Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Los bebés no te juzgan, no te evalúan, no te controlan, confían sin reparos, se entregan
con todo su ser para que tú hagas lo mejor que sabes hacer por ellos y eso te lo
agradecen cuando dejan de llorar, cuando te miran y también cuando sus ojos ya no se
abren más, en cambio los padres están siempre expectantes, con temor o ansiedad, con
miedo o desconfianza, con rabia o agitación, pero todos sin importar cual es la emoción
que los embarga, tienen mucha esperanza, a veces demasiada. Ahí debemos estar
nosotros, el equipo para acogerlos, contenerlos, moderarlos, generar la confianza,
aterrizar las expectativas, mantener la fe, hacerlos sentir que nosotros queremos lo
mismo que ellos, queremos ayudar a su hijo y que el dolor que muchas veces
provocamos con las atenciones y cuidados, son para que sus hijos se aferren a la vida ya
sea para irse con ellos a sus casas o para darles tiempo para que acepten su partida.
En estos 25 años puedo decir que he sido una privilegiada, cada vez que me despido de
un niño o de sus padres, solo he visto agradecimiento, quizás no en sus palabras, pero sí
en sus ojos. Soy una privilegiada, estoy donde quiero estar, quizás no tengo la
infraestructura más moderna pero trabajo en un gran equipo y estoy segura que cada
uno genuinamente hacemos lo mejor que sabemos hacer y damos lo mejor que
podemos dar, no tenemos la hotelería que quisiéramos, pero tenemos corazones
gigantes que nos permiten mirar a cada niño como si fuera el único y a sus padres como
a personas a las que hay que cuidar porque trabajamos para que llegue ese día en que
le entregaremos al ser más perfecto, le entregaremos a su hijo.
Claudia Muñoz Cortés, Enfermera Jefa de Servicio UCIN.
8