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En torno a los inventores de nuevos valores gira el mundo: - gira de modo invisible. Sin<br />
embargo, en torno a los comediantes giran el pueblo y la fama: así marcha el mundo.<br />
Espíritu tiene el comediante, pero poca conciencia de espíritu. Cree siempre en aquello<br />
que mejor le permite llevar a los otros a creer - ¡a creer en él!<br />
Mañana tendrá una nueva fe, y pasado mañana, otra más nueva. Sentidos rápidos tiene<br />
el comediante, igual que el pueblo, y presentimientos cambiantes.<br />
Derribar - eso significa para él: demostrar. Volver loco a uno - eso significa para él:<br />
convencer. Y la sangre es para él el mejor de los argumentos 86 .<br />
A una verdad que sólo en oídos delicados se desliza llámala mentira y nada. ¡En verdad,<br />
sólo cree en dioses que hagan gran ruido en el mundo!<br />
Lleno de bufones solemnes está el mercado - ¡y el pueblo se gloría de sus grandes<br />
hombres! Éstos son para él los señores del momento.<br />
Pero el momento los apremia: así ellos te apremian a ti. Y también de ti quieren ellos<br />
un sí o un no. ¡Ay!, ¿quieres colocar tu silla entre un pro y un contra?<br />
¡No tengas celos de esos incondicionales y apremiantes, amante de la verdad! Jamás se<br />
ha colgado la verdad del brazo de un incondicional.<br />
A causa de esas gentes súbitas, vuelve a tu seguridad: sólo en el mercado le asaltan a<br />
uno con un ¿sí o no?<br />
Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que aguardar<br />
largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad.<br />
Todo lo grande se aparta del mercado y de la fama: apartados de ellos han vivido desde<br />
siempre los inventores de nuevos valores.<br />
Huye, amigo mío, a tu soledad: te veo acribillado por moscas venenosas. ¡Huye allí<br />
donde sopla un viento áspero, fuerte! ¡Huye a tu soledad! Has vivido demasiado cerca de<br />
los pequeños y mezquinos. ¡Huye de su venganza invisible! Contra ti no son otra cosa<br />
que venganza.<br />
¡Deja de levantar tu brazo contra ellos! Son innumerables, y no es tu destino el ser espantamoscas.<br />
Innumerables son esos pequeños y mezquinos; y a más de un edificio orgulloso han<br />
conseguido derribarlo ya las gotas de lluvia y los yerbajos.<br />
Tú no eres una piedra, pero has sido ya excavado por muchas gotas. Acabarás por resquebrájarteme<br />
y por rompérteme en pedazos bajo tantas gotas.<br />
Fatigado te veo por moscas venenosas, lleno de sangrientos rasguños te veo en cien sitios;<br />
y tu orgullo no quiere ni siquiera encolerizarse.<br />
Sangre quisieran ellas de ti con toda inocencia, sangre es lo que sus almas exangües codician<br />
- y por ello pican con toda inocencia.<br />
Mas tú, profundo, tú sufres demasiado profundamente incluso por pequeñas heridas; y<br />
antes de que te curases, ya se arrastraba el mismo gusano venenoso por tu mano.<br />
Demasiado orgulloso me pareces para matar a esos golosos. ¡Pero procura que no se<br />
convierta en tu fatalidad el soportar toda su venenosa injusticia!<br />
Ellos zumban a tu alrededor también con su alabanza: impertinencia es su alabanza 87 .<br />
Quieren la cercanía de tu piel y de tu sangre.<br />
Te adulan como a un dios o a un demonio; lloriquean delante de ti como delante de un<br />
dios o de un demonio. ¡Qué importa! Son aduladores y llorones, y nada más.<br />
También suelen hacerse los amables contigo. Pero ésa fue siempre la astucia de los cobardes.<br />
¡Sí, los cobardes son astutos!<br />
Ellos reflexionan mucho sobre ti con su alma estrecha, - ¡para ellos eres siempre preocupante!<br />
Todo aquello sobre lo que se reflexiona mucho se vuelve preocupante.<br />
Ellos te castigan por todas tus virtudes. Sólo te perdonan de verdad - tus fallos.