Huneeus%20Pablo%20-%20La%20Cultura%20Huachaca%20O%20El%20Aporte%20De%20La%20Television
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Pablo Huneeus<br />
LA CULTURA HUACHACA<br />
o<br />
EL APORTE DE LA TELEVISIÓN
Junto con desenmascarar el<br />
impacto negativo de la tele,<br />
aquí denuncia las fuerzas<br />
culturales que condicionan<br />
la vida diaria.<br />
La moral, la política, la<br />
delincuencia, los gustos y<br />
el uso de la razón obedecen<br />
hoy a la pantalla.<br />
La obra va al fondo del tema;<br />
relaciona este invento con<br />
el ambiente social donde se<br />
aplica.<br />
Su autor, sociólogo y escritor<br />
chileno, conoce por dentro<br />
el medio, pues además de<br />
analizarlo, ha animado en<br />
pantalla programas de TV.
Pablo Huneeus es uno de los escritores más<br />
leídos de Chile. Sus cerca de treinta libros<br />
destacan por su animoso estilo, su buen humor<br />
y sus nítidos cuadros de la vida real.<br />
Estudió sociología en la Universidad de<br />
Chile y obtuvo su doctorado de la Universidad<br />
de París (Sorbonne). Ha sido consultor de<br />
Naciones Unidas en Suiza, de la Comisión<br />
Económica para América Latina (CEPAL), y<br />
profesor de la Facultad de Ciencias Físicas y<br />
Matemáticas de la Universidad de Chile. Fue el<br />
director fundador del Servicio Nacional del<br />
Empleo (SENCE) y luego, como profesor titular<br />
de la Universidad Católica, dirigió el Instituto<br />
de Sociología.<br />
A menudo escribe en diarios y revistas de<br />
Chile, y artículos suyos suelen aparecer en The<br />
Economist de Londres, The Wall Street Journal de<br />
Estados Unidos y Literaturnaya Gazeta de Rusia.<br />
Figura seguido en la tele, y una vez tuvo su<br />
propio programa de conversación.<br />
Por su contribución a la literatura social, la<br />
Grand Valley State University de Michigan,<br />
Estados Unidos, le confirió en octubre de 1992<br />
la Orden al Mérito.
Pablo Huneeus<br />
LA CULTURA HUACHACA<br />
O<br />
EL APORTE DE LA TELEVISIÓN<br />
Editora Nueva Generación<br />
República de Chile
Copyright © de Pablo Huneeus Cox<br />
Propiedad Intelectual N° 54.004<br />
ISBN 956-226-014-3<br />
Editora Nueva Generación.<br />
Fono (56 2) 218 39 74.<br />
www.pabIo.cl<br />
Portada: Niños leyendo, de Nicanor González<br />
Méndez, pintor chileno nacido en Talca, 1864.<br />
Casi toda su obra se perdió al incendiarse su<br />
taller. Murió en 1934.<br />
Primera edición: diciembre de 1981.<br />
Edición N" 39: agosto de 2008.<br />
Impreso en los talleres de<br />
Andros Ltda.<br />
Santa Elena 1955<br />
Santiago de Chile.<br />
Hecho en Chile
Viviré est cogitare (Vivir es pensar)<br />
Marco Tulio Cicerón<br />
Roma, siglo T antes de Cristo
CONTENIDO<br />
I.- La dinámica cultural al llegar la tele 9<br />
II.- El impacto mental de la imagen 29<br />
III.- Los imperativos económicos 41<br />
IV.- Los condicionantes de la programación 51<br />
V.- El contexto social de lo huachaca 59<br />
VI.- Los siete componentes 71<br />
VIL- El dios huachaca 99<br />
VIII.- Lo huachaca en el país interior 117<br />
IX.- La alta cultura en la tele 125<br />
X.- Plan para desinfectar la televisión 143<br />
XL- Los videojuegos ¿qué son? 147<br />
XII.- Epílogo para emprendedores 155
Capítulo I<br />
LA DINÁMICA CULTURAL<br />
AL LLEGAR LA TELE<br />
\\\ televisor ha engendrado en Latinoamérica una<br />
nueva manera colectiva de ser: la cultura huachaca.<br />
Hs la criatura bastarda -huacha- del mercadeo y<br />
de la urbe, que se abre paso entre la racionalidad<br />
occidental y la tradición popular. Al comienzo<br />
p.irecía ser apenas un aire algo ramplón, un estilo<br />
i.irgado a lo superficial y una moda pasajera de<br />
.uluar al lote. Pero pronto levanta sus ídolos y<br />
adquiere su propio espacio en la sociedad hasta<br />
implantar una verdadera cultura.<br />
l'ara apreciar las consecuencias de este fenómeno<br />
U'iigase presente que cultura vendría a ser todo lo<br />
.iprendido por medio de la comunicación. Es el<br />
conjunto de comportamientos que uno asimila de la<br />
sociedad. Por lo tanto, incluye el lenguaje, las costumbres,<br />
las normas morales, la ciencia, el arte, la<br />
religión e instituciones sociales como la familia, las<br />
leyes y el gobierno.<br />
O sea, cultura es toda acción que va más allá del<br />
instinto. Comer, por ejemplo, en sí mismo no es un<br />
lici'ho cultural, porque responde al instinto de<br />
alimentarse, pero la manera de hacerlo sí lo es, pori|ue<br />
los utensilios, recetas y modales empleados<br />
corresponden a hábitos socialmente adquiridos.
Un ser humano criado sin comunicación alguna<br />
con sus semejantes, como los niños-lobos del<br />
bosque, carece enteramente de cultura. Sólo lo<br />
mueve el instinto y al darle una gallina, reaccionará<br />
como cualquier animal carnívoro en estado salvaje.<br />
Le clavará sus dientes caninos en el cogote y a la<br />
usanza del lobo o del puma, le chupará la sangre<br />
tibia. Si queda con hambre, arrancará a dentelladas<br />
la pechuga de ave, sin desplumarla ni cocerla.<br />
Ante una mujer arremeterá para saciar su<br />
impulso sexual sin poesía ni proposición<br />
matrimonial, porque el galanteo y las instituciones,<br />
como el noviazgo y la familia, c]ue regulan la<br />
convivencia humana, son elementos culturales que<br />
asimilamos de otros Homo sapiens.<br />
La cazuela de ave, entonces, es obra de nuestra<br />
cultura, porque implica un complicado aprendizaje<br />
de técnicas de cocción, de recetas para combinar la<br />
papa y el cilantro, de saber usar la cuchara metálica<br />
y de modales para sentarse a una mesa a degustarla.<br />
Lo mismo el matrimonio, tanto el ceremonial para<br />
celebrarlo como las normas para regularlo dependen<br />
de la cultura que se tenga.<br />
Al ser la cultura base espiritual de la conducta<br />
humana, lo que está en juego no es sólo la manera<br />
de cocinar una gallina o de redactar un contrato<br />
matrimonial; está en juego la manera de organizar<br />
la vida. La capacidad de conocerse a sí mismo, de<br />
entender la realidad, de cuidar el medio ambiente o<br />
de superar la adversidad, va todo en función del<br />
10
I'squoma mental con que funcionemos. Y ése<br />
proviene directamente de lo aprendido, tanto en la<br />
i'iiiicación formal (escuela, universidad, etc.) como<br />
en los demás mecanismos de socialización (familia,<br />
Itarrio, Iglesia, radio, TV, diarios, libros, etc.).<br />
En palabras del sociólogo Sorokin: Ningún grupo<br />
l'iii'íie sobrevivir si dispone sólo de conjuntos de ideas<br />
ilógicas, inconsistentes o falaces. Si, por ejemplo, tal<br />
;^nipo le atribuye a la vaca las características del león y<br />
Inita de lechar al león y de matar la vaca, si trata de<br />
miner lo incomible, si carece de nociones adecuadas para<br />
medir el tiempo y el espacio, si sus normas de conducta<br />
son contradictorias, si sus creencias mágicas y religiosas<br />
son falsas y equívocas, tal grupo no durará muchoJ<br />
Dos culturas en pugna<br />
Ahora bien, la confusión, inseguridad y pobreza en<br />
Latinoamérica arrancan de tener como base de la<br />
identidad dos culturas contrapuestas que llevan<br />
ilemasiado tiempo en pugna una contra otra: la<br />
occidental y la popular.<br />
Por encima tenemos la cultura del conquistador.<br />
}ls la civilización de la racionalidad técnica, militar y<br />
monetaria iniciada por la burguesía europea a partir<br />
del siglo X, cuando en los "burgos" (ciudades)<br />
libres de la potestad feudal se consolida una clase<br />
' Pitirim Sorokin: Society, Culture and Personality. Cooper<br />
Square Publishers, Nueva York, 1962.<br />
11
social que no es la nobleza de los hijos de papá ni el<br />
proletariado de "los que viven por sus manos".2<br />
Valiéndose de su superioridad técnica -ciencia,<br />
profesiones, arte- desplaza al linaje como fuente de<br />
ascenso social y haciendo primar el dinero -banca,<br />
capital, industria- se impone sobre los asomados<br />
por privilegios de cuna. Rescata la idea del<br />
individuo como ser libre y, en consecuencia, dotado<br />
de derechos universales por el sólo hecho de existir.<br />
Plantea, entonces, como iciea central el ascenso ciel<br />
hombre por medio del conocimiento.<br />
El propio Carlos V, de Francia, apoyado por la<br />
burguesía que ya estaba hastiada de esa nobleza de<br />
caballeros armados e improductivos dedicados a<br />
costosos juegos de guerra, hacia el año 1368<br />
organiza una biblioteca nacional en el palacio de El<br />
Louvre, hace traducir a Aristóteles y funda un<br />
sistema gratuito de educación pública. Cuando un<br />
señor feudal de armadura y coraza critica tales<br />
iniciativas, el rey Carlos responde con una frase que<br />
sigue resonando como principio orientador cié<br />
Occidente; Sólo prosperará este país en ¡a medida en que<br />
se respete el conocimiento.<br />
Pero en Latinoamérica tal civilización penetra no<br />
tanto por virtud de ideales humanistas superiores<br />
como por obra de técnicas militares de gran poder<br />
2 J. Manrique (1440-1479) Copias por la Muerte de su Padre:<br />
"allí van los señoríos derechos a se acabar... y llegados<br />
son iguales los que viven por sus manos y los ricos."<br />
12
ilrstructivo con las cuales los españoles efectúan la<br />
conquista. Establecido el dominio sobre casi todo el<br />
continente, salvo el sur de Chile^, comienza un<br />
.irduo proceso civilizador para implantar los demás<br />
V.llores e instituciones inherentes a dicha racionaliif.id,<br />
como el cristianismo, la propiedad inscrita, la<br />
motivación profana del trabajo (en las culturas<br />
.indinas se trabaja nías por espíritu comunitario que<br />
(ior dinero), la hacienda feudal, la tecnología mecánica,<br />
el consumo suntuario y, en fin, todo eso<br />
llamado Civilización Occidental.<br />
Sin embargo, tal como se ha señalado en nuestro<br />
estudio sobre la mentalidad económica, la racionalidad<br />
occidental se asienta mejor en Norteamérica<br />
gracias a que los peregrinos ingleses encuentran un<br />
territorio prácticamente deshabitado donde hacer<br />
sus vidas, sin las taras del viejo continente ni los<br />
condicionantes de alguna otra civilización a la cual<br />
adaptarse.* Nadie les trabaja, a nadie cristianizan.<br />
Las escasas tribus que encuentran no son guerreras<br />
y los colonos anglosajones se limitan a exterminarlas<br />
o ahuyentarlas hacia el lejano oeste.<br />
^ La Guerra de Arauco, del pueblo mapuche, es una de<br />
las guerras de resistencia más largas de la historia. Se<br />
inicia en 1536 contra la avanzada española de Diego de<br />
Almagro y concluye en 1882 con los regimientos de corte<br />
prusiano que les manda encima la elite de Santiago.<br />
•* Pablo Huneeus: Nuestra Mcntaüdad Económica. Editora<br />
Nueva Generación, Santiago, 2002.<br />
13
En cambio, al sur del Río Grande de México es<br />
otra la situación: el conquistador europeo penetra<br />
territorios densamente poblados donde hay tribus<br />
perdidas, pero donde lo que más encuentran son<br />
culturas evolucionadas, como la Azteca y la Maya.<br />
Al llegar los hermanos Pizarro al Perú, por ejemplo,<br />
se calcula que el Imperio encabezado por el Inca<br />
Atahualpa comprendía unos 12 millones de almas.<br />
Más aún, durante la Colonia y la República, el crecimiento<br />
demográfico de la población indígena ciel<br />
continente es superior a la de origen europeo.<br />
De ahí que la penetración occidental en las<br />
distintas regiones de Latinoamérica no ocurra en<br />
un vacío cultural. Tampoco es cuestión de educar a<br />
seres con la mente en blanco, como los niños, sino<br />
de imponer una racionalidad aristotélica sobre otra<br />
desarrollada aquí durante siglos y que tiene su<br />
propia lógica para organizar la vida.<br />
Occidente se enfrenta aquí a civilizaciones que<br />
medidas con la vara europea carecen de elementos<br />
importantes como la imprenta, las armas de fuego o<br />
la investigación científica. Sin embargo, no se trata<br />
de pueblos primitivos, ya que son culturas de profundo<br />
sentido religioso, de idiomas evolucionados,<br />
de gran sentido estético, de avanzada organización<br />
social, de gran nivel técnico en ingeniería hidráulica<br />
y construcción civil, y de acabado conocimiento<br />
experimental de medicina humana y astronomía.<br />
14
Según el monumental estudio del historiador<br />
l'iitánico Arnold J. Toynbee, entre la veintena de<br />
)',rondes civilizaciones que han jalonado el planeta<br />
Tierra, cuatro florecieron en el continente americano<br />
.intes que el navegante genovés Cristóbal Colón y<br />
su banda de aventureros tuvieran noticia de ellas (la<br />
Incásica basada en la cordillera de los Andes, la<br />
civilizacitín Maya en Centroamérica, el imperio<br />
Azteca del antiguo México y la esplendorosa cultura<br />
de Yucatán)."'<br />
Fácil es entonces comprender que aquí se encontraran<br />
culturas firmemente enraizadas y nada de<br />
interesadas en dejarse llevar por la mentalidad de<br />
los recién llegados ni de someterse a sus locas<br />
instituciones.<br />
Por eso, el proceso civilizador, lejos de ser una<br />
persuasión convincente, al comienzo adquiere una<br />
ferocidad bestial, siendo frecuente para los reacios a<br />
5 Arnold 1. Toynbee: A Study of History, obra de 12 tomos<br />
publicados el primero en 1934 y último 1961 por Oxford<br />
University Press. Las otras grandes civilizaciones son: la<br />
del Egipto milenario que hizo las pirámides e inventó el<br />
pan, la de China de donde viene el arroz y el comer en<br />
platos de loza, la Minoica basada en Creta, la Sumeria, la<br />
Hindú, la Hitita, la Helénica que sentó las bases de la<br />
democracia y de la ciencia moderna, la Occidental que<br />
forjó la industria, la Cristiana Ortodoxa de Rusia, la del<br />
Lejano Oriente (Japón), la Cristiana medieval de Europa,<br />
la Oriental de Asia Central, la Iraní, la Árabe que nos<br />
brindó el café y los números y la Babilónica.<br />
15
ecibir los dones del espíritu ofrecidos por Occidente<br />
terminar sentados en picanas, quemados por<br />
la Santa Inquisición de Lima, o bien simplemente<br />
destripados a sablazos. Hernán de Santillán, un<br />
consejero del Gobernador García Hurtado de Mendoza,<br />
luego de volver en 1560 a España, presentó un<br />
informe al Consejo de Indias de Sevilla donde describe<br />
así la llegada de los primeros occidentales al<br />
valle central chileno: Mataban, mutilaban y echaban los<br />
perros a los indios, les cortaban los pies, manos, narices y<br />
tetas, robaban sus tierras, violaban sus mujeres c hijas,<br />
los encadenaban y utilizaban como bestias de car^a, quemaban<br />
sus casas y asentamientos y destruían sus<br />
sembrados/''<br />
Pero aún donde se establece un dominio formal,<br />
se produce entre las dos culturas una singular<br />
relación en nada comparable al colonialismo europeo<br />
en África y Asia, porque el español viene a<br />
quedarse. Al avecindarse en una realidati tan sobrecogedora<br />
se empapa en ella y desarrolla instituciones,<br />
como la hacienda, que si bien se copia de Castilla,<br />
guarda poca relación con la posterior evolución<br />
europea hacia una clase media agrícola.<br />
Tanto es así, que epopeyas como la conquista de<br />
México hecha por Hernán Cortés en base a 13.000<br />
indios Totonacas y Nahuas que él alista contra el<br />
emperador azteca Moctezuma; el viaje que en 1542<br />
^ Citado en el libro de Brian Loveman: Chile, the legacy of<br />
Hispanic Capitalism. Oxford University Press, 1979.<br />
16
hace desde Quito el capitán Francisco de Orellana a<br />
través del "río de las Amazonas" o la misma<br />
expedición que emprende Pedro de Valdivia desde<br />
Cuzco a Chile, se gestan en nuestro continente a<br />
pesar de la burocracia peninsular. Lejos de recibir<br />
apoyo gubernamental, las realizan con su propio<br />
empuje y capital hidalgos de origen español, sí, pero<br />
que se han avecindado de por vida en la región.<br />
El elemento de origen occidental domina la situación<br />
y la población indígena acata sus edictos,<br />
llegando a adoptar símbolos de modernidad como<br />
los jeans y la Pepsi. Pero a través de los siglos demuestra<br />
una capacidad asombrosa de aparentar<br />
modernidad y a la vez mantener los esquemas<br />
mentales y ritos autóctonos que le dan identidad.<br />
Las fuerzas culturales hasta mediados del<br />
siglo XX (años 1950-60)<br />
Lo anterior configura tres características esenciales<br />
de la cultura en los países latinoamericanos.<br />
1.- En primer lugar, destaca la presencia de la<br />
cultura occidental. Cuando nos visita un profesor de<br />
la Universidad de Cambridge. Arriba en British Airways<br />
a un aeropuerto moderno, lo reciben colegas<br />
sin plumas ni flechas que andan vestidos como<br />
cualquier gringo, ve autos Jaguar por la calle, escucha<br />
a los Beatles en la radio, admira rascacielos tan<br />
insípidos como los de Manchester, asiste a reuniones<br />
que ¡oh sorpresa! se inician a la hora señalada.<br />
17
encuentra un buen nivel de investigación en la universidad<br />
y hasta se entera de avances originales<br />
hechos aquí que pronto serán dados a conocer en<br />
algún "Journal" científico norteamericano. Se siente,<br />
pues, en medio de la racionalidad técnica<br />
occidental.<br />
ídem el representante de la Deutsche Grammophon<br />
Gesselschaft que se desplaza en breve visita a nivel<br />
de gerencias. Volverá convencido de haber tratado<br />
con ejecutivos tanto o más serios que los alemanes.<br />
Pero es presencia de una cultura, no existencia.<br />
Para entender cómo pueden las apariencias llegar a<br />
engañar tanto, es necesario recordar la forma en<br />
que hacia el año 1800 el sistema colonial español,<br />
junto con haberse adaptado bastante a la realidad<br />
latinoamericana, había levantado un muro de<br />
edictos imperiales y controles burocráticos que<br />
aislaban del devenir. En lo social había quedado<br />
afuera nada menos que la Revolución Francesa y en<br />
lo económico, la revolución industrial. Pero la<br />
Colonia había afatado una casta de patrones de<br />
fundo dedicados a vivir sin trabajar y a perpetuar<br />
hasta la eternidad sus retrógrados esquemas.<br />
De no mediar la invasión francesa a España y el<br />
consecuente derrocamiento del "bienamado" Fernando<br />
VII, la incipiente burguesía liberal de profesionales<br />
y empresarios un tanto más cultos, no<br />
habría tenido oportunidad de impulsar la modernización<br />
a que aspiraba el país, empezando por la<br />
independencia política.<br />
18
Las burguesías ilustradas que logran controlar el<br />
caudillismo militar dejado por la guerra de la Independencia<br />
de inmediato empiezan a edificar el<br />
estado nacional -la República señorial- imponiendo<br />
111 versión más moderna de la cultura occidental. En<br />
l'uropa el rol preponderante asignado al conocimiento<br />
estaba dando resultacios espectaculares y<br />
viene todo ese optimismo científico típico del siglo<br />
XIX. El inseguro velero se cambia por el barco a<br />
vapor, el coche a caballos por el ferrocarril, el tallercito<br />
artesanal por la fábrica y la farándula perpetua<br />
de la familia real por la república.<br />
El origen sobrenatural del hombre se sustituye<br />
por la teoría de la evolución, el sentido espiritual de<br />
la vida por el materialismo dialéctico o liberal y la<br />
revelación como fuente de autoridad que legitima<br />
la monarquía por la idea del ciudadano libre, con<br />
derecho a sacar la voz.<br />
La fe irrestricta en la educación, como factor<br />
central del progreso y en el Estado como instrumento<br />
civilizador, llega a engendrar un nuevo despotismo<br />
ilustrado para impulsar esta alta cultura<br />
que avanza triunfal hacia la luz. Se promueve la<br />
ciencia y el arte trayendo a sabios y pintores, se<br />
acogen a inmigrantes europeos, se becan a jóvenes<br />
talentosos para que estudien en Londres y Berlín, se<br />
crean universidades nacionales, se construyen<br />
escuelas y bibliotecas, se levantan escuelas de oficios<br />
técnicos y museos de bellas artes, se modernizan<br />
los ejércitos y armadas para hacerlos eficientes<br />
19
institutos técnicos, se edifican grandes teatros<br />
municipales para las artes de la representación, se<br />
fomenta la literatura, se discuten abiertamente los<br />
asuntos públicos, se organiza la prensa libre y en<br />
general se practica el respeto a la inteligencia.<br />
Es la universidad para y por la inteligencia, la<br />
educación pública gratuita y la democracia organizada<br />
en torno a los preceptos del barón de<br />
Montesquieu sobre tres poderes del Estado: ejecutivo<br />
(gobierno), legislativo (parlamento) y judicial<br />
(tribunales) que habían de garantizar progreso y<br />
justicia.<br />
Se trata, pues, del tardío arribo del espíritu liberal<br />
que desde el siglo décimo venía emergiendo<br />
en Europa. Al asumir la burguesía ilustrada el<br />
control del proceso político emprende una campaña<br />
civilizadora para recuperar en la base el<br />
tiempo perdido. Sus armas para atacar la ignorancia<br />
fueron la palabra impresa (libros, prensa intiependiente)<br />
y la educación pública (escuelas, liceos,<br />
universidades).<br />
Sin embargo, quizás por falta de perspectiva<br />
histórica o porque intuyeron que el campo y la<br />
hacienda ya estaban perdidos, esta campaña se<br />
concentra en la capital. Así como la hacienda fue el<br />
terreno propio del barroco español, la capital pasa a<br />
ser el territorio propio de la República señorial. Las<br />
instituciones claves de la campaña civilizadora se<br />
agrupan en un perímetro específico, cual fuertes<br />
temiendo un ataque bárbaro de la selva. Juntitos<br />
20
están el Ministerio de Educación Pública, el Parlamento,<br />
la Universidad, la Biblioteca Nacional, el<br />
Teatro Municipal, el Museo de Bellas Artes, la<br />
Catedral, las librerías, la prensa independiente y los<br />
Tribunales de Justicia.<br />
Desde el centro este enclave civilizador irradia, o<br />
pretende irradiar, alta cultura hacia el país interior.<br />
Es una fuerza centrífuga que salpica racionalidad<br />
técnica hacia afuera y que con el tiempo se<br />
convierte en una fuerza centrípeta que absorbe<br />
energía y poder hacia el centro.<br />
2.- La segunda característica de nuestro entorno<br />
cultural es la porfiada sobrevivencia de una cultura<br />
popular firmemente arraigada en el campo y en los<br />
pueblos chicos del interior. Por siglos se ha ido<br />
transmitiendo de machi en machi, de toqui en toqui<br />
y de madre a hijo. Sólo últimamente, al aparecer la<br />
radio, contó con un medio masivo de comunicación.<br />
A pesar de la tenaz campaña civilizadora de la<br />
elite ilustrada, sobrevive con gran vitalidad. Más de<br />
veinte millones de latinoamericanos hablan sólo<br />
idiomas autóctonos, otros tantos no leen ni escriben<br />
y en vastas regiones permanecen intactas formas<br />
indígenas de vida.<br />
Oculta en ritos formalmente católicos subsiste la<br />
magia nativa de la religiosidad popular, fenómeno<br />
fácil de apreciar en festividades como la Tirana en<br />
el desierto de Atacama, donde los bailarines<br />
danzando frenéticos al ritmo del tambor y los<br />
promesantes arrastrándose sobre la grava del suelo<br />
21
hasta sangrar, en nada parecen tener noticias del<br />
canto gregoriano o del sacramento de la confesión.<br />
Más aún, durante las últimas décadas hasta en<br />
los antros de modernidad, como Caracas y Sao<br />
Paulo, afloran con mayor ímpetu expresiones de<br />
cultura popular -cultos religiosos y ritmos<br />
musicales- que se apartan radicalmente de la<br />
racionalidad occidental (la macumba va por dentro,<br />
dear Cambridge professor).<br />
En vista de c]ue a menudo conceptos emanados<br />
de sistemas culturales foráneos se emplean para<br />
estudiar nuestra realidad, con el consecuente descalabro,<br />
es necesario aclarar que la noción de<br />
cultura popular no equivale a la de países europeos.<br />
En las distintas regiones de Europa y Norteamérica<br />
se da una cierta cultura popular de tipo "folk", con<br />
sus musiquitas y trajecitos típicos, pero sin alcanzar<br />
a constituir un sistema cultural aparte. Allá la<br />
cultura popular es un mero folklore, o sea una variación<br />
estilística dentro del mismo marco societal.<br />
No implica esquemas mentales contrapuestos a los<br />
del resto de la sociedad.<br />
Aquí, en cambio, la cultura popular viene de<br />
otras civilizaciones y es el alma de otras razas.<br />
Tiene sus propios marcos de referencias, sus propios<br />
Adanes y sus propios pecados originales, diferentes<br />
de los occidentales y aun cuando haya<br />
estado desintegrándose, hasta el día de hoy constituye<br />
sistemas culturales evolucionados cuya<br />
sabiduría recién se empieza a apreciar.<br />
22
Investigaciones antropológicas, especialmente a<br />
partir de los trabajos de Levi-Strauss, revelan cuan<br />
elaborados son los esquemas filosóficos de algunas<br />
tribus consideradas primitivas.<br />
En algunos casos, como los indios Bororo, del<br />
Paraná o los Watunna del Orinoco, su "salvajismo"<br />
es una relación armónica con la naturaleza y su<br />
"atraso", un profundo sentido espiritual de la vida<br />
que los aleja de la marcha galopante de Occidente<br />
hacia el materialismo maquinal.^<br />
Sin embargo, a las elites ilustradas de Latinoamérica<br />
no les interesa la idiosincrasia originaria. A lo<br />
sumo, han considerado la cultura autóctona como<br />
un simple folklore, que debe ser filtrado para<br />
mostrar únicamente su aspecto turístico. El ballet<br />
mexicano se "sanitiza" para presentarlo en el Teatro<br />
Municipal y la urna zapoteca se exhibe en el museo<br />
nacional con lo cual tanto la danza como la escultura<br />
originaria quedan reducidas a ser meras curiosidades<br />
arqueológicas, desprovistas de vida y sin<br />
referencia a la actualidad.<br />
Por su parte, el intelectual medio -de novelista a<br />
economista- ha tendido a pensar la realidad latinoamericana<br />
en términos europeos y hasta nuestra<br />
historia se presenta como animada por una<br />
^ Ver del antropólogo Claude Levi-Strauss: Tristes<br />
Trapiques. Plon, París 1955. Para apreciar la elaborada<br />
teología de una tribu indígena, ver de Marx de Civreux:<br />
An Orinoco Creation Cycle. North Point Press, Boston 1981.<br />
23
acionalidad occidental. En la mayoría de las<br />
representaciones simbólicas de la realidad se<br />
advierte esta tendencia a exaltar el carácter<br />
occidental de Ja sociedad. Por ejemplo, la<br />
característica de una popular serial de televisión. La<br />
Madrastra, es precisamente el rascacielos más<br />
modernista de Santiago y toda su ambientación,<br />
con actrices rubias y de ojos azules, presenta una<br />
imagen angloamericana de la realidad. ídem, los<br />
avisos comerciales y la arquitectura: son elaboradas<br />
fabricaciones tendientes a vestir la mona de seda.<br />
Se ha creado así, un raro espejo cultural para<br />
reflejarnos distintos de como somos. Al vernos tan<br />
limpiamente estirados, nos sentimos halagados,<br />
pero nos distanciamos de nuestra realidad al punto<br />
de dejar de entenderla. Latinoamérica ha llegado a<br />
ser una realidad que no se entiende a sí misma. Y<br />
sólo llegará a comprenderse la dinámica sociológica<br />
y política de los países latinoamericanos cuando se<br />
conozca bien su base cultural.<br />
Más adelante (Cap. XII) se vuelve sobre esto al<br />
analizar la misión que esta peculiar configuración<br />
cultural ofrece al emprendedor, si la asume.<br />
3.- El tercer componente esencial de la cultura en<br />
Latinoamérica es el proceso de transe ulturación por<br />
el cual las dos fuerzas culturales en pugna van de<br />
mala gana contaminándose una de otra. Es un flujo<br />
en dos sentidos, siendo lo más visible el salpique de<br />
ítems occidentales sobre la idiosincrasia nativa. Del<br />
conquistador se aprende desde montar a caballo<br />
24
hasta atender al gringo de Cambridge. La campaña<br />
civilizadora logra darle a las fachadas una mano de<br />
modernidad, sobre todo en la capital.<br />
Pero también está el flujo contrario. El sociólogo<br />
Hernán Godoy en su acabado estudio de la cultura<br />
chilena observa que en cuanto llegaron los ibéricos<br />
empezaron ellos a aprender usos indígenas, como<br />
estilos musicales, guisos de maíz y el cultivo de la<br />
papa, el tomate, el tabaco, el caucho y el cacao para<br />
el bate, bate chocolate, productos todos de consumo<br />
mundial, objeto de millonarias inciustrias, pero que<br />
fueron desarrollados por los pueblos originarios.^<br />
Hoy hasta en los más elevados círculos de la modernidad<br />
vemos algunos elementos de origen<br />
indígena, como la ruana de las azafatas de Avianca<br />
que bien puede andar a esas alturas sólo para fines<br />
turísticos. Más hondo y mimetizado bajo pautas<br />
occidentales de consumo hay esquemas mentales<br />
que la costra "civilizada" del continente ha ido<br />
asimilando de la base autóctona. El patrón desde<br />
guagua ha ido aprendiendo del inquilino, primero a<br />
través de la nodriza de campo que lo cría aún en la<br />
ciudad, infundiéndole su fatalismo y esperanza en<br />
el golpe de suerte. Más tarde por otros mecanismos<br />
de socialización van asentando en la propia elite<br />
ciertas categorías mentales de origen indígena. Por<br />
ejemplo esa lentitud de los empresarios, que tanto<br />
^ Hernán Godoy Urzúa: La Cultura Chilena. Ensayo de<br />
síntesis c interpretación sociológica. Ed. Universitaria, 1982.<br />
25
exaspera a los norteamericanos, emana de un ritmo<br />
cultural autóctono en el cual mañana no se traduce<br />
por tomorrow, sino que por eventualmente o para la<br />
próxima semana quizás. El rol emancipado de la<br />
mujer en la sociedad latinoamericana no proviene<br />
tanto de los movimientos liberacionistas anglos<br />
como de su papel en las culturas andinas donde es<br />
guerrera, labradora, empresaria o cualquier cosa<br />
menos objeto decorativo. Y la evolución política,<br />
que por más de un siglo siguió un curso paralelo al<br />
de Francia, calcando los mismos partidos radicales y<br />
frentes populares, en la última década parece<br />
haberse alejado de toda referencia con Europa<br />
occidental.<br />
Esta es, pues, la dinámica cultural hasta mediados<br />
del siglo XX: un proceso civilizador que va<br />
integrando el pueblo a la cultura occidental por<br />
medio de la educación pública y cuyo medio de<br />
comunicación de masas es el libro; una cultura<br />
popular que se trasmite en forma oral y que al<br />
aparecer la radio cuenta con un medio masivo de<br />
comunicación; y por último la transculturación o<br />
mestizaje cultural que va mezclando algunos<br />
elementos occidentales con otros populares.<br />
En la correlación de fuerzas culturales actuando<br />
sobre el escenario continental, la ardua campaña<br />
civilizadora va dominando la situación. A pesar de<br />
algunas contracorrientes -bandolerismo por aquí,<br />
holgazanería por allá-, se va imponiendo la<br />
racionalidad occidental.<br />
26
No más ignorancia, es la consigna, industria y<br />
educación, nada de dictadores ladrones, como en las<br />
repúblicas bananeras. Nuestro país es serio, el orden<br />
y la justicia son sus principios orientadores. La<br />
inteligencia sola le va cerrando el paso a los chantas,<br />
muerte a los cuenta cuentos y milagreros de la<br />
política. Adelante ingeniería, se inicia la era de la<br />
razón y el entendimiento.<br />
Pero entonces llegó la televisión.<br />
27
¿SABÍAS QUE...?<br />
• 95% de los hogares tiene tele y sólo 6%, biblioteca.<br />
• 2,5 horas diarias se pasa la gente mirando TV en<br />
invierno y 1,5 horas en verano.<br />
• Los más adictos a la tele son los niños chicos y los<br />
abuelos mayores.<br />
• En Chile hay 687.573 hogares abonados al cable y<br />
otros cien mil conectados ilegalmente.<br />
• 25 empresas que operan estaciones de TV cable a<br />
lo largo del país.<br />
• 100.388 hogares cuentan con TV satelital.<br />
• Menos de la mitad (43%) de lo que emite la<br />
televisión abierta de Chile es nacional.<br />
• El 0,9% de la programación es cultural. TVN es el<br />
canal que más cultura emite (apenas 1,4%)).<br />
• La tele recibe 43% de los 307 mil millones que se<br />
gastan al año en publicidad; diarios y revistas 39,5%i<br />
radioemisoras 11%, afiches 6,5% y los hbros ni ente.<br />
• El 9% de la programación es infantil. En 66% de<br />
los programas para niños hay violencia, en 52%<br />
deshonestidad y en el 6%, sexualidad inapropiada.<br />
Fuente: Consejo Nacional de Televisión (www.cntv.cl).<br />
28
Capítulo II<br />
EL IMPACTO MENTAL DE LA<br />
IMAGEN EN PANTALLA<br />
Es habitual considerar la televisión como otro medio<br />
más de comunicación masiva, algo así como un<br />
feliz combinado de radio con cine servido en casa.<br />
Pero lo que llega en un determinado momento de<br />
nuestra evolución cultural es más que un medio<br />
para mostrarnos la realidad: es una tecnología que<br />
impone su propia realidad y con ello implanta en la<br />
sociedacl una manera, telegénica digamos, de verse<br />
a si misma.<br />
Esto puede parecer extraño a quien siga creyendo<br />
que la técnica está al servicio del hombre.<br />
Según tan candida creencia, el bien o el mal provocado<br />
por un invento no yace en el invento mismo,<br />
sino en la forma de emplearlo. O sea, la energía nuclear<br />
no sería ni buena ni mala, porque todo depende<br />
de si los buenos la usan para curar el cáncer o<br />
de si los malos, para destruir la humanidad.<br />
Si bien al comienzo varios estudios no prueban<br />
que moldee la mente, la industria no tarda en descubrir<br />
que sirve para fomentar el consumo de<br />
leseras y los políticos, que manipula la opinión.<br />
Seguidamente, al estudiar el comportamiento de<br />
de personas expuestas a la tele por varios años, se<br />
descubre que a largo plazo y en forma inconsciente<br />
29
cultiva en el niño conductas violentas que sólo<br />
emergen cuando llega a ser adulto."*<br />
El filósofo estadounidense Jerry Mander, fue de<br />
los primeros en plantear que la TV es una poderosa<br />
máquina de lavar cerebros que empareja y alisa la<br />
conciencia en todos los rincones del mundo. Propone<br />
que debe eliminarse de cuajo debido a que sus<br />
males son inherentes a su tecnología.<br />
Es típico querer ciertos inventos sin sus consecuencias<br />
lógicas. Queremos autos, pero no gases de<br />
escape; industria, pero no contaminación; autopistas,<br />
pero no accidentes de tránsito; obras públicas,<br />
pero no impuestos y Estado, pero no burocracia.<br />
Lo mismo con la publicidad. Si uno acepta ¡a existencia<br />
de publicidad, uno acepta un sistema destinado a<br />
persuadir y a dominar mentes... Uno también acepta que<br />
el sistema será utilizado por el tipo de persona que desea<br />
influenciar gente y que sabe hacerlo. Nadie que no desea<br />
dominar a otros emplearía publicidad, o tendría éxito en<br />
ella. Por eso, la naturaleza básica de la publicidad, y de<br />
las tecnologías creadas para servirla, apuntan hacia ese<br />
objetivo, estimulan tal comportamiento en sociedad y<br />
tienden a dirigir la evolución social en esa dirección.^^^<br />
'' Ver de George Gerbncr: Violence and Terror in tfie Media:<br />
An Annotated Bibliography. Greenwood Press, Westport, 1988.<br />
'" Jerry Mander: Four Arguments for the Elimination of<br />
Television. Marrow & Co., 1977.<br />
30
Razones para no verla más<br />
Los cuatro argumentos de Mander para suprimir la<br />
televisión siguen el mismo raciocinio de considerar<br />
inherente al medio, las fuerzas que lo animan.<br />
El primero es ecológico y no se refiere a la televisión<br />
misma, salvo en la medida en que forma<br />
parte de un sistema de vida moderno. Sostiene que<br />
el ambiente artificial de la vida moderna (edificios,<br />
ciudades, automóvil) ha llegado a convertirse en<br />
una barrera oculta entre los seres humanos y los<br />
procesos naturales.<br />
En ese medio ambiente estrecho un instrumento como<br />
la televisión puede parecer potencialmente interesante,<br />
sano 1/ valioso, pero al mismo tiempo acelera el proceso de<br />
confinamiento. El conocimiento queda supeditado a la<br />
recopilación y diseminación tecnológica. Eo que<br />
celebramos como la expansión del conocimiento humano<br />
es en realidad su confinamiento en un singular módulo<br />
cerebral, mientras que otras experiencias humanas<br />
comienzan a atrofiarse.<br />
Por ejemplo, el aura de un bosque de araucarias,<br />
el silencio espectral bajo el mar, o la reverencia que<br />
inspira la cordillera cuando se está en ella, son todas<br />
experiencias imposibles de envasar. Sin embargo, se<br />
puede llevar una cámara al bosque, bajo el agua o<br />
hasta la cumbre. Lo que se logra, entonces, es<br />
confinar esa vivencia creando una sensación<br />
equívoca de haberla vivido. Lo mismo con ciertas<br />
emociones como la ira o la soledad; la vida urbana<br />
31
va limitando el contacto con la naturaleza y con la<br />
humanidad libre. La televisión se convierte así en<br />
ventana al mundo perdido, pero es también el filtro<br />
que deja fuera la realidad sensorial de estar ahí.<br />
El segundo argumento es político. Afirma que la<br />
televisión deja la mente expuesta a la intervención<br />
autocrática. Inevitablemente, entonces, llega a ser<br />
un instrumento de colonización psíquica y dominación<br />
humana por una cierta mentalidad y estilo de vida que<br />
sólo sirve a una forma de organización política.<br />
Lo anterior también podría decirse de la prensa o<br />
la radio si fueran únicas. Pero en la medida en que<br />
un medio deja de ser el único, pierde su poder<br />
manipulador omnímodo. Así como lo que contiene<br />
la expansión de un país es otro país, lo que contiene<br />
el poder totalitario de un canal es otro distinto.<br />
El tercer argumento trata de la reacción neurofisiológica<br />
del organismo humano a la señal televisiva.<br />
La radiación electromagnética que emite un<br />
televisor, a igual que la del celular, puede causar<br />
malformaciones físicas en bebés en gestación, leucemia<br />
precoz y tumores cerebrales, pero en el plano<br />
psicológico provoca una forma de hipnosis adictiva<br />
que inhibe el pensamiento consciente y atrofia la<br />
imaginación." Sobre esto volveremos.<br />
'' Para apreciar la fíierza de la radiación electromagnética, que<br />
es invisible, acerca a la pantalla una radio AM sintonizada<br />
entre dos emisoras. Todo ese chicharreo traspasa la sangre, los<br />
ganglios y las células nerviosas.<br />
32
El cuarto argumento se refiere a las limitaciones<br />
tecnológicas para mejorar la programación. Aunque<br />
el medio impone ciertos requisitos como es el limitado<br />
ángulo visual, cuesta aceptar que eso no tenga<br />
remeciio.<br />
El proceso fisiológico de la señal<br />
Lo que no tiene arreglo es el efecto fisiológico de la<br />
televisión, porque eso es inherente a su tecnología.<br />
La típica pantalla consta de trescientos mil puntos<br />
fosforescentes distribuidos en 525 líneas. Estos<br />
pequeños puntos parecen estar siempre encendidos,<br />
pero no lo están. Se prenden y apagan a razón de 30<br />
veces por segundo, frecuencia imposible de percibir<br />
al ojo humano porque sólo capta 10 titilaciones por<br />
seguncio. Una luz, por ejemplo, que se prende y<br />
apaga nueve veces por segundo, se ve titilar, pero a<br />
un secuencial superior a diez veces por segundo, ya<br />
se ve continuamente encendida.<br />
En cuatro millones de años sobre la tierra, el<br />
hombre jamás encontró algún fenómeno natural que<br />
requiriera una mayor velocidad de percepción, porque<br />
únicamente la electrónica ha sido capaz de crear<br />
vibraciones de tal rapidez. Ahora bien, el diferencial<br />
entre la velocidad de percepción humana (10 por<br />
segundo) y las posibilidades de la electrónica (30<br />
por segundo en el caso de la TV) ha sido explotada<br />
para intercalar mensajes que, sin ser percibidos<br />
conscientemente, pasan al cerebro. En los cines, por<br />
33
ejemplo, se inserta en medio de la película una<br />
orden de consumir tal bebicia que permanece tan<br />
corto tiempo en pantalla que nadie alcanza a darse<br />
cuenta de su aparición, pero en el entreacto el<br />
público se abalanza a consumirla.<br />
También se ha empleado en películas de terror,<br />
intercalando imágenes de Satanás, para aumentar el<br />
miedo. Años atrás hubo gran revuelo en torno a esta<br />
práctica llamada propaganda subliminal a raíz de<br />
las revelaciones del socicilogo Vanee l'ackard, y se<br />
eliminó del cine. 12<br />
Sin embargo, en cierto modo la TV es enteramente<br />
subliminal porque si bien no se intercalan<br />
órdenes ocultas, la mecánica electrónica de la imagen<br />
en pantalla se basa en la posibilidad de penetrar<br />
la mente por conductos distintos de la visión consciente.<br />
Es así como la imagen se define por el color<br />
que va tomando los puntos al prenderse, fenómeno<br />
tan rápido que crea la sensación de movimiento<br />
fluido.<br />
Al prenderse unos puntos y apagarse otros, la<br />
totalidad de la imagen no está ahí. Eso que creemos<br />
ver, es un agregado parcial de puntos que se<br />
completa en la mente con los que encienden a continuación,<br />
al instante siguiente.<br />
Para verificar lo anterior, basta sacar una foto a la<br />
12<br />
Vanee Packard: Tlw Hidden Persuaders. Pocket Books<br />
Inc. Nueva York. 1958.<br />
34
velocidad de 1/100 segundo por ejemplo; aparece<br />
sólo un fragmento de la imagen porque el barrido<br />
no alcanza a completarse en ese lapso.<br />
O sea, en ningún momento está ante nuestros<br />
ojos la totalidad de la imagen, como en una foto o<br />
en el cine, donde se proyecta cada cuadro completo.<br />
¿Cómo la vemos? No la vemos, la soñamos.<br />
La imagen que atrofia la imaginación<br />
La imagen del televisor es una fabricación electromagnética<br />
producida al interior del cerebro. En<br />
lugar de verla con los ojos, resulta de una estimulación<br />
tecnokígica. Ante los puntos fosforescentes de<br />
la pantalla se desencadena un proceso de integrarlos,<br />
juntar los segmentos de imágenes que van<br />
llegando uno tras otro y componer un cuadro.<br />
Entonces, la imagen televisiva cobra existencia únicamente<br />
cuando ya ha pasado de la retina y se<br />
encuentra al interior de la cabeza.<br />
Por lo tanto, no vemos la imagen con la vista,<br />
sino que la componemos con los mismos mecanismos<br />
cerebrales de los sueños, que tampoco los<br />
vemos con los ojos. Esto implica varias cosas.<br />
Primero, en este proceso queda en desuso el<br />
mecanismo cerebral de construir su propia imagen<br />
(imaginar), que se utiliza para leer, acto donde un<br />
código inmóvil -la letra- debe ser decodificado para<br />
convertirlo en sensaciones e imágenes que uno<br />
fabrica al interior de la mente.<br />
35
La palabra casa, por ejemplo, en nada se asemeja<br />
a una, pero al ver esos signos nos hacemos una en la<br />
mente. Pero en televisión, sin necesidad cié ejercitar<br />
la facultad mental de crearla, nos entregan digerida<br />
una imagen de casa. Al permitir que otros imaginen<br />
por uno dejamos atrofiarse el mecanismo para ver<br />
más allá de lo inmediato: la imaginación. Es gracias<br />
a la imaginación que sabemos mejorar las cosas.<br />
Sin dicha facultad el hombre c^ueda como el<br />
caballo, en un eterno presente, quizás con memoria,<br />
pero sin anticipar ni prever nada.<br />
Más aún, la lectura -el proceso de imaginar a<br />
partir de cierto código impreso- se efectúa al ritmo<br />
de la comprensión individual. Se avanza, se cietiene<br />
o vuelve atrás en busca de nuevos significados. Se<br />
lee entre líneas y se va más allá del propio escritor, o<br />
sea se tiene ante los ojos una mera pauta para ir<br />
descubriendo, todo lo cual ejercita la imaginación.<br />
La televisión, en cambio, entrega imágenes a su<br />
propio ritmo. Se está ante un proceso repetitivo de<br />
integrar puntos luminosos y componer con ellos<br />
imágenes. Al rato es fácil percibir el "efecto túnel"<br />
por el cual la vista se fija, el pensamiento lógico se<br />
apaga y la realidad exterior, sobre todo el sentido<br />
del tiempo, se desvanece. La conversación decae y<br />
se entra a un sopor parecido al de la hipnosis.<br />
El segundo efecto mental de la tecnología deriva<br />
del hecho de permanecer mucho rato con la vista<br />
fija. Mover los ojos activa el estado de alerta, es lo<br />
que hacemos ante una señal de peligro: mirar a<br />
36
todos lados. Así el organismo se prepara para<br />
actuar, procesando toda la información disponible.<br />
Igual, al leer vamos recorriendo líneas que dirigen<br />
el pensamiento lógico lineal propio de la alta<br />
cultura. En cambio al detener la vista en un punto se<br />
entra en ese trance típico de quien se quedó<br />
mirando lejos, trance que sólo se interrumpe con un<br />
movimiento de ojos.<br />
Ahora bien, ante la pantalla la vista permanece<br />
fija, con /o cual se desactiva el estado de alerta y la<br />
mente cae al nivel de sonambulismo. Este fenómeno<br />
ha sido ratificado por mediciones de la actividad<br />
eléctrica cerebral y por experimentos donde ponen<br />
nifios a ver cine, a leer, a escuchar música y a mirar<br />
tele. Suena la alarma de incenciio y los últimos en<br />
reaccionar son siempre los que están mirando tele.i-^<br />
Según los sicólogos australianos Merrelyn y Fred<br />
Emery, mirar tele está al nivel consciente del sonambulismo.<br />
La fijación continua es una especie de<br />
trance, no es atención, sino distracción -una forma de<br />
soñar despierto o de evadirse. La naturaleza del proceso<br />
desarrollado en el lóbulo izquierdo y particularmente en<br />
el área treinta y nueve (el área integrativa) es lo<br />
distintivo de la vida humana, comparada con la de otros<br />
mamíferos. Es el centro de la lógica, de la comunicación.<br />
1"' Para apreciar Jos efectos de \a tele en la conducta<br />
infantil, ver del médico pediatra Hernán Montenegro: TV<br />
¿Comunicación o Contaminación?, Galdoc, Santiago, 1980.<br />
37
de la memoria y de la integración de componentes<br />
sensoriales, la base de los propósitos conscientes del<br />
hombre..."^*<br />
Sostienen que la gente se habitúa al estímulo luminoso<br />
repetitivo. Si se habitúa, el cerebro decide<br />
que nada interesante ocurre y deja de procesar la información<br />
que entra. El área integrativa izquierda<br />
queda en una especie de punto muerto, desconectada<br />
del resto, mientras el área derecha que elabora<br />
los procesos subjetivos (sueños, fantasías, o reacciones<br />
instintivas) continúa recibiendo imágenes de la<br />
pantalla, pero sin los filtros conscientes que las<br />
integran racionalmente.<br />
O sea, la TV pasa al inconsciente sin un procesamiento<br />
lógico, lo que explicaría por qué los niños<br />
tienen dificultad en recordar lo que acaban de ver.<br />
Gran parte de lo "aprendido" frente a la pantalla<br />
pasó al interior sin haber sido digerido por la razón<br />
ni estar disponible para ser utilizado, fenómeno que<br />
se acentúa por el carácter emotivo de los programas.<br />
Su efecto embotador ha sido comparado al de<br />
una droga. 15 Sirve de barbitúrico para blanquear la<br />
mente y olvidar los problemas. Si observamos las<br />
caras de la gente mirando tele, apreciamos o una<br />
i'i Ver: Emery, F. & Emery: M. Hope within walls. Centre<br />
for Continuing Education, Canberra, 1973.<br />
'-^ M. Winn: The Plug-In Drug. Viking Press, NY, 1977.<br />
38
expresión perdida en la distancia y que no varía con<br />
las alternativas del programa. Si en pantalla aman,<br />
matan o empatan, muchos siguen inalterables, absortos.<br />
Más aún, cuando concluye el programa<br />
muchos siguen igual y demoran en reaccionar.<br />
Mientras en el cine la gente se ríe por sí sola en las<br />
secuencias cómicas, en televisión es necesario insertarle<br />
risas grabadas, "reír al televidente", para<br />
que tenga la sensación cié haber reído.<br />
Todo esto indica que no es una tecnología neutra.<br />
Mientras la lectura tiende a despertar, la televisión<br />
por sí sola adormece el espíritu.<br />
A la generación que desarrolló sus facultades<br />
mentales antes de la televisión, es posible que esto<br />
no les afecte mayormente, pero hay" indicios de<br />
efectos bastante profundos en quienes empiezan a<br />
estructurar su mente a la luz de la pímtalla.<br />
Igualmente, su efecto es menor en países<br />
avanzados, donde hay sólida educación píiblica<br />
basada en la lectura. Una educación formal enriquecedora<br />
ha de aminorar los efectos mentales de esta<br />
tecnología. Primero, por el simple expediente de<br />
que se le destina menos tiempo y luego debido a los<br />
elementos de crítica de que dispone el niño.<br />
Pero en Latinoamérica, en vez de dar programas<br />
que aminoren sus efectos nocivos, se le entrega a<br />
quienes idiotizan a las masas.<br />
39
¿SABÍAS QUE...?<br />
• De 103 millones de niños que hacia 1999 no iban a<br />
escuela alguna, se llegó a 75 millones en 2006.<br />
• El país que más invierte en educación es Estados<br />
Unidos ($37.500 dólares por estudiante) seguido por<br />
Gran Bretaña ($29.600), Erancia y Japón.<br />
• En cosas militares (ejércitos, bombas, buques de<br />
guerra, aviones, uniformes, balas, etc.) los gobiernos<br />
del mundo gastan $1.158 trillones de dólares al año.<br />
• El país que más gasta en su máquina de guerra es<br />
Estados Unidos ($ 540,7 trillones) seguido por Gran<br />
Bretaña $ 58,400 millones, Francia $ 53.100 y China.<br />
• Brasil en el lugar 12 ($ 25.397 millones de dólares)<br />
gasta cinco veces más que Chile ($ 5.193) en el lugar<br />
29, entre Corea del Norte e Indonesia.<br />
• Aunque el tráfico de armas bajó 15% entre 2003 y<br />
2007, Estados Unidos es el principal exportador de<br />
pertrechos militares y policiales, seguido por Rusia,<br />
Alemania, Francia y Gran Bretaña.<br />
• Entre los importadores de armas, Venezuela saltó<br />
del lugar 56 en 1998-2002 al 24 en 2003-2007. El 92%<br />
de su flamante arsenal se lo compra a Rusia.<br />
Fuentes: UNESCO, Stockholm International Peace Research<br />
Institute. Cifras anuales, sin contar lo policial.<br />
40
Capítulo 111<br />
LOS IMPERATIVOS ECONÓMICOS<br />
Aparte de los condicionantes tecnológicos de la televisión,<br />
para entender la peculiar cultura que engendra,<br />
es necesario apreciar las fuerzas económicas<br />
que determinan sus contenidos. Para eso, lo primero<br />
es aclarar sus tres mayores falacias:<br />
Falacia primera: La televisión es barata. Prueba<br />
de ello es que por comprar el diario, ver una película<br />
o adquirir un libro, debo pagar; en cambio<br />
mirar tele me sale gratis. Esto, porque no requiere<br />
imprentas, papel, salas de cine ni librerías.<br />
Falacia segunda: Uno paga por la televisión sólo<br />
el aparato receptor y un leve gasto de electricidad.<br />
Falacia tercera: Los canales de televisión, su<br />
personal y sus programas los costean los avisadores,<br />
las universidades o el Fisco. Uno como simple<br />
ciudadano nada paga de eso. Por lo tanto, uno a lo<br />
sumo tiene derecho a voto negativo, vale decir a<br />
apagar el televisor si se siente defraudado. A caballo<br />
regalado no se le miran los dientes, es la idea.<br />
Ahora bien, si comparamos los costos de<br />
impresión gráfica con los de transmisión televisiva,<br />
observamos que cualc]uier institución y persona de<br />
ingresos medios tiene a su alcance imprimir un<br />
libro, folleto o volante. En cambio muy pocos tienen<br />
41
posibilidades de valerse de la televisitín para<br />
comunicar porque apenas 30 segundos en horario<br />
punta pueden costar lo que vale un auto chico<br />
nuevo. Eso equivale al valor de imprimir una<br />
edición de 5.000 ejemplares de un libro de 200<br />
páginas, costura a hilo y en buen papel.<br />
Esto ocurre porque la televisión, si bien no<br />
requiere imprentas ni celulosa, requiere toda la<br />
parafernalia del séptimo arte, léase actores, cámaras<br />
de alta tecnología, focos especiales, unidades de<br />
edición, equipos de sonido y estudios de filmación.<br />
Una excepción son las transmisiones en directo<br />
de eventos deportivos, paradas militares u actos de<br />
propaganda gubernamental, donde la actuación y<br />
escenografía está dada por el evento mismo. Ahí es<br />
cuestión de llevar las cámaras y transmitir sin<br />
necesidad de grabar en el film ni de editar. Sin<br />
embargo, esto no siempre es tan barato porque el<br />
derecho a televisar goles también debe pagarse.<br />
El grueso de la programación son producciones<br />
donde es necesario fabricar desde el libreto hasta la<br />
escenografía. Aunque hay ciertas diferencias<br />
técnicas, desde el punto de vista económico la<br />
producción para televisión es similar a la del cine,<br />
pudiendo ir desde la cebollenta telenovela con un<br />
par de actores siempre en el mismo escenario y que<br />
puede costar unos dos mil dólares el capítulo, hasta<br />
la superproducción con legiones romanas a caballo,<br />
batallas navales y estrellas de a millones la hora.<br />
¿Cómo, entonces, se explica que no cobren por<br />
42
ver tele? Muy simple: antes de la TV satelital (Direct<br />
TV, Sky, etc.) que conlleva un decodificador que<br />
otorga acceso a la señal a cambio de dinero o de la<br />
transmisión por cable, cuya señal también se<br />
restringe al abonado, no había cómo hacer con la<br />
tele lo de las autopistas concesionadas, esto es darle<br />
servicio únicamente a quien pague.<br />
Era una señal abierta, comc^ el camino público y<br />
la raditi, de libre acceso para ricos y pobres. Así<br />
como no hay manera de cobrarle a quien ande por<br />
la calle o escuche tal o cual programa de radio, en la<br />
televisión abierta se emite una señal que la agarra<br />
quien quiera por el rato que se le antoje.<br />
En cambio la industria del cine se basa en una<br />
limitación técnica frente a Ja televisión: para ver una<br />
película es necesario concurrir a una sala especial.<br />
Ahí cobran lo que quieran por exhibir producciones<br />
del séptimo arte.<br />
Por este motivo la televisión primero recurre al<br />
expediente de considerarse servicio de utilidad<br />
pública digno de ser financiado por el Estado. Pero<br />
al seguir aumentando sus costos y cobertura, se<br />
descubre la fórmula mágica de intercalar avisos de<br />
objetos de consumo suntuario (perfumes, mails) y<br />
cobrar por ello. Si los diarios lo hacen, ¿por qué no<br />
iba a hacerlo la televisión?<br />
A primera vista es la misma idea, pero al<br />
distinguir lo propio de cada medio se capta el<br />
diferente significado de una similar idea aplicada a<br />
diferentes técnicas de difusión. En un caso el aviso<br />
43
va claramente diferenciado -en ciiagramación y<br />
redacción- del contenido editorial; el lector puede<br />
leer una crónica entera sin interrupciones, y los<br />
avisos se le presentan como una sugerencia lateral,<br />
pero no se le impone dentro y encima de la lectura.<br />
En la prensa escrita, está diferenciado el aviso<br />
comercial del contenido editorial, y no se tolera<br />
intercalar propaganda en un artículo. Sin embargo,<br />
es habitual que animadores de televisión lo hagan.<br />
Es como si destinasen parrafadas a Falabclla. Aumentarían<br />
los ingresos de los plumarios, pero...<br />
En la televisión, en cambio, el chicle Dos cu Uno<br />
aparece de golpe en medio de la obra. Esto ocurre<br />
cuando la mente -debido al efecto cuasi hipnótico<br />
cié la pantalla- está abierta a estimulación no consciente.<br />
Para seguir uno la comedia, debe interiorizar<br />
el mensaje pubHcitario completo y a mayor volumen.<br />
No es, pues, una sugerencia, sino una violenta<br />
irrupción en medio del contenido.<br />
El mínimo de respeto para el televidente exi^e no interrumpir<br />
el lulo del desarrollo de un acontecimiento. Por<br />
eso, algunos países han establecido momentos definidos<br />
para transmitir avisos; por ejemplo, los cinco primeros<br />
minutos de la hora. De esta manera, cada persona sabe<br />
cuando viene la propaganda y si tiene interés, la ve.^^'<br />
1" Mardones, Negme, Riesco, y Valencia: bifonnc del<br />
Instituto de Chile para estudiar el papel de ¡a televisión en ¡a<br />
promoción de ¡a cultura nacional. Santiago, 1980.<br />
44
El resultado de este cautiverio es una fuerte<br />
penetración del aviso comercial de televisión en el<br />
comportamiento humano.<br />
Su capacidad de implantar gustos y de alterar<br />
mentalidades la hace un importante instrumento de<br />
negocios, pues muchas industrias ni existirían de no<br />
contar con la tele. Asimismo, de no cacarearlos a<br />
colores, ni sabríamos de mucho político.<br />
La meta del programa es el comercial que lo<br />
corta<br />
Para apreciar las consecuencias de este sistema de<br />
financiamiento, conviene detenerse en su lógica. Es<br />
la siguiente: el canal transmite programas -^ gente<br />
se siente atraída por dichos programas y los mira —><br />
al mirarlos, el canal controla una audiencia cautiva<br />
—> el canal vende la posibiliciad de irrumpir ante esa<br />
audiencia —»• empresas compran dicha posibilidad<br />
para sus propios intereses -^ establecen "contactos"<br />
con la audiencia diseñados especialmente para<br />
inducirla a consumir determinado producto -^ el<br />
costo de cucho "contacto" se carga al precio del<br />
producto -^ la audiencia reacciona ante el estímulo<br />
consumiendo el producto anunciado pero en<br />
cantidades tales que las utilidades de la empresa<br />
superan la inversión -^ así el canal recibe dinero<br />
para transmitir programas que cautiven audiencias.<br />
Por lo tanto la programación es sólo la carnada<br />
para atraer el anzuelo del aviso comercial.<br />
45
Así ha llegado a estructurarse un mecanismo<br />
circular que gira en torno a un eje crítico: la sintonía<br />
o magnitud de esa audiencia ante la pantalla.<br />
Es crucial porque determina cuánto se le puede<br />
cobrar al avisador; a más sintonía, más billullo.<br />
En Latinoamérica la televisión se encuentra<br />
arrinconada entre gobiernos que la emplean para<br />
hacerse propaganda y empresas que la emplean<br />
para promover sus productos. En esa coyuntura<br />
queda poco espacio para finalidades enaltecedoras,<br />
y en lugar de servir para comunicar c integrar al país...,<br />
afirmar valores nacionales, culturales y morales, como<br />
dice la ley, se convierte en brazo propagandístico<br />
del poder político y en garra del económico. La<br />
instauración del autofinanciamiento, que impone el<br />
modelo neo liberal de economía, es la manera de<br />
supeditar este instrumento cultural a los intereses<br />
de las grandes empresas a nivel global.<br />
En tales circunstancias, los canales deben primero<br />
circunscribirse al marco del show evasivo,<br />
donde no hay más problemas que los íntimos propios<br />
de las canciones de amor (nada de cuestiones<br />
sociales u económicas) ni más interpretación de la<br />
realidad que la ideología oficial. Simultáneamente,<br />
se ven obligados a maximizar sus ventas buscando<br />
la mayor sintonía al menor costo lo que necesariamente<br />
lleva a llenar la pantalla con sobras de la<br />
industria estadounidense.<br />
Es así como en Chile, por ejemplo, el año 1979 los<br />
canales vendieron avisos por valor de 68 millones<br />
46
400 mil dólares y el año siguiente, dicha venta<br />
alcanzó a 127 millones 400 mil dólares.^^ O sea, vía<br />
publicidad los chilenos anualmente pagamos a la<br />
televisión el equivalente a una siderúrgica como<br />
Huachipato, a unas mil escuelas instaladas o a diez<br />
mil viviendas medianas. Es lo suficiente para tener<br />
televisión digna de la inteligencia, sin embargo por<br />
ese precio recibimos la mediocridad programada.<br />
Ahora bien, la concentración del poder económico<br />
en mega consorcios y cadenas, hace que la<br />
publicidad se apiñe en un par de grandes canales<br />
capaces de armar mucho barullo que concita mayor<br />
sintonía y por ende, publicidad.<br />
Se impone así la dictaciura de las mayorías, régimen<br />
de inspiración nazi en que se viola el<br />
precepto btísico de una democracia que es respetar<br />
las minorías. Dicho en términos de la industria televisiva<br />
una sintonía, o rating como le dicen los amanerados,<br />
de cios o tres por ciento no les interesa para<br />
nada. ¡Fuera con ese programa! De 15% para arriba<br />
o muerte, es la consigna.<br />
No cuenta en ese esquema que ese dos o tres por<br />
ciento sea medio millón o más de televidentes.<br />
Encima, la sintonía es tal en la medida en que se<br />
refleja en encuestas de dudosa conflabilidad.<br />
Se trata entonces, de un medio de comunicación<br />
'^ Valerio Fuenzalida: Estudios sobre la teleinsión clnlcna,<br />
Corporación de Promoción Universitaria, Santiago 1981.<br />
47
caro y concentrado, cuyo sistema de financiamiento<br />
lo pone al servicio de quien lucra de él, no de quien<br />
lo sigue y necesita. Es el caso del Transantiago, la<br />
educación pública, la construcción de viviendas<br />
sociales, la municipalidad y demás organizaciones,<br />
incluyendo el gobierno dictatorial, supuestamente<br />
destinadas a brindar bienestar. Prestan todas pésimos<br />
servicios a causa de la misma falla, que es no<br />
darle la razón cjue siempre tiene el cliente.<br />
Así coino la democracia es la forma menos mala<br />
de gobierno, la votación popular de preferencias<br />
culturales, sea en libros, música o teatro, sigue<br />
siendo mejor que la mano negra del censor o la<br />
chequera dorada del auspiciador.<br />
Dado que la codiciada torta publicitaria proviene<br />
de recargos a bienes cié consumo, en definitiva la<br />
paga cada miembro de la comunidad nacional. Pero<br />
ésta, en la práctica, no tiene cómo hacer valer su<br />
sentir. Su opinión negativa no interesa, y si alguien<br />
se da el trabajo de recogerla, suelen olímpicamente<br />
los canales sobrepasarla. Por ejemplo, la encuesta<br />
mensual de sintonía realizada por la Escuela de<br />
Administración cié la Universidad Católica revela<br />
que el porcentaje de informantes que consideró que<br />
los avisos comerciales eran demasiados fluctúa entre<br />
65.2% en febrero a 100% en abril.<br />
Igual, siguieron las tandas.<br />
Asimismo, las sugerencias para cada uno de los<br />
canales es mayor número de programas culturales y<br />
educacionales. Para TVN, el canal de todos los chi-<br />
48
leños, el 46.3% pidió más cultura, seguido del 17.1%<br />
que sugirió más programas musicales. Pero nada<br />
cambia ante la tiranía del dinero.<br />
La misma encuesta que usan los canales para<br />
medir sintonía y negociar con los avisadores, no se<br />
emplea para atender la demanda de la ciudadanía.<br />
Esto ocurre porque el cliente de la televisión no<br />
es el público que la ve, sino la empresa que paga<br />
avisos. Aunque esos millones de dólares para la televisión<br />
vengan en última instancia del público, su<br />
control está en manos de quienes se valen de ese<br />
invento para promocionar mercancías.<br />
En consecuencia, mientras perdure tal sistema, el<br />
afán de lucro gravitará en forma decisiva sobre los<br />
contenidos de televisión. A pesar de las estructuras<br />
formales, de los consejos nacionales y de las buenas<br />
intenciones, su mecanismo de financiamiento hace<br />
primar la ley de oro: el que pone el oro hace la ley.<br />
Madre, yo al oro me humillo;<br />
él es mi amante y mi amado,<br />
pues de puro enamorado,<br />
de continuo anda amarillo;^^<br />
Por este camino llegamos a que cuando se da una<br />
obra de magnífico nivel cultural, como Yo, Claudio,<br />
sobre el imperio romano, su presentación sea una<br />
verdadera tanda comercial interrumpida por gajos<br />
de arte dramático. Cada diez minutos reventaba la<br />
'" Francisco de Quevedo: Letrilla Satírica, N° 142.<br />
49
publicidad, sin consideración alguna a las palabras<br />
de Caligula, a las intrigas de Mesalina, ni al buen<br />
gusto. Por eso, en torno a la sintonía queda una<br />
duda de fondo. ¿Cuándo la gente mira un programa<br />
banal es porque lo considera bueno o es porque se<br />
conforma con lo que hay?<br />
El hecho de que tantos, al volver agotacfos de su<br />
trabajo, prendan el televisor es más un indicador de<br />
las esperanzas cifradas en dicho medio, que uno de<br />
satisfacción con la oferta ciel día.<br />
50
Capítulo IV<br />
LOS CONDICIONANTES DE LA<br />
PROGRAMACIÓN<br />
Tanto la tecnología de la televisión como los imperativos<br />
económicos a que está sometida encajonan<br />
su programación en una empalizada. Cual bestia en<br />
el corral, corcovea para quedar siempre donde<br />
mismo. Los límites del ruedo en que se mueve son:<br />
Tendencia oligárquica. Los programas los híJcen<br />
casi exclusivamente funcionarios de los organismos<br />
que han monopolizado este novel medio, situación<br />
comparable a que los libros fueran escritos sólo por<br />
quienes trabajan en una alguna imprenta, sin dejar a<br />
nadie más aportar a la creación literaria. ¡Qué fome<br />
es el cumpleaños cionde unos cuántos matones se<br />
reparten entre ellos la torta!<br />
Al dejar fuera de la gestión programática al<br />
ingenio juvenil, a la chispa campesina o al hombre<br />
aparentemente común, es el país entero que pierde.<br />
Quedan soterradas las vetas de creatividad que<br />
laten bajo la superficie. Los cara pálida de siempre,<br />
se acaparan el espacio televisivo -la gran fiestadonde<br />
podríamos conocernos todos.<br />
Tendencia consumista. Sus contenidos han de<br />
exaltar las actitudes y formas de vida propias de la<br />
sociedad de consumo: nuevos productos, ricos<br />
felices, lindos destinos turísticos. Si estuviera<br />
51
centrada en alfabetizar o exaltar la espiritualidad, el<br />
medio tendría el escaso interés publicitario del<br />
pupitre o del pulpito. ¿Qué sentido tendría un<br />
comercial de whisky seguido de un programa sobre<br />
los estragos del alcoholismo? ¿Podría un programa<br />
sobre el cáncer pulmonar en los fumaciores ser<br />
auspiciado por la Cotiipañín Chüena de Tabacos?<br />
Por eso, a medida c]ue los valores sociales<br />
difundidos por la programación coinciden con los<br />
de mensajes publicitarios, su efecto manipulador<br />
aumenta. Avisos y programas tienden, pues, a<br />
aunarse en una misma filosofía de vida. Los<br />
imperativos económicos presionan hacia una<br />
programación extranjerizante, tanto en sus formas<br />
lingüísticas como en su contenido ideológico. Para<br />
que los símbolos claves ofertados por la publicidad<br />
pasen a desempeñar roles centrales en la existencia,<br />
se comienza a distorsionar la noción de familia, de<br />
valores existenciales y de identidad nacional.<br />
Si de vender se trata, no han de aparecer<br />
referencias negativas a la ingesta de alcohol, la<br />
droga más consumida y dañina del mundo. Al<br />
contrario, en boca de un eminente cardiólogo del<br />
hospital clínico de la Universidad Católica, nos da la<br />
noticia, que resultó infundatfa, de que el vino tinto,<br />
el vulgar tintolio del cureque, disminuye el riesgo<br />
efe infarto al miocardio. Regocijo para los viñateros,<br />
quienes se abalanzaron a pagar lo tjue fuera por<br />
lavar su perfil de traficantes de droga embotellada.<br />
En lugar de valorar cosas simples como el mote<br />
52
con huesillos o la yerba mate, el medio afirma que el<br />
amor es jabón Le Sancy; la amistad, cerveza morena<br />
y lo máximo, un Renault Fuego.<br />
Tendencia a la violencia. Debe haber constante<br />
movimiento y por tener la tele un extraño sentido<br />
del tiempo (medio minuto se hace una hora y una<br />
hora, eterna) la velocidad de animación es muy alta.<br />
Lo inmóvil -la blanca montaña, el aromático bosque<br />
o la solemne escultura de piedra- sencillamente no<br />
resulta y para televisarlo debe imprimírsele artificialmente<br />
movimiento. Por eso, obvia todo cuanto<br />
sea por encima inmóvil, como el raciocinio, la meditación<br />
o el amor de alma, para suplantarlo por lo<br />
que conlleve acción visible, como deporte, crimen y<br />
sexo. Esta tendencia lleva a la máxima forma de<br />
acción que es la violencia, ingrediente capital hasta<br />
de los dibujos animados para niños.<br />
Tendencia a la fragmentación. Los encuadres<br />
amplios, posibles en el cine, pierden definición en<br />
televisión. El ángulo visual del hombre, de 180°, le<br />
permite formarse una idea global de la realidad<br />
frente suyo. También la continuiciad del cine le<br />
permite seguir el desarrollo dramático de una<br />
situación a un ritmo afín con el de su mente.<br />
En televisión, en cambio, el ángulo visual es muy<br />
estrecho, ocupando sólo una porción del campo focal.<br />
Como al abarcar un panorama amplio pierde<br />
definición (se empasta) debe recurrirse al encuadre<br />
reducido: el primer plano del rostro u otro detalle.<br />
Son siempre enfoques sin perspectiva de conjunto.<br />
53
Las imágenes fragmentadas, para peor cortadas<br />
por las consabidas interrupciones comerciales, no<br />
dejan ir al fondo de las cosas, situación comparable<br />
a la literatura si sólo existiese el cuento corto, no la<br />
novela. Hay temas, desarrollos dramáticos e indagaciones<br />
profundas del alma, que sencillamente no<br />
caben en formatos breves, motivo por el cual existe<br />
el libro, la enciclopedia y el diccionario. En el meciio<br />
audio visual, en cambio, no hciy su equivalente para<br />
ahondar un tema. Así la mente se fragmenta en gran<br />
cantidad de elementos desconectados que buscan<br />
una integración, dejando esa sensacicín de vacío t|ue<br />
caracteriza al hombre moderno.<br />
Tendencia a la superficialidad. La presión de la<br />
sintonía obliga a orientarse hacia la masa en su<br />
punto más fácil cié equilibrio: lo liviano. Todo lo c|ue<br />
implique ejercitar la inteligencia tiende a descartarse<br />
por elitista. Sobre esto volveremos.<br />
Tendencia a suplantar la realidad. Hasta aquí<br />
nos hemos refericfo a la televisión como un medio<br />
de comunicación, llegando a compararla con otros.<br />
Ahora bien, un medio -sea de comunicación o de<br />
transporte- traslada algo sin alterar su naturaleza.<br />
La imprenta, entonces, comunica vivencias Uterarias<br />
que van más allá de los signéis o del papel empleado<br />
y la radio transmite canciones sin alterarlas. Salvo<br />
escasos intentos de hacer arte con tipografía y música<br />
con computador, no se pretende c|ue cuchos<br />
medios artificiales sustituyan la realidad.<br />
54
Sin embargo, en el caso de la televisión, estamos<br />
ante otra cosa. Si sopesamos lo recién señalado sobre<br />
la mecánica mental de su tecnología se aprecia<br />
que esa representación electrónica de la realidad<br />
tiende a constituirse en la realidad propiamente tal,<br />
y en mucos casos de mayor impacto persuasivo que<br />
las percepciones directas cié nuestros sentidos.<br />
La primera vez que observamos este fenómeno<br />
fue durante Semana Santa en Sevilla. Por una<br />
estrecha calle avanza la Cofradía de los Gitanos, sus<br />
miembros encapuchados van cubiertos con el<br />
vistoso hábito moracio. Unos cuarenta costaíeros<br />
cargan el pesado paso, una especie de altar con<br />
estatuas de la Virgen y de Cristo en tamaño natural.<br />
Al fondo de la calle hay un camión estorbando el<br />
paso. Se produce tal apretazón de gentes que es<br />
necesario refugiarse en el zaguán cié una casa y ahí,<br />
entre los visillos, se alcanza a divisar a una dama de<br />
negro en el salón. Está mirando tele y en la pantalla<br />
aparece nacia menos que la Cofraciía de los Gitanos,<br />
la misma que en esos instantes desfila frente a su<br />
casa. El camión que estorbaba a media cuadra era<br />
nada menos que el de la tele española (TVE).<br />
¿Por qué esa dama de negro en Sevilla, en lugar<br />
de asomarse al balcón a ver la procesión, prefiere<br />
verla en televisión? Descartada la flojera como<br />
motivo de su actuar (tiene la procesión tan a mano<br />
como el televisor) queda una causa más profunda,<br />
observable también en teleadictos criollos: es más<br />
convincente la representación de la realidad en<br />
55
pantalla, que la percepción directa de esa realidad.<br />
La procesión se ve más "clarita" en pantalla que<br />
desfilando de verdad, la telenovela parece más real<br />
que el drama vivido en nuestra familia y conocemos<br />
mejor la cara del animador que la propia.<br />
Figuras de la tele suelen quedar encasilladas por<br />
la imagen que proyectan en pantalla. Si alguien<br />
actúa de bobo en un teatro, en cuanto se baja del<br />
escenario sus amigos olvidan el papel que<br />
representaba y vuelven a tratarlo como persona<br />
real. Pero si dicho actor actúa de bobo en la<br />
televisión, será tal la penetración mental efe su<br />
imagen en pantalla que tencferán a verlo como bobo<br />
para siempre. Nissim Sharim, por ejemplo, un actor<br />
que ha representado magistralmente los más<br />
variados papeles, ha quedado marcado por su<br />
actuación en un comercial de banco y cuando está<br />
actuando en teatro, igual la gente lo ve como el<br />
protagonista del cómprate un auto Perico.<br />
Del mismo modo, un producto que se muestra<br />
atractivo en televisión, lo consicferamos atractivo<br />
aun cuando nuestra idea anterior de él, derivada de<br />
cómo lo percibimos directamente, nos incficara no<br />
ser de nuestro gusto.<br />
Si probamos un determinado brebaje negro,<br />
seguramente lo encontramos malo, o por lo menos<br />
inferior a una limonada natural. Pero si nos<br />
muestran jóvenes alegres deleitándose con la Coca-<br />
Cola y volvemos a probar el mentado brebaje, lo<br />
encontramos rico.<br />
56
Nuestros sentidos están, pues, reaccionando más<br />
a la información electrónica que a la percibida de<br />
manera directa en terreno.<br />
Las consecuencias de esto son aún insondables.<br />
Basta considerar que durante miles de años, la<br />
especie humana ha sido condicionada a considerar<br />
la percepción visual de un hecho como la prueba<br />
definitiva de su existencia. Podrá haber olor a león y<br />
escucharse rugidos, pero lo que nos convence de su<br />
proximidad es verlo con nuestros propios ojos.<br />
En cambio en televisión vemos cosas que no<br />
están ahí, que nunca estuvieron ahí, que no st^n<br />
verdaderas y que son procesadas a gusto por otros.<br />
Ante los ojos aparecen hechos de lugares remotos y<br />
tiempos ciistantes. El ritmo natural de un evento se<br />
interrumpe, abrevia o acelera hasta que aparezcan<br />
como reales hechos que jamás ocurrieron. Pero<br />
estamos tan acostumbracios al "ver para creer" que<br />
esa percepción ocular termina siendo el epíteto de<br />
realidad, sobre todo a niveles bajos de conciencia.<br />
Aliom con los medios electrónicos nuestros sentidos<br />
han sido alejados otro paso de su fuente. Pueden alterar<br />
las imágenes que vemos. Las enmarcan, desprenden de su<br />
contexto, editan, recrean e interrumpen con otras<br />
imágenes. Llegan de distintos lugares del mundo donde<br />
no estamos. Más aún, muchas imágenes son dusorias. Lo<br />
que estamos viendo no ocurrió jamás. O sea ocurrieron,<br />
pero sólo la actuación ocurrió, el hecho no.^^<br />
'"^ Manden op. cit.<br />
57
Por eso cuando pasan teleseries como El Dr.<br />
Marcus Welhy, que es una parodia sobre un doctor<br />
imaginario, le llegan al actor que lo encarna, Robert<br />
Young, 15.000 correos consultando asuntos médicos<br />
personales. La gente lo ve como médico de verdad,<br />
a igual que el niño cree que Ultranián es cié verdad.<br />
ídenrv con las telenovelas. Esas representaciones<br />
ficticias son vistas en un estado de pasiviciad mental<br />
y de cercanía al protagonista en que jamás se han<br />
presenciado acontecimientos de tal intimidad. Se<br />
llega a creer, entonces, que así es la vida. Por eso, las<br />
fabricaciones pasan a ser el modelo que se tiene cié<br />
relaciones interpersonales por lo que constituyen las<br />
pautas de conducta a seguir.<br />
Se torna difusa la distinción entre lo real y lo<br />
ficticio. Tampoco se distingue entre el medio y el<br />
contenido. Los sentidos se han alejacio de su fuente,<br />
pero debido a la penetración sicológica de la imagen<br />
visual, el mensaje en pantalla comienza a absorberse<br />
como realidad. Un medio para comunicar cultura<br />
comienza, entonces, a convertirse en una cultura. En<br />
lugar de ser la televisión el reflejo de la sociedad,<br />
será la sociedaci el reflejo de la televisión.<br />
58
Capítulo V<br />
EL CONTEXTO SOCIAL DONDE SE<br />
ORIGINA LO HUACHACA<br />
La migración del campo a la ciudad<br />
Cuando aparece esta maravilla electrónica, junto a<br />
la dinámica cultural esbozada en el primer capítulo,<br />
está en pleno proceso la urbanización del país.<br />
En realidad, la emigración masiva a la ciudad<br />
empieza mucho antes con la insensata desarticulación<br />
de la vida rural, en particular del villorrio o<br />
poblado a escala humana, que se le deja morir sin<br />
dotarlo de servicios mínimos como agua potable,<br />
escuela buena y policlínica. En vez de ser reservorio<br />
de buenas costumbres y célula viviente de la nación,<br />
se le abandona por las luces de la ciudad.<br />
Debido a que lo más visible de Francia es París y<br />
no la comunidad local en la cual se sustenta dicha<br />
nacitin, la elite criolla concentra su acción civilizadora<br />
en la ciudad. Copia las brillantes instituciones<br />
que afloran en capitales europeas -Rc:)ma, Londres,<br />
etc.- pero sin calcar la evolución del país interior<br />
sobre las cuales se basan. Pretenden industrializar el<br />
país antes de tener asentada la base real del progreso<br />
cjue es la agricultura, o sea la alimentación.<br />
Fundan por doquier vistosas universidades sin<br />
antes haber completado la tarea fundamental de<br />
59
indar a todos buena educación primaria. Soslayan<br />
así el laburo de hacer los cimientos culturales del<br />
desarrollo.<br />
De este modo, el principal resultado del proceso<br />
civilizador no es tanto la educación del pueblo al<br />
cual supuestamente va ciirigido, sino la propagación<br />
de la clase media culta encargada de llevarla a cabo.<br />
La mayor parte de la creacitín intelectual latinoamericana<br />
proviene, precisamente, de esta clase media<br />
vinculada al sistema educacional.<br />
Debido a la función decisiva de la palabra escrita<br />
en la cultura occidental, podemos considerar el<br />
hábito de lectura como un inciicador del nivel de integración<br />
a dicha cultura. Una reciente investigación<br />
al respecto indica, justamente, que leen libros sólo<br />
los profesc:)res secundarios, los estuciiantes universitarios<br />
y los profesionales, siendo casi nula la capacidad<br />
cié la educación básica y media por sí solas de<br />
formar tal hábito.2" O sea, e¡ sistema educacional<br />
sólo logra educar a los educadores.<br />
Entretanto el país interior -el campo, los pobresle<br />
interesa a la aristocracia sólo en cuánto fuente de<br />
dinero y de servidumbre. La hacienda no irradia<br />
prácticas democráticas. Arrebata a las comuniclades<br />
sus mejores tierras y a bajo precio extrae sus más<br />
dulces frutos.<br />
2" Universidad Católica de Chile: La Situación del Libro en<br />
Chile. DIBAM, Santiago, 1980.<br />
60
Los productos de la ciudad, como arados y<br />
abogados, suben incesantemente de precio en relación<br />
a los del campo, desde el trigo a la papa. Por su<br />
parte. Ja inversión pública -hospitales, colegios- se<br />
concentra en la capital, creando así una atracción<br />
fatal hacia los tacos.<br />
Es tan aplastante la explotación que hace la urbe<br />
del campo que la vida rural empieza a perecer y a<br />
sus sobrevivientes sólo les queda rendirse ante el<br />
poderío de la metrópoli. Primero es la aristocracia<br />
terrateniente que se va a vivir a la ciudad, luego sus<br />
hijos se tornan políticos o banqueros y más tarde los<br />
de abajo también parten.<br />
Diariamente miles de personas abandonan su<br />
imposible condición de castigo en el campo para<br />
emigrar a la ciudad. (A Lima solamente llegan 200<br />
personas diarias a instalarse de por vida). Este proceso<br />
galopante de urbanización implica que miles y<br />
miles van arrancando sus raíces culturales de donde<br />
las tenían asentadas por siglos.<br />
Ahora bien, la migración rural-urbana es más<br />
que un cambio de domicilio, es ser desterrado de su<br />
propia cultura para ser lanzado a los márgenes del<br />
frío mundo de la moderniciad. Y sin que dicho trasplante<br />
se efectúe con mecanismos de socialización<br />
que faciliten una integración armónica. En Australia<br />
por ejemplo, a los inniigrantes españoles o rusos<br />
que llegan, a pesar de pertenecer a la misma cultura<br />
occidental de Australia, los someten a un elaborado<br />
proceso de adaptación, debiendo el adulto asistir a<br />
61
cursos de inglés hechos con el método situacional<br />
que, en el fondo, es un método de incorporar a<br />
alguien a la mentalidad australiana. El niño, por su<br />
parte, en cuanto llega empieza a asistir a escuelas<br />
públicas de alto nivel y al poco tiempo es probable<br />
c[ue ni siquiera hable el idioma de su casa, tan fuerte<br />
es la educación que recibe. Es lo mismo con el<br />
famoso crisol o melting pot de culturas que es<br />
Estacios Unidos: en el public scliool funden todo,<br />
desde prejuicios raciales hasta taras ancestrales.<br />
La insuficiencia de la campaña civilizadora<br />
Acá, en cambio, ante el desajuste que es pasar desde<br />
una cultura a otra, virtual salto con garrocha sobre<br />
el muro del hambre, nadie pone colchonetas para<br />
amortiguar la caícla. La campaña civilizadora, de<br />
cara a la avalancha migratoria y demográfica, no es<br />
capaz de ofrecer suficiente educación al pueblo. Los<br />
programas asistenciales -paliativos de emergenciase<br />
diluyen cual sal en el mar a medida que se alejan<br />
del centro. Al llegar a la población marginal los<br />
elevados principios pedagógicos que han de animar<br />
la educación pública son apenas un galponcito<br />
sobre el tierral, donde una heroica maestra espanta<br />
las moscas mientras trata que la cincuentena de<br />
niños de su curso aprendan un día a escribir mamá.<br />
"...la prevalecía de la desnutrición de grados 11 y 111 en<br />
muestras de menores de 5 años en el decenio 1965-75 ha<br />
62
tenido un aumento importante, tantP en ¡as tasas que<br />
suben de 24.9% a 32.9%, como en (¡ número total de<br />
desnutridos estimados, que suben de 668.000 en J965 a<br />
1.114.000 en 1975; vale decir, un auniento de 66.87o con<br />
446.000 niños desnutridos más que atc'nder.-^<br />
Por lo tanto, en América Latina la desnutrición<br />
por sí sola, debido a su efecto en e'l aprendizaje y a<br />
sus consecuencias en el posterior cuociente de<br />
inteligencia, inhibe la racionalidad. A lo anterior<br />
súmese un sistema educacional incapaz de asimilar<br />
debidamente a las cantidades cada vez mayores de<br />
niños en ciemanda de aprender. Pdi" cada cien niños<br />
en edad escolar, hay st^lo uno en la educación<br />
superior o universitaria.<br />
Suponiendo, con bastante generosidad, que el<br />
sólo hecho de llegar a la educación universitaria<br />
signifique acceder a un nivel edu¿acional digno de<br />
la cultura occidental, tendríamos que los jóvenes<br />
1% de la población, desequilibrio que debido al<br />
crecimiento demográfico no estaría variando para<br />
mejor.<br />
El reducido número de personas educadas a un<br />
nivel de país asiático o europeo, junto a lo señalado<br />
respecto al hábito de leer libros, da una idea de cuan<br />
delgada es la capa de barniz civilizado.<br />
^' UNICEF: Situación de la infancia en América Latina y El<br />
Caribe. Oficina Regional para las Americas, 1979.<br />
63
La elevación cultural, la universidad, los asuntos<br />
religiosos y sobre todo la educación, fueron temas<br />
básicos de la república, llegando un profesor de<br />
castellano que planteaba que gobernar es educar, ser<br />
elegido presidente22. Luego el tema económico,<br />
como si la plata fuera lo único que cuenta, desplaza<br />
esa visión humanista de país. Que la economía, la<br />
delincuencia o la seguridad, como si pudiera haber<br />
prosperidad en una sociedad de ignorantes.<br />
El estrato de mayores holgura económica se salva<br />
de la gradual decadencia de la educación pública<br />
colocando a sus retoños en colegios particulares,<br />
pero la mayoría queda sometida a escuelas públicas<br />
de bajísimo nivel que constituyen para el niño experiencias<br />
repetitivas muy poco estimulantes o a liceos<br />
que se van empobreciendo junto con un inexorable<br />
aumento de la matrícula hasta llegar a la doble jornada,<br />
que en realidad es media educación porque<br />
reduce a la mitad la formación del niño.<br />
El proceso civilizador queda, entonces, sin suficiente<br />
energía para asimilar a los nuevos contingentes<br />
arribados a la ciudad en cantidades cada vez<br />
mayores. Deja la gran masa a medio camino, desarraigada<br />
de su cultura originaria y sin integrar<br />
adecuadamente a la alta cultura.<br />
22 Don Pedro Aguirre Cerda (1879-1941) quien a pesar de<br />
las intrigas políticas, del terremoto de Chillan (1939) y de<br />
la Segunda Guerra Mundial, aumentó las escuelas primarias<br />
de 110.000 en 1938 a 616.000 en 1941, cuando murió.<br />
64
Del siútico al huachaca<br />
En un comienzo esto no es muy notorio, porque el<br />
adulto emigrado a la capital, como Jesús Sánchez en<br />
Ciudad de México, llega con su estructura mental<br />
establecida.23 Es básicamente un campesino que en<br />
lugar de trabajar en la hacienda, lava platos en un<br />
restaurante. Del mismo modo^ los mapuches<br />
venidos a Santiago se reunían el domingo bajo las<br />
araucarias de la Quinta Normal, como si estuvieran<br />
en Carahue, de poncho y pandero.<br />
En esa etapa, el personaje que caricaturiza la<br />
situación intermedia entre los dos niveles socioculturales<br />
es el siútico. Es quien estando a medio<br />
camino en su ascenso social, como Martín Rivas en<br />
la obra de Blest Gana, asimila los manierismos del<br />
grupo al cual desea acceder, creyendo que con una<br />
entonacicín asá o un peinado acá sube.<br />
El siútico dio sus primeros pasos a pie pelado sobre<br />
la tierra del rancho y se encuentra súbitamente<br />
pisando alfombra. Pero carece de la educación necesaria<br />
para entender ciertas realidades de la estratificacitín<br />
social: quiere ser igual al gerente, y en lugar<br />
de estudiar ingeniería, le copia la corbata de seda<br />
23 Ver del antropólogo Osear Lewis: Los Hijos de Sánchez.<br />
Mortiz, México, 1965.<br />
65
italiana, aunque en versión demasiado chillona. Ella<br />
quiere ser señora distinguida, pero en vez de estudiar,<br />
de aprender idiomas o filosofía, se preocupa<br />
sólo de su externalidad; peinados estrambóticos,<br />
taco alto y uñas pintadas hasta para ir a la playa.<br />
No encuentra un marco de referencia que lo ubique<br />
en su condición intermedia ni es auténtico en su<br />
medianía. El aristócrata se aferra a las historias, a<br />
veces imaginarias, de riqueza familiar. En cambio, el<br />
siútico, como viene del tierral, no quiere nada con lo<br />
que dejó. El aristócrata, de tanto admirar su glorioso<br />
pasado, olvida su oscuro futuro; mientras e! siútico,<br />
de tanto mirar adelante, olvida de dónde viene.<br />
El siútico, entonces, no tiene historia. Está en<br />
plena transición entre dos perímetros culturales y es<br />
tal su ansiedad por llegar a la otra ribera, que se tira<br />
al río antes de aprender a nadar. Su motivación<br />
(superarse) es loable, lo patético es la manera de que<br />
se vale para conseguir tal fin, porque en definitiva<br />
se queda en el chapoteo superficial. Es un intento<br />
errado, pero igual es un intento de ser más.<br />
La televisión, entra a crear una situación nueva:<br />
reafirma al que no es ni lo uno ni lo otro, y lo reafirma<br />
en lo que es. Aparece en un momento de la<br />
evolución social en que una gran masa de población<br />
urbana se encuentra a media agua, sin ser enteramente<br />
popular, como sus padres, ni suficientemente<br />
educada, como los de arriba.<br />
Es la demanda social sobre la cual se instala la<br />
televisión: son millones de posibles consumidores<br />
66
en busca de modernidad, vasto mercado presto a<br />
tragarse cuánto anzuelo se vea bonito en pantalla.<br />
Tampoco quieren líos. A los recién arribados aún<br />
les pena el sometimiento ancestral al patrón de<br />
fundo. El concepto del ciudadano libre y soberano<br />
en el cual se basa la república, no ha sido una<br />
realiciad tangible en el campo. El campesino -en<br />
cuanto peón, int]uilino o simple Juan sin tierrasestuvo<br />
por muchas generaciones enmarcado en esa<br />
peculiar institución de sometimiento corporal que<br />
es la hacienda. Ahí el patrón, más que jefe de una<br />
faena comercial, es una especie de Dios padre por<br />
encima de la ley civil, señor absoluto de la comarca<br />
y amo de su gente. Las pautas de interacción social<br />
en que se ciesenvuelve el campesino en<br />
Latinoamérica se asemejan más a las del vasallo en<br />
el feudc:) medieval que a las del ciudadano en la<br />
república moderna. De la revolución francesa de<br />
1789 no se supo mucho en el campo, y como el<br />
proceso civilizador se concentra en la capital, al<br />
interior de Latinoamérica hasta el día de hoy poco<br />
se ha aprendido de libertad.<br />
Sometido a la voluntad del patrón, sin mecanismos<br />
democráticos para aliviar gradualmente tensiones,<br />
el campesino ha debido optar entre la<br />
sumisión completa o la sublevación total. Por algo<br />
las revoluciones en este continente son fenómenos<br />
eminentemente rurales, como la de México iniciada<br />
por Emilianc^ Zapata al interior del remoto estado<br />
de Morelios; la "violencia" de Colombia, (FARC,<br />
67
ELN, etc.) que a partir del asesinato del dirigente<br />
populista Eliecer Gaitán en 1948 se expande por las<br />
serranías hasta causar la muerte de 260.000 personas<br />
y la huida de más de un millón de refugiados; la de<br />
Fidel Castro, que se basa en la Sierra Maestra la de<br />
Bolivia, que arranca desde El Beni, el conflicto<br />
mapuche en Chile, que amenaza siempre con entrar<br />
en erupción, y las de Nicaragua y El Salvador, que<br />
también vienen del campo.<br />
En todos estos casos la revolución es expresión<br />
de la cultura popular; es sólo al final, cuando ya<br />
cuenta ccMi el país subterráneo efe pueblos chicos y<br />
de regiones apartadas, que un buen día amanece la<br />
capital en poder de los sediciosos. Esta constante de<br />
los movimientos revolucionarios de Latinoamérica<br />
no se da tanto en Argentina y Chile, donde la reivintficación<br />
popular últimamente la canalizan los<br />
sindicatos inciustriales y mineros, ni es característica<br />
de otras partes del mundo. La Revolución Francesa,<br />
por ejemplo, desde la toma de La Bastilla en adelante,<br />
ocurre en pleno París; en la actualidad en<br />
Irlanda del Norte es esencialmente una guerrilla urbana<br />
centrada en Belfast, y la revolución iraní para<br />
deshacerse del Sha de Persia e instaurar una<br />
república, estalla en las urbes de Qum y Teherán.<br />
Las causas de esta explosividad latente del campesinado<br />
deben buscarse en su nivel infrahumano<br />
de vida, pero aquí lo importante de considerar es<br />
que escapa del campo para saHr del opresivo abandono<br />
y encontrar una disyuntiva mejor.<br />
68
Se va a la ciudad a ser persona y ahí la cosa no<br />
era tan fácil como parecía. Debe iniciar una compleja<br />
metamorfosis cultural, que puede tardar varias<br />
generaciones. Está en terreno ajeno, debe adaptarse<br />
a mentalidades distintas, todo funciona de otra manera,<br />
su marco cultural originario resulta irrelevante<br />
¿De qué le sirve saber herrar?, le cuesta reconocer<br />
las señales de la vida urbana, y no sabe quién es ni<br />
dónde está.<br />
Pcira esa enorme masa de arribados amontonándose<br />
a diario en la ciudad, la televisión es la levaclura<br />
que los hace subir. Les otorga identiciad en su<br />
medianía. En vez de acomplejarlos con una alta<br />
cultura a la cual no tienen acceso -en vez de educación,<br />
de conciertos o de ciencia-, les presenta el<br />
mundo a su nivel. Fabrica con ellos y para ellos una<br />
realidad simbólica de comportamientos sociales que<br />
no son populares ni occidentales y que se llama<br />
cultura huachaca.<br />
69
¿SABÍAS QUE...?<br />
• Tras medio millón de años de existencia terrenal,<br />
la humanidad llegó, en 1800, a 1.000 millones.<br />
• En 1930 alcanzó 2.000 millones; en 1960, 3.000; en<br />
1975, 4.000; en 1988, 5.000; y en 2000, 6.000 millones.<br />
• En 2008 ya eran 6.670 millones de almas vivas.<br />
• Cada minuto nacen 253 personas y mueren 105, o<br />
sea la población crece en 213 mil al día.<br />
• Uno cada seis homo sapiens es chino.<br />
• Luego de China (1.330 millones), el país más poblado<br />
de gente es la India (1.147 millones).<br />
• El tercero es Estados Unidos con 303 millones, seguido<br />
por Indonesia (237) y Brasil (192 millones).<br />
• Chile (16,4 millones), ocupa el lugar N° 60, entre<br />
Holanda (16,6) y Kazajstán (15,3).<br />
• Uno de cada cuatro chilenos vive en Santiago y<br />
apenas doce de cada cien, en el campo.<br />
• Cerca de 2.000 millones rezan a Cristo (católicos,<br />
protestantes, ortodoxos); 1.300 siguen al Islam; 900,<br />
son hinduistas y unos 400 millones veneran a Buda.<br />
• El alcohol es la droga que más se consume en el<br />
mundo. Afecta funciones cerebrales como el pensamiento<br />
lógico, la percepción de riesgo, el auto<br />
control y la noción del bien y el mal.<br />
Fuentes: U.S. Census Bureau e Instituto Nacional de Estadísticas,<br />
INE, de Chile.<br />
70
Capítulo VI<br />
LOS SIETE COMPONENTES DE LA<br />
CULTURA HUACHACA<br />
Habiendo visto la dinámica cultural y el contexto<br />
social donde aparece la televisión -situaciones ambas<br />
radicalmente distintas a las de la sociedad en<br />
que se invented- y teniendo presente sus condicionantes<br />
tecnokigicos y económicos, se entiende por<br />
qué en países latinoamericanos fomenta una nueva<br />
cultura que se impone con fuerza.<br />
Señalábamos que hasta la llegada de la televisión<br />
existían atjuí básicamente dos culturas, además de<br />
un proceso de transculturación por el cual una se<br />
iba contaminando de otra. En sociedades plenamente<br />
occidentales no se puede establecer tal paralelismo,<br />
debido, como se etijo, a que las culturas populares<br />
de allá son meras variaciones folklóricas<br />
dentro del mismo marco societal. Por eso el sociólogo<br />
Hans Gans, en su estudio de la cultura popular<br />
de los Estados Unidos, ctmcluye que la enorme producción<br />
de películas triviales, de best sellers superficiales<br />
y de televisión alienante no afecta a la cultura<br />
seria. 24<br />
2* Hans Gans: Popular Culture and High Culture. Free<br />
Press, Glencoe, 1980.<br />
71
Por supuesto, allá la educación pública es de tan<br />
alto nivel, la universidad funciona con tradiciones<br />
tan stílidas y hay tal respeto por el conocimiento,<br />
que la basura mediática no daña tanto.<br />
Ahora bien, siendo la cultura huachaca un fenómeno<br />
nuevo que emerge día a día entre nosotros,<br />
no podemos reducir su etilos o carácter distintivo a<br />
un rasgo. Son varios, y relacionados unos con otros:<br />
1.- No es occidental ni popular. Aunque sea<br />
comenzando por lo que no es, se trata de formas de<br />
comportamiento, actitudes y de esquemas mentales<br />
implantados por los medios de comunicación. No<br />
corresponden a los derivados de la alta cultura ni a<br />
los originados en la cultura popular.<br />
Mencionamos el proceso de transculturación,<br />
pero estamos ante una suma de las partes que no es<br />
igual al total. De la alta cultura toma elementos<br />
como la tecnología y de la cultura popular, la mekv<br />
día, pero es más que un sincretismo o fusión de<br />
culturas operando en una misma sociedad. Es un<br />
conjunto de visiones de la realidad, de valores sociales,<br />
de normas morales y de mentalidades que<br />
definen una personalidad modal propia.<br />
Señalábamos esto en primer lugar, porque es su<br />
característica de mayor repercusión sociológica. La<br />
alta cultura apunta, en su desarrollo lógico, a ser<br />
igual a Francia, a Suiza o a Italia, con todo lo bueno<br />
y malo que ello pueda representar.<br />
La meta del proceso civilizador fue instaurar en<br />
este continente, como al norte del Río Grande, la<br />
72
acionalidad técnica de la burguesía europea. Aún<br />
siendo varios los inconvenientes de tal proyecto, la<br />
cultura occidental -a falta de alternativas mejoreses<br />
consistente en brindar buena calidad de vida.<br />
Por su parte, la cultura popular también es consistente.<br />
Es el resultado de siglos de adaptación del<br />
hombre americano a su medio y tiene su propia profundidaci<br />
espiritual y creatividad estética. Sin embargo,<br />
llevada a su consecuencia lógica, implicaría<br />
ciesterrar desde el caballo hasta el automóvil para<br />
volver a organizar el Imperio incásico y tocar la<br />
tru truca en vez ciel piano. Así todo, aún cuando<br />
muchos elementos de las culturas autóctonas no<br />
sean relevantes en la actualidad, se trata de esquemas<br />
capaces de organizar la existencia humana.<br />
En cambio, la cultura huachaca, tiene tales<br />
contradicciones que carece de la consistencia necesaria<br />
para darle sentido a la vida privada o de<br />
estructurar la nación. Su incoherencia lleva al empobrecimiento<br />
espiritual y, tal como el buey a la<br />
carreta, al abatimiento de la sociedad. En los términos<br />
ya citados de Sorokin, lleva a lechar al león y<br />
matar la vaca, con las predecibles consecuencias de<br />
semejante confusión.<br />
2.- Inmoviliza donde se está. Si bien Yahvé al<br />
entregarle a Moisés los diez mandamientos se presentó<br />
diciendo yo soy el que soy, tal definición de sí<br />
mismo sirve únicamente a Dios, porque él no<br />
necesita -ni puede- ser más de lo que es.<br />
73
El hombre^ en cambio^ es una criatura por hacer.<br />
Su naturaleza es ir evolucionando hacia etapas superiores.<br />
Por eso, el hombre se humaniza a medida<br />
que es más de lo que es. Desde el pigmeo en la<br />
selva que lanza un dardo con cerbatana hasta el<br />
pianista que interpreta el concierto N" 5 Emperador,<br />
de Beethoven, hay una misma compulsión por<br />
superarse. El pigmeo desea extender su poder más<br />
allá del alcance de su mano y el pianista quiere<br />
sonar mejor que el canturreo bajo la ducha.<br />
Si leemos un libro, asistimos a una obra de<br />
Esquilo o presenciamos un ballet, es por encontrar<br />
pensamientos, emociones ciramáticas o formas de<br />
expresión corporal superiores a las que podemos<br />
discurrir espontáneamente por nuestra cuenta.<br />
El deleite experimentado al presenciar una obra<br />
del pensamiento -sea un cuadro hermoso o un<br />
avión nuevo- no está en lo simpático o familiar que<br />
nos resulte, sino en contemplar cómo la inteligencia<br />
va llevando la realidad a niveles superiores. Es el<br />
deleite de sentir fe en el hombre.<br />
Es así porque el "ethos" de la cultura occidental<br />
es el ascenso del hombre. Es una cultura entera<br />
orientada hacia tener más, sentir más y ser más.<br />
Tanto la superación espiritual como la innovación<br />
técnica son manifestaciones de una misma<br />
compulsión por elevar el límite de lo humano.<br />
Zeus -la divinidad suprema de los helenosasume<br />
contextura humana al pasearse en el Olimpo<br />
con un águila en una mano y un trueno en la otra.<br />
74
Pablo de Tarso propone como rumbo de la vida<br />
llegar a constituir ese Hombre Perfecto, en la fuerza del<br />
tiempo, que se realiza en la plenitud de Cristo (Efesos<br />
4:12, 13) y Teilhard de Chardin observa que la<br />
evolución, a pesar de algunos fallidos intentos, tiene<br />
un sentido orientador: la creciente cerebrización por<br />
la cual el organismo más complejo del universo, el<br />
cerebro humano, que consta de 14 mil millones de<br />
células interconectadas, avanza hacia la cúspide del<br />
pensamiento reflexivo: ¡a concienda de la conciencia.<br />
Es el verdadero sentido de la evolución, afirma, el<br />
punto ome^a, donde el hombre se une a Dios.^s<br />
O sea, desde los más remotos mitos de la Grecia<br />
clásica, hace unos 2.600 años, hasta la más reciente<br />
filosofía, en la cultura occidental subyace la noción<br />
de la elevación del hombre.<br />
De ahí que la campaña civilizadora, antes mencionada,<br />
fuera una estrategia de movilizar la masa<br />
ignorante hacia un nivel cultural superior. Ahora<br />
bien, el objetivo del tanque de dicha campaña -la<br />
educación- no es infundir ciertos datos cual dogmas<br />
inapelables, sino que es desarrollar la facultad de<br />
aprender, y por lo tanto de cuestionar y dudar a lo<br />
largo de la vida entera. Aprendemos una fórmula,<br />
no por la fórmula misma, que pronto cambian por<br />
otra mejor, sino para aprender a aprender, proceso<br />
-' Para una mejor explicación de este lúcido pensador,<br />
paleontólogo de profesión, ver lección XIV "El fenómeno<br />
humano" del libro Filosofía Clásica de Pablo Huneeus.<br />
75
que requiere saber asimilar nuevas verdades, tanto<br />
en uno mismo como en el ambiente, y tener la<br />
habilidad de adaptarse a ellas en un mundo donde<br />
todo cambia.<br />
Ergo, el verdadero sentido de la educación es<br />
preparar al individuo a romper esquemas para que<br />
su vicia sea un continuo esfuerzo de superación. Al<br />
no hacerlo y aferrarse a las rutinas conocidas, la<br />
sociedad queda discapacitacia para innovar y decae.<br />
La televisión, según lo señalado, pasa a ser el<br />
verdadero sistema educacional del país. Transforma<br />
cada casa en sala de clases, y debicio a la penetración<br />
neurofisiológica de la señal, ese "profesor"<br />
en la repisa es un poderoso modelo de comportamiento,<br />
más influyente que el maestro real en la escuela<br />
y que el padre de familia en casa.<br />
A ¡a edad de 4 años, los niños ven un promedio de 2.5<br />
a 4 horas diarias de TV. Esta gran cantidad de tiempo<br />
sólo disminuye en la adolescencia para aumentar de<br />
nuevo en la edad adulta. Ver TV es la actividad más importante<br />
de la gente joven. Al terminar su enseñanza, el<br />
niño habrá invertido un promedio de 15.000 horas viendo<br />
TV, lo que sobrepasa al tiempo dedicado a asistir a la<br />
escuela, que es de 10.800 horas.-^^<br />
Sin embargo, este novedoso instrumento educador<br />
distorsiona drásticamente el sentido liberador<br />
de la educación, porque en lugar de buscar la<br />
superación, busca la medianía.<br />
' Hernán Montenegro; ¿TV Comunicación o contaminación'/<br />
76
Hasta la más modesta maestra de escuela rural<br />
se agota por dar lo mejor de sí a sus alumnos, pero<br />
la televisión se esmera por dar lo menos de sí a los<br />
suyos. Trata la industria televisiva de mantenerte<br />
encadenado a la ignorancia.<br />
¿Cómo ocultar la indignación cuando uno ha<br />
visto en Nilahue, Caleta Cocholgue y Puerto Aysén<br />
esfuerzos conmovedores por levantar la condición<br />
humana a partir de la educación básica? Ha visto al<br />
profesor normalista de ía escuelita de Riberas del<br />
Nuble juntiir vestidos usados y guitarras trizadas<br />
para organizar un coro que eleva en cien voces la<br />
cristalina tonada. Ha visto a Gloria Inostroza cié<br />
Celis, profesora del Liceo A-28, de Temuco, organizar<br />
una revista literaria -Pewan- donde escriben<br />
sus versos Patricia Chavez, del 4°B; Mauricio Huircán,<br />
del T'A, y Fresia Vargas, del 2°E. Ha visto incluso<br />
a la profesora de Castellano Teresa Lizardi,<br />
como parte cíe un programa de educación extraescolar,<br />
organizar un taller literario con los reos de<br />
la cárcel de Iquique. Eso es hacer Patria: levantar al<br />
pueblo.<br />
Todo para que venga la televisión con sus exuberantes<br />
recursos, con suficiente dinero para mandar a<br />
sus rostros sin seso a recorrer el mundo y para<br />
comprar a quien quiera. Entonces, métale rock y<br />
métale Koyak para que la chabacanería triunfe.<br />
La sociedad entera es un sistema educacional y<br />
dentro de ella hay instituciones en nada loables,<br />
léase cárceles, prostíbulos y fiestocas.<br />
77
Pero lo sano es mantener tales instituciones<br />
circunscritas a un perímetro del espacio urbano<br />
(barrio rojo) y de) tiempo (noche o sábado), sin<br />
dejar que la ciudad entera se convierta en presidio,<br />
o comercio de mujeres ni que las horas de trabajo<br />
sean para la farándula.<br />
Con la televisión, por primera vez un negocio de<br />
alto poder educador se hace presente en todo el espacio<br />
de la chitas, al interior mismo de cada hogar,<br />
y de mafiana a noche durante la semana entera a lo<br />
largo del año completo. También por primera vez<br />
en la historia, en Latinoamérica se hace algo que ni<br />
en la cuna del liberalismo -Inglaterra- se piensa.<br />
Una institución educadora de primera importancia<br />
se deja a merced del inejor postor y se le permite<br />
saciar su afán de lucro promoviendo distracciones<br />
carentes de intención elevadora.<br />
Como es fuerte y convincente, reafirma al simple<br />
mortal de la urbe presentándole una fantasía donde<br />
todas sus inquietudes están atendidas. Crea un<br />
espacio cultural donde su soledaci se satisface con la<br />
seudo intimidad establecida con las celebridades de<br />
la pantalla.<br />
Su pobreza material se satisface con los festines<br />
de consumo donde él, creyendo ser objeto de los<br />
premios, gana refrigerador, juguera y sedán Subaru.<br />
Él siente ser el ganador, establece empatia con el<br />
concursante porque adivina leseras a su nivel, sin<br />
hacer alarde de conocimientos superiores. Su ansia<br />
de ascenso social se sacia con ciertos símbolos de<br />
78
modernidad como la Pepsi-Cola o los jeans Lee. Su<br />
deseo de roinance, en la teleserie. Su sadismo, en la<br />
violencia de la serie policial. Y su inseguridad<br />
estructural se compensa sobradamente en la marcha<br />
triunfal de la banalidad, marcha que, lejos de ser<br />
verdadero movimiento, es inmovilidad donde está:<br />
mirando tele, comadre.<br />
3.- Es fácil. El tercer rasgo que proponemos para<br />
definir la cultura huachaca tal vez sea apenas un<br />
corolario del anterior. Las Refutaciones Sofistas de<br />
Aristtiteles serán razonamientos dialécticos muy lógicos,<br />
pero nada de fáciles; los evangelios serán en<br />
lenguaje muy directo, pero no plantean un camino<br />
fácil; las catedrales gt^ticas serán hermosas, pero no<br />
son fáciles de edificar ni de apreciar; y tampoco es<br />
fácil El Quijote, la física cuántica ni Einstein.<br />
No.<br />
La cultura occidental ha llegado a su nivel porque<br />
ha buscado la excelencia, aun a costa de lo simple.<br />
En su línea de ascenso, el hombre ha ido continuamente<br />
superando lo imposible.<br />
Ha sido poco benigna con la ignorancia, tolerándole<br />
un mínimo espacio cultural en la prensa folletinesca<br />
y en la juerga del arrabal, pero imponiendo<br />
en definitiva la inteligencia.<br />
De los miles de millones de seres humanos que<br />
han habitado esta tierra, la historia registra sólo<br />
unos 180.000 nombres. De éstos, muchos son bestias<br />
eminentemente destructivas, como Afila, Nerón o<br />
Jack el Destripador, siendo muy inferior al número<br />
79
de espíritus creativos, del tipo Cristóbal Colón, Luis<br />
Pasteur o Fyodor Dostoiewski. Sin embargo, siendo<br />
tan tenue el ingenio ante la fuerza de la destrucción,<br />
hay países que han sabido respetar el talento. Han<br />
llegado a ser grandes por valorar a quienes superan<br />
en su búsqueda lo evidente, sin mirar al mercado.<br />
Pero si parodiamos la manera economicista de<br />
pensar, tan de moda hoy, cabría afirmar que la civilización<br />
ha sido ineficiente en la asignación de recursos,<br />
porque ha financiado obras de bajísimo<br />
consumo y de menor sintonía. ¿Puede haber algo<br />
más ineficiente que construir lindas catedrales que<br />
en definitiva las usan el 10% de los fieles? ¿Para qué<br />
parques cuando rinde inás hacer mails en su lugar?<br />
La televisión, en cambio, busca lo simple y barato<br />
en vez de la excelencia. Al estar a merced de la sinttmía,<br />
tiencie al mínimo común denominador, y por<br />
tratarse de una morfina nueva y de insospechados<br />
efectos secundarios, nadie contiene ni regula su<br />
venta sin receta.<br />
La cultura huachaca se caríicteriza, entonces, por<br />
exaltar lo fácil. Continuamente celebra, no sólo en<br />
televisión, lo fácil que fue ganar la Polla-Gol. Si fue<br />
al puro lote, dejando a la guagua llenar la cartilla,<br />
tanto mejor. Si se ganó un auto con puro adivinar<br />
cuál de las cajitas contenía la llave, ¡fenomenal! Si la<br />
animadora que brilla en las tardes llegó ahí sin saber<br />
multiplicar ni dividir, ¡fantástico!, y si el dueño<br />
de un espacio lo adquirió a empujones, sin haber<br />
jamás pasado por la educación superior ¡chorísimo!<br />
80
Por eso es huachaca viajar a Toledo, España, con<br />
un extenso séquito y entrevistar largamente a un<br />
burrero que vende souvenirs en su burrito. Explicar<br />
la casa del principal pintor del arte hispánico -el<br />
Greco- o bien adentrarse por la nave central de una<br />
de las obras culminantes del período alto de la arquitectura<br />
gótica -la cateciral-, sería entrar en<br />
cuestiones difíciles. Mejor irse por lo trivial y dejar<br />
la joya de Castilla a la ¿iltura del burrero.<br />
Lo mismo en Roma. Lo que representa el<br />
Vaticano para el catolicismo, o el Foro Romano para<br />
el mundo latino, la Basílica de San Pedro, en fin,<br />
tanta cuestión complicada, ¿no? Mejor conversemos<br />
con este pintoresco soldado de la Guardia Suiza,<br />
aquí en la plaza. Se ve hermoso en cámara con ese<br />
uniforme. Cuéntenos, ¿de qué tela es su uniforme?<br />
Toledo trivial y Roma fácil.<br />
La cultura huachaca propone como modelo de<br />
vicia un muneio donde todo se logra sin esfuerzo,<br />
basta un Yastá para sentirse bien, una Coca-Cola<br />
para ser siempre joven y una tarjeta Visa para<br />
adquirir cuanto podamos necesitar. Cualquiera<br />
gana, todos lucen apuestos y bien trajeados, las<br />
seriales terminan siempre bien, los cantantes<br />
sonríen y todo en general fluye en forma expedita y<br />
simpática. Nada de ética de trabajo, de sudor<br />
nuestro cié cada día, ni de constancia. Sí la gente<br />
lincia y la espontaneidad lograda tras tanto ensayar,<br />
porque lo paradojal es que el ambiente de la<br />
pantalla ni siquiera refleja la realidad del tedioso<br />
81
quehacer en un estudio de grabación. Aunque es<br />
mucho trabajo producir el no trabajo, hacia la<br />
cámara ha de proyectarse esa imagen espumante de<br />
relajo total.<br />
Tan flagrante contradicción con la realidad de la<br />
vida suele reventar en la propia televisión, en programas<br />
donde el público hace gracias, como<br />
¿Cuánto vale el show? El día de la grabación acuden<br />
literalmente miles para ser seleccionados, pero la<br />
mayoría no tiene la menor idea de cantar. Creen que<br />
basta con pararse frente a la cámara -como lo han<br />
visto hacer- y la canción saldrá sola, afinada y con<br />
el acompañamiento orquestal perfecto. En la etapa<br />
de producción, la gran masa de éstos es eliminada y<br />
se dejan sólo algunos para efectos de contraste. Esos<br />
pocos incautos que llegan a la cámara para hacer el<br />
ridículo permiten a veces apreciar la inconsistencia<br />
de \o fácil, aun en el medio que lo predica.<br />
El filósofo español Ortega y Gasset adivina mucho<br />
antes, el tipo humano que fomentaría:<br />
y es indudable que la división más radical que cabe<br />
hacer en ¡a humanidad es en dos clases de criaturas: los<br />
que se exigen mucho y acumulan sobre sí dificultades y<br />
deberes, y los que no se exigen nada especial, sino que<br />
para ellos invir es ser cada instante lo que ya son, sin esfuerzo<br />
de perfección sobre sí mismos, boyas a la deriva.^'^<br />
-'' José Ortega y Gasset: La Rebelión de las Masas. Primera<br />
vez publicado por Revista de Occidente, Madrid, 1929.<br />
82
La duda es acaso siguen tan a la deriva, porque<br />
la televisión los ancla en su condición, pues eleva la<br />
liviandad de lo fácil al rango cié mérito.<br />
4.- Es emocional. La cuarta pata del huachaca es<br />
la emotividad. A la razón opone la emoción, si lo<br />
civilizado es analizar un hecho de manera lógica, lo<br />
huachaca es exaltar únicamente su emotividad.<br />
Ante el naufragio de un pesquero en San Vicente,<br />
por ejemplo, el periodismo objetivo investiga qué<br />
ocurrici realmente, dónde, cuándo y por qué. Razones<br />
para haber zarpado justo antes del temporal,<br />
confiabilidad de las predicciones meteorológicas.<br />
¿Se les avisó a los patrones de pesca la proximidad<br />
del frente? ¿Cómo pudo la red atascar la hélice?<br />
Motivos por los cuales no acudieron de la base<br />
naval cercana a rescatarlos, en fin, es todo un<br />
cuadro lógico que se investiga para presentar los<br />
elementos de juicio que permitan elucidar el suceso.<br />
Sin embargo, la cámara, tras un muy simplista<br />
esbozo de lo ocurrido, enfoca a la viuda llorando,<br />
sigue con el único sobreviviente en el hospital y<br />
remata con el cortejo fúnebre hacia el cementerio.<br />
Muy emotivo, pero el periodismo huachaca poco<br />
aporta a la cabal comprensión de lo ocurrido. Sin<br />
saber qué pasa, imposible prevenir desastres.<br />
A la semana siguiente vemos al mentado<br />
sobreviviente relatar en pantalla la noche cuando se<br />
perdieron sus compañeros. Recibe televisores y<br />
tocacintas en premio, con lo cual supuestamente se<br />
compensa la tragedia. Al mes visitamos ese dolido<br />
83
puerto San Vicente, donde todo sigue igual, a la<br />
espera del próximo naufragio de pescador pobre.<br />
En la alta cultura, la reacción emotiva provocada<br />
por una persona no es decisiva. Si Johannes Brahms<br />
era antipático al extremo de decirle públicamente a<br />
Bruckner boa pegajosa, o de disculparse, tras dirigir<br />
la orquesta, por no haber retadc~) a nadie esta vez, o<br />
Albert Einstein era amable al punto de pasarse<br />
tardes enteras haciéndoles tareas a niños del barrio,<br />
resulta meramente anecdótico. En nada afecta la<br />
trascendencia del concierto N" 1 para piano, ni la<br />
validez de la teoría cié la relatividad.<br />
Por su parte, el sentimiento que proyecta una<br />
persona en televisión es la variable definitoria. Si<br />
una comentarista de espectáculos hace buenas<br />
críticas, pero es pesada en cámara, la echan de un<br />
canal y tiene buen cuidado de ser dije en otro. A la<br />
inversa, si un animador es amoroso, pero incapaz de<br />
hilvanar dos frases seguidas, entonces le pasarán<br />
tarjetitas con preguntas al invitado.<br />
A falta de una mínima idea de lo que pasa, leerá<br />
noticias del telepromter (una suerte de espejo frente<br />
a la cámara donde salen textos que nadie más ve) o<br />
por medio de cartones, tampoco visibles al espectador,<br />
le soplan lo que debe decir, si es que no le ponen,<br />
como a los actores de telenovela, un parlante<br />
tras la oreja por donde hacerlo hablar.<br />
Estc^, porque la televisión invierte el orcien clásico<br />
de las prioridades y sitúa el sentimiento antes del<br />
pensamiento. A nivel huachaca, lo anecdótico es la<br />
84
capacidad intelectual y lo sustantivo es lo emocional.<br />
Se trata de convertir la realidad en espectáculo,<br />
que todo sea espectacular, y para ello hacen reír o<br />
llorar, no pensar o razonar. Ni el pensamiento ni el<br />
razonamiento sirven al show.<br />
Entonces es un dato secundario que Hernaldo,<br />
ganador en el Festival de la Canción de Viña, sea licenciado<br />
en Derecho y que además siga un postgrado<br />
en España, o que Antonio Vodanovic sea ingeniero<br />
comercial. En ese ambiente, que alguien sea<br />
culto, es un mal antecedente, porque se trata de dar<br />
emoción, o sea de tener ángel, no educación.<br />
Por lo tanto, los descubrimientos del científico<br />
que entrevistan son el pretexto o enganche de\ programa.<br />
Como veremos más adelante, lo que cuenta<br />
es su encanto personal (o ausencia de), razón por la<br />
cual la entrevista, tras apenas mencionar sus logros,<br />
se centra en lo íntimo: ¿Veranea en la playa?<br />
El rasgo huachaca de hacer primar la emoción<br />
sobre la razón se manifiesta también en los mensajes<br />
que se están comunicando a la sociedad. La<br />
propaganda, ese intento sistemático de orientar el<br />
comportamiento hacia la adopción de crecíos o eí<br />
consumo de productos, ha ido adquiriendo contenidos<br />
cáela vez más emotivos. El debate público en<br />
muchos países se ha convertido más en confrontación<br />
de campañas sensibleras que en foro de discusiones<br />
racionales.<br />
Para sustentar una doctrina se recurre al corazón;<br />
para desacreditar otra, al miedo; y para vender un<br />
85
yogur, al snobismo, como que la voz del comercial<br />
de Danrion tiene un estudiado acento inglés. Un<br />
champú lo vende el impulso erótico de la rucia bajo<br />
la ducha; un perfume, la promesa de romance; y un<br />
chocolate, la ternura que ha de provocarle al sexo<br />
opuesto.<br />
Ha desaparecido casi completamente la publicidad<br />
objetiva que intenta persuadir por medio ciel<br />
razonamiento, explicando las características verdaderas<br />
de lo ofrecido. Basta seguir una tanda de comerciales<br />
para apreciar cuan poco informan de!<br />
producto mismo. A lo surno vemos su nombre y<br />
forma, pero nada de su peso o precio.<br />
Hoy día el principal argumento destinado a las<br />
masas es el antes empleado para adiestrar caballos:<br />
la reiteración. A falta de razonamientos lógicos, se<br />
repite el mensaje hasta lograr el comportamiento<br />
planeado. Se obtiene así un efecto rentable sí, pero<br />
que degrada la condición humana.<br />
La televisión acorta la distancia entre el producto<br />
y el consumidor. Ayudada por el efecto mental de<br />
su tecnología, tiende a desactivar el estado de alerta<br />
propio del discernimiento racional. Se trata de<br />
apagar los mecanismos lógicos cié pensamiento,<br />
que de por sí no son muy fuertes ciebido al bajo<br />
nivel educacional, para que no haya deducción ni<br />
inducción de premisas y nada se lleve a su<br />
consecuencia lc)gica.<br />
O sea, se trata de eliminar las bases de la actitud<br />
crítica. Para ello crea un ambiente íntimo, donde<br />
86
todo es personal y emotivo, sin que medien fuerzas<br />
sociales, intereses económicos ni causas generales.<br />
Quizás el mayor éxito de la publicidad comercial<br />
sea la bebida Coca-Cola, gaseosa infusión que<br />
diariamente millones de fieles en 135 países llevan a<br />
sus labios, superando con creces los que comulgan.<br />
Lo notable de este producto es la distancia que hay<br />
entre su realidad objetiva y su simbolismo emotivo.<br />
Indagaciones sobre su composición química nos<br />
indican que en términos de su realidad objetiva se<br />
trata de agua estéril tratada ciuímicamente con<br />
procesos estandarizados para los países donde se<br />
fabrica. Se le agrega gas carbónico comprimido y se<br />
revuelve con un compuesto soluble llamado 7X, que<br />
viene en tambores sellados desde Atlanta, USA. El<br />
resultado tiene ácido fosfórico, glucosa, colorante<br />
caramelo, glicerina, cafeína, esencias y residuos de<br />
coca.<br />
De seguro, si se publicitara su realidad objetiva<br />
sentiríamos cierta distancia con el mentado brebaje.<br />
Su éxito reside precisamente en transformar ese<br />
líquido en un mero símbolo y siendo sus funciones<br />
objetivas perfectamente sustituibles por el agua, la<br />
gente paga anualmente 420 millones de dólares por<br />
beberlo, lo necesario para construir unas 40 mil<br />
viviendas medianas.<br />
Para llegar a tener tanta fe en sus virtudes como<br />
para ingerirlo y encima pagar por hacerlo, es<br />
necesario integrarlo al marco de referencia. Se deja<br />
de lacio su realidad objetiva y se le presenta como el<br />
87
alma de bailotees y reuniones familiares. Penetra así<br />
nuestra intimidad síquica antes de escurrirse por<br />
nuestra intimidad intestinal.<br />
Lo mismo el científico de la entrevista. En una<br />
era sin líderes, el animador es la autoridad. Es el<br />
experto en intimidad, el que sabe trivializar al<br />
científico y reducir la distancia que éste tenga con el<br />
ignorante frente a la pantalla, hasta dejarlos a<br />
ambos a un mismo nivel.<br />
Y ese mismo nivel es la emotividaci, lo fácil.<br />
Por eso no es de extrañar que en un programa de<br />
entrevistas veamos a un novelista de renombre, a<br />
un general de ejército y a un diplomático de carrera,<br />
tocios juntos hablando de su calvicie. Ahí la manera<br />
de reducirlos a un mismo nivel cié fácil emotividad<br />
es la pelacia.<br />
La entrevista como género surge en la época<br />
moderna como un anhelo de la sociedad de masas,<br />
de trivializar al eximio. Es un intento de traspasar el<br />
muro de autoridad levantado por los logros de<br />
alguien y es "buena entrevista" en la medida en que<br />
presenta al grande como un enano servil. Si Newton<br />
viviera, seguramente trataría de explicar su teorema<br />
binario o su ley de gravitación universal, pero la<br />
entrevista al científico clave de la física clásica se iría<br />
por lo emotivo. Dime, Isaac, ja, ja, ¿la manzana esa,<br />
te caytí en la pelada?<br />
Sin embargo, la televisión es fría. Exalta el<br />
sentimentalismo, pero es un artificio explotado<br />
comercialmente en el cual todo está calculado, la<br />
88
emoción también. ¿Y adonde lleva la sensiblería sin<br />
corazón? A lo morboso.<br />
La razón fría da lugar a una lógica implacable,<br />
quizás cruel; en cambio, la emoción fría desata otra<br />
forma de crueldad, acaso peor, que es el sadismo,<br />
esa curiosidad morbosa -casi goce- ante el<br />
sufrimiento ajeno. En la cultura huachaca cobran<br />
importancia cardinal la viuda abrazada al ataúd, el<br />
niño deforme y el cuerpo aplastado por la<br />
locomotora. Ya no es sólo por informar, así como la<br />
pornografía no es sólo por realzar la belleza<br />
femenina. Lo truculento se emplea para vencierle<br />
emoción al hombre gris, ese ser condenado por el<br />
progreso a pulular en la ciudad cié cemento y sin<br />
otra manera de sentir.<br />
5.- Es fragmentaria. Entender toma tiempo. Pero<br />
vemos propagarse a cada célula del cuerpo social<br />
fragmentos cada vez mtís breves de información.<br />
Los ítems de comunicación huachaca -canciones,<br />
publiciciaci, festivales y noticiarios- han aumentado<br />
hasta constituirse en presión sicológica de masas.<br />
Mientras en el campo la naturaleza habla al<br />
compás cansino cié las estaciones, dando tiempo de<br />
madurar las cosas, la ciudad acosa con infinidad de<br />
mensajes atomizados c¡ue fragmentan la mente.<br />
Al prender la radio lo asaltan pedazos sueltos de<br />
información sobre matanzas en Palestina y cogoteos<br />
en Renca, los que son interrumpidos por jingles<br />
sobre el jabón Dovc y el Banco Santander. En el<br />
paradero encontrará afiches cié helados Soprole y<br />
89
cerveza Escudo. En el bus, puchos Kent y chicle<br />
Adams. Al mirar por la ventana. Vamos bien, mañana<br />
mejor y Sony, Nokia, Movistar. En la estación del<br />
metro, Isapre Vida Tres y multitienda Falabella. En el<br />
carro, Vd. no estaría leyendo esto si tuviera La Secunda<br />
en sus manos y ¿Hasta cuándo va a pagar arriendo?<br />
El diario que ojea a la carrera es un surtido de información<br />
suelta y sus compañeros de oficina también<br />
aportan una buena dosis de partículas aneccióticas.<br />
Su trabajo rara vez requiere más de once<br />
minutos seguidos de concentración, ya que la mayoría<br />
de las labores son sumatorias de pequeñas<br />
operaciones, sea hacer una factura, atender un<br />
cliente o contestar el teléfono. Los cientos de<br />
personas que ciivisa en el día, desde la lola sexy<br />
hasta el mendigo de la esquina, irradian un<br />
chispazo que no hay tiempo de procesar.<br />
En la tarcie, la televisión también es a pedacitos.<br />
Los programas, de por sí breves y compuestos de<br />
secuencias, sin mucho hilo conductor, son a su vez<br />
cortados por comerciales de hasta cinco tomas distintas<br />
en 20 segundos, siendo frecuente que cada<br />
enfoque dure apenas cuatro segundos.<br />
Y como si esto fuera poco, la misma canción se<br />
acorta al aparecer la modalidad de comprimir una<br />
selección de melodías en el lapso antes propio de<br />
una pura canción. Son sólo algunos fraseos del tema<br />
central, seguidos de otro tema central. Así escuchamos<br />
en un insulso pegoteo de La Cumparsita,<br />
Guttutalamera y El cóndor pasa, todo apretujado en el<br />
90
tiempo de una balada. O bien, lo que es peor, en tres<br />
minutos y 22 seg., una melcocha de la sinfonía Linz,<br />
de Mozart, con la Pastoral de Beethoven y la Primera<br />
de Brahms, tres obras maestras de la música clásica<br />
servidas en rebanadas que no dejan nada.<br />
¿Qué laya de hombre quieren hacer, ciudadanos<br />
libres que piensen o robots que consumen?<br />
El filósofo B. Russell dice: La verdadera cultura<br />
consiste en ser ciudadano del universo, no sólo de uno o<br />
dos fragmentos arbitrarios del espiado - tiempo; ayuda al<br />
hombre a entender la sociedad humana como un todo, a<br />
apreciar sabiamente las finaHdadcs que anhela el país y a<br />
ver el presente en relación al pasado y al futuro."'^'^<br />
En vez, tenemos al hombre desconcentrado, que<br />
no es igual al distraído, porque este último está en<br />
otra. El desconcentrado es incapaz de enfocar su<br />
atención mucho rato en un mismo asunto, síntoma<br />
inequívoco de estrechez mental.<br />
Esa distorsión del tiempo, ya señalada como uno<br />
de los imperativos de la tecnología televisiva, obliga<br />
a recortar artificialmente el mensaje, con lo cual<br />
todo va quedando desprovisto de su ciclo natural<br />
de preludio y desarrollo.<br />
No hay mucho tiempo de apreciar la secuencia<br />
causa-efecto de las cosas ni de percibir la evolución<br />
que van teniendo. ¿Cómo entender un árbol sin<br />
2** Bertrand Russell: Education and the Social Order, Londres,<br />
1932, Capítulo VI: "Aristócratas, demócratas y burócratas".<br />
91
verlo crecer? ¿Cuántos años tarda conocer a<br />
alguien? ¿Puede el hombre llegar a grande sin haber<br />
sido muchos años un chico?<br />
La madre naturaleza nos enseña que lo único<br />
seguro es el cambio. El océano está siempre<br />
moviéndose, del tronco podrido brota el roble joven<br />
y el correr del sol hace cada día diferente al anterior.<br />
Eso demora apreciarlo, así como demora darse<br />
cuenta que en una sociedad humana pasa lo mismo,<br />
porque el tiempo es uno para tocio lo viviente.<br />
Pero la aceleración no deja tiempo para entender<br />
las cosas, hasta convertir la mente en un mosaico de<br />
fragmentos estáticos. De tanto andar apurado por la<br />
superficie, sin detenerse a calar en profundidad, se<br />
dejan de percibir los matices. Es malo no discernir<br />
las señales sutiles, en voz baja, de la naturaleza ya<br />
que lentamente se anuncia el temporal.<br />
De ahí que el estudio sistemático de una sola<br />
ciiscipJina abra más ía mente que los chapúrreos en<br />
varias. Al hacer clases de sociología en la Escuela de<br />
Ingeniería, o sea a alumnos "cuadrados", resultó<br />
que tienen mayor capaciciad de captar las sutilezas<br />
de las ciencias humanas que aquellos de carreras<br />
más afines, pero que se estudian superficialmente. Ir<br />
al fondo en una ciencia, es la lección, permite mejor<br />
ahondar en otra.<br />
Mientras más breves y numerosos sean los ítems<br />
superficiales, -objetivos transversales- menor será su<br />
penetración. Para lograr profundidad, la alta cultura<br />
organiza la dimensión tiempo de manera de darle<br />
92
cabida al mensaje complejo: novela, tratado científico<br />
o enciclopedia. Pero la cultura huachaca reduce<br />
Don Quijote a fascículo y la Historia Patria a folletín<br />
de suplemento.<br />
6.- Es metalizada. Quizás no sea ésta la primera<br />
cultura creada con fines de lucro. Pero si las hubo<br />
así, perecieron sin dejar rastro alguno, porque hasta<br />
los ávidos fenicios hicieron arte por amor al arte.<br />
Ciertamente la creación cultural requiere dinero,<br />
más que sea para que el artista coma. Virgilio, por<br />
ejemplo, pudo destinar cuatro años a escribir La<br />
Eneida, porque Mecenas lo mantuvo, y Mozart pudo<br />
componer el Réquiem, porque el conde Von Walsegg<br />
le pagó por esa obra. Pero la motivación primordial<br />
para crear y financiar dichas obras no fue ganar<br />
plata. Antes de enfermarse fatalmente, había<br />
contado de un réquiem que tenía en mente y el<br />
encargo del conde fue apenas el acicate, no la<br />
inspiración del proyecto. Para el genio, entonces, el<br />
dinero es sólo el medio y no la finalidad.<br />
El problema no es el afán de lucro en sí mismo,<br />
es ubicarlo donde corresponde, porque siendo<br />
fundamental para mover las industrias, es decisivo<br />
para envilecer la cultura.<br />
Las principales religiones y descubrimientos son<br />
obra de individuos geniales, o sobrenaturales como<br />
el Nazareno, que buscaron más que vender.<br />
Guiados por su clarividencia fijaron verdades<br />
que sus contemporáneos no veían o bien se negaban<br />
por la fuerza a aceptar. A Sócrates le dan a beber<br />
93
cicuta, a Cristo lo crucifican, a Colón lo devuelven<br />
encadenado a España, a Galileo lo pasan por la<br />
Inquisición y a Solzhenitsyn lo fletan al exilio.<br />
De haberse guiado dichos hombres por los<br />
mismos principios con que la industria textil ciice<br />
qué camiseta fabricar, aún no sabríamos que el<br />
mundo es redondo y da vueltas. Y si en las fábricas<br />
se lo pasaran filosofando, no habría productos.<br />
Por eso, decadencia es confundir lo propio de un<br />
ámbito con lo específico de otro, como ocurriera con<br />
los Papas Juan XXll y Clemente VI, cuyo afán de<br />
tener dinero para una finalidad espiritual los lleva a<br />
confundir fines con medios hasta ponerle precio al<br />
perdón de k« pecados. Recaudan, sí, millones para<br />
su fastuosa corte de prelados venales en Avignon,<br />
La Bahilonia de Occidente, como la llama Petrarca,<br />
pero así también sientan las bases del peor cisma de<br />
la Iglesia y de la posterior Reforma Protestante.<br />
Son así muchos los tropiezos, los ensayo y error,<br />
que aconsejan organizar la formación del espíritu<br />
(ciencia, educación, arte) sobre otras bases que la<br />
producción material. Así todo, ahora se asienta una<br />
cultura que organiza el espíritu con los mismos<br />
principios del libre mercado de camisetas.<br />
Va el programa que más venda, cualquiera sea<br />
su calidad. Se tapa de anuncios y se produce lo que<br />
el mercado demanda, no lo que la gente necesita.<br />
Para apreciar el alcance de este invento imaginemos<br />
otra institución educacional, la universidad,<br />
funcionando con el mismo criterio de la industria<br />
94
audiovisual. En vista de que genei-ar nuevo conocimiento<br />
tiene baja sintonía, se descarta la investigación<br />
científica. ¿Para qué invej-tir en biología<br />
molecular si a Chicles Adams no le sirve?<br />
Como una universidad sin investigación científica<br />
es una mera escuela profesional, ya la tenemos<br />
reducida a algo incapaz de haber desempeñacio su<br />
rol histórico. Tampoco impartiría buena formación,<br />
pues profesor que no investiga queda atrás.<br />
Pero veamos en qué se convierte esta escuela<br />
terciaria llamada universidad. Bellas promotoras<br />
recorren los flippers y discotheques vendiendo<br />
carreras a sus clientes.<br />
Como las universidades-empresa compiten por<br />
captar clientes pagadores, vale decir alumnos ricos,<br />
se ofrecen carreras cada vez más fáciles, donde<br />
regalan las notas (y las promotoras también).<br />
Otro incentivo sería la rentabilidad financiera de<br />
ía carrera ofrecida. Como ésta es función de la<br />
demanda económica y no de la necesidad social,<br />
esto último se descarta como criterio orientador de<br />
la educación superior. Con dicho criterio, las únicas<br />
necesidades que cuentan son las de las grandes<br />
empresas, por lo que se ofrecen sólo las carreras<br />
(programas) que el poder económico auspicie<br />
La gerencia -rectoría- abarataría los costos de<br />
producción, con la importación de cursos doblados<br />
al castellano en Puerto Rico (¡hola, cariño!).<br />
Se contratarían profesores de continuidad para<br />
amenizar las pasadas de los videos.<br />
95
Los catedráticos serían del circo, actores, en fin<br />
no importa que sean ignorantes mientras sepan<br />
contar chistes y ciivertir a la audiencia. Si no se les<br />
ocurren ideas, tanto mejor, porque hay menos lío y<br />
en todo caso un libretista les puede ir pasando<br />
tarjetitas con lo que deben decir. En lugar de<br />
ayudantes tendrían esculturales modelos para<br />
acercarles las probetas, dándole así el necesario<br />
sioiiig al espectáculo. Para recaudar fondos, esta<br />
universidad vendería la posibilidad de pasar<br />
comerciales en clase, por lo cual las disertaciones se<br />
interrumpen para dejarle la palabra a Ultra Barba de<br />
Schick, la mejor afeitada.<br />
La universiciad telegénica también vendería, y<br />
más caro, la posibilidad de que el profe-animador<br />
publicite en clase los pañales Pampers Active Baby<br />
que auspician su cátedra-farándula. Nada de crítica<br />
social, cuestiones sesudas ni de dudas existenciales,<br />
porque estamos aquí para pasar un buen rato juntos<br />
(y ganar plata) en compañía de Nescafe...<br />
Total, educación, pañales y champú Pan teñe, son<br />
todas mercancías ¿no?<br />
7.- Es evasiva. Lo decisivo para la sobrevivencia<br />
de cualquier organismo es su capacidad de resolver<br />
los conflictos que lo acechan. Hasta una brizna de<br />
pasto tiene problemas con las briznas vecinas y con<br />
el fuego que amenaza el pastizal. Como quede<br />
después de un incendio, por ejemplo, dependerá de<br />
su grado de preparación (humedad) individual y<br />
colectiva. Por muy verde que haya estado, le irá mal<br />
96
con las llamas si todo estaba seco. Otros arrancan<br />
del conflicto. La avestruz, esconde la cabeza, con lo<br />
cual, claro está, deja su trasero expuesto.<br />
A medida que vamos subiendo en la escala de la<br />
evolución, encontrarnos mayores conflictos y mayor<br />
capacidad de resolverlos, siendo éste el sino<br />
distintivo del desarrollo de una sociedad humana.<br />
En la alta cultura no se evade el conflicto. Al<br />
contrario, gran parte de la creación artística son<br />
representaciones simbólicas de tensiones humanas y<br />
de formas de resolverlas, a veces dramáticas como<br />
en limnlct o cómicas como Don Juan.<br />
Sin embargo, la cultura huachaca niega y evade<br />
el conflicto. Por un lado, la televisión presenta la sociedad<br />
como cargada de una violencia mayor que la<br />
real. Y por otro, cada cual está en una intimidad deliciosa<br />
donde todo es grato. O sea, cada televidente<br />
es una isla en un mar revuelto, y en esa isla no hay<br />
confficfo aíguno. Es aííá el probíema.<br />
El resultado no es la solución del conflicto o de la<br />
tensión en que cada cual se encuentra, sino que es la<br />
pérdida de la habilidad de resolverlo. Al no haber<br />
representaciones verdaderas de situaciones conflictivas,<br />
no se aprenden maneras racionales ni pacíficas<br />
de resolverlas, quedando entonces la sociedad<br />
expuesta a reacciones basadas en la más intensa<br />
emotividad social: el fanatismo.<br />
97
¿SABÍAS QUE...?<br />
• El idioma que más se habla es el chino mandarín<br />
(1.200 millones). Le sigue el inglés, con al menos 400<br />
millones que lo tiene de lengua materna y otros<br />
tantos que lo hablan como segundo idioma.<br />
• El castellano es el idioma materno de 340 millones<br />
de personas, la lengua oficial de 21 países y el<br />
segundo idioma de 110 millones.<br />
• El castellano es hoy el segundo idioma de<br />
contactos mundiales, cultura e Internet. Junto al<br />
árabe es el de mayor expansión territorial.<br />
• En Latinoamérica, las personas de habla indígena<br />
ascienden a 49 millones.<br />
• De los 62 idiomas indígenas de México, los más<br />
difundidos son el Nahuatle (un millón 200 mil lo<br />
habla) y el Maya (800 mil).<br />
• En el Censo de 1992 cerca de un millón de<br />
personas (9.6%) se declaró mapuche, 0,5% dijo ser<br />
aymara y un 0.2%, rapanui.<br />
• En Londres, aparte del inglés, se hablan 274<br />
idiomas distintos.<br />
Fuentes: The British Council, INEGI, México, INE, Chile.<br />
98
Capítulo VII<br />
EL DIOS HUACHACA<br />
La religión es a una cultura lo que los cimientos a<br />
un edificio. El conjunto de creencias y de prácticas<br />
institucionalizadas sobre lo oculto y lo sobrenatural<br />
-el sentido de la vida y de la muerte- es la base ética<br />
sobre la cual un pueblo edifica su cohesión social.<br />
La Francia católica, la ética protestante en el desarrollo<br />
empresarial germano, la mentalidad árabe<br />
de cara al Islam, el confucionismo en Vietnam o el<br />
shintoismo para Japón, son todos casos ilustrativos<br />
del rol articulador que desempeña la religión.<br />
Al haber acuerdo en las cuestiones metafísicas<br />
de fondo, en los valores éticos que rigen la conducta<br />
humana, desde liturgia hasta la manera de cocinar<br />
la mentada gallina adquieren la unidad distintiva<br />
de una cultura. La manera de hacer negocios (robar<br />
o no robar), la educación, los estilos arquitectónicos,<br />
la relación con la naturaleza y en general todo eso<br />
que llamamos cultura o civilización, se cimienta en<br />
una argamasa de creencias y tradiciones religiosas.<br />
Sin tal principio organizador pueden ocasionalmente<br />
surgir modas, como la mini, y corrientes de<br />
pensamiento, como el renacimiento o el positivismo,<br />
pero que no cambian el "ethos" de una sociedad. Lo<br />
que parece ser un edificio, al carecer de basamento<br />
religioso resulta ser un mero tinglado.<br />
99
A la inversa, lo que en un momento parece ser<br />
un mero tinglado, al descubrir que tiene cimientos<br />
nos deja perplejos, porque estamos ante un edificio.<br />
En los primeros merodeos de este fenómeno,<br />
hablamos de la onda, una cosa en boga, pasajera:<br />
IN o es una clase social corno son los empresarios [)or<br />
ejeinplo, ni es ima moda es|)e(íli('a ('orno fii(> la mini-<br />
falda. La onda es trias bien una mentalidad, nna ma<br />
nera de pensar (o d(; no hacerlo) vn t[uc se inlernalizan<br />
los valores sociales y hábitos dv consumo propios de la<br />
American Way of I Aje a (pie asj)iia lodo el mundo.<br />
Es el alma de la scx'iedad de ('onsumo. lis estar en<br />
onda corr lo importado, lo jovcín y lo fácil, lis considerar<br />
la vida bnrbnjeante corno el S|)ritc. fis (-reer (pie la dicha<br />
es urr Toyota v la felicidad, un Mcrrales Bciiz. lis<br />
ser borrito y cuidar la líncui. lis trotar con los nirlos, —la<br />
íanrrlia (íslá rrruy en onda— totlos con hnzos ijjjuales y<br />
zapatillas Adidas, lis ¡ngar t(>rris en el club y paletas en<br />
la playa. Es ofrecer no un mero whisky, sino dc(ár:<br />
¿Quieres irn Black hahcl o un Chivas'^ lis usar relojes<br />
electrónicos con rriimerrtos (pie se prenderr al apretar un<br />
botón.<br />
Es hablar err dólares, pensar en dolareis, soñar cu<br />
dólares, lis pasear en moto (lambién está eir onda<br />
qiredar cual tortilla de sesos sobre el pavitruvnto).<br />
Es tocar cassettes err lugar de discos. Es llamarle<br />
pub a urr bar y bouticpie a utra tieirda. Es oír música<br />
soul err las radios FM. Es adorar lo importado sobr(;<br />
todas las cosas. Es sentirse irrrportado.<br />
100
Ks comprar, coniprar y comprar. Ks teñirse el pelo<br />
rubio. Es [)oner posters en la pieza. Es creerse libre.<br />
Ks vivir el mundo de í'antasia de Rilz y Pap.<br />
i\adie la controla ni dirige y sin embargo cunde.<br />
Apoyada por la {)ro[)aganda comercial, va manipulando<br />
ardidos y moldeando gustos hasta inculcarnos un<br />
nuevo estilo de vida. Nos lleva a preferir el acrílico a la<br />
piedra v el plástitu) a la madera.<br />
Así, la fisonomía de la (-iudad va cand>iando a medida<br />
(pie entra eji onda. Más edificios, menos jardines.<br />
Nos lleva tand)ién a identificarnos con los jóvcn(!s millonarios<br />
y rubias espléndidas de los anuncios de Coca—<br />
Cola o Marlini, de manera (pie al comprar esos brebajes<br />
cn>auH)s eslar adquiriendo el siviri^ de su publicidad.<br />
[Nos lleva a eslimar (puí (•onsumir (ÍS existir. (>onsutiLo,<br />
luego existo, diría el Descartes de la onda. Si<br />
fuera uiui rcdigión, el 1 lipermercado Juinbo sería su<br />
(Catedral y el inall su Tierra Santa.<br />
Kslc espíritu (pie se va apoderando del alma chilena<br />
valora algunas cosas y des[)recia otras. Entre lo actiialtnenle<br />
(uera tic onda figuran los pobres, tocar<br />
j)iano, criar gallinas, pensar (pie en los demás, el Mes de<br />
Maria, des[)rec¡ar la [)lata y ser original.^9<br />
Pero hasta ahí no más llegamos. Dicho trabajo prosigue<br />
con una descripción fenomenológica de otros<br />
procesos observados, sin ahondar en esa onda<br />
2'' Pablo Huneeus: Cambios estructurales de la mentalidad<br />
chilena, "Revista Universitaria", N" 1, PUC, junio de 1978.<br />
101
apenas esbozada. Fue el profesor Pedro Morandé, al<br />
volver al Instituto luego de estudiar sociología<br />
religiosa en la Universidad de Erlangen, quien nos<br />
hizo ver que esas observaciones anecdóticas en el<br />
fondo eran rituales, liturgias de consumo, pues el<br />
mercado es la secularización de transacciones que<br />
antes se hacían en el templo.<br />
Efectivamente, las primeras monedas acuñadas a<br />
finales del siglo Vil a.C. en Asia Menor son trozos<br />
de una aleación de oro, cobre y plata sobre los<br />
cuales estampaban figuras de animales. La función<br />
original de este invento parece haber sido servir de<br />
elemento para intercambiar animales que arriaban a<br />
sacrificar al templo por otros bienes llevados con<br />
similar propósito aparente. Servían para cambiar<br />
carne de res por harina y gallinas por sandalias.<br />
El sacrificio es en aras de la recompensa. En el<br />
caso del primer sacrificio -el de tipo religioso- la<br />
recompensa sólo podía venir de la única fuente de<br />
poder para la mente primitiva: los dioses. Ellos<br />
controlan las fuerzas de la naturaleza por medio de<br />
una clase sacerdotal que los representa en la Tierra.<br />
El sumo sacerdote en la antigüedad era el rey.<br />
Para obtener la recompensa, esa gracia asignada<br />
por los dioses, debe destruirse el producto, vale<br />
decir consumirlo en el templo ante los sacerdotes.<br />
Como la recompensa que se busca (amor, salud o<br />
paz en la guerra tribal) no es material, está fuera del<br />
alcance de la clase sacerdotal. Igual, las ansiadas<br />
lluvias y la multiplicación del ganado. Ante eso, la<br />
102
ecompensa que le ofrecen al campesino a cambio<br />
de su apetitoso novillo es igualmente de índole<br />
espiritual: la bendición de Dios, suerte.<br />
En una primera etapa, entonces, recompensan el<br />
sacrificio sólo con favores de los espíritus. Pero a<br />
medida que se acrecientan las apetencias de los<br />
hechiceros y cuenteros va subiendo el precio de los<br />
productos deseados.<br />
Como no hay límite a la credulidad (basta ver la<br />
oferta del día), se entra en la segunda etapa de<br />
asignarles valor simbólico a ciertos objetos. Un<br />
talismán ya no es un hueso labrado, es la llave del<br />
éxito que bien merece ser recibida a cambio del<br />
cordero. Un fetiche saltón ya no es un montoncito<br />
de lana, es el poder de alejar el mal. Un aceite con<br />
extracto de hierbas ya no es un bálsamo aromático,<br />
es la poción del amor.<br />
Una tercera etapa se inicia al sentar el tremendo<br />
precedente de ofrecerle al pastor por su cordero un<br />
bolso de cuero que trae el talabartero al sacrificio. Al<br />
estímulo espiritual se le agrega el incentivo material;<br />
a la recompensa divina se le acaba de añadir<br />
la retribución práctica, dando así por inaugurado el<br />
pragmatismo del mercado: todo tiene su precio.<br />
Pero siempre es la deidad, por medio de la clase<br />
sacerdotal, quien valora o deprecia las cosas. De ahí<br />
que el valor de intercambio del cordero lechón y la<br />
tajada que se come el ungido dependa en última<br />
instancia del sistema religioso.<br />
103
Como al cabo de un tiempo el pobre pastor ya<br />
tiene bolso, perdió la fe en el talismán y en realidad<br />
aspira a un cuchillo que le mostraron, no piensa en<br />
acercar su rebaño al templo. Al momento de llevarlo<br />
podría no haber bienes -aparte de recompensas<br />
espirituales- que le interesaran. Antes cjue se vuelva<br />
al cerro con sus apetecidos lechones, los guardianes<br />
del templo tienen la idea ¡divina inspiración! De<br />
darle un comprobante por los borrego que entregue.<br />
Así puede dejar cuantos quiera, sin necesidad de<br />
esperar que llegue el beduino que sacrifica cuchillos<br />
por carne. Arranca así la mediación financiera.<br />
Para que dicho comprobante sirva había de ser<br />
indeformable, transportable, guardable e imposible<br />
de reproducir por alguien ajeno al templo-mercado.<br />
No podía ser una promesa verbal porque comida<br />
hecha y amistad deshecha dicen, ni un frasco de<br />
agua bendita porque cuesta distinguirla del agua no<br />
bendita, ni una torta porque se echa a perder, ni un<br />
hueso porque hay tantos, ni una columna del altar<br />
porque ¿cómo se la lleva? Lo único que reúne todas<br />
las cualidades requeridas es un pedazo de metal<br />
raro, fundido con el sello de quien responde (o<br />
promete responder) por su valor.<br />
Así, podrá adquirir su cuchillo, un talismán de<br />
mayor cilindrada o juntarlas en la alcancía para<br />
comprarse una esclava. La imaginación humana,<br />
infinita como es, impulsa a acumular de un cuanto<br />
hay, aunque no haga falta para subsistir.<br />
104
A poco andar es tal la fluidez de comercio permitida<br />
por la moneda que el templo llega a ser el<br />
centro de transacciones. Pero a medida que empieza<br />
a hacerse la distinción entre transacciones de bienes<br />
materiales y las de gracia divina, los mercaderes<br />
van siendo expulsados del templo.<br />
Se llega, entonces, a realizar compra venta de<br />
valores en forma indepenciiente de contenidos religiosos.<br />
En el New York Stock Exchange de Wall Street,<br />
cada mañana le ponen precio al mundo sin siquiera<br />
persignarse. En lo que antes hacía el templo y ahora<br />
efectúa el mercado, las cosas valen lo que pagan por<br />
ellas y punto. Es la ley profana de la oferta y la<br />
demanda, sin más.<br />
¿Será así?<br />
Cuando se transan valores bursátiles esotéricos,<br />
como son los bancos, entidades basadas en la confianza,<br />
ya entra la duda. Eso en la bolsa de los<br />
magos financieros, donde todos tienen calculadora<br />
y ojo clínico para ver la ganancia. Pero a nivel de la<br />
vida cotidiana ¿acaso son racionales las decisiones<br />
de compra? Pagamos por una gaseosa debido a una<br />
imperiosa sed o para obtener, a cambio del sacrificio<br />
monetario, la recompensa de alegría que promete su<br />
publicidad? ¿Y cuando una mujer compra y luego<br />
sacrifica sobre su cuerpo un perfume que los dioses<br />
le presentan como talismán de amor? ¿Después de<br />
la razón no vendrá nuevamente la emoción? ¿No<br />
dicen que empezó la era de Acuario?<br />
¿Ha nacido el Dios Huachaca?<br />
105
Si bien expulsaron a los mercaderes del templo,<br />
estos se instalaron muy cerca, en la plaza del frente.<br />
Es ahí donde la televisión comienza a levantar un<br />
misticismo huachaca. Lo hace desde dos flancos: los<br />
programas religiosos, pero movidos por el lucro, y<br />
los comerciales cargados de mensajes evangélicos.<br />
La religión negocio<br />
Luego de haber explotado las posibilidades del<br />
impulso erótico, del anhelo de status y demás<br />
variables sicológicas de uso comercial, se descubrió<br />
en California una veta espiritual no explotada por la<br />
televisión. La soledad del hombre moderno, el<br />
stress de la ciudad, la devoción a Dios, y la angustia<br />
existencial estaban a la espera de algún ocurrente<br />
empresario para sacarles partido.<br />
Estudios de mercado indicaron que la relación<br />
económica costo-beneficio podía ser tan favorable<br />
en una campaña publicitaria para promover un<br />
dentífrico como para promover a Dios. En un caso<br />
se promete higiene bucal y en otro, paz espiritual.<br />
En ambos brilla el metal como motivación.<br />
Era cuestión de reunir el capital para producir<br />
programas angelicales, pagarle a las estaciones por<br />
transmitir la palabra, y vamos recaudando ofrendas.<br />
Lo esencial, sí, para que la inversión fuera<br />
rentable, era crear un espectáculo que provocara un<br />
estado de ánimo proclive a las donaciones. Y para<br />
ello, nada mejor que aprovechar la tradición de<br />
106
destinar un día de la semana al culto y llenar el<br />
programa con referencias a la palabra y al Señor. Con<br />
ése aval, cualquiera va seguro.<br />
Así apareció un tipo de programa especialmente<br />
destinado para el sábado y el domingo por la<br />
mañana que, valiéndose de un mensaje espirituoso<br />
y de vagas referencias a la Sagrada Biblia sustituye<br />
el servicio religioso propiamente tal. La vaguedad<br />
eclesial es para cubrir la mayor cantidad de credos.<br />
Con ello también se re-creó el "espectáculo" del<br />
altar, porque un elemento central de las prácticas<br />
institucionalizadas cjue constituyen una religión es<br />
la noción de espectáculo ritual: la ceremonia, la representación<br />
del sacrificio (misa), o la procesión,<br />
formas todas de adoración.<br />
Pero en esta re-creación adaptan el servicio religioso<br />
a los requerimientos propios de la televisión,<br />
vale decir le infunden ese peculiar ritmo de acción y<br />
lo sitúan en estudios especialmente diseñados para<br />
impresionar por pantalla chica.<br />
Pasa así a ser mucho más sobrecogedores que<br />
una misa de verdad en el propio Vaticano si se<br />
quiere. Esto, por la sencilla razón de que la Basílica<br />
de San Pedro será muy imponente, pero no está<br />
concebida para la tele. En cambio esos vitrales simulados<br />
del estudio y ese haz de luz tras la cabeza<br />
de su pastor de la televisión crean el sobrecogedor<br />
efecto de aureola sobre un santo.<br />
Pero mientras el comercial del dentífrico motiva<br />
a comprarlo en el supermercado, ¿cómo convertir<br />
107
en plata el impacto espiritual logrado por estos programas?<br />
Y aquí entra la estructura de apoyo.<br />
Se crean egtas empresas conocidas en los Estados<br />
Unidos como TV-religions que, valiéndose de modernas<br />
técnicas publicitarias, fabrican a determinados<br />
predicadores con sus clubes, fraternidades o bien<br />
familias. La idea es trabajar la soledad existencial<br />
ofreciendo sentirse partícipe de algo.<br />
Luego vienen las tretas para convertir en dinero<br />
el beatífico impulso provocado por el predicador.<br />
En el caso del tan alabado Rex Humbard^^", entre<br />
lindas canciones, prédicas livianas y escenografía<br />
imponente hay mucho testimonio de lo fantástico<br />
que es su pastor de la televisión, como se refiere él a sí<br />
mismo. Lindos viejos, jóvenes, enfermos de cáncer<br />
y llorones de todas partes atestiguan emocionados<br />
cómo él les dio luz. Nada dicen de cuánto pagan a<br />
dichos actores por representar esos papeles.<br />
Él, por su parte, nos habla de cuánto nos ama y<br />
cuánto nos quiere Maude Aimée, su esposa. Y junto<br />
a un coro supuestamente integrado por su familia,<br />
da la primera estocada. Entre palabras muy intensas<br />
sobre nuestra salvación, a medida que la cámara se<br />
va acercando a un dramático close up (cámara dos,<br />
entra suave sobre Rex, debe ser el comando del director<br />
del programa) y en el instante en que se insinúa<br />
la blanca aureola sobre su cabeza, entonces nos<br />
pide con voz acongojada que le escribamos.<br />
3" Dicho tele evangelista vivió de 1919 a 2007.<br />
108
Nos enviará gratuitamente su libro para curar la<br />
depresión, la soledad, la falta de fe y la pobreza.<br />
Emocionados le escribimos y lo que nos llega en<br />
un sobre impreso con máquina addressograph, de<br />
esas que usa el banco para enviar la cartola, es un<br />
panfleto, una tarjeta de pascua Yours in Christ, Rex<br />
Humhard Family y una carta de dos carillas<br />
asegurando que está orando por mí (!) esta Navidad<br />
y que de acuerdo al Evangelio y a la voluntad de<br />
Dios, bien podría mandarle plata. El sablazo ahora<br />
se argumenta asegurando que Dios nos dio su mejor<br />
regalo cuando nos dio a Jesiis, razón por la cual<br />
debemos ciarle a él, -Rex Emmanuel Humbard, de<br />
Arkansas- una ofrenda especial para mantener nuestro<br />
programa en el aire.<br />
Previendo la eventualidad de atraer peces gordos<br />
que prefieran algo concreto, nos habla también de la<br />
construcción de La Catedral del Mañana. Adjunta,<br />
además, una boleta bancaria para que este pobre<br />
creyente del sur, contribuya a su fortuna.^i<br />
La adoración al producto<br />
Si consideramos la programación como un todo<br />
continuo, incluyendo los avisos comerciales, es una<br />
^' Dicha Catedral, hecha en Cuyahoga Falls, es un mega<br />
auditorio para 5.400 espectadores. Es la primera en ser<br />
especialmente diseñada para acomodar a la televisión.<br />
109
epresentación de la vida, en particular del templo.<br />
Al analizar sus mensajes vemos, especialmente los<br />
publicitarios, que no apelan a la razón, sino que a<br />
etapas inconscientes de la motivación.<br />
Un producto anunciado, señalamos, no se<br />
plantea como algo racionalmente conveniente de<br />
adquirir y ni siquiera se explican sus propiedades<br />
físicas. Se le reviste de cualidades emotivas que en<br />
el fondo son de contenido espiritual. Veíamos que<br />
uno de los rasgos distintivos de la religiosidad es<br />
atribuirle a determinados objetos un valor emblemático<br />
que sobrepasa lejos su realidad objetiva. Una<br />
medalla en sí misma es un trozo de metal labrado, el<br />
cual es investido de poderes muy superiores a las<br />
propiedades físicas del metal que la compone. Una<br />
vaca, igualmente, siendo un simple rumiante que da<br />
leche, es mascota sagrada en la India.<br />
Ya la publicidad impresa tiende a atribuirle al<br />
objeto anunciado poderes muy superiores a los que<br />
realmente tiene. El perfume se presenta como la<br />
poción mágica que ha de atraer a los varones y el<br />
automóvil, como el talismán que ha de atraer a las<br />
damas. Pero en el aviso impreso estamos ante una<br />
imagen inmóvil, por lo demás está diagramado en<br />
forma que sea fácil distinguirlo del contenido<br />
editorial. Es una imaginería, sí, pero presentada en<br />
forma tangencial. Igualmente, el aviso de radio<br />
puede ser una experiencia auditiva, pero que no es<br />
plenamente envolvente, por lo tanto las tomamos<br />
como simples cogniciones "de oídas".<br />
110
En cambio, en televisión vemos una imagen en<br />
movimiento, dotada de vida, y que supuestamente<br />
es una filmación de la realidad. Está ocurriendo<br />
ante nuestros ojos, pero con la ventaja, para el<br />
avisador, de sorprendernos en medio del peculiar<br />
trance cuasi hipnótico de mirar tele.<br />
El proceso de distorsionar la realidad con fines<br />
comerciales tiene así un efecto muy distinto en<br />
papel que en televisión. En uno hay que convencer,<br />
en el otro basta ver.<br />
La publicidad en televisión manipula la realidad,<br />
de modo de asignarle recompensas espirituales al<br />
objeto que ha de ser consumido. Al observar los<br />
comerciales se aprecia que el Milo, por ejemplo, ya<br />
no es un chocolate soluble con calcio y fósforo: es el<br />
mejunje que te hace campeón, y prueba de ello es el<br />
niñito ganando competencias atléticas luego de<br />
ingerir un vaso. Las chinelas Roebuck no sólo son<br />
zapatos elásticos; son amistad y éxito en el colegio.<br />
Los chocolates Anton Berg no interesan por su gusto:<br />
son la clave del romance. Los tampones Tampax<br />
traen libertad. Sprite es el elixir de eterna juventud y<br />
Cinzano, el de status social. Para la virilidad están<br />
los cigarrillos Marlboro; para una buena relación<br />
entre padres e hijos, los Marshmellows Cadbury; para<br />
ser de buena familia, la gran familia Provida, que<br />
avanza unida", y para evitar la desgracia de la<br />
muerte, los seguros 7NG.<br />
En este procedimiento de atribuirle poderes<br />
sobrenaturales al objeto promocionado, se llega a<br />
111
constituir un verdadero catecismo del congumismo,<br />
donde está previsto cómo ha de actuarse ante cada<br />
situación de la vida. La madre no ha de darnos su<br />
pecho para alimentarnos al nacer porque según falsamente<br />
insinúan los comerciales de leche artificial,<br />
podría ser nocivo. Nada dicen que un destacado especialista<br />
en salud pública, el Dr. Derrick Jellifer,<br />
hace años ya estableció una correlación entre el uso<br />
de leche artificial y la desnutrición infantil precoz.<br />
Tampoco mencionan que por este motivo el año<br />
1977 se organizó un boicot mundial contra la firma<br />
suiza Nestle, que se trata de un negocio mundial de<br />
dos mil millones de dólares anuales, ni que la Organización<br />
Mundial de la Salud acordó restringir el<br />
comercio de sustitutos de la leche materna.<br />
De ahí en adelante la ingenuidad del niño, la inseguridad<br />
del adolescente, el olor de las axilas, la<br />
obesidad, la emanación de la menstruación, el afán<br />
cíe romance, el impuíso erótico, el sentido de familia,<br />
el miedo a la muerte, en fin, todas las situaciones<br />
existenciales son orientadas en dirección a alguna<br />
mercancía. Luego viene el fetiche de la cifra sola:<br />
¡sea feliz, mil millones! Nada más, ni Dios, haría<br />
falta para alcanzar la plenitud.<br />
Para aumentar la recaudación de sacrificios, la<br />
nueva clase sacerdotal aumenta las retribuciones<br />
espirituales del artículo de consumo. Preparad los<br />
caminos del Señor, aplanad los senderos, dice la Biblia.<br />
Por cierto, aplanad el país con autopistas, porque el<br />
Renault ya no es un mero auto que gasta bencina<br />
112
es, dice su propaganda, una nueva manera de vivir,<br />
vale decir, la salvación misma. ¿ Qué puedo hacer por<br />
ti? ¡Señor respondió él, que yo pueda ver! Jesús le dijo:<br />
Ahora mira, la fe lo ha salvado. Y al instante él recobró la<br />
vista, y él lo siguió glorificando a Dios?'^<br />
Se ha llegado así a establecer una verdadera idolatría<br />
al producto. Si estudiamos, por ejemplo, el<br />
comercial de Sprite Light, se aprecia que enfatiza sus<br />
poderes sobrenaturales. Empieza con una botella<br />
del refresco emergiendo majestuosamente del hielo<br />
¡milagro!, sube sola, sin que nadie la empuje. Recuerda<br />
al falso dios Thulu de H.P. Lovecraft, el espíritu<br />
de la malignidad atrapado bajo el mar, que renace<br />
entre los témpanos al satánico llamado de sus<br />
adoradores. Otros no van tan lejos para hacerle el<br />
juego al maligno: lo avivan en la superficie, con<br />
sonrisas y lindas promesas.<br />
La simple gaseosa, ese espíritu liviano e intrascendente<br />
que parece haber en la superficie de las cosas,<br />
conlleva el mágico poder de levitación hacia un<br />
edén pleno de amor, de alegría juvenil y de dicha,<br />
muy por encima de la copia feliz en que vivimos.<br />
Concluye el aviso con una especie de acto ritual de<br />
adoración al refresco, donde jóvenes levantando sus<br />
brazos reciben el agua que da vida: Sprite Light, idea<br />
que piratearon derecho del Evangelio. El que cree en<br />
mí... de su interior correrán ríos de agua viva. (Jn. 7. 37)<br />
32<br />
Nuevo Testamento: Evangelio de San Lucas 18, 41-43.<br />
113
También la TV fomenta en labios de sus animadores<br />
el fervor al producto. En pleno programa<br />
lanzan reverentes loas al dios LG. ¡Santo, santo! es el<br />
objeto que auspicia nuestro programa, rezan.<br />
Estas figuras de la tele son modelos de comportamiento<br />
comparables a los sacerdotes de la antigüedad.<br />
Son el ideal, los seres investidos del poder<br />
divino, los dispensadores de la grada, vale decir, los<br />
que tienen y regalan plata. A ellos hay que seguir,<br />
como ellos hay que ser, es la consigna.<br />
Al doblegarse personalidades públicas, políticos<br />
o artistas, a los imperativos mercantiles de la tele,<br />
sea probar la cosa o recibirla de regalo, están señalando<br />
que por encima de la dignidad está el dios<br />
plata. Business is business, dicen los hombres de negocio<br />
para justificar las impudicias a que lleva el<br />
afán de lucro. Todo vale si da dinero, el perdón de<br />
los pecados, el crimen que el rico (en caso de ser<br />
pillado) transa por una retribución monetaria, la vocación<br />
profesional y el amor a tal o cual persona.<br />
En esta línea de imponer a rajatabla una forma<br />
de determinismo económico, resucitan del fondo<br />
del olvido el vihpendiado materialismo histórico<br />
que propugna el dinero como el móvil central de las<br />
relaciones humanas, de la lucha de clases, del arte y<br />
de la historia, con desprecio absoluto al idealismo.<br />
Llevado a la tele, vemos que el programa estelar<br />
suele culminar en el acto de ganar una mercancía. El<br />
concursante de las diferentes pruebas que le pone el<br />
Señor, recibe del altísimo su mayor don: un auto.<br />
114
¿Es idolatría? Rotundamente sí, pues idolatría es<br />
adorar una cosa como si fuese Dios. En palabras del<br />
teólogo alemán Paul Tillich, es ¡a elevación de una<br />
inquietud preliminar al nivel de finalidcid.^^<br />
Se distingue en primer lugar, la idolatría explícita,<br />
cuando se venera un astro, un rey o una<br />
estatua. Es el caso de la devoción cJel pueblo judío<br />
al becerro de oro mientras acampaba al pie del<br />
Sinaí a la espera de los mandamientos, el primero<br />
de los cuales prohibe adorar algo aparte de Dios.<br />
Pero además, la moral cristiana condena una<br />
forma más sutil de idolatría: cuando alguien, sin<br />
caer en la idolatría explícita, le atribuye a una cosa<br />
virtudes propias del poder divino. Es idolatría darle<br />
a un objeto el carácter de fuente fiíial de bienestar<br />
interior, pues eso sólo Dios lo da. Al sindicar a una<br />
estatua como embebida de dones espirituales, o sea<br />
capaz de provocar amor, paz existendal o felicidad<br />
sin referir esos dones a ía benevolencia del supremo<br />
hacedor, se está haciendo del yeso pintado un ídolo.<br />
También es idolatría venerar un objeto más allá<br />
de sus propiedades objetivas, vale decir mirar un<br />
auto como más que artefacto mecái-tico y asignarle<br />
cualidades de ascenso humano o logro vital.<br />
El agua que os daré será una fuente de vida eterna (Jn.<br />
4,14). A fin de inducir la ingesta de una gaseosa negra,<br />
predican desde el pulpito mediático que tiene<br />
poderes: es la alegría de vivir, cantan Í;US jingles.<br />
P. Tillich: Theology of Culture, Oxford Uiiiversity Press, 1959.<br />
115
Mientras Cristo suavemente dice a sus apóstoles<br />
Vosotros sois la sal de la tierra" (Mateo 5, 13), la torre<br />
de Babel, la de las antenas, anuncia al mundo, y con<br />
volumen amplificado, que la Coca-Cola es superior a<br />
la propia salvación: es la chispa de la vida.<br />
En conclusión, la TV, a igual que los videojuegos,<br />
impacta de lleno la estructura ética de nuestra era.<br />
Manosea el sentimiento religioso y con ello, el fundamento<br />
valórico de la sociedad. La familia, la juventud,<br />
la política-farándula, los estilos de ropa y<br />
de vivienda, todo lleva la impronta de la teología<br />
del consumismo que propala. Es consubstancial al<br />
nuevo totalitarismo que nos rige: el dinero.<br />
La Bestia, ¿será el Dios Huachaca?<br />
Me paré sobre la arena y vi surgir del mar una Bestia que<br />
tenía siete cabezas y diez cuernos y en sus cuernos diez<br />
diademas y sobre sus cabezas, anuncios blasfemos.^*<br />
•"' Sagrada Biblia: Apocalipsis 13,1.<br />
116
Capítulo VIII<br />
LA IRRUPCIÓN DE LO HUACHACA<br />
EN EL PAÍS PROFUNDO<br />
La televisión es tan para la ciudad como el pavimento<br />
para el auto. La urbe es su causa y su cauce,<br />
es en su ambiente artificial donde mejor corre y es<br />
en su vida acelerada donde mayor sentido tiene.<br />
En Latinoamérica, veíamos, se desarrolla al son<br />
del proceso de urbanización. Tanto debido a la migración<br />
rural-urbana como al mismo crecimiento<br />
demográfico de la población ya radicada, entra en<br />
escena una vasta masa de bajo nivel educacional y<br />
de altas expectativas.<br />
La campaña civilizadora iniciada por los padres<br />
de la patria ya no es capaz de expandir el sistema<br />
educacional a la velocidad requerida para asimilar<br />
plenamente esa masa a la racionalidad occidental.<br />
Entonces, señalábamos, este invento viene a reafirmar<br />
en su medianía al extraviado entre dos culturas.<br />
En lugar de acrecentarle su conciencia original<br />
de transición, lo inmoviliza donde está, creando esta<br />
peculiar cultura de las características descritas.<br />
Pero esto ocurre principalmente en la ciudad, en<br />
especial en la capital del estado-nación. ¿Qué pasa<br />
entretanto en la base, allá lejos del centro? Desde la<br />
inauguración de la escuela pública que no ocurría<br />
algo de tal trascendencia en la comunidad local.<br />
117
La campaña civilizadora se había hecho presente<br />
-donde alcanzó a hacerse presente- con la escuela.<br />
La educación fue el instrumento para implantar la<br />
civilización. Se inculcó, aún con fuerza policvial, el<br />
hábito de mandar los niños a la escuela y con tal<br />
ahínco que la frase estudiar es progresar pasó a ser un<br />
dicho popular. El destino de esos niños fue según lo<br />
que aprendieron, o no, en primaria.<br />
Unos partieron, otros se quedaron y alguien volvió.<br />
Volvió con un televisor Sony al hombro.<br />
Medios para comunicar cultura habían llegado<br />
antes a Petorca. La palabra impresa se hizo presente<br />
décadas atrás en la forma de diarios populares que<br />
trae el bus, de revistas usadas que venden los comerciantes<br />
ambulantes y de algunos ejemplares del<br />
Nuevo Testamento obsequiados a los campesinos<br />
durante las misiones.<br />
Libros, pocos. El lugar más cercano para comprar<br />
uno, nos dicen, es La Ligua, un próspero pueblo a la<br />
entrada del valle, a unos 48 kilómetros. Allá preguntando<br />
siempre por libros llegamos a una tienda<br />
múltiple donde hay desde baldes hasta revistas pornográficas.<br />
¿Libros? Hay de caja mayor, de cheques,<br />
y de nueve columnas. Son los de contabilidad exigidos<br />
por Impuestos Internos.<br />
También llegaban diarios de La Ligua. Eran tres.<br />
La Libertad, La Opinión y La Razón. Pero de libertad<br />
ni de opinión se supo más y la razón, sólo los<br />
jueves.<br />
118
A la escuela mandan textos, uno al año para cada<br />
niño inscrito. A veces son todos del mismo nivel,<br />
(Lectura para 3.° Básico), porque los funcionarios olvidan<br />
que habiendo 120 alumnos en una misma escuela,<br />
los hay de distintas edades y cursos. Más fácil<br />
uniformar el paquete. Los niños, por su parte, sólo<br />
los pueden utilizar en la sala de clase, porque, como<br />
cuenta un profesor, a menudo en sus casas los padres<br />
los usan para atizar el fuego, y si los dejan<br />
afuera, se los comen los chivos. A la escuela han llegado,<br />
además, libros como El Mío Qid y Desolación,<br />
de Gabriela Mistral, pero como son bienes fiscales<br />
inventariables, se guardan bajo llave en un armario.<br />
Así no hay problema al rendir cuentas.<br />
Por cierto había llegado asimismo la radio transistor<br />
y vemos una colgando del cacho de un buey<br />
enyugado que va arando un potrero en el bajo, otra<br />
en el báculo de un comunero pastoreando sus cabras<br />
hacía ía cordillera y otra en una cueva de las<br />
altas serranías, donde viven tres viejos pirquineros<br />
que florean una "minita" de cobre. Pero la radio, a<br />
pesar de trasmitir una buena cantidad de música<br />
extranjerizante, también comunica la propia.<br />
Además, por ser la transmisión i-adial posible a<br />
pequeña escala, se asienta en comunidades locales.<br />
No así el invento que Armando desempaqueta<br />
ufano en su casa.<br />
Es una choza de quincha embarrada hacia el interior<br />
de una quebrada entre Cabildo y Petorca, y<br />
forma parte de un pequeño caserío clonde al centro.<br />
119
en un intento de plaza, están frente a frente la capilla<br />
y la escuelita pública, es decir, las versiones<br />
locales del cimiento moral y de civilización.<br />
Como el bus corre por el valle Longotoraa sobre<br />
"la huella", como le dicen al camino, a la hora de<br />
pasar baja del caserío un niño arriando una muía,<br />
por si vienen pasajeros con quintales de harina o<br />
fardos pesados. La muía se llama radiotaxi y arriba<br />
de ella, junto a un pack de latas cié cerveza y a una<br />
maleta de cartón, llegó el televisor.<br />
Son familias campesinas que desde antes de la<br />
memoria trabajan en comunidad esas serranías áridas<br />
pastoreando rebaños por las quebradas, sembrando<br />
huequitos donde brota agua e hilando lana<br />
para chalecos y chamantos de La Ligua.<br />
Entre la implacable expansión de las haciendas<br />
circundantes, el bajo precio que obtienen por su<br />
producción de queso de cabra, la sequía y el abandono,<br />
esas gentes quedaron arrinconadas por una<br />
miseria de niños descalzos y de noches heladas.<br />
La escuela se fue quedando atrás, pero las estaciones<br />
repetidoras avanzaron ptw las cumbres hasta<br />
ofrecer una señal radiante. Entonces al prender el<br />
televisor había de producirse el milagro tantas veces<br />
repetido en faldeos de la cordillera de los Andes,<br />
desde la Patagonia hasta la Sierra Madre en México.<br />
Personas que nunca han asistido a un concierto u<br />
ópera, ni han ido jamás al cine o al teatro, veían<br />
extasiados aparecer Hollywood entre el humo del<br />
fogón.<br />
120
Ahí estaba el excitante Schweppes, el demoledor<br />
Buck Rogers en su nave espacial, las sagaces Angeles<br />
de Charlie, el feroz Hombre de la Atlántida, y las<br />
noticias del mundo en un mundo de noticias. (TVN)<br />
Todo a la vista, ahí mismo y en colores.<br />
El agua se trae en balde del pozo y la leña, al<br />
hombro del cerro. No hay electricidad, por lo cual<br />
fue necesario conseguir una batería de camión, que<br />
ahora cada dos semanas se lleva al pueblo a cargar.<br />
Tampoco hay baño ni letrina cerca. Para esos<br />
menesteres están los corrales adyacentes a la casa,<br />
donde pasan la noche los chivos.<br />
Hay dos colchones de lana bruta para los cinco<br />
niños y tres perros que duermen a los pies. No hay<br />
refrigerador para guardar alimentos frescos, ni<br />
cocina, ni sábanas, ni camas individuales, ni idea de<br />
cómo curarle la diarrea al recién nacido.<br />
Para comprar el Sony, Armando Escárate estuvo<br />
una temporada trabajando de cocinero en una<br />
goleta pesquera de Iquique, de donde lo trajo. Antes<br />
de partir había vendido La Perla, su vaca lechera con<br />
cría, y seis de sus mejores cabras. Costó trabajo criar<br />
esa vaca (eran dos terneras, le robaron la otra) y<br />
linda venía la cría, pero es que así aprendimos, dice.<br />
-Lo más principal, explica, -es que estos chicos<br />
míos no sean tan embrutecidos como lo criaron a<br />
uno, la pobrería deja corto al niño, sin estudio.<br />
Resultados:<br />
1.- A la sufrida radiotaxi le hicieron un arnés para<br />
cargarle baterías de auto sobre el lomo.<br />
121
2.- En la mesa de entrada donde dejan los baldes<br />
con agua hay una caluga de champú Sedal. Es para<br />
cabello graso y está a medio vaciar, apoyada para<br />
evitar que se derrame el champú restante. La presencia<br />
de este producto, junto a cabelleras notablemente<br />
limpias, indica cómo un breve aviso comercial<br />
puede crear un hábito, en este caso, sano. En el<br />
mismo sentido, se observa la presencia de jabón de<br />
tocador Lux -producto antes rara vez visto en el<br />
campo- y de Baygón, gracias al cual recibimos de los<br />
perros meneos de cola sin sus típicas pulgas.<br />
3.- Ha mejorado el nivel del fútbol local. Las<br />
pichangas de antes eran la pelota convertida en un<br />
cometa seguido por una estela de 22 jugaciores.<br />
Ahora cuando juegan en Petorca, se observan<br />
partidos con planteo táctico. Esto se debe en gran<br />
medida al efecto demostrativo de los partidos<br />
internacionales trasmitidos por televisión y a las<br />
enseñanzas de los comentaristas, por lo que el área<br />
deportiva sería la de mayores logros educativos.<br />
4.- La familia Escárate comienza a sentirse parte<br />
del mundo. Antes se le oía la voz a la señora para<br />
puro retar a los niños o corretear los pollos. La conversación<br />
en las tardes alrededor del brasero, por<br />
llamarle así a los esporádicos intercambios de<br />
monosílabos, era sobre las ocurrencias de los animales<br />
domésticos (el perro que se comió la lavaza,<br />
la oveja que se le desbarrancó a los Mayorga, etc.) o<br />
sobre hechos estrictamente locales, como el tiempo<br />
o los vecinos.<br />
122
Cuando llegaba alguien de afuera al caserío, los<br />
niños se escondían de vergüenza. Ahora se entiende<br />
lo que hablan -la pronunciación se ha hecho más<br />
universal- y se hacen comentarios sobre el show.<br />
5.- Los jóvenes campesinos empiezan a sentirse<br />
desubicados en su ambiente. Ahora no es sólo la pobrería<br />
estructural que los empuja hacia la ciudad; ese<br />
horizonte de 12" que se abre con el botón Power<br />
atrae hacia la urbe.<br />
No muestra la tele formas de crecer en las áreas<br />
rurales; menosprecia la vida de campo. Lo natural,<br />
lo convivencial, la paz interior, la relación armónica<br />
con los elementos, el trabajo en familia, abastecerse<br />
a sí mismo, nada de eso es comercial. Tampoco es<br />
negocio satisfacer las necesidades educacionales del<br />
país interior ni reforzar las culturas locales.<br />
Programas que tomen en cuenta la agricultura<br />
familiar, enseñando desde cuidado materno-infantil<br />
hasta técnicas para trabajar bien la tierra, no. Cursos<br />
de alfabetización, de historia o de aritmética, tampoco.<br />
Otros más específicos de regadío en secano,<br />
de ganadería, de meteorología o de horticultura,<br />
que servirían para aumentar la productividad, menos,<br />
siendo que es precisamente en las lejanías<br />
donde más hace falta la comunicación inalámbrica.<br />
Farándula sí, bailes gringos también, todo bajo<br />
luz artificial y maquillaje. Viendo el Disco Break, un<br />
show musical en inglés, Nora, la hija mayor, de<br />
dieciocho, aprendió Reggae, el baile jamaicano de los<br />
Rastafari, mientras el propio de AndacoUo, nada.<br />
123
Ella no piensa en casarse con alguien de aquí,<br />
porque "no se halla en el campo". Ha visto algo<br />
tanto más glamoroso y fácil que lechar cabras y<br />
cardar lana. Todo progreso parece estar radicado en<br />
la capital. Dale en tu corazón un lugar a Santiago,<br />
canta la tele, junto con mostrar lindas vistas.<br />
Nora se lo dio. En vez del chaleco de lana<br />
natural, de los que tejen en la misma casa con lana<br />
de sus ovejas, prefiere su resplandeciente suéter de<br />
banlón fucsia.<br />
Muy linda la capital, Nora. Cuando hayas terminado<br />
de fregar los platos del almuerzo ajeno y la<br />
patrona se acueste a dormir siesta, podrás, además,<br />
mirar las seriales del trece. Domingo por medio te<br />
dejarán salir en la tarde.<br />
124
Capítulo IX<br />
LA ALTA CULTURA EN<br />
LA TELE<br />
A pesar de ser el instrumento difusor de la cultura<br />
huachaca, algunas expresiones de la alta cultura<br />
suelen asomarse a la pantalla. Están los llamados<br />
programas "culturales", las entrevistas a destacados<br />
científicos, los espacios de televisión educativa<br />
y demás excepciones que confirman la regla.<br />
Lo paradojal es que dicho invento sea obra de la<br />
alta cultura. Es la culminación de investigaciones<br />
científicas en física, química y electrónica que vistas<br />
globalmente están enmarcadas en la racionalidad<br />
técnica que arranca con el matemático e inventor<br />
griego Arquímedes de Siracusa (287 -212 a.C).<br />
¿Cómo un invento tan fantástico, obra acumulativa<br />
de tanto sabio de distintas épocas y naciones,<br />
pasa a ser instrumento de la huachafería?<br />
Primero, ten presente que no es verdad la repetida<br />
cantinela de que la tele es tan mala aquí como<br />
en la quebrada del ají. En Estados Unidos, Rusia o<br />
Australia hay su dosis de leseo, el típico show que<br />
imitan acá. Pero en la televisión abierta, incluso en<br />
el ancho país inventor de la farándula, está siempre<br />
presente la alternativa del PBS {Public Brodcasting<br />
System) que, a través de sus 354 estaciones, irradia<br />
por todo Estados Unidos programas educativos.<br />
125
ídem el cine arte que uno ve en Moscú, películas<br />
de dos horas, en idioma ruso sí, que transmiten por<br />
la tele sin interrupción alguna.<br />
En el corte que hay en Latinoamérica entre la alta<br />
cultura y el medio televisivo de alcance popular, los<br />
sabihondos tienen algo de culpa. La intelectualidad<br />
(artistas, científicos, profesionales, ideólogos de la<br />
política o la economía y académicos de alta<br />
prosapia) busca más servir al dinero que al pueblo.<br />
En el ambiente sesudo lo que cuenta es el<br />
reconocimiento extranjero en la forma de recursos<br />
financieros para proyectos de investigación, de ser<br />
incluido en revistas científicas y eventualmente de<br />
agarrar una pega en dólares en país rico.<br />
Entonces llegar a la gente, sea yendo a provincia<br />
o comunicando lo suyo en un medio de masas,<br />
como es la tele, no es considerado de buen tono. Su<br />
reacción al nuevo invento recuerda la de similares<br />
estratos ante el cine. Inicialmente se le considera un<br />
medio de diversión populachera, indigno de<br />
consideración seria. El mérito del cómico Charles<br />
Chaplin fue, curiosamente, haber sido tomado en<br />
serio. Con él se empieza a pensar el cine.<br />
A primera vista la situación de la televisión es<br />
similar a la del cine pre-chaplinesco: desprecio<br />
mutuo entre intelectuales y el medio; unos dicen<br />
que la TV es chata, los otros que lo cultural es<br />
aburrido. Los intelectuales no miran televisión y los<br />
que manejan el medio no se interesan en los<br />
creadores ajenos al circuito íntimo.<br />
126
Así todo, no basta un Chaplin para elevar el nivel<br />
del medio: en otras partes del mundo la televisión<br />
ya "despegó" hace mucho tiempo y hay<br />
constantemente programas -reportajes, dramas o<br />
comedias- de muy alto nivel.<br />
El argumento de que en países ricos hay mayor<br />
capacidad de hacer cosas buenas debe descartarse a<br />
la luz la prodigiosa capacidad del mundo latino<br />
para producir artistas, científicos y escritores de relieve<br />
mundial. Habiendo tanta inteligencia, ¿por<br />
qué no la iba a haber en televisión?<br />
Encima, mientras el cine nace para lucrar, la tele<br />
se instala para educar. Por ejemplo, la ley N" 17.377<br />
que regula la TV chilena establece que: La televisión<br />
como medio de difusión ha de servir para comunicar e integrar<br />
al país, difundir el conocimiento de los problemas<br />
nacionales básicos y procurar la participación de todos<br />
los chilenos en las grandes iniciativas encaminadas a resolverlos;<br />
afirmar los valores nacionales, los valores culturales<br />
y morales, la dignidad y el respeto a los derechos<br />
de la persona y de la familia; fomentar la educación y el<br />
desarrollo de la cultura, en todas sus formas; informar<br />
objetivamente sobre el acontecer nacional, y entretener<br />
sanamente, velando por la formación espiritual c intelectual<br />
de la niñez y la juventud.<br />
Más aún, a fin de asegurar que tan nobles ideales<br />
se cumpliesen de hecho, se le entrega la facultad<br />
exclusiva de operar estaciones de televisión a una<br />
corporación estatal de servicio público, como es<br />
Televisión Nacional y a instituciones solventes de<br />
127
educación superior, como son las universidades de<br />
Chile y la Católica. Estas habían archi demostrado,<br />
por medio de sus orquestas sinfónicas, bibliotecas y<br />
compañías de teatro, su vocación por extender la<br />
cultura más allá de sus aulas.<br />
Una buena cantidad del presupuesto de las universidades<br />
debe destinarse a equipar y financiar su<br />
respectiva corporación de televisión, o sea, en aras<br />
de este medio se sacrifican recursos para investigación<br />
científica y formación profesional.<br />
Otra diferencia con el cine es que en sus<br />
comienzos éste se debatía abrumado por problemas<br />
técnicos que no lo hacían muy atractivo ni para<br />
cineastas ni espectadores. La televisión, en cambio,<br />
rápidamente alcanza un alto nivel técnico junto a<br />
una vasta clientela.<br />
Igual, la alta cultura pierde el control del invento.<br />
Como aquí nos ocupa la responsabilidad que en<br />
ello pudiera caberle al estamento intelectual,<br />
veamos tres situaciones en las cuales suele dar la<br />
cara: la entrevista al científico, el programa<br />
"cultural" y el académico visto por la farándula.<br />
La entrevista al sabio.<br />
La invitación a participar la hace en forma imperativa<br />
la productora del programa el día antes a lo<br />
sumo, seguramente para no dar tiempo a pensar lo<br />
que va a decir. Por sorpresa entonces, el imputado a<br />
comparecer ante las cámaras a causa de recibir un<br />
128
premio, de haber inventado la rueda o de haber<br />
sido hallado culpable de publicar un libro, se encuentra<br />
una noche de cara a un lente con luz roja.<br />
No es la televisión que ha venido al habitat del<br />
científico, es éste quien ha ido a un extraño recinto<br />
llamado estudio de televisión. Esto del habitat no es<br />
sólo cuestión del terreno donde se desenvuelve el<br />
quehacer intelectual, cuestión que podría resolverse<br />
con un equipo móvil; es también la velocidad, las<br />
preguntas, los focos, los raros invitados que ponen<br />
a su lado y el ambiente lúdico que no siempre son<br />
los que quisiera el académico. Está en cancha ajena<br />
y con la piel cubierta de un colorete pegajoso que le<br />
embadurnaron encima en la sala de maquillaje.<br />
Es todo un ritual antropológico al cual se está<br />
sometiendo, una práctica tribal de iniciación como<br />
es aparecer tras una cortina al son de una bullanguera<br />
fanfarria de orfeón sin guaripola.<br />
Ahí capta cuanto más importante es la forma que<br />
el contenido. Cuatro minutos para hablar de un<br />
libro que tardó dos años en escribirse, preguntas<br />
insólitas cuyas respuestas a nadie interesan. Lo<br />
decisivo no son las ideas, sino las apariencias: el<br />
timbre de voz, la pinta y la habilidad de la maquilladora<br />
para disimular las ojeras y tener una nariz<br />
que no traspire. Una gota de sudor en la nariz<br />
puede arruinar de por vida su imagen. No cuenta,<br />
entonces, el contenido de su obra; es el "ángel" lo<br />
importante, el aura que da un cierto físico unido a<br />
la habilidad de hablar sin decir nada.<br />
129
Un estudio de televisión tiene que ser lo que hace<br />
más de dos milenios vaticinara Platón en su relato<br />
del mito de la caverna, una bóveda oscura donde<br />
unos pillos mueven antorchas para hacerle creer a<br />
los esclavos ahí encadenados que están en la<br />
gloria.^5 Es fj-fo y lóbrego, el cielo es un andamiaje<br />
de hierros donde cuelgan focos que parecen ojos de<br />
cíclope, mirando fijo hasta el momento de prenderse<br />
con luz cegadora. Tres cámaras fumadoras<br />
montadas sobre ruedas van y vienen probando enfoques;<br />
tras cada una de ellas corre un camarógrafo<br />
enlazado a su máquina por enormes audífonos que<br />
parecen jalarlo de la cabeza.<br />
Una vez, mientras disertaba yo sobre el libro<br />
Chile 2010, una utopía posible, uno tiró lejos los audífonos<br />
y empezó a vomitar vino tinto al suelo. Una<br />
voz de ultratumba estalla por altoparlantes ocultos:<br />
¡Lalo conecta al entrevistado dos! Llega Lalo y sin<br />
mediar explicación alguna me amarra un cable<br />
negro alrededor del cuello y cuelga un micrófono<br />
bajo mi corbata. No lo toque, mire que está muy<br />
eléctrico el audio, advierte.<br />
¿Muy eléctrico el audio?<br />
Disimuladamente uno sigue con la vista la soga<br />
al cuello: conecta con un coso automático lleno de<br />
enchufes. Capaz que lo electrocuten a uno si expele<br />
al aire una opinión.<br />
35 Está en La República de Platón (427-347 a.C). Ver cap.<br />
XV del libro de Pablo Huneeus: Filosofía Clásica.<br />
130
De nuevo la voz de ultratumba: ¡Entrevistado<br />
dos, hable! ¡Sí, hable para probar el audio! El<br />
animador está ocupado con el libreto, los utileros<br />
trayendo ceniceros y moviendo focos, la productora<br />
clama para que vengan a trapear el tinto, así que<br />
uno habla solo, cual idiota, hasta que la voz ¡y qué<br />
voz! grita ¡basta!<br />
Anuncian que ya vamos. Se encienden los focos y<br />
estiran las corbatas. Un, dos, tres, ¡ahora! Es como si<br />
hubiesen conectado la palanca de la silla eléctrica, a<br />
diferencia de que al ser ejecutado uno podrá tiritar<br />
a gusto, en cambio aquí la tensión, a pesar del frío<br />
reinante, ha de provocar amables sonrisas.<br />
Buenas noches amables televidentes, aunque son<br />
recién las 10:20 AM. Grabando algo entre las Dolly<br />
Sisters de Buenos Aires, un notario solemne y un<br />
humorista brasilero, se tiene la inquietante sensación<br />
de que bien puede ocurrir que las Dolly Sisters<br />
analicen la situación social, que el sociólogo cante o<br />
el notario baile. Hay que estar siempre listo para ser<br />
interrumpido por un burdo comentario. Además,<br />
cuando menos se espera, uno queda hablando en<br />
banda porque llegó el momento de Cecinas Winter,<br />
una deliciosa costumbre alemana.<br />
Así, para alivio del torpe, uno descubre que en la<br />
pantalla no caben sutilezas ni explicaciones lógicas.<br />
Un argumento puede refutarse con un chascarro y<br />
un pensamiento, con una mofa.<br />
Ya en tiempos de los programas de conversación<br />
se vio que en el ruedo del estudio triunfan no las<br />
131
azones, sino que las actuaciones. Una afirmación<br />
se valida con un tono pomposo de voz y una chiva<br />
pasa con cara seria.<br />
Entonces, si uno se mantiene a nivel del sentido<br />
común -ejercicio siempre útil para el intelectual- y<br />
habla como quien conversa con el vecino, y de los<br />
nrismos tópicos cotidianos, lo ha hecho super.<br />
Basta elevarse un poco más arriba de las superficialidades<br />
corrientes para arriesgar una sanción por<br />
sesudo, apelativo fatal en tal ambiente.<br />
En cuanto se eleva el diálogo el animador -sumo<br />
sacerdote del cavernoso ritual- o la siempre risueña<br />
entrevistadora interrumpe con una pregunta bruta<br />
que trae a tierra la paloma de la inspiración.<br />
Preguntarle al profesor Joaquín Luco, Premio<br />
Nacional de Ciencias, en medio de su clarísima explicación<br />
de cómo el cuerpo se regenera a sí mismo,<br />
por qué sólo usa corbatas humitas, se llama<br />
"aterrizar" al entrevistado, bajarlo.<br />
De este modo, el portento de la inteligencia se<br />
encuentra hablando de corbatas. Ha sido puesto a<br />
tono con la radiante mediocridad que lo circunda,<br />
es otro más del show que debe continuar. Como<br />
Luco, por añadidura, es un actor natural de gran<br />
expresividad, hace muy bien su número.<br />
Número del show por supuesto, pero aquella<br />
oportunidad de comunicar masivamente algo de las<br />
verdaderas inquietudes de un científico, se ahogan<br />
en la trivialidad. Y el televidente que se interesó por<br />
conocer esa inteligencia se quedó con la imagen de<br />
132
su "ángel", que poco o nada tiene que ver con el<br />
sabio entusiasta explorando la vida que podemos<br />
conocer en el Laboratorio de Neurofisiología.<br />
Si el televidente siente esa frustración, fácil es<br />
imaginar la del académico. Quiso comunicar una<br />
idea y gracias a su conocimiento verdadero y a su<br />
experiencia con alumnos novatos, sabe hacerlo<br />
claramente. Pero en un medio ajeno, quedó<br />
expuesto a las veleidades de su ángel de la guarda.<br />
No alcanzó a explicar bien de qué se trata ni a<br />
comunicar la vibración de su investigación. El<br />
detalle fascinante, el descubrimiento insólito que lo<br />
enorgullece, nada de eso pudo dar.<br />
Lo peor es la impresión íntima de no haber<br />
estado a la altura. En relación a su nivel, sabe muy<br />
bien que anduvo volando bajo. Ante cientos de<br />
miles de espectadores explicó su obra en términos<br />
de evento, así medio casualmente, entre una y otra<br />
trivialidad. Se siente frustrado pues, al desconocer<br />
las leyes secretas del medio, ignora que se trataba,<br />
justamente, de volar bajo.<br />
Su señora, la mamá y los niños lo felicitarán, aún<br />
cuando -claro está- no se veía como César Antonio.<br />
Sus colegas tampoco le confieren mayor valor a tan<br />
arriesgadas actuaciones en la cuerda floja. Aunque<br />
son extensión universitaria (peor es nada), más bien<br />
causan sorna y envidia entre sus pares.<br />
En síntesis, en corral ajeno se ha desenvuelto pobremente.<br />
Seguramente un animador experimentaría<br />
similar frustración al actuar en la cancha del<br />
133
académico, debiendo enfrentar aulas de estudiantes<br />
críticos o ante un procedimiento de investigación<br />
científica. El científico en un estudio de televisión se<br />
encuentra tan perdido como el animador en un<br />
laboratorio de neurofisiología.<br />
Lo mismo otras expresiones de inteligencia no<br />
escénica, como pueden ser los profesionales,<br />
escritores o pintores. Se hallan fuera de contexto en<br />
la televisión. Han sido invitados a darle un barniz<br />
de cultura a un medio en poder de una tribu salvaje<br />
de rostros pintarrajeados por la maquilladora de<br />
turno y acuchillados por el bisturí del cirujano<br />
plástico. Sin otro pago que verse en pantalla, el entrevistado<br />
contribuye a encubrir esa banalidad. Su<br />
nombre y algunas frases dan una apariencia de<br />
buen nivel. Lo vieron, ahí estaba, pero nadie vio<br />
cuan amordazado estuvo por los carapintada.<br />
El académico reacciona, entonces, considerándola<br />
un medio populachero, en el cual es imposible<br />
expresar algo de buen nivel. En lugar de aprender<br />
el lenguaje de la televisión, se cierra ante ella, tal<br />
como el zorro en la fábula de Esopo rechaza las<br />
uvas demasiado altas por considerarlas verdes.^^<br />
Los programas "culturales"<br />
Además de llevar ocasionalmente a alguien que la<br />
piensa, están los programas "culturales".<br />
3^ Esopo, autor de fábulas sobre animales, siglo VII a C.<br />
134
No pretendemos aquí juzgarlos, porque respecto<br />
al de mayor éxito televisivo, esa función le compete<br />
al Cuarto Juzgado del Crimen de Santiago y su<br />
principal figura -el supuesto profesor- fue declarado<br />
reo por el delito de estafa. ^7<br />
El desenlace de Un millón para el mejor no fue un<br />
accidente fortuito debido a la venalidad de un animador<br />
que vendía de antemano las preguntas del<br />
millón; fue el resultado de la contaminación provocada<br />
por el manejo comercial de un medio educacional.<br />
La mala conciencia ante tan visible distorsión<br />
llevó, en el país de los arreglos con alambritos,<br />
a establecer los jueves en la noche una Franja Cultural<br />
en la cual todos los canales habían de ofrecer<br />
programas de buen nivel. Es como si los colegios,<br />
en aras del financiamiento, estuvieran convertidos<br />
en cabarets y ante tal deformación se discurriera<br />
una franja educacional en la cual los días jueves se<br />
corta el leseo para hacer clases.<br />
Pero debían hacerlo al unísono porque si uno<br />
enseñaba el otro aumentaba la fiesta, con lo cual<br />
por cierto atraía a la clientela. Se instauró, pues,<br />
como mandato superior del Consejo Nacional de<br />
Televisión para evitar que mientras uno trasmitiera<br />
algo digno de la alta cultura, otro le quitara sintonía<br />
con peleas de box y otro más, con nalgas de corista.<br />
3^ Al final se probó que concursantes supieron antes las<br />
preguntas, pero no por culpa del mentado profesor.<br />
135
igual, la huachafería no iba a ceder tan fácilmente y<br />
así pudimos ver creaciones como la serie Los amores<br />
de Napoleón, amores que, según revelan, culminan<br />
con la gonorrea del emperador. O sea, el lado más<br />
truculento del amor al nivel más bajo del héroe.<br />
Pero en el ámbito de los programas "vivos" producidos<br />
aquí, que nos interesan, la más exitosa<br />
fórmula para el medio en su actual coyuntura fue la<br />
competencia por el millón antes mencionada.<br />
Ingredientes: medio pelo de barniz cultural, posibilidad<br />
de integrar al programa mismo a varios<br />
auspiciadores, público expectante para la necesaria<br />
bullanga y variedad de contraplanos, concursantes<br />
azotados por un jurado cruel, premios en metal y<br />
adoración ritual al Dios Huachaca. Revuélvase con<br />
animadores sonrientes, agregúele un jurado<br />
solemne, aunque no serio, corte dos rebanadas de<br />
concursantes de sorprendente memoria, sazónelo<br />
con la gradual acumulación monetaria -plata, harta<br />
plata- hiérvalo de una a otra semana en un mejunje<br />
teatral que se vacía en un gran final. Luego, sírvalo<br />
al público en un canal universitario sazonado con<br />
abundante publicidad.<br />
El conocimiento, no como un valor en sí mismo,<br />
sino como un medio de ganar dinero, la memoria<br />
como instrumento atlético de la carrera al millón<br />
(por lo demás, el millón, contrario a lo que se le dio<br />
a entender, se pagaba en productos de la industria<br />
auspiciadora, como jabón) y la sabiduría convertida<br />
en fechas y detalles insignificantes.<br />
136
Así, vimos a autoridades en antropología caer<br />
mudas en el concurso sobre historia del cine, ante<br />
una pregunta sobre el revelado a color y a los<br />
primeros pasos del cristianismo reducidos a una<br />
melaza de nombres de viejas herejías.<br />
Interesante oír mencionar a Teodosio, a Ariano, a<br />
Atanasio, obispo de Alejandría y a Sabelino. Pero<br />
esos nombres así enumerados por un señor que los<br />
masculla contra el reloj y fuera del contexto de las<br />
pugnas teológicas en torno al Credo Nicense, tienen<br />
tanto sentido como contar hasta cien en sánscrito.<br />
¿Es sabiduría eso?<br />
El germen de la malformación estuvo en dar<br />
prioridad a los imperativos televisivos sobre los<br />
culturales. En esa línea, interesa más un profesor<br />
con sentido escénico que uno con proyección académica,<br />
más una ambientación de show que una de<br />
sabiduría, más la realización de un programa<br />
entretenido que la de uno profundo. Entonces, basta<br />
que tenga cara de profesor, aunque sea un chanta y<br />
que tocio se vea limpio, aunque la mugre hieda.<br />
El académico visto por la gente de televisión<br />
En las estaciones de televisión, que son las aulas de<br />
la sociedad moderna, es dogma que la alta cultura<br />
no interesa al público.<br />
Sus directivos -docentes de la nueva cátedracreen<br />
que si el nivel educativo sube, la sintonía baja.<br />
Dada la populosa matrícula que tiene y lo que se<br />
137
quiere del aletargado televidente, quizás así sea. Y<br />
si no lo es, harán todo cuanto puedan por avalar el<br />
dogma. Si el objetivo del show es el del cabaret ~<br />
estimular el consumo- ciertamente una perorata<br />
sobre física quántica será mal recibida. ¡Qué siga la<br />
fiesta, aullará la plebe ¡queremos filete y copete!<br />
Por su parte, la televisión tiene su propio lenguaje<br />
y su especial técnica. Así como la palabra impresa<br />
requiere de un aprendizaje que va desde el<br />
estilo de redacción a las técnicas de impresión, el<br />
medio audiovisual requiere su noviciado para subir<br />
al altar. Lo que ha ocurrido con este medio es que<br />
su condicionante tecnológico es tan dominante, que<br />
los técnicos se han hecho cargo del contenido. ¿De<br />
que serviría el progreso si únicamente los<br />
ingenieros electrónicos pudiesen usar computador?<br />
Entretanto, los contingentes de la campaña civilizadora<br />
tardaron demasiado en aprender a<br />
emplear este instrumento educador.<br />
Absurdo, si se piensa que la ciencia es de los<br />
fenómenos que más atrae la curiosidad humana y el<br />
programa Cosmos del astrofísico Cari Sagan,<br />
transmitido por el PBS de Estados Unidos, desplaza<br />
de las primeras sintonías a las balaceras. No hay<br />
nada en ciencia que no pueda explicarse al hombre medio,<br />
dice Sagan, y su programa en que explica desde la<br />
gnosis de Anaximandro a la relatividad de Einstein,<br />
así lo demuestra.<br />
Varios factores estarían obrando para llegar a<br />
conformar esta actitud hacia la alta cultura:<br />
138
Actitud de "comunicar es rebajarse". Subsiste en<br />
la torre de marfil la tara clasista de mantener una<br />
lingua sacra, un idioma sagrado, con el cual ellos, los<br />
dueños de la primera palabra, ejercen poder. Tan<br />
arraigada en la elite eclesiástica y científica de la<br />
Edad Media estuvo la compulsión de mantener el<br />
conocimiento bajo su férula, que difamaron al<br />
monje reformista Martín Lutero (1483-1546) por<br />
traducir la Biblia, que estaba únicamente en latín, a<br />
un idioma inteligible al pueblo, como el alemán.3*^<br />
Dicha actitud medieval de restringir la información<br />
persiste en la pauta de los guardianes del<br />
templo de mantener ellos, bajo llave, el tabernáculo<br />
del saber. Que nadie más sepa ni entienda, es la actitud;<br />
para cortar el queque estamos nosotros, los<br />
iluminados. Nada de automedicarse sin pagar una<br />
consulta ni de hacerse su propia casa sin empresa<br />
constructora. Menos, aprender por su cuenta, como<br />
lo hiciera el ensayista autodidacta Albert Camus<br />
(1913-1960), premio Nobel 1957.<br />
En ese contexto, lo correcto es decir lo que todos<br />
saben en palabras que nadie entiende, para<br />
mantener así el ascendiente. Del mismo modo, dar<br />
claves del saber por un medio masivo de comunicación,<br />
es una traición que rebaja al académico y lo<br />
hace merecedor de la pena de envidia perpetua.<br />
38 Salió en 1534; la primera traducción al inglés, por Miles<br />
Coverdale, en 1535; y la primera al castellano, hecha a<br />
escondidas por Casiodoro de la Reyna, en 1569.<br />
139
Falta de sentido de imagen. También, mucho<br />
procer del intelecto carece de sentido de imagen, o<br />
sea imaginación, y sus proyectos son para hacer en<br />
televisión lo de siempre: hablar de cuerpo presente.<br />
Valerse de medios audiovisuales está fuera del<br />
campo de la experiencia docente. El método de<br />
enseñanza a que está acostumbrado el profesor y en<br />
el cual se basa todo el sistema -hablarle desde una<br />
tarima a una treintena de alumnos sentados- es el<br />
mismo del Doctor Angclicus Universalis Tomás de<br />
Aquino (1225 -1274) en la Universidad de París.<br />
Está por inventarse la manera de preservar una<br />
clase realmente magistral del maestro con más que<br />
la grabadora clandestina y de poder usarla, aunque<br />
sea como registro, para enriquecer la educación.<br />
Sentido del tiempo. Para quienes están habituados<br />
a latear a los alumnos en tandas de hora y<br />
media, cuesta entender que un minuto sea eterno<br />
de largo en televisión. Síntesis ¿dónde estás?<br />
Falta de humor. Otra queja frecuente es la falta<br />
de humor del mundo intelectual. Esto parece una<br />
banalidad, pero en realidad apunta al problema de<br />
fondo que es hablarle a quien (la dueña de casa) y<br />
dónde (en la cocina) cuando no es la estilista en la<br />
peluquería o el rondín en la caseta. La tele es pues,<br />
un medio íntimo, que al hablar de cerca requiere un<br />
tono familiar, donde el humor es clave.<br />
La impersonalidad. Comunicar es esencialmente<br />
un proceso de contacto personal que los medios<br />
pueden multiplicar para llegar a más personas.<br />
140
pero donde es imposible sustituir el toque humano,<br />
único e individual del comunicador.<br />
Ahora bien, existe una tendencia en las grandes<br />
organizaciones a impersonalizar. Es el gobierno que<br />
dice, el instituto que estudia o el proyecto que descubre<br />
en circunstancias que hablar, estudiar o descubrir<br />
son actos propios del individuo. Esta búsqueda del<br />
robot sin rostro, si bien es funcional tratándose de<br />
trabajos científicos, en televisión es mortal.<br />
Se hace imperiosa, entonces, la necesidad de que<br />
la inteligencia civilizadora aprenda a usar el medio<br />
audiovisual, sobre todo de cara al rol que está 11amacla<br />
a ciesempeñar la televisión luego de efectuar<br />
su desinfección.<br />
141
¿SABÍAS QUE...?<br />
• En los Estados Unidos un niño en promedio mira<br />
tres horas diarias de TV y al llegar a séptimo básico<br />
ha presenciado 8.000 asesinatos más otros 100.000<br />
episodios de violencia militarista.<br />
• En respuesta al imperialismo cultural los 50 top<br />
shows de Inglaterra son ahora nacionales y de 1996<br />
al 2002 los programas americanos han disminuido<br />
26% en España, 17% en Alemania y 9% en Italia.<br />
• De los 263 papas que registra la historia, 205 son<br />
italianos. Entre los stranieros, hay 19 franceses, 14<br />
griegos, 8 sirios, siete alemanes, tres africanos, dos<br />
españoles y un polaco, Karol Wojtyla (1920-2005).<br />
• Los 60 millones más ricos del mundo (1%) ganan<br />
tanto como los 3.000 millones (48%) más pobres.<br />
• En Colombia 20.000 personas mueren al año a<br />
causa de la violencia desatada en 1948 por el asesinato<br />
del líder populista Eliécer Gaitán.<br />
• De la TV lo que más le molesta a la gente es la<br />
violencia (41%), la censura (8%), las tandas de<br />
comerciales (8%) y el sexo (7%).<br />
• Para quienes hacen televisión, la censura es lo que<br />
más impide inventar buenos programas.<br />
• El canal juvenil Rock and Pop cerró en 1999 por<br />
censura económica y judicial.<br />
Fuentes: American Psychological Association, Tlte Economist,<br />
BBC Mundo, CNTV Chile.<br />
142
Capítulo X<br />
PLAN PARA DESINFECTAR LA TELE<br />
La dinámica sociológica en que actúa el invento éste<br />
nos lleva a concluir que educa, aunque a su manera.<br />
Dado que el gobierno ha abdicado al deber de<br />
educar (del Estado docente hemos pasado al<br />
municipio docente) y la escuela en general ha<br />
quedado estrecha, se hace imperiosa la necesidad de<br />
que la tele civilice. Donde sea que llegue, urge que<br />
entregue contenidos educacionales.<br />
Tal como la comida chatarra que venden en el<br />
kiosko de la escuela no impide al profe enseñar, la<br />
tele chatarra no debe impedir que su infraestructura<br />
de transmisión se use para educar.<br />
Un modelo de cómo hacerlo es la Repiiblica<br />
Francesa: durante el horario escolar la televisión<br />
transmite programas destinados a apoyar la labor<br />
del docente en clase con elementos fuera del alcance<br />
de una escuela por separado, como es un reportaje<br />
técnico sobre el Amazonas para complementar la<br />
asignatura de geografía u otro para la de física sobre<br />
el acelerador de partículas de 27 km de<br />
circunferencia, la más grande máquina del mundo,<br />
en Ginebra, Suiza.<br />
Los produce un organismo de gobierno especializado<br />
en educación audiovisual. Centre National de la<br />
143
Documentation Pédagoguique, y se transmiten por la<br />
red estatal en las fechas y horas de la programación<br />
que se le avisan meses antes a cada escuela. Así, por<br />
ejemplo, en la programación del Canal 1 de Televisión<br />
Francesa para un viernes 13 de noviembre:<br />
14h 04 -14h 25 Ciencias Sociales (cm.). El hospital de<br />
hoy (2a. parte): El enfermo en el hospital.<br />
14h 25 -14h 30 Seguridad en el tránsito: El camino a<br />
la escuela, etc.<br />
Si países con educación pública tan avanzada<br />
como la de Francia, además se valen de su tele para<br />
aleccionar a su juventud, con mayor razón aquí<br />
debiera hacerse lo mismo.<br />
Pero en nuestra sociedad, vimos, la televisión<br />
inmoviliza al ignorante donde está, en circunstancias<br />
de que aún a pleno día hay más alumnos<br />
frente a la pantalla que en clase.<br />
Por eso, y mucho más, hay que:<br />
1.- Integrar la tele a la campaña civilizadora. La<br />
gran síntesis la inventiva humana - la electrónicadebe<br />
ser empleada como instrumento educacional.<br />
2.- Operar este instrumento educativo con los<br />
ideales propios de las instituciones educacionales.<br />
Por sobre todo interés debe respetarse el conocimiento<br />
-la calidad del contenido- como un valor en<br />
sí mismo. En consecuencia debe eliminarse de la<br />
pantalla todo interés subalterno de índole comercial<br />
o político.<br />
144
3.- Financiar la televisión por vías que eviten su<br />
contaminación comercial. Siendo la comunidad<br />
nacional quien la financia siempre (del consumidor<br />
viene la plata) se trata de que el dinero que aporta<br />
vía publicidad lo aporte por vías más eficientes en<br />
relación a su beneficio. Una posibilidad es un<br />
impuesto fijo mensual de tres dólares por televisor,<br />
con lo cual se llega a una suma parecida a la que<br />
pagan las empresas.<br />
4.- Convertirla en medio para acrecentar la<br />
identidad nacional. En lugar de ser instrumento de<br />
penetración cultural, la tele, tal como lo dice la ley,<br />
debe ser el medio para proyectar la manera de ser<br />
propia. Cerca del 30% de lo transmitido por la televisión<br />
chilena es producción nacional, en circunstancias<br />
de que en Gran Bretaña se exige que el 86%<br />
sea nacional; en Francia, el 50% y en España, el 70%.<br />
Lo mínimo aquí sería que el 50% fuera propio.<br />
5.- Instaurar una franja huachaca. El sábado<br />
después de las seis y el domingo, para bailongos,<br />
seriales, canturreos y farándula de diversión.<br />
¿Privada o estatal? no es la pregunta acertada,<br />
sino, ¿comercial o educacional? Pueden darse canales<br />
estatales con fines de lucro y pueden darse<br />
canales de fundaciones privadas, como el PBS norteamericano,<br />
con fines culturales. Lo estatal en su<br />
estructura no siempre coincide con lo social en su<br />
objetivo.<br />
Mientras más alternativas haya, mejor porque<br />
hay más posibilidades de innovación.<br />
145
Lo importante, en consecuencia, es tener claro su<br />
función eminentemente educativa. Siempre dentro<br />
de esa función pueden pensarse distintas alternativas<br />
institucionales, tal como se da en el resto del<br />
sistema educacional. Que compita un liceo con otro,<br />
sí, pero que se rebaje a competir con un cabaret,<br />
¡jamás!<br />
Al leer esto un ratón diría: estupendo ¿y quién le<br />
pone el cascabel al gato? Pero aunque cueste creerlo,<br />
no somos ratones, sino humanos y para el hombre<br />
querer es poder.<br />
146
Capítulo XI<br />
LOS VIDEOJUEGOS ¿QUÉ SON? ¿QUÉ<br />
HACEN?<br />
La mayor matanza de estudiantes a manos de un<br />
sólo individuo que registra la historia ocurrió el 16<br />
de abril 2007 en el Instituto Politécnico de la<br />
Universidad Estadual de Virginia, Estados Unidos.<br />
A las 07:15 AM el alumno coreano de 23 años Cho<br />
Seung-Hui da muerte a balazos a dos compañeros<br />
en el internado del instituto.<br />
Luego va tranquilamente al correo a despacharle<br />
al canal NBC News de Nueva York un DVD con<br />
manifiestos, video clips y fotos que él mismo había<br />
grabado sobre sus motivos para cegarse la vida y la<br />
de cuántos más que, a su juicio, merecían la muerte.<br />
A las 08:30 AM se inician las clases como si nada.<br />
Rumores de unos disparos en los dormitorios, pero<br />
de sirenas de alarma, evacuación general o cerco<br />
policial, ni ente.<br />
Pasado las nueve de la mañana, o sea dos horas<br />
después de la primera balacera y cuando todos los<br />
educandos se encuentran asistiendo a su primera<br />
lección del día, vuelve el mismo sujeto con dos<br />
flamantes pistolas —una calibre 9 mm., la otra más<br />
liviana y versátil del 22— además de los bolsillos<br />
llenos de magazines para recargarlas.<br />
147
Sala por sala va ultimando profesores y alumnos<br />
de distintas razas y credos, propinándoles a todos<br />
cuántos estuviesen a su alcance tres tiros al cuerpo.<br />
Las balas, compradas por Internet junto a las<br />
pistolas, eran de tipo "dumdum", o sea de las que<br />
se expanden al impactar.<br />
Tras efectuar 170 disparos, y siempre sin decir<br />
palabra, súbitamente apunta una pistola contra su<br />
propia cabeza y se destapa los sesos.<br />
Asesinó a 32 personas, dejó otras veinte heridas a<br />
bala y torció el dedo acusador de la opinión hacia<br />
las armas de fuego -gran negocio fabricarlas- y los<br />
videogames (VG), otro gran negocio cuyas venias en<br />
el mundo bordean los 28 mil millones de dólares al<br />
ario, cerca ya de los 45 mil de la industria del cine.<br />
Cho Seung-Hui era retraído. Cual Hamlet veía en<br />
el conviviente de su madre al homicida de su padre,<br />
que vive en Seúl. Mudo, sin conversar con nadie, se<br />
lo pasaba encastrado a su computador, conectado a<br />
cuánto sitio, película y VG imaginable.<br />
En su manifiesto habla con admiración de otros<br />
asesinos en serie y se han comparado tomas que él<br />
hace de sí mismo, con escenas de la sanguinaria<br />
película Oíd Boy, del director coreano Park Chanwook.<br />
Trata de la venganza, matando a trocha y<br />
mocha, que emprende un joven maltratado por la<br />
vida, contra quien sea encuentre a su paso. Similar o<br />
peor violencia es tenia de mucho videojuego.<br />
¿Son un nuevo medio a la par con la música y el<br />
cine?, presagiaba dos años antes "The Economist",<br />
148
¿una valiosa herramienta educacional, una inofensiva<br />
entretención o una amenaza digital que transforma a los<br />
niños en zombies violentos? Los videojuegos son todas<br />
esas cosas, dependiendo a quien le preguntes?"^<br />
He ahí, en esa última frase, la clave del asunto:<br />
De ser un trajín algo estrambótico de unos cuantos<br />
"computines", en pocos años han pasado a ser productos<br />
de consumo masivo, sí, pero focalizados en<br />
la juventud, que los ha hecho suyos, mientras nadie<br />
de la generación mayor los entiende. Sólo sabemos<br />
los adultos que cuestan caro, parecen ser películas<br />
sanas, mantienen a los chicos seguros en casa y a las<br />
horas más raras emiten batahola por los parlantes.<br />
Por su parte, los menores de veinte los defienden<br />
asegurando que, lejos de ser contemplación pasiva,<br />
como el cine, son sistemas interactivos en que uno, a<br />
igual que en la vida misma, protagoniza su ascenso<br />
y caída, según cuáles sean sus destrezas. De hecho<br />
los hay que requieren talentos especiales, puntería<br />
por ejemplo, además de sagacidad para adivinar de<br />
qué rincón de la pantalla viene el depravado.<br />
Efectivamente, lo distinto de estos pasatiempos<br />
electrónicos es que se asume un rol, un personaje de<br />
carácter, que uno encarna a lo largo del juego. Ese<br />
rol, comparado con el de mover las piezas blancas o<br />
las negras del ajedrez, puede ser más complejo que<br />
^"^ The Economist, revista inglesa de actualidad empresarial<br />
y sociológica, edición del 4 de abril 2005.<br />
149
ser bueno o malo y la duración puede ir de un rato a<br />
varios meses cuando son en línea, por banda ancha.<br />
Entonces, al nuevo y poderoso yo que asumo en<br />
pantalla, a falta de genio para llevarme de pelusa<br />
callejero a millonario en Miami, le puedo añadir, a<br />
su precio, capacidad de intriga, armas, o policías<br />
corruptos que me faciliten llegar a la meta.<br />
En el juego superventas Grand Theft Auto (GTA)<br />
creado por la empresa escocesa Rockstar North uno<br />
es delincuente al servicio de una mafia criminal<br />
dentro de la cual cada jugador compite, valiéndose<br />
de la traición y el asesinato si hace falta, con otros<br />
miembros de la banda para llegar a ser el gangster<br />
"top" de la ciudad. Salvo cuando toca efectuar una<br />
misión encomendada por el capo mafioso, se puede<br />
uno entretener siendo taxista, cafiche, prestamista,<br />
corredor de auto o piloto de aviación.<br />
Una de las digresiones de este videojuego calificado<br />
apto para menores (M), es la variante secreta,<br />
no anunciada Hot Coffee que permite al protagonista<br />
tener sexo con las seis muchachas con las cuales sale<br />
a robar. Los avances en resolución de pantalla y<br />
calidad de sonido facilitan que esas escenas y las de<br />
violencia bruta, que son las más codiciadas, se vean<br />
mejor que en la vida real, aumentando así su poder<br />
para robarle a la niñez su inocencia.<br />
Porque es poder lo que dan, fuerza. Son tan<br />
vividas esas diversiones de computador, tan bien<br />
hechas y entretenidas, que pronto el yo robotizado<br />
se siente superior al mezquino mundo cotidiano<br />
150
que me rodea. ¿Para qué responder, como la vulgar<br />
gente, al llamado de la mamá a lavar platos cuando<br />
en mi cosmos digital soy superman?<br />
De un clic, boto una aeronave; de otro, vuelo el<br />
castillo maldito y con un rápido giro del joystick reviento<br />
a balazos la banda de alienígenos que trató<br />
de atacar por la espalda a mi camarada. Al lado de<br />
eso, el papá es un pobre tipo que llega cansado, mis<br />
hermanos no sirven para nada y el profe es un triste<br />
terrícola sin espada láser ni voz estéreo.<br />
Comparemos al quinceañero de antaño que al<br />
volver del colegio salía en bicicleta a recorrer el barrio,<br />
con el autómata de hoy que al llegar a casa se<br />
encierra en la habitación, sus ojos atados a la pantalla,<br />
su mente encadenada al videojuego. Igual edad,<br />
distinta manera de conocer el mundo; uno demasiado<br />
flaco de tanto pedalear por calles que eran<br />
suyas, el otro obeso de tanto estar inmóvil, confinado<br />
en solitario a una fantasía que le es ajena.<br />
Sí, en solitario, aislado, porque ni el mensaje de<br />
texto o el chateo por Messenger sustituyen la comunicación<br />
que se da entre humanos al verse lo blanco<br />
del ojo. Es instantáneo, ahora o nunca, como todo se<br />
supone que debe ser en el mundo de hoy. Lástima<br />
que la inmediatez absoluta lleve, como el buey la<br />
carreta, a la liviandad total.<br />
El fracaso de confiar el alma a la correspondencia<br />
lo trata de manera romántica el poeta galo Edmond<br />
Rostand (1868-1918) en su drama Cyrano de Bergerac,<br />
donde la bella Roxana llega a creer que bajo los<br />
151
inspirados versos que le manda con flores Christian<br />
de Neuvillette, hay más que un imbécil.<br />
La idea de que tienes poderes, de que puodui<br />
revolucionar el universo desde la consola, resulti<br />
siempre ser una fantasía. Es un juguete hermético,<br />
una fabricación comercial que en nada cambias tú,<br />
Es a ti que te cambia.<br />
Menos capacidad de persuasión personal, di<br />
hablar las cosas y sobre todo, de entender el mundo<br />
real en que vives, porque lo distintivo del adicto a<br />
los videojuegos, a igual que el pegado al copete, es<br />
que físicamente está ahí, pero mentalmente no.<br />
El alcohol afecta funciones cerebrales como el<br />
pensamiento lógico, la percepción de riesgo, el auto<br />
control y la noción del bien y el mal. Por edad, los<br />
viejos tienden a volverse risueños, a decir leseras en<br />
lengua traposa y a caer dormidos. En cambio a los<br />
jóvenes los daña de distinta manera, exacerbando su<br />
agresividad latente, por lo que bajo sus efectos se<br />
vuelven más propensos a meterse en peleas de<br />
sangre, a manejar rajado y a violar en vez de amar.<br />
De similar manera, los videojuegos afectan de<br />
distinta forma a diferentes personas. No pasa una<br />
semana en que un crimen, choque o violación no sea<br />
atribuido a los modelos de comportamiento que<br />
ofrece la industria audiovisual. Sin embargo, no ha<br />
habido tiempo de contar con estudios científicos de<br />
sus efectos a largo plazo. ¿En una misma generación<br />
quienes se exponen a diversiones electrónicas, a loa<br />
cuarenta son más violentos que los impolutos?<br />
152
Volviendo a la analogía con el copete, surge otra<br />
dificultad para condenar los VG a la hoguera: vino,<br />
pisco, cerveza, o vodka son todos contenedores de<br />
la droga más consumida en el mundo: CH3CH2OH,<br />
líquido inflamable, volátil y de resonancia cerebral,<br />
también conocido como alcohol etílico o de beber.<br />
En contraste, los videojuegos no tienen en común<br />
alguna sustancia química que incida en la mente, y<br />
que podamos medir en grados y evaluar su efecto.<br />
Esto, porque los hay de distinta calaña, desde el<br />
fnorboso juego en que aprendemos a ser gangsters<br />
hasta los simuladores de vuelo donde el piloto<br />
practica despegues y aterrizajes en distintas canchas<br />
^ en duras condiciones. Cuando se fabricaron los<br />
primeros, no suscitaron mayor interés -nada como<br />
aprender a volar en un avión de verdad- hasta que<br />
hacia los años 1930 una serie de accidentes fatales<br />
ocurridos en sesiones de entrenamiento, llevaron a<br />
que los cadetes de la US Air Force practicasen sus<br />
tácticas de altura en estos sistemas que, sin peligro<br />
de estrellarse, simulan el vuelo real.<br />
Han salvado vidas, mejorado la seguridad aérea<br />
Otra vez, pues, estamos ante un fruto del ingenio<br />
humano, un logro del estudio, de la ciencia y de la<br />
civilización, que en vez de servir más para mejorar<br />
la condición humana, unos lo usan para degradarla.<br />
¿Qué hacer?<br />
* Padre y madre: conozcan estos artilugios. Compartan<br />
con sus hijos después de clases, se aprende.<br />
* Evitar esos tugurios de videojuegos, los taca-taca o<br />
flippers. Son casinos ilegales donde los niños juegan<br />
plata, fuman, intercambian disquetes pirateados y<br />
hacen malas juntas.<br />
* Limitar horario de adosamiento a la pantalla, para<br />
que así la juventud no desperdicie su vida mirando<br />
tele o pegada al computador.<br />
* Participar en la elección de videojuegos, siendo el<br />
mejor consejo, no el vendedor, sino algún pariente<br />
probo, si lo tiene.<br />
* No tolerar que cosas robadas (juegos o programas<br />
copiados sin licencia) entren a su hogar.<br />
* Deporte.<br />
* Música, clases de canto, guitarra o trompeta.<br />
* Libros.<br />
154
Capítulo XII<br />
EPÍLOGO PARA EMPRENDEDORES<br />
El final de un libro puede ser el comienzo de otro, y<br />
quizás esta reflexión corresponda a otra faena. Pero<br />
al releer estas páginas iniciadas sobre algo tan<br />
cotidiano como es un aparato de 12" que hay en la<br />
cocina, veo que toca el destino de muchos.<br />
¿Qué futuro tiene el innovador, sea intelectual,<br />
profesional o artista, en América Latina? Si vivimos<br />
entre la civilización europea y la cultura derrotada,<br />
¿hay otro camino aparte de la medianía rasca?<br />
¿No será mejor irse, como lo hicieron tantos, a los<br />
países opulentos e integrarse de frentón al orbe<br />
global? Total, allá pagan mejor, valoran el arte y<br />
respetan el conocimiento.<br />
Uno ha visto en los Estados Unidos y en Europa<br />
a mucho chileno posando de gran catedrático de<br />
Oxford, renombrado artista parisino o de millonario<br />
viñatero en California. Mientras mayores sean sus<br />
logros, más clara emerge una inquietud existencial,<br />
a veces malamente disimulada: ¿qué hago aquí?<br />
Es que ineluctablemente los trasplantados son<br />
siempre vistos como aves de paso y nunca llegan a<br />
155
sentirse plenamente enraizados.*" Los grandes, ricos<br />
y exitosos, llevan al fondo del alma la mala conciencia<br />
de haberse llevado algo de su país -su propio<br />
talento, una idea o una beca-, sin haber retribuido ni<br />
devuelto nada.<br />
Irse o no irse, esa es la cuestión, me la resolvió<br />
de joven el director de orquesta, Fernando Rosas<br />
(1931-2007) en el aeropuerto Pudahuel. Me acerco a<br />
esta figura que tantas veces había visto en el podio<br />
del teatro Oriente recibiendo aplausos luego de sus<br />
magníficas interpretaciones de música clásica y le<br />
pregunto acaso no se está yendo para siempre de<br />
Chile, pues algo había oído de trabas a su iniciativa<br />
de formar orquestas juveniles.<br />
- Eso, jamás - dijo.<br />
- Pero don Fernando, seguramente un director de<br />
su nivel (Beca Fullbright, academia Julliard de NY)<br />
se lo pelean para la sinfónica de Toulouse o Boston.<br />
- Puede ser, -respondió -pero es que allá, -agregó<br />
señalando con una batuta imaginaria el avión -no<br />
hago falta. En cambio aquí lo que uno no hace, no lo<br />
hace nadie.<br />
Ese hombre, tan dotado, le encontró sentido a su<br />
vida dando a quienes más necesitaban su talento: la<br />
gente de su propia casa. ¡Música maestro!<br />
40 Ver de Alberto Blest Gana: Los Trasplantados (1906) y de<br />
Enrique Bunster Tagle: Chilenos en California (1954).<br />
156
Hablando de maestros, los del impresionismo<br />
(Van Gogh, Cézanne etc.) enseñan que el arte se<br />
practica in situ, en el lugar mismo, siendo muy distinto<br />
un cuadro hecho en estudio, como pintan los<br />
académicos, que uno pintado al aire libre, de cara al<br />
paisaje que se quiere retratar. Del mismo modo, es<br />
muy distinta la ciencia hecha allá en el frío mundo<br />
que la investigada donde las papas queman.<br />
Llevado a lo personal, otro sociólogo sería éste de<br />
haberse quedado en París, donde hizo su doctorado.<br />
Nunca una matrona de Quillota le habría dicho lo<br />
que hasta el final de sus días le tintinea como razón<br />
de ser: don Pablo, siga escribiendo para nosotros.<br />
¿Pero cómo si en Europa está la civilización? Una<br />
opción es la de la arquitectura: creer que se está en<br />
el barro y ni siquiera considerar el potencial de tan<br />
práctico material para construir en adobes. El<br />
arquitecto, y su padrino del negocio inmobiliario,<br />
ven de su tierra nada más que el suelo para levantar<br />
torres calcadas de Internet.<br />
Se llega así a constituir la expresión intelectual<br />
más fracasada del continente. ¿Se sabe de alguien<br />
que diga mira qué bonito ese nuevo edificio? La gente<br />
detesta la producción en masa de viviendas, no se<br />
siente a gusto en los habitáculos que le impone la<br />
arquitectura moderna. ¿De qué sirve entonces?<br />
Frente a la mole de cemento y vidrio tenemos la<br />
topeadura de animales, la artesanía en cuero y la<br />
payadura con guitarra, vestigios de la cultura originaria<br />
que está siendo exiliada de la modernidad.<br />
157
Ya no hay cómo vivir esas cosas que para peor,<br />
parecen anquilosadas en la repetición, sin que<br />
enganchen con la imparable búsqueda de una mejor<br />
calidad de vida.<br />
De ahí que la misión del emprendedor en las<br />
artes y profesiones sea aunar esa dualidad, y para<br />
ello lo esencial es usar los avances de la humanidad<br />
para darle nueva vida a nuestra cultura. Electrónica<br />
¿por qué no? pero a fin de componer música propia.<br />
Prensas Heidelberg para leer a Neruda y trenes de<br />
alta velocidad TGV Alsthom para ir al sur.<br />
En vez de arrancar cual maleza nuestra historia,<br />
debemos revitalizar las raíces con nutrientes de<br />
última tecnología. Nueva letra a la vieja cueca, otras<br />
aplicaciones al antiguo adobe y mejores guisos con<br />
la olvidada quínoa.<br />
Eso es hacer patria.<br />
158
Otros libros de Pablo Huneeus:<br />
El problema de empleo y recursos humanos.<br />
Los Burócratas, un nuevo análisis del Estado.<br />
Chile 2010, una utopía posible.<br />
Nuestra Mentalidad Económica.<br />
Lo Comido y lo Bailado...<br />
¿Qué te pasó Pablo?<br />
Mi peineta amarilla...<br />
Lo Impensable, la amenaza nuclear.<br />
Aristotelia Chilensis.<br />
En Aquel Tiempo, Chile durante Allende.<br />
A Piel Viva.<br />
Amor en Alta Mar.<br />
El Intimo Femenino, estudios sobre la mujer.<br />
Manual Práctico de Cocina<br />
Chiloé por hoy no más.<br />
Andanzas por Rusia.<br />
Juan Pedrals, breve historia del petróleo.<br />
Hernando de Magallanes, (traducción).<br />
Edición de La Araucana, c. biografía de Ercilla.<br />
A Todo Trapo, homenaje a navegación a vela.<br />
Jaque al Rey, ensayos de transición.<br />
Dichos de Campo (refranes y proverbios).<br />
El Desierto en Flor.<br />
Las Cartas de don Pedro de Valdivia.<br />
Patagonia Mágica, el viaje del tata Guillermo.<br />
Filosofía Clásica. (Quince Lecciones).<br />
La Vida en Amarillo.<br />
El Dedo en la Llaga.<br />
159
Otros buenos libros de<br />
Pablo Huneeus<br />
Filosofía Clásica. El arte de<br />
amar, cómo ser feliz, la<br />
amistad, el dolor y la muerte,<br />
en los grandes pensadores de<br />
la humanidad.<br />
Dichos de campo. Los dos mil<br />
mejores proverbios y refranes<br />
del habla castellana.<br />
Chiloé por hoy no más. Viaje<br />
en lancha por la isla de gente<br />
sencilla, bosques limpios y<br />
mares abiertos antes de ser<br />
invadida por la industria.
"En este libro Pablo Huneeus ha puesto el dedo en<br />
la llaga abierta. Su obra tiene, además, el valor de no<br />
quedarse en la mera denuncia...".<br />
José Luis Rosasco, La Segunda.<br />
"Mientras la cultura europea revolotea sobre la masa,<br />
y las culturas americanas se ocultan en el Museo, la<br />
gran cultura huachaca reina y también gobierna en la<br />
televisión..." Albina Sabater, El Mercurio.<br />
"Como padre de familia y educador, como hombre que<br />
cree que en la conversación las personas se acercan<br />
y abren sus espíritus, como lector deseoso de que<br />
otros también gocen de la lectura, como amante de la<br />
naturaleza y de la superación, yo suscribo lo medular<br />
de este libro". Hugo Montes, La Tercera.<br />
"Es un estudio hecho con profundidad y, sobre todo,<br />
realizado con seriedad".<br />
Wellington Rojas, El Diario Austral.<br />
"Al utilizar el término para definir nuestra cultura<br />
ambiental, televisiva, teletónica, Pablo Huneeus ha<br />
tenido una idea brillante. Vivimos sumergidos en la<br />
cultura huachaca, invadidos por ella...".<br />
Jorge Edwards, revista Paula.<br />
T<br />
EDITORA NUEVA GENERACIÓN<br />
República de Chile<br />
ISBN 956-226-014-3