Revista Festival de Cine de Cartagena 2022 | Diario Criterio
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Con el apoyo de:
SUMARIO
“El cine está hecho para compartir”....................................4
Los recomendados del FICCI................................................6
Entrevista a Claudia Triana - Proimágenes...........................8
La persistencia del amor eficaz ........................................10
Pier Paolo Pasolini: una contradicción viva .......................12
Una mirada al cine afro e indígena....................................14
El cine del mundo en Bogotá.............................................15
Una publicación de
Diario Criterio es una empresa de
ABC Producciones y Comunicación SAS.
Nit: 901.287.583-2
Director Editorial José Fernando Hoyos
Director Digital y de Proyectos Alejandro Hernández
Editor General José Ángel Báez
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Periodista David Ortega
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Periodista Estefanía Sánchez
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Montaje Portada: Arte Criterio.
Impreso por Editorial La República S.A.S.
Bogotá - Colombia © 2022
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Fotos: Laboratorios Black Velvet
“El cine está hecho
Luego de una versión suspendida a la mitad y otra sui géneris, con
eventos esparcidos durante el año, vuelve el Festival Internacional de
Cine de Cartagena de Indias (FICCI). ¿Qué esperar de esta edición?
Ya han pasado dos largos años desde que la edición
60 del Festival Internacional de Cine de Cartagena
de Indias (FICCI) fue suspendida a la mitad. Habían
transcurrido solo tres días de charlas, proyecciones
y homenajes a figuras como el director de cine alemán Werner
Herzog, cuando el avance de la pandemia del coronavirus obligó
a frenar en seco todo lo que estaba planeado.
“El golpe al sector cultural fue tremendo y nosotros fuimos las
primeras víctimas porque cayó en pleno evento”, recuerda el director
artístico del FICCI, Felipe Aljure. Lo más difícil, recuerda, era
pensar en lo complejo que se veía una posible recuperación porque
a la par del festival, todo el sector y el ecosistema del cine (realizadores,
productores, distribuidores y exhibidores) resultó afectado.
Y la pandemia, con sus efectos, se fue alargando más de lo previsto.
Aun en medio de esas dificultades, al año siguiente el festival
hizo un esfuerzo enorme por mantener la presencialidad con una
edición distinta, a la que llamaron FICCI Interruptus: ocho jornadas
para proyectar largometrajes y cortometrajes en las noches
de luna llena de Cartagena. Una experiencia que no solo enseñó
que se pueden hacer proyecciones al aire libre con sonido y pantallas
de alta calidad, sino que contribuyó a profundizar el diálogo
entre el festival y el público local, una de las obsesiones de Aljure.
Ahora, cuando la pandemia parece estar dando un respiro, el
FICCI da un paso más en su camino a la recuperación con su edición
61, un regreso a la versión tradicional: seis días sin interrupciones
en los que personas de la ciudad, del país y del mundo se
encuentran alrededor del cine. Una edición en la que se proyectarán
154 películas de 38 países, la invitada especial será la actriz
española Rossy de Palma y habrá homenajes a directores clásicos
como Pier Paolo Pasolini y François Truffaut.
Y si bien es una edición con películas de alto nivel, incluyendo
una nominada a los premios Oscar, cintas que vienen del Festival de
4
Foto: Arturo Rodríguez
Felipe Aljure, director
artístico del Ficci, es cineasta
y ha dirigido 'La gente de
la Universal' (1991), 'El
colombian dream' (2006) y
'Tres escapularios' (2015).
para compartir”
Sundance y cinco estrenos mundiales, Aljure sabe que aún falta más
para recuperarse completamente del golpe que dejó la pandemia.
“En este momento se están escribiendo las nuevas reglas de las relaciones
cinematográficas –explica–. Las plataformas de streaming están
haciendo movimientos importantes que de alguna manera pueden
afectar la exhibición como la conocemos. Nos queda seguir
observando para, cada año, armar el mejor festival que podamos”.
Cine en pandemia
Aun así, en este mundo que intenta liberarse de la peste, Aljure y
el comité curatorial del festival encontraron que los cineastas no
se detuvieron. En algún momento llegaron a pensar que, debido
a las restricciones de la pandemia, a la hora de elegir las películas
para esta edición se iban a encontrar con pocas y de menor calidad.
Pero nada de eso pasó.
“Hay una tendencia, marcada por la pandemia, de producciones
filmadas en una sola locación y sus alrededores. Hay menos
historias de carretera o de las que ocurren en varias locaciones.
Con todo eso, son películas estupendas”, dice Aljure y habla de
cintas como Vortex, de Gaspar Noé; Ríos de ceniza, de Alberto
Gómez Peña; o La roya, de Juan Sebastián Mesa.
También encontraron, sobre todo en las nuevas generaciones,
una intención de mezclar géneros experimentales, atrevidos y
arriesgados, con otros más clásicos. Da como ejemplo A cidade
dos abismos, de Priscyla Bettim y Renato Coelho, que fusiona
estos nuevos modos de narrar con el thriller.
Todas estas películas, como sucede desde que Aljure y su equipo
llegaron al festival (2019), estarán divididas en varias muestras
que destacan lo mejor del cine indígena y afro, del cine sobre
Cartagena, del cine caribeño, de los cortos, del documental y de
las ficciones (de aquí, de allá y de acullá). Pero también habrá una
pequeña muestra para reflexionar sobre un tema coyuntural, a través
del cine. En este caso, con una sección que llamaron ‘Erotika’
Por cuarto año, además, los organizadores se mantienen en su
decisión de no tener una competencia oficial, como sucedía antes.
“Somos un festival en donde hay un comité curador que evalúa
las películas para decidir cuáles entran y en ese momento es que
se da una competencia. Una vez dentro, todas son invitadas de honor.
El cine, a diferencia del deporte, está hecho para compartir”,
explica Aljure.
Esa visión, así como su idea de festival, se ha venido consolidando
poco a poco. Y ahora, justo cuando el FICCI se repone de
todo lo que ha dejado la pandemia, es toda una apuesta.
5
Los recomendados del FICCI
Manuel Kalmanovitz, crítico de cine y quien hizo parte del comité curatorial de
esta edición del festival, recomienda 11 producciones para disfrutar en Cartagena.
1. All Eyes Off Me
(Hadas Ben
Aroya)
Sección: Erotika
En estas ediciones del FICCI
siempre hay una sección
que propone dirigir la
atención a algún asunto específico,
en este caso es Erótika, que se
enfoca en las corrientes corporales
y afectivas que nos atraviesan.
Esta película israelí, la segunda de
su directora, se centra en una muchacha
que, en sus relaciones con
un novio y con un empleador,
termina por cuestionar lo que desea
y lo que se supone debe desear.
2. La roya
(Juan Sebastián
Mesa) Sección:
Ficciones de aquí
La segunda película del director
de Los nadie hace un
cambio radical de paisaje y
pasa del caos urbano a la ruralidad
de una zona cafetera, escenario
de un choque generacional entre
los abuelos, sintonizados con
los ciclos de siembras, cuidados y
cosechas, y los nietos que sienten
la atracción de las diversiones frenéticas
de la ciudad. Una mirada
lúcida sobre el dilema imposible
de quedarse o irse.
3. Siete perros
(Rodrigo Guerrero)
Sección:
Ficciones de allá
En un primer piso de un edificio de Buenos
Aires, un hombre mayor vive con
los siete perros del título. En conflicto
con la administración, que no permite tener
tantos animales, el hombre busca encontrarles
dueño a algunos de ellos. Con una actuación
central cuidada y muy sutil, es una película de
dramas mínimos bellamente sintonizada con lo
que Georges Perec llama “lo infraordinario”.
4. Aloners
(Hong Sung-eu)
Sección:
Ficciones de acullá
La difícil conexión entre la gente es el asunto
central en esta película coreana que
muestra, sin grandilocuencias, el drama de
la trabajadora estrella de un call center que recibe
la tarea de entrenar a una nueva empleada en su
labor. Contrastando las exigencias de eficiencia
con las necesidades humanas de contacto, empatía
y cercanía, es una comedia triste sobre la
soledad en el capitalismo tardío.
5. La forma que
tienen las nubes
(José Luis Osorio,
George Gallardo)
Sección: Documentes
hecho en casa
Documental que retrata complejamente
a un hombre encarcelado durante un
permiso de salida para ver a su hija. Siguiéndolo
por tres días, la película revela que,
además de ser un padre cariñoso, atento y responsable,
en sus horas oscuras se ha dejado llevar
por el crimen y la violencia. La ambigüedad de
su figura central es incómoda pero bienvenida
en esta época de moralidades en blanco y negro.
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6. Las cercanas
(María Álvarez)
Sección:
Documentes algo
que declarar
Dos hermanas gemelas de
91 años, antiguas figuras
destacadas de la música
clásica, viven en un apartamento
asfixiante y atiborrado de recuerdos
en Buenos Aires. El documental
funciona como un catalizador
para que las dos hermanas
expandan ante la cámara, como si
se tratara de un referí, las corrientes
de afectos, la cercanía y la distancia,
los logros y los pendientes,
de esa cercanía extraordinaria.
8. Yo y las bestias
(Nico Manzano)
Sección:
Hace calor
Un veinteañero es expulsado
de la banda en la que toca
y decide emprender un
proyecto en solitario, aunque eventualmente
en la soledad se manifiestan
unas presencias misteriosas, con
el rostro oculto y vestidas de colores
planos. Es un viaje oscuramente cómico
el de este personaje abrumado
por la neurosis y la decepción en su
intento no del todo exitoso de fugarse
de la realidad venezolana.
7. Leonor will
never die
(Martika Ramírez
Escobar)
Sección:
La gente que hace
cine y lo que el cine
le hace a la gente
Homenaje gozoso al cine de
acción filipino ochentero,
con peleas no tan fluidas,
giros melodramáticos y abundante sangre, que tiene como protagonista a una
mujer mayor, exdirectora de este género que queda en coma cuando un televisor
le cae encima. Alternando entre el mundo real y lo que ella vive en su mente,
es un pastiche alegre y vital con romance, peleas, intrigas, canciones y bailes.
9. A cidade dos abismos
(Pryscilla Bettim y
Renato Coelho)
Sección: Omnívora
Siguiendo la tradición de películas
ambientadas en Sao Paulo
que exploran los cruces que
suceden en sus noches, este drama
sigue a una pareja de prostitutas en
sus recorridos e interacciones con
médicos sanguinarios, bartenders
comprensivos y policías violentos. Es
un viaje con momentos de esperanza
por las posibilidades de solidaridad
entre los desposeídos y de desazón
por la violencia institucional.
10. Chi ma nkongo´memorias
de un
pueblo cimarrón
(Lucas Silva) Sección: De indias
Documental extraño e
inclasificable, lleno de
vida y relajo, que registra
la llegada a San Basilio de
Palenque en 1999 del tamborero
Paulino Salgado para visitar
a su hermana, la cantadora Graciela
Salgado, líder de las legendarias
Las alegres ambulancias.
Más que una historia lineal, el
documental es una inmersión
en una cultura donde la música
y el festejo están ligados a la
vida y la muerte.
11. Para su tranquilidad,
haga su propio museo
(Ana Endara, Pilar Moreno)
Sección: Hace calor
Este documental panameño
toma como punto de
partida un museo casero
creado por una artista autodidacta
que encontraba criaturas
delicadas en hojitas, troncos y
pedazos de lata. A partir de la
mirada particular de la artista,
y dialogando con contemporáneas
suyas de la zona, el retrato
se amplía diestramente para
pensar las limitaciones existenciales
y expresivas de las mujeres
en una época no tan remota.
7
“El sector audiovisual
colombiano se acopló de manera
admirable a la pandemia”
Claudia Triana, la directora de Proimágenes, cuenta cómo le fue al
cine colombiano durante la pandemia y cuál es hoy la salud de este.
Desde 1998 está al frente de Proimágenes, entidad que
promueve el cine colombiano y acompañó todo el proceso
que le dio vida a la Ley de Cine (Ley 814), que
transformó la producción nacional, en buena parte con
la creación del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC).
Y como el Festival Internacional de Cine de Cartagena se alimenta,
en buena parte, de lo hecho en Colombia, DIARIO CRITERIO le
preguntó a Claudia Triana sobre cómo le fue a la producción nacional
en tiempos de pandemia y cuál es el presente.
CRITERIO: ¿Qué pasó con el cine colombiano durante la pandemia
y en qué quedó ahora que, al parecer, salimos de ella?
CLAUDIA TRIANA: El sector audiovisual, sin duda, fue uno de los
más perjudicados: se interrumpió la producción porque implica la movilización
de grandes equipos humanos y técnicos, así como el inevitable
contacto cercano en los rodajes. Y, además, el cierre de las salas de
cine. Pero la creación de películas no se detuvo y muchos realizadores
aprovecharon la cuarentena para escribir sus guiones; igualmente, varias
películas que ya no tenían posibilidad de exhibición presencial, encontraron
nuevas oportunidades de circulación en plataformas como
Retina Latina y RTVC Play. De esta etapa queda un sector fortalecido
que se acopló de manera admirable y que sigue en crecimiento.
CRITERIO: O sea, nunca quedó estático…
C.T.: Durante la pandemia la mayoría de festivales y mercados se
transformaron al formato híbrido y la formación también se trasladó a
la virtualidad. Nuestro cine estuvo en festivales clave, con participaciones
destacadas: En 2020, Son of Sodom ganó un premio en Cannes y
Entre tú y Milagros, en Venecia. En 2021, Memoria obtuvo el Premio
del Jurado en Cannes.
CRITERIO: ¿Y cómo va la reapertura de las salas?
C.T.: Si bien el Gobierno autorizó su apertura en septiembre de 2020,
tan solo a finales de noviembre de ese año se había logrado una apertura
del 60 por ciento con 75.904 espectadores en el primer fin de
semana. Esta cifra va en aumento y hoy el total de las salas se encuentra
en operación y el público ha venido reaccionando positivamente.
CRITERIO: ¿Qué cifras muestran los efectos de la crisis en el
cine colombiano?
C.T.: En 2019 se estrenaron 48 películas colombianas, siete más que en
2018. Del total, 19 fueron óperas primas. Ese año asistieron 73,1 millones
de espectadores a las salas de cine. Esta cifra representa un máximo histórico
para la industria cinematográfica colombiana. Con un incremento de 9
millones de espectadores frente a 2018, un crecimiento del 14 por ciento.
Claudia Triana dirige Proimágenes
desde 1998. Desde allí ha
sido testigo e impulsora de la
evolución del cine colombiano.
De los recursos del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, para
2020, había aprobado un presupuesto de 38.066.227.042 pesos, que
por la pandemia se redujo a 14.037.772.242 pesos, que provenían de
un remanente de 2019 y del recaudo de taquilla de los tres primeros
meses del año. Es decir, se pudo destinar menos de la mitad del presupuesto
que se había proyectado.
Foto: Archivo Particular
8
Asociación Internacional de Comisiones Fílmicas
CRITERIO: ¿Y en 2020?
C.T.: Naturalmente, hubo una reducción dramática y un impacto
económico radical para la generación de empleos y la creación de historias.
Ya en 2021 la asistencia a salas creció 98 por ciento y diciembre
fue el primer mes con mayor asistencia desde 2019.
CRITERIO: En cuanto a la producción, ¿qué películas y cómo
se rodaron en épocas del covid?
C.T.: Con los Ministerios de Salud y de Cultura se reglamentó un
protocolo, implementado a mediados de octubre de 2020. Las películas
nacionales e internacionales, que regresaron con la apertura de los
cielos, se rodaron de acuerdo con las medidas de bioseguridad.
Progresivamente se activó el calendario de estrenos y en lo que respecta
a películas que cuentan con estímulos del FDC, a partir de la
implementación del protocolo, se rodaron 44 cortos y 12 largos, entre
ellos Jauría, Golán, Un varón, Los reyes del mundo, Anhell 69 y Sandra.
CRITERIO: Siempre se habla del distanciamiento entre el
cine colombiano y el público. ¿Eso ya se superó o qué falta
para que mejore esta relación?
C.T.: Esto es un proceso que lleva años y cuyo impacto se puede ver
incluso en el cambio generacional. Seguramente, con el trabajo de los
diferentes aliados del sector, en unos años podremos contar con un
público que se apropie de su cine.
Desde Proimágenes Colombia, y en articulación con las demás entidades
y organizaciones dedicadas a la promoción del cine nacional,
asumimos este reto como nuestra razón de ser y llevamos a cabo diversas
estrategias. En alianza con el Ministerio de Cultura, por ejemplo,
celebramos cada año la Temporada Cine Crea Colombia, dirigida a los
públicos, en la que ofrecemos mediante diversos canales y espacios un
catálogo de películas con acceso gratuito.
CRITERIO: Se habla de un auge del documental colombiano.
¿Es percepción? ¿Es realidad?
C.T.: La producción documental en Colombia se mantiene en constante
actividad. De hecho, podríamos decir que desde 2016 el documental
nacional ha empezado a crecer en estrenos. En 2019, hubo
48 estrenos de los que ocho fueron documentales; en 2020, se estrenaron
27 películas colombianas, diez son documentales. Y en 2021,
hubo 30 estrenos colombianos de los cuales diez fueron documentales.
Esto ocurre también por la labor de distribuidoras alternativas como
DOC:CO y Distrito Pacífico. De este año, es importante resaltar a
ALIS, película de Clare Weiskopf y Nicolás van Hemelryck, que nos
representó en la Berlinale, llevándose dos premios.
CRITERIO: ¿Qué aspira a decir en diciembre de 2022, a la
hora de hacer un balance del cine colombiano en el año?
C.T.: Como Proimágenes nuestra aspiración permanente es seguir
aportando a las políticas que han logrado que el sector audiovisual sea
relevante para el país, no solo en el sector cultural, sino en la economía,
la educación y sectores complementarios como el turismo; esperamos
que el recaudo se siga recuperando para ampliar las estrategias de fortalecimiento,
no solo en la producción cinematográfica, sino de series,
videojuegos y otros tipos de contenido y también en la promoción del
país como escenario de rodaje; que más producciones internacionales
se realicen aquí implica empleo y oportunidades. Trabajaremos por
avanzar en el camino de reconocimiento nacional e internacional de
este sector como elemento de patrimonio inmaterial, determinante
en nuestra identidad como país; recuerde que un país sin cine es como
una casa sin ventanas.
POR PRIMERA VEZ
EN LATINOAMÉRICA
BOGOTÁ
Colombia
2022
20, 21 y 22 de septiembre
Patrocinador Oficial
Organizadores
9
9
La persistencia del
‘Camilo Torres Restrepo: el amor eficaz’, el más reciente documental de
Marta Rodríguez, pionera del cine colombiano, es un homenaje a su amigo,
el cura guerrillero. Se verá por primera vez en el FICCI.
Por Alejandra Meneses Reyes*
Foto: Archivo Particular
Sentada en la cocina de su casa, Marta Rodríguez sostiene
una conversación imaginaria con Camilo Torres, el amigo
que una vez le habló sobre ‘el amor eficaz’. Reconociendo
la forma en la que las ideas de Camilo han atravesado
su quehacer cinematográfico, la directora le hace preguntas
a un fantasma que permanece vivo 56 años después. La imagen
espectral de Camilo ha aparecido una y otra vez en nuestra historia
y cinematografía[1], pero, en esta ocasión, una voz sin cuerpo
atraviesa el material de archivo, lanzando una mirada a lo vivido
y suponiendo algunas respuestas. Marta Rodríguez y Fernando
Restrepo se arriesgan, así, a volver a traer a Camilo Torres, exponiendo
su influencia a través de los años, a pesar de la paradoja de
su temprana desaparición.
Camilo Torres es indefinible. Sociólogo, sacerdote, docente, líder
político, revolucionario… Los rótulos se quedan cortos frente
a su figura. Quizá su condición permanente fue la transformación
y el ser contradictor de los poderes jerárquicos institucionales.
Por ello, buscaba involucrarse en los contextos sociales de los más
vulnerables y vulnerados, en lugar de promulgar a distancia la palabra
de Dios. Era en la cercanía espiritual y la solidaridad social
activa que residía, para él, el sentido del ‘amor eficaz’. Un amor
con resultados, capaz de materializarse en acciones concretas, en
el compartir comunitario, en la lucha popular en contra de las
violencias estructurales.
En su más reciente
documental, Marta Rodríguez
(88 años) intenta un diálogo
con su amigo Camilo Torres
Restrepo, quien murió en
combate en 1966.
El amor es eficaz cuando empieza en el propio ser en relación
con los otros, cuando se reconocen las necesidades compartidas
y se unen fuerzas para solventarlas en justicia. El amor eficaz se
compromete, se esfuerza y se sacrifica de ser necesario. ¿Era necesario?
Le pregunta Marta al Camilo fantasmal. ¿Era necesario
morir a los 37 años con un fusil en mano? Esas mismas manos
que predicaban el amor por el otro, ¿armadas?, ¿sirvió el sacrificio
para el cambio social? La palabra muerte, la violencia crónica,
sigue rondando nuestra cotidianidad, señala Marta. ¿Cuáles son
los límites de la violencia como instrumento de cambio político?
Los derechos básicos también configuran el amor eficaz. ¿Cómo
dejar callado el corazón ante la vulneración de estos derechos? Y, a
su vez, ¿qué significa organizarse?, ¿cómo?,¿para qué?, ¿es necesario
morir? Marta nos mira desde el fondo de la pantalla. ¿Somos las y
los jóvenes que como a Camilo ella quiere cuestionar?
La conversación entre Marta y Camilo se alterna con los pensamientos
y testimonios de otros sacerdotes y estudiosos de la
violencia en el país. La música resuena protestante y familiar sobre
las imágenes de la violencia, las fotografías de Camilo y el archivo
de la directora y de su compañero Jorge Silva.
Camilo pensaba que el pueblo estaba desesperado y que lucharía
hasta las últimas consecuencias. ¿Lo estaba?, ¿lo está?, ¿desesperado
o esclavizado? Cuando Marta Rodríguez y Jorge Silva
filmaron Chircales (1972) el pueblo necesitaba hacerse consciente
de su propia condición. Para
la cineasta se ha tratado de
un proceso lento, de mirar
de cerca, de mirar de lejos,
de mirar con otros ojos,
desde el lugar de los otros
–campesinos, indígenas,
mujeres, etcétera–, de darles
voz artísticamente sin bajar
la guardia de la denuncia,
pero no de sacrificar la propia
vida por la revolución.
Marta ha hecho de su cine
la insignia de su propia revolución.
De Camilo aprendió
el valor de la mirada sobre
los otros y la apertura
* Filósofa, crítica de cine y docente de
cine documental.
10
amor eficaz
Otros documentales
para ver
‘LOS ZULUAGAS’
(Flavia Montini)
Sección: Documentes
- Hecho en casa
El hijo de dos exguerrilleros
del EPL, exiliados en Italia,
que nunca entendió por qué
sus padres eligieron la lucha
armada por encima de la familia,
regresa a Colombia para encontrar respuestas.
‘MAGALUF GHOST TOWN’
(Miguel Ángel Blanca)
Sección: Documentes - Algo
que declarar
La historia de cómo Magaluf,
un municipio de la isla de
Mallorca, España, ha hecho del
turismo de las fiestas, los excesos,
las drogas y el sexo, su razón de ser.
‘MYANMAR DIARIES’
(The Myanmar Film Collective)
Sección: Documentes - Globo
Un poderoso material audiovisual,
hecho por varios cineastas,
sobre las protestas y el
movimiento de desobediencia
civil nacido tras el golpe de
Estado de febrero de 2021.
OSTROV - LOST ISLAND´´ (Svetlana
Rodina, Laurent Stoop)
Sección: Documentes - Globo
Una isla rusa en el Mar Caspio
solía ser un paraíso pujante
hasta que, en los noventa, comenzó
un declive que la tiene
en ruinas, sin electricidad y sin
esperanza.
del corazón. Quien se abisma a hacer cine documental pensando en la posibilidad
de una transformación social se arriesga a no acumular riquezas, pero
quizá su resonancia brilla a largo plazo. Como Camilo, Marta ha puesto el
compromiso personal y social por encima de otros intereses. Su quehacer
persiste para la memoria, como persiste la lucha de Camilo Torres en las
calles, desde otras voces, desde todos los rincones del país.
[1] Varias películas documentales se han realizado en torno a la vida y resonancia de Camilo Torres
en nuestra historia. Entre ellas: Camilo Torres Restrepo (1966), de Diego León Giraldo; Camilo, el cura
guerrillero (1974), de Francisco Norden; El rastro de Camilo (2016), de Diego Briceño.
‘FATHER’ (Deng Wei)
Sección: Documentes - Globo
El abuelo de Deng Wei, ciego
desde los 3 años, vive con
amargura a sus 80 por la difícil
relación que lleva con su
hijo, padre del cineasta. Un
contraste entre dos generaciones
en la China contemporánea.
11
Pier Paolo Pasolini:
una
Este año se conmemora el centenario del nacimiento de uno de los intelectuales
más influyentes y polémicos del siglo XX. El FICCI presenta cuatro de sus
películas que abarcan una década e intereses diversos y de gran actualidad.
Por Pedro Adrián Zuluaga
Pasolini era un niño de pocos años cuando tuvo su primer
encuentro premonitorio con el cine: vio, en la calle, el
afiche de una película donde un tigre se preparaba para
despedazar –o quizá comerse– a un hombre. El niño, en
vez de asustarse como se esperaría, quiso ver la película. Sus padres
no lo permitieron. Esta “escena primitiva” de deseo, transgresión
y prohibición la cuenta Nico Naldini, insuperable biógrafo de Pasolini,
y pueden verse en ella las claves para mirar el abismo de un
hombre fascinado por fuerzas arcaicas e irracionales en aguda tensión
con un deseo de orden y comprensión.
La realidad, para Pasolini, era desbordamiento y pasión. Al escribir
–y lo hizo profusamente– sentía que la vida estaba contenida por un
sistema convencional de signos: las palabras. Con el cine encontró que
podía “expresar la realidad a través de la realidad”. A partir de Accattone
(1961), su primera película, se produce en Pasolini una explosión
de su amor –sin filtros– por los cuerpos, las acciones y los gestos.
Accattone –uno de los cuatro títulos de Pasolini que presentará
el FICCI– entronca con la tradición neorrealista de películas volcadas
a la representación de la vida en sus propias condiciones de
emergencia, pero la lleva a un lugar donde se anudan lo épico y lo
mítico. El mundo de los arrabales romanos es presentado con una
mezcla de crudeza y monumentalidad, como si la influencia de
Giotto y Masaccio, pintores que fueron una referencia de Pasolini
para construir la visualidad de la figura humana, se encontrara
con el deseo de “dar a ver” de manera directa, casi cruel: la de un
Rossellini o un Mizoguchi.
Prostitución, sexualidad y crimen aparecen como intereses de
Pasolini en su exploración de las periferias romanas en Accattone.
Pero al director no lo mueve solo el deseo de escandalizar –aunque
su vida fue un incesante escándalo– sino el de investigar la
densidad cultural de estos espacios periféricos, considerados bárbaros
por la cultura oficial. En eso, Pasolini tendrá un declarado
heredero en un cineasta –y poeta– como el colombiano Víctor
Gaviria. A ambos les interesarán las lenguas menores, y la manera
en que los jóvenes desafían toda autoridad con su sola existencia.
A propósito de una escena de Teorema, que arroja luz sobre un
mundo oculto de prostitución en la Estación de Trenes de Milán, la
profesora italiana Alessandra Merlo sintetizó así los intereses cinematográficos
de Pasolini: “Mostrar los actos que en nuestra sociedad
definen al sexo (…) entre lo que dicta la dignidad y lo que nos
empuja a darnos vuelta, caminar, comprometernos”. Pasolini mismo,
micrófono en mano, viajó por Italia y les preguntó a sus compatriotas
por la sexualidad. Pone en lo público lo que siempre se
consideró privado. El resultado es Comizi d’amore (1964), un filme
* Periodista y crítico de cine de Diario Criterio.
Las cuatro películas de Pasolini
que se verán en el FICCI:
Accattone, Comizi D'amore,
Pocilga y El Decameron.
12
contradicción viva
Pasolini descansa en medio del
rodaje de una de sus películas
en Matera, Italia. El director
apareció muerto y golpeado
en noviembre de 1975.
Foto: GaHetNa
construido con las voces de la gente, con su urgencia de hablar a la
vez que con su incapacidad para ir más allá de discursos heredados.
Esta película, que también se presentará en el FICCI, es de una
asombrosa actualidad. En este y en otros trabajos incompletos o
La nueva ola de Truffaut
Además de Pasolini, el FICCI también
le rendirá un homenaje al
guionista, actor y crítico de cine
François Truffaut, por los 90
años de su natalicio.
Se dice que desde pequeño, el francés
fue un excelente lector aunque
“mal alumno”. Tuvo una infancia
difícil, que dio a conocer en su ópera
prima, Los cuatrocientos golpes (1959),
un éxito que se destacó en Cannes con
el premio al mejor director.
Desde entonces, fue uno de los mayores representantes del
nouvelle vague (la nueva ola francés), un movimiento que surgió a
finales de los años cincuenta y que cambió para siempre la forma
de hacer cine, rompiendo con las normas preestablecidas y haciendo
películas muy personales, que exponían la vida humana y la
mostraban sin tapujos.
En Cartagena se podrán ver Les 400 coups (1959), Jules et Jim
(1962), Le dernier métro (1980) y Vivement dimanche (1983).
apenas esbozados de Pasolini como Apuntes para una Orestíada
africana, Apuntes para una película sobre la India*, Apuntes para
un poema sobre el tercer mundo, Petróleo o San Pablo, hay un
Pasolini que desvela, incomoda, hurga e indaga. Para un mundo
como el de hoy, en que el arte ha devenido más proceso que resultado,
estas experimentaciones siempre inconformes de Pasolini
–estas películas por hacer– son actuales y visionarias. Como es
inspirador su permanente estado de duda y estupor en un presente
de militancias esencialistas.
Pasolini, quien se definió a sí mismo como una “fuerza del
pasado”, va de nuevo al encuentro de lo arcaico en las otras dos
películas suyas que trae el FICCI. En Pocilga (1969), desdobla la
película en dos partes y muestras la persistencia de lo bárbaro en
las entrañas del presente. “He matado a mi padre, he comido carne
humana y tiemblo de alegría”, es todo lo que dice el caníbal
que protagoniza el episodio “antiguo” de este filme.
En El decamerón (1971), su adaptación de Boccaccio, Pasolini
celebra la indisciplina de los cuerpos y su entrega a la vida y los placeres.
Cuatros años después abjurará de su propia “inocencia” y nos
deja con Saló, un testimonio del más cruel disciplinamiento sobre el
deseo. Es el fascismo, y está ocurriendo. “Estamos todos en peligro”
es el título –sugerido por él mismo– de la última entrevista a Pasolini,
realizada el día de su muerte, en 1975. El 2 de noviembre de ese año,
en una de sus habituales salidas nocturnas a los arrabales romanos, un
tigre (o un tigrillo pues el asesino era casi un niño) lo despedazó.
*Esta “película para hacer” plantea la historia de un majará que, según una leyenda
india, ofrece su cuerpo a los tigres para quitarles el hambre. Como el brasileño Glauber
Rocha, Pasolini creía que la fuerza esencial del tercer mundo era el hambre.
Foto: Domenico Notarangelo
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Una mirada al
cine afro e indígena
Además de las dos muestras oficiales, con largometrajes y cortometrajes
provenientes de todo el continente, el Ministerio de Cultura realizará
varios conversatorios para hablar de la representatividad.
El FICCI tiene, desde 2019, un espacio en su selección oficial
para el cine afro y el cine indígena. Fue una decisión
que en su momento levantó polémica, porque algunos
temían que por tener una mirada incluyente se perdiera
la calidad que identificaba al festival. Pero la experiencia de estos tres
años ha demostrado todo lo contrario: las dos muestras no solo les
han dado voz a cineastas e historias que normalmente tienen menos
posibilidades en el circuito comercial, sino que también han mantenido
la excelencia cinematográfica.
Este año, de hecho, las dos muestras dan un paso más allá y les
abren su espacio a largometrajes y cortometrajes de todo el continente
(y no solo de Colombia, como sucedía antes), lo que permitirá
abrir la mirada a otras narrativas que, sin embargo, mantienen en el
fondo temas muy parecidos.
En el caso de la muestra de cine afro, habrá dos largometrajes:
Apátrida, de la haitiana Michèle Stephenson, que sigue la lucha de la
abogada Rosa Iris Diendomi por devolverles la legalidad a los miles
de descendientes de haitianos a los que República Dominicana les
quitó la nacionalidad para “regular la situación migratoria del país”.
Y Opal, una película animada sobre la leyenda de una princesa hecha
por Alan Bidbard, de Martinica.
También destacan los cortometrajes El beat, de la colombiana
Irene Lema Dimaté, sobre la leyenda de Benkos Biohó en el Palenque
de San Basilio, y O ovo, de la brasileña Rayane Teles, sobre una
mujer que busca ser madre en un Brasil distópico.
En la muestra indígena se presentará Powerlands, en la que Ivey
Camille Manybeads Tso recorre el continente buscando otras mujeres
indígenas que lideren la defensa de sus territorios de la explotación
de las grandes multinacionales. También El canto de las mariposas,
una cinta peruana que sigue el viaje del pintor huitoto Rember
Yahuarcani al Amazonas en busca de sus orígenes.
En cuanto a cortometrajes colombianos, se presentará Aribada, de
Simon(e) Jaikiriuma Paetau y Natalia Escobar, que sigue la vida de
un grupo de mujeres trans en una comunidad embera del Eje Cafetero.
Así como El silencio de las semillas, de Elizabeth Pirela, sobre
una mujer wayúu, que, debido a la pandemia, regresa a la alta Guajira.
Además de las dos muestras, el Ministerio de Cultura tiene preparados
cuatro conversatorios para hablar del tema. El primero, el 17
de marzo a las dos de la tarde, reunirá a la ministra Angélica Mayolo
con dos realizadoras, para hablar de la importancia de la representación
y las estrategias conjuntas que pueden tomar el sector y la
institucionalidad para impulsar la participación de las comunidades
afros e indígenas en todos los eslabones de la producción audiovisual
y cinematográfica.
El segundo, el 18 de marzo a las diez de la mañana, reunirá a cinco
cineastas (tres de ellos indígenas) para hablar sobre las experiencias
de hacer cine con comunidades y en territorios indígenas. El 20 de
marzo a las dos de la tarde, habrá otro con cinco realizadores afrocolombianos
para hablar sobre la representación y participación de la
comunidad afrodescendiente en el cine colombiano.
Y finalmente, ese mismo día a las cuatro de la tarde, dos cineastas
indígenas y dos afrocolombianos discutirán sobre representación en el
cine nacional y sobre cómo fomentar la participación, profesionalización
y producción audiovisual en comunidades y territorios étnicos.
Los conversatorios serán en la sede de la Agencia Española de
Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid).
Dos de las películas que harán parte de la muestra
de cine afro: Opal (arriba), un largometraje de Alan
Bidbard, y El beat, un corto de Irebe Lema Dimaté.
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Foto: Dynamo Rock and Cola
Foto: Idartes
La Asociación
Internacional
de Comisiones
Fílmicas (AFCI)
escogió a
Bogotá debido
al crecimiento
de los rodajes
en la ciudad.
El cine del mundo en Bogotá
La capital será sede de Cineposium
2022, que reunirá entre el 20 y el
22 de septiembre a las comisiones
fílmicas de todo el mundo.
De un tiempo para acá, Colombia se ha convertido en
un destino recurrente para que las productoras internacionales
filmen sus películas, series y programas de televisión.
Entre 2015 y 2021, por ejemplo, se expidieron
9.910 permisos para filmaciones audiovisuales (un promedio de 1,416
al año), y muchos han visto a actores como Tilda Swinton, Will Smith
o John Cena paseando por las calles de algunas ciudades.
Detrás de ese esfuerzo hay, además de una ley nacional, varias entidades,
como la Comisión Fílmica Colombiana, la Comisión Fílmica
de Bogotá o la Comisión Fílmica de Medellín, cuyo fin es promover
al país o a cada ciudad como destino para filmación y que se encargan
de tramitar y facilitar los permisos, y de promover al talento local para
que apoye esos proyectos.
Comisiones como esas hay en todo el mundo y están agrupadas
en la Asociación Internacional de Comisiones Fílmicas (AFCI por su
sigla en inglés), una entidad creada en 1975, que cada año realiza un
encuentro para reunir a los comisionados de todo el mundo con personas
relevantes de la industria audiovisual, para hablar de los temas
más importantes, compartir ideas y mirar nuevos proyectos.
Los encuentros, llamados Cineposium, se han realizado en ciudades
como Nueva York (Estados Unidos), Barcelona (España) o San Petersburgo
(Rusia). Y este año, entre el 20 y el 22 de septiembre, llegará a
Bogotá un hecho histórico, porque es la primera vez que se hace en
América Latina y porque permitirá que personas relevantes del sector
lleguen al país.
“Es una ventana para mostrar la ciudad y generar un diálogo común
como industria, tanto a nivel nacional como internacional. Además,
fomenta la participación, la formación, la capacitación y el ‘networking’”,
como explica Ricardo Cantor, gerente de artes audiovisuales
del Idartes y director de la Cinemateca de Bogotá.
El evento será en Bogotá, gracias a una propuesta que presentó un
comité, liderado por la Comisión Fílmica de Bogotá, que pertenece
a Idartes, y la Cámara de Comercio de Bogotá, y que también contó
con el apoyo del Instituto Distrital de Turismo de Bogotá, Procolombia,
Proimágenes, la Comisión Fílmica Colombiana, Invest in Bogotá
y el Greater Bogotá Convention Bureau.
La presidenta de AFCI, Eve Honthaner, explicó que la ciudad no
solo presentó una propuesta excepcional, sino que la entidad “está
encantada de mostrar su apoyo a la industria y nuestra creciente membresía
en América Latina”. Un continente en el que la producción
de cine y televisión ha crecido. Tanto, que solo en Bogotá hay más de
100 estudios para producir, además de cine y televisión, animación y
videojuegos.
Otra cosa que ayudó a la selección, fue que el Cineposium de este
año está programado para después del Festival Internacional de Cine
de Toronto (TIFF), que se lleva a cabo en Canadá, país con la misma
zona horaria de Colombia (y con muchos vuelos directos disponibles
diariamente desde y hacia Bogotá), lo que permitirá a los participantes
asistir a ambos eventos en sucesión.
“Será una gran oportunidad para mostrar el crecimiento de las artes,
la cultura y la creación de la ciudad, además de continuar con los
esfuerzos para posicionar a nuestra capital como el epicentro audiovisual
de la región”, dice Catalina Valencia, directora de Idartes.
Foto: Pixabay: Germán Rojas
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PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL