SAN MIGUEL 2012

NUESTRA PARROQUIA
A velocidad de vértigo discurre el tiempo y ya nos
encontramos de nuevo cobijándonos bajo las poderosas alas
de San Miguel para sentir su defensa, Protección y consuelo.
Quizá no podamos hacer un balance demasiado
positivo del año que va transcurriendo, al menos desde el
punto de vista agrícola, pero tenemos la suerte de poder
reconocerlo y contarlo.
Dos dimensiones se funden en las Fiestas Patronales:
la religiosa o de la fe y lúdica o de la diversión; dichas
dimensiones, lejos de contraponerse, se contemplan, nos
enriquecen y humanizan.
Honrar a San Miguel significa ahondar en nuestras señas de identidad, afirmar
nuestras raíces; afrontando el futuro con ilusión y optimismo, pero bebiendo siempre de
la fuente de la tradición y las profundas convicciones, que hicieron siempre de este
pueblo un lugar de nobleza y gallardía.
Venerar a nuestro Arcángel conlleva el procurar poner a Dios como centro en
nuestras vidas: dar cada día mayor relevancia a su Palabra como iluminadora de
nuestras coincidencias y pauta de nuestra conducta; impulso de amor, cordialidad,
perdón y compasión hacia el que sufre.
Estos días de celebración nos hacen caer en la cuenta de que algo que, a menudo,
pasa desapercibido: No sé porque equivocada razón nos forjamos la imagen de un Dios
duro, severo, justiciero, implacable, inflexible y castigador; cuando Jesús, la
personificación de Dios, el Dios hecho hombre, nos manifiesta como el Dios del gozo;
que comparte la ilusión de los esposos y regala abundantemente el vino de la alegría;
que sacia, multiplicando el pan, a los que le siguen con afán; que participa de la fiesta
de los que habiendo vuelto a Dios, después de una errada, celebran la dicha de su
conversación, como el apostos Mateo, Zaqueo y tantos otros.
La mayor satisfacción, pues, que damos a Dios es nuestra alegría, para eso nos a
creado, para ser participantes de su dicha; estas jornadas de Fiesta nos lo recuerdan y
nos lo hacen vivir intensamente. Celebramos el vivir, celebramos el gran don de la
amistad, el gozo de compartir; el vivir en un entorno de calidez y efecto, donde
queremos y somos queridos. No hay mejor y más inagotable surtidos de felicidad: el
amor; demos y recibimos amor con generosidad para tener siempre nuestro corazón
rebosante de dicha.
Felices fiestas y que San Miguel nos mantenga cada vez mas unidos en la ilusión
y a la esperanza y nos siga inspirando desde el Cielo, para que nuestras relaciones estén
siempre presididas por el respeto, la comprensión, la amabilidad y la ayuda mutua.
Felices Fiestas os desea vuestro Párroco: Jesús Rivas Romero