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LÍDERES HIPÓCRITAS CON UCRANIA

La invasión de Rusia a Ucrania es una cuestión de índole ética y moral, ya que hay líderes que no ven la muerte de civiles como crímenes de lesa humanidad y se escudan en sus contradicciones y el poder de las armas. Es deprimente ver como se presenta tanta irracionalidad al querer “ayudar” a una nación agredida entregándole armas. La violencia no se debe resolver con violencia, ya que la población civil que nada tiene que ver con la locura humana es la sacrificada. Un líder por más que tenga razones para defender la soberanía de su territorio, no puede obligar a la población a que lo haga, eso debe ser algo voluntario, ya que en el fondo el gobernante lo que pretende es mantenerse en el poder. Si el invasor continuo con el empleo de la fuerza demencial para imponerse, se deben buscar caminos de dialogo para evitar que se incrementen las masacres. Los países amigos solo deben involucrarse en el conflicto buscando el cese al fuego inmediato, y brindado ayuda humanitaria, evitando que el daño cada vez sea mayor. Es tan culpable moralmente el que instiga como el instigado, cuando este último responde al ataque de la misma manera. Las sanciones económicas y financieras, se deben dar con carácter urgente, abandonando la posición hipócrita de llevarlas a cabo a cuenta gotas. No se puede llegar a una pacificación mediante el empleo de la fuerza, ya que eso agudiza el conflicto, aumenta el odio y el desprecio de y hacia las personas y los pueblos. Al provocador se debe castigar aislándolo de todas las maneras pacíficas posibles, evitando que acumule recursos para financiar su guerra. Se le debe “asfixiar” en todos los sectores, haciendo ver el repudio en su accionar y de quienes lo respaldan con su fanatismo, silencio o indiferencia. El problema es que quienes manifiestan su deseo para que se acabe el conflicto, no hacen los suficientes esfuerzos al perseguir sus propios intereses. En la invasión de Rusia a Ucrania se debe llevar a cabo una gestión justa y democrática, propendiendo por el respeto de los derechos fundamentales de las personas, dejando a un lado las posiciones hipócritas, las cuales se abordan en este libro y, sobre algunos de los principales líderes que asumen tales comportamientos. En las confrontaciones bélicas la “victoria” no existe, siempre hay perdedores en ambos bandos, luto y sufrimiento en las familias.

La invasión de Rusia a Ucrania es una cuestión de índole ética y moral, ya que hay líderes que no ven la muerte de civiles como crímenes de lesa humanidad y se escudan en sus contradicciones y el poder de las armas.
Es deprimente ver como se presenta tanta irracionalidad al querer “ayudar” a una nación agredida entregándole armas.
La violencia no se debe resolver con violencia, ya que la población civil que nada tiene que ver con la locura humana es la sacrificada.
Un líder por más que tenga razones para defender la soberanía de su territorio, no puede obligar a la población a que lo haga, eso debe ser algo voluntario, ya que en el fondo el gobernante lo que pretende es mantenerse en el poder.
Si el invasor continuo con el empleo de la fuerza demencial para imponerse, se deben buscar caminos de dialogo para evitar que se incrementen las masacres.
Los países amigos solo deben involucrarse en el conflicto buscando el cese al fuego inmediato, y brindado ayuda humanitaria, evitando que el daño cada vez sea mayor. Es tan culpable moralmente el que instiga como el instigado, cuando este último responde al ataque de la misma manera.
Las sanciones económicas y financieras, se deben dar con carácter urgente, abandonando la posición hipócrita de llevarlas a cabo a cuenta gotas.
No se puede llegar a una pacificación mediante el empleo de la fuerza, ya que eso agudiza el conflicto, aumenta el odio y el desprecio de y hacia las personas y los pueblos.
Al provocador se debe castigar aislándolo de todas las maneras pacíficas posibles, evitando que acumule recursos para financiar su guerra. Se le debe “asfixiar” en todos los sectores, haciendo ver el repudio en su accionar y de quienes lo respaldan con su fanatismo, silencio o indiferencia.
El problema es que quienes manifiestan su deseo para que se acabe el conflicto, no hacen los suficientes esfuerzos al perseguir sus propios intereses.
En la invasión de Rusia a Ucrania se debe llevar a cabo una gestión justa y democrática, propendiendo por el respeto de los derechos fundamentales de las personas, dejando a un lado las posiciones hipócritas, las cuales se abordan en este libro y, sobre algunos de los principales líderes que asumen tales comportamientos.
En las confrontaciones bélicas la “victoria” no existe, siempre hay perdedores en ambos bandos, luto y sufrimiento en las familias.

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comprometido con los problemas de la cotidianidad». David

Francisco Camargo Hernández. Nacionalidad Colombiano. Escritor,

humanista y economista con especialización, maestría y

doctorado. Artista plástico. Inventor. Guionista. Becario de

universidades europeas. Director Fundación Sueños de Escritor y

ediciones Dafra. Premios literarios y académicos en los años 2001-

2005-2008-2010-2016-2017 en eventos internacionales. Profesor de

posgrado. Investigador CVLAC Colciencias. Conferencista

internacional basando los temas en sus propios libros. Propende

por una economía «más humana, más igualitaria, capaz de

contribuir a mejorar la calidad de vida de la comunidad». En 2010

algunas de sus publicaciones fueron traducidas a varios idiomas.

Una de las más destacadas se titula: “cómo regionalizar el país”. Y

por «su sobresaliente trayectoria literaria y pensamiento

La invasión de Rusia a Ucrania es una cuestión de índole ética y moral, ya que hay

líderes que no ven la muerte de civiles como crímenes de lesa humanidad y se escudan

en sus contradicciones y el poder de las armas.

Es deprimente ver como se presenta tanta irracionalidad al querer “ayudar” a una

nación agredida entregándole armas.

La violencia no se debe resolver con violencia, ya que la población civil que nada tiene

que ver con la locura humana es la sacrificada.

Un líder por más que tenga razones para defender la soberanía de su territorio, no

puede obligar a la población a que lo haga, eso debe ser algo voluntario, ya que en el

fondo el gobernante lo que pretende es mantenerse en el poder.

Si el invasor continuo con el empleo de la fuerza demencial para imponerse, se deben

buscar caminos de dialogo para evitar que se incrementen las masacres.

Los países amigos solo deben involucrarse en el conflicto buscando el cese al fuego

inmediato, y brindado ayuda humanitaria, evitando que el daño cada vez sea mayor. Es

tan culpable moralmente el que instiga como el instigado, cuando este último responde

al ataque de la misma manera.

Las sanciones económicas y financieras, se deben dar con carácter urgente,

abandonando la posición hipócrita de llevarlas a cabo a cuenta gotas.

No se puede llegar a una pacificación mediante el empleo de la fuerza, ya que eso

agudiza el conflicto, aumenta el odio y el desprecio de y hacia las personas y los

pueblos.

Al provocador se debe castigar aislándolo de todas las maneras pacíficas posibles,

evitando que acumule recursos para financiar su guerra. Se le debe “asfixiar” en todos

los sectores, haciendo ver el repudio en su accionar y de quienes lo respaldan con su

fanatismo, silencio o indiferencia.

El problema es que quienes manifiestan su deseo para que se acabe el conflicto, no

hacen los suficientes esfuerzos al perseguir sus propios intereses.

En la invasión de Rusia a Ucrania se debe llevar a cabo una gestión justa y democrática,

propendiendo por el respeto de los derechos fundamentales de las personas, dejando a

un lado las posiciones hipócritas, las cuales se abordan en este libro y, sobre algunos de

los principales líderes que asumen tales comportamientos.

En las confrontaciones bélicas la “victoria” no existe, siempre hay perdedores en ambos

bandos, luto y sufrimiento en las familias.

COMPORTAMIENTOS ANTI ÉTICOS DE LÍDERES MUNDIALES EN LA INVASIÓN A UCRANIA David Francisco Camargo Hernández

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