Revista AGROPERÚ INFORMA-Ed.11
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ENCUESTA A CUATRO EXPERTOS
Revista AGROPERÚ | Nº 11 | 2021 | Lima - Perú 30
sino que hay que garantizar
que la agricultura se desarrolle
en condiciones adecuadas,
con alto nivel de
eficiencia en el uso del agua,
con semillas apropiadas y
con capacidad empresarial.
Otro aspecto a considerar
debería ser impulsar la
agroindustria, empezando
por integrar a los pequeños
productores como abastecedores
de materia prima a
las empresas agroindustriales
y agroexportadoras, bajo
esquemas de intercambio de
paquetes tecnológicos, de
acceso a semillas y sistema
de inteligencia artificial,
entre otros.
• Soc. Eguren López:
Entre los dos últimos censos
agropecuarios –1994 y
2012– el número de minifundios
aumentó en aproximadamente
medio millón. Si
esta cantidad sigue aumentándose,
no es solo porque
los predios se subdividen
por herencia, sino porque
centenares de miles de familias
rurales necesitan para
completar los medios que
requieren para subsistir,
los alimentos que pueden
producir aunque sea en un
lote pequeñísimo. Si hubiese
creación de empleo decente
en las medianas y grandes
ciudades, o si hubiese una
mayor diversificación económica
en las áreas rurales
(y, por lo tanto, una ampliación
del mercado de trabajo),
posiblemente habría menos
minifundios. Nuevamente
aquí el papel de los gobiernos
regionales y locales es
muy importante. Lamentablemente,
son pocos los
que le dan prioridad a estos
temas.
• Ing. Agr. Risi Carbone:
El gran esfuerzo debe priorizarse
en dos puntos: fomentar
la asociatividad pero respetando
la individualidad
de cada productor, como lo
hacen exitosamente las cooperativas
Norandino (Piura)
y Corpapa (Ayacucho). Y
promover asistencia técnica
entre los productores y el
acceso a nuevos mercados.
Por eso, deberíamos pensar
en una nueva ley de promoción
agraria que beneficie a
todos los productores y no
solo a los agroexportadores,
cuya vigencia no debe
ser menor a 10 años, que
incluya también el cofinanciamiento
estatal diferenciado
(quienes tengan menores
recursos deben recibir
mayor financiamiento) y un
seguro agrario, incluyendo
a los ganaderos, financiado
con recursos del Estado, así
como un seguro catastrófico
para indemnizar a los
productores afectados por
las adversidades climáticas.
Por otro lado, hay que aprovechar
todo el potencial
productivo que tiene el país,
sustentada en su vasta agrobiodiverisidad
y sus múltiples
ecosistemas y climas,
que permiten sacar cosechas
en épocas determinados productos
escasean y ésa es una
ventaja que muchos países
no la tienen.
• Ing. Del Águila Morote:
Aunque creo haber respondido
a esta pregunta, quiero
hacer la siguiente sugerencia:
Si queremos impulsar el
desarrollo del agro, se paralice
el proceso de urbanización
de las tierras agrícolas.
Para ello, se necesita poner
en marcha un programa de
incentivo para los jóvenes
que deseen cultivar las tierras,
incluso para frenar y/o
reducir la creciente migración
del campo a la ciudad, y
una ley de protección de las
tierras agrícolas. Entre los
valles de los ríos Chillón,
Rimac y Lurín, donde hasta
hace 50 años aproximadamente
existían alrededor
de 60.000 hectáreas de tierras
productivas, ahora solo
hay cemento. Algo similar
sucede de manera acelerada
en el resto de los valles de
casta, sierra y selva. Todavía
estamos a tiempo de paralizar
este “genocidio” de tierras
agrícolas.
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