El autor, mineralogista y petrólogo, es investigador científico del ...

LA MINERÍA EN TIERRA DEL FUEGO
Dr. Rogelio Daniel Acevedo*
La turba no es un mineral. El petróleo, tampoco. La Comisión de
Nomenclatura Mineral de la Asociación Mineralógica Internacional nos dice que
un mineral es un elemento o compuesto químico que normalmente se encuentra al
estado cristalino y que se ha formado como resultado de procesos geológicos. Por
ello el petróleo, líquido en condiciones ambientales, así como sus manifestaciones
bituminosas no cristalinas, no son aceptados como minerales. En cuanto a la turba,
es una sustancia biogénica formada por un proceso biológico y tampoco debe ser
considerada como un mineral.
De acuerdo a lo anterior y hablando en sentido estricto ¿nos queda algún
mineral económicamente explotable en Tierra del Fuego?. Conocemos la respuesta,
que es positiva: el Oro. Pero ¿Cuál es la producción anual de nuestros depósitos
auríferos?. Por lo que sabemos, cero. ¿Cuál es la razón entonces de que pese a
disponer del preciado metal en condiciones productivas en nuestro ubérrimo
territorio, no lo aprovechemos?. La explicación es simple. El Oro, como el Platino y
otros metales nobles existentes en los placeres marinos de las costas fueguinas, se
encuentra en grandes cantidades pero en reducidas proporciones (baja ley). Pero
ello no es impedimento para que pueda ser aprovechado. Desde hace mucho
tiempo se dijo que sólo puede ser beneficiado con rendimiento económico a través
de pequeños emprendimientos artesanales. ¿Porqué no se llevan a cabo entonces?.
La respuesta es no menos simple: por desconocimiento. De los eventuales
lavadores y de las autoridades, claro. Por un lado, la falta de información de
ciudadanos desempleados que no saben como llevar adelante este tipo de labores.
Y, por el otro, funcionarios que no saben (ó no quieren) recrear las condiciones
para capacitar a la gente en estos menesteres. La desinformación de la población no
es difícil de entender, pero sí la de los funcionarios. La respuesta a esto último
puede estar, como en otras áreas, en que los cargos públicos de la Provincia no se
concursan, sino que se reparten.
El gran impulso a la minería de Tierra del Fuego debe darse a través de
decisivos golpes de timón. Comenzar con el Oro sería apuntar al futuro mirando al
pasado. La batalla debiera darse entonces en dos frentes. Por un lado, apoyar la
iniciativa privada de empresarios mineros locales que llevan ya muchos años de
perseverancia y esfuerzo. Por el otro, instruir a los futuros pequeños lavadores,
ilustrándolos sobre la favorable perspectiva y potencial económico de los metales
preciosos existentes en las arenas fueguinas, que además han alcanzado una

altísima cotización en los mercados externos, lo que, sumado a la depreciación
progresiva de la moneda argentina, seguramente interesará como una salida
laboral sostenible a la mano de obra desocupada. Seguidamente habrá de
equiparse con platos, canaletas y palas a los ciudadanos devenidos en lavadores de
oro. El Banco de la Provincia, a través de un laboratorio químico propio les
comprará el concentrado y lo refinará. Orfebres locales y artesanos se encargarán
del resto, quedando seguramente un remanente para el ahorro y la exportación.
Una nueva etapa debe comenzar. Lejanos debieran quedar los tiempos de
aquel funcionario que dijo aquí que iba a explotar … Neptunio, ¡un elemento
químico que ni siquiera existe en su forma natural!. Los recursos humanos y
mineros están. ¿Se necesitará RENASA para todo esto? Seguramente no. Con un
poco de imaginación, decisión y trabajo basta.
Mineral de Platino y su análisis con RX proveniente de las costas fueguinas
* El autor, mineralogista y petrólogo, es investigador científico del Conicet en el
CADIC. Realizó su Tesis Doctoral en la Cordillera Fueguina entre 1981 y 1988
Artículo publicado en 2008 en El Diario del Fin del Mundo