Listín Diario 23-03-2024
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8 SANTO DOMINGO, RD. SÁBADO, <strong>23</strong> DE MARZO DE <strong>2024</strong> 10 cm<br />
La República<br />
5 cm<br />
4 cm<br />
Enfoque<br />
3,5 cm<br />
3 cm<br />
MARINO VINICIO CASTILLO R.<br />
Santo Domingo, RD.<br />
Pronunciar un<br />
panegírico al<br />
despedir un<br />
duelo es tamaña<br />
tarea;<br />
quienes hemos estado en<br />
la tribuna, tanto penal<br />
como política, lo sabemos<br />
por experiencia.<br />
Al menos así lo percibo,<br />
porque estuve inmerso<br />
en ellas, bien como abogado,<br />
ora como dirigente político<br />
y servidor público de<br />
tórridos procesos de justicia<br />
socialagraria.<br />
Es breve, pero exigente,<br />
dado que tiene algo de<br />
testimonio acerca de un<br />
difunto; los escenarios<br />
de la partida son diversísimos:<br />
uno de los padres,<br />
un hijo, un hermano o<br />
amigo, o algo más complicado,<br />
un prócer.<br />
Todos aquellos que con<br />
su muerte conmovieron a<br />
la familia o a la sociedad<br />
misma y merecen la evocación<br />
de sus acciones<br />
durante la vida.<br />
Se me ocurre citar mi<br />
experiencia última para<br />
ilustrar lo que creo:<br />
Al morir mi esposa, intenté<br />
hablar después de<br />
los hijos y me sentí diferente<br />
al orador de siempre;<br />
no era el penalista capaz<br />
de hablar horas sobre<br />
hechos intrincados en algún<br />
juicio, sino un doliente<br />
traspasado que, al tocar<br />
su ataúd se empequeñecía,<br />
al no estar en su tribuna<br />
de siempre.<br />
No sólo es difícil, es cantera<br />
para la admiración o<br />
la mofa; algunos se han<br />
El panegírico final<br />
hecho gloriosos, otros no<br />
han tenido tal suerte.<br />
Históricamente se han<br />
pronunciado piezas inolvidables,<br />
especialmente<br />
cuando se trata de personajes<br />
notables por sus<br />
virtudes o sus hazañas de<br />
guerra. Marco Antonio:<br />
ponderando al César masacrado<br />
en el Senado es un<br />
clásico, que sirvió para apacentar<br />
al pueblo ante su héroe<br />
muerto.<br />
Hoy, hablaré de experiencias<br />
propias. Entregábamos<br />
un colega a la tierra<br />
y otro, notabilísimo, me decía<br />
al oido: “Colega, yo espero<br />
que usted se va encargar<br />
de que el día que me<br />
traigan no me despidan de<br />
forma tan fea.”<br />
Poco tiempo después me<br />
tocó despedirle y la improvisación<br />
del panegírico resultó<br />
fácil, dado que su vida<br />
había sido interesantísima;<br />
un ejemplo impar de talento<br />
y virtudes.<br />
En mi pueblo, un colega<br />
tenido como astuto y travieso,<br />
antes de morir me dijo:<br />
“Quiero reconciliarme<br />
contigo y te pido que me digas<br />
el panegírico; ¡eso sí!,<br />
descríbeme tal como he sido;<br />
no quiero elogios, porque<br />
no los merezco y para<br />
donde voy quiero ir arrepentido.”<br />
Al cumplir el sensible encargo<br />
separé “errores deontológicos”<br />
de su condición<br />
humana; había sido un padre<br />
de familia ejemplar; lo<br />
que hizo fue malgastar su<br />
talento para trillar mejores<br />
caminos hacia el prestigio;<br />
conté su ruego en lecho de<br />
muerte; pareció redimirlo<br />
en el aprecio público al<br />
trascender la franca y sincera<br />
descripción que le hiciera.<br />
Me detengo y traigo un<br />
panegírico de admiración<br />
universal por lo mucho que<br />
enseña su brillante contenido<br />
en labios de Winston<br />
Churchill, cuya presentación<br />
de inmortal huelga.<br />
Neville Chamberlain y el<br />
panegirista habían tenido<br />
ásperas disputas, el primero<br />
siendo Primer Ministro,<br />
y el otro por llegar a serlo<br />
en el tiempo terrible del<br />
umbral de la Segunda Guerra.<br />
Uno, que creía en la<br />
paz ciegamente a la firma<br />
de Adolfo Hitler, y el otro<br />
que emplazaba al monstruo,<br />
consciente del dolor<br />
que al mundo le aguardaba<br />
por sus locuras.<br />
Murió Chamberlain y<br />
Churchill, ya como Primer<br />
Ministro, pronunció una<br />
oración fúnebre para recordar<br />
al adversario político,<br />
que pasó a ser el asombro<br />
de todos.<br />
La curiosidad pública estaba<br />
pendiente de saber cómo<br />
se haría Churchill, después<br />
de tanto desprecio<br />
que hiciera de la visión y virilidad<br />
del ilustre muerto.<br />
He aquí el modelo cumbre<br />
de un panegírico:<br />
“Al rendir tributo de respeto<br />
y consideración a un<br />
hombre eminente que nos<br />
ha abandonado, nadie está<br />
obligado a modificar las<br />
opiniones que se hubiera<br />
formado o que hubiera expresado<br />
sobre cuestiones<br />
que han pasado a formar<br />
parte de la historia; pero<br />
a la puerta del cementerio<br />
quizá todos sometamos<br />
nuestra conducta y nuestros<br />
juicios a una escrupulosa<br />
revisión. A los humanos<br />
no les es dado -por<br />
fortuna para ellos, pues de<br />
lo contrario, la vida resultaría<br />
insoportable- prever<br />
ni predecir en gran medida<br />
el curso de los aconteci-<br />
mientos. En un momento<br />
dado los hombres parecen<br />
haber tenido razón, en otra<br />
haberse equivocado… La<br />
historia, a la luz temblorosa<br />
de su farol, camina dando<br />
tumbos por la senda del<br />
pasado, intentando reconstruir<br />
sus escenas, revivir<br />
sus ecos y suscitar con pálidos<br />
destellos la pasión de<br />
otros tiempos. ¿Cuál es el<br />
valor de todo eso? La única<br />
guía de un hombre es<br />
su conciencia; el único escudo<br />
frente a sus recuerdos<br />
es la rectitud y la sinceridad<br />
de sus acciones. Es<br />
muy imprudente caminar<br />
por la vida sin ese escudo,<br />
pues a menudo nos engañan<br />
la frustración de nuestras<br />
esperanzas y el fracaso<br />
de nuestros cálculos; pero<br />
con ese escudo, al margen<br />
de las jugarretas del destino,<br />
avanzamos siempre en<br />
las filas del honor.<br />
A Neville Chamberlain le<br />
tocó, en una de esas crisis<br />
supremas del mundo, verse<br />
desmentido por los acontecimientos,<br />
frustrado en<br />
sus esperanzas y engañado<br />
y burlado por un hombre<br />
malvado. ¿Pero cuáles<br />
eran esas altas esperanzas<br />
suyas que se vieron decepcionadas?<br />
¿Cuáles eran<br />
esos deseos suyos que se<br />
vieron frustrados? ¿Cuál<br />
era esa fe suya que fue violada?<br />
Seguramente fueran<br />
algunos de los instintos<br />
más nobles y benignos<br />
del corazón humano; el<br />
amor por la paz, el afán<br />
de paz, la lucha por la paz,<br />
la búsqueda de la paz, incluso<br />
en medio de grandes<br />
peligros, y, desde luego,<br />
con absoluto desdén de la<br />
popularidad y el aplauso.”<br />
Me ha impresionado<br />
leerlo desde siempre. Su<br />
contenido tiene mensajes<br />
formidables acerca de los<br />
desencuentros entre hombres<br />
públicos cruciales.