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CAPÍTULO 1
Negro, el oscuro color del delicioso café por la mañana, era lo único que me
reconfortaba después de mis largas noches de insomnio. El sabor fuerte me
hacía olvidar de todas las cuentas que me habían sido imposible pagar por
haber perdido mi trabajo cinco meses antes. La empresa en la que trabajaba
cerró por causa de la situación económica del país. En ese momento sentí
mucha impotencia, pero eso ya no era importante, tenía que conseguir otro
trabajo cuanto antes.
Luego de saborear mi tostada con huevo, me acerque al baño desanimado y
vi en el reflejo del espejo mi cara demacrada, mis ojos verdosos remarcados por
las ojeras amarronadas y mi pelo negro azabache revuelto y desareglado. Con
pereza me tomé un baño, al salir me vestí con la ropa más cómoda que tenía, un
buzo gris, una campera negra, unos joggins y zapatillas.
Antes de salir revisé el celular, nada fuera de lo común, el mismo mensaje de
todos los días que me mandaba Marcelo para que pagara el alquiler.
Al salir por la puerta, estaba la correspondencia tirada en el piso, las mismas
facturas deprimentes que siempre llegaban, luz, gas, agua, etc.
El departamento que arrendaba, viejo y lúgubre se encontraba en el sexto
piso de un edificio ubicado en Rawson. Bajé por las escaleras, ya que hacía un
año que el ascensor no funcionaba.
Mi gran preocupación daba vueltas en mi cabeza, necesitaba salir a tomar
aire, siempre que me siento preocupado o triste salgo a correr, y ese día no iba a
ser la excepción, aunque algo que realmente me estresa y me causa mucha
ansiedad es el ruido de la intensa multitud por eso mientras corro me pongo los
auriculares y escucho música. Salí y me dirigí al parque.
Ya en el parque estaba algo fatigado así que decidí sentarme en un banco.
Frente a mí estaba la zona de los niños, ellos jugaban en los columpios, el
tobogán y en el arenero. La inocencia y paz que evidenciaban sus rostros me
hizo retornar a la calma.
Al sentirme un poco más calmado y oxigenado decidí volver a casa. Abrí la
puerta, ví mi sillón y me recosté. Para despejarme y no pensar tanto me puse a
ver una película, pero sinceramente no se ni de qué trató, lo que sí sé es que
cuando terminó tenía hambre así que me fui directo a la heladera mientras veía
mi celular.
Me senté en la mesa y abrí la computadora para revisar si me habían
respondido alguna de las tantas empresas a las cuales había mandado mi
curriculum, pero no tenía ninguna novedad. Se me ocurrió que podía chequear
las páginas de consultoras y ver si había algo que se ajustara a mis pretensiones,
aunque para ser sincero a esa altura ya muchas no tenía.
Al entrar a internet saltó un anuncio, una página que no conocía, pero decía
ser una prestigiosa empresa consultora, ofrecía un cargo gerencial en el área de
programación.
Entré y la página no daba la opción de cargar el curriculum, solo había un
formulario donde me pedían nombre, apellido, dirección, correo y mi profesión.
Al finalizar, tocabas el botón de POSTULARTE….. y listo!
Sinceramente no me generó mucha confianza y mucho menos expectativa,
pero perdido por perdido lo completé.
Al día siguiente mientras tomaba mi café matutino el sonido de una
notificación me alertó. Entré a mi casilla de mail entusiasmado y una tal
empresa llamada SEHP me contactaba en busca de un programador con
disposición full time. La notificación decía que me comunicara telefónicamente,
inmediatamente llamé al número que me proporcionaron.
- Buenas tardes - dijo una voz femenina- Usted se ha contactado con la
empresa SEHP.
- Buenas tardes soy Joaquín Bosh, me comunicaba ya que me enviaron un
mail por un puesto de programador -
- Claro - dijo rápidamente la mujer - Si desea realizar la entrevista diríjase a la
calle San Martín 353 el día 11 de mayo a las 10:30 horas. Alabamos la
puntualidad.
- ¿Le puedo hacer una consulta? - Dije para saber algo más acerca de la
propuesta -
- No - respondió rotundamente - Todas sus dudas seran respondidas en la
entrevista -
No había mucha alternativa, tendría que esperar hasta el próximo jueves.
CAPÍTULO 2
Al fin llegó el día jueves, me desperté emocionado, desayune mi cafe de
todos los días pero esta vez no se veia tan negro, ni desolado como siempre. Me
miré en el espejo y por fin no vi mi rostro demacrado, vi al hombre que solía ser,
aunque aún tenía un poco de ojeras ¿Puede algo que nos entusiasma
cambiarnos tanto la cara? Me vestí con mi ropa más elegante y formal que era
una camisa blanca y unos pantalones de vestir (que antiguamente eran de mi
padre).
Salí de mi departamento, mientras iba bajando la escalera, escuché el ruido
proveniente del ascensor, me acerqué y me di cuenta que ya no estaba más el
mismo cartel de siempre que decía “fuera de servicio”. Parecía increíblemente
que las cosas comenzaban a funcionar.
Un rato después estaba caminando por la calle mientras miraba la dirección
del edificio. Caminé por 30 minutos y llegué a un edificio muy alto, estaba lleno
de ventanas y tenía varias luces. Entré por la puerta giratoria hacia la recepción.
Cuando entré me quedé anonadado, era un lugar elegante, al parecer la
empresa tenía muy buenos recursos tecnológicos .
Me acerqué a la recepción, en el mostrador me encontré con una chica
rubia, de ojos claros, llevaba una linda camisa celeste. La secretaria me dio
algunas indicaciones como que me dirigiera hacia el ascensor y fuera al piso 10.
Ella contó que ahí me harían la entrevista que tanto ansiaba.
Me dirigí entusiasmado hacia el ascensor, apreté el botón brillante de la
flecha hacia arriba que demostraba que era para subir, cuando llegó el ascensor
bajaron dos personas de él y en su rostro había cierto semblante de nervios,
pensé que quizás eran otros aspirantes al puesto, y eso ya me generó cierto
grado de nerviosismo.
Al fin llegué al piso 10, al abrirse el ascensor vi una gran sala con unos
sillones muy bonitos y una puerta que tenía un cartel que decía “Golpee y
espere a ser atendido”. Me dirigí allí y golpeé la puerta. A los pocos minutos un
hombre abrió y me hizo pasar, entré, era otra oficina donde habían varios
escritorios y personas trabajando en ellos, parecían robots concentrados en el
tipeo, dije buen día; pero nadie levantó la vista de su computadora.
El hombre que me abrió parecía amable, pero algo en su mirada me
desconcertaba, sus pupilas estaban muy dilatadas. Me hizo la entrevista pero fue
muy diferente a lo que yo imaginaba, preguntó todo sobre mi vida, puntualizó
en la relación con mi familia y pareció muy interesado en saber que yo no tenía
familiares directos, ya que ellos murieron en un accidente de tránsito cuando yo
era pequeño. Cuando empecé a hablar sobre mi experiencia laboral y mi
desempeño profesional, me cortó y le dijo a otro de los hombres que se
encontraba allí:
- Perfil adecuado, pasamos a fase 2 -
Dijo algo más, pero la verdad es que me desconcertó a tal punto su forma
de hablar que inmediatamente pensé que no estaban interesados en tomarme.
Luego me dijo - terminó la entrevista, dígale al siguiente que pase - aunque no
escuche a nadie afuera, y supongo que él tampoco, junto a la entrada de la
oficina había un hombre que parecía de mi edad.
Cuando volví a la recepción había otra secretaria, salí y dije:
- Buen día -
La mujer me llamó y me dijo:
- ¿Dónde va tan apurado Sr. Bosh? - Se acercó con una risa siniestra -
- Aquí tiene la tarjeta con la dirección de la empresa, aquí solo tenemos
oficinas externas. Mucha suerte en su nuevo empleo “Bienvenido a SEHP
número 6”.
- Ahhh me olvidaba, debe presentarse mañana a las 8:00 horas.
Estaba totalmente sorprendido ¿El puesto era mío? ¿Por qué el hombre que
me entrevistó no dijo nada? ¿En qué momento se lo dijo a la secretaria? ¿Sería
una empresa seria? ¿ Para qué puesto me habían tomado? ¿Qué quiso decir la
secretaria con número 6? Eran muchos interrogantes y una sola certeza en
pocas horas debía presentarme en mi nuevo trabajo.
Me dirigí a mi casa y empecé a preparar todo, busqué mi ropa, tomé una
ducha y preparé una cena deliciosa, aparentemente había motivos para festejar.
CAPÍTULO 3
Llegó, al fin, el día más esperado, me dirigí a la dirección que me habían
proporcionado. En esta oportunidad el edificio me sorprendió, pero para mal. Se
veía viejo y despintado, entré, frente a la puerta había solo un ascensor, y varias
personas esperando, por lo que tuvimos que tomar turnos para llegar al piso 10
donde estaban las oficinas. Cuando llegó mi turno entré al ascensor, vi que
estaba rodeado de espejos y se veía bastante inestable, ya que era mayormente
hecho de madera. Toqué el 10, los chicos que subieron conmigo al parecer
trabajaban allí ya que subieron junto a mí hasta el último piso.
Mientras subía, estaba pensando en qué decir y en las miles de
posibilidades de preguntas que contestar pero llegué y vi que era un pasillo
largo con muchos asientos de espera, las paredes estaban rotas y la pintura
desteñida, me apresuré para llegar y tocar la única puerta de madera, detrás de
mí los dos chicos del ascensor. Dentro de la habitación se escuchó una voz
aguda que decía que podía pasar, entonces pasé y había un señor muy bien
vestido, elegante y cordial, me dijo que tome asiento, rápidamente moví la silla
hacia atrás y me senté.
El hombre nos dijo:
- Muy bien, antes de empezar deberán contestar una serie de preguntas para
saber cuál es el puesto de trabajo apropiado. ¿Cuál es su profesión?
Conté que había estudiado informática y que soy programador.
Luego nos preguntó sobre nuestro estado de salud y si teníamos alguna
enfermedad.
Tengo insomnio- le contesté - El hombre me miró y no dijo nada.
Ese mismo día comencé mi trabajo, lo que hice fue arreglar unas cosas de
unas computadoras, actualicé sus softwares ,ya que eran muy viejas, tenían al
menos 5 años. Era de las versiones más viejas que ví.
Cuando terminé comencé a hacer otras cosas que me pidieron, eran
actividades administrativas, nada relacionado a mi profesión.
Cuando se hicieron las 5 pm, momento de irnos según me dijeron otros
empleados, empecé a preparar mis cosas y salí a la sala principal. Al salir noté el
lugar bastante oscuro y enseguida intuí un problema, se habían apagado las
luces del lugar y no podía ver en el ascensor.
CAPÍTULO 4
Cuando se apagaron las luces del ascensor entré en pánico y no sabía qué
hacer, hasta que después de meditar la situación un rato decidí pedir ayuda,
- ¡AYUDA! ¡NECESITO QUE ALGUIEN ME SAQUE DE AQUÍ! - dije gritando
desesperadamente -
Por suerte había un celador barriendo el piso de mármol y decidió
ayudarme.
- ¿Quién anda ahí?- dijo el celador.
- Yo Joaquin un nuevo empleado- dije agradecido por mi suerte
Estuvimos los dos empujando esa puerta de metal durante 20 minutos
hasta que lo logramos. Cuando salí le agradecí por ayudarme y luego siguió
limpiando los pasillos con su escoba. El hombre también tenía algo raro en los
ojos.
- ¡Muchas gracias por la ayuda! - dije agradecido.
Fue una larga travesía, pensé. A la hora de retirarme vi a un compañero
cansado y exhausto.
- ¿Estás bien, necesitas algo?- dije .
Antes de que me pudiera responder todo se apagó. ,
El color negro opaco nos empezó a asustar. Se empezaron a escuchar ruidos por
todas partes, por el techo, por el piso y deduje que había caído en una trampa. Mi
mente y mi cuerpo se paralizaron, se sentía una vibra extraña seguramente fue una
sensación no sé cómo fue pero de un segundo al otro el piso que nos sostenía es
como si se hubiera abierto. Caímos en un estilo de conducto que era grisáceo y muy
angosto.Mientras caímos podía ver a algunas personas enchufadas a máquinas.
Algo horrible, tremendo. Durante ese trayecto me golpeé la cabeza y me desvaneci.
Cuando abrí los ojos y aparecí en un salón blanco y silencioso, no sabía cómo
había llegado hasta ahí, me sentía confundido.
Veía a personas trabajando que parecían doctores o científicos, llevaban un
delantal blanco y gafas protectoras.
Entonces pregunté:
- ¿Qué hago acá?, ¡ESTO ES UN ENGAÑO! -
- Señor Juaquin usted está aquí, secuestrado. Es inutil que intente escapar o
hacer cualquier tontería.
Vamos a ver si usted tiene las cualidades para soportar experimentos o pruebas
- dijo el hombre raro y misterioso que me hizo la primera entrevista -
Deberán pasar 5 etapas que constan de distintas dificultades. Van a ver
distintas trampas, acertijos, pruebas de laboratorio, hasta incluso van a haber
actividades donde decidirás si seguir vivo o no…
- ¿Y usted quién es? - dije preocupado y con la piel de gallina.
- Yo soy el General Marcelo, y estoy acá para supervisarlos - dijo.
Había llegado la hora de dormir, pensé en no hacerlo y buscar un plan para
salir. Pero al menos en principio iba a ser absurdo.A la mañana siguiente, me
desperté con la sensación de que estaría el resto de mi vida allí dentro.
Eran las 7:45, y el doctor empezó a golpear cacerolas, despertando así al
resto de mis compañeros.
- ¡El desayuno!- dijo el doctor- rápido que ya está listo, esto es lo único que van
a comer hasta las 14 PM -
Entramos como a un comedor y me di cuenta que era igual de blanco que la
sala de los estudios. El médico empezó a decir:
- Hay café con medialuna. Es obligatorio desayunar para unas pruebas de
resistencia -
Era como si nos hubiesen inyectado algo, pero todos respondíamos a las órdenes
de Marcelo sin titubear.
CAPÍTULO 5
Ya había empezado a entender que esto era muy serio, que estaba
secuestrado y próximamente iba a estar muerto. Por las expresiones de los
demás que estaban ahí tuve la intuición de que estábamos teniendo todos
pensamientos parecidos.
CLACKP. El sonido de la puerta cerrándose me sacó de mis propios
pensamientos, contemplé la sala una vez más y la cara de las personas a las
que iba a tener que vencer para sobrevivir o con las que iba a tener que
aliarme.
Según me habían contado debíamos competir entre nosotros para no
morir, estábamos en un punto donde era nuestra vida o la del otro. Lo extraño
es que nadie prestaba resistencia.
De pronto de un altavoz empezó a salir la voz de lo que creía era el doctor
que nos había encerrado.
- Dijo con su voz aguda: - Oficialmente la primera prueba ha comenzado
tendrán 2 horas para completarla y pasar a la siguiente habitación o
morirán-
A continuación el Dr. dijo: - Escuchen con cuidado porque a veces un soplo
de aire fresco te salva la vida y los números mezclados serán su clave…
- ¡LOS ACONDICIONADORES!- gritó alguien detrás mío -
Luego nos dividimos entre los 6 quien buscaría en cuál aire, por suerte me
tocó revisar uno que estaba en la esquina de una pared y no me tocó buscar con
nadie,porque si no hubiese sido imposible concentrarme. Luego de un largo
momento de rebuscar, sentí como algo caía en mí mano, ¿Acaso había
encontrado otra pista?Cuando abrí mi palma descubrí un sobre blanco con una
lapicera transparente medio rara ya que en su extremo tenía una luz ultravioleta.
Les grité a los demás para que vinieran a ver lo que había encontrado,
después de todo si quería sobrevivir iba a tener que ayudar a los otros, una
vez que estábamos todos juntos, una chica morena me saco el sobre de las
manos, lo rompió y sacó el papel que estaba adentro.
- ESTÁ EN BLANCO- grito enojada -
Todas las miradas se tornaron a mí como si fuera mí culpa. Estaba por
negar sus pensamientos cuando un chico con lentes dijo que
probablemente lo que esté escrito en el papel se iba a revelar con la luz
ultravioleta.
Rápidamente la chica que me había sacado el papel de las manos
apagó la luz y prendió la linterna/lapicera, el chico tenía razón, ya que del
papel empezaron a verse diferentes números y códigos. Luego de un largo
rato de intentar entender para qué eran los números, otra chica, esta vez de
rizos dorados, dijo que posiblemente los números del papel eran los
números del código de la puerta para la siguiente sala. Una vez que
probamos el código en la puerta y logramos que esta se abriera, salimos
por un pasillo oscuro donde una tenue luz alumbraba apenas nuestros
pasos.
Al final del largo pasillo, se encontraba una puerta color azul. Con las
esperanzas de poder salir de ese maldito lugar, abrimos la puerta y en su
interior vimos una sala pero no como la anterior sino que cubierta de figuras
geométricas de colores. Y en la confusión volvió a sonar la voz por el altavoz.
- Completaron una prueba con mucha destreza pero en está sala por cada
error que cometan el aire se irá consumiendo tiempo, y tiempo es lo que
no tienen.
Luego de escuchar esto decidimos sumergirnos en la habitación y
empezamos a revisar, pasamos días allí, no había nada, no habían indicios. En
un momento inesperado un chico curioso tocó un cuadrado rojo de la pared y
se abrió el piso debajo de él, haciéndolo caer al vacío. Al unísono una voz alertó:
“Primera baja.”
Las esperanzas de escapar no estaban perdidas ya que más tarde un chico
descubrió una pista que resultó crucial para poder salir de la habitación, se
trataba de un círculo naranja que contenía en braille distintas figuras y
números, la chica de rizos , que aprendí que se llamaba Celeste, dijo que había
que tocar las figuras que estaban marcadas y en el orden en el que marcaba el
número que tenía cada figura al lado. Comenzamos a buscar como ella nos dijo,
pero al ser tan confuso leer en braille, se cometieron equivocaciones, la primera
y única (gracias al cielo) fue de una chica morena, que confundió un cuadrado
con un rombo, pero ella logró salvarse ya que saltó a otra parte del piso, aunque
no se pudo evitar que la habitación se encogiera y que todos se empezaramos a
exaltarnos y tener máximo cuidado a la hora de buscar una figura, era mi turno
de tocar la figura cuando de pronto una puerta se abrió a nuestras espaldas y al
igual que hicimos en la primera prueba salimos por ella, pero ahora me
arrepiento de haberlo hecho…..
CAPÍTULO 6
Al pasar por la puerta encontramos otra habitación estaba todo oscuro, de
repente caímos a otro lugar, tardé en entenderlo ya que estuve un largo rato
inconsciente en el piso.
Al despertar me encontraba en una habitación pequeña, con poca
iluminación y en mal estado. En ella se encontraban muchos muebles
antiguos y destruidos, habían dos chicos, eran iguales, supongo habrán sido
gemelos. Junto con ellos empezamos a revisar los cajones de los muebles, en
uno de ellos se encontraba un libro de tapa blanca que tenía como una
especie de pistas para llegar a distintas habitaciones.
Los gemelos me explicaron que estaban experimentando con nosotros,
que nos habían instalado un chip y a medida que íbamos resolviendo distintas
pruebas iban analizando el comportamiento humano.
A medida que iba pasando las páginas, pensé que podría dejarme ese
libro, que allí estaría la primera salida a todo este problema. Encontré la
lapicera con luz ultravioleta que había sido utilizada para leer el mensaje del
sobre.
Finalmente decidí dormirme, llevaba muchas horas despierto y sin comer
ya no tenía fuerza.
Intenté dormir pero tenía mucho insomnio y empecé a marearme y ver todo
borroso y no pude recordar qué pasó después.
Al día siguiente, o creo al menos que pasaron 24 horas, desperté había
vuelto a ese lugar inicial donde desayunamos el mismo café y las medialunas.
Durante el desayuno, empecé a escribir que en esta empresa secuestraban a
los que iban a las entrevistas y les hacían pruebas en las que podían morir y que
transportaban sustaciertos puntos claves sobre lo que había vivido.
Más tarde nos llevaron a otra habitación en la que se debía encontrar un
botón que abría la puerta, impacientes empezamos a tocar todo, otra vez
querían ver como reaccionabamos a una situación de desesperación, ya que
parecía que la habitación se estaba por incendiar, buscando el botón sin querer
toque tela negra que cubría la única ventana del lugar.
Cuando salimos de la habitación me llevaron a dormir a una habitación,
nuestros cerebros necesitaban descanso. Aproveché y continúe escribiendo el
libro con una frase que decía: En l4 h4b1tac10n 10 el b0t0n s3 encuentr4 4b4j0
de l4 mes4 m4rr0n
Empecé a planear mi fuga pero para ello necesitaba ayuda de los gemelos
Andres y Manuel. Mientras pensaba caí rendido en un profundo sueño.
Más tarde empezamos a plantear hipótesis. Les expliqué a los gemelos que
de alguna forma se podía salir, pero para ello debíamos tener en cuenta
cuando cambiaban los guardias de turno, cuando eran sus recreos y cuánto
duraban, cuando volvían, etc . El plan consistía en que cuando fuéramos a
desayunar los gemelos o yo empecemos a pelear con los otros y cuando los
guardias fueran a separarnos nosotros escaparnos e ir a ver de cuánta altura
era la ventana tapada con la tela negra y si podía pasar una persona por ahí,
empezamos a hacer cálculos para ver cuando podíamos salir y cuando no,
luego sigilosamente espiamos a los guardias para saber toda su información,
además nos ensuciamos la ropa todos los días así nos daban una prenda nueva
y con eso hacer una soga y poder treparse y salirnos por la ventana.
Este proceso lo repetimos todos los días para que sea un plan perfecto,
este plan fue escrito en la misma libreta que las pistas para que haya pruebas y
esta libreta la deje en un cajón para ayudar a otra persona. Luego de dos meses
por fin obtuvimos el plan perfecto que tendría que funcionar o si no nos
quedamos toda la vida allí y sería más difícil escapar porque nos pondrían más
seguridad, ejecutaríamos el plan al día siguiente en la madrugada.
Y por fin llegó el día….
CAPÍTULO 7
Eran aproximadamente las 4 am, la luz parpadeante que me hacía uno de
los gemelos me despertó. Me recline sobre la cama y pensé, sudando de los
nervios, sobre la fuga. No estaba seguro de cómo iba a salir todo, pero sí sabía
que al escapar tomaría venganza sobre esta empresa, lo haría…
Llegó la hora del desayuno, como siempre había unas medialunas y una jarra
de café sobre la mesa, esperando a ser devorado por alguien. Me senté junto a
los gemelos y repasamos el plan una vez más. Cuando llegó la hora empezó la
pelea, los guardias alarmados por la situación trataron de separarnos y ahí fue
mi momento.
Salimos corriendo, agarramos nuestra soga hecha de ropa y me trepe por la
ventana en la que cabía justo. Comencé a trepar y salte hacia afuera del edificio,
sintiendo una sensación de alivio y nervios a la vez, no podía creer que toda
esta pesadilla iba a terminar, pero yo no era consciente de todo lo que podía
salir mal. Cuando aterricé me doble el tobillo y empecé a sentir mucho dolor
pero me decidí por seguir corriendo ya que en cualquier momento los guardias
me bucarían. No existe un plan perfecto, claramente siempre hay improvistos.
Corrí lo más rápido que pude, no sé si por la adrenalina, pero al parecer en mi
aterrizaje me fracturé el pie, cuando llevaba más de dos cuadras corriendo me miré
y mi hueso estaba todo astillado y había roto mi piel. Me tiré al piso a gritar del
dolor, y eso es lo último que recuerdo.
Desperté sobresaltado miré hacia arriba y había un techo blanco, estaba
perdido en tiempo y espacio y no sabia como reaccionar, en cuanto me recline
sobre la cama, vino una enfermera apareció por esa enorme puerta de la
habitación.
- ¿Cómo te sentís?- preguntó con una voz algo familiar.
Yo no respondí, una sensación de inquietud invadió mi cuerpo y no sabía como
reaccionar. Tenía tantas dudas que me agobiaban. Un instante después logré
recordar esa voz, yo la conocía… era la secretaria de SEHP. Estoy seguro, pero no sé
en qué lugar estoy.
Sentía un intenso dolor de cabeza, cómo si me hubiese golpeado fuerte contra
el suelo. Todo mi cuerpo estaba debilitado, no tenía fuerza y tiritaba suavemente.
Trataba de pensar hace cuánto tiempo estuve allí, pero mi cabeza era incapaz de
pensar en algo más que en qué paso todo esté tiempo y como terminé ahí.
Cuando volví a tener conciencia de lo que estaba pasando alrededor mío, vi a
la enfermera acercándose con algo puntiagudo hacia mi brazo derecho. Por lo
que, supuse que todo esté tiempo me estuvieron inyectando estos
medicamentos que me generaban esa confusión. Me moví rápidamente pero
con dolor hacia un lado
- ¿Quién eres?¿Y qué hago aquí?- pregunte mientras la miraba fijamente.
Ella nunca contestó, solo caminó hacia un costado de la habitación. Tomó
unos papeles ,y luego se aproximó hacia mí y se sentó en un sillón con una libreta
en sus manos.
- Estamos en un psiquiátrico Dunowi, estás internado porque te encontraron
solo en la calle, lastimado en un gran estado de confusión, inventando
historias que parecen de una película. ¿Tú por qué crees que estás aquí?
¿Qué sucedió? - me preguntó ella -
Pensé todo en lo que había vivido y no sabía por dónde empezar. Me querían
volver loco, yo sí viví todo eso.
De todos modos, ¿Que hacía en un psiquiatrico? Aquí solo viene la gente
loca y yo no estoy loco ¿O si? ¿Todo lo que había pasado no era real?
CAPÍTULO 8
Así empezaron a pasar mis días en el psiquiátrico Dunowi, aquí
permanecía dopado y confundido la mayor parte del día. Una tarde, en un
mínimo momento de lucidez, pude contarle mi historia a uno de los médicos.
Él me dijo que hacía meses que venía contando la misma cantaleta y que todo
lo que contaba era imposible, que la dirección del lugar donde estaba la
empresa era un edificio abandonado y que no existía ninguna empresa con esa
denominación.
El médico me explicó que estaba allí porque no tenía familia y habían
notado en estudios médicos que me habían realizado un gran daño a nivel
cerebral, no se sabía si era producto de un golpe o si yo había nacido así. Me
dijo también que en personas con este tipo de lesiones cerebrales tienden a
inventar este tipo de historias increíbles de película. El doctor me dijo que
tomara toda la medicación que me daban, así podía sentirme más tranquilo,
que la historia fantasma de la empresa SEPH ya iba a ir quedando en el olvido,
en realidad que iba a entender que todo aquello nunca sucedió.
Y aquí estoy hace un año en el psiquiátrico Dunowi, es en vano lo que diga,
nadie me cree, por momentos yo mismo dudo de todo aquello que pasó, pero
muy dentro de mí, sé que lo viví. Hace unos días vino un abogado y me dijo
que iban a hipotecar mi casa para pagar las deudas, ya hacía dos años que no
tenía trabajo y ahora soy incapaz de tenerlo. Estoy en un psiquiátrico pasando
por loco.
Pero hoy tengo una luz de esperanza, tuve en la mañana una visita muy
rara, quizás sea esto lo que me ha impulsado a contar mi historia. Hoy vino una
jóven llamada Alegra, ella traía en sus manos el cuaderno blanco con las pistas
que yo escribí mientras estuve secuestrado.
Cuando la ví, me quedé anonadado, le dije era la primera persona que
creía mis historias, aunque claro, ella mostraba cierto escepticismo. Estuvimos
una hora, toda la hora de visita hablando de todo lo que pasó, ella me dijo que
debía retirarse, pero que investigaría mi historia, mientras me regaló un
cuaderno en blanco y me dijo que yo escribiera o contara la historia completa,
porque ella era escritora y esto era para escribir un libro.