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Listín Diario 20-03-2023

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14 SANTO DOMINGO, RD. LUNES, <strong>20</strong> DE MARZO DE <strong>20</strong>23 10 cm<br />

La República<br />

5 cm<br />

4 cm<br />

REFLEXIONES DEL DIRECTOR<br />

cadáver en esas condiciones,<br />

3,5 cm<br />

no tuve<br />

más remedio que rajar la zona y presionar<br />

su abertura para que el médico ex-<br />

3 cm<br />

trajera el plomo fatal.<br />

MIGUEL FRANJUL<br />

Estos son los imponderables que<br />

pueden ocurrir, inesperadamente,<br />

en el trabajo de un reportero de sucesos,<br />

donde las circunstancias obligan<br />

a dejar de lado por un momento<br />

su rol natural, para actuar de repente<br />

como si fuera un médico legista o forense<br />

del hospital, lo que fue mi caso.<br />

El proyectil que<br />

mató a Flavio Suero<br />

Pasar del boato de una<br />

fiesta de ricos o de las<br />

espléndidas recepciones<br />

diplomáticas a<br />

un callejón oscuro de<br />

cualquier barrio caliente de la capital<br />

a reportar un asesinato, no era nada<br />

inusual para los reporteros de mi<br />

tiempo.<br />

De hecho, muchas veces hacía<br />

rondas nocturnas por los hospitales<br />

de Santo Domingo, junto al colega<br />

de la competencia , Antolín Montás,<br />

de El Caribe, para buscar novedades.<br />

Hablo de los años 1968-1969,<br />

una época en la que la represión de<br />

los revolucionarios izquierdistas, todavía<br />

con las ganas de luchar como<br />

lo hicieron en la guerra de abril de<br />

1965, era endémica en todo el país.<br />

Muchas veces, en mi turno de la<br />

noche, tuve que cambiar de escenario<br />

para poder buscar noticias de sucesos,<br />

aunque estuviese con la vestimenta<br />

propia de los invitados a una<br />

boda pomposa o una celebración de<br />

la “alta sociedad”, dejándolas por la<br />

mitad.<br />

En una de esas noches, la del <strong>20</strong><br />

de febrero de 1969, el episodio ameritaba<br />

una cobertura urgente.<br />

Un joven de brillante hoja estudiantil,<br />

militante del Movimiento<br />

Popular Dominicano, tenido por los<br />

servicios secretos como un agitador<br />

revolucionario, cayó abatido en el interior<br />

de la escuela Colombia, del ensanche<br />

Luperón, tras una emboscada<br />

policial.<br />

Se dijo que estaba en una reunión<br />

conspirativa junto al legendario líder<br />

de ese movimiento, Maximiliano<br />

Gómez, El Moreno, buscado como<br />

aguja por los servicios de inteligencia<br />

del régimen.<br />

Tras la balacera, el cadáver del joven<br />

Flavio Suero, de 23 años, fue lle-<br />

vado al hospital más cercano, el Doctor<br />

Moscoso Puello, a cuya sala de<br />

emergencia pudimos entrar Antolín<br />

y yo, que éramos conocidos por médicos<br />

y enfermeras gracias a nuestras<br />

frecuentes rondas hospitalarias.<br />

Recuerdo que el médico de turno,<br />

en ese momento sin sus enfermeros<br />

auxiliares, me pidió que lo ayudara a<br />

extraer uno de los dos proyectiles del<br />

estómago de Flavio, usando para ello<br />

una navaja de afeitar, evidentemente<br />

oxidada, a fin de abrir más el orificio.<br />

El olor a sangre y alcohol, que fácilmente<br />

me desvanece, impregnaba la<br />

sala. Y sin nunca haber manipulado un<br />

Una vez cumplida esta asistencia,<br />

Antolín y yo nos regresamos a nuestras<br />

respectivas redacciones. Pero al<br />

redactar la nota no teníamos idea de<br />

quién era el occiso. Y nos limitamos<br />

a describirlo, como nos habían dicho<br />

en el lugar de la emboscada: un militante<br />

revolucionario. Y nada más.<br />

Con el tiempo, supimos quién era.<br />

En honor a su sacrificio revolucionario,<br />

el nombre de Flavio Suero fue<br />

dado a uno de los más importantes<br />

grupos estudiantiles de la Universidad<br />

Autónoma de Santo Domingo y<br />

los liceos del país, y a una via del ensanche<br />

Luperón, conocida antes como<br />

la calle 16, en la misma zona en la<br />

que fue abatido.<br />

Escucha el audio<br />

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