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34 Conservación <strong>de</strong> recursos genéticos <strong>de</strong> la agrobiodiversidad como apoyo al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> sistemas <strong>de</strong> producción sostenibles<br />

mayor es satisfacer la <strong>de</strong>manda creciente <strong>de</strong> productos<br />

agrícolas, conservar la variabilidad genética y los servicios<br />

ecosistémicos críticos y mantener el bienestar <strong>de</strong> las<br />

poblaciones rurales.<br />

Maxted y colaboradores (1997a) indicaron que en<br />

relación con la conservación, el reto clave para los<br />

científicos tiene tres facetas: estudiar y clasificar la<br />

diversidad biológica; <strong>de</strong>tener la pérdida <strong>de</strong> los ecosistemas,<br />

especies y diversidad genética, y alimentar una<br />

población humana creciente. Posteriormente, Maxted y<br />

colaboradores (2002) postularon que la conservación <strong>de</strong><br />

la diversidad <strong>de</strong> plantas es <strong>de</strong> importancia crítica por<br />

los beneficios directos que la humanidad pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>rivar<br />

<strong>de</strong> la explotación <strong>de</strong> cultivos agrícolas y hortícolas<br />

mejorados, así como por el potencial <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />

nuevas medicinas y otros productos, y por el papel que<br />

juegan los taxones vegetales en el funcionamiento <strong>de</strong><br />

los ecosistemas naturales.<br />

Hay dos formas <strong>de</strong> conservar los recursos genéticos<br />

<strong>de</strong> la agrobiodiversidad, in situ y ex situ, las cuales no<br />

son excluyentes, pues como ha puntualizado Brush<br />

(2000), entre otros, se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar una estrategia<br />

complementaria <strong>de</strong> estas dos. De acuerdo con el<br />

Convenio sobre la Diversidad Biológica (Conferencia<br />

<strong>de</strong> las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el<br />

Desarrollo, 1992), la primera se refiere a la conservación<br />

<strong>de</strong> los ecosistemas y los hábitats naturales y el mantenimiento<br />

y recuperación <strong>de</strong> poblaciones viables <strong>de</strong><br />

especies en sus entornos naturales y, en el caso <strong>de</strong> las<br />

especies domesticadas y cultivadas en los ambientes en<br />

que hayan <strong>de</strong>sarrollado sus propieda<strong>de</strong>s específicas.<br />

Cabe señalar que, actualmente, la mayoría <strong>de</strong> la agrobiodiversidad<br />

remanente in situ se encuentra en las<br />

fincas <strong>de</strong> semisubsistencia <strong>de</strong> los países más pobres y<br />

aun en los “jardines caseros” <strong>de</strong> las naciones industrializadas<br />

(Brookfield, 2001; Brookfield et al., 2002; IPGRI,<br />

2003). El mismo instrumento <strong>de</strong>fine la conservación<br />

ex situ como el mantenimiento <strong>de</strong> componentes <strong>de</strong> la<br />

diversidad fuera <strong>de</strong> sus hábitats naturales.<br />

Cabe anotar que también existe preocupación por la<br />

pérdida <strong>de</strong> agrobiodiversidad, como conjunto, propiciada<br />

por el cambio en el uso <strong>de</strong>l suelo y <strong>de</strong> su cobertura,<br />

con una consecuente transformación <strong>de</strong> los hábitats<br />

(MEA, 2005), lo que proviene en las zonas <strong>de</strong> cultivo<br />

<strong>de</strong> la reconversión <strong>de</strong> estas áreas (Pascual y Perrings,<br />

2007). Esto ha conducido en muchos casos a <strong>de</strong>forestación<br />

y <strong>de</strong>sertificación (Lambin et al., 2001; Perrings<br />

y Gadgil, 2003). Lo anterior ha llevado a pensar que la<br />

sostenibilidad <strong>de</strong> las áreas agrícolas pue<strong>de</strong> involucrar un<br />

continuum <strong>de</strong> sistemas <strong>de</strong> manejo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> explotaciones<br />

mo<strong>de</strong>rnas intensivas hasta sistemas tradicionales (Pascual<br />

y Perrings, 2007).<br />

Conservación <strong>de</strong> recursos genéticos vegetales<br />

Con relación a los recursos genéticos vegetales, Brown y<br />

Brubaker (2002) señalaron que en el siglo XX se produjo<br />

una transición gran<strong>de</strong> sobre la apreciación <strong>de</strong> la diversidad<br />

genética vegetal; esto se inició con el re<strong>de</strong>scubrimiento<br />

<strong>de</strong> las leyes <strong>de</strong> la herencia postuladas por Men<strong>de</strong>l y los<br />

conceptos <strong>de</strong> Johanssen que contribuyeron al <strong>de</strong>sarrollo<br />

<strong>de</strong>l mejoramiento <strong>de</strong> plantas, lo cual se sumó a una visión<br />

<strong>de</strong>l mundo posdarwiniano <strong>de</strong> que había suficiente variabilidad<br />

genética y que ésta no estaba en riesgo.<br />

Luego, <strong>de</strong> acuerdo con Brown y Brubaker (2002), se fue<br />

creando una conciencia <strong>de</strong> que la variabilidad genética es<br />

limitada; a propósito, Vavilov indicó en la década <strong>de</strong> 1920<br />

y Harlan en la <strong>de</strong> 1930, una pérdida mundial <strong>de</strong> varieda<strong>de</strong>s<br />

tradicionales <strong>de</strong> agricultor (Scaracia-Mugnozza y<br />

Perrino, 2002). Esto creó la necesidad <strong>de</strong> conservar, lo que<br />

se <strong>de</strong>rivó <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que los recursos genéticos constituyen<br />

la materia prima para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> nuevas varieda<strong>de</strong>s<br />

por parte <strong>de</strong> los mejoradores, las cuales son indispensables<br />

para satisfacer las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> una población<br />

creciente y las impuestas por nuevos limitantes <strong>de</strong>rivados<br />

<strong>de</strong> la presión <strong>de</strong> las plagas, enfermeda<strong>de</strong>s y condiciones<br />

ambientales cambiantes (Rice, 2007).<br />

La percepción <strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong> recursos genéticos <strong>de</strong><br />

las plantas propició -en la Conferencia Técnica <strong>de</strong> FAO/<br />

IBP sobre exploración, utilización y conservación <strong>de</strong> recursos<br />

genéticos vegetales, reunida a finales <strong>de</strong> la década <strong>de</strong><br />

1960- la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> una estrategia global <strong>de</strong> conservación,<br />

la cual se <strong>de</strong>rivó, especialmente, <strong>de</strong> la preocupación por<br />

la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> varieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> agricultor y materiales<br />

silvestres relacionados, <strong>de</strong>bido a la introducción <strong>de</strong> cultivares<br />

mejorados en la agricultura mo<strong>de</strong>rna. La estrategia <strong>de</strong><br />

conservación se vio favorecida por la existencia <strong>de</strong> técnicas<br />

<strong>de</strong> almacenamiento ex situ, a largo plazo y en frío (Scaracia-<br />

Mugnozza y Perrino, 2002); lo que, <strong>de</strong> acuerdo con Hammer<br />

y colaboradores (2003), condujo al establecimiento <strong>de</strong> colecciones<br />

<strong>de</strong> germoplasma, conocidas como bancos <strong>de</strong> genes<br />

o colecciones ex situ. Al respecto, Charafi y colaboradores<br />

(2008) indicaron que la conservación <strong>de</strong> los recursos genéticos<br />

es esencial para preservar los atributos <strong>de</strong> adaptación y<br />

disponer <strong>de</strong> genes importantes para el fitomejoramiento.<br />

Como secuela <strong>de</strong> lo prece<strong>de</strong>nte, en la década <strong>de</strong> 1970 se<br />

produjo un esfuerzo <strong>de</strong> colecta y conservación, con estrategias<br />

para el mantenimiento <strong>de</strong> las poblaciones domesticadas<br />

(varieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> agricultor, cultivares obsoletos,<br />

poblaciones <strong>de</strong> mejoramiento, varieda<strong>de</strong>s mejoradas y<br />

materiales especiales) y los silvestres relacionadas con las<br />

plantas cultivadas. En el caso <strong>de</strong> las domesticadas el enfoque<br />

fue preservación ex situ, en bancos <strong>de</strong> germoplasma<br />

y para los silvestres in situ, en reservas naturales (Frankel<br />

Revista <strong>Corpoica</strong> – Ciencia y Tecnología Agropecuaria (2009) 10(1), 33-42

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