitud de ayudas
económicas o de alimentos para sus miembros y para
el resto de la comunidad. Muchas congregaciones
poseen Organizaciones No Gubernamentales (ONG)
reconocidas por el gobierno que, en muchos casos,
podrían ser un canal adecuado para este tipo de ayuda.
78
La iglesia y su compromiso frente a
la sociedad
Como hemos visto en el capítulo anterior, la iglesia
históricamente ha trabajado para aliviar las cargas de
los demás, y de manera especial en los momentos de
pandemias como esta. Hoy, este compromiso debe
ser renovado ofreciendo nuestro apoyo sincero y
desinteresado a la comunidad. Creo que más de uno
estaría de acuerdo si digo que Jesús no se quedaría de
brazos cruzados en medio de una situación como la
actual.
Por lo tanto, si bien es cierto que hay una dimensión
interna que debemos atender, y si me lo permites,
priorizar (Hechos 1:8), no es menos cierto que existe
una dimensión externa que no debemos descuidar. No
olvidemos las palabras de Jesús: “es necesario hacer
estas cosas sin pasar por alto aquellas” (Lucas 11:42,
RVA2015).
A continuación, me gustaría referir algunas
de las cosas que se podrían hacer, y se deberían
seguir haciendo, para apoyar como iglesia nacional
o congregación local los esfuerzos para detener la
propagación de la pandemia, atender a los enfermos,
socorrer a los pobres y consolar a los familiares de las
víctimas fatales. Todo esto bajo un estricto respeto a las
recomendaciones gubernamentales.
La iglesia frente al coronavirus
Ponerse a disposición del gobierno
Considero que en este momento es relevante que
las direcciones nacionales de las iglesias se pongan a
disposición de las autoridades gubernamentales en
todo cuanto ellos entiendan que le podamos servir. La
iglesia es ella y su entorno. Ella no puede auto aislarse
de la realidad social, política y económica que le rodea.
Los presidentes, ministros de salud, los cuerpos
castrenses, y otras autoridades deben saber con toda
certeza que estamos orando por ellos, por sus familias,
y para que Dios les dé sabiduría e inteligencia en el
79
Luis R. Fajardo
combate a este gran desafío. En estos momentos, pocos
quisiéramos estar en los zapatos del líder de nuestro
país o del ministro de salud o sanidad.
Las autoridades gubernamentales deben ver en
las iglesias un aliado incondicional en el combate a
esta pandemia. No solo con sus palabras, sino también
con sus acciones. De manera que, al establecer las
estrategias de gestión de la crisis, puedan pensar en
las iglesias como canales eficientes para asegurar la
eficacia de la ejecución de las medidas que se adopten.
El apóstol Pablo nos motiva con las siguientes
palabras: “Así que, recomiendo, ante todo, que se hagan
plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por
todos, especialmente por los gobernantes y por todas
las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad,
y llevemos una vida piadosa y digna” (1 Timoteo 2:1-
2). Continúa diciendo: “esto es bueno y agradable a
Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean
salvos y lleguen a conocer la verdad” (1 Timoteo 2:3-
4).
Sí hermanos, orar por nuestros gobernantes es
colaborar con Dios en la salvación de la humanidad, y
en el caso específico del coronavirus, en la salvación de
muchas vidas. Sin embargo, no solo debemos orar, sino
también actuar. Recordemos que debe ser en la medida
que las autoridades nos pidan la colaboración. Por eso,
es importante que nos pongamos a su disposición.
80
Campañas de concientización
Algo más que podemos hacer, tanto como
iglesia nacional o congregación local, son campañas
de concientización. Podríamos sumarnos a los
esfuerzos del gobierno para que la gente respete sus
recomendaciones, en particular las que tienen que
ver con el aislamiento o confinamiento, así como las
medidas de distanciamiento social y, en especial, la
prohibición de eventos masivos.
La Biblia enseña que la iglesia debe promover
la obediencia a las leyes gubernamentales, siempre y
cuando estas no contravengan las leyes divinas. Existe
un concepto judío que expresa “Dina Demalchuta,
Dina”, o sea, “la ley de la tierra es la ley”. 5
Este principio es confirmado por el apóstol Pablo
cuando pide a los cristianos: “Todos deben someterse
a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que
Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron
establecidas por él. Por lo tanto, todo el que se opone a
la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido.
Los que así proceden recibirán castigo” (Romanos
13:1-2).
Es necesario que la iglesia sea prudente, y no solo
apoye las medidas que los gobiernos están tomando,
sino que promueva su respeto entre sus miembros y en
la comunidad.
Una herramienta que podría ser útil para este
propósito, son los medios de comunicación o espacios
en medios de comunicación (radio, televisión, páginas
en las redes sociales, periódicos, etc.) que muchas
iglesias nacionales y congregaciones locales poseen.
Estos podrían ser usados para replicar el llamado
gubernamental a seguir las indicaciones recomendadas
por los expertos.
La iglesia frente al coronavirus
Campañas de recolección de materiales
Otra de las cosas que podemos hacer para colaborar
con la sociedad en soluciones para la pandemia, en la
81
Luis R. Fajardo
medida de nuestras posibilidades, es crear materiales
(mascarillas, protectores, etc.) para la protección de
aquellos que están expuestos de forma continua a
contagios. Entre ellos está el personal sanitario y los
miembros de las fuerzas de seguridad estatales.
Muchas congregaciones cristianas se han unido
a labores en este sentido. Un ejemplo de esto es la
iniciativa tomada por el Colegio Adventista de Sagunto,
en Valencia, España. Ellos se han sumado al proyecto
“‘Covidmakers’ para la fabricación de protectores
faciales a partir de impresores 3D con destino a
sanitarios, policías o residencias de mayores”. 6
La prensa local, al referirse a esta iniciativa,
destacaba un hecho interesante, reportaba que: “en
uno de estos viajes [de distribución del material], una
patrulla de la Guardia Civil les hizo el alto para decirles
‘a ustedes les paro para agradecerles, en nombre de
todos, la labor que están haciendo’”. 7 En este momento
me vienen a la memoria aquellas palabras de Jesús
registradas en el Evangelio de Mateo: “Hagan brillar
su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las
buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en
el cielo” (Mateo 5:16).
82
Campañas de ayuda psicológica
No podríamos terminar sin referirnos a la
tensión emocional y condición psicológica que esta
crisis ha generado. Muchos de nosotros estábamos
acostumbrados a una vida muy activa, o al menos sin
limitaciones, y de repente no podemos salir de casa.
En las grandes ciudades se vive en espacios muy
pequeños, lo que hace más difícil el confinamiento, con
sus efectos secundarios en el ánimo personal, lo que
provoca frustración y mucho estrés. De hecho, las peleas
familiares se han disparado durante el aislamiento. 8
También hay angustia provocada por la inseguridad
económica y la sensación de vacío.
Por otro lado, están los familiares de aquellos que
tristemente han muerto durante la pandemia. Esto tiene
un agravante adicional y es que en muchos lugares el
miedo al contagio ha hecho que las autoridades tomen
medidas drásticas, como prohibir los velatorios e
incluso los entierros por los familiares. 9 Es inimaginable
el dolor que esto puede causar y su terrible efecto en
la salud emocional de las personas que enfrentan esta
situación.
La tensión psicológica que ha generado el
coronavirus y sus posibles consecuencias es uno de los
temores que enfrentan los gobiernos en este momento,
pues existe una alta probabilidad de un aumento
drástico en los suicidios, como consecuencia del
aislamiento, la pérdida de las fuentes de ingresos, la
frustración, etc. 10
Como iglesia, estas personas deberían estar
especialmente presente en nuestras oraciones. Son
confortantes las siguientes palabras:
La iglesia frente al coronavirus
El Señor tiene gracia especial para los que lloran, y
hay en ella poder para enternecer los corazones y ganar
a las almas. Su amor se abre paso en el alma herida
y afligida, y se convierte en bálsamo curativo para
cuantos lloran. El “Padre de misericordias y Dios de
toda consolación..., nos consuela en todas nuestras
tribulaciones, para que podamos también nosotros
consolar a los que están en cualquier tribulación,
por medio de la consolación con que nosotros somos
consolados por Dios”. 11
83
Luis R. Fajardo
84
Podemos hacer mucho bien
En muchas de nuestras congregaciones existen
profesionales en el área de la psicología, incluso
existen asociaciones de psicólogos cristianos. En estos
momentos, estos profesionales pueden prestar un gran
servicio a Dios consolando a sus semejantes. Jesús dijo:
“Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis
hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”
(Mateo 25:40).
Como iglesia tenemos un compromiso especial con
estas personas, y podríamos ser “el hombro de Dios”
en estos momentos. Esta ayuda podría ofrecerse tanto
a los miembros de la iglesia, como a la comunidad. De
manera que podamos ser la sal que vuelva a dar sabor
y sentido a las vidas de estas personas que sufren.
La iglesia como organización puede hacer mucho
para bendecir a la humanidad en un momento tan
convulso como este. Debemos tener cuidado de no
centrarnos solamente en nosotros y olvidarnos de
aquellos que nos rodean, ellos de forma particular,
necesitan oír el mensaje de esperanza que solo el
evangelio puede ofrecer.
Sin duda como iglesia hay mucho en lo que
podemos trabajar. Aun así, como individuos, cada
cristiano y cristiana podría hacer mucho bien en su
círculo de influencia en medio de la pandemia del
coronavirus. Por eso, es igual de importante considerar
algunas cosas que podríamos hacer de forma personal
para servir y bendecir otros. A esto dedicaremos nuestra
próxima parada.
6
Los cristianos frente al
coronavirus
“Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y
muestran así que son mis discípulos” (Juan 15:8)
La fotografía es una afición que tomo cada vez
más en serio. A través de la lente he podido
captar hermosos momentos en paisajes
naturales como plantas y animales en estado silvestre
y también paisajes urbanos. De esta manera, disfruto
de las escenas, además de ser testigo privilegiado de
la creación de Dios.
A finales del año 2018, mi esposa y yo fuimos
invitados a predicar a Gibraltar. Decidimos no solo
preparar nuestras Biblias, las canciones y los sermones,
sino también todo el equipo fotográfico, pues no
podíamos dejar pasar la oportunidad de fotografiar
a los macacos de Berbería por lo general llamados
“monos de Gibraltar”. Al finalizar nuestro compromiso,
tomamos unos días adicionales para conocer aquella
hermosa península.
La experiencia fue increíble. Pudimos hacer
nuestro anhelado recorrido por el Peñón, que es la
montaña rocosa característica de la península, y en
particular pude tomar hermosas fotos a los monos.
Al final de nuestro recorrido, y mientras esperábamos
85
Luis R. Fajardo
la llegada del funicular que nos regresaría al pie de
la montaña, ocurrió algo muy interesante. Un mono
abrió la mochila a una turista y comenzó a rebuscar
hasta que encontró una bolsa con algo comestible.
Estos monos son conocidos por “robar” comida a
los turistas y a estos les hace mucha gracia, o al menos
eso parece. Tan pronto como confirmó su tan preciado
hallazgo, el mono huyó de la “escena del crimen” para
disfrutar de su comida. Otro mono que observaba todo
aquello, vio oportuno intentar “robarle” la comida
al macaco que ya se encontraba abriendo su bolsa.
Cuando el mono supo de las intenciones de su “amigo”
saltó el espacio donde llegaría el funicular (unos cinco
metros).
Exclamamos casi al unísono, “¡esto es posible!”.
A la vez vimos que el otro mono no se daría por
vencido, e iría detrás del primero para arrebatarle su
botín. Así que me dispuse de inmediato a encender la
cámara y a configurarla en modo ráfaga, para captar
el previsible momento preciso cuando el mono se
encontraría en medio de su salto, capturar esa imagen
sería espectacular. El valor de las fotos, en particular
de animales, está en captar una escena de acción
llamativa. Gracias a Dios, lo conseguí.
86
¡Cristianos, este es nuestro momento!
Alguien podría preguntarse: “¿qué tiene que ver
esto con el coronavirus?”. Puedo decir que mucho, y en
este capítulo quiero contarte porqué creo que la crisis
que ha provocado esta pandemia es una oportunidad
propicia para brillar.
Antes, es necesario que entendamos a cabalidad el
sustantivo “momento”. Según el diccionario de la RAE,
el origen de esta palabra castellana proviene del latín
“momentum”. La segunda acepción lo define como
“lapso de tiempo más o menos largo que se singulariza
por cualquier circunstancia”. También es necesario
hacer destacar la tercera acepción: “oportunidad,
ocasión propicia”. 1
El coronavirus es la oportunidad propicia de los
cristianos de esta generación. La mejor ocasión para
demostrar el amor de Cristo al mundo. Podría ser
que no tengamos otra oportunidad igual en nuestra
generación, y aunque la tengamos, para los que mueran
ya no habrá otra oportunidad de aceptar a Cristo y la
esperanza bendita de la resurrección.
Beatriz Vera Poseck, en su libro Psicología positiva: una
nueva forma de entender la psicología, refiriéndose a los tres
tipos de cambios que una persona puede experimentar
después de vivir una experiencia traumática, dice:
Los cristianos frente al coronavirus
Los cambios en la espiritualidad y en la filosofía
de vida [son] el tipo de cambio más frecuente. Las
experiencias traumáticas sacuden de forma radical las
concepciones e ideas sobre las que construimos nuestra
forma de ver el mundo; todo se desmorona, y tenemos
que construirlo desde el principio. 2
87
Luis R. Fajardo
Hoy más que nunca debemos ofrecer a quienes
nos rodean la bendita esperanza que nos llena, y que
da sentido a nuestra vida. En estos momentos, cobran
sentido las palabras del profeta Jeremías a los israelitas
deportados en Babilonia al pedirles: “además, busquen
el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y
pidan al Señor por ella, porque el bienestar de ustedes
depende del bienestar de la ciudad” (Jeremías 29:7).
Cada cristiano está llamado a no dejar pasar esta
oportunidad para bendecir, para orientar, para dar
consuelo, para predicar, para levantar a Jesús, para
presentar el poder de la Palabra de Dios. Debemos
buscar la ocasión propicia para decir una palabra
“buena para edificación, según la necesidad del
momento, para que imparta gracia a los que escuchan”
(Efesios 4:29).
No me entiendas mal, no quiero decir que nos
aprovechemos de la vulnerabilidad de la gente. No.
Estoy en contra de aquellos que quieren llenar sus
iglesias a costa de gente asustada por el coronavirus;
más adelante hablaremos en detalle sobre eso. “Dios es
espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu
y en verdad” (Juan 4:24).
Pero tampoco podemos ir al otro extremo y
quedarnos en casa callados con la “luz” de nuestra
esperanza debajo de la cama, mientras allí afuera
millones mueren en la oscuridad de la desesperación.
88
Dios está con los brazos abiertos
Dios sigue a la puerta del corazón llamando a la
humanidad: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si
alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré
con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Él ofrece una
paz que sobrepasa toda comprensión (Filipenses 4:7).
Este mensaje es el que estamos llamados a llevar, de
manera que aquel que quiera experimentarlo en su
vida, pueda hacerlo.
Hoy el Espíritu Santo hace retumbar las palabras
del apóstol Pablo en nuestras mentes: “porque todo
el que invoque el nombre del Señor será salvo. Ahora
bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído?
¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y
cómo oirán si no hay quien les predique? ¿Y quién
predicará sin ser enviado?” (Romanos 10:13-15).
“Así está escrito: ‘¡Qué hermoso es recibir al
mensajero que trae buenas nuevas!’ Sin embargo, no
todos los israelitas aceptaron las buenas nuevas. Isaías
dice: ‘Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?’ Así
que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el
mensaje que se oye es la palabra de Cristo” (Romanos
10:15-17).
Los cristianos frente al coronavirus
Reporteros de la
Cadena Celestial de Noticias (CCN)
Se debe evitar presentar la Biblia en un tono
alarmista, que lejos de dar esperanza, provoca pánico,
y de eso ya hay bastante. No asustemos aún más a la
gente. No digamos que Dios está airado con el mundo.
Eso no es cierto. Esto no quiere decir que Dios apruebe
las decisiones equivocadas de muchas personas, pero
decir que Dios quiere destruir a la humanidad no es
bíblico (Romanos 1:18-32).
La Biblia dice todo lo contrario: ¡Pero ay de los
que viven en la tierra y en el mar, porque el diablo,
sabiendo que le queda poco tiempo, ha bajado contra
ustedes lleno de furor!” (Apocalipsis 12:12, DHH). Si
89
Luis R. Fajardo
90
Satanás quiere destruir a la humanidad y Dios también,
como algunos aseguran, ¿Quién podrá defendernos?
Jesús, Dios encarnado, afirmó, “he venido para que
tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
El apóstol Pedro agrega: “[vuestro] enemigo el
diablo ronda como león rugiente, buscando a quién
devorar” (1 Pedro 5:8). El coronavirus no es una plaga
apocalíptica, es una señal del pronto regreso de Jesús.
Ya vimos en el capítulo uno quién es el que causa estas
catástrofes. Esto es una verdad que muchos deben
conocer.
La muerte de cada persona en esta pandemia, y
todo el sufrimiento causado a los seres humanos, es
un aguijón de Satanás clavado al Corazón del Amor
Infinito. Dios ama a la humanidad, y todos los recursos
del cielo están volcados en intentar salvar personas no
solo de la muerte material, sino, y en especial, de la
muerte eterna.
Hoy debemos continuar colaborando con Dios
en la noble tarea de llevar noticias de esperanza a un
mundo que muere víctima de un virus más dañino y
contagioso que el COVID-19, el virus del pecado. Al
servir a otros, estaremos sirviendo a Jesús y a su causa,
y nosotros también podremos ser en gran manera
bendecidos.
A continuación, me gustaría proponerte algunas
cosas que podrías hacer como cristiano para bendecir
a otros en tiempos de coronavirus sin tener incluso
que salir de casa. En tiempos de pandemia, un buen
cristiano es tan necesario como un buen médico,
el primero, trabaja para salvar el alma, 3 mientras el
segundo, procura sanar el cuerpo, y ambos trabajan en
favor de Dios.
La oración
Tiempo para fortalecer la relación
con Jesús
En tiempos de coronavirus la consagración debe
ser una prioridad en cada cristiano. Debemos hacer de
la oración el aliento de nuestra vida. Es tiempo de abrir
el corazón a Dios con toda sinceridad, y acercarnos a él
sin prisas para recibir la necesaria fortaleza para pasar
este valle de sombra y de muerte.
Sobre la oración en tiempos de coronavirus hay
mucho que se puede decir. Hoy más que nunca tenemos
motivos para orar. Oremos por los que sufren y en la
medida de lo posible, hagámosle saber que están en
nuestras oraciones. Oremos para que los científicos
encuentren pronto una vacuna. Oremos para que
nuestros pastores puedan ser iluminados con buenas
ideas para ayudar a su iglesia y a la comunidad. No
olvidemos que “la oración del justo es poderosa y
eficaz” (Santiago 5:16).
Los cristianos frente al coronavirus
El valor de la lectura de la Biblia
Debemos establecer una línea directa con la Biblia,
sin intermediarios, no importa que estos sean pastores,
evangelistas o apóstoles. El tiempo del coronavirus es
un momento para que cada uno de manera personal
ponga en práctica las palabras de Jesús: “Ustedes
estudian con diligencia las Escrituras porque piensan
que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que
dan testimonio en mi favor!” (Juan 5:39).
91
Luis R. Fajardo
Cada vez más están en aumento los “ateos de
documentales”, los “partidarios de discursos” y los
“activistas de oído”. Es tiempo de que nos pongamos
en contacto directo con la Biblia para evitar que seamos
“cristianos de sermones”. Hoy es tiempo de que la
Biblia vuelva al lugar que le corresponde en nuestras
agendas.
Algunos están dispuestos a pagar mucho dinero por
una ropa de marca “auténtica”, un reloj “auténtico”, un
bolso “auténtico”, un teléfono de la marca “auténtica”;
pero pocos quieren pagar con su tiempo, el ser ellos
mismos auténticos. Y en algunos casos, lo único que no
es auténtico, son ellos mismos, pues todo es de buena
y “auténtica” marca, pero su vida no lo es. Lo mismo
está pasando con muchos llamados cristianos.
Lee la Biblia, escúchala en audio, compártela con
los demás. Como dice un amigo, “peléate con la Biblia,
hazle preguntas, moléstate con ella”, pero no permitas
que nada se interponga en tu relación con las preciosas
verdades eternas que solo la Biblia enseña.
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Tiempo de adoración
También creo en el poder de la adoración. Estoy
de acuerdo con Danny Berrios (cantante cristiano)
en que “el secreto es alabarle [a Dios] en la prueba,
es cantarle cuando esperas” que pase esta tormenta
del coronavirus. Siempre es tiempo de alabar, pero,
por experiencia propia, si hay un momento donde es
más propicio alabar, es en medio de la dificultad. No
alabamos a la dificultad, ni por la dificultad, eso sería
masoquismo. Alabamos porque sabemos que Dios
sigue al control de nuestras vidas, y a ese Dios de poder
alabamos.
A través de las calamidades Satanás busca cambiar
las alabanzas en maldiciones y las certezas que dan
las promesas de Dios, en dudas. Pero Dios nos ofrece
fuerzas para alabar en medio de la dificultad como
muestra de nuestra inquebrantable fe en su amor y
cuidado.
Mucho se habla de la historia del patriarca Job
y de su paciencia en medio de una situación que no
comprendía, pero pocos estamos dispuestos a ser él.
Quizás nunca suframos lo que este patriarca sufrió y,
sin embargo, él bendijo a Dios en medio de su dolor
(Job 1:21). ¿Es tiempo de cantar himnos “tristes”? No.
Cantemos canciones de alabanza en reconocimiento a
un Dios que lo ha dado todo por nosotros, y que pronto
viene a buscarnos. ¡A Dios sea gloria!
Los cristianos frente al coronavirus
Cada cristiano: bendecido y
bendiciendo
“Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal
se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no
sirve para nada, sino para que la gente la deseche y
la pisotee. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad
en lo alto de una colina no puede esconderse” (Mateo
5:13-14).
“Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un
cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que
alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar
su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las
buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en
el cielo” (Mateo 5:15-16).
Pidamos a Dios que abra nuestros ojos y nos
permita ver cómo aprovechar esta oportunidad propicia
para ser luz y sal del mundo. No obstante, debemos
93
Luis R. Fajardo
recordar que nadie puede dar lo que no tiene. Así que
es importante que acumules en tu corazón las perlas de
la Palabra de Dios, pues “el que es bueno, de la bondad
que atesora en el corazón produce el bien; pero el que
es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que
abunda en el corazón habla la boca” (Lucas 6:45).
Ideas que nos ayudan a brillar
Me gustaría compartir algunos consejos prácticos
de cosas que puedes hacer para bendecir a otros
en tiempo de coronavirus y que varios amigos han
compartido conmigo.
1. Puedes colocar pancartas fuera de tu casa con
mensajes de esperanza.
2. Si sabes tocar un instrumento, o cantar, puedes
bendecir a tus vecinos con buena música.
3. Evita compartir bulos o noticias no verificadas.
4. Investiga quién en tu iglesia o barrio podría estar en
necesidad de alimento, y gestionar alguna ayuda.
5. Usa tus perfiles en redes sociales para compartir
noticias alentadoras.
6. Puedes ofrecer estudios bíblicos virtuales.
7. Brinda tus conocimientos de cocina, y ofrece cursos
por internet para aprender a cocinar.
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8. Muchos niños tienen que hacer los deberes en casa
y sus padres no los pueden ayudar. podrías ayudar
a estos niños con repasos en matemáticas y otras
asignaturas por Internet.
9. Presenta los beneficios de los 8 remedios naturales
que ofrece el acrónimo ADELANTE. 4
Estoy seguro de que Dios te iluminará sobre otras
maneras creativas de cómo puedes hacer que tu luz
brille en el sitio donde estés. Pide a Dios que te dé las
palabras correctas y la capacidad de ver el momento
oportuno, de manera que tu esfuerzo sea de bendición
en tu circulo de influencia para gloria de Dios.
¡Ahora o “nunca”!
Parafraseando la famosa expresión que se hace
en las bodas: “Hable ahora o calle para siempre”,
podríamos decir “hablemos (y actuemos) ahora o
muchos no nos oirán para siempre”. Estamos en una
guerra contra el enemigo de las almas, es tiempo de
asumir nuestras posiciones para defenderlas e invitarles
a mirar a Jesús.
En conclusión, el coronavirus no es sinónimo de
inactividad para los cristianos, todo lo contrario, hoy
más que nunca es relevante la esperanza que ofrece
el evangelio. Tanto es así que algunos que nunca han
experimentado esta esperanza y otros que una vez la
abrazaron, podrían desear sentir la paz y la seguridad
que solo Jesús puede dar.
Acompáñanos a la siguiente parada, donde
abordaremos el tema del evangelio, su relevancia, su
trascendencia y su capacidad para enriquecer la vida de
quien lo abraza. No importa si te consideras cristiano
o no; si aún no has experimentado el inigualable gozo
de la salvación, es tu oportunidad de conocer lo que
puede transformar tu vida. Si tu caso es el de alguien
que se ha apartado, también es para ti.
Los cristianos frente al coronavirus
95
7
Jesús la gran diferencia
“Mi propósito es darles una vida plena y abundante”
(Juan 10:10, NTV)
En el capítulo cuatro, conocimos cuál fue
la actitud de los cristianos frente a varias
pandemias que han afectado al mundo en
el pasado. Luego vimos cómo los cristianos en la
actualidad pueden ayudar en aliviar los efectos de esta
pandemia y mitigar el dolor de los que se encuentran
en su círculo de influencia.
El hecho de que muchos cristianos estén dispuestos
a bendecir a los que les rodean, no significa que ellos
mismos no tengan problemas, o que no puedan verse
afectados por el coronavirus y todo lo que ello conlleva:
crisis económica, peligro de pérdida de empleo, etc. Por
supuesto que se pueden ver afectados, todos estamos en
el mismo “barco”.
Ya vimos que Jesús dijo que a todos les llegan “la
lluvia, los ríos y los vientos” (Mateo 7:25), pero que
al final, unos permanecían de pie, mientras otros se
arruinaban. Muchos cristianos pueden ayudar, no
porque no estén pasando por la tormenta, sino porque
sus vidas están fundamentadas en la Roca. Ellos saben
que su vida no depende de un virus maligno, sino de
un Dios benigno.
97
Luis R. Fajardo
En este capítulo nos proponemos abordar el tema
de cómo Jesús puede cambiar la realidad de las personas
que aceptan el evangelio y ayudarlos a permanecer de
pie en medio de las tormentas de este mundo. Hay
informaciones que cambian la vida, estoy seguro de que,
lo que leerás a continuación, no te dejará indiferente,
pues enriquecerá tu percepción de la realidad y podrás
adquirir una paz inmune al coronavirus.
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¡La Verdad te libertará!
Comencemos por definir qué significa la palabra
‘evangelio’. Según el diccionario de la RAE, esta
palabra de origen griego significa literalmente “buena
nueva”. 1 La buena nueva que anuncia es que el reino
de Dios está al alcance de toda la humanidad. Así lo
proclamó el mismo Jesús, como veremos más adelante.
Es interesante destacar que siempre que
hablemos del evangelio, no solo nos referimos a una
información o enseñanza, sino a una persona. Pues
más que información de un libro, el evangelio es una
relación con alguien, Jesús. Por lo que, en medio de las
incertidumbres generadas por todas las malas noticias
sobre la pandemia, la certeza que ofrece Jesús se vuelve
más relevante.
A diferencia de la información, las relaciones no
se “saben”, se “experimentan”. Esto es precisamente
lo que el evangelio propone: una experiencia con Jesús.
Así se desprende de su respuesta a los fariseos, cuando
dijo: “conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”
(Juan 8:32). La palabra conocer en este texto, no se
refiere tanto a tener información sobre la verdad, sino
a tener una relación con la verdad.
Para entender mejor el texto que acabamos de
referir, nos ayudaría conocer cómo Jesús se definió a
sí mismo, dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida,
nadie llega al Padre sino por mí” (Juan 14:6). O sea,
que conocer a Jesús, que es la verdad, es establecer una
relación con él y esto nos puede hacer libres.
¿Libres de qué? Libres del temor, que es una
“pandemia” más extendida que el coronavirus y que,
en muchos lugares, ha llegado antes que el propio
virus. Libres de la incertidumbre que produce el
hecho de recibir en abril el despido en lugar de la
tan esperada promoción, porque tienes la seguridad
de que tu bienestar está en las manos de un Dios que
cuando una puerta se cierra, puede abrir otras. Pero
más importante aún, libres del pecado.
Jesús la gran diferencia
La distancia al reino de Dios
Las primeras palabras de Jesús cuando comenzó
a predicar siguen siendo sorprendentes aún hoy:
“Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca”
(Mateo 4:17). Pero ¿qué tan cerca está? Esta pregunta se
puede responder conociendo como lo traducen algunas
biblias en inglés: “the kingdom of heaven is at hand” 2 que
traducido literalmente se leería: “El reino de los cielos
está a la mano”.
Así es apreciado lector, el reino de los cielos y sus
beneficios están a tu alcance ahora. El reino de Dios se
instala en los corazones donde Jesús es recibido. Así lo
aseguró el Maestro en respuesta a los fariseos cuando
le preguntaron cuándo vendría el reino de Dios, él dijo
refiriéndose a sí mismo: “Dense cuenta de que el reino
de Dios está entre ustedes” (Lucas 17:21).
De esta manera, quien acepta a Jesús, comienza
a experimentar aquí y ahora una experiencia celestial,
99
Luis R. Fajardo
mientras llega el gran día de su segunda venida, a lo
que nos referiremos en detalle más adelante, pues las
promesas que Jesús hizo a sus seguidores se vuelven
realidad para quienes lo aceptan.
Maravillosas promesas
de Jesús para ti
Paz y valor asegurados
De las muchas promesas que hizo Jesús a los que
creen en él, una de las que cobra más valor en estos días
de intranquilidad y angustia es la que encontramos en
Juan 14:27: “la paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se
la doy a ustedes como la da el mundo. [Añadió], no se
angustien ni se acobarden”.
Puedo dar testimonio de que Jesús ha cumplido
esta promesa en mí y me ha ayudado a experimentar
una paz que no depende de las circunstancias a mi
alrededor, la mayoría de las cuales no puedo controlar,
sino que depende de una confianza en un Dios fiel, que
me asegura que con su poder convertirá cada crisis en
nuevas oportunidades.
Sí confiamos en Jesús no tenemos que angustiarnos
ni acobardarnos frente a las adversidades. Este es
un pensamiento maravilloso en tiempos como estos,
pues está demostrado que el estrés producido por la
incertidumbre y el miedo puede generar diversas
enfermedades, por lo tanto, al confiar en Jesús también
nuestra salud se beneficia.
100
Una fuente de felicidad
Otra de las maravillosas promesas de Jesús es
que, al entrar a nuestro corazón, se acabaría nuestra
búsqueda del sentido de la vida. Así se entiende
cuando dijo: “Todo el que beba de esta agua volverá
a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré
no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él
esa agua se convertirá en un manantial del que brotará
vida eterna” (Juan 14:13-14).
Con “esta agua”, Jesús se está refiriendo a las
cosas que en esta tierra tenemos por valiosas, las cuales
procuramos obtener con la esperanza de saciar la sed
de sentido y felicidad. Lo material, una pareja, los
logros académicos, los viajes y muchas otras cosas más
son las motivaciones que tienen, no pocas personas,
para encontrar razón y sentido a sus vidas.
Sin embargo, muchos se llevan una gran decepción
cuando, después de haber obtenido lo que tanto
anhelaban, siguen sintiéndose igual o peor, pues ahora
han perdido también la esperanza de la felicidad que
se supone que obtendrían al conseguir lo que ahora
tienen. Esto es real, de hecho, se sabe que la felicidad
que provoca un aumento de salario solo dura quince
días. Por eso, las empresas buscan nuevas maneras de
motivar a sus empleados.
Por su lado, Jesús dice que el agua que él puede
dar se convertirá en un manantial que fluye desde
dentro de nosotros, tan abundante que dura por toda
la eternidad. De aquí sale la motivación que lleva a
los cristianos a servir, puesto que Dios les da tanto, a
tal grado que aun en momentos de crisis, ellos pueden
compartir esperanza, paz, seguridad y alegría.
Jesús la gran diferencia
Juntos con Jesús desde hoy
Hay muchas otras promesas que Jesús hizo, pero
hay dos que quisiera resaltar: La primera está en las
101
Luis R. Fajardo
102
palabras de Jesús a sus discípulos antes de ascender
al cielo: “les aseguro que estaré con ustedes siempre,
hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). Esta es una
promesa impresionante, no estamos solos Jesús está con
nosotros, pero hay algo hermoso que dice la promesa,
“hasta el fin del mundo”, o sea, las crisis provocadas
por pandemias como el coronavirus, pronto llegarán a
su fin.
La segunda promesa se encuentra en el Evangelio
de Juan: “Quien quiera servirme debe seguirme; y
donde yo esté, allí también estará mi siervo” (Juan
12:26). ¿Te has fijado? En la primera promesa Jesús
nos aseguró que permanecería con nosotros durante
nuestra permanencia en este mundo, mientras que
en la segunda afirma que esa unión se extenderá por
la eternidad. Estas son promesas reales, en las cuales
podemos confiar.
Tener a Jesús en el corazón y el cumplimiento de
estas promesas, hace la gran diferencia. No obstante,
tengo que avisarte de que no basta con que tengas
información acerca de Jesús, sino que es necesario que
lo aceptes en tu corazón y experimentes sus promesas.
El evangelio podría compararse con un rico postre
gourmet que todos desean probar. La Biblia representa
la receta. El fruto del Espíritu de Gálatas 5:22-23,
serían el ingrendiente: “amor, alegría, paz, paciencia,
amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio
propio”. Jesús sería el “Master Chef ” y, el corazón que
acepta el evangelio sería el postre gourmet.
No importa cuánto hayas leído una receta, o cuan
bien conozcas los ingredientes e incluso que hayas
probado algún ingrediente por separado, no importa
que trabajes en la repostería. Probablemente incluso
hayas visto el plato terminado e incluso has disfrutado
de su olor, sin embargo, a menos que lo pruebes, no
sabrás a qué sabe, pues los sabores no se explican, se
disfrutan. Así es el evangelio.
Tiempo de vivir la experiencia del evangelio
No importa que asistas a una iglesia o que nunca
la hayas visitado, si no has experimentado el gozo de
la salvación, hoy es el momento de pedirle a Jesús que
entre a tu corazón. Te aseguro que nada volverá a ser
igual para ti.
Ver una ciudad desde un auto y desde un avión no
es lo mismo, pues la perspectiva desde el avión es más
amplia. Dios está dispuesto a prestarte sus binoculares
para que puedas ver la vida desde su perspectiva, desde
arriba te aseguro que todo cambia. Muchas cosas que
antes no tenían sentido y te producían intranquilidad,
cobrarán sentido y con ello la paz llegará a tu corazón
(Isaías 55:8-9).
Aquello que no llegues a comprender, ya no te
quitará el sueño, pues ahora sabes que todo está en
las mejores manos, y que, parafraseando el Salmo
23:1, “Aun si vas por valles tenebrosos (como ahora),
no tendrás temor de peligro alguno porque él estará
contigo”. Entonces saltará desde tu interior una fuente
con la que podrás dar agua de vida a otros sedientos.
Jesús dice: “Mira que estoy a la puerta y llamo.
Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y
cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). ¿No es
impresionante? Cuando Jesús entra al corazón, se hace
una cena de celebración por toda la felicidad que da.
Hoy mismo puedes celebrar esta fiesta de encuentro
con Jesús.
Jesús la gran diferencia
103
Luis R. Fajardo
104
Tiempo de volver a casa
No podría terminar sin antes extender la invitación
que hace Jesús a aquellos que una vez aceptaron su
ofrecimiento de amor, pero por diversas circunstancias
en algún momento, cortaron la relación con él.
Esto me hace pensar en una de las más famosas
ilustraciones de Jesús, la parábola del hijo pródigo,
aunque prefiero llamarle la “parábola del padre que
recobra a su hijo”, como la titula la Biblia Dios Habla
Hoy.
Esta parábola registrada en el Evangelio de Lucas
(Lucas 15:11-32), nos enseña que Dios no se cansa
de esperar y no pierde la esperanza de que algún día
volvamos a él, y disfrutemos de la calidez de su casa y
de la dulzura de sus palabras.
Muchas veces, al igual que el joven de la parábola,
son las crisis de la vida las que nos hacen ver que no
hay mejor lugar en el mundo que la casa del Padre.
Que hemos construido sobre la arena y la lluvia solo
nos desliza a la ruina; de repente nos detenemos y
miramos hacia atrás a la “senda antigua”, al buen
camino, pues solo en él encontraremos descanso para
nuestros corazones (Jeremías 6:16).
Los seres humanos intentamos vivir con seguridad,
esta es nuestra naturaleza. Esto se traduce en que,
en momentos difíciles, los que antes disfrutaban de
una experiencia de fe viva, y que han abandonado la
vida religiosa activa, reaviven su fe y busquen aquella
esperanza que tanta bendición les reportó.
Con frecuencia sucede que estamos más dispuestos
a buscar a Dios en los momentos de escasez que en los
momentos de abundancia. Aunque no es este el plan de
Dios. Eso explica por qué hay capillas en los hospitales
y no en las oficinas.
Dios, que “tiene paciencia con ustedes, porque no
quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan”
(2 Pedro 3:9), abre sus brazos para recibir a todo aquel
que en él cree sin importar la circunstancia en que lo
haga.
El valor de una motivación
De todos modos, debemos ser sinceros y verificar
si lo que nos ha movido a buscar a Dios es el miedo a
perder y no el deseo de ganar. Pues si el miedo es el
motor de nuestro reavivamiento espiritual, tan pronto
como pase el peligro, y veamos que no “pasa nada”,
nos alejaremos de Dios y nos iremos aún más lejos de
donde nos encontrábamos.
Pero si nuestra motivación es ese amor que hemos
tenido en nuestro corazón hacia Dios, no importa que
la crisis termine o se alargue, nos mantendremos firmes
en él, porque le amamos. En el caso del coronavirus,
estoy seguro de que esta crisis va a pasar. No obstante,
vendrán otras.
Sin duda, es un muy buen indicador del trabajo del
Espíritu Santo en nuestro corazón, el hecho de que en
los momentos difíciles miremos atrás y nos acordemos
de los buenos tiempos que vivimos en comunión con
Jesús y los demás compañeros en la fe.
Quiero decirte que Jesús también se acuerda
de ti con amor y ternura. Llega a mi memoria un
hermoso texto de la Biblia: “¿Acaso no es Efraín mi
hijo amado? ¿Acaso no es mi niño preferido? Cada vez
que lo reprendo, vuelvo a acordarme de él. Por él mi
corazón se conmueve; por él siento mucha compasión
—afirma el Señor—” (Jeremías 31:20). Te invito a que
hagas tuyo este texto y donde dice “Efraín”, pongas tu
nombre, pues la Biblia, más que un mensaje para toda
Jesús la gran diferencia
105
Luis R. Fajardo
la humanidad es un mensaje para ti.
Hoy Jesús te llama a vivir nuevamente buenos
momentos con él. Te invita a que le abras de nuevo
el corazón y disfrutes de una paz que no se puede
comparar con nada en este mundo, una paz inmune
al coronavirus, una paz “made in Heaven” (hecha en el
cielo).
Como hemos visto, una de las promesas de
Jesús es que cuando él regrese, estaremos con él para
siempre. De hecho, esta promesa tan anhelada por los
creyentes es la que les da fortaleza para mirar al futuro
con esperanza en medio de la crisis del coronavirus.
Nuestra última parada la dedicaremos a estudiar las
razones por las que la promesa de la segunda venida
de Jesús sigue siendo digna de toda confianza aún el
siglo XXI.
106
8
¡El mejor está por venir!
“Vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán
donde yo esté” (Juan 14:3)
En el capítulo anterior, hicimos varias referencias
a las promesas que hace Jesús al creyente. A
través de la esperanza que ofrece el evangelio,
podemos tener una enriquecida perspectiva de la
realidad en la que nos toca vivir. También vimos cómo
esta esperanza puede ofrecernos una paz inmune a las
calamidades de este mundo, como la actual pandemia.
Más allá, la mayor esperanza del cristianismo está
anclada en la promesa que Jesús hizo a los discípulos:
“No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también
en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas;
si no fuera así, ya se los habría dicho a ustedes. Voy
a prepararles un lugar. Y, si me voy y se los preparo,
vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán
donde yo esté” (Juan 14:1-3).
Una de las cosas que nos ha traído la pandemia
es la duda. Pocos se atreven a pronosticar lo que va
a pasar incluso en el futuro inmediato, el coronavirus
ha alterado todos los datos que servían de fundamento
para las proyecciones. No obstante, el mensaje de la
Biblia no se ve afectado por los cambios que pueda
generar esta crisis, sus profecías siguen siendo dignas
107
Luis R. Fajardo
108
de confianza hoy. En la Biblia no solo encontramos
certeza para el presente, sino también esperanza para
el futuro.
Alguien podría preguntarse, ¿La segunda venida
de Jesús puede ser una promesa aceptada en el siglo
XXI? ¿Tiene sentido seguir creyendo en ella? ¿Existe
alguna evidencia, fuera de la Biblia, que nos pueda
indicar que esto realmente podría ocurrir? ¿Podría el
mundo, tal cual lo conocemos, terminar? Por último,
Jesús dijo esto hace más de 2000 años y aún no ha
ocurrido, ¿será que hay razones suficientes para creer
que finalmente sucederá?
Alguno podría opinar que demandar evidencias
iría en contra de la fe. Sin embargo, la fe que la
Biblia ofrece no es una fe ciega, sino una fe basada
en la evidencia que Dios mismo ha dado mediante la
Escritura, la creación, la historia, etc. Es decir, que
la fe puede ser explicada de forma racional. En este
sentido, el apóstol Pedro afirma: “Más bien, honren
en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre
preparados para responder a todo el que les pida razón
de la esperanza que hay en ustedes” (1 Pedro 3:15).
En la Biblia podemos encontrar suficiente
evidencia para confiar en que Jesús va a cumplir
la promesa de su regreso. Este capítulo se centra
precisamente en analizar parte de esa evidencia. Para
ello, nos auxiliaremos de la historia, que, junto a la
razón humana y la naturaleza, forman la revelación de
Dios que cualquier persona puede conocer. 1
Considerando las profecías bíblicas y la
documentación de su cumplimiento registradas por
los historiadores en distintas épocas, podríamos
comprobar si la Biblia ha acertado en predecir eventos
en el pasado. Mediante una proyección, podemos tener
la certeza del cumplimiento de las profecías futuras.
Así comprobaremos si tiene sentido esperar la segunda
venida de Cristo, y prepararnos para ella.
Profecía sobre el destino de Egipto
Egipto fue una de las principales civilizaciones del
mundo. Su arte adorna grandes museos. Su historia
se relata en los libros de texto escolares. Sus enormes
monumentos aún nos impresionan. Además, muchos
sucesos bíblicos tuvieron lugar en ese país o estuvieron
relacionados con él, y en la Biblia encontramos más de
700 referencias a Egipto y su pueblo.
Sin embargo, la Biblia predijo su decadencia, así
lo registra el profeta Ezequiel: “Cambiaré la suerte de
Egipto y los haré volver a Patros [en el sur de Egipto,
de donde provenían], tierra de sus antepasados. Allí
formarán un reino humilde. Será el reino de menor
importancia, y nunca podrá levantarse por encima de
las demás naciones. Yo mismo los haré tan pequeños
que no podrán dominar a las otras naciones” (Ezequiel
29:14-15).
Es importante destacar que, en el momento de esta
profecía, Egipto era aún una poderosa nación bajo el
reinado del faraón Necao II (finales del siglo VII a C.).
Necao II llegó a dominar el Asia occidental por poco
tiempo ([aprox.] 607 a.C.). El profeta Ezequiel vivió
en esta época durante el reinado de Joacim (609-598
a.C.), rey de Judá, quien por un tiempo fue tributario
del faraón. 2
¡El mejor está por venir!
Verificación extrabíblica
En la actualidad, somos testigos del cumplimiento
de esta profecía. Sin duda existen evidencias claras de
109
Luis R. Fajardo
la grandeza del Egipto y de sus faraones, no obstante,
tenemos que reconocer que esta profecía se ha cumplido
al pie de la letra pues Egipto, aunque existe como país,
no se encuentra entre las potencias mundiales e incluso
regionales.
Profecía sobre la destrucción de
Babilonia
Babilonia fue la capital de varios imperios
(Imperio babilónico, Imperio persa, etc.). Se ubica
geográficamente en el territorio que ocupa el actual
Irak. Llegó a ser la más grande ciudad de su época. Su
grandeza fue tal que la Biblia la describía como una
ciudad orgullosa (Isaías 47: 8 y 10), además considerada
“señora” de reinos (Isaías 47:5).
La grandeza de Babilonia descrita por la Biblia es
corroborada, no solo por la impresionante puerta de
‘Istar’, que actualmente se encuentra en el Museo de
Pérgamo en Berlín, sino que podríamos citar cómo
consideraban la ciudad sus propios habitantes:
Babilonia, la pujanza de los cielos... Babilonia, la
ciudad donde el lujo es inagotable... Babilonia, la
ciudad de la verdad y la justicia... Babilonia, la ciudad
que une el cielo el mundo y el inferior... Babilonia, la
ciudad que aniquila a sus enemigos... Babilonia, la
que ha recibido la sabiduría... Babilonia, la ciudad
santa... 3
110
A pesar a su grandeza, la Biblia señalaba que
llegaría un momento en que la ciudad quedaría hecha
escombros y que jamás se reconstruiría. Esta profecía
es repetida más de 5 veces por varios profetas bíblicos.
Por ejemplo, el profeta Isaías escribió:
Babilonia, la perla de los reinos,
la gloria y el orgullo de los caldeos,
quedará como Sodoma y Gomorra
cuando Dios las destruyó.
Nunca más volverá a ser habitada,
ni poblada en los tiempos venideros.
No volverá a acampar allí el beduino,
ni hará el pastor descansar a su rebaño.
(Isaías 13:19-20)
¡El mejor está por venir!
Verificación histórica
No es difícil comprobar el cumplimiento de esta
profecía, pues han pasado más de 2500 años desde
que Isaías escribió estas palabras y, aunque podemos
constatar la existencia de la antigua ciudad de
Babilonia, sus grandes templos y edificios majestuosos
son en la actualidad un montón de ruinas que han
quedado como testigos silenciosos de la fidelidad de la
Biblia.
Profecía sobre la destrucción del
templo de Jerusalén
Por último, nos gustaría presentar otra profecía
bíblica que se ha cumplido de manera exacta, me
refiero a la destrucción del templo de Jerusalén.
Mucho se ha hablado de la grandeza y esplendor de
aquel majestuoso edificio, que fue el orgullo del pueblo
judío. Sin embargo, el Evangelio de Mateo recoge una
profecía hecha por Jesús sobre el destino del templo: 4
111
Jesús salió del templo y, mientras caminaba, se le
acercaron sus discípulos y le mostraron los edificios
Luis R. Fajardo
del templo. Pero él les dijo: ‘¿Ven todo esto? Les
aseguro que no quedará piedra sobre piedra, pues todo
será derribado’ (Mateo 24:1-2).
Verificación extrabíblica
Muchas veces las noticias internacionales hacen
referencia al “muro de las lamentaciones”, que es parte
de lo que queda del templo. Por lo tanto, podríamos
decir que la profecía de Jesús sobre la destrucción del
templo se cumplió al pie de la letra.
Además, podemos conocer parte de los eventos del
preciso momento de su destrucción por los romanos en
el año 70 d.C. Sulpicio Severo (abogado e historiador
romano) conservó el siguiente relato:
Tito [el general encargado de la invasión a Jerusalén]
primero tomó consejo y consideró si debía destruir
obra tan magnífica como la del templo. Muchos
opinaron que una obra que excedía por su carácter
sagrado a todas las demás obras mortales no debiera
destruirse, pues si se salvaba, serviría de testimonio
de la moderación romana, mientras que su destrucción
sería una eterna ostentación de salvajismo.
112
Otros, por el contrario, entre los que se encontraba el
propio Tito, expresaron la opinión de que el templo, con
mayores motivos, debía ser arrasado para abolir por
completo las religiones judía y cristiana; pues, aunque
estas dos religiones eran hostiles entre sí, habían
surgido de los mismos fundadores; los cristianos eran
una rama de los judíos, y si se arrancaba la raíz
desaparecerían también las ramas. 5
La Biblia es digna de confianza
Hemos verificado solo tres de los cientos de
profecías bíblicas que podríamos citar y cuyo
cumplimiento exacto está validado por la historia
extrabíblica. Solo en la vida de Jesús se cumplieron
más de trescientas profecías del Antiguo Testamento.
Algunas otras profecías relevantes son el surgimiento
en el orden exacto de los grandes imperios mundiales.
La Revolución francesa, e incluso el surgimiento de los
Estados Unidos como potencia mundial.
Como vemos, la fe que propone el cristianismo está
basada en la evidencia comprobada de hechos reales.
Mediante estas pruebas documentadas y verificables
del cumplimiento de las profecías, queda claro que la
Biblia es un documento profético digno de confianza.
El arqueólogo estadounidense Nelson Glueck,
quien descubrió 1,500 sitios antiguos y apareció en
la portada de la revista Time, dijo: “Llevo treinta años
excavando con la Biblia en una mano y la pala en otra, y en
cuestión de perspectiva histórica nunca he visto que la Biblia esté
equivocada”. 6
Pero ¿podría la casualidad explicar el cumplimiento
de las profecías que hemos repasado? Hay algo que
podemos hacer para darnos cuenta de si pudo haber
sido casualidad. Podemos hacer una sencilla validación
de la exactitud de las profecías, considerando lo que la
Biblia dice sobre estos tres lugares de la antigüedad:
1. Egipto: Se convertiría en un “reino humilde en
comparación con los otros reinos” (Ezequiel 29:15).
¡Comprobado!
2. Babilonia: Llegaría a ser en un montón de
escombros y “nunca más sería habitada” (Isaías
13:20). ¡Comprobado!
¡El mejor está por venir!
113
Luis R. Fajardo
3. Templo de Jerusalén: Su majestuoso templo sería
destruido, “No quedará piedra sobre piedra; todo
será derribado” (Marcos 13:2). ¡Comprobado!
¡Tres de tres! Queda demostrado que la casualidad
no puede ser la explicación del cumplimiento de estas
profecías, que además no tienen nada de ambigüedad.
De este modo, podemos concluir que la Biblia es lo que
asegura ser: la Palabra del Dios eterno, todopoderoso
que nos ama con amor infinito.
114
La gran profecía
Llegados a este punto, podríamos concluir que,
basados en el cumplimiento de las profecías bíblicas y
su verificación histórica, es sensato aceptar la veracidad
de las profecías que aún están pendientes de cumplirse,
en especial, la relacionada con la segunda venida de
Cristo.
Te invito a que repasemos cómo expresa la Biblia
esta gran profecía que cobra sentido y valor en medio
de la crisis del coronavirus. De hecho, Jesús dijo:
“Cuando comiencen a suceder estas cosas [pestes como
el coronavirus], cobren ánimo y levanten la cabeza,
porque se acerca su redención” (Lucas 21:28).
• Mateo 16:27. “Porque el Hijo del hombre ha de
venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y
entonces recompensará a cada persona según lo
que haya hecho”.
• Tito 2:13. “Mientras aguardamos la bendita
esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro
gran Dios y Salvador Jesucristo”.
• 1 Tesalonicenses 4:16-17. “El Señor mismo
descenderá del cielo con voz de mando, con
voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los
muertos en Cristo resucitarán primero. Luego
los que estemos vivos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados junto con ellos en las nubes
para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así
estaremos con el Señor para siempre”.
• Apocalipsis 1:7. “¡Miren que viene en las
nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos,
incluso quienes lo traspasaron; y por él harán
lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así
será! Amén”.
Considerando las profecías del pasado y su fiel
cumplimiento, tenemos la plena certeza de que Jesús
va a regresar para establecer un mundo nuevo, donde
Dios mismo “enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no
habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque
las primeras cosas han dejado de existir” (Apocalipsis
21:4).
En conclusión, hoy más que nunca podemos alzar
la voz y decir al mundo que aún hay esperanza. Que
tiene sentido vivir la vida a pesar del coronavirus. Que
amar es más necesario que nunca. Que al final del túnel
se ve la luz, una más brillante que el Sol. Que Dios
sigue estando al control del mundo. Algunos dicen que
“lo mejor está por venir”, y estoy de acuerdo, pero lo
mejor no vendrá por sí solo, por eso digo: ¡El mejor
está por venir, Cristo Jesús!, él traerá “lo mejor”.
¡El mejor está por venir!
115
Conclusión
El coronavirus es una tragedia, de esto no cabe
duda. En momentos como estos, cobran sentido
las palabras de Víctor Frankl:
Una experiencia traumática es siempre negativa,
pero lo que suceda a partir de ella depende de cada
persona. En la mano del ser humano está elegir su
opción, que o bien puede convertir su experiencia
negativa en victoria, la vida en un triunfo interno, o
bien puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar y a
derrumbarse”. 1
La crisis provocada por esta pandemia ha generado
muchas preguntas: ¿Quién está detrás de esto? ¿Cuál es
el papel de Dios mientras el coronavirus nos golpea?
Muchos, entre los cuales me cuento, creemos que la
Biblia nos puede ayudar a comprender lo que está
pasando. Lo que esta obra ha abordado es solo una
aproximación a lo que la Biblia tiene que decir al
respecto.
Conociendo la cosmovisión bíblica, hemos
obtenido respuesta a varias de las principales preguntas
117
Luis R. Fajardo
118
que ha generado esta pandemia. Vimos que Satanás es
el causante del coronavirus, que lo ha hecho porque
sabe que le queda poco tiempo (Apocalipsis 12:12),
para matar a la mayor cantidad de personas posibles y
así causar sufrimiento a Dios y a la humanidad.
Vimos que desde la antigüedad Dios es un
guerrero contra las pandemias, y que cuando estuvo
con nosotros, gran parte de su ministerio lo dedicó
precisamente a andar de ciudad en ciudad “sanando
toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo
4:23). A su partida, este legado fue seguido fielmente por
los cristianos. Así se evidencia al estudiar las historias
de la Peste Antonina (siglo II), la Peste Bubónica (siglo
XVI) y la influenza de principios del siglo XX.
Frente a la pandemia del coronavirus, el
compromiso de continuar este legado recae en la
iglesia como organización y en cada cristiano como
individuo. Estos, por la certeza que les da el evangelio,
pueden tener paz y fuerzas, no solo para mantenerse
de pie durante la crisis, sino para ayudar a aliviar la
carga de otros que sufren. Esta certeza está fundada
en la seguridad de la promesa de la segunda venida de
Cristo.
Estoy convencido de que hay informaciones que
son capaces de cambiar nuestra perspectiva. Y creo
que al analizar la pandemia actual a través de la
perspectiva que la Biblia nos ofrece, obtenemos no solo
conocimiento, sino la certeza de la dirección divina de
los destinos humanos, y sobre todo la confirmación de
la promesa de Dios por la cual “esperamos un cielo
nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia”
(2 Pedro 3:13).
Son tiempos difíciles y vendrán otros, pero no
hay razones para dudar ni temer. Todo lo contrario.
Es tiempo de levantar más alto nuestra luz, y unirnos
a aquella “luz verdadera, que alumbra a todo
ser humano”, y que “las tinieblas no han podido
extinguir” (Juan 1:9,5). Es el momento de mostrar la
luz del evangelio a aquellos que aún no conocen sus
maravillosas verdades.
No es tiempo de sentirnos derrotados ni de andar
cabizbajos, sino todo lo contrario. Jesús nos dijo:
“Cuando comiencen a suceder estas cosas, cobren
ánimo y levanten la cabeza, porque se acerca su
redención” (Lucas 21:28). Como hemos visto, podemos
confiar en su promesa, pues esta noche oscura tendrá
una mañana de eterna luz.
Para aquellos a los que la crisis ha afectado
directamente, ya sea por la enfermedad, la muerte
de un ser querido, la pérdida del empleo o incluso la
escasez de alimento, quiero decirles que estoy orando
por ustedes. No olviden, Dios no solo está al control
del mundo, sino también de sus vidas en particular. Es
tiempo de confiar en Dios y actuar, estoy seguro de que
verán su gloria.
En tiempos de coronavirus, podemos tener la
certeza de que al final, Dios y su reino serán vindicados.
Pronto se verá con claridad que la gestión que él ha
hecho de la crisis provocada por el pecado ha sido
la mejor que se pudo haber realizado. Quedará de
manifiesto que en él no hay maldad.
La certeza de su amor y justo gobierno, nos pueden
llenar de paz ahora. Pronto nos uniremos al coro
celestial para alabarle por su redención exclamando:
“¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder son de
nuestro Dios, pues sus juicios son verdaderos y justos”
Conclusión
119
Luis R. Fajardo
(Apocalipsis 19:1-2).
Finalmente, llegará el día cuando “desde el átomo
más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas
las cosas animadas e inanimadas, [declararán] en su
belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es
amor”. 2
Mientras llega ese día, podemos decir junto al
profeta Habacuc: “Aunque la higuera no florezca, ni
haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del
olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque
en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los
establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me
alegraré en Dios, mi libertador!” (Habacuc 3: 17-18).
120
Referencias
bibliográficas
Introducción
1
Redacción, “Incendios en Australia: la intensa batalla para
combatir el ‘megaincendio’ que se formó por la fusión de dos
fuegos”, BBC News Mundo, 28 de abril de 2020, https://www.bbc.
com/mundo/noticias-internacional-51066745
2
Peter Baker, et al., “Siete días de Enero: así llevó Trump a Estados
Unidos e Irán al borde de la guerra”, New York Times, 28 de abril
de 2020, https://www.nytimes.com/es/2020/01/13/espanol/
mundo/trump-guerra-iran.html
3
Lucas De la Cal, “El mortal coronavirus de Wuhan, la
extraña neumonía que ya ha salido de China”, El Mundo, 28
de abril de 2020, https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/
salud/2020/01/20/5e25728b21efa0f4078b4693.html
4 “Crisis del COVID-19: sobre la escritura de coronavirus”, Real
Academia Española, consultado el 4 de mayo de 2020. https://
www.rae.es/noticias/crisis-del-covid-19-sobre-la-escritura-decoronavirus.
5 Jesús Espinosa, “Pedro Sánchez solicitará al Congreso prorrogar
de nuevo el estado de alarma hasta el 9 de mayo”, BBC Mundo,
28 de abril de 2020, newtral.es/pedro-sanchez-solicitara-al-
congreso-prorrogar-de-nuevo-el-estado-de-alarma-hasta-el-9-
de-mayo/20200418/
6
Julian Borger, “US military chief: ‘Weight of evidence’ that
Covid-19 did not originate in a lab”, The Guardian, consultado
el 24 de abril de 2020, https://www.theguardian.com/
121
Luis R. Fajardo
world/2020/apr/14/covid-19-origin-lab-general-mark-milley.
7
“Zoonosis”, Real Academia Española, consultado el 24 de abril de
2020, https://dle.rae.es/zoonosis.
Capítulo 1
1
“Epicuro (341-271 a.C.), fue el primer escritor que expresó el
problema del mal en forma de un dilema. Él dirá: “O Dios quiere
quitar el mal del mundo, pero no puede. O puede, pero no quiere
quitarlo. O no puede ni quiere. O puede y quiere. Si quiere y
no puede, es impotente. Si puede y no quiere, no nos ama. Si
no quiere ni puede, no es el Dios bueno […]. Si puede y quiere
–y esto es lo único que como Dios le cuadra-, ¿de dónde viene
entonces el mal real y por qué no lo elimina?” Ver: “El problema
del mal: una aproximación teológica desde San Agustín”, Centro
Interuniversitario de Estudios Latinoamericanos y Caribeños (CIELAC).
Consultado el 20 de abril de 2020. http://biblioteca.clacso.edu.
ar/Nicaragua/cielac-upoli/20170831063945/El-Problema-delmal.pdf
2
John Piper, Coronavirus y Cristo ([Bogotá]: Poeima Publicaciones,
2020), 33.
3
Ibíd. 62.
4
Esta declaración también está recogida en los Evangelios Marcos
y Lucas: (Marcos 13:9; Lucas 21:12).
Capítulo 2
1
Elena de White, El deseado de todas las gentes (Buenos Aires:
Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007), 132.
122
Capítulo 3
1
Tyler Olson, “Trump worries US will see ‘suicides by the
thousands’ if coronavirus devastates economy”, Fox News,
consultado 24 de abril de 2020, https://www.foxnews.com/
politics/trump-says-u-s-will-have-suicides-by-the-thousands-ifeconomic-slowdown-lasts-too-long
2
Beatriz Vera Poseck, Psicología positiva: una nueva forma de entender la
psicología (Madrid: Calamar Ediciones, 2008), 112.
3
Ibíd. 112.
4
Ibíd. 114.
Capítulo 4
1
Anónimo.
2
Sarah Yeomans, “Classical Corner: The Antonine Plague and
the Spread of Christianity”, Biblical Archaeology Society, consultado
el 16 abril de 2020, https://www.biblicalarchaeology.org/daily/
ancient-cultures/daily-life-and-practice/the-antonine-plagueand-the-spread-of-christianity/
3
Ibíd.
Referencias bibliográficas
4
Ibíd.
5
Ibíd.
6
John Horgan, “Antonine Plague”, Ancient History Encyclopedia,
consultado el 20 abril de 2020, https://www.ancient.eu/
Antonine_Plague/
7
Piper, Coronavirus y Cristo, 75.
8
Yeomans, Ibíd.
9
Piper, Coronavirus y Cristo, 75.
10
Ibíd.
11
Ibíd.
12
Ibíd. 76.
13
Carlos Miralles, “Dieciséis cartas del emperador Juliano. Boletín
del Instituto de Estudios Helénicos”, Revistes Científiques de la
Universitat de Barcelona 5/2 (1971): 33-41, https://revistes.ub.edu/
index.php/EstudiosHelenicos/article/view/5325/7085
14
Piper, Coronavirus y Cristo, 76.
15
John Lennox, ¿Dónde está Dios en un mundo con coronavirus? ([Bogotá]:
Poeima Publicaciones, 2020), 76.
16
Lyman Stone, “Christianity Has Been Handling Epidemics
for 2000 Years”, Foreign Policy, 13 de marzo de 2020, https://
foreignpolicy.com/2020/03/13/christianity-epidemics-2000-
years-should-i-still-go-to-church-coronavirus/ El énfasis es
nuestra.
123
Luis R. Fajardo
17
Martin Luther, “Whether one may flee from a deadly plague”,
consultado el 25 abril de 2020, https://rockrohr.net/wp-
content/uploads/2014/03/Luther-WHETHER-ONE-MAY-
FLEE-FROM-A-DEADLY-PLAGUE.pdf
18
Charles Jones, “How a pandemic 100 years ago ushered in a new
era of Baptist giving”, The Christian Index, consultado el 25 de
abril 2020, https://christianindex.org/pandemic-spanish-flubaptist-giving/
19
“El Avivamiento de la calle Azusa. Impacto Evangelístico”,
consultado el 1 de mayo de 2020, http://impactoevangelistico.
net/noticia/6486-el-avivamiento-calle-azusa
20
Daniel Isgrigg, “How Pentecostals Responded to the 1918
‘Spanish Influenza’ Pandemic”, Influence Magazine, consultado el
26 de abril de 2020, https://influencemagazine.com/Theory/
How-Pentecostals-Responded-to-the-1918-Spanish-Influenza-
Pandemic
21
Josh Powell, “‘Disordered and Confused’: How South Carolina
Baptists Responded to the Flu Pandemic of 1918”, The Baptist
Courier, consultado el 26 de abril, 2020, https://baptistcourier.
com/2020/03/disordered-and-confused-how-south-carolinabaptists-responded-to-the-flu-pandemic-of-1918/
22
Michael Campbell, “Los adventistas y la pandemia de influenza
de 1918”, División Interamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día,
consultado el 27 de abril de 2020, https://www.interamerica.
org/es/2020/03/los-adventistas-y-la-pandemia-de-influenzade-1918/
23
Ibíd.
24
Ibíd.
25
“Complimentary to the Danish Norwegian Seminary”, The
Review and Sabbath Herald, 96/2, el 9 de enero 1919, consultado
el 27 de abril de 2020, http://documents.adventistarchives.org/
Periodicals/RH/RH19190109-V96-02.pdf
26
Ibíd.
124
Capítulo 5
1
Ver: Carlos Sánchez, Identidad y relevancia del cristianismo introducción
al pensamiento de Jürgen Moltmann (Madrid: UNED, 1987), 34.
2
Elena de White, Los hechos de los apóstoles (Buenos Aires: Asociación
Casa Editora Sudamericana, 2007), 9.
3
El empleo informal en el trimestre móvil diciembre 2019 – febrero
de 2020, en las 13 ciudades y áreas metropolitanas [Colombia],
la proporción de hombres ocupados que eran informales fue de
45,2%, mientras que esta proporción para las mujeres fue de
48,6%). Consultado el 29 de abril de 2020. https://www.dane.
gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/
empleo-informal-y-seguridad-social.
4
“Significado de Empleo informal”, Significados, consultado el
29 de abril de 2020, https://www.significados.com/empleoinformal/.
5
David Lazarus, “Is Cannabis Kosher?” Israel Today, 239
(diciembre, 2019), 18.
6
“Colegio Adventista de Sagunt colabora en la fabricación de
protectores”, Levante: El Mercantil Valenciano, consultado el 23
de abril de 2020, https://amp.levante-emv.com/comunitatvalenciana/2020/04/14/colegio-adventista-sagunt-colaborafabricacion/2001018.html
7
Ibíd.
Referencias bibliográficas
8
Raúl Piña, “Las fuerzas de seguridad piden colaboración
vecinal ante la violencia de género durante el confinamiento”,
El Mundo, 1 de abril de 2020, https://www.elmundo.es/
espana/2020/04/01/5e849a3321efa091228b45bc.html
9
Redacción BBC News Mundo, “Coronavirus en EE. UU.: los
entierros en una fosa común en Nueva York, la ciudad que tiene
más casos de covid-19 que cualquier país del mundo”, BBC,
28 de abril de 2020, https://www.bbc.com/mundo/noticiasinternacional-52243771
10
Tyler, Ibíd.
11
Elena de White, Discurso maestro de Jesucristo (Mountain View, CA.:
Publicaciones Interamericanas, 1956), 16.
Capítulo 6
1
“Momento”, Real Academia Española, consultado el 29 de abril de
2020. https://dle.rae.es/momento.
2
Vera, Psicología positiva, 118.
125
3
¡Solo Jesucristo puede salvar al ser humano!, sin embargo, nos
Luis R. Fajardo
referimos a la misión que recibimos de él de llevar el Evangelio al
mundo.
4
Los adventistas han desarrollado un programa práctico de
desarrollo y mejora de la salud centrado. Si quieres conocer
todos los detalles, podrías hacerlo a través de este enlace: https://
www.adventistas.org/es/salud/8-remedios-naturales/
Capítulo 7
1
“Evangelio”, Real Academia Española, consultado el 1 de mayo de
2020. https://dle.rae.es/evangelio.
2
Mateo 3:2, English Standard Version (ESV).
Capítulo 8
1
George Reid, ed., Tratado de teología Adventista del Séptimo Día.
(Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009),
32.
2
Ver: Frederick Bruce, Israel y las naciones: la historia de Israel desde
el Éxodo hasta la destrucción del segundo templo (Grand Rapids, MI.:
Editorial Portavoz, 1988), 104-116.
3
José Luis Montero, “Babilonia y Nabucodonosor: historia
antigua y tradición viva”, Facultade de humanidades, Universidade
da Coruña, 2007, consultado el 1 de mayo de 2020, http://
amigosdelmuseoarqueologicodelorca.com/alberca/pdf/
alberca5/11-5.pdf
4
Esta profecía se puede encontrar en los demás evangelios
llamados Sinópticos, Marcos 13 y Lucas 21.
5
Ver: Bruce, Israel y las naciones, 104-116
6
Ken Ham, ed., The New Answers Book 1: Over 25 Questions on
Creation/Evolution and the Bible (Arkansas: Google Libros, 2012,
consultado el 1 de mayo de 2020, https://bit.ly/2xcHZcA
126
Conclusión
1
Vera, Psicología positiva, 117.
2
Elena de White, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: Asociación
Casa Editora Sudamericana, 1993), 428.