Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
espasmos y gestos, como si estuvieran en comunicación continua entre ellos incluso
cuando no hablaban. Parecían estar midiéndolo. Y los dejó. Se quedó en silencio, como
solía hacer cuando se le acercaban, esperando que hablaran.
Aparecieron cuando quisieron y siempre sin previo aviso. No importa que fuera su castillo y sus
jardines. Hacía mucho tiempo que había renunciado a insistir en que aparecieran a su voluntad. Pronto
descubrió que sus propios deseos no tenían importancia para ellos.
Sus risas eran estridentes y parecían burlarse del diminuto rayo de esperanza que las brujas detectaban
dentro de su oscuro y solitario corazón. Lucinda fue la primera en hablar, como era su costumbre. No pudo evitar
quedarse paralizado por su rostro cuando le habló. Parecía una muñeca extraña que cobraba vida, con su piel de
porcelana y su ropa andrajosa, y su voz monótona e inquebrantable solo hacía que la escena fuera más
macabra.
"Entonces, por fin has capturado una cosita bonita".
No se molestó en preguntar cómo sabían que Belle había llegado a su castillo. Tenía sus teorías
sobre cómo siempre parecían saber todo sobre él, pero no les importaba compartirlas con las hermanas.
"Estamos sorprendidos, Bestia", dijo Martha, sus ojos azul pálido llorosos y como un globo.
—Sí, sorprendida —escupió Ruby con una extraña y amplia sonrisa animando morbosamente sus labios
demasiado rojos, como una criatura muerta que cobra vida gracias a encantamientos malignos.
“Esperábamos que tu condición ya hubiera progresado”, dijo Lucinda, con la cabeza ligeramente
ladeada hacia la derecha mientras lo miraba. "Soñamos que corría por el bosque cazando presas más
pequeñas".
Ruby continuó: "Soñamos con cazadores que te perseguían".
Martha se rió y dijo: "Cazándote como la bestia que eres y montando tu cabeza en la pared de la
Taberna de los Cazadores".
Vemos, incluso estás usando ropa. Aferrándose a la última pizca de su humanidad,
¿verdad? dijeron al unísono.