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Coge el tren. II Premio de Relato Patricia Sánchez Cuevas - Ariadna

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que ver lo que la gente llevaba a veces. En una ocasión trajeron<br />

unos pantalones llenos <strong>de</strong> agujeros. Hay personas<br />

muy <strong>de</strong>scuidadas. La ropa sucia y rota es inservible, la tenemos<br />

que tirar a la basura y <strong>el</strong> contenedor está lejos. Ropa<br />

<strong>de</strong> señora no hacía falta, pero la <strong>de</strong> caballero si era necesaria.<br />

Su madre ya había llenado dos cajas pequeñas <strong>de</strong> cartón<br />

cuando <strong>el</strong>la llegó. Las había precintado para que no se<br />

rompieran por <strong>el</strong> camino, dijo. Con una letra diminuta<br />

había escrito sobre ambas cajas la dirección: Parroquia <strong>de</strong><br />

Santa Cristina. Cáritas parroquial. Quedaba lejos, por eso<br />

Teresa había avisado a Jaime para que viniera con <strong>el</strong> coche.<br />

Entre las dos doblaron los trajes <strong>de</strong> chaqueta, las camisas,<br />

los pantalones, la cazadora <strong>de</strong> ante, la gabardina y <strong>el</strong> abrigo<br />

<strong>de</strong> paño austriaco azul marino (<strong>el</strong> marido <strong>de</strong> Teresa, Jaime,<br />

era mucho más corpulento). Todo en dos cajas gran<strong>de</strong>s, sin<br />

hablar. Cuando llegó Jaime las bajaron por <strong>el</strong> montacargas<br />

(al portero no le gustaba que se bajaran y subieran bultos<br />

por <strong>el</strong> ascensor principal). Junto al montacargas había una<br />

temprana bolsa <strong>de</strong> basura. Calcetines con agujeros, bromeó<br />

Jaime. Teresa se limitó a hacer una mueca con la boca y los<br />

ojos.<br />

Tras apartar un pensamiento anterior, como una punzada,<br />

calculó cuánto tiempo hacía <strong>de</strong> eso. Por lo menos tres<br />

años. Y su madre aún respetaba <strong>el</strong> hueco d<strong>el</strong> armario que<br />

correspondía a su padre. Una <strong>de</strong> las perchas se había columpiado<br />

al abrir la puerta. Comprobó que los dos cajones<br />

superiores estaban también vacíos. Abrió <strong>el</strong> tercero y sacó<br />

un camisón <strong>de</strong> algodón rosa pálido. Buenas noches papá,<br />

dijo al cerrar <strong>el</strong> armario. Buenas noches, mamá, al apagar la<br />

luz, y salió <strong>de</strong> la habitación.<br />

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