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Listín Diario 04-02-2023

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2 SANTO DOMINGO, RD. SÁBADO, 4 DE FEBRERO DE 2<strong>02</strong>3<br />

10 cm<br />

La Arrancada<br />

Serie especial<br />

5 cm<br />

A 50 AÑOS DE LA GUERRILLA DE CAAMAÑO.<br />

4 cm<br />

3,5 cm<br />

3 cm<br />

MIGUEL FRANJUL<br />

Santo Domingo, RD<br />

y 3<br />

Los escondites de<br />

Bosch a la llegada<br />

de Caamaño<br />

Máxima protección. El líder del PRD trazó las directrices para garantizar<br />

su seguridad mientras se mantenía oculto de la persecución del gobierno.<br />

El expresidente Juan Bosch, entonces líder del PRD, ordenó a Tonito Abreu que pusiera en ejecución un operativo de<br />

seguridad para pasar a la clandestinidad ante el hecho de que Francisco Caamaño estaba en las montañas. ARCHIVO<br />

ba dispuesto a apoyar una<br />

candidatura presidencial<br />

de Caamaño en un combate<br />

democrático”, recordaría<br />

doña Carmen años más tarde<br />

en una entrevista con el<br />

autor.<br />

El motivo de este mensaje<br />

pernicioso según me dijo<br />

doña Carmen era mantener<br />

a Bosch desprotegido y sin<br />

un plan de clandestinidad,<br />

para que fuese la primera<br />

víctima, ya que había que<br />

sacrificar a dos personas;<br />

era una forma de aniquilar<br />

a Bosch física o moralmente,<br />

acusándolo de la muerte de<br />

Caamaño.<br />

Cuando Abreu llegó al número<br />

60 de la avenida César<br />

Nicolás Penson, un edificio<br />

de tres plantas de las cuales<br />

Bosch ocupaba los dos apartamentos<br />

del segundo piso<br />

como residencia y como oficina,<br />

encontró al exrector<br />

universitario Hugo Tolentino<br />

Dipp- que estaba alarmado,<br />

igual que él, por estos insistentes<br />

rumores. El expresidente<br />

Bosch, que estaba en<br />

bata de dormir colando un<br />

té en la cocina, le comunicó<br />

de inmediato:<br />

-Francis llegó. Prepara<br />

urgentemente una reunión<br />

de la Comisión Permanente.<br />

Llámate a Peña Gómez<br />

y dile que venga de inmediato.<br />

Tonito sabía que,<br />

además de la reunión, tenía<br />

que desengavetar y poner<br />

en ejecución el plan de<br />

clandestinidad de Bosch<br />

y de Peña Gómez que se<br />

le había encomendado diseñar<br />

dos años antes, en<br />

compañía de Manuel Ramón<br />

García Germán y del<br />

periodista Bonaparte Gautreaux<br />

Piñeyro, para que en<br />

el momento preciso en que<br />

se necesitase, estuviesen<br />

disponibles las residencias,<br />

los vehículos y los códigos<br />

secretos de identificación<br />

de cada una de las personas<br />

que intervendrían en el<br />

operativo.<br />

Los hombres del “Estado<br />

Mayor” que se habían preparado<br />

en China y en Corea<br />

del Norte tendrían ante<br />

sí, en las horas por delante,<br />

el reto de poner en práctica<br />

la mayor operación de<br />

protección de los principales<br />

líderes del PRD, en unas<br />

circunstancias imprevistas<br />

para muchos de los demás<br />

dirigentes de esa organización.<br />

De antemano, se propusieron<br />

respetar algunas<br />

premisas básicas acordadas<br />

con Bosch, como éstas:<br />

en las casas elegidas como<br />

escondites no podían tener<br />

servicio de cocineras ni<br />

Alas cinco y<br />

treinta de la<br />

mañana del<br />

lunes 5 de febrero,<br />

el profesor<br />

Juan Bosch marcó el<br />

número telefónico de la residencia<br />

de Tonito Abreu,<br />

despertándolo de un sueño<br />

profundo.<br />

-Tonito, te necesito urgente<br />

aquí. Ven de inmediato.<br />

Mientras se alistaba para<br />

salir, el teléfono sonó<br />

otra vez. Un pariente militar,<br />

modificando un poco<br />

la voz para que no fuese<br />

detectada por algún aparato<br />

de intervención telefónica,<br />

le confirmó que Caamaño<br />

había llegado y que se<br />

estaba internando con sus<br />

hombres en las lomas de<br />

San José de Ocoa. Al rato<br />

volvió a sonar el teléfono,<br />

una y otra vez, de otros<br />

amigos que llamaban para<br />

lo mismo, dilatando la salida<br />

de Tonito hacia la casa<br />

de Bosch.<br />

Bosch llamó a su lado<br />

a doña Carmen Quidiello,<br />

su esposa, y le confió<br />

algunas de sus preocupaciones.<br />

Bosch había asumido,<br />

tras haber recibido<br />

el viernes en la noche a un<br />

elegante Emilio Ludovino<br />

Fernández ataviado con<br />

un fino traje de shantung,<br />

que el mensaje que le trasmitía<br />

a nombre de Caamaño<br />

era que éste se adhería<br />

a la línea política que<br />

por entonces preconizaba<br />

el PRD y que consistía<br />

en “llevar al gobierno a su<br />

propia legalidad”, lo cual<br />

se hacía a través de consignas<br />

y de manifestaciones<br />

o discursos en los que<br />

esa demanda era la predominante,<br />

por lo que no<br />

tendría lógica que al día<br />

siguiente se le dijera que<br />

ya Caamaño estaba encabezando<br />

una insurrección<br />

armada, lo que constituía<br />

una negación completa de<br />

aquella estrategia.<br />

“Él se quedó muy preocupado<br />

y pensativo con<br />

estos mensajes tan fuera<br />

de contexto, porque no<br />

estaba preparado para lo<br />

que venía, y porque aún<br />

tenía la esperanza de que<br />

Caamaño se reintegrara<br />

de manera normal a la vida<br />

política, hasta el punto<br />

de que le mandó a decir,<br />

y así se lo confió a algunos<br />

dirigentes, que estacriadas<br />

ni otro tipo de servidumbre;<br />

no más de cuatro<br />

personas del PRD podían<br />

estar enteradas de las ubicaciones<br />

de estas casas; no<br />

podía haber niños ni gatos;<br />

preferían que en las casas<br />

viviesen personas solteras<br />

y que los escondites estuviesen<br />

situados al Oeste de<br />

la avenida Winston Churchill,<br />

que para esa época<br />

no estaban muy urbanizados<br />

y las residencias pertenecían<br />

a personas acomodadas.<br />

En ninguna de estas<br />

casas podía Bosch en cualquier<br />

momento levantar el<br />

teléfono ni hablar a través<br />

de él. Tampoco podía abrir<br />

las puertas a nadie que las<br />

tocase.<br />

La movilización de Bosch<br />

se haría en dos o tres vehículos<br />

iguales en su marca y<br />

su color, aplicando la estrategia<br />

del “rebote”, es decir,<br />

cambiando a menudo de<br />

vehículo. Ninguna persona<br />

ajena al proyecto podía ver<br />

personalmente a Bosch si<br />

éste no lo autorizaba. Siempre<br />

tendría que movilizarse<br />

detrás del suyo un vehículo<br />

con escoltas, por si era preciso<br />

enfrentar a tiros a las fuerzas<br />

de seguridad.<br />

La mayor parte de estas reglas<br />

las dictó el propio Bosch,<br />

después de haber tenido una<br />

difícil experiencia en la casa<br />

de un prominente hombre de<br />

negocios de una conocida familia<br />

de Santiago, ligada a la<br />

medicina, la ingeniería y el<br />

ramo de los seguros, cuando<br />

una trabajadora indiscreta<br />

refirió la presencia de Bosch<br />

en la casa a su novio, un sargento<br />

de la Policía, que dio<br />

cuenta de inmediato a las autoridades<br />

de esta novedad.<br />

La trabajadora fue despedida<br />

y, al igual que ella, durante<br />

toda la clandestinidad, aquellas<br />

mujeres que trabajaban<br />

en las casas elegidas para el<br />

escondite, sin saber jamás las<br />

razones de su despido o de<br />

las prolongadas vacaciones<br />

que les concedieron.<br />

Bosch les decía a Tonito,<br />

García Germán y Gautreaux<br />

Piñeyro, los tres responsables<br />

del plan de ocultamiento, que<br />

“en la clandestinidad hay leyes<br />

muy estrictas que deben observarse<br />

al pie de la letra”, aunque<br />

“la primera etapa no obedece a<br />

ninguna regla, sino a la necesidad<br />

imperiosa de escapárseles<br />

a los perseguidores, porque si<br />

eso no se logra no podrá haber<br />

clandestinidad”.<br />

Extracto del libro<br />

“Bosch, noventa días de<br />

clandestinidad”, escrito por<br />

Miguel Franjul en 1998.

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