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Isabel: Además de los paisajes, la gastronomía
es una de estas cosas, por supuesto. También,
el carácter de la gente y sus tradiciones, como
La Vijanera, una mascarada de invierno que se
celebra el primer domingo de cada año; o el
Camino Lebaniego, un camino de
peregrinación hasta el monasterio de Santo
Toribio de Liébana, declarado Patrimonio
Mundial de la UNESCO. Los visitantes que
deciden pasar unos días en esta zona del
norte de España siempre repiten, ¡por algo
será! Animamos a todas y todos a descubrirlo.
Famosa credencial que se otorga al peregrino
al realizar el Camino de Liébana
Marta: ¡Y la comida! ¡No podemos olvidarnos
de la comida, como ha comenzado diciendo
Isabel! La mezcla de mar y campo que
tenemos en estas tierras norteñas de España
nos permite tener una gastronomía exquisita
tanto en carne como en pescado y, por
supuesto, podemos presumir de bebidas como
el orujo o el vino. ¡Disfrutar de una copa con
vistas al Cantábrico es inigualable!
Esos gustos los compartimos…: el buen vino,
la buena gastronomía…
Isabel: Así es, Cantabria es un deleite para los
sentidos.
¿Qué grandes restaurantes encontramos por
aquí y cuáles son los platillos más típicos?
Isabel: Sin duda, los pescados y los mariscos
del Mar Cantábrico. Hay que destacar las
anchoas (bocartes con aceite de oliva y sal),
los embutidos y los quesos. También en
invierno, cuando las temperaturas son bajas,
son muy típicos el cocido montañés y el
cocido lebaniego, platos de cuchara que son
propios de zonas de interior. Y…, como dulces,
los que se elaboran con leche de las vacas
frisonas, como la quesada, los sobaos
pasiegos, el arroz con leche o la leche frita…