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Huneeus%20Pablo%20-%20La%20Cultura%20Huachaca%20O%20El%20Aporte%20De%20La%20Television

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Pablo Huneeus<br />

LA CULTURA HUACHACA<br />

o<br />

EL APORTE DE LA TELEVISIÓN


Junto con desenmascarar el<br />

impacto negativo de la tele,<br />

aquí denuncia las fuerzas<br />

culturales que condicionan<br />

la vida diaria.<br />

La moral, la política, la<br />

delincuencia, los gustos y<br />

el uso de la razón obedecen<br />

hoy a la pantalla.<br />

La obra va al fondo del tema;<br />

relaciona este invento con<br />

el ambiente social donde se<br />

aplica.<br />

Su autor, sociólogo y escritor<br />

chileno, conoce por dentro<br />

el medio, pues además de<br />

analizarlo, ha animado en<br />

pantalla programas de TV.


Pablo Huneeus es uno de los escritores más<br />

leídos de Chile. Sus cerca de treinta libros<br />

destacan por su animoso estilo, su buen humor<br />

y sus nítidos cuadros de la vida real.<br />

Estudió sociología en la Universidad de<br />

Chile y obtuvo su doctorado de la Universidad<br />

de París (Sorbonne). Ha sido consultor de<br />

Naciones Unidas en Suiza, de la Comisión<br />

Económica para América Latina (CEPAL), y<br />

profesor de la Facultad de Ciencias Físicas y<br />

Matemáticas de la Universidad de Chile. Fue el<br />

director fundador del Servicio Nacional del<br />

Empleo (SENCE) y luego, como profesor titular<br />

de la Universidad Católica, dirigió el Instituto<br />

de Sociología.<br />

A menudo escribe en diarios y revistas de<br />

Chile, y artículos suyos suelen aparecer en The<br />

Economist de Londres, The Wall Street Journal de<br />

Estados Unidos y Literaturnaya Gazeta de Rusia.<br />

Figura seguido en la tele, y una vez tuvo su<br />

propio programa de conversación.<br />

Por su contribución a la literatura social, la<br />

Grand Valley State University de Michigan,<br />

Estados Unidos, le confirió en octubre de 1992<br />

la Orden al Mérito.


Pablo Huneeus<br />

LA CULTURA HUACHACA<br />

O<br />

EL APORTE DE LA TELEVISIÓN<br />

Editora Nueva Generación<br />

República de Chile


Copyright © de Pablo Huneeus Cox<br />

Propiedad Intelectual N° 54.004<br />

ISBN 956-226-014-3<br />

Editora Nueva Generación.<br />

Fono (56 2) 218 39 74.<br />

www.pabIo.cl<br />

Portada: Niños leyendo, de Nicanor González<br />

Méndez, pintor chileno nacido en Talca, 1864.<br />

Casi toda su obra se perdió al incendiarse su<br />

taller. Murió en 1934.<br />

Primera edición: diciembre de 1981.<br />

Edición N" 39: agosto de 2008.<br />

Impreso en los talleres de<br />

Andros Ltda.<br />

Santa Elena 1955<br />

Santiago de Chile.<br />

Hecho en Chile


Viviré est cogitare (Vivir es pensar)<br />

Marco Tulio Cicerón<br />

Roma, siglo T antes de Cristo


CONTENIDO<br />

I.- La dinámica cultural al llegar la tele 9<br />

II.- El impacto mental de la imagen 29<br />

III.- Los imperativos económicos 41<br />

IV.- Los condicionantes de la programación 51<br />

V.- El contexto social de lo huachaca 59<br />

VI.- Los siete componentes 71<br />

VIL- El dios huachaca 99<br />

VIII.- Lo huachaca en el país interior 117<br />

IX.- La alta cultura en la tele 125<br />

X.- Plan para desinfectar la televisión 143<br />

XL- Los videojuegos ¿qué son? 147<br />

XII.- Epílogo para emprendedores 155


Capítulo I<br />

LA DINÁMICA CULTURAL<br />

AL LLEGAR LA TELE<br />

\\\ televisor ha engendrado en Latinoamérica una<br />

nueva manera colectiva de ser: la cultura huachaca.<br />

Hs la criatura bastarda -huacha- del mercadeo y<br />

de la urbe, que se abre paso entre la racionalidad<br />

occidental y la tradición popular. Al comienzo<br />

p.irecía ser apenas un aire algo ramplón, un estilo<br />

i.irgado a lo superficial y una moda pasajera de<br />

.uluar al lote. Pero pronto levanta sus ídolos y<br />

adquiere su propio espacio en la sociedad hasta<br />

implantar una verdadera cultura.<br />

l'ara apreciar las consecuencias de este fenómeno<br />

U'iigase presente que cultura vendría a ser todo lo<br />

.iprendido por medio de la comunicación. Es el<br />

conjunto de comportamientos que uno asimila de la<br />

sociedad. Por lo tanto, incluye el lenguaje, las costumbres,<br />

las normas morales, la ciencia, el arte, la<br />

religión e instituciones sociales como la familia, las<br />

leyes y el gobierno.<br />

O sea, cultura es toda acción que va más allá del<br />

instinto. Comer, por ejemplo, en sí mismo no es un<br />

lici'ho cultural, porque responde al instinto de<br />

alimentarse, pero la manera de hacerlo sí lo es, pori|ue<br />

los utensilios, recetas y modales empleados<br />

corresponden a hábitos socialmente adquiridos.


Un ser humano criado sin comunicación alguna<br />

con sus semejantes, como los niños-lobos del<br />

bosque, carece enteramente de cultura. Sólo lo<br />

mueve el instinto y al darle una gallina, reaccionará<br />

como cualquier animal carnívoro en estado salvaje.<br />

Le clavará sus dientes caninos en el cogote y a la<br />

usanza del lobo o del puma, le chupará la sangre<br />

tibia. Si queda con hambre, arrancará a dentelladas<br />

la pechuga de ave, sin desplumarla ni cocerla.<br />

Ante una mujer arremeterá para saciar su<br />

impulso sexual sin poesía ni proposición<br />

matrimonial, porque el galanteo y las instituciones,<br />

como el noviazgo y la familia, c]ue regulan la<br />

convivencia humana, son elementos culturales que<br />

asimilamos de otros Homo sapiens.<br />

La cazuela de ave, entonces, es obra de nuestra<br />

cultura, porque implica un complicado aprendizaje<br />

de técnicas de cocción, de recetas para combinar la<br />

papa y el cilantro, de saber usar la cuchara metálica<br />

y de modales para sentarse a una mesa a degustarla.<br />

Lo mismo el matrimonio, tanto el ceremonial para<br />

celebrarlo como las normas para regularlo dependen<br />

de la cultura que se tenga.<br />

Al ser la cultura base espiritual de la conducta<br />

humana, lo que está en juego no es sólo la manera<br />

de cocinar una gallina o de redactar un contrato<br />

matrimonial; está en juego la manera de organizar<br />

la vida. La capacidad de conocerse a sí mismo, de<br />

entender la realidad, de cuidar el medio ambiente o<br />

de superar la adversidad, va todo en función del<br />

10


I'squoma mental con que funcionemos. Y ése<br />

proviene directamente de lo aprendido, tanto en la<br />

i'iiiicación formal (escuela, universidad, etc.) como<br />

en los demás mecanismos de socialización (familia,<br />

Itarrio, Iglesia, radio, TV, diarios, libros, etc.).<br />

En palabras del sociólogo Sorokin: Ningún grupo<br />

l'iii'íie sobrevivir si dispone sólo de conjuntos de ideas<br />

ilógicas, inconsistentes o falaces. Si, por ejemplo, tal<br />

;^nipo le atribuye a la vaca las características del león y<br />

Inita de lechar al león y de matar la vaca, si trata de<br />

miner lo incomible, si carece de nociones adecuadas para<br />

medir el tiempo y el espacio, si sus normas de conducta<br />

son contradictorias, si sus creencias mágicas y religiosas<br />

son falsas y equívocas, tal grupo no durará muchoJ<br />

Dos culturas en pugna<br />

Ahora bien, la confusión, inseguridad y pobreza en<br />

Latinoamérica arrancan de tener como base de la<br />

identidad dos culturas contrapuestas que llevan<br />

ilemasiado tiempo en pugna una contra otra: la<br />

occidental y la popular.<br />

Por encima tenemos la cultura del conquistador.<br />

}ls la civilización de la racionalidad técnica, militar y<br />

monetaria iniciada por la burguesía europea a partir<br />

del siglo X, cuando en los "burgos" (ciudades)<br />

libres de la potestad feudal se consolida una clase<br />

' Pitirim Sorokin: Society, Culture and Personality. Cooper<br />

Square Publishers, Nueva York, 1962.<br />

11


social que no es la nobleza de los hijos de papá ni el<br />

proletariado de "los que viven por sus manos".2<br />

Valiéndose de su superioridad técnica -ciencia,<br />

profesiones, arte- desplaza al linaje como fuente de<br />

ascenso social y haciendo primar el dinero -banca,<br />

capital, industria- se impone sobre los asomados<br />

por privilegios de cuna. Rescata la idea del<br />

individuo como ser libre y, en consecuencia, dotado<br />

de derechos universales por el sólo hecho de existir.<br />

Plantea, entonces, como iciea central el ascenso ciel<br />

hombre por medio del conocimiento.<br />

El propio Carlos V, de Francia, apoyado por la<br />

burguesía que ya estaba hastiada de esa nobleza de<br />

caballeros armados e improductivos dedicados a<br />

costosos juegos de guerra, hacia el año 1368<br />

organiza una biblioteca nacional en el palacio de El<br />

Louvre, hace traducir a Aristóteles y funda un<br />

sistema gratuito de educación pública. Cuando un<br />

señor feudal de armadura y coraza critica tales<br />

iniciativas, el rey Carlos responde con una frase que<br />

sigue resonando como principio orientador cié<br />

Occidente; Sólo prosperará este país en ¡a medida en que<br />

se respete el conocimiento.<br />

Pero en Latinoamérica tal civilización penetra no<br />

tanto por virtud de ideales humanistas superiores<br />

como por obra de técnicas militares de gran poder<br />

2 J. Manrique (1440-1479) Copias por la Muerte de su Padre:<br />

"allí van los señoríos derechos a se acabar... y llegados<br />

son iguales los que viven por sus manos y los ricos."<br />

12


ilrstructivo con las cuales los españoles efectúan la<br />

conquista. Establecido el dominio sobre casi todo el<br />

continente, salvo el sur de Chile^, comienza un<br />

.irduo proceso civilizador para implantar los demás<br />

V.llores e instituciones inherentes a dicha racionaliif.id,<br />

como el cristianismo, la propiedad inscrita, la<br />

motivación profana del trabajo (en las culturas<br />

.indinas se trabaja nías por espíritu comunitario que<br />

(ior dinero), la hacienda feudal, la tecnología mecánica,<br />

el consumo suntuario y, en fin, todo eso<br />

llamado Civilización Occidental.<br />

Sin embargo, tal como se ha señalado en nuestro<br />

estudio sobre la mentalidad económica, la racionalidad<br />

occidental se asienta mejor en Norteamérica<br />

gracias a que los peregrinos ingleses encuentran un<br />

territorio prácticamente deshabitado donde hacer<br />

sus vidas, sin las taras del viejo continente ni los<br />

condicionantes de alguna otra civilización a la cual<br />

adaptarse.* Nadie les trabaja, a nadie cristianizan.<br />

Las escasas tribus que encuentran no son guerreras<br />

y los colonos anglosajones se limitan a exterminarlas<br />

o ahuyentarlas hacia el lejano oeste.<br />

^ La Guerra de Arauco, del pueblo mapuche, es una de<br />

las guerras de resistencia más largas de la historia. Se<br />

inicia en 1536 contra la avanzada española de Diego de<br />

Almagro y concluye en 1882 con los regimientos de corte<br />

prusiano que les manda encima la elite de Santiago.<br />

•* Pablo Huneeus: Nuestra Mcntaüdad Económica. Editora<br />

Nueva Generación, Santiago, 2002.<br />

13


En cambio, al sur del Río Grande de México es<br />

otra la situación: el conquistador europeo penetra<br />

territorios densamente poblados donde hay tribus<br />

perdidas, pero donde lo que más encuentran son<br />

culturas evolucionadas, como la Azteca y la Maya.<br />

Al llegar los hermanos Pizarro al Perú, por ejemplo,<br />

se calcula que el Imperio encabezado por el Inca<br />

Atahualpa comprendía unos 12 millones de almas.<br />

Más aún, durante la Colonia y la República, el crecimiento<br />

demográfico de la población indígena ciel<br />

continente es superior a la de origen europeo.<br />

De ahí que la penetración occidental en las<br />

distintas regiones de Latinoamérica no ocurra en<br />

un vacío cultural. Tampoco es cuestión de educar a<br />

seres con la mente en blanco, como los niños, sino<br />

de imponer una racionalidad aristotélica sobre otra<br />

desarrollada aquí durante siglos y que tiene su<br />

propia lógica para organizar la vida.<br />

Occidente se enfrenta aquí a civilizaciones que<br />

medidas con la vara europea carecen de elementos<br />

importantes como la imprenta, las armas de fuego o<br />

la investigación científica. Sin embargo, no se trata<br />

de pueblos primitivos, ya que son culturas de profundo<br />

sentido religioso, de idiomas evolucionados,<br />

de gran sentido estético, de avanzada organización<br />

social, de gran nivel técnico en ingeniería hidráulica<br />

y construcción civil, y de acabado conocimiento<br />

experimental de medicina humana y astronomía.<br />

14


Según el monumental estudio del historiador<br />

l'iitánico Arnold J. Toynbee, entre la veintena de<br />

)',rondes civilizaciones que han jalonado el planeta<br />

Tierra, cuatro florecieron en el continente americano<br />

.intes que el navegante genovés Cristóbal Colón y<br />

su banda de aventureros tuvieran noticia de ellas (la<br />

Incásica basada en la cordillera de los Andes, la<br />

civilizacitín Maya en Centroamérica, el imperio<br />

Azteca del antiguo México y la esplendorosa cultura<br />

de Yucatán)."'<br />

Fácil es entonces comprender que aquí se encontraran<br />

culturas firmemente enraizadas y nada de<br />

interesadas en dejarse llevar por la mentalidad de<br />

los recién llegados ni de someterse a sus locas<br />

instituciones.<br />

Por eso, el proceso civilizador, lejos de ser una<br />

persuasión convincente, al comienzo adquiere una<br />

ferocidad bestial, siendo frecuente para los reacios a<br />

5 Arnold 1. Toynbee: A Study of History, obra de 12 tomos<br />

publicados el primero en 1934 y último 1961 por Oxford<br />

University Press. Las otras grandes civilizaciones son: la<br />

del Egipto milenario que hizo las pirámides e inventó el<br />

pan, la de China de donde viene el arroz y el comer en<br />

platos de loza, la Minoica basada en Creta, la Sumeria, la<br />

Hindú, la Hitita, la Helénica que sentó las bases de la<br />

democracia y de la ciencia moderna, la Occidental que<br />

forjó la industria, la Cristiana Ortodoxa de Rusia, la del<br />

Lejano Oriente (Japón), la Cristiana medieval de Europa,<br />

la Oriental de Asia Central, la Iraní, la Árabe que nos<br />

brindó el café y los números y la Babilónica.<br />

15


ecibir los dones del espíritu ofrecidos por Occidente<br />

terminar sentados en picanas, quemados por<br />

la Santa Inquisición de Lima, o bien simplemente<br />

destripados a sablazos. Hernán de Santillán, un<br />

consejero del Gobernador García Hurtado de Mendoza,<br />

luego de volver en 1560 a España, presentó un<br />

informe al Consejo de Indias de Sevilla donde describe<br />

así la llegada de los primeros occidentales al<br />

valle central chileno: Mataban, mutilaban y echaban los<br />

perros a los indios, les cortaban los pies, manos, narices y<br />

tetas, robaban sus tierras, violaban sus mujeres c hijas,<br />

los encadenaban y utilizaban como bestias de car^a, quemaban<br />

sus casas y asentamientos y destruían sus<br />

sembrados/''<br />

Pero aún donde se establece un dominio formal,<br />

se produce entre las dos culturas una singular<br />

relación en nada comparable al colonialismo europeo<br />

en África y Asia, porque el español viene a<br />

quedarse. Al avecindarse en una realidati tan sobrecogedora<br />

se empapa en ella y desarrolla instituciones,<br />

como la hacienda, que si bien se copia de Castilla,<br />

guarda poca relación con la posterior evolución<br />

europea hacia una clase media agrícola.<br />

Tanto es así, que epopeyas como la conquista de<br />

México hecha por Hernán Cortés en base a 13.000<br />

indios Totonacas y Nahuas que él alista contra el<br />

emperador azteca Moctezuma; el viaje que en 1542<br />

^ Citado en el libro de Brian Loveman: Chile, the legacy of<br />

Hispanic Capitalism. Oxford University Press, 1979.<br />

16


hace desde Quito el capitán Francisco de Orellana a<br />

través del "río de las Amazonas" o la misma<br />

expedición que emprende Pedro de Valdivia desde<br />

Cuzco a Chile, se gestan en nuestro continente a<br />

pesar de la burocracia peninsular. Lejos de recibir<br />

apoyo gubernamental, las realizan con su propio<br />

empuje y capital hidalgos de origen español, sí, pero<br />

que se han avecindado de por vida en la región.<br />

El elemento de origen occidental domina la situación<br />

y la población indígena acata sus edictos,<br />

llegando a adoptar símbolos de modernidad como<br />

los jeans y la Pepsi. Pero a través de los siglos demuestra<br />

una capacidad asombrosa de aparentar<br />

modernidad y a la vez mantener los esquemas<br />

mentales y ritos autóctonos que le dan identidad.<br />

Las fuerzas culturales hasta mediados del<br />

siglo XX (años 1950-60)<br />

Lo anterior configura tres características esenciales<br />

de la cultura en los países latinoamericanos.<br />

1.- En primer lugar, destaca la presencia de la<br />

cultura occidental. Cuando nos visita un profesor de<br />

la Universidad de Cambridge. Arriba en British Airways<br />

a un aeropuerto moderno, lo reciben colegas<br />

sin plumas ni flechas que andan vestidos como<br />

cualquier gringo, ve autos Jaguar por la calle, escucha<br />

a los Beatles en la radio, admira rascacielos tan<br />

insípidos como los de Manchester, asiste a reuniones<br />

que ¡oh sorpresa! se inician a la hora señalada.<br />

17


encuentra un buen nivel de investigación en la universidad<br />

y hasta se entera de avances originales<br />

hechos aquí que pronto serán dados a conocer en<br />

algún "Journal" científico norteamericano. Se siente,<br />

pues, en medio de la racionalidad técnica<br />

occidental.<br />

ídem el representante de la Deutsche Grammophon<br />

Gesselschaft que se desplaza en breve visita a nivel<br />

de gerencias. Volverá convencido de haber tratado<br />

con ejecutivos tanto o más serios que los alemanes.<br />

Pero es presencia de una cultura, no existencia.<br />

Para entender cómo pueden las apariencias llegar a<br />

engañar tanto, es necesario recordar la forma en<br />

que hacia el año 1800 el sistema colonial español,<br />

junto con haberse adaptado bastante a la realidad<br />

latinoamericana, había levantado un muro de<br />

edictos imperiales y controles burocráticos que<br />

aislaban del devenir. En lo social había quedado<br />

afuera nada menos que la Revolución Francesa y en<br />

lo económico, la revolución industrial. Pero la<br />

Colonia había afatado una casta de patrones de<br />

fundo dedicados a vivir sin trabajar y a perpetuar<br />

hasta la eternidad sus retrógrados esquemas.<br />

De no mediar la invasión francesa a España y el<br />

consecuente derrocamiento del "bienamado" Fernando<br />

VII, la incipiente burguesía liberal de profesionales<br />

y empresarios un tanto más cultos, no<br />

habría tenido oportunidad de impulsar la modernización<br />

a que aspiraba el país, empezando por la<br />

independencia política.<br />

18


Las burguesías ilustradas que logran controlar el<br />

caudillismo militar dejado por la guerra de la Independencia<br />

de inmediato empiezan a edificar el<br />

estado nacional -la República señorial- imponiendo<br />

111 versión más moderna de la cultura occidental. En<br />

l'uropa el rol preponderante asignado al conocimiento<br />

estaba dando resultacios espectaculares y<br />

viene todo ese optimismo científico típico del siglo<br />

XIX. El inseguro velero se cambia por el barco a<br />

vapor, el coche a caballos por el ferrocarril, el tallercito<br />

artesanal por la fábrica y la farándula perpetua<br />

de la familia real por la república.<br />

El origen sobrenatural del hombre se sustituye<br />

por la teoría de la evolución, el sentido espiritual de<br />

la vida por el materialismo dialéctico o liberal y la<br />

revelación como fuente de autoridad que legitima<br />

la monarquía por la idea del ciudadano libre, con<br />

derecho a sacar la voz.<br />

La fe irrestricta en la educación, como factor<br />

central del progreso y en el Estado como instrumento<br />

civilizador, llega a engendrar un nuevo despotismo<br />

ilustrado para impulsar esta alta cultura<br />

que avanza triunfal hacia la luz. Se promueve la<br />

ciencia y el arte trayendo a sabios y pintores, se<br />

acogen a inmigrantes europeos, se becan a jóvenes<br />

talentosos para que estudien en Londres y Berlín, se<br />

crean universidades nacionales, se construyen<br />

escuelas y bibliotecas, se levantan escuelas de oficios<br />

técnicos y museos de bellas artes, se modernizan<br />

los ejércitos y armadas para hacerlos eficientes<br />

19


institutos técnicos, se edifican grandes teatros<br />

municipales para las artes de la representación, se<br />

fomenta la literatura, se discuten abiertamente los<br />

asuntos públicos, se organiza la prensa libre y en<br />

general se practica el respeto a la inteligencia.<br />

Es la universidad para y por la inteligencia, la<br />

educación pública gratuita y la democracia organizada<br />

en torno a los preceptos del barón de<br />

Montesquieu sobre tres poderes del Estado: ejecutivo<br />

(gobierno), legislativo (parlamento) y judicial<br />

(tribunales) que habían de garantizar progreso y<br />

justicia.<br />

Se trata, pues, del tardío arribo del espíritu liberal<br />

que desde el siglo décimo venía emergiendo<br />

en Europa. Al asumir la burguesía ilustrada el<br />

control del proceso político emprende una campaña<br />

civilizadora para recuperar en la base el<br />

tiempo perdido. Sus armas para atacar la ignorancia<br />

fueron la palabra impresa (libros, prensa intiependiente)<br />

y la educación pública (escuelas, liceos,<br />

universidades).<br />

Sin embargo, quizás por falta de perspectiva<br />

histórica o porque intuyeron que el campo y la<br />

hacienda ya estaban perdidos, esta campaña se<br />

concentra en la capital. Así como la hacienda fue el<br />

terreno propio del barroco español, la capital pasa a<br />

ser el territorio propio de la República señorial. Las<br />

instituciones claves de la campaña civilizadora se<br />

agrupan en un perímetro específico, cual fuertes<br />

temiendo un ataque bárbaro de la selva. Juntitos<br />

20


están el Ministerio de Educación Pública, el Parlamento,<br />

la Universidad, la Biblioteca Nacional, el<br />

Teatro Municipal, el Museo de Bellas Artes, la<br />

Catedral, las librerías, la prensa independiente y los<br />

Tribunales de Justicia.<br />

Desde el centro este enclave civilizador irradia, o<br />

pretende irradiar, alta cultura hacia el país interior.<br />

Es una fuerza centrífuga que salpica racionalidad<br />

técnica hacia afuera y que con el tiempo se<br />

convierte en una fuerza centrípeta que absorbe<br />

energía y poder hacia el centro.<br />

2.- La segunda característica de nuestro entorno<br />

cultural es la porfiada sobrevivencia de una cultura<br />

popular firmemente arraigada en el campo y en los<br />

pueblos chicos del interior. Por siglos se ha ido<br />

transmitiendo de machi en machi, de toqui en toqui<br />

y de madre a hijo. Sólo últimamente, al aparecer la<br />

radio, contó con un medio masivo de comunicación.<br />

A pesar de la tenaz campaña civilizadora de la<br />

elite ilustrada, sobrevive con gran vitalidad. Más de<br />

veinte millones de latinoamericanos hablan sólo<br />

idiomas autóctonos, otros tantos no leen ni escriben<br />

y en vastas regiones permanecen intactas formas<br />

indígenas de vida.<br />

Oculta en ritos formalmente católicos subsiste la<br />

magia nativa de la religiosidad popular, fenómeno<br />

fácil de apreciar en festividades como la Tirana en<br />

el desierto de Atacama, donde los bailarines<br />

danzando frenéticos al ritmo del tambor y los<br />

promesantes arrastrándose sobre la grava del suelo<br />

21


hasta sangrar, en nada parecen tener noticias del<br />

canto gregoriano o del sacramento de la confesión.<br />

Más aún, durante las últimas décadas hasta en<br />

los antros de modernidad, como Caracas y Sao<br />

Paulo, afloran con mayor ímpetu expresiones de<br />

cultura popular -cultos religiosos y ritmos<br />

musicales- que se apartan radicalmente de la<br />

racionalidad occidental (la macumba va por dentro,<br />

dear Cambridge professor).<br />

En vista de c]ue a menudo conceptos emanados<br />

de sistemas culturales foráneos se emplean para<br />

estudiar nuestra realidad, con el consecuente descalabro,<br />

es necesario aclarar que la noción de<br />

cultura popular no equivale a la de países europeos.<br />

En las distintas regiones de Europa y Norteamérica<br />

se da una cierta cultura popular de tipo "folk", con<br />

sus musiquitas y trajecitos típicos, pero sin alcanzar<br />

a constituir un sistema cultural aparte. Allá la<br />

cultura popular es un mero folklore, o sea una variación<br />

estilística dentro del mismo marco societal.<br />

No implica esquemas mentales contrapuestos a los<br />

del resto de la sociedad.<br />

Aquí, en cambio, la cultura popular viene de<br />

otras civilizaciones y es el alma de otras razas.<br />

Tiene sus propios marcos de referencias, sus propios<br />

Adanes y sus propios pecados originales, diferentes<br />

de los occidentales y aun cuando haya<br />

estado desintegrándose, hasta el día de hoy constituye<br />

sistemas culturales evolucionados cuya<br />

sabiduría recién se empieza a apreciar.<br />

22


Investigaciones antropológicas, especialmente a<br />

partir de los trabajos de Levi-Strauss, revelan cuan<br />

elaborados son los esquemas filosóficos de algunas<br />

tribus consideradas primitivas.<br />

En algunos casos, como los indios Bororo, del<br />

Paraná o los Watunna del Orinoco, su "salvajismo"<br />

es una relación armónica con la naturaleza y su<br />

"atraso", un profundo sentido espiritual de la vida<br />

que los aleja de la marcha galopante de Occidente<br />

hacia el materialismo maquinal.^<br />

Sin embargo, a las elites ilustradas de Latinoamérica<br />

no les interesa la idiosincrasia originaria. A lo<br />

sumo, han considerado la cultura autóctona como<br />

un simple folklore, que debe ser filtrado para<br />

mostrar únicamente su aspecto turístico. El ballet<br />

mexicano se "sanitiza" para presentarlo en el Teatro<br />

Municipal y la urna zapoteca se exhibe en el museo<br />

nacional con lo cual tanto la danza como la escultura<br />

originaria quedan reducidas a ser meras curiosidades<br />

arqueológicas, desprovistas de vida y sin<br />

referencia a la actualidad.<br />

Por su parte, el intelectual medio -de novelista a<br />

economista- ha tendido a pensar la realidad latinoamericana<br />

en términos europeos y hasta nuestra<br />

historia se presenta como animada por una<br />

^ Ver del antropólogo Claude Levi-Strauss: Tristes<br />

Trapiques. Plon, París 1955. Para apreciar la elaborada<br />

teología de una tribu indígena, ver de Marx de Civreux:<br />

An Orinoco Creation Cycle. North Point Press, Boston 1981.<br />

23


acionalidad occidental. En la mayoría de las<br />

representaciones simbólicas de la realidad se<br />

advierte esta tendencia a exaltar el carácter<br />

occidental de Ja sociedad. Por ejemplo, la<br />

característica de una popular serial de televisión. La<br />

Madrastra, es precisamente el rascacielos más<br />

modernista de Santiago y toda su ambientación,<br />

con actrices rubias y de ojos azules, presenta una<br />

imagen angloamericana de la realidad. ídem, los<br />

avisos comerciales y la arquitectura: son elaboradas<br />

fabricaciones tendientes a vestir la mona de seda.<br />

Se ha creado así, un raro espejo cultural para<br />

reflejarnos distintos de como somos. Al vernos tan<br />

limpiamente estirados, nos sentimos halagados,<br />

pero nos distanciamos de nuestra realidad al punto<br />

de dejar de entenderla. Latinoamérica ha llegado a<br />

ser una realidad que no se entiende a sí misma. Y<br />

sólo llegará a comprenderse la dinámica sociológica<br />

y política de los países latinoamericanos cuando se<br />

conozca bien su base cultural.<br />

Más adelante (Cap. XII) se vuelve sobre esto al<br />

analizar la misión que esta peculiar configuración<br />

cultural ofrece al emprendedor, si la asume.<br />

3.- El tercer componente esencial de la cultura en<br />

Latinoamérica es el proceso de transe ulturación por<br />

el cual las dos fuerzas culturales en pugna van de<br />

mala gana contaminándose una de otra. Es un flujo<br />

en dos sentidos, siendo lo más visible el salpique de<br />

ítems occidentales sobre la idiosincrasia nativa. Del<br />

conquistador se aprende desde montar a caballo<br />

24


hasta atender al gringo de Cambridge. La campaña<br />

civilizadora logra darle a las fachadas una mano de<br />

modernidad, sobre todo en la capital.<br />

Pero también está el flujo contrario. El sociólogo<br />

Hernán Godoy en su acabado estudio de la cultura<br />

chilena observa que en cuanto llegaron los ibéricos<br />

empezaron ellos a aprender usos indígenas, como<br />

estilos musicales, guisos de maíz y el cultivo de la<br />

papa, el tomate, el tabaco, el caucho y el cacao para<br />

el bate, bate chocolate, productos todos de consumo<br />

mundial, objeto de millonarias inciustrias, pero que<br />

fueron desarrollados por los pueblos originarios.^<br />

Hoy hasta en los más elevados círculos de la modernidad<br />

vemos algunos elementos de origen<br />

indígena, como la ruana de las azafatas de Avianca<br />

que bien puede andar a esas alturas sólo para fines<br />

turísticos. Más hondo y mimetizado bajo pautas<br />

occidentales de consumo hay esquemas mentales<br />

que la costra "civilizada" del continente ha ido<br />

asimilando de la base autóctona. El patrón desde<br />

guagua ha ido aprendiendo del inquilino, primero a<br />

través de la nodriza de campo que lo cría aún en la<br />

ciudad, infundiéndole su fatalismo y esperanza en<br />

el golpe de suerte. Más tarde por otros mecanismos<br />

de socialización van asentando en la propia elite<br />

ciertas categorías mentales de origen indígena. Por<br />

ejemplo esa lentitud de los empresarios, que tanto<br />

^ Hernán Godoy Urzúa: La Cultura Chilena. Ensayo de<br />

síntesis c interpretación sociológica. Ed. Universitaria, 1982.<br />

25


exaspera a los norteamericanos, emana de un ritmo<br />

cultural autóctono en el cual mañana no se traduce<br />

por tomorrow, sino que por eventualmente o para la<br />

próxima semana quizás. El rol emancipado de la<br />

mujer en la sociedad latinoamericana no proviene<br />

tanto de los movimientos liberacionistas anglos<br />

como de su papel en las culturas andinas donde es<br />

guerrera, labradora, empresaria o cualquier cosa<br />

menos objeto decorativo. Y la evolución política,<br />

que por más de un siglo siguió un curso paralelo al<br />

de Francia, calcando los mismos partidos radicales y<br />

frentes populares, en la última década parece<br />

haberse alejado de toda referencia con Europa<br />

occidental.<br />

Esta es, pues, la dinámica cultural hasta mediados<br />

del siglo XX: un proceso civilizador que va<br />

integrando el pueblo a la cultura occidental por<br />

medio de la educación pública y cuyo medio de<br />

comunicación de masas es el libro; una cultura<br />

popular que se trasmite en forma oral y que al<br />

aparecer la radio cuenta con un medio masivo de<br />

comunicación; y por último la transculturación o<br />

mestizaje cultural que va mezclando algunos<br />

elementos occidentales con otros populares.<br />

En la correlación de fuerzas culturales actuando<br />

sobre el escenario continental, la ardua campaña<br />

civilizadora va dominando la situación. A pesar de<br />

algunas contracorrientes -bandolerismo por aquí,<br />

holgazanería por allá-, se va imponiendo la<br />

racionalidad occidental.<br />

26


No más ignorancia, es la consigna, industria y<br />

educación, nada de dictadores ladrones, como en las<br />

repúblicas bananeras. Nuestro país es serio, el orden<br />

y la justicia son sus principios orientadores. La<br />

inteligencia sola le va cerrando el paso a los chantas,<br />

muerte a los cuenta cuentos y milagreros de la<br />

política. Adelante ingeniería, se inicia la era de la<br />

razón y el entendimiento.<br />

Pero entonces llegó la televisión.<br />

27


¿SABÍAS QUE...?<br />

• 95% de los hogares tiene tele y sólo 6%, biblioteca.<br />

• 2,5 horas diarias se pasa la gente mirando TV en<br />

invierno y 1,5 horas en verano.<br />

• Los más adictos a la tele son los niños chicos y los<br />

abuelos mayores.<br />

• En Chile hay 687.573 hogares abonados al cable y<br />

otros cien mil conectados ilegalmente.<br />

• 25 empresas que operan estaciones de TV cable a<br />

lo largo del país.<br />

• 100.388 hogares cuentan con TV satelital.<br />

• Menos de la mitad (43%) de lo que emite la<br />

televisión abierta de Chile es nacional.<br />

• El 0,9% de la programación es cultural. TVN es el<br />

canal que más cultura emite (apenas 1,4%)).<br />

• La tele recibe 43% de los 307 mil millones que se<br />

gastan al año en publicidad; diarios y revistas 39,5%i<br />

radioemisoras 11%, afiches 6,5% y los hbros ni ente.<br />

• El 9% de la programación es infantil. En 66% de<br />

los programas para niños hay violencia, en 52%<br />

deshonestidad y en el 6%, sexualidad inapropiada.<br />

Fuente: Consejo Nacional de Televisión (www.cntv.cl).<br />

28


Capítulo II<br />

EL IMPACTO MENTAL DE LA<br />

IMAGEN EN PANTALLA<br />

Es habitual considerar la televisión como otro medio<br />

más de comunicación masiva, algo así como un<br />

feliz combinado de radio con cine servido en casa.<br />

Pero lo que llega en un determinado momento de<br />

nuestra evolución cultural es más que un medio<br />

para mostrarnos la realidad: es una tecnología que<br />

impone su propia realidad y con ello implanta en la<br />

sociedacl una manera, telegénica digamos, de verse<br />

a si misma.<br />

Esto puede parecer extraño a quien siga creyendo<br />

que la técnica está al servicio del hombre.<br />

Según tan candida creencia, el bien o el mal provocado<br />

por un invento no yace en el invento mismo,<br />

sino en la forma de emplearlo. O sea, la energía nuclear<br />

no sería ni buena ni mala, porque todo depende<br />

de si los buenos la usan para curar el cáncer o<br />

de si los malos, para destruir la humanidad.<br />

Si bien al comienzo varios estudios no prueban<br />

que moldee la mente, la industria no tarda en descubrir<br />

que sirve para fomentar el consumo de<br />

leseras y los políticos, que manipula la opinión.<br />

Seguidamente, al estudiar el comportamiento de<br />

de personas expuestas a la tele por varios años, se<br />

descubre que a largo plazo y en forma inconsciente<br />

29


cultiva en el niño conductas violentas que sólo<br />

emergen cuando llega a ser adulto."*<br />

El filósofo estadounidense Jerry Mander, fue de<br />

los primeros en plantear que la TV es una poderosa<br />

máquina de lavar cerebros que empareja y alisa la<br />

conciencia en todos los rincones del mundo. Propone<br />

que debe eliminarse de cuajo debido a que sus<br />

males son inherentes a su tecnología.<br />

Es típico querer ciertos inventos sin sus consecuencias<br />

lógicas. Queremos autos, pero no gases de<br />

escape; industria, pero no contaminación; autopistas,<br />

pero no accidentes de tránsito; obras públicas,<br />

pero no impuestos y Estado, pero no burocracia.<br />

Lo mismo con la publicidad. Si uno acepta ¡a existencia<br />

de publicidad, uno acepta un sistema destinado a<br />

persuadir y a dominar mentes... Uno también acepta que<br />

el sistema será utilizado por el tipo de persona que desea<br />

influenciar gente y que sabe hacerlo. Nadie que no desea<br />

dominar a otros emplearía publicidad, o tendría éxito en<br />

ella. Por eso, la naturaleza básica de la publicidad, y de<br />

las tecnologías creadas para servirla, apuntan hacia ese<br />

objetivo, estimulan tal comportamiento en sociedad y<br />

tienden a dirigir la evolución social en esa dirección.^^^<br />

'' Ver de George Gerbncr: Violence and Terror in tfie Media:<br />

An Annotated Bibliography. Greenwood Press, Westport, 1988.<br />

'" Jerry Mander: Four Arguments for the Elimination of<br />

Television. Marrow & Co., 1977.<br />

30


Razones para no verla más<br />

Los cuatro argumentos de Mander para suprimir la<br />

televisión siguen el mismo raciocinio de considerar<br />

inherente al medio, las fuerzas que lo animan.<br />

El primero es ecológico y no se refiere a la televisión<br />

misma, salvo en la medida en que forma<br />

parte de un sistema de vida moderno. Sostiene que<br />

el ambiente artificial de la vida moderna (edificios,<br />

ciudades, automóvil) ha llegado a convertirse en<br />

una barrera oculta entre los seres humanos y los<br />

procesos naturales.<br />

En ese medio ambiente estrecho un instrumento como<br />

la televisión puede parecer potencialmente interesante,<br />

sano 1/ valioso, pero al mismo tiempo acelera el proceso de<br />

confinamiento. El conocimiento queda supeditado a la<br />

recopilación y diseminación tecnológica. Eo que<br />

celebramos como la expansión del conocimiento humano<br />

es en realidad su confinamiento en un singular módulo<br />

cerebral, mientras que otras experiencias humanas<br />

comienzan a atrofiarse.<br />

Por ejemplo, el aura de un bosque de araucarias,<br />

el silencio espectral bajo el mar, o la reverencia que<br />

inspira la cordillera cuando se está en ella, son todas<br />

experiencias imposibles de envasar. Sin embargo, se<br />

puede llevar una cámara al bosque, bajo el agua o<br />

hasta la cumbre. Lo que se logra, entonces, es<br />

confinar esa vivencia creando una sensación<br />

equívoca de haberla vivido. Lo mismo con ciertas<br />

emociones como la ira o la soledad; la vida urbana<br />

31


va limitando el contacto con la naturaleza y con la<br />

humanidad libre. La televisión se convierte así en<br />

ventana al mundo perdido, pero es también el filtro<br />

que deja fuera la realidad sensorial de estar ahí.<br />

El segundo argumento es político. Afirma que la<br />

televisión deja la mente expuesta a la intervención<br />

autocrática. Inevitablemente, entonces, llega a ser<br />

un instrumento de colonización psíquica y dominación<br />

humana por una cierta mentalidad y estilo de vida que<br />

sólo sirve a una forma de organización política.<br />

Lo anterior también podría decirse de la prensa o<br />

la radio si fueran únicas. Pero en la medida en que<br />

un medio deja de ser el único, pierde su poder<br />

manipulador omnímodo. Así como lo que contiene<br />

la expansión de un país es otro país, lo que contiene<br />

el poder totalitario de un canal es otro distinto.<br />

El tercer argumento trata de la reacción neurofisiológica<br />

del organismo humano a la señal televisiva.<br />

La radiación electromagnética que emite un<br />

televisor, a igual que la del celular, puede causar<br />

malformaciones físicas en bebés en gestación, leucemia<br />

precoz y tumores cerebrales, pero en el plano<br />

psicológico provoca una forma de hipnosis adictiva<br />

que inhibe el pensamiento consciente y atrofia la<br />

imaginación." Sobre esto volveremos.<br />

'' Para apreciar la fíierza de la radiación electromagnética, que<br />

es invisible, acerca a la pantalla una radio AM sintonizada<br />

entre dos emisoras. Todo ese chicharreo traspasa la sangre, los<br />

ganglios y las células nerviosas.<br />

32


El cuarto argumento se refiere a las limitaciones<br />

tecnológicas para mejorar la programación. Aunque<br />

el medio impone ciertos requisitos como es el limitado<br />

ángulo visual, cuesta aceptar que eso no tenga<br />

remeciio.<br />

El proceso fisiológico de la señal<br />

Lo que no tiene arreglo es el efecto fisiológico de la<br />

televisión, porque eso es inherente a su tecnología.<br />

La típica pantalla consta de trescientos mil puntos<br />

fosforescentes distribuidos en 525 líneas. Estos<br />

pequeños puntos parecen estar siempre encendidos,<br />

pero no lo están. Se prenden y apagan a razón de 30<br />

veces por segundo, frecuencia imposible de percibir<br />

al ojo humano porque sólo capta 10 titilaciones por<br />

seguncio. Una luz, por ejemplo, que se prende y<br />

apaga nueve veces por segundo, se ve titilar, pero a<br />

un secuencial superior a diez veces por segundo, ya<br />

se ve continuamente encendida.<br />

En cuatro millones de años sobre la tierra, el<br />

hombre jamás encontró algún fenómeno natural que<br />

requiriera una mayor velocidad de percepción, porque<br />

únicamente la electrónica ha sido capaz de crear<br />

vibraciones de tal rapidez. Ahora bien, el diferencial<br />

entre la velocidad de percepción humana (10 por<br />

segundo) y las posibilidades de la electrónica (30<br />

por segundo en el caso de la TV) ha sido explotada<br />

para intercalar mensajes que, sin ser percibidos<br />

conscientemente, pasan al cerebro. En los cines, por<br />

33


ejemplo, se inserta en medio de la película una<br />

orden de consumir tal bebicia que permanece tan<br />

corto tiempo en pantalla que nadie alcanza a darse<br />

cuenta de su aparición, pero en el entreacto el<br />

público se abalanza a consumirla.<br />

También se ha empleado en películas de terror,<br />

intercalando imágenes de Satanás, para aumentar el<br />

miedo. Años atrás hubo gran revuelo en torno a esta<br />

práctica llamada propaganda subliminal a raíz de<br />

las revelaciones del socicilogo Vanee l'ackard, y se<br />

eliminó del cine. 12<br />

Sin embargo, en cierto modo la TV es enteramente<br />

subliminal porque si bien no se intercalan<br />

órdenes ocultas, la mecánica electrónica de la imagen<br />

en pantalla se basa en la posibilidad de penetrar<br />

la mente por conductos distintos de la visión consciente.<br />

Es así como la imagen se define por el color<br />

que va tomando los puntos al prenderse, fenómeno<br />

tan rápido que crea la sensación de movimiento<br />

fluido.<br />

Al prenderse unos puntos y apagarse otros, la<br />

totalidad de la imagen no está ahí. Eso que creemos<br />

ver, es un agregado parcial de puntos que se<br />

completa en la mente con los que encienden a continuación,<br />

al instante siguiente.<br />

Para verificar lo anterior, basta sacar una foto a la<br />

12<br />

Vanee Packard: Tlw Hidden Persuaders. Pocket Books<br />

Inc. Nueva York. 1958.<br />

34


velocidad de 1/100 segundo por ejemplo; aparece<br />

sólo un fragmento de la imagen porque el barrido<br />

no alcanza a completarse en ese lapso.<br />

O sea, en ningún momento está ante nuestros<br />

ojos la totalidad de la imagen, como en una foto o<br />

en el cine, donde se proyecta cada cuadro completo.<br />

¿Cómo la vemos? No la vemos, la soñamos.<br />

La imagen que atrofia la imaginación<br />

La imagen del televisor es una fabricación electromagnética<br />

producida al interior del cerebro. En<br />

lugar de verla con los ojos, resulta de una estimulación<br />

tecnokígica. Ante los puntos fosforescentes de<br />

la pantalla se desencadena un proceso de integrarlos,<br />

juntar los segmentos de imágenes que van<br />

llegando uno tras otro y componer un cuadro.<br />

Entonces, la imagen televisiva cobra existencia únicamente<br />

cuando ya ha pasado de la retina y se<br />

encuentra al interior de la cabeza.<br />

Por lo tanto, no vemos la imagen con la vista,<br />

sino que la componemos con los mismos mecanismos<br />

cerebrales de los sueños, que tampoco los<br />

vemos con los ojos. Esto implica varias cosas.<br />

Primero, en este proceso queda en desuso el<br />

mecanismo cerebral de construir su propia imagen<br />

(imaginar), que se utiliza para leer, acto donde un<br />

código inmóvil -la letra- debe ser decodificado para<br />

convertirlo en sensaciones e imágenes que uno<br />

fabrica al interior de la mente.<br />

35


La palabra casa, por ejemplo, en nada se asemeja<br />

a una, pero al ver esos signos nos hacemos una en la<br />

mente. Pero en televisión, sin necesidad cié ejercitar<br />

la facultad mental de crearla, nos entregan digerida<br />

una imagen de casa. Al permitir que otros imaginen<br />

por uno dejamos atrofiarse el mecanismo para ver<br />

más allá de lo inmediato: la imaginación. Es gracias<br />

a la imaginación que sabemos mejorar las cosas.<br />

Sin dicha facultad el hombre c^ueda como el<br />

caballo, en un eterno presente, quizás con memoria,<br />

pero sin anticipar ni prever nada.<br />

Más aún, la lectura -el proceso de imaginar a<br />

partir de cierto código impreso- se efectúa al ritmo<br />

de la comprensión individual. Se avanza, se cietiene<br />

o vuelve atrás en busca de nuevos significados. Se<br />

lee entre líneas y se va más allá del propio escritor, o<br />

sea se tiene ante los ojos una mera pauta para ir<br />

descubriendo, todo lo cual ejercita la imaginación.<br />

La televisión, en cambio, entrega imágenes a su<br />

propio ritmo. Se está ante un proceso repetitivo de<br />

integrar puntos luminosos y componer con ellos<br />

imágenes. Al rato es fácil percibir el "efecto túnel"<br />

por el cual la vista se fija, el pensamiento lógico se<br />

apaga y la realidad exterior, sobre todo el sentido<br />

del tiempo, se desvanece. La conversación decae y<br />

se entra a un sopor parecido al de la hipnosis.<br />

El segundo efecto mental de la tecnología deriva<br />

del hecho de permanecer mucho rato con la vista<br />

fija. Mover los ojos activa el estado de alerta, es lo<br />

que hacemos ante una señal de peligro: mirar a<br />

36


todos lados. Así el organismo se prepara para<br />

actuar, procesando toda la información disponible.<br />

Igual, al leer vamos recorriendo líneas que dirigen<br />

el pensamiento lógico lineal propio de la alta<br />

cultura. En cambio al detener la vista en un punto se<br />

entra en ese trance típico de quien se quedó<br />

mirando lejos, trance que sólo se interrumpe con un<br />

movimiento de ojos.<br />

Ahora bien, ante la pantalla la vista permanece<br />

fija, con /o cual se desactiva el estado de alerta y la<br />

mente cae al nivel de sonambulismo. Este fenómeno<br />

ha sido ratificado por mediciones de la actividad<br />

eléctrica cerebral y por experimentos donde ponen<br />

nifios a ver cine, a leer, a escuchar música y a mirar<br />

tele. Suena la alarma de incenciio y los últimos en<br />

reaccionar son siempre los que están mirando tele.i-^<br />

Según los sicólogos australianos Merrelyn y Fred<br />

Emery, mirar tele está al nivel consciente del sonambulismo.<br />

La fijación continua es una especie de<br />

trance, no es atención, sino distracción -una forma de<br />

soñar despierto o de evadirse. La naturaleza del proceso<br />

desarrollado en el lóbulo izquierdo y particularmente en<br />

el área treinta y nueve (el área integrativa) es lo<br />

distintivo de la vida humana, comparada con la de otros<br />

mamíferos. Es el centro de la lógica, de la comunicación.<br />

1"' Para apreciar Jos efectos de \a tele en la conducta<br />

infantil, ver del médico pediatra Hernán Montenegro: TV<br />

¿Comunicación o Contaminación?, Galdoc, Santiago, 1980.<br />

37


de la memoria y de la integración de componentes<br />

sensoriales, la base de los propósitos conscientes del<br />

hombre..."^*<br />

Sostienen que la gente se habitúa al estímulo luminoso<br />

repetitivo. Si se habitúa, el cerebro decide<br />

que nada interesante ocurre y deja de procesar la información<br />

que entra. El área integrativa izquierda<br />

queda en una especie de punto muerto, desconectada<br />

del resto, mientras el área derecha que elabora<br />

los procesos subjetivos (sueños, fantasías, o reacciones<br />

instintivas) continúa recibiendo imágenes de la<br />

pantalla, pero sin los filtros conscientes que las<br />

integran racionalmente.<br />

O sea, la TV pasa al inconsciente sin un procesamiento<br />

lógico, lo que explicaría por qué los niños<br />

tienen dificultad en recordar lo que acaban de ver.<br />

Gran parte de lo "aprendido" frente a la pantalla<br />

pasó al interior sin haber sido digerido por la razón<br />

ni estar disponible para ser utilizado, fenómeno que<br />

se acentúa por el carácter emotivo de los programas.<br />

Su efecto embotador ha sido comparado al de<br />

una droga. 15 Sirve de barbitúrico para blanquear la<br />

mente y olvidar los problemas. Si observamos las<br />

caras de la gente mirando tele, apreciamos o una<br />

i'i Ver: Emery, F. & Emery: M. Hope within walls. Centre<br />

for Continuing Education, Canberra, 1973.<br />

'-^ M. Winn: The Plug-In Drug. Viking Press, NY, 1977.<br />

38


expresión perdida en la distancia y que no varía con<br />

las alternativas del programa. Si en pantalla aman,<br />

matan o empatan, muchos siguen inalterables, absortos.<br />

Más aún, cuando concluye el programa<br />

muchos siguen igual y demoran en reaccionar.<br />

Mientras en el cine la gente se ríe por sí sola en las<br />

secuencias cómicas, en televisión es necesario insertarle<br />

risas grabadas, "reír al televidente", para<br />

que tenga la sensación cié haber reído.<br />

Todo esto indica que no es una tecnología neutra.<br />

Mientras la lectura tiende a despertar, la televisión<br />

por sí sola adormece el espíritu.<br />

A la generación que desarrolló sus facultades<br />

mentales antes de la televisión, es posible que esto<br />

no les afecte mayormente, pero hay" indicios de<br />

efectos bastante profundos en quienes empiezan a<br />

estructurar su mente a la luz de la pímtalla.<br />

Igualmente, su efecto es menor en países<br />

avanzados, donde hay sólida educación píiblica<br />

basada en la lectura. Una educación formal enriquecedora<br />

ha de aminorar los efectos mentales de esta<br />

tecnología. Primero, por el simple expediente de<br />

que se le destina menos tiempo y luego debido a los<br />

elementos de crítica de que dispone el niño.<br />

Pero en Latinoamérica, en vez de dar programas<br />

que aminoren sus efectos nocivos, se le entrega a<br />

quienes idiotizan a las masas.<br />

39


¿SABÍAS QUE...?<br />

• De 103 millones de niños que hacia 1999 no iban a<br />

escuela alguna, se llegó a 75 millones en 2006.<br />

• El país que más invierte en educación es Estados<br />

Unidos ($37.500 dólares por estudiante) seguido por<br />

Gran Bretaña ($29.600), Erancia y Japón.<br />

• En cosas militares (ejércitos, bombas, buques de<br />

guerra, aviones, uniformes, balas, etc.) los gobiernos<br />

del mundo gastan $1.158 trillones de dólares al año.<br />

• El país que más gasta en su máquina de guerra es<br />

Estados Unidos ($ 540,7 trillones) seguido por Gran<br />

Bretaña $ 58,400 millones, Francia $ 53.100 y China.<br />

• Brasil en el lugar 12 ($ 25.397 millones de dólares)<br />

gasta cinco veces más que Chile ($ 5.193) en el lugar<br />

29, entre Corea del Norte e Indonesia.<br />

• Aunque el tráfico de armas bajó 15% entre 2003 y<br />

2007, Estados Unidos es el principal exportador de<br />

pertrechos militares y policiales, seguido por Rusia,<br />

Alemania, Francia y Gran Bretaña.<br />

• Entre los importadores de armas, Venezuela saltó<br />

del lugar 56 en 1998-2002 al 24 en 2003-2007. El 92%<br />

de su flamante arsenal se lo compra a Rusia.<br />

Fuentes: UNESCO, Stockholm International Peace Research<br />

Institute. Cifras anuales, sin contar lo policial.<br />

40


Capítulo 111<br />

LOS IMPERATIVOS ECONÓMICOS<br />

Aparte de los condicionantes tecnológicos de la televisión,<br />

para entender la peculiar cultura que engendra,<br />

es necesario apreciar las fuerzas económicas<br />

que determinan sus contenidos. Para eso, lo primero<br />

es aclarar sus tres mayores falacias:<br />

Falacia primera: La televisión es barata. Prueba<br />

de ello es que por comprar el diario, ver una película<br />

o adquirir un libro, debo pagar; en cambio<br />

mirar tele me sale gratis. Esto, porque no requiere<br />

imprentas, papel, salas de cine ni librerías.<br />

Falacia segunda: Uno paga por la televisión sólo<br />

el aparato receptor y un leve gasto de electricidad.<br />

Falacia tercera: Los canales de televisión, su<br />

personal y sus programas los costean los avisadores,<br />

las universidades o el Fisco. Uno como simple<br />

ciudadano nada paga de eso. Por lo tanto, uno a lo<br />

sumo tiene derecho a voto negativo, vale decir a<br />

apagar el televisor si se siente defraudado. A caballo<br />

regalado no se le miran los dientes, es la idea.<br />

Ahora bien, si comparamos los costos de<br />

impresión gráfica con los de transmisión televisiva,<br />

observamos que cualc]uier institución y persona de<br />

ingresos medios tiene a su alcance imprimir un<br />

libro, folleto o volante. En cambio muy pocos tienen<br />

41


posibilidades de valerse de la televisitín para<br />

comunicar porque apenas 30 segundos en horario<br />

punta pueden costar lo que vale un auto chico<br />

nuevo. Eso equivale al valor de imprimir una<br />

edición de 5.000 ejemplares de un libro de 200<br />

páginas, costura a hilo y en buen papel.<br />

Esto ocurre porque la televisión, si bien no<br />

requiere imprentas ni celulosa, requiere toda la<br />

parafernalia del séptimo arte, léase actores, cámaras<br />

de alta tecnología, focos especiales, unidades de<br />

edición, equipos de sonido y estudios de filmación.<br />

Una excepción son las transmisiones en directo<br />

de eventos deportivos, paradas militares u actos de<br />

propaganda gubernamental, donde la actuación y<br />

escenografía está dada por el evento mismo. Ahí es<br />

cuestión de llevar las cámaras y transmitir sin<br />

necesidad de grabar en el film ni de editar. Sin<br />

embargo, esto no siempre es tan barato porque el<br />

derecho a televisar goles también debe pagarse.<br />

El grueso de la programación son producciones<br />

donde es necesario fabricar desde el libreto hasta la<br />

escenografía. Aunque hay ciertas diferencias<br />

técnicas, desde el punto de vista económico la<br />

producción para televisión es similar a la del cine,<br />

pudiendo ir desde la cebollenta telenovela con un<br />

par de actores siempre en el mismo escenario y que<br />

puede costar unos dos mil dólares el capítulo, hasta<br />

la superproducción con legiones romanas a caballo,<br />

batallas navales y estrellas de a millones la hora.<br />

¿Cómo, entonces, se explica que no cobren por<br />

42


ver tele? Muy simple: antes de la TV satelital (Direct<br />

TV, Sky, etc.) que conlleva un decodificador que<br />

otorga acceso a la señal a cambio de dinero o de la<br />

transmisión por cable, cuya señal también se<br />

restringe al abonado, no había cómo hacer con la<br />

tele lo de las autopistas concesionadas, esto es darle<br />

servicio únicamente a quien pague.<br />

Era una señal abierta, comc^ el camino público y<br />

la raditi, de libre acceso para ricos y pobres. Así<br />

como no hay manera de cobrarle a quien ande por<br />

la calle o escuche tal o cual programa de radio, en la<br />

televisión abierta se emite una señal que la agarra<br />

quien quiera por el rato que se le antoje.<br />

En cambio la industria del cine se basa en una<br />

limitación técnica frente a Ja televisión: para ver una<br />

película es necesario concurrir a una sala especial.<br />

Ahí cobran lo que quieran por exhibir producciones<br />

del séptimo arte.<br />

Por este motivo la televisión primero recurre al<br />

expediente de considerarse servicio de utilidad<br />

pública digno de ser financiado por el Estado. Pero<br />

al seguir aumentando sus costos y cobertura, se<br />

descubre la fórmula mágica de intercalar avisos de<br />

objetos de consumo suntuario (perfumes, mails) y<br />

cobrar por ello. Si los diarios lo hacen, ¿por qué no<br />

iba a hacerlo la televisión?<br />

A primera vista es la misma idea, pero al<br />

distinguir lo propio de cada medio se capta el<br />

diferente significado de una similar idea aplicada a<br />

diferentes técnicas de difusión. En un caso el aviso<br />

43


va claramente diferenciado -en ciiagramación y<br />

redacción- del contenido editorial; el lector puede<br />

leer una crónica entera sin interrupciones, y los<br />

avisos se le presentan como una sugerencia lateral,<br />

pero no se le impone dentro y encima de la lectura.<br />

En la prensa escrita, está diferenciado el aviso<br />

comercial del contenido editorial, y no se tolera<br />

intercalar propaganda en un artículo. Sin embargo,<br />

es habitual que animadores de televisión lo hagan.<br />

Es como si destinasen parrafadas a Falabclla. Aumentarían<br />

los ingresos de los plumarios, pero...<br />

En la televisión, en cambio, el chicle Dos cu Uno<br />

aparece de golpe en medio de la obra. Esto ocurre<br />

cuando la mente -debido al efecto cuasi hipnótico<br />

cié la pantalla- está abierta a estimulación no consciente.<br />

Para seguir uno la comedia, debe interiorizar<br />

el mensaje pubHcitario completo y a mayor volumen.<br />

No es, pues, una sugerencia, sino una violenta<br />

irrupción en medio del contenido.<br />

El mínimo de respeto para el televidente exi^e no interrumpir<br />

el lulo del desarrollo de un acontecimiento. Por<br />

eso, algunos países han establecido momentos definidos<br />

para transmitir avisos; por ejemplo, los cinco primeros<br />

minutos de la hora. De esta manera, cada persona sabe<br />

cuando viene la propaganda y si tiene interés, la ve.^^'<br />

1" Mardones, Negme, Riesco, y Valencia: bifonnc del<br />

Instituto de Chile para estudiar el papel de ¡a televisión en ¡a<br />

promoción de ¡a cultura nacional. Santiago, 1980.<br />

44


El resultado de este cautiverio es una fuerte<br />

penetración del aviso comercial de televisión en el<br />

comportamiento humano.<br />

Su capacidad de implantar gustos y de alterar<br />

mentalidades la hace un importante instrumento de<br />

negocios, pues muchas industrias ni existirían de no<br />

contar con la tele. Asimismo, de no cacarearlos a<br />

colores, ni sabríamos de mucho político.<br />

La meta del programa es el comercial que lo<br />

corta<br />

Para apreciar las consecuencias de este sistema de<br />

financiamiento, conviene detenerse en su lógica. Es<br />

la siguiente: el canal transmite programas -^ gente<br />

se siente atraída por dichos programas y los mira —><br />

al mirarlos, el canal controla una audiencia cautiva<br />

—> el canal vende la posibiliciad de irrumpir ante esa<br />

audiencia —»• empresas compran dicha posibilidad<br />

para sus propios intereses -^ establecen "contactos"<br />

con la audiencia diseñados especialmente para<br />

inducirla a consumir determinado producto -^ el<br />

costo de cucho "contacto" se carga al precio del<br />

producto -^ la audiencia reacciona ante el estímulo<br />

consumiendo el producto anunciado pero en<br />

cantidades tales que las utilidades de la empresa<br />

superan la inversión -^ así el canal recibe dinero<br />

para transmitir programas que cautiven audiencias.<br />

Por lo tanto la programación es sólo la carnada<br />

para atraer el anzuelo del aviso comercial.<br />

45


Así ha llegado a estructurarse un mecanismo<br />

circular que gira en torno a un eje crítico: la sintonía<br />

o magnitud de esa audiencia ante la pantalla.<br />

Es crucial porque determina cuánto se le puede<br />

cobrar al avisador; a más sintonía, más billullo.<br />

En Latinoamérica la televisión se encuentra<br />

arrinconada entre gobiernos que la emplean para<br />

hacerse propaganda y empresas que la emplean<br />

para promover sus productos. En esa coyuntura<br />

queda poco espacio para finalidades enaltecedoras,<br />

y en lugar de servir para comunicar c integrar al país...,<br />

afirmar valores nacionales, culturales y morales, como<br />

dice la ley, se convierte en brazo propagandístico<br />

del poder político y en garra del económico. La<br />

instauración del autofinanciamiento, que impone el<br />

modelo neo liberal de economía, es la manera de<br />

supeditar este instrumento cultural a los intereses<br />

de las grandes empresas a nivel global.<br />

En tales circunstancias, los canales deben primero<br />

circunscribirse al marco del show evasivo,<br />

donde no hay más problemas que los íntimos propios<br />

de las canciones de amor (nada de cuestiones<br />

sociales u económicas) ni más interpretación de la<br />

realidad que la ideología oficial. Simultáneamente,<br />

se ven obligados a maximizar sus ventas buscando<br />

la mayor sintonía al menor costo lo que necesariamente<br />

lleva a llenar la pantalla con sobras de la<br />

industria estadounidense.<br />

Es así como en Chile, por ejemplo, el año 1979 los<br />

canales vendieron avisos por valor de 68 millones<br />

46


400 mil dólares y el año siguiente, dicha venta<br />

alcanzó a 127 millones 400 mil dólares.^^ O sea, vía<br />

publicidad los chilenos anualmente pagamos a la<br />

televisión el equivalente a una siderúrgica como<br />

Huachipato, a unas mil escuelas instaladas o a diez<br />

mil viviendas medianas. Es lo suficiente para tener<br />

televisión digna de la inteligencia, sin embargo por<br />

ese precio recibimos la mediocridad programada.<br />

Ahora bien, la concentración del poder económico<br />

en mega consorcios y cadenas, hace que la<br />

publicidad se apiñe en un par de grandes canales<br />

capaces de armar mucho barullo que concita mayor<br />

sintonía y por ende, publicidad.<br />

Se impone así la dictaciura de las mayorías, régimen<br />

de inspiración nazi en que se viola el<br />

precepto btísico de una democracia que es respetar<br />

las minorías. Dicho en términos de la industria televisiva<br />

una sintonía, o rating como le dicen los amanerados,<br />

de cios o tres por ciento no les interesa para<br />

nada. ¡Fuera con ese programa! De 15% para arriba<br />

o muerte, es la consigna.<br />

No cuenta en ese esquema que ese dos o tres por<br />

ciento sea medio millón o más de televidentes.<br />

Encima, la sintonía es tal en la medida en que se<br />

refleja en encuestas de dudosa conflabilidad.<br />

Se trata entonces, de un medio de comunicación<br />

'^ Valerio Fuenzalida: Estudios sobre la teleinsión clnlcna,<br />

Corporación de Promoción Universitaria, Santiago 1981.<br />

47


caro y concentrado, cuyo sistema de financiamiento<br />

lo pone al servicio de quien lucra de él, no de quien<br />

lo sigue y necesita. Es el caso del Transantiago, la<br />

educación pública, la construcción de viviendas<br />

sociales, la municipalidad y demás organizaciones,<br />

incluyendo el gobierno dictatorial, supuestamente<br />

destinadas a brindar bienestar. Prestan todas pésimos<br />

servicios a causa de la misma falla, que es no<br />

darle la razón cjue siempre tiene el cliente.<br />

Así coino la democracia es la forma menos mala<br />

de gobierno, la votación popular de preferencias<br />

culturales, sea en libros, música o teatro, sigue<br />

siendo mejor que la mano negra del censor o la<br />

chequera dorada del auspiciador.<br />

Dado que la codiciada torta publicitaria proviene<br />

de recargos a bienes cié consumo, en definitiva la<br />

paga cada miembro de la comunidad nacional. Pero<br />

ésta, en la práctica, no tiene cómo hacer valer su<br />

sentir. Su opinión negativa no interesa, y si alguien<br />

se da el trabajo de recogerla, suelen olímpicamente<br />

los canales sobrepasarla. Por ejemplo, la encuesta<br />

mensual de sintonía realizada por la Escuela de<br />

Administración cié la Universidad Católica revela<br />

que el porcentaje de informantes que consideró que<br />

los avisos comerciales eran demasiados fluctúa entre<br />

65.2% en febrero a 100% en abril.<br />

Igual, siguieron las tandas.<br />

Asimismo, las sugerencias para cada uno de los<br />

canales es mayor número de programas culturales y<br />

educacionales. Para TVN, el canal de todos los chi-<br />

48


leños, el 46.3% pidió más cultura, seguido del 17.1%<br />

que sugirió más programas musicales. Pero nada<br />

cambia ante la tiranía del dinero.<br />

La misma encuesta que usan los canales para<br />

medir sintonía y negociar con los avisadores, no se<br />

emplea para atender la demanda de la ciudadanía.<br />

Esto ocurre porque el cliente de la televisión no<br />

es el público que la ve, sino la empresa que paga<br />

avisos. Aunque esos millones de dólares para la televisión<br />

vengan en última instancia del público, su<br />

control está en manos de quienes se valen de ese<br />

invento para promocionar mercancías.<br />

En consecuencia, mientras perdure tal sistema, el<br />

afán de lucro gravitará en forma decisiva sobre los<br />

contenidos de televisión. A pesar de las estructuras<br />

formales, de los consejos nacionales y de las buenas<br />

intenciones, su mecanismo de financiamiento hace<br />

primar la ley de oro: el que pone el oro hace la ley.<br />

Madre, yo al oro me humillo;<br />

él es mi amante y mi amado,<br />

pues de puro enamorado,<br />

de continuo anda amarillo;^^<br />

Por este camino llegamos a que cuando se da una<br />

obra de magnífico nivel cultural, como Yo, Claudio,<br />

sobre el imperio romano, su presentación sea una<br />

verdadera tanda comercial interrumpida por gajos<br />

de arte dramático. Cada diez minutos reventaba la<br />

'" Francisco de Quevedo: Letrilla Satírica, N° 142.<br />

49


publicidad, sin consideración alguna a las palabras<br />

de Caligula, a las intrigas de Mesalina, ni al buen<br />

gusto. Por eso, en torno a la sintonía queda una<br />

duda de fondo. ¿Cuándo la gente mira un programa<br />

banal es porque lo considera bueno o es porque se<br />

conforma con lo que hay?<br />

El hecho de que tantos, al volver agotacfos de su<br />

trabajo, prendan el televisor es más un indicador de<br />

las esperanzas cifradas en dicho medio, que uno de<br />

satisfacción con la oferta ciel día.<br />

50


Capítulo IV<br />

LOS CONDICIONANTES DE LA<br />

PROGRAMACIÓN<br />

Tanto la tecnología de la televisión como los imperativos<br />

económicos a que está sometida encajonan<br />

su programación en una empalizada. Cual bestia en<br />

el corral, corcovea para quedar siempre donde<br />

mismo. Los límites del ruedo en que se mueve son:<br />

Tendencia oligárquica. Los programas los híJcen<br />

casi exclusivamente funcionarios de los organismos<br />

que han monopolizado este novel medio, situación<br />

comparable a que los libros fueran escritos sólo por<br />

quienes trabajan en una alguna imprenta, sin dejar a<br />

nadie más aportar a la creación literaria. ¡Qué fome<br />

es el cumpleaños cionde unos cuántos matones se<br />

reparten entre ellos la torta!<br />

Al dejar fuera de la gestión programática al<br />

ingenio juvenil, a la chispa campesina o al hombre<br />

aparentemente común, es el país entero que pierde.<br />

Quedan soterradas las vetas de creatividad que<br />

laten bajo la superficie. Los cara pálida de siempre,<br />

se acaparan el espacio televisivo -la gran fiestadonde<br />

podríamos conocernos todos.<br />

Tendencia consumista. Sus contenidos han de<br />

exaltar las actitudes y formas de vida propias de la<br />

sociedad de consumo: nuevos productos, ricos<br />

felices, lindos destinos turísticos. Si estuviera<br />

51


centrada en alfabetizar o exaltar la espiritualidad, el<br />

medio tendría el escaso interés publicitario del<br />

pupitre o del pulpito. ¿Qué sentido tendría un<br />

comercial de whisky seguido de un programa sobre<br />

los estragos del alcoholismo? ¿Podría un programa<br />

sobre el cáncer pulmonar en los fumaciores ser<br />

auspiciado por la Cotiipañín Chüena de Tabacos?<br />

Por eso, a medida c]ue los valores sociales<br />

difundidos por la programación coinciden con los<br />

de mensajes publicitarios, su efecto manipulador<br />

aumenta. Avisos y programas tienden, pues, a<br />

aunarse en una misma filosofía de vida. Los<br />

imperativos económicos presionan hacia una<br />

programación extranjerizante, tanto en sus formas<br />

lingüísticas como en su contenido ideológico. Para<br />

que los símbolos claves ofertados por la publicidad<br />

pasen a desempeñar roles centrales en la existencia,<br />

se comienza a distorsionar la noción de familia, de<br />

valores existenciales y de identidad nacional.<br />

Si de vender se trata, no han de aparecer<br />

referencias negativas a la ingesta de alcohol, la<br />

droga más consumida y dañina del mundo. Al<br />

contrario, en boca de un eminente cardiólogo del<br />

hospital clínico de la Universidad Católica, nos da la<br />

noticia, que resultó infundatfa, de que el vino tinto,<br />

el vulgar tintolio del cureque, disminuye el riesgo<br />

efe infarto al miocardio. Regocijo para los viñateros,<br />

quienes se abalanzaron a pagar lo tjue fuera por<br />

lavar su perfil de traficantes de droga embotellada.<br />

En lugar de valorar cosas simples como el mote<br />

52


con huesillos o la yerba mate, el medio afirma que el<br />

amor es jabón Le Sancy; la amistad, cerveza morena<br />

y lo máximo, un Renault Fuego.<br />

Tendencia a la violencia. Debe haber constante<br />

movimiento y por tener la tele un extraño sentido<br />

del tiempo (medio minuto se hace una hora y una<br />

hora, eterna) la velocidad de animación es muy alta.<br />

Lo inmóvil -la blanca montaña, el aromático bosque<br />

o la solemne escultura de piedra- sencillamente no<br />

resulta y para televisarlo debe imprimírsele artificialmente<br />

movimiento. Por eso, obvia todo cuanto<br />

sea por encima inmóvil, como el raciocinio, la meditación<br />

o el amor de alma, para suplantarlo por lo<br />

que conlleve acción visible, como deporte, crimen y<br />

sexo. Esta tendencia lleva a la máxima forma de<br />

acción que es la violencia, ingrediente capital hasta<br />

de los dibujos animados para niños.<br />

Tendencia a la fragmentación. Los encuadres<br />

amplios, posibles en el cine, pierden definición en<br />

televisión. El ángulo visual del hombre, de 180°, le<br />

permite formarse una idea global de la realidad<br />

frente suyo. También la continuiciad del cine le<br />

permite seguir el desarrollo dramático de una<br />

situación a un ritmo afín con el de su mente.<br />

En televisión, en cambio, el ángulo visual es muy<br />

estrecho, ocupando sólo una porción del campo focal.<br />

Como al abarcar un panorama amplio pierde<br />

definición (se empasta) debe recurrirse al encuadre<br />

reducido: el primer plano del rostro u otro detalle.<br />

Son siempre enfoques sin perspectiva de conjunto.<br />

53


Las imágenes fragmentadas, para peor cortadas<br />

por las consabidas interrupciones comerciales, no<br />

dejan ir al fondo de las cosas, situación comparable<br />

a la literatura si sólo existiese el cuento corto, no la<br />

novela. Hay temas, desarrollos dramáticos e indagaciones<br />

profundas del alma, que sencillamente no<br />

caben en formatos breves, motivo por el cual existe<br />

el libro, la enciclopedia y el diccionario. En el meciio<br />

audio visual, en cambio, no hciy su equivalente para<br />

ahondar un tema. Así la mente se fragmenta en gran<br />

cantidad de elementos desconectados que buscan<br />

una integración, dejando esa sensacicín de vacío t|ue<br />

caracteriza al hombre moderno.<br />

Tendencia a la superficialidad. La presión de la<br />

sintonía obliga a orientarse hacia la masa en su<br />

punto más fácil cié equilibrio: lo liviano. Todo lo c|ue<br />

implique ejercitar la inteligencia tiende a descartarse<br />

por elitista. Sobre esto volveremos.<br />

Tendencia a suplantar la realidad. Hasta aquí<br />

nos hemos refericfo a la televisión como un medio<br />

de comunicación, llegando a compararla con otros.<br />

Ahora bien, un medio -sea de comunicación o de<br />

transporte- traslada algo sin alterar su naturaleza.<br />

La imprenta, entonces, comunica vivencias Uterarias<br />

que van más allá de los signéis o del papel empleado<br />

y la radio transmite canciones sin alterarlas. Salvo<br />

escasos intentos de hacer arte con tipografía y música<br />

con computador, no se pretende c|ue cuchos<br />

medios artificiales sustituyan la realidad.<br />

54


Sin embargo, en el caso de la televisión, estamos<br />

ante otra cosa. Si sopesamos lo recién señalado sobre<br />

la mecánica mental de su tecnología se aprecia<br />

que esa representación electrónica de la realidad<br />

tiende a constituirse en la realidad propiamente tal,<br />

y en mucos casos de mayor impacto persuasivo que<br />

las percepciones directas cié nuestros sentidos.<br />

La primera vez que observamos este fenómeno<br />

fue durante Semana Santa en Sevilla. Por una<br />

estrecha calle avanza la Cofradía de los Gitanos, sus<br />

miembros encapuchados van cubiertos con el<br />

vistoso hábito moracio. Unos cuarenta costaíeros<br />

cargan el pesado paso, una especie de altar con<br />

estatuas de la Virgen y de Cristo en tamaño natural.<br />

Al fondo de la calle hay un camión estorbando el<br />

paso. Se produce tal apretazón de gentes que es<br />

necesario refugiarse en el zaguán cié una casa y ahí,<br />

entre los visillos, se alcanza a divisar a una dama de<br />

negro en el salón. Está mirando tele y en la pantalla<br />

aparece nacia menos que la Cofraciía de los Gitanos,<br />

la misma que en esos instantes desfila frente a su<br />

casa. El camión que estorbaba a media cuadra era<br />

nada menos que el de la tele española (TVE).<br />

¿Por qué esa dama de negro en Sevilla, en lugar<br />

de asomarse al balcón a ver la procesión, prefiere<br />

verla en televisión? Descartada la flojera como<br />

motivo de su actuar (tiene la procesión tan a mano<br />

como el televisor) queda una causa más profunda,<br />

observable también en teleadictos criollos: es más<br />

convincente la representación de la realidad en<br />

55


pantalla, que la percepción directa de esa realidad.<br />

La procesión se ve más "clarita" en pantalla que<br />

desfilando de verdad, la telenovela parece más real<br />

que el drama vivido en nuestra familia y conocemos<br />

mejor la cara del animador que la propia.<br />

Figuras de la tele suelen quedar encasilladas por<br />

la imagen que proyectan en pantalla. Si alguien<br />

actúa de bobo en un teatro, en cuanto se baja del<br />

escenario sus amigos olvidan el papel que<br />

representaba y vuelven a tratarlo como persona<br />

real. Pero si dicho actor actúa de bobo en la<br />

televisión, será tal la penetración mental efe su<br />

imagen en pantalla que tencferán a verlo como bobo<br />

para siempre. Nissim Sharim, por ejemplo, un actor<br />

que ha representado magistralmente los más<br />

variados papeles, ha quedado marcado por su<br />

actuación en un comercial de banco y cuando está<br />

actuando en teatro, igual la gente lo ve como el<br />

protagonista del cómprate un auto Perico.<br />

Del mismo modo, un producto que se muestra<br />

atractivo en televisión, lo consicferamos atractivo<br />

aun cuando nuestra idea anterior de él, derivada de<br />

cómo lo percibimos directamente, nos incficara no<br />

ser de nuestro gusto.<br />

Si probamos un determinado brebaje negro,<br />

seguramente lo encontramos malo, o por lo menos<br />

inferior a una limonada natural. Pero si nos<br />

muestran jóvenes alegres deleitándose con la Coca-<br />

Cola y volvemos a probar el mentado brebaje, lo<br />

encontramos rico.<br />

56


Nuestros sentidos están, pues, reaccionando más<br />

a la información electrónica que a la percibida de<br />

manera directa en terreno.<br />

Las consecuencias de esto son aún insondables.<br />

Basta considerar que durante miles de años, la<br />

especie humana ha sido condicionada a considerar<br />

la percepción visual de un hecho como la prueba<br />

definitiva de su existencia. Podrá haber olor a león y<br />

escucharse rugidos, pero lo que nos convence de su<br />

proximidad es verlo con nuestros propios ojos.<br />

En cambio en televisión vemos cosas que no<br />

están ahí, que nunca estuvieron ahí, que no st^n<br />

verdaderas y que son procesadas a gusto por otros.<br />

Ante los ojos aparecen hechos de lugares remotos y<br />

tiempos ciistantes. El ritmo natural de un evento se<br />

interrumpe, abrevia o acelera hasta que aparezcan<br />

como reales hechos que jamás ocurrieron. Pero<br />

estamos tan acostumbracios al "ver para creer" que<br />

esa percepción ocular termina siendo el epíteto de<br />

realidad, sobre todo a niveles bajos de conciencia.<br />

Aliom con los medios electrónicos nuestros sentidos<br />

han sido alejados otro paso de su fuente. Pueden alterar<br />

las imágenes que vemos. Las enmarcan, desprenden de su<br />

contexto, editan, recrean e interrumpen con otras<br />

imágenes. Llegan de distintos lugares del mundo donde<br />

no estamos. Más aún, muchas imágenes son dusorias. Lo<br />

que estamos viendo no ocurrió jamás. O sea ocurrieron,<br />

pero sólo la actuación ocurrió, el hecho no.^^<br />

'"^ Manden op. cit.<br />

57


Por eso cuando pasan teleseries como El Dr.<br />

Marcus Welhy, que es una parodia sobre un doctor<br />

imaginario, le llegan al actor que lo encarna, Robert<br />

Young, 15.000 correos consultando asuntos médicos<br />

personales. La gente lo ve como médico de verdad,<br />

a igual que el niño cree que Ultranián es cié verdad.<br />

ídenrv con las telenovelas. Esas representaciones<br />

ficticias son vistas en un estado de pasiviciad mental<br />

y de cercanía al protagonista en que jamás se han<br />

presenciado acontecimientos de tal intimidad. Se<br />

llega a creer, entonces, que así es la vida. Por eso, las<br />

fabricaciones pasan a ser el modelo que se tiene cié<br />

relaciones interpersonales por lo que constituyen las<br />

pautas de conducta a seguir.<br />

Se torna difusa la distinción entre lo real y lo<br />

ficticio. Tampoco se distingue entre el medio y el<br />

contenido. Los sentidos se han alejacio de su fuente,<br />

pero debido a la penetración sicológica de la imagen<br />

visual, el mensaje en pantalla comienza a absorberse<br />

como realidad. Un medio para comunicar cultura<br />

comienza, entonces, a convertirse en una cultura. En<br />

lugar de ser la televisión el reflejo de la sociedad,<br />

será la sociedaci el reflejo de la televisión.<br />

58


Capítulo V<br />

EL CONTEXTO SOCIAL DONDE SE<br />

ORIGINA LO HUACHACA<br />

La migración del campo a la ciudad<br />

Cuando aparece esta maravilla electrónica, junto a<br />

la dinámica cultural esbozada en el primer capítulo,<br />

está en pleno proceso la urbanización del país.<br />

En realidad, la emigración masiva a la ciudad<br />

empieza mucho antes con la insensata desarticulación<br />

de la vida rural, en particular del villorrio o<br />

poblado a escala humana, que se le deja morir sin<br />

dotarlo de servicios mínimos como agua potable,<br />

escuela buena y policlínica. En vez de ser reservorio<br />

de buenas costumbres y célula viviente de la nación,<br />

se le abandona por las luces de la ciudad.<br />

Debido a que lo más visible de Francia es París y<br />

no la comunidad local en la cual se sustenta dicha<br />

nacitin, la elite criolla concentra su acción civilizadora<br />

en la ciudad. Copia las brillantes instituciones<br />

que afloran en capitales europeas -Rc:)ma, Londres,<br />

etc.- pero sin calcar la evolución del país interior<br />

sobre las cuales se basan. Pretenden industrializar el<br />

país antes de tener asentada la base real del progreso<br />

cjue es la agricultura, o sea la alimentación.<br />

Fundan por doquier vistosas universidades sin<br />

antes haber completado la tarea fundamental de<br />

59


indar a todos buena educación primaria. Soslayan<br />

así el laburo de hacer los cimientos culturales del<br />

desarrollo.<br />

De este modo, el principal resultado del proceso<br />

civilizador no es tanto la educación del pueblo al<br />

cual supuestamente va ciirigido, sino la propagación<br />

de la clase media culta encargada de llevarla a cabo.<br />

La mayor parte de la creacitín intelectual latinoamericana<br />

proviene, precisamente, de esta clase media<br />

vinculada al sistema educacional.<br />

Debido a la función decisiva de la palabra escrita<br />

en la cultura occidental, podemos considerar el<br />

hábito de lectura como un inciicador del nivel de integración<br />

a dicha cultura. Una reciente investigación<br />

al respecto indica, justamente, que leen libros sólo<br />

los profesc:)res secundarios, los estuciiantes universitarios<br />

y los profesionales, siendo casi nula la capacidad<br />

cié la educación básica y media por sí solas de<br />

formar tal hábito.2" O sea, e¡ sistema educacional<br />

sólo logra educar a los educadores.<br />

Entretanto el país interior -el campo, los pobresle<br />

interesa a la aristocracia sólo en cuánto fuente de<br />

dinero y de servidumbre. La hacienda no irradia<br />

prácticas democráticas. Arrebata a las comuniclades<br />

sus mejores tierras y a bajo precio extrae sus más<br />

dulces frutos.<br />

2" Universidad Católica de Chile: La Situación del Libro en<br />

Chile. DIBAM, Santiago, 1980.<br />

60


Los productos de la ciudad, como arados y<br />

abogados, suben incesantemente de precio en relación<br />

a los del campo, desde el trigo a la papa. Por su<br />

parte. Ja inversión pública -hospitales, colegios- se<br />

concentra en la capital, creando así una atracción<br />

fatal hacia los tacos.<br />

Es tan aplastante la explotación que hace la urbe<br />

del campo que la vida rural empieza a perecer y a<br />

sus sobrevivientes sólo les queda rendirse ante el<br />

poderío de la metrópoli. Primero es la aristocracia<br />

terrateniente que se va a vivir a la ciudad, luego sus<br />

hijos se tornan políticos o banqueros y más tarde los<br />

de abajo también parten.<br />

Diariamente miles de personas abandonan su<br />

imposible condición de castigo en el campo para<br />

emigrar a la ciudad. (A Lima solamente llegan 200<br />

personas diarias a instalarse de por vida). Este proceso<br />

galopante de urbanización implica que miles y<br />

miles van arrancando sus raíces culturales de donde<br />

las tenían asentadas por siglos.<br />

Ahora bien, la migración rural-urbana es más<br />

que un cambio de domicilio, es ser desterrado de su<br />

propia cultura para ser lanzado a los márgenes del<br />

frío mundo de la moderniciad. Y sin que dicho trasplante<br />

se efectúe con mecanismos de socialización<br />

que faciliten una integración armónica. En Australia<br />

por ejemplo, a los inniigrantes españoles o rusos<br />

que llegan, a pesar de pertenecer a la misma cultura<br />

occidental de Australia, los someten a un elaborado<br />

proceso de adaptación, debiendo el adulto asistir a<br />

61


cursos de inglés hechos con el método situacional<br />

que, en el fondo, es un método de incorporar a<br />

alguien a la mentalidad australiana. El niño, por su<br />

parte, en cuanto llega empieza a asistir a escuelas<br />

públicas de alto nivel y al poco tiempo es probable<br />

c[ue ni siquiera hable el idioma de su casa, tan fuerte<br />

es la educación que recibe. Es lo mismo con el<br />

famoso crisol o melting pot de culturas que es<br />

Estacios Unidos: en el public scliool funden todo,<br />

desde prejuicios raciales hasta taras ancestrales.<br />

La insuficiencia de la campaña civilizadora<br />

Acá, en cambio, ante el desajuste que es pasar desde<br />

una cultura a otra, virtual salto con garrocha sobre<br />

el muro del hambre, nadie pone colchonetas para<br />

amortiguar la caícla. La campaña civilizadora, de<br />

cara a la avalancha migratoria y demográfica, no es<br />

capaz de ofrecer suficiente educación al pueblo. Los<br />

programas asistenciales -paliativos de emergenciase<br />

diluyen cual sal en el mar a medida que se alejan<br />

del centro. Al llegar a la población marginal los<br />

elevados principios pedagógicos que han de animar<br />

la educación pública son apenas un galponcito<br />

sobre el tierral, donde una heroica maestra espanta<br />

las moscas mientras trata que la cincuentena de<br />

niños de su curso aprendan un día a escribir mamá.<br />

"...la prevalecía de la desnutrición de grados 11 y 111 en<br />

muestras de menores de 5 años en el decenio 1965-75 ha<br />

62


tenido un aumento importante, tantP en ¡as tasas que<br />

suben de 24.9% a 32.9%, como en (¡ número total de<br />

desnutridos estimados, que suben de 668.000 en J965 a<br />

1.114.000 en 1975; vale decir, un auniento de 66.87o con<br />

446.000 niños desnutridos más que atc'nder.-^<br />

Por lo tanto, en América Latina la desnutrición<br />

por sí sola, debido a su efecto en e'l aprendizaje y a<br />

sus consecuencias en el posterior cuociente de<br />

inteligencia, inhibe la racionalidad. A lo anterior<br />

súmese un sistema educacional incapaz de asimilar<br />

debidamente a las cantidades cada vez mayores de<br />

niños en ciemanda de aprender. Pdi" cada cien niños<br />

en edad escolar, hay st^lo uno en la educación<br />

superior o universitaria.<br />

Suponiendo, con bastante generosidad, que el<br />

sólo hecho de llegar a la educación universitaria<br />

signifique acceder a un nivel edu¿acional digno de<br />

la cultura occidental, tendríamos que los jóvenes<br />

1% de la población, desequilibrio que debido al<br />

crecimiento demográfico no estaría variando para<br />

mejor.<br />

El reducido número de personas educadas a un<br />

nivel de país asiático o europeo, junto a lo señalado<br />

respecto al hábito de leer libros, da una idea de cuan<br />

delgada es la capa de barniz civilizado.<br />

^' UNICEF: Situación de la infancia en América Latina y El<br />

Caribe. Oficina Regional para las Americas, 1979.<br />

63


La elevación cultural, la universidad, los asuntos<br />

religiosos y sobre todo la educación, fueron temas<br />

básicos de la república, llegando un profesor de<br />

castellano que planteaba que gobernar es educar, ser<br />

elegido presidente22. Luego el tema económico,<br />

como si la plata fuera lo único que cuenta, desplaza<br />

esa visión humanista de país. Que la economía, la<br />

delincuencia o la seguridad, como si pudiera haber<br />

prosperidad en una sociedad de ignorantes.<br />

El estrato de mayores holgura económica se salva<br />

de la gradual decadencia de la educación pública<br />

colocando a sus retoños en colegios particulares,<br />

pero la mayoría queda sometida a escuelas públicas<br />

de bajísimo nivel que constituyen para el niño experiencias<br />

repetitivas muy poco estimulantes o a liceos<br />

que se van empobreciendo junto con un inexorable<br />

aumento de la matrícula hasta llegar a la doble jornada,<br />

que en realidad es media educación porque<br />

reduce a la mitad la formación del niño.<br />

El proceso civilizador queda, entonces, sin suficiente<br />

energía para asimilar a los nuevos contingentes<br />

arribados a la ciudad en cantidades cada vez<br />

mayores. Deja la gran masa a medio camino, desarraigada<br />

de su cultura originaria y sin integrar<br />

adecuadamente a la alta cultura.<br />

22 Don Pedro Aguirre Cerda (1879-1941) quien a pesar de<br />

las intrigas políticas, del terremoto de Chillan (1939) y de<br />

la Segunda Guerra Mundial, aumentó las escuelas primarias<br />

de 110.000 en 1938 a 616.000 en 1941, cuando murió.<br />

64


Del siútico al huachaca<br />

En un comienzo esto no es muy notorio, porque el<br />

adulto emigrado a la capital, como Jesús Sánchez en<br />

Ciudad de México, llega con su estructura mental<br />

establecida.23 Es básicamente un campesino que en<br />

lugar de trabajar en la hacienda, lava platos en un<br />

restaurante. Del mismo modo^ los mapuches<br />

venidos a Santiago se reunían el domingo bajo las<br />

araucarias de la Quinta Normal, como si estuvieran<br />

en Carahue, de poncho y pandero.<br />

En esa etapa, el personaje que caricaturiza la<br />

situación intermedia entre los dos niveles socioculturales<br />

es el siútico. Es quien estando a medio<br />

camino en su ascenso social, como Martín Rivas en<br />

la obra de Blest Gana, asimila los manierismos del<br />

grupo al cual desea acceder, creyendo que con una<br />

entonacicín asá o un peinado acá sube.<br />

El siútico dio sus primeros pasos a pie pelado sobre<br />

la tierra del rancho y se encuentra súbitamente<br />

pisando alfombra. Pero carece de la educación necesaria<br />

para entender ciertas realidades de la estratificacitín<br />

social: quiere ser igual al gerente, y en lugar<br />

de estudiar ingeniería, le copia la corbata de seda<br />

23 Ver del antropólogo Osear Lewis: Los Hijos de Sánchez.<br />

Mortiz, México, 1965.<br />

65


italiana, aunque en versión demasiado chillona. Ella<br />

quiere ser señora distinguida, pero en vez de estudiar,<br />

de aprender idiomas o filosofía, se preocupa<br />

sólo de su externalidad; peinados estrambóticos,<br />

taco alto y uñas pintadas hasta para ir a la playa.<br />

No encuentra un marco de referencia que lo ubique<br />

en su condición intermedia ni es auténtico en su<br />

medianía. El aristócrata se aferra a las historias, a<br />

veces imaginarias, de riqueza familiar. En cambio, el<br />

siútico, como viene del tierral, no quiere nada con lo<br />

que dejó. El aristócrata, de tanto admirar su glorioso<br />

pasado, olvida su oscuro futuro; mientras e! siútico,<br />

de tanto mirar adelante, olvida de dónde viene.<br />

El siútico, entonces, no tiene historia. Está en<br />

plena transición entre dos perímetros culturales y es<br />

tal su ansiedad por llegar a la otra ribera, que se tira<br />

al río antes de aprender a nadar. Su motivación<br />

(superarse) es loable, lo patético es la manera de que<br />

se vale para conseguir tal fin, porque en definitiva<br />

se queda en el chapoteo superficial. Es un intento<br />

errado, pero igual es un intento de ser más.<br />

La televisión, entra a crear una situación nueva:<br />

reafirma al que no es ni lo uno ni lo otro, y lo reafirma<br />

en lo que es. Aparece en un momento de la<br />

evolución social en que una gran masa de población<br />

urbana se encuentra a media agua, sin ser enteramente<br />

popular, como sus padres, ni suficientemente<br />

educada, como los de arriba.<br />

Es la demanda social sobre la cual se instala la<br />

televisión: son millones de posibles consumidores<br />

66


en busca de modernidad, vasto mercado presto a<br />

tragarse cuánto anzuelo se vea bonito en pantalla.<br />

Tampoco quieren líos. A los recién arribados aún<br />

les pena el sometimiento ancestral al patrón de<br />

fundo. El concepto del ciudadano libre y soberano<br />

en el cual se basa la república, no ha sido una<br />

realiciad tangible en el campo. El campesino -en<br />

cuanto peón, int]uilino o simple Juan sin tierrasestuvo<br />

por muchas generaciones enmarcado en esa<br />

peculiar institución de sometimiento corporal que<br />

es la hacienda. Ahí el patrón, más que jefe de una<br />

faena comercial, es una especie de Dios padre por<br />

encima de la ley civil, señor absoluto de la comarca<br />

y amo de su gente. Las pautas de interacción social<br />

en que se ciesenvuelve el campesino en<br />

Latinoamérica se asemejan más a las del vasallo en<br />

el feudc:) medieval que a las del ciudadano en la<br />

república moderna. De la revolución francesa de<br />

1789 no se supo mucho en el campo, y como el<br />

proceso civilizador se concentra en la capital, al<br />

interior de Latinoamérica hasta el día de hoy poco<br />

se ha aprendido de libertad.<br />

Sometido a la voluntad del patrón, sin mecanismos<br />

democráticos para aliviar gradualmente tensiones,<br />

el campesino ha debido optar entre la<br />

sumisión completa o la sublevación total. Por algo<br />

las revoluciones en este continente son fenómenos<br />

eminentemente rurales, como la de México iniciada<br />

por Emilianc^ Zapata al interior del remoto estado<br />

de Morelios; la "violencia" de Colombia, (FARC,<br />

67


ELN, etc.) que a partir del asesinato del dirigente<br />

populista Eliecer Gaitán en 1948 se expande por las<br />

serranías hasta causar la muerte de 260.000 personas<br />

y la huida de más de un millón de refugiados; la de<br />

Fidel Castro, que se basa en la Sierra Maestra la de<br />

Bolivia, que arranca desde El Beni, el conflicto<br />

mapuche en Chile, que amenaza siempre con entrar<br />

en erupción, y las de Nicaragua y El Salvador, que<br />

también vienen del campo.<br />

En todos estos casos la revolución es expresión<br />

de la cultura popular; es sólo al final, cuando ya<br />

cuenta ccMi el país subterráneo efe pueblos chicos y<br />

de regiones apartadas, que un buen día amanece la<br />

capital en poder de los sediciosos. Esta constante de<br />

los movimientos revolucionarios de Latinoamérica<br />

no se da tanto en Argentina y Chile, donde la reivintficación<br />

popular últimamente la canalizan los<br />

sindicatos inciustriales y mineros, ni es característica<br />

de otras partes del mundo. La Revolución Francesa,<br />

por ejemplo, desde la toma de La Bastilla en adelante,<br />

ocurre en pleno París; en la actualidad en<br />

Irlanda del Norte es esencialmente una guerrilla urbana<br />

centrada en Belfast, y la revolución iraní para<br />

deshacerse del Sha de Persia e instaurar una<br />

república, estalla en las urbes de Qum y Teherán.<br />

Las causas de esta explosividad latente del campesinado<br />

deben buscarse en su nivel infrahumano<br />

de vida, pero aquí lo importante de considerar es<br />

que escapa del campo para saHr del opresivo abandono<br />

y encontrar una disyuntiva mejor.<br />

68


Se va a la ciudad a ser persona y ahí la cosa no<br />

era tan fácil como parecía. Debe iniciar una compleja<br />

metamorfosis cultural, que puede tardar varias<br />

generaciones. Está en terreno ajeno, debe adaptarse<br />

a mentalidades distintas, todo funciona de otra manera,<br />

su marco cultural originario resulta irrelevante<br />

¿De qué le sirve saber herrar?, le cuesta reconocer<br />

las señales de la vida urbana, y no sabe quién es ni<br />

dónde está.<br />

Pcira esa enorme masa de arribados amontonándose<br />

a diario en la ciudad, la televisión es la levaclura<br />

que los hace subir. Les otorga identiciad en su<br />

medianía. En vez de acomplejarlos con una alta<br />

cultura a la cual no tienen acceso -en vez de educación,<br />

de conciertos o de ciencia-, les presenta el<br />

mundo a su nivel. Fabrica con ellos y para ellos una<br />

realidad simbólica de comportamientos sociales que<br />

no son populares ni occidentales y que se llama<br />

cultura huachaca.<br />

69


¿SABÍAS QUE...?<br />

• Tras medio millón de años de existencia terrenal,<br />

la humanidad llegó, en 1800, a 1.000 millones.<br />

• En 1930 alcanzó 2.000 millones; en 1960, 3.000; en<br />

1975, 4.000; en 1988, 5.000; y en 2000, 6.000 millones.<br />

• En 2008 ya eran 6.670 millones de almas vivas.<br />

• Cada minuto nacen 253 personas y mueren 105, o<br />

sea la población crece en 213 mil al día.<br />

• Uno cada seis homo sapiens es chino.<br />

• Luego de China (1.330 millones), el país más poblado<br />

de gente es la India (1.147 millones).<br />

• El tercero es Estados Unidos con 303 millones, seguido<br />

por Indonesia (237) y Brasil (192 millones).<br />

• Chile (16,4 millones), ocupa el lugar N° 60, entre<br />

Holanda (16,6) y Kazajstán (15,3).<br />

• Uno de cada cuatro chilenos vive en Santiago y<br />

apenas doce de cada cien, en el campo.<br />

• Cerca de 2.000 millones rezan a Cristo (católicos,<br />

protestantes, ortodoxos); 1.300 siguen al Islam; 900,<br />

son hinduistas y unos 400 millones veneran a Buda.<br />

• El alcohol es la droga que más se consume en el<br />

mundo. Afecta funciones cerebrales como el pensamiento<br />

lógico, la percepción de riesgo, el auto<br />

control y la noción del bien y el mal.<br />

Fuentes: U.S. Census Bureau e Instituto Nacional de Estadísticas,<br />

INE, de Chile.<br />

70


Capítulo VI<br />

LOS SIETE COMPONENTES DE LA<br />

CULTURA HUACHACA<br />

Habiendo visto la dinámica cultural y el contexto<br />

social donde aparece la televisión -situaciones ambas<br />

radicalmente distintas a las de la sociedad en<br />

que se invented- y teniendo presente sus condicionantes<br />

tecnokigicos y económicos, se entiende por<br />

qué en países latinoamericanos fomenta una nueva<br />

cultura que se impone con fuerza.<br />

Señalábamos que hasta la llegada de la televisión<br />

existían atjuí básicamente dos culturas, además de<br />

un proceso de transculturación por el cual una se<br />

iba contaminando de otra. En sociedades plenamente<br />

occidentales no se puede establecer tal paralelismo,<br />

debido, como se etijo, a que las culturas populares<br />

de allá son meras variaciones folklóricas<br />

dentro del mismo marco societal. Por eso el sociólogo<br />

Hans Gans, en su estudio de la cultura popular<br />

de los Estados Unidos, ctmcluye que la enorme producción<br />

de películas triviales, de best sellers superficiales<br />

y de televisión alienante no afecta a la cultura<br />

seria. 24<br />

2* Hans Gans: Popular Culture and High Culture. Free<br />

Press, Glencoe, 1980.<br />

71


Por supuesto, allá la educación pública es de tan<br />

alto nivel, la universidad funciona con tradiciones<br />

tan stílidas y hay tal respeto por el conocimiento,<br />

que la basura mediática no daña tanto.<br />

Ahora bien, siendo la cultura huachaca un fenómeno<br />

nuevo que emerge día a día entre nosotros,<br />

no podemos reducir su etilos o carácter distintivo a<br />

un rasgo. Son varios, y relacionados unos con otros:<br />

1.- No es occidental ni popular. Aunque sea<br />

comenzando por lo que no es, se trata de formas de<br />

comportamiento, actitudes y de esquemas mentales<br />

implantados por los medios de comunicación. No<br />

corresponden a los derivados de la alta cultura ni a<br />

los originados en la cultura popular.<br />

Mencionamos el proceso de transculturación,<br />

pero estamos ante una suma de las partes que no es<br />

igual al total. De la alta cultura toma elementos<br />

como la tecnología y de la cultura popular, la mekv<br />

día, pero es más que un sincretismo o fusión de<br />

culturas operando en una misma sociedad. Es un<br />

conjunto de visiones de la realidad, de valores sociales,<br />

de normas morales y de mentalidades que<br />

definen una personalidad modal propia.<br />

Señalábamos esto en primer lugar, porque es su<br />

característica de mayor repercusión sociológica. La<br />

alta cultura apunta, en su desarrollo lógico, a ser<br />

igual a Francia, a Suiza o a Italia, con todo lo bueno<br />

y malo que ello pueda representar.<br />

La meta del proceso civilizador fue instaurar en<br />

este continente, como al norte del Río Grande, la<br />

72


acionalidad técnica de la burguesía europea. Aún<br />

siendo varios los inconvenientes de tal proyecto, la<br />

cultura occidental -a falta de alternativas mejoreses<br />

consistente en brindar buena calidad de vida.<br />

Por su parte, la cultura popular también es consistente.<br />

Es el resultado de siglos de adaptación del<br />

hombre americano a su medio y tiene su propia profundidaci<br />

espiritual y creatividad estética. Sin embargo,<br />

llevada a su consecuencia lógica, implicaría<br />

ciesterrar desde el caballo hasta el automóvil para<br />

volver a organizar el Imperio incásico y tocar la<br />

tru truca en vez ciel piano. Así todo, aún cuando<br />

muchos elementos de las culturas autóctonas no<br />

sean relevantes en la actualidad, se trata de esquemas<br />

capaces de organizar la existencia humana.<br />

En cambio, la cultura huachaca, tiene tales<br />

contradicciones que carece de la consistencia necesaria<br />

para darle sentido a la vida privada o de<br />

estructurar la nación. Su incoherencia lleva al empobrecimiento<br />

espiritual y, tal como el buey a la<br />

carreta, al abatimiento de la sociedad. En los términos<br />

ya citados de Sorokin, lleva a lechar al león y<br />

matar la vaca, con las predecibles consecuencias de<br />

semejante confusión.<br />

2.- Inmoviliza donde se está. Si bien Yahvé al<br />

entregarle a Moisés los diez mandamientos se presentó<br />

diciendo yo soy el que soy, tal definición de sí<br />

mismo sirve únicamente a Dios, porque él no<br />

necesita -ni puede- ser más de lo que es.<br />

73


El hombre^ en cambio^ es una criatura por hacer.<br />

Su naturaleza es ir evolucionando hacia etapas superiores.<br />

Por eso, el hombre se humaniza a medida<br />

que es más de lo que es. Desde el pigmeo en la<br />

selva que lanza un dardo con cerbatana hasta el<br />

pianista que interpreta el concierto N" 5 Emperador,<br />

de Beethoven, hay una misma compulsión por<br />

superarse. El pigmeo desea extender su poder más<br />

allá del alcance de su mano y el pianista quiere<br />

sonar mejor que el canturreo bajo la ducha.<br />

Si leemos un libro, asistimos a una obra de<br />

Esquilo o presenciamos un ballet, es por encontrar<br />

pensamientos, emociones ciramáticas o formas de<br />

expresión corporal superiores a las que podemos<br />

discurrir espontáneamente por nuestra cuenta.<br />

El deleite experimentado al presenciar una obra<br />

del pensamiento -sea un cuadro hermoso o un<br />

avión nuevo- no está en lo simpático o familiar que<br />

nos resulte, sino en contemplar cómo la inteligencia<br />

va llevando la realidad a niveles superiores. Es el<br />

deleite de sentir fe en el hombre.<br />

Es así porque el "ethos" de la cultura occidental<br />

es el ascenso del hombre. Es una cultura entera<br />

orientada hacia tener más, sentir más y ser más.<br />

Tanto la superación espiritual como la innovación<br />

técnica son manifestaciones de una misma<br />

compulsión por elevar el límite de lo humano.<br />

Zeus -la divinidad suprema de los helenosasume<br />

contextura humana al pasearse en el Olimpo<br />

con un águila en una mano y un trueno en la otra.<br />

74


Pablo de Tarso propone como rumbo de la vida<br />

llegar a constituir ese Hombre Perfecto, en la fuerza del<br />

tiempo, que se realiza en la plenitud de Cristo (Efesos<br />

4:12, 13) y Teilhard de Chardin observa que la<br />

evolución, a pesar de algunos fallidos intentos, tiene<br />

un sentido orientador: la creciente cerebrización por<br />

la cual el organismo más complejo del universo, el<br />

cerebro humano, que consta de 14 mil millones de<br />

células interconectadas, avanza hacia la cúspide del<br />

pensamiento reflexivo: ¡a concienda de la conciencia.<br />

Es el verdadero sentido de la evolución, afirma, el<br />

punto ome^a, donde el hombre se une a Dios.^s<br />

O sea, desde los más remotos mitos de la Grecia<br />

clásica, hace unos 2.600 años, hasta la más reciente<br />

filosofía, en la cultura occidental subyace la noción<br />

de la elevación del hombre.<br />

De ahí que la campaña civilizadora, antes mencionada,<br />

fuera una estrategia de movilizar la masa<br />

ignorante hacia un nivel cultural superior. Ahora<br />

bien, el objetivo del tanque de dicha campaña -la<br />

educación- no es infundir ciertos datos cual dogmas<br />

inapelables, sino que es desarrollar la facultad de<br />

aprender, y por lo tanto de cuestionar y dudar a lo<br />

largo de la vida entera. Aprendemos una fórmula,<br />

no por la fórmula misma, que pronto cambian por<br />

otra mejor, sino para aprender a aprender, proceso<br />

-' Para una mejor explicación de este lúcido pensador,<br />

paleontólogo de profesión, ver lección XIV "El fenómeno<br />

humano" del libro Filosofía Clásica de Pablo Huneeus.<br />

75


que requiere saber asimilar nuevas verdades, tanto<br />

en uno mismo como en el ambiente, y tener la<br />

habilidad de adaptarse a ellas en un mundo donde<br />

todo cambia.<br />

Ergo, el verdadero sentido de la educación es<br />

preparar al individuo a romper esquemas para que<br />

su vicia sea un continuo esfuerzo de superación. Al<br />

no hacerlo y aferrarse a las rutinas conocidas, la<br />

sociedad queda discapacitacia para innovar y decae.<br />

La televisión, según lo señalado, pasa a ser el<br />

verdadero sistema educacional del país. Transforma<br />

cada casa en sala de clases, y debicio a la penetración<br />

neurofisiológica de la señal, ese "profesor"<br />

en la repisa es un poderoso modelo de comportamiento,<br />

más influyente que el maestro real en la escuela<br />

y que el padre de familia en casa.<br />

A ¡a edad de 4 años, los niños ven un promedio de 2.5<br />

a 4 horas diarias de TV. Esta gran cantidad de tiempo<br />

sólo disminuye en la adolescencia para aumentar de<br />

nuevo en la edad adulta. Ver TV es la actividad más importante<br />

de la gente joven. Al terminar su enseñanza, el<br />

niño habrá invertido un promedio de 15.000 horas viendo<br />

TV, lo que sobrepasa al tiempo dedicado a asistir a la<br />

escuela, que es de 10.800 horas.-^^<br />

Sin embargo, este novedoso instrumento educador<br />

distorsiona drásticamente el sentido liberador<br />

de la educación, porque en lugar de buscar la<br />

superación, busca la medianía.<br />

' Hernán Montenegro; ¿TV Comunicación o contaminación'/<br />

76


Hasta la más modesta maestra de escuela rural<br />

se agota por dar lo mejor de sí a sus alumnos, pero<br />

la televisión se esmera por dar lo menos de sí a los<br />

suyos. Trata la industria televisiva de mantenerte<br />

encadenado a la ignorancia.<br />

¿Cómo ocultar la indignación cuando uno ha<br />

visto en Nilahue, Caleta Cocholgue y Puerto Aysén<br />

esfuerzos conmovedores por levantar la condición<br />

humana a partir de la educación básica? Ha visto al<br />

profesor normalista de ía escuelita de Riberas del<br />

Nuble juntiir vestidos usados y guitarras trizadas<br />

para organizar un coro que eleva en cien voces la<br />

cristalina tonada. Ha visto a Gloria Inostroza cié<br />

Celis, profesora del Liceo A-28, de Temuco, organizar<br />

una revista literaria -Pewan- donde escriben<br />

sus versos Patricia Chavez, del 4°B; Mauricio Huircán,<br />

del T'A, y Fresia Vargas, del 2°E. Ha visto incluso<br />

a la profesora de Castellano Teresa Lizardi,<br />

como parte cíe un programa de educación extraescolar,<br />

organizar un taller literario con los reos de<br />

la cárcel de Iquique. Eso es hacer Patria: levantar al<br />

pueblo.<br />

Todo para que venga la televisión con sus exuberantes<br />

recursos, con suficiente dinero para mandar a<br />

sus rostros sin seso a recorrer el mundo y para<br />

comprar a quien quiera. Entonces, métale rock y<br />

métale Koyak para que la chabacanería triunfe.<br />

La sociedad entera es un sistema educacional y<br />

dentro de ella hay instituciones en nada loables,<br />

léase cárceles, prostíbulos y fiestocas.<br />

77


Pero lo sano es mantener tales instituciones<br />

circunscritas a un perímetro del espacio urbano<br />

(barrio rojo) y de) tiempo (noche o sábado), sin<br />

dejar que la ciudad entera se convierta en presidio,<br />

o comercio de mujeres ni que las horas de trabajo<br />

sean para la farándula.<br />

Con la televisión, por primera vez un negocio de<br />

alto poder educador se hace presente en todo el espacio<br />

de la chitas, al interior mismo de cada hogar,<br />

y de mafiana a noche durante la semana entera a lo<br />

largo del año completo. También por primera vez<br />

en la historia, en Latinoamérica se hace algo que ni<br />

en la cuna del liberalismo -Inglaterra- se piensa.<br />

Una institución educadora de primera importancia<br />

se deja a merced del inejor postor y se le permite<br />

saciar su afán de lucro promoviendo distracciones<br />

carentes de intención elevadora.<br />

Como es fuerte y convincente, reafirma al simple<br />

mortal de la urbe presentándole una fantasía donde<br />

todas sus inquietudes están atendidas. Crea un<br />

espacio cultural donde su soledaci se satisface con la<br />

seudo intimidad establecida con las celebridades de<br />

la pantalla.<br />

Su pobreza material se satisface con los festines<br />

de consumo donde él, creyendo ser objeto de los<br />

premios, gana refrigerador, juguera y sedán Subaru.<br />

Él siente ser el ganador, establece empatia con el<br />

concursante porque adivina leseras a su nivel, sin<br />

hacer alarde de conocimientos superiores. Su ansia<br />

de ascenso social se sacia con ciertos símbolos de<br />

78


modernidad como la Pepsi-Cola o los jeans Lee. Su<br />

deseo de roinance, en la teleserie. Su sadismo, en la<br />

violencia de la serie policial. Y su inseguridad<br />

estructural se compensa sobradamente en la marcha<br />

triunfal de la banalidad, marcha que, lejos de ser<br />

verdadero movimiento, es inmovilidad donde está:<br />

mirando tele, comadre.<br />

3.- Es fácil. El tercer rasgo que proponemos para<br />

definir la cultura huachaca tal vez sea apenas un<br />

corolario del anterior. Las Refutaciones Sofistas de<br />

Aristtiteles serán razonamientos dialécticos muy lógicos,<br />

pero nada de fáciles; los evangelios serán en<br />

lenguaje muy directo, pero no plantean un camino<br />

fácil; las catedrales gt^ticas serán hermosas, pero no<br />

son fáciles de edificar ni de apreciar; y tampoco es<br />

fácil El Quijote, la física cuántica ni Einstein.<br />

No.<br />

La cultura occidental ha llegado a su nivel porque<br />

ha buscado la excelencia, aun a costa de lo simple.<br />

En su línea de ascenso, el hombre ha ido continuamente<br />

superando lo imposible.<br />

Ha sido poco benigna con la ignorancia, tolerándole<br />

un mínimo espacio cultural en la prensa folletinesca<br />

y en la juerga del arrabal, pero imponiendo<br />

en definitiva la inteligencia.<br />

De los miles de millones de seres humanos que<br />

han habitado esta tierra, la historia registra sólo<br />

unos 180.000 nombres. De éstos, muchos son bestias<br />

eminentemente destructivas, como Afila, Nerón o<br />

Jack el Destripador, siendo muy inferior al número<br />

79


de espíritus creativos, del tipo Cristóbal Colón, Luis<br />

Pasteur o Fyodor Dostoiewski. Sin embargo, siendo<br />

tan tenue el ingenio ante la fuerza de la destrucción,<br />

hay países que han sabido respetar el talento. Han<br />

llegado a ser grandes por valorar a quienes superan<br />

en su búsqueda lo evidente, sin mirar al mercado.<br />

Pero si parodiamos la manera economicista de<br />

pensar, tan de moda hoy, cabría afirmar que la civilización<br />

ha sido ineficiente en la asignación de recursos,<br />

porque ha financiado obras de bajísimo<br />

consumo y de menor sintonía. ¿Puede haber algo<br />

más ineficiente que construir lindas catedrales que<br />

en definitiva las usan el 10% de los fieles? ¿Para qué<br />

parques cuando rinde inás hacer mails en su lugar?<br />

La televisión, en cambio, busca lo simple y barato<br />

en vez de la excelencia. Al estar a merced de la sinttmía,<br />

tiencie al mínimo común denominador, y por<br />

tratarse de una morfina nueva y de insospechados<br />

efectos secundarios, nadie contiene ni regula su<br />

venta sin receta.<br />

La cultura huachaca se caríicteriza, entonces, por<br />

exaltar lo fácil. Continuamente celebra, no sólo en<br />

televisión, lo fácil que fue ganar la Polla-Gol. Si fue<br />

al puro lote, dejando a la guagua llenar la cartilla,<br />

tanto mejor. Si se ganó un auto con puro adivinar<br />

cuál de las cajitas contenía la llave, ¡fenomenal! Si la<br />

animadora que brilla en las tardes llegó ahí sin saber<br />

multiplicar ni dividir, ¡fantástico!, y si el dueño<br />

de un espacio lo adquirió a empujones, sin haber<br />

jamás pasado por la educación superior ¡chorísimo!<br />

80


Por eso es huachaca viajar a Toledo, España, con<br />

un extenso séquito y entrevistar largamente a un<br />

burrero que vende souvenirs en su burrito. Explicar<br />

la casa del principal pintor del arte hispánico -el<br />

Greco- o bien adentrarse por la nave central de una<br />

de las obras culminantes del período alto de la arquitectura<br />

gótica -la cateciral-, sería entrar en<br />

cuestiones difíciles. Mejor irse por lo trivial y dejar<br />

la joya de Castilla a la ¿iltura del burrero.<br />

Lo mismo en Roma. Lo que representa el<br />

Vaticano para el catolicismo, o el Foro Romano para<br />

el mundo latino, la Basílica de San Pedro, en fin,<br />

tanta cuestión complicada, ¿no? Mejor conversemos<br />

con este pintoresco soldado de la Guardia Suiza,<br />

aquí en la plaza. Se ve hermoso en cámara con ese<br />

uniforme. Cuéntenos, ¿de qué tela es su uniforme?<br />

Toledo trivial y Roma fácil.<br />

La cultura huachaca propone como modelo de<br />

vicia un muneio donde todo se logra sin esfuerzo,<br />

basta un Yastá para sentirse bien, una Coca-Cola<br />

para ser siempre joven y una tarjeta Visa para<br />

adquirir cuanto podamos necesitar. Cualquiera<br />

gana, todos lucen apuestos y bien trajeados, las<br />

seriales terminan siempre bien, los cantantes<br />

sonríen y todo en general fluye en forma expedita y<br />

simpática. Nada de ética de trabajo, de sudor<br />

nuestro cié cada día, ni de constancia. Sí la gente<br />

lincia y la espontaneidad lograda tras tanto ensayar,<br />

porque lo paradojal es que el ambiente de la<br />

pantalla ni siquiera refleja la realidad del tedioso<br />

81


quehacer en un estudio de grabación. Aunque es<br />

mucho trabajo producir el no trabajo, hacia la<br />

cámara ha de proyectarse esa imagen espumante de<br />

relajo total.<br />

Tan flagrante contradicción con la realidad de la<br />

vida suele reventar en la propia televisión, en programas<br />

donde el público hace gracias, como<br />

¿Cuánto vale el show? El día de la grabación acuden<br />

literalmente miles para ser seleccionados, pero la<br />

mayoría no tiene la menor idea de cantar. Creen que<br />

basta con pararse frente a la cámara -como lo han<br />

visto hacer- y la canción saldrá sola, afinada y con<br />

el acompañamiento orquestal perfecto. En la etapa<br />

de producción, la gran masa de éstos es eliminada y<br />

se dejan sólo algunos para efectos de contraste. Esos<br />

pocos incautos que llegan a la cámara para hacer el<br />

ridículo permiten a veces apreciar la inconsistencia<br />

de \o fácil, aun en el medio que lo predica.<br />

El filósofo español Ortega y Gasset adivina mucho<br />

antes, el tipo humano que fomentaría:<br />

y es indudable que la división más radical que cabe<br />

hacer en ¡a humanidad es en dos clases de criaturas: los<br />

que se exigen mucho y acumulan sobre sí dificultades y<br />

deberes, y los que no se exigen nada especial, sino que<br />

para ellos invir es ser cada instante lo que ya son, sin esfuerzo<br />

de perfección sobre sí mismos, boyas a la deriva.^'^<br />

-'' José Ortega y Gasset: La Rebelión de las Masas. Primera<br />

vez publicado por Revista de Occidente, Madrid, 1929.<br />

82


La duda es acaso siguen tan a la deriva, porque<br />

la televisión los ancla en su condición, pues eleva la<br />

liviandad de lo fácil al rango cié mérito.<br />

4.- Es emocional. La cuarta pata del huachaca es<br />

la emotividad. A la razón opone la emoción, si lo<br />

civilizado es analizar un hecho de manera lógica, lo<br />

huachaca es exaltar únicamente su emotividad.<br />

Ante el naufragio de un pesquero en San Vicente,<br />

por ejemplo, el periodismo objetivo investiga qué<br />

ocurrici realmente, dónde, cuándo y por qué. Razones<br />

para haber zarpado justo antes del temporal,<br />

confiabilidad de las predicciones meteorológicas.<br />

¿Se les avisó a los patrones de pesca la proximidad<br />

del frente? ¿Cómo pudo la red atascar la hélice?<br />

Motivos por los cuales no acudieron de la base<br />

naval cercana a rescatarlos, en fin, es todo un<br />

cuadro lógico que se investiga para presentar los<br />

elementos de juicio que permitan elucidar el suceso.<br />

Sin embargo, la cámara, tras un muy simplista<br />

esbozo de lo ocurrido, enfoca a la viuda llorando,<br />

sigue con el único sobreviviente en el hospital y<br />

remata con el cortejo fúnebre hacia el cementerio.<br />

Muy emotivo, pero el periodismo huachaca poco<br />

aporta a la cabal comprensión de lo ocurrido. Sin<br />

saber qué pasa, imposible prevenir desastres.<br />

A la semana siguiente vemos al mentado<br />

sobreviviente relatar en pantalla la noche cuando se<br />

perdieron sus compañeros. Recibe televisores y<br />

tocacintas en premio, con lo cual supuestamente se<br />

compensa la tragedia. Al mes visitamos ese dolido<br />

83


puerto San Vicente, donde todo sigue igual, a la<br />

espera del próximo naufragio de pescador pobre.<br />

En la alta cultura, la reacción emotiva provocada<br />

por una persona no es decisiva. Si Johannes Brahms<br />

era antipático al extremo de decirle públicamente a<br />

Bruckner boa pegajosa, o de disculparse, tras dirigir<br />

la orquesta, por no haber retadc~) a nadie esta vez, o<br />

Albert Einstein era amable al punto de pasarse<br />

tardes enteras haciéndoles tareas a niños del barrio,<br />

resulta meramente anecdótico. En nada afecta la<br />

trascendencia del concierto N" 1 para piano, ni la<br />

validez de la teoría cié la relatividad.<br />

Por su parte, el sentimiento que proyecta una<br />

persona en televisión es la variable definitoria. Si<br />

una comentarista de espectáculos hace buenas<br />

críticas, pero es pesada en cámara, la echan de un<br />

canal y tiene buen cuidado de ser dije en otro. A la<br />

inversa, si un animador es amoroso, pero incapaz de<br />

hilvanar dos frases seguidas, entonces le pasarán<br />

tarjetitas con preguntas al invitado.<br />

A falta de una mínima idea de lo que pasa, leerá<br />

noticias del telepromter (una suerte de espejo frente<br />

a la cámara donde salen textos que nadie más ve) o<br />

por medio de cartones, tampoco visibles al espectador,<br />

le soplan lo que debe decir, si es que no le ponen,<br />

como a los actores de telenovela, un parlante<br />

tras la oreja por donde hacerlo hablar.<br />

Estc^, porque la televisión invierte el orcien clásico<br />

de las prioridades y sitúa el sentimiento antes del<br />

pensamiento. A nivel huachaca, lo anecdótico es la<br />

84


capacidad intelectual y lo sustantivo es lo emocional.<br />

Se trata de convertir la realidad en espectáculo,<br />

que todo sea espectacular, y para ello hacen reír o<br />

llorar, no pensar o razonar. Ni el pensamiento ni el<br />

razonamiento sirven al show.<br />

Entonces es un dato secundario que Hernaldo,<br />

ganador en el Festival de la Canción de Viña, sea licenciado<br />

en Derecho y que además siga un postgrado<br />

en España, o que Antonio Vodanovic sea ingeniero<br />

comercial. En ese ambiente, que alguien sea<br />

culto, es un mal antecedente, porque se trata de dar<br />

emoción, o sea de tener ángel, no educación.<br />

Por lo tanto, los descubrimientos del científico<br />

que entrevistan son el pretexto o enganche de\ programa.<br />

Como veremos más adelante, lo que cuenta<br />

es su encanto personal (o ausencia de), razón por la<br />

cual la entrevista, tras apenas mencionar sus logros,<br />

se centra en lo íntimo: ¿Veranea en la playa?<br />

El rasgo huachaca de hacer primar la emoción<br />

sobre la razón se manifiesta también en los mensajes<br />

que se están comunicando a la sociedad. La<br />

propaganda, ese intento sistemático de orientar el<br />

comportamiento hacia la adopción de crecíos o eí<br />

consumo de productos, ha ido adquiriendo contenidos<br />

cáela vez más emotivos. El debate público en<br />

muchos países se ha convertido más en confrontación<br />

de campañas sensibleras que en foro de discusiones<br />

racionales.<br />

Para sustentar una doctrina se recurre al corazón;<br />

para desacreditar otra, al miedo; y para vender un<br />

85


yogur, al snobismo, como que la voz del comercial<br />

de Danrion tiene un estudiado acento inglés. Un<br />

champú lo vende el impulso erótico de la rucia bajo<br />

la ducha; un perfume, la promesa de romance; y un<br />

chocolate, la ternura que ha de provocarle al sexo<br />

opuesto.<br />

Ha desaparecido casi completamente la publicidad<br />

objetiva que intenta persuadir por medio ciel<br />

razonamiento, explicando las características verdaderas<br />

de lo ofrecido. Basta seguir una tanda de comerciales<br />

para apreciar cuan poco informan de!<br />

producto mismo. A lo surno vemos su nombre y<br />

forma, pero nada de su peso o precio.<br />

Hoy día el principal argumento destinado a las<br />

masas es el antes empleado para adiestrar caballos:<br />

la reiteración. A falta de razonamientos lógicos, se<br />

repite el mensaje hasta lograr el comportamiento<br />

planeado. Se obtiene así un efecto rentable sí, pero<br />

que degrada la condición humana.<br />

La televisión acorta la distancia entre el producto<br />

y el consumidor. Ayudada por el efecto mental de<br />

su tecnología, tiende a desactivar el estado de alerta<br />

propio del discernimiento racional. Se trata de<br />

apagar los mecanismos lógicos cié pensamiento,<br />

que de por sí no son muy fuertes ciebido al bajo<br />

nivel educacional, para que no haya deducción ni<br />

inducción de premisas y nada se lleve a su<br />

consecuencia lc)gica.<br />

O sea, se trata de eliminar las bases de la actitud<br />

crítica. Para ello crea un ambiente íntimo, donde<br />

86


todo es personal y emotivo, sin que medien fuerzas<br />

sociales, intereses económicos ni causas generales.<br />

Quizás el mayor éxito de la publicidad comercial<br />

sea la bebida Coca-Cola, gaseosa infusión que<br />

diariamente millones de fieles en 135 países llevan a<br />

sus labios, superando con creces los que comulgan.<br />

Lo notable de este producto es la distancia que hay<br />

entre su realidad objetiva y su simbolismo emotivo.<br />

Indagaciones sobre su composición química nos<br />

indican que en términos de su realidad objetiva se<br />

trata de agua estéril tratada ciuímicamente con<br />

procesos estandarizados para los países donde se<br />

fabrica. Se le agrega gas carbónico comprimido y se<br />

revuelve con un compuesto soluble llamado 7X, que<br />

viene en tambores sellados desde Atlanta, USA. El<br />

resultado tiene ácido fosfórico, glucosa, colorante<br />

caramelo, glicerina, cafeína, esencias y residuos de<br />

coca.<br />

De seguro, si se publicitara su realidad objetiva<br />

sentiríamos cierta distancia con el mentado brebaje.<br />

Su éxito reside precisamente en transformar ese<br />

líquido en un mero símbolo y siendo sus funciones<br />

objetivas perfectamente sustituibles por el agua, la<br />

gente paga anualmente 420 millones de dólares por<br />

beberlo, lo necesario para construir unas 40 mil<br />

viviendas medianas.<br />

Para llegar a tener tanta fe en sus virtudes como<br />

para ingerirlo y encima pagar por hacerlo, es<br />

necesario integrarlo al marco de referencia. Se deja<br />

de lacio su realidad objetiva y se le presenta como el<br />

87


alma de bailotees y reuniones familiares. Penetra así<br />

nuestra intimidad síquica antes de escurrirse por<br />

nuestra intimidad intestinal.<br />

Lo mismo el científico de la entrevista. En una<br />

era sin líderes, el animador es la autoridad. Es el<br />

experto en intimidad, el que sabe trivializar al<br />

científico y reducir la distancia que éste tenga con el<br />

ignorante frente a la pantalla, hasta dejarlos a<br />

ambos a un mismo nivel.<br />

Y ese mismo nivel es la emotividaci, lo fácil.<br />

Por eso no es de extrañar que en un programa de<br />

entrevistas veamos a un novelista de renombre, a<br />

un general de ejército y a un diplomático de carrera,<br />

tocios juntos hablando de su calvicie. Ahí la manera<br />

de reducirlos a un mismo nivel cié fácil emotividad<br />

es la pelacia.<br />

La entrevista como género surge en la época<br />

moderna como un anhelo de la sociedad de masas,<br />

de trivializar al eximio. Es un intento de traspasar el<br />

muro de autoridad levantado por los logros de<br />

alguien y es "buena entrevista" en la medida en que<br />

presenta al grande como un enano servil. Si Newton<br />

viviera, seguramente trataría de explicar su teorema<br />

binario o su ley de gravitación universal, pero la<br />

entrevista al científico clave de la física clásica se iría<br />

por lo emotivo. Dime, Isaac, ja, ja, ¿la manzana esa,<br />

te caytí en la pelada?<br />

Sin embargo, la televisión es fría. Exalta el<br />

sentimentalismo, pero es un artificio explotado<br />

comercialmente en el cual todo está calculado, la<br />

88


emoción también. ¿Y adonde lleva la sensiblería sin<br />

corazón? A lo morboso.<br />

La razón fría da lugar a una lógica implacable,<br />

quizás cruel; en cambio, la emoción fría desata otra<br />

forma de crueldad, acaso peor, que es el sadismo,<br />

esa curiosidad morbosa -casi goce- ante el<br />

sufrimiento ajeno. En la cultura huachaca cobran<br />

importancia cardinal la viuda abrazada al ataúd, el<br />

niño deforme y el cuerpo aplastado por la<br />

locomotora. Ya no es sólo por informar, así como la<br />

pornografía no es sólo por realzar la belleza<br />

femenina. Lo truculento se emplea para vencierle<br />

emoción al hombre gris, ese ser condenado por el<br />

progreso a pulular en la ciudad cié cemento y sin<br />

otra manera de sentir.<br />

5.- Es fragmentaria. Entender toma tiempo. Pero<br />

vemos propagarse a cada célula del cuerpo social<br />

fragmentos cada vez mtís breves de información.<br />

Los ítems de comunicación huachaca -canciones,<br />

publiciciaci, festivales y noticiarios- han aumentado<br />

hasta constituirse en presión sicológica de masas.<br />

Mientras en el campo la naturaleza habla al<br />

compás cansino cié las estaciones, dando tiempo de<br />

madurar las cosas, la ciudad acosa con infinidad de<br />

mensajes atomizados c¡ue fragmentan la mente.<br />

Al prender la radio lo asaltan pedazos sueltos de<br />

información sobre matanzas en Palestina y cogoteos<br />

en Renca, los que son interrumpidos por jingles<br />

sobre el jabón Dovc y el Banco Santander. En el<br />

paradero encontrará afiches cié helados Soprole y<br />

89


cerveza Escudo. En el bus, puchos Kent y chicle<br />

Adams. Al mirar por la ventana. Vamos bien, mañana<br />

mejor y Sony, Nokia, Movistar. En la estación del<br />

metro, Isapre Vida Tres y multitienda Falabella. En el<br />

carro, Vd. no estaría leyendo esto si tuviera La Secunda<br />

en sus manos y ¿Hasta cuándo va a pagar arriendo?<br />

El diario que ojea a la carrera es un surtido de información<br />

suelta y sus compañeros de oficina también<br />

aportan una buena dosis de partículas aneccióticas.<br />

Su trabajo rara vez requiere más de once<br />

minutos seguidos de concentración, ya que la mayoría<br />

de las labores son sumatorias de pequeñas<br />

operaciones, sea hacer una factura, atender un<br />

cliente o contestar el teléfono. Los cientos de<br />

personas que ciivisa en el día, desde la lola sexy<br />

hasta el mendigo de la esquina, irradian un<br />

chispazo que no hay tiempo de procesar.<br />

En la tarcie, la televisión también es a pedacitos.<br />

Los programas, de por sí breves y compuestos de<br />

secuencias, sin mucho hilo conductor, son a su vez<br />

cortados por comerciales de hasta cinco tomas distintas<br />

en 20 segundos, siendo frecuente que cada<br />

enfoque dure apenas cuatro segundos.<br />

Y como si esto fuera poco, la misma canción se<br />

acorta al aparecer la modalidad de comprimir una<br />

selección de melodías en el lapso antes propio de<br />

una pura canción. Son sólo algunos fraseos del tema<br />

central, seguidos de otro tema central. Así escuchamos<br />

en un insulso pegoteo de La Cumparsita,<br />

Guttutalamera y El cóndor pasa, todo apretujado en el<br />

90


tiempo de una balada. O bien, lo que es peor, en tres<br />

minutos y 22 seg., una melcocha de la sinfonía Linz,<br />

de Mozart, con la Pastoral de Beethoven y la Primera<br />

de Brahms, tres obras maestras de la música clásica<br />

servidas en rebanadas que no dejan nada.<br />

¿Qué laya de hombre quieren hacer, ciudadanos<br />

libres que piensen o robots que consumen?<br />

El filósofo B. Russell dice: La verdadera cultura<br />

consiste en ser ciudadano del universo, no sólo de uno o<br />

dos fragmentos arbitrarios del espiado - tiempo; ayuda al<br />

hombre a entender la sociedad humana como un todo, a<br />

apreciar sabiamente las finaHdadcs que anhela el país y a<br />

ver el presente en relación al pasado y al futuro."'^'^<br />

En vez, tenemos al hombre desconcentrado, que<br />

no es igual al distraído, porque este último está en<br />

otra. El desconcentrado es incapaz de enfocar su<br />

atención mucho rato en un mismo asunto, síntoma<br />

inequívoco de estrechez mental.<br />

Esa distorsión del tiempo, ya señalada como uno<br />

de los imperativos de la tecnología televisiva, obliga<br />

a recortar artificialmente el mensaje, con lo cual<br />

todo va quedando desprovisto de su ciclo natural<br />

de preludio y desarrollo.<br />

No hay mucho tiempo de apreciar la secuencia<br />

causa-efecto de las cosas ni de percibir la evolución<br />

que van teniendo. ¿Cómo entender un árbol sin<br />

2** Bertrand Russell: Education and the Social Order, Londres,<br />

1932, Capítulo VI: "Aristócratas, demócratas y burócratas".<br />

91


verlo crecer? ¿Cuántos años tarda conocer a<br />

alguien? ¿Puede el hombre llegar a grande sin haber<br />

sido muchos años un chico?<br />

La madre naturaleza nos enseña que lo único<br />

seguro es el cambio. El océano está siempre<br />

moviéndose, del tronco podrido brota el roble joven<br />

y el correr del sol hace cada día diferente al anterior.<br />

Eso demora apreciarlo, así como demora darse<br />

cuenta que en una sociedad humana pasa lo mismo,<br />

porque el tiempo es uno para tocio lo viviente.<br />

Pero la aceleración no deja tiempo para entender<br />

las cosas, hasta convertir la mente en un mosaico de<br />

fragmentos estáticos. De tanto andar apurado por la<br />

superficie, sin detenerse a calar en profundidad, se<br />

dejan de percibir los matices. Es malo no discernir<br />

las señales sutiles, en voz baja, de la naturaleza ya<br />

que lentamente se anuncia el temporal.<br />

De ahí que el estudio sistemático de una sola<br />

ciiscipJina abra más ía mente que los chapúrreos en<br />

varias. Al hacer clases de sociología en la Escuela de<br />

Ingeniería, o sea a alumnos "cuadrados", resultó<br />

que tienen mayor capaciciad de captar las sutilezas<br />

de las ciencias humanas que aquellos de carreras<br />

más afines, pero que se estudian superficialmente. Ir<br />

al fondo en una ciencia, es la lección, permite mejor<br />

ahondar en otra.<br />

Mientras más breves y numerosos sean los ítems<br />

superficiales, -objetivos transversales- menor será su<br />

penetración. Para lograr profundidad, la alta cultura<br />

organiza la dimensión tiempo de manera de darle<br />

92


cabida al mensaje complejo: novela, tratado científico<br />

o enciclopedia. Pero la cultura huachaca reduce<br />

Don Quijote a fascículo y la Historia Patria a folletín<br />

de suplemento.<br />

6.- Es metalizada. Quizás no sea ésta la primera<br />

cultura creada con fines de lucro. Pero si las hubo<br />

así, perecieron sin dejar rastro alguno, porque hasta<br />

los ávidos fenicios hicieron arte por amor al arte.<br />

Ciertamente la creación cultural requiere dinero,<br />

más que sea para que el artista coma. Virgilio, por<br />

ejemplo, pudo destinar cuatro años a escribir La<br />

Eneida, porque Mecenas lo mantuvo, y Mozart pudo<br />

componer el Réquiem, porque el conde Von Walsegg<br />

le pagó por esa obra. Pero la motivación primordial<br />

para crear y financiar dichas obras no fue ganar<br />

plata. Antes de enfermarse fatalmente, había<br />

contado de un réquiem que tenía en mente y el<br />

encargo del conde fue apenas el acicate, no la<br />

inspiración del proyecto. Para el genio, entonces, el<br />

dinero es sólo el medio y no la finalidad.<br />

El problema no es el afán de lucro en sí mismo,<br />

es ubicarlo donde corresponde, porque siendo<br />

fundamental para mover las industrias, es decisivo<br />

para envilecer la cultura.<br />

Las principales religiones y descubrimientos son<br />

obra de individuos geniales, o sobrenaturales como<br />

el Nazareno, que buscaron más que vender.<br />

Guiados por su clarividencia fijaron verdades<br />

que sus contemporáneos no veían o bien se negaban<br />

por la fuerza a aceptar. A Sócrates le dan a beber<br />

93


cicuta, a Cristo lo crucifican, a Colón lo devuelven<br />

encadenado a España, a Galileo lo pasan por la<br />

Inquisición y a Solzhenitsyn lo fletan al exilio.<br />

De haberse guiado dichos hombres por los<br />

mismos principios con que la industria textil ciice<br />

qué camiseta fabricar, aún no sabríamos que el<br />

mundo es redondo y da vueltas. Y si en las fábricas<br />

se lo pasaran filosofando, no habría productos.<br />

Por eso, decadencia es confundir lo propio de un<br />

ámbito con lo específico de otro, como ocurriera con<br />

los Papas Juan XXll y Clemente VI, cuyo afán de<br />

tener dinero para una finalidad espiritual los lleva a<br />

confundir fines con medios hasta ponerle precio al<br />

perdón de k« pecados. Recaudan, sí, millones para<br />

su fastuosa corte de prelados venales en Avignon,<br />

La Bahilonia de Occidente, como la llama Petrarca,<br />

pero así también sientan las bases del peor cisma de<br />

la Iglesia y de la posterior Reforma Protestante.<br />

Son así muchos los tropiezos, los ensayo y error,<br />

que aconsejan organizar la formación del espíritu<br />

(ciencia, educación, arte) sobre otras bases que la<br />

producción material. Así todo, ahora se asienta una<br />

cultura que organiza el espíritu con los mismos<br />

principios del libre mercado de camisetas.<br />

Va el programa que más venda, cualquiera sea<br />

su calidad. Se tapa de anuncios y se produce lo que<br />

el mercado demanda, no lo que la gente necesita.<br />

Para apreciar el alcance de este invento imaginemos<br />

otra institución educacional, la universidad,<br />

funcionando con el mismo criterio de la industria<br />

94


audiovisual. En vista de que genei-ar nuevo conocimiento<br />

tiene baja sintonía, se descarta la investigación<br />

científica. ¿Para qué invej-tir en biología<br />

molecular si a Chicles Adams no le sirve?<br />

Como una universidad sin investigación científica<br />

es una mera escuela profesional, ya la tenemos<br />

reducida a algo incapaz de haber desempeñacio su<br />

rol histórico. Tampoco impartiría buena formación,<br />

pues profesor que no investiga queda atrás.<br />

Pero veamos en qué se convierte esta escuela<br />

terciaria llamada universidad. Bellas promotoras<br />

recorren los flippers y discotheques vendiendo<br />

carreras a sus clientes.<br />

Como las universidades-empresa compiten por<br />

captar clientes pagadores, vale decir alumnos ricos,<br />

se ofrecen carreras cada vez más fáciles, donde<br />

regalan las notas (y las promotoras también).<br />

Otro incentivo sería la rentabilidad financiera de<br />

ía carrera ofrecida. Como ésta es función de la<br />

demanda económica y no de la necesidad social,<br />

esto último se descarta como criterio orientador de<br />

la educación superior. Con dicho criterio, las únicas<br />

necesidades que cuentan son las de las grandes<br />

empresas, por lo que se ofrecen sólo las carreras<br />

(programas) que el poder económico auspicie<br />

La gerencia -rectoría- abarataría los costos de<br />

producción, con la importación de cursos doblados<br />

al castellano en Puerto Rico (¡hola, cariño!).<br />

Se contratarían profesores de continuidad para<br />

amenizar las pasadas de los videos.<br />

95


Los catedráticos serían del circo, actores, en fin<br />

no importa que sean ignorantes mientras sepan<br />

contar chistes y ciivertir a la audiencia. Si no se les<br />

ocurren ideas, tanto mejor, porque hay menos lío y<br />

en todo caso un libretista les puede ir pasando<br />

tarjetitas con lo que deben decir. En lugar de<br />

ayudantes tendrían esculturales modelos para<br />

acercarles las probetas, dándole así el necesario<br />

sioiiig al espectáculo. Para recaudar fondos, esta<br />

universidad vendería la posibilidad de pasar<br />

comerciales en clase, por lo cual las disertaciones se<br />

interrumpen para dejarle la palabra a Ultra Barba de<br />

Schick, la mejor afeitada.<br />

La universiciad telegénica también vendería, y<br />

más caro, la posibilidad de que el profe-animador<br />

publicite en clase los pañales Pampers Active Baby<br />

que auspician su cátedra-farándula. Nada de crítica<br />

social, cuestiones sesudas ni de dudas existenciales,<br />

porque estamos aquí para pasar un buen rato juntos<br />

(y ganar plata) en compañía de Nescafe...<br />

Total, educación, pañales y champú Pan teñe, son<br />

todas mercancías ¿no?<br />

7.- Es evasiva. Lo decisivo para la sobrevivencia<br />

de cualquier organismo es su capacidad de resolver<br />

los conflictos que lo acechan. Hasta una brizna de<br />

pasto tiene problemas con las briznas vecinas y con<br />

el fuego que amenaza el pastizal. Como quede<br />

después de un incendio, por ejemplo, dependerá de<br />

su grado de preparación (humedad) individual y<br />

colectiva. Por muy verde que haya estado, le irá mal<br />

96


con las llamas si todo estaba seco. Otros arrancan<br />

del conflicto. La avestruz, esconde la cabeza, con lo<br />

cual, claro está, deja su trasero expuesto.<br />

A medida que vamos subiendo en la escala de la<br />

evolución, encontrarnos mayores conflictos y mayor<br />

capacidad de resolverlos, siendo éste el sino<br />

distintivo del desarrollo de una sociedad humana.<br />

En la alta cultura no se evade el conflicto. Al<br />

contrario, gran parte de la creación artística son<br />

representaciones simbólicas de tensiones humanas y<br />

de formas de resolverlas, a veces dramáticas como<br />

en limnlct o cómicas como Don Juan.<br />

Sin embargo, la cultura huachaca niega y evade<br />

el conflicto. Por un lado, la televisión presenta la sociedad<br />

como cargada de una violencia mayor que la<br />

real. Y por otro, cada cual está en una intimidad deliciosa<br />

donde todo es grato. O sea, cada televidente<br />

es una isla en un mar revuelto, y en esa isla no hay<br />

confficfo aíguno. Es aííá el probíema.<br />

El resultado no es la solución del conflicto o de la<br />

tensión en que cada cual se encuentra, sino que es la<br />

pérdida de la habilidad de resolverlo. Al no haber<br />

representaciones verdaderas de situaciones conflictivas,<br />

no se aprenden maneras racionales ni pacíficas<br />

de resolverlas, quedando entonces la sociedad<br />

expuesta a reacciones basadas en la más intensa<br />

emotividad social: el fanatismo.<br />

97


¿SABÍAS QUE...?<br />

• El idioma que más se habla es el chino mandarín<br />

(1.200 millones). Le sigue el inglés, con al menos 400<br />

millones que lo tiene de lengua materna y otros<br />

tantos que lo hablan como segundo idioma.<br />

• El castellano es el idioma materno de 340 millones<br />

de personas, la lengua oficial de 21 países y el<br />

segundo idioma de 110 millones.<br />

• El castellano es hoy el segundo idioma de<br />

contactos mundiales, cultura e Internet. Junto al<br />

árabe es el de mayor expansión territorial.<br />

• En Latinoamérica, las personas de habla indígena<br />

ascienden a 49 millones.<br />

• De los 62 idiomas indígenas de México, los más<br />

difundidos son el Nahuatle (un millón 200 mil lo<br />

habla) y el Maya (800 mil).<br />

• En el Censo de 1992 cerca de un millón de<br />

personas (9.6%) se declaró mapuche, 0,5% dijo ser<br />

aymara y un 0.2%, rapanui.<br />

• En Londres, aparte del inglés, se hablan 274<br />

idiomas distintos.<br />

Fuentes: The British Council, INEGI, México, INE, Chile.<br />

98


Capítulo VII<br />

EL DIOS HUACHACA<br />

La religión es a una cultura lo que los cimientos a<br />

un edificio. El conjunto de creencias y de prácticas<br />

institucionalizadas sobre lo oculto y lo sobrenatural<br />

-el sentido de la vida y de la muerte- es la base ética<br />

sobre la cual un pueblo edifica su cohesión social.<br />

La Francia católica, la ética protestante en el desarrollo<br />

empresarial germano, la mentalidad árabe<br />

de cara al Islam, el confucionismo en Vietnam o el<br />

shintoismo para Japón, son todos casos ilustrativos<br />

del rol articulador que desempeña la religión.<br />

Al haber acuerdo en las cuestiones metafísicas<br />

de fondo, en los valores éticos que rigen la conducta<br />

humana, desde liturgia hasta la manera de cocinar<br />

la mentada gallina adquieren la unidad distintiva<br />

de una cultura. La manera de hacer negocios (robar<br />

o no robar), la educación, los estilos arquitectónicos,<br />

la relación con la naturaleza y en general todo eso<br />

que llamamos cultura o civilización, se cimienta en<br />

una argamasa de creencias y tradiciones religiosas.<br />

Sin tal principio organizador pueden ocasionalmente<br />

surgir modas, como la mini, y corrientes de<br />

pensamiento, como el renacimiento o el positivismo,<br />

pero que no cambian el "ethos" de una sociedad. Lo<br />

que parece ser un edificio, al carecer de basamento<br />

religioso resulta ser un mero tinglado.<br />

99


A la inversa, lo que en un momento parece ser<br />

un mero tinglado, al descubrir que tiene cimientos<br />

nos deja perplejos, porque estamos ante un edificio.<br />

En los primeros merodeos de este fenómeno,<br />

hablamos de la onda, una cosa en boga, pasajera:<br />

IN o es una clase social corno son los empresarios [)or<br />

ejeinplo, ni es ima moda es|)e(íli('a ('orno fii(> la mini-<br />

falda. La onda es trias bien una mentalidad, nna ma­<br />

nera de pensar (o d(; no hacerlo) vn t[uc se inlernalizan<br />

los valores sociales y hábitos dv consumo propios de la<br />

American Way of I Aje a (pie asj)iia lodo el mundo.<br />

Es el alma de la scx'iedad de ('onsumo. lis estar en<br />

onda corr lo importado, lo jovcín y lo fácil, lis considerar<br />

la vida bnrbnjeante corno el S|)ritc. fis (-reer (pie la dicha<br />

es urr Toyota v la felicidad, un Mcrrales Bciiz. lis<br />

ser borrito y cuidar la líncui. lis trotar con los nirlos, —la<br />

íanrrlia (íslá rrruy en onda— totlos con hnzos ijjjuales y<br />

zapatillas Adidas, lis ¡ngar t(>rris en el club y paletas en<br />

la playa. Es ofrecer no un mero whisky, sino dc(ár:<br />

¿Quieres irn Black hahcl o un Chivas'^ lis usar relojes<br />

electrónicos con rriimerrtos (pie se prenderr al apretar un<br />

botón.<br />

Es hablar err dólares, pensar en dolareis, soñar cu<br />

dólares, lis pasear en moto (lambién está eir onda<br />

qiredar cual tortilla de sesos sobre el pavitruvnto).<br />

Es tocar cassettes err lugar de discos. Es llamarle<br />

pub a urr bar y bouticpie a utra tieirda. Es oír música<br />

soul err las radios FM. Es adorar lo importado sobr(;<br />

todas las cosas. Es sentirse irrrportado.<br />

100


Ks comprar, coniprar y comprar. Ks teñirse el pelo<br />

rubio. Es [)oner posters en la pieza. Es creerse libre.<br />

Ks vivir el mundo de í'antasia de Rilz y Pap.<br />

i\adie la controla ni dirige y sin embargo cunde.<br />

Apoyada por la {)ro[)aganda comercial, va manipulando<br />

ardidos y moldeando gustos hasta inculcarnos un<br />

nuevo estilo de vida. Nos lleva a preferir el acrílico a la<br />

piedra v el plástitu) a la madera.<br />

Así, la fisonomía de la (-iudad va cand>iando a medida<br />

(pie entra eji onda. Más edificios, menos jardines.<br />

Nos lleva tand)ién a identificarnos con los jóvcn(!s millonarios<br />

y rubias espléndidas de los anuncios de Coca—<br />

Cola o Marlini, de manera (pie al comprar esos brebajes<br />

cn>auH)s eslar adquiriendo el siviri^ de su publicidad.<br />

[Nos lleva a eslimar (puí (•onsumir (ÍS existir. (>onsutiLo,<br />

luego existo, diría el Descartes de la onda. Si<br />

fuera uiui rcdigión, el 1 lipermercado Juinbo sería su<br />

(Catedral y el inall su Tierra Santa.<br />

Kslc espíritu (pie se va apoderando del alma chilena<br />

valora algunas cosas y des[)recia otras. Entre lo actiialtnenle<br />

(uera tic onda figuran los pobres, tocar<br />

j)iano, criar gallinas, pensar (pie en los demás, el Mes de<br />

Maria, des[)rec¡ar la [)lata y ser original.^9<br />

Pero hasta ahí no más llegamos. Dicho trabajo prosigue<br />

con una descripción fenomenológica de otros<br />

procesos observados, sin ahondar en esa onda<br />

2'' Pablo Huneeus: Cambios estructurales de la mentalidad<br />

chilena, "Revista Universitaria", N" 1, PUC, junio de 1978.<br />

101


apenas esbozada. Fue el profesor Pedro Morandé, al<br />

volver al Instituto luego de estudiar sociología<br />

religiosa en la Universidad de Erlangen, quien nos<br />

hizo ver que esas observaciones anecdóticas en el<br />

fondo eran rituales, liturgias de consumo, pues el<br />

mercado es la secularización de transacciones que<br />

antes se hacían en el templo.<br />

Efectivamente, las primeras monedas acuñadas a<br />

finales del siglo Vil a.C. en Asia Menor son trozos<br />

de una aleación de oro, cobre y plata sobre los<br />

cuales estampaban figuras de animales. La función<br />

original de este invento parece haber sido servir de<br />

elemento para intercambiar animales que arriaban a<br />

sacrificar al templo por otros bienes llevados con<br />

similar propósito aparente. Servían para cambiar<br />

carne de res por harina y gallinas por sandalias.<br />

El sacrificio es en aras de la recompensa. En el<br />

caso del primer sacrificio -el de tipo religioso- la<br />

recompensa sólo podía venir de la única fuente de<br />

poder para la mente primitiva: los dioses. Ellos<br />

controlan las fuerzas de la naturaleza por medio de<br />

una clase sacerdotal que los representa en la Tierra.<br />

El sumo sacerdote en la antigüedad era el rey.<br />

Para obtener la recompensa, esa gracia asignada<br />

por los dioses, debe destruirse el producto, vale<br />

decir consumirlo en el templo ante los sacerdotes.<br />

Como la recompensa que se busca (amor, salud o<br />

paz en la guerra tribal) no es material, está fuera del<br />

alcance de la clase sacerdotal. Igual, las ansiadas<br />

lluvias y la multiplicación del ganado. Ante eso, la<br />

102


ecompensa que le ofrecen al campesino a cambio<br />

de su apetitoso novillo es igualmente de índole<br />

espiritual: la bendición de Dios, suerte.<br />

En una primera etapa, entonces, recompensan el<br />

sacrificio sólo con favores de los espíritus. Pero a<br />

medida que se acrecientan las apetencias de los<br />

hechiceros y cuenteros va subiendo el precio de los<br />

productos deseados.<br />

Como no hay límite a la credulidad (basta ver la<br />

oferta del día), se entra en la segunda etapa de<br />

asignarles valor simbólico a ciertos objetos. Un<br />

talismán ya no es un hueso labrado, es la llave del<br />

éxito que bien merece ser recibida a cambio del<br />

cordero. Un fetiche saltón ya no es un montoncito<br />

de lana, es el poder de alejar el mal. Un aceite con<br />

extracto de hierbas ya no es un bálsamo aromático,<br />

es la poción del amor.<br />

Una tercera etapa se inicia al sentar el tremendo<br />

precedente de ofrecerle al pastor por su cordero un<br />

bolso de cuero que trae el talabartero al sacrificio. Al<br />

estímulo espiritual se le agrega el incentivo material;<br />

a la recompensa divina se le acaba de añadir<br />

la retribución práctica, dando así por inaugurado el<br />

pragmatismo del mercado: todo tiene su precio.<br />

Pero siempre es la deidad, por medio de la clase<br />

sacerdotal, quien valora o deprecia las cosas. De ahí<br />

que el valor de intercambio del cordero lechón y la<br />

tajada que se come el ungido dependa en última<br />

instancia del sistema religioso.<br />

103


Como al cabo de un tiempo el pobre pastor ya<br />

tiene bolso, perdió la fe en el talismán y en realidad<br />

aspira a un cuchillo que le mostraron, no piensa en<br />

acercar su rebaño al templo. Al momento de llevarlo<br />

podría no haber bienes -aparte de recompensas<br />

espirituales- que le interesaran. Antes cjue se vuelva<br />

al cerro con sus apetecidos lechones, los guardianes<br />

del templo tienen la idea ¡divina inspiración! De<br />

darle un comprobante por los borrego que entregue.<br />

Así puede dejar cuantos quiera, sin necesidad de<br />

esperar que llegue el beduino que sacrifica cuchillos<br />

por carne. Arranca así la mediación financiera.<br />

Para que dicho comprobante sirva había de ser<br />

indeformable, transportable, guardable e imposible<br />

de reproducir por alguien ajeno al templo-mercado.<br />

No podía ser una promesa verbal porque comida<br />

hecha y amistad deshecha dicen, ni un frasco de<br />

agua bendita porque cuesta distinguirla del agua no<br />

bendita, ni una torta porque se echa a perder, ni un<br />

hueso porque hay tantos, ni una columna del altar<br />

porque ¿cómo se la lleva? Lo único que reúne todas<br />

las cualidades requeridas es un pedazo de metal<br />

raro, fundido con el sello de quien responde (o<br />

promete responder) por su valor.<br />

Así, podrá adquirir su cuchillo, un talismán de<br />

mayor cilindrada o juntarlas en la alcancía para<br />

comprarse una esclava. La imaginación humana,<br />

infinita como es, impulsa a acumular de un cuanto<br />

hay, aunque no haga falta para subsistir.<br />

104


A poco andar es tal la fluidez de comercio permitida<br />

por la moneda que el templo llega a ser el<br />

centro de transacciones. Pero a medida que empieza<br />

a hacerse la distinción entre transacciones de bienes<br />

materiales y las de gracia divina, los mercaderes<br />

van siendo expulsados del templo.<br />

Se llega, entonces, a realizar compra venta de<br />

valores en forma indepenciiente de contenidos religiosos.<br />

En el New York Stock Exchange de Wall Street,<br />

cada mañana le ponen precio al mundo sin siquiera<br />

persignarse. En lo que antes hacía el templo y ahora<br />

efectúa el mercado, las cosas valen lo que pagan por<br />

ellas y punto. Es la ley profana de la oferta y la<br />

demanda, sin más.<br />

¿Será así?<br />

Cuando se transan valores bursátiles esotéricos,<br />

como son los bancos, entidades basadas en la confianza,<br />

ya entra la duda. Eso en la bolsa de los<br />

magos financieros, donde todos tienen calculadora<br />

y ojo clínico para ver la ganancia. Pero a nivel de la<br />

vida cotidiana ¿acaso son racionales las decisiones<br />

de compra? Pagamos por una gaseosa debido a una<br />

imperiosa sed o para obtener, a cambio del sacrificio<br />

monetario, la recompensa de alegría que promete su<br />

publicidad? ¿Y cuando una mujer compra y luego<br />

sacrifica sobre su cuerpo un perfume que los dioses<br />

le presentan como talismán de amor? ¿Después de<br />

la razón no vendrá nuevamente la emoción? ¿No<br />

dicen que empezó la era de Acuario?<br />

¿Ha nacido el Dios Huachaca?<br />

105


Si bien expulsaron a los mercaderes del templo,<br />

estos se instalaron muy cerca, en la plaza del frente.<br />

Es ahí donde la televisión comienza a levantar un<br />

misticismo huachaca. Lo hace desde dos flancos: los<br />

programas religiosos, pero movidos por el lucro, y<br />

los comerciales cargados de mensajes evangélicos.<br />

La religión negocio<br />

Luego de haber explotado las posibilidades del<br />

impulso erótico, del anhelo de status y demás<br />

variables sicológicas de uso comercial, se descubrió<br />

en California una veta espiritual no explotada por la<br />

televisión. La soledad del hombre moderno, el<br />

stress de la ciudad, la devoción a Dios, y la angustia<br />

existencial estaban a la espera de algún ocurrente<br />

empresario para sacarles partido.<br />

Estudios de mercado indicaron que la relación<br />

económica costo-beneficio podía ser tan favorable<br />

en una campaña publicitaria para promover un<br />

dentífrico como para promover a Dios. En un caso<br />

se promete higiene bucal y en otro, paz espiritual.<br />

En ambos brilla el metal como motivación.<br />

Era cuestión de reunir el capital para producir<br />

programas angelicales, pagarle a las estaciones por<br />

transmitir la palabra, y vamos recaudando ofrendas.<br />

Lo esencial, sí, para que la inversión fuera<br />

rentable, era crear un espectáculo que provocara un<br />

estado de ánimo proclive a las donaciones. Y para<br />

ello, nada mejor que aprovechar la tradición de<br />

106


destinar un día de la semana al culto y llenar el<br />

programa con referencias a la palabra y al Señor. Con<br />

ése aval, cualquiera va seguro.<br />

Así apareció un tipo de programa especialmente<br />

destinado para el sábado y el domingo por la<br />

mañana que, valiéndose de un mensaje espirituoso<br />

y de vagas referencias a la Sagrada Biblia sustituye<br />

el servicio religioso propiamente tal. La vaguedad<br />

eclesial es para cubrir la mayor cantidad de credos.<br />

Con ello también se re-creó el "espectáculo" del<br />

altar, porque un elemento central de las prácticas<br />

institucionalizadas cjue constituyen una religión es<br />

la noción de espectáculo ritual: la ceremonia, la representación<br />

del sacrificio (misa), o la procesión,<br />

formas todas de adoración.<br />

Pero en esta re-creación adaptan el servicio religioso<br />

a los requerimientos propios de la televisión,<br />

vale decir le infunden ese peculiar ritmo de acción y<br />

lo sitúan en estudios especialmente diseñados para<br />

impresionar por pantalla chica.<br />

Pasa así a ser mucho más sobrecogedores que<br />

una misa de verdad en el propio Vaticano si se<br />

quiere. Esto, por la sencilla razón de que la Basílica<br />

de San Pedro será muy imponente, pero no está<br />

concebida para la tele. En cambio esos vitrales simulados<br />

del estudio y ese haz de luz tras la cabeza<br />

de su pastor de la televisión crean el sobrecogedor<br />

efecto de aureola sobre un santo.<br />

Pero mientras el comercial del dentífrico motiva<br />

a comprarlo en el supermercado, ¿cómo convertir<br />

107


en plata el impacto espiritual logrado por estos programas?<br />

Y aquí entra la estructura de apoyo.<br />

Se crean egtas empresas conocidas en los Estados<br />

Unidos como TV-religions que, valiéndose de modernas<br />

técnicas publicitarias, fabrican a determinados<br />

predicadores con sus clubes, fraternidades o bien<br />

familias. La idea es trabajar la soledad existencial<br />

ofreciendo sentirse partícipe de algo.<br />

Luego vienen las tretas para convertir en dinero<br />

el beatífico impulso provocado por el predicador.<br />

En el caso del tan alabado Rex Humbard^^", entre<br />

lindas canciones, prédicas livianas y escenografía<br />

imponente hay mucho testimonio de lo fantástico<br />

que es su pastor de la televisión, como se refiere él a sí<br />

mismo. Lindos viejos, jóvenes, enfermos de cáncer<br />

y llorones de todas partes atestiguan emocionados<br />

cómo él les dio luz. Nada dicen de cuánto pagan a<br />

dichos actores por representar esos papeles.<br />

Él, por su parte, nos habla de cuánto nos ama y<br />

cuánto nos quiere Maude Aimée, su esposa. Y junto<br />

a un coro supuestamente integrado por su familia,<br />

da la primera estocada. Entre palabras muy intensas<br />

sobre nuestra salvación, a medida que la cámara se<br />

va acercando a un dramático close up (cámara dos,<br />

entra suave sobre Rex, debe ser el comando del director<br />

del programa) y en el instante en que se insinúa<br />

la blanca aureola sobre su cabeza, entonces nos<br />

pide con voz acongojada que le escribamos.<br />

3" Dicho tele evangelista vivió de 1919 a 2007.<br />

108


Nos enviará gratuitamente su libro para curar la<br />

depresión, la soledad, la falta de fe y la pobreza.<br />

Emocionados le escribimos y lo que nos llega en<br />

un sobre impreso con máquina addressograph, de<br />

esas que usa el banco para enviar la cartola, es un<br />

panfleto, una tarjeta de pascua Yours in Christ, Rex<br />

Humhard Family y una carta de dos carillas<br />

asegurando que está orando por mí (!) esta Navidad<br />

y que de acuerdo al Evangelio y a la voluntad de<br />

Dios, bien podría mandarle plata. El sablazo ahora<br />

se argumenta asegurando que Dios nos dio su mejor<br />

regalo cuando nos dio a Jesiis, razón por la cual<br />

debemos ciarle a él, -Rex Emmanuel Humbard, de<br />

Arkansas- una ofrenda especial para mantener nuestro<br />

programa en el aire.<br />

Previendo la eventualidad de atraer peces gordos<br />

que prefieran algo concreto, nos habla también de la<br />

construcción de La Catedral del Mañana. Adjunta,<br />

además, una boleta bancaria para que este pobre<br />

creyente del sur, contribuya a su fortuna.^i<br />

La adoración al producto<br />

Si consideramos la programación como un todo<br />

continuo, incluyendo los avisos comerciales, es una<br />

^' Dicha Catedral, hecha en Cuyahoga Falls, es un mega<br />

auditorio para 5.400 espectadores. Es la primera en ser<br />

especialmente diseñada para acomodar a la televisión.<br />

109


epresentación de la vida, en particular del templo.<br />

Al analizar sus mensajes vemos, especialmente los<br />

publicitarios, que no apelan a la razón, sino que a<br />

etapas inconscientes de la motivación.<br />

Un producto anunciado, señalamos, no se<br />

plantea como algo racionalmente conveniente de<br />

adquirir y ni siquiera se explican sus propiedades<br />

físicas. Se le reviste de cualidades emotivas que en<br />

el fondo son de contenido espiritual. Veíamos que<br />

uno de los rasgos distintivos de la religiosidad es<br />

atribuirle a determinados objetos un valor emblemático<br />

que sobrepasa lejos su realidad objetiva. Una<br />

medalla en sí misma es un trozo de metal labrado, el<br />

cual es investido de poderes muy superiores a las<br />

propiedades físicas del metal que la compone. Una<br />

vaca, igualmente, siendo un simple rumiante que da<br />

leche, es mascota sagrada en la India.<br />

Ya la publicidad impresa tiende a atribuirle al<br />

objeto anunciado poderes muy superiores a los que<br />

realmente tiene. El perfume se presenta como la<br />

poción mágica que ha de atraer a los varones y el<br />

automóvil, como el talismán que ha de atraer a las<br />

damas. Pero en el aviso impreso estamos ante una<br />

imagen inmóvil, por lo demás está diagramado en<br />

forma que sea fácil distinguirlo del contenido<br />

editorial. Es una imaginería, sí, pero presentada en<br />

forma tangencial. Igualmente, el aviso de radio<br />

puede ser una experiencia auditiva, pero que no es<br />

plenamente envolvente, por lo tanto las tomamos<br />

como simples cogniciones "de oídas".<br />

110


En cambio, en televisión vemos una imagen en<br />

movimiento, dotada de vida, y que supuestamente<br />

es una filmación de la realidad. Está ocurriendo<br />

ante nuestros ojos, pero con la ventaja, para el<br />

avisador, de sorprendernos en medio del peculiar<br />

trance cuasi hipnótico de mirar tele.<br />

El proceso de distorsionar la realidad con fines<br />

comerciales tiene así un efecto muy distinto en<br />

papel que en televisión. En uno hay que convencer,<br />

en el otro basta ver.<br />

La publicidad en televisión manipula la realidad,<br />

de modo de asignarle recompensas espirituales al<br />

objeto que ha de ser consumido. Al observar los<br />

comerciales se aprecia que el Milo, por ejemplo, ya<br />

no es un chocolate soluble con calcio y fósforo: es el<br />

mejunje que te hace campeón, y prueba de ello es el<br />

niñito ganando competencias atléticas luego de<br />

ingerir un vaso. Las chinelas Roebuck no sólo son<br />

zapatos elásticos; son amistad y éxito en el colegio.<br />

Los chocolates Anton Berg no interesan por su gusto:<br />

son la clave del romance. Los tampones Tampax<br />

traen libertad. Sprite es el elixir de eterna juventud y<br />

Cinzano, el de status social. Para la virilidad están<br />

los cigarrillos Marlboro; para una buena relación<br />

entre padres e hijos, los Marshmellows Cadbury; para<br />

ser de buena familia, la gran familia Provida, que<br />

avanza unida", y para evitar la desgracia de la<br />

muerte, los seguros 7NG.<br />

En este procedimiento de atribuirle poderes<br />

sobrenaturales al objeto promocionado, se llega a<br />

111


constituir un verdadero catecismo del congumismo,<br />

donde está previsto cómo ha de actuarse ante cada<br />

situación de la vida. La madre no ha de darnos su<br />

pecho para alimentarnos al nacer porque según falsamente<br />

insinúan los comerciales de leche artificial,<br />

podría ser nocivo. Nada dicen que un destacado especialista<br />

en salud pública, el Dr. Derrick Jellifer,<br />

hace años ya estableció una correlación entre el uso<br />

de leche artificial y la desnutrición infantil precoz.<br />

Tampoco mencionan que por este motivo el año<br />

1977 se organizó un boicot mundial contra la firma<br />

suiza Nestle, que se trata de un negocio mundial de<br />

dos mil millones de dólares anuales, ni que la Organización<br />

Mundial de la Salud acordó restringir el<br />

comercio de sustitutos de la leche materna.<br />

De ahí en adelante la ingenuidad del niño, la inseguridad<br />

del adolescente, el olor de las axilas, la<br />

obesidad, la emanación de la menstruación, el afán<br />

cíe romance, el impuíso erótico, el sentido de familia,<br />

el miedo a la muerte, en fin, todas las situaciones<br />

existenciales son orientadas en dirección a alguna<br />

mercancía. Luego viene el fetiche de la cifra sola:<br />

¡sea feliz, mil millones! Nada más, ni Dios, haría<br />

falta para alcanzar la plenitud.<br />

Para aumentar la recaudación de sacrificios, la<br />

nueva clase sacerdotal aumenta las retribuciones<br />

espirituales del artículo de consumo. Preparad los<br />

caminos del Señor, aplanad los senderos, dice la Biblia.<br />

Por cierto, aplanad el país con autopistas, porque el<br />

Renault ya no es un mero auto que gasta bencina<br />

112


es, dice su propaganda, una nueva manera de vivir,<br />

vale decir, la salvación misma. ¿ Qué puedo hacer por<br />

ti? ¡Señor respondió él, que yo pueda ver! Jesús le dijo:<br />

Ahora mira, la fe lo ha salvado. Y al instante él recobró la<br />

vista, y él lo siguió glorificando a Dios?'^<br />

Se ha llegado así a establecer una verdadera idolatría<br />

al producto. Si estudiamos, por ejemplo, el<br />

comercial de Sprite Light, se aprecia que enfatiza sus<br />

poderes sobrenaturales. Empieza con una botella<br />

del refresco emergiendo majestuosamente del hielo<br />

¡milagro!, sube sola, sin que nadie la empuje. Recuerda<br />

al falso dios Thulu de H.P. Lovecraft, el espíritu<br />

de la malignidad atrapado bajo el mar, que renace<br />

entre los témpanos al satánico llamado de sus<br />

adoradores. Otros no van tan lejos para hacerle el<br />

juego al maligno: lo avivan en la superficie, con<br />

sonrisas y lindas promesas.<br />

La simple gaseosa, ese espíritu liviano e intrascendente<br />

que parece haber en la superficie de las cosas,<br />

conlleva el mágico poder de levitación hacia un<br />

edén pleno de amor, de alegría juvenil y de dicha,<br />

muy por encima de la copia feliz en que vivimos.<br />

Concluye el aviso con una especie de acto ritual de<br />

adoración al refresco, donde jóvenes levantando sus<br />

brazos reciben el agua que da vida: Sprite Light, idea<br />

que piratearon derecho del Evangelio. El que cree en<br />

mí... de su interior correrán ríos de agua viva. (Jn. 7. 37)<br />

32<br />

Nuevo Testamento: Evangelio de San Lucas 18, 41-43.<br />

113


También la TV fomenta en labios de sus animadores<br />

el fervor al producto. En pleno programa<br />

lanzan reverentes loas al dios LG. ¡Santo, santo! es el<br />

objeto que auspicia nuestro programa, rezan.<br />

Estas figuras de la tele son modelos de comportamiento<br />

comparables a los sacerdotes de la antigüedad.<br />

Son el ideal, los seres investidos del poder<br />

divino, los dispensadores de la grada, vale decir, los<br />

que tienen y regalan plata. A ellos hay que seguir,<br />

como ellos hay que ser, es la consigna.<br />

Al doblegarse personalidades públicas, políticos<br />

o artistas, a los imperativos mercantiles de la tele,<br />

sea probar la cosa o recibirla de regalo, están señalando<br />

que por encima de la dignidad está el dios<br />

plata. Business is business, dicen los hombres de negocio<br />

para justificar las impudicias a que lleva el<br />

afán de lucro. Todo vale si da dinero, el perdón de<br />

los pecados, el crimen que el rico (en caso de ser<br />

pillado) transa por una retribución monetaria, la vocación<br />

profesional y el amor a tal o cual persona.<br />

En esta línea de imponer a rajatabla una forma<br />

de determinismo económico, resucitan del fondo<br />

del olvido el vihpendiado materialismo histórico<br />

que propugna el dinero como el móvil central de las<br />

relaciones humanas, de la lucha de clases, del arte y<br />

de la historia, con desprecio absoluto al idealismo.<br />

Llevado a la tele, vemos que el programa estelar<br />

suele culminar en el acto de ganar una mercancía. El<br />

concursante de las diferentes pruebas que le pone el<br />

Señor, recibe del altísimo su mayor don: un auto.<br />

114


¿Es idolatría? Rotundamente sí, pues idolatría es<br />

adorar una cosa como si fuese Dios. En palabras del<br />

teólogo alemán Paul Tillich, es ¡a elevación de una<br />

inquietud preliminar al nivel de finalidcid.^^<br />

Se distingue en primer lugar, la idolatría explícita,<br />

cuando se venera un astro, un rey o una<br />

estatua. Es el caso de la devoción cJel pueblo judío<br />

al becerro de oro mientras acampaba al pie del<br />

Sinaí a la espera de los mandamientos, el primero<br />

de los cuales prohibe adorar algo aparte de Dios.<br />

Pero además, la moral cristiana condena una<br />

forma más sutil de idolatría: cuando alguien, sin<br />

caer en la idolatría explícita, le atribuye a una cosa<br />

virtudes propias del poder divino. Es idolatría darle<br />

a un objeto el carácter de fuente fiíial de bienestar<br />

interior, pues eso sólo Dios lo da. Al sindicar a una<br />

estatua como embebida de dones espirituales, o sea<br />

capaz de provocar amor, paz existendal o felicidad<br />

sin referir esos dones a ía benevolencia del supremo<br />

hacedor, se está haciendo del yeso pintado un ídolo.<br />

También es idolatría venerar un objeto más allá<br />

de sus propiedades objetivas, vale decir mirar un<br />

auto como más que artefacto mecái-tico y asignarle<br />

cualidades de ascenso humano o logro vital.<br />

El agua que os daré será una fuente de vida eterna (Jn.<br />

4,14). A fin de inducir la ingesta de una gaseosa negra,<br />

predican desde el pulpito mediático que tiene<br />

poderes: es la alegría de vivir, cantan Í;US jingles.<br />

P. Tillich: Theology of Culture, Oxford Uiiiversity Press, 1959.<br />

115


Mientras Cristo suavemente dice a sus apóstoles<br />

Vosotros sois la sal de la tierra" (Mateo 5, 13), la torre<br />

de Babel, la de las antenas, anuncia al mundo, y con<br />

volumen amplificado, que la Coca-Cola es superior a<br />

la propia salvación: es la chispa de la vida.<br />

En conclusión, la TV, a igual que los videojuegos,<br />

impacta de lleno la estructura ética de nuestra era.<br />

Manosea el sentimiento religioso y con ello, el fundamento<br />

valórico de la sociedad. La familia, la juventud,<br />

la política-farándula, los estilos de ropa y<br />

de vivienda, todo lleva la impronta de la teología<br />

del consumismo que propala. Es consubstancial al<br />

nuevo totalitarismo que nos rige: el dinero.<br />

La Bestia, ¿será el Dios Huachaca?<br />

Me paré sobre la arena y vi surgir del mar una Bestia que<br />

tenía siete cabezas y diez cuernos y en sus cuernos diez<br />

diademas y sobre sus cabezas, anuncios blasfemos.^*<br />

•"' Sagrada Biblia: Apocalipsis 13,1.<br />

116


Capítulo VIII<br />

LA IRRUPCIÓN DE LO HUACHACA<br />

EN EL PAÍS PROFUNDO<br />

La televisión es tan para la ciudad como el pavimento<br />

para el auto. La urbe es su causa y su cauce,<br />

es en su ambiente artificial donde mejor corre y es<br />

en su vida acelerada donde mayor sentido tiene.<br />

En Latinoamérica, veíamos, se desarrolla al son<br />

del proceso de urbanización. Tanto debido a la migración<br />

rural-urbana como al mismo crecimiento<br />

demográfico de la población ya radicada, entra en<br />

escena una vasta masa de bajo nivel educacional y<br />

de altas expectativas.<br />

La campaña civilizadora iniciada por los padres<br />

de la patria ya no es capaz de expandir el sistema<br />

educacional a la velocidad requerida para asimilar<br />

plenamente esa masa a la racionalidad occidental.<br />

Entonces, señalábamos, este invento viene a reafirmar<br />

en su medianía al extraviado entre dos culturas.<br />

En lugar de acrecentarle su conciencia original<br />

de transición, lo inmoviliza donde está, creando esta<br />

peculiar cultura de las características descritas.<br />

Pero esto ocurre principalmente en la ciudad, en<br />

especial en la capital del estado-nación. ¿Qué pasa<br />

entretanto en la base, allá lejos del centro? Desde la<br />

inauguración de la escuela pública que no ocurría<br />

algo de tal trascendencia en la comunidad local.<br />

117


La campaña civilizadora se había hecho presente<br />

-donde alcanzó a hacerse presente- con la escuela.<br />

La educación fue el instrumento para implantar la<br />

civilización. Se inculcó, aún con fuerza policvial, el<br />

hábito de mandar los niños a la escuela y con tal<br />

ahínco que la frase estudiar es progresar pasó a ser un<br />

dicho popular. El destino de esos niños fue según lo<br />

que aprendieron, o no, en primaria.<br />

Unos partieron, otros se quedaron y alguien volvió.<br />

Volvió con un televisor Sony al hombro.<br />

Medios para comunicar cultura habían llegado<br />

antes a Petorca. La palabra impresa se hizo presente<br />

décadas atrás en la forma de diarios populares que<br />

trae el bus, de revistas usadas que venden los comerciantes<br />

ambulantes y de algunos ejemplares del<br />

Nuevo Testamento obsequiados a los campesinos<br />

durante las misiones.<br />

Libros, pocos. El lugar más cercano para comprar<br />

uno, nos dicen, es La Ligua, un próspero pueblo a la<br />

entrada del valle, a unos 48 kilómetros. Allá preguntando<br />

siempre por libros llegamos a una tienda<br />

múltiple donde hay desde baldes hasta revistas pornográficas.<br />

¿Libros? Hay de caja mayor, de cheques,<br />

y de nueve columnas. Son los de contabilidad exigidos<br />

por Impuestos Internos.<br />

También llegaban diarios de La Ligua. Eran tres.<br />

La Libertad, La Opinión y La Razón. Pero de libertad<br />

ni de opinión se supo más y la razón, sólo los<br />

jueves.<br />

118


A la escuela mandan textos, uno al año para cada<br />

niño inscrito. A veces son todos del mismo nivel,<br />

(Lectura para 3.° Básico), porque los funcionarios olvidan<br />

que habiendo 120 alumnos en una misma escuela,<br />

los hay de distintas edades y cursos. Más fácil<br />

uniformar el paquete. Los niños, por su parte, sólo<br />

los pueden utilizar en la sala de clase, porque, como<br />

cuenta un profesor, a menudo en sus casas los padres<br />

los usan para atizar el fuego, y si los dejan<br />

afuera, se los comen los chivos. A la escuela han llegado,<br />

además, libros como El Mío Qid y Desolación,<br />

de Gabriela Mistral, pero como son bienes fiscales<br />

inventariables, se guardan bajo llave en un armario.<br />

Así no hay problema al rendir cuentas.<br />

Por cierto había llegado asimismo la radio transistor<br />

y vemos una colgando del cacho de un buey<br />

enyugado que va arando un potrero en el bajo, otra<br />

en el báculo de un comunero pastoreando sus cabras<br />

hacía ía cordillera y otra en una cueva de las<br />

altas serranías, donde viven tres viejos pirquineros<br />

que florean una "minita" de cobre. Pero la radio, a<br />

pesar de trasmitir una buena cantidad de música<br />

extranjerizante, también comunica la propia.<br />

Además, por ser la transmisión i-adial posible a<br />

pequeña escala, se asienta en comunidades locales.<br />

No así el invento que Armando desempaqueta<br />

ufano en su casa.<br />

Es una choza de quincha embarrada hacia el interior<br />

de una quebrada entre Cabildo y Petorca, y<br />

forma parte de un pequeño caserío clonde al centro.<br />

119


en un intento de plaza, están frente a frente la capilla<br />

y la escuelita pública, es decir, las versiones<br />

locales del cimiento moral y de civilización.<br />

Como el bus corre por el valle Longotoraa sobre<br />

"la huella", como le dicen al camino, a la hora de<br />

pasar baja del caserío un niño arriando una muía,<br />

por si vienen pasajeros con quintales de harina o<br />

fardos pesados. La muía se llama radiotaxi y arriba<br />

de ella, junto a un pack de latas cié cerveza y a una<br />

maleta de cartón, llegó el televisor.<br />

Son familias campesinas que desde antes de la<br />

memoria trabajan en comunidad esas serranías áridas<br />

pastoreando rebaños por las quebradas, sembrando<br />

huequitos donde brota agua e hilando lana<br />

para chalecos y chamantos de La Ligua.<br />

Entre la implacable expansión de las haciendas<br />

circundantes, el bajo precio que obtienen por su<br />

producción de queso de cabra, la sequía y el abandono,<br />

esas gentes quedaron arrinconadas por una<br />

miseria de niños descalzos y de noches heladas.<br />

La escuela se fue quedando atrás, pero las estaciones<br />

repetidoras avanzaron ptw las cumbres hasta<br />

ofrecer una señal radiante. Entonces al prender el<br />

televisor había de producirse el milagro tantas veces<br />

repetido en faldeos de la cordillera de los Andes,<br />

desde la Patagonia hasta la Sierra Madre en México.<br />

Personas que nunca han asistido a un concierto u<br />

ópera, ni han ido jamás al cine o al teatro, veían<br />

extasiados aparecer Hollywood entre el humo del<br />

fogón.<br />

120


Ahí estaba el excitante Schweppes, el demoledor<br />

Buck Rogers en su nave espacial, las sagaces Angeles<br />

de Charlie, el feroz Hombre de la Atlántida, y las<br />

noticias del mundo en un mundo de noticias. (TVN)<br />

Todo a la vista, ahí mismo y en colores.<br />

El agua se trae en balde del pozo y la leña, al<br />

hombro del cerro. No hay electricidad, por lo cual<br />

fue necesario conseguir una batería de camión, que<br />

ahora cada dos semanas se lleva al pueblo a cargar.<br />

Tampoco hay baño ni letrina cerca. Para esos<br />

menesteres están los corrales adyacentes a la casa,<br />

donde pasan la noche los chivos.<br />

Hay dos colchones de lana bruta para los cinco<br />

niños y tres perros que duermen a los pies. No hay<br />

refrigerador para guardar alimentos frescos, ni<br />

cocina, ni sábanas, ni camas individuales, ni idea de<br />

cómo curarle la diarrea al recién nacido.<br />

Para comprar el Sony, Armando Escárate estuvo<br />

una temporada trabajando de cocinero en una<br />

goleta pesquera de Iquique, de donde lo trajo. Antes<br />

de partir había vendido La Perla, su vaca lechera con<br />

cría, y seis de sus mejores cabras. Costó trabajo criar<br />

esa vaca (eran dos terneras, le robaron la otra) y<br />

linda venía la cría, pero es que así aprendimos, dice.<br />

-Lo más principal, explica, -es que estos chicos<br />

míos no sean tan embrutecidos como lo criaron a<br />

uno, la pobrería deja corto al niño, sin estudio.<br />

Resultados:<br />

1.- A la sufrida radiotaxi le hicieron un arnés para<br />

cargarle baterías de auto sobre el lomo.<br />

121


2.- En la mesa de entrada donde dejan los baldes<br />

con agua hay una caluga de champú Sedal. Es para<br />

cabello graso y está a medio vaciar, apoyada para<br />

evitar que se derrame el champú restante. La presencia<br />

de este producto, junto a cabelleras notablemente<br />

limpias, indica cómo un breve aviso comercial<br />

puede crear un hábito, en este caso, sano. En el<br />

mismo sentido, se observa la presencia de jabón de<br />

tocador Lux -producto antes rara vez visto en el<br />

campo- y de Baygón, gracias al cual recibimos de los<br />

perros meneos de cola sin sus típicas pulgas.<br />

3.- Ha mejorado el nivel del fútbol local. Las<br />

pichangas de antes eran la pelota convertida en un<br />

cometa seguido por una estela de 22 jugaciores.<br />

Ahora cuando juegan en Petorca, se observan<br />

partidos con planteo táctico. Esto se debe en gran<br />

medida al efecto demostrativo de los partidos<br />

internacionales trasmitidos por televisión y a las<br />

enseñanzas de los comentaristas, por lo que el área<br />

deportiva sería la de mayores logros educativos.<br />

4.- La familia Escárate comienza a sentirse parte<br />

del mundo. Antes se le oía la voz a la señora para<br />

puro retar a los niños o corretear los pollos. La conversación<br />

en las tardes alrededor del brasero, por<br />

llamarle así a los esporádicos intercambios de<br />

monosílabos, era sobre las ocurrencias de los animales<br />

domésticos (el perro que se comió la lavaza,<br />

la oveja que se le desbarrancó a los Mayorga, etc.) o<br />

sobre hechos estrictamente locales, como el tiempo<br />

o los vecinos.<br />

122


Cuando llegaba alguien de afuera al caserío, los<br />

niños se escondían de vergüenza. Ahora se entiende<br />

lo que hablan -la pronunciación se ha hecho más<br />

universal- y se hacen comentarios sobre el show.<br />

5.- Los jóvenes campesinos empiezan a sentirse<br />

desubicados en su ambiente. Ahora no es sólo la pobrería<br />

estructural que los empuja hacia la ciudad; ese<br />

horizonte de 12" que se abre con el botón Power<br />

atrae hacia la urbe.<br />

No muestra la tele formas de crecer en las áreas<br />

rurales; menosprecia la vida de campo. Lo natural,<br />

lo convivencial, la paz interior, la relación armónica<br />

con los elementos, el trabajo en familia, abastecerse<br />

a sí mismo, nada de eso es comercial. Tampoco es<br />

negocio satisfacer las necesidades educacionales del<br />

país interior ni reforzar las culturas locales.<br />

Programas que tomen en cuenta la agricultura<br />

familiar, enseñando desde cuidado materno-infantil<br />

hasta técnicas para trabajar bien la tierra, no. Cursos<br />

de alfabetización, de historia o de aritmética, tampoco.<br />

Otros más específicos de regadío en secano,<br />

de ganadería, de meteorología o de horticultura,<br />

que servirían para aumentar la productividad, menos,<br />

siendo que es precisamente en las lejanías<br />

donde más hace falta la comunicación inalámbrica.<br />

Farándula sí, bailes gringos también, todo bajo<br />

luz artificial y maquillaje. Viendo el Disco Break, un<br />

show musical en inglés, Nora, la hija mayor, de<br />

dieciocho, aprendió Reggae, el baile jamaicano de los<br />

Rastafari, mientras el propio de AndacoUo, nada.<br />

123


Ella no piensa en casarse con alguien de aquí,<br />

porque "no se halla en el campo". Ha visto algo<br />

tanto más glamoroso y fácil que lechar cabras y<br />

cardar lana. Todo progreso parece estar radicado en<br />

la capital. Dale en tu corazón un lugar a Santiago,<br />

canta la tele, junto con mostrar lindas vistas.<br />

Nora se lo dio. En vez del chaleco de lana<br />

natural, de los que tejen en la misma casa con lana<br />

de sus ovejas, prefiere su resplandeciente suéter de<br />

banlón fucsia.<br />

Muy linda la capital, Nora. Cuando hayas terminado<br />

de fregar los platos del almuerzo ajeno y la<br />

patrona se acueste a dormir siesta, podrás, además,<br />

mirar las seriales del trece. Domingo por medio te<br />

dejarán salir en la tarde.<br />

124


Capítulo IX<br />

LA ALTA CULTURA EN<br />

LA TELE<br />

A pesar de ser el instrumento difusor de la cultura<br />

huachaca, algunas expresiones de la alta cultura<br />

suelen asomarse a la pantalla. Están los llamados<br />

programas "culturales", las entrevistas a destacados<br />

científicos, los espacios de televisión educativa<br />

y demás excepciones que confirman la regla.<br />

Lo paradojal es que dicho invento sea obra de la<br />

alta cultura. Es la culminación de investigaciones<br />

científicas en física, química y electrónica que vistas<br />

globalmente están enmarcadas en la racionalidad<br />

técnica que arranca con el matemático e inventor<br />

griego Arquímedes de Siracusa (287 -212 a.C).<br />

¿Cómo un invento tan fantástico, obra acumulativa<br />

de tanto sabio de distintas épocas y naciones,<br />

pasa a ser instrumento de la huachafería?<br />

Primero, ten presente que no es verdad la repetida<br />

cantinela de que la tele es tan mala aquí como<br />

en la quebrada del ají. En Estados Unidos, Rusia o<br />

Australia hay su dosis de leseo, el típico show que<br />

imitan acá. Pero en la televisión abierta, incluso en<br />

el ancho país inventor de la farándula, está siempre<br />

presente la alternativa del PBS {Public Brodcasting<br />

System) que, a través de sus 354 estaciones, irradia<br />

por todo Estados Unidos programas educativos.<br />

125


ídem el cine arte que uno ve en Moscú, películas<br />

de dos horas, en idioma ruso sí, que transmiten por<br />

la tele sin interrupción alguna.<br />

En el corte que hay en Latinoamérica entre la alta<br />

cultura y el medio televisivo de alcance popular, los<br />

sabihondos tienen algo de culpa. La intelectualidad<br />

(artistas, científicos, profesionales, ideólogos de la<br />

política o la economía y académicos de alta<br />

prosapia) busca más servir al dinero que al pueblo.<br />

En el ambiente sesudo lo que cuenta es el<br />

reconocimiento extranjero en la forma de recursos<br />

financieros para proyectos de investigación, de ser<br />

incluido en revistas científicas y eventualmente de<br />

agarrar una pega en dólares en país rico.<br />

Entonces llegar a la gente, sea yendo a provincia<br />

o comunicando lo suyo en un medio de masas,<br />

como es la tele, no es considerado de buen tono. Su<br />

reacción al nuevo invento recuerda la de similares<br />

estratos ante el cine. Inicialmente se le considera un<br />

medio de diversión populachera, indigno de<br />

consideración seria. El mérito del cómico Charles<br />

Chaplin fue, curiosamente, haber sido tomado en<br />

serio. Con él se empieza a pensar el cine.<br />

A primera vista la situación de la televisión es<br />

similar a la del cine pre-chaplinesco: desprecio<br />

mutuo entre intelectuales y el medio; unos dicen<br />

que la TV es chata, los otros que lo cultural es<br />

aburrido. Los intelectuales no miran televisión y los<br />

que manejan el medio no se interesan en los<br />

creadores ajenos al circuito íntimo.<br />

126


Así todo, no basta un Chaplin para elevar el nivel<br />

del medio: en otras partes del mundo la televisión<br />

ya "despegó" hace mucho tiempo y hay<br />

constantemente programas -reportajes, dramas o<br />

comedias- de muy alto nivel.<br />

El argumento de que en países ricos hay mayor<br />

capacidad de hacer cosas buenas debe descartarse a<br />

la luz la prodigiosa capacidad del mundo latino<br />

para producir artistas, científicos y escritores de relieve<br />

mundial. Habiendo tanta inteligencia, ¿por<br />

qué no la iba a haber en televisión?<br />

Encima, mientras el cine nace para lucrar, la tele<br />

se instala para educar. Por ejemplo, la ley N" 17.377<br />

que regula la TV chilena establece que: La televisión<br />

como medio de difusión ha de servir para comunicar e integrar<br />

al país, difundir el conocimiento de los problemas<br />

nacionales básicos y procurar la participación de todos<br />

los chilenos en las grandes iniciativas encaminadas a resolverlos;<br />

afirmar los valores nacionales, los valores culturales<br />

y morales, la dignidad y el respeto a los derechos<br />

de la persona y de la familia; fomentar la educación y el<br />

desarrollo de la cultura, en todas sus formas; informar<br />

objetivamente sobre el acontecer nacional, y entretener<br />

sanamente, velando por la formación espiritual c intelectual<br />

de la niñez y la juventud.<br />

Más aún, a fin de asegurar que tan nobles ideales<br />

se cumpliesen de hecho, se le entrega la facultad<br />

exclusiva de operar estaciones de televisión a una<br />

corporación estatal de servicio público, como es<br />

Televisión Nacional y a instituciones solventes de<br />

127


educación superior, como son las universidades de<br />

Chile y la Católica. Estas habían archi demostrado,<br />

por medio de sus orquestas sinfónicas, bibliotecas y<br />

compañías de teatro, su vocación por extender la<br />

cultura más allá de sus aulas.<br />

Una buena cantidad del presupuesto de las universidades<br />

debe destinarse a equipar y financiar su<br />

respectiva corporación de televisión, o sea, en aras<br />

de este medio se sacrifican recursos para investigación<br />

científica y formación profesional.<br />

Otra diferencia con el cine es que en sus<br />

comienzos éste se debatía abrumado por problemas<br />

técnicos que no lo hacían muy atractivo ni para<br />

cineastas ni espectadores. La televisión, en cambio,<br />

rápidamente alcanza un alto nivel técnico junto a<br />

una vasta clientela.<br />

Igual, la alta cultura pierde el control del invento.<br />

Como aquí nos ocupa la responsabilidad que en<br />

ello pudiera caberle al estamento intelectual,<br />

veamos tres situaciones en las cuales suele dar la<br />

cara: la entrevista al científico, el programa<br />

"cultural" y el académico visto por la farándula.<br />

La entrevista al sabio.<br />

La invitación a participar la hace en forma imperativa<br />

la productora del programa el día antes a lo<br />

sumo, seguramente para no dar tiempo a pensar lo<br />

que va a decir. Por sorpresa entonces, el imputado a<br />

comparecer ante las cámaras a causa de recibir un<br />

128


premio, de haber inventado la rueda o de haber<br />

sido hallado culpable de publicar un libro, se encuentra<br />

una noche de cara a un lente con luz roja.<br />

No es la televisión que ha venido al habitat del<br />

científico, es éste quien ha ido a un extraño recinto<br />

llamado estudio de televisión. Esto del habitat no es<br />

sólo cuestión del terreno donde se desenvuelve el<br />

quehacer intelectual, cuestión que podría resolverse<br />

con un equipo móvil; es también la velocidad, las<br />

preguntas, los focos, los raros invitados que ponen<br />

a su lado y el ambiente lúdico que no siempre son<br />

los que quisiera el académico. Está en cancha ajena<br />

y con la piel cubierta de un colorete pegajoso que le<br />

embadurnaron encima en la sala de maquillaje.<br />

Es todo un ritual antropológico al cual se está<br />

sometiendo, una práctica tribal de iniciación como<br />

es aparecer tras una cortina al son de una bullanguera<br />

fanfarria de orfeón sin guaripola.<br />

Ahí capta cuanto más importante es la forma que<br />

el contenido. Cuatro minutos para hablar de un<br />

libro que tardó dos años en escribirse, preguntas<br />

insólitas cuyas respuestas a nadie interesan. Lo<br />

decisivo no son las ideas, sino las apariencias: el<br />

timbre de voz, la pinta y la habilidad de la maquilladora<br />

para disimular las ojeras y tener una nariz<br />

que no traspire. Una gota de sudor en la nariz<br />

puede arruinar de por vida su imagen. No cuenta,<br />

entonces, el contenido de su obra; es el "ángel" lo<br />

importante, el aura que da un cierto físico unido a<br />

la habilidad de hablar sin decir nada.<br />

129


Un estudio de televisión tiene que ser lo que hace<br />

más de dos milenios vaticinara Platón en su relato<br />

del mito de la caverna, una bóveda oscura donde<br />

unos pillos mueven antorchas para hacerle creer a<br />

los esclavos ahí encadenados que están en la<br />

gloria.^5 Es fj-fo y lóbrego, el cielo es un andamiaje<br />

de hierros donde cuelgan focos que parecen ojos de<br />

cíclope, mirando fijo hasta el momento de prenderse<br />

con luz cegadora. Tres cámaras fumadoras<br />

montadas sobre ruedas van y vienen probando enfoques;<br />

tras cada una de ellas corre un camarógrafo<br />

enlazado a su máquina por enormes audífonos que<br />

parecen jalarlo de la cabeza.<br />

Una vez, mientras disertaba yo sobre el libro<br />

Chile 2010, una utopía posible, uno tiró lejos los audífonos<br />

y empezó a vomitar vino tinto al suelo. Una<br />

voz de ultratumba estalla por altoparlantes ocultos:<br />

¡Lalo conecta al entrevistado dos! Llega Lalo y sin<br />

mediar explicación alguna me amarra un cable<br />

negro alrededor del cuello y cuelga un micrófono<br />

bajo mi corbata. No lo toque, mire que está muy<br />

eléctrico el audio, advierte.<br />

¿Muy eléctrico el audio?<br />

Disimuladamente uno sigue con la vista la soga<br />

al cuello: conecta con un coso automático lleno de<br />

enchufes. Capaz que lo electrocuten a uno si expele<br />

al aire una opinión.<br />

35 Está en La República de Platón (427-347 a.C). Ver cap.<br />

XV del libro de Pablo Huneeus: Filosofía Clásica.<br />

130


De nuevo la voz de ultratumba: ¡Entrevistado<br />

dos, hable! ¡Sí, hable para probar el audio! El<br />

animador está ocupado con el libreto, los utileros<br />

trayendo ceniceros y moviendo focos, la productora<br />

clama para que vengan a trapear el tinto, así que<br />

uno habla solo, cual idiota, hasta que la voz ¡y qué<br />

voz! grita ¡basta!<br />

Anuncian que ya vamos. Se encienden los focos y<br />

estiran las corbatas. Un, dos, tres, ¡ahora! Es como si<br />

hubiesen conectado la palanca de la silla eléctrica, a<br />

diferencia de que al ser ejecutado uno podrá tiritar<br />

a gusto, en cambio aquí la tensión, a pesar del frío<br />

reinante, ha de provocar amables sonrisas.<br />

Buenas noches amables televidentes, aunque son<br />

recién las 10:20 AM. Grabando algo entre las Dolly<br />

Sisters de Buenos Aires, un notario solemne y un<br />

humorista brasilero, se tiene la inquietante sensación<br />

de que bien puede ocurrir que las Dolly Sisters<br />

analicen la situación social, que el sociólogo cante o<br />

el notario baile. Hay que estar siempre listo para ser<br />

interrumpido por un burdo comentario. Además,<br />

cuando menos se espera, uno queda hablando en<br />

banda porque llegó el momento de Cecinas Winter,<br />

una deliciosa costumbre alemana.<br />

Así, para alivio del torpe, uno descubre que en la<br />

pantalla no caben sutilezas ni explicaciones lógicas.<br />

Un argumento puede refutarse con un chascarro y<br />

un pensamiento, con una mofa.<br />

Ya en tiempos de los programas de conversación<br />

se vio que en el ruedo del estudio triunfan no las<br />

131


azones, sino que las actuaciones. Una afirmación<br />

se valida con un tono pomposo de voz y una chiva<br />

pasa con cara seria.<br />

Entonces, si uno se mantiene a nivel del sentido<br />

común -ejercicio siempre útil para el intelectual- y<br />

habla como quien conversa con el vecino, y de los<br />

nrismos tópicos cotidianos, lo ha hecho super.<br />

Basta elevarse un poco más arriba de las superficialidades<br />

corrientes para arriesgar una sanción por<br />

sesudo, apelativo fatal en tal ambiente.<br />

En cuanto se eleva el diálogo el animador -sumo<br />

sacerdote del cavernoso ritual- o la siempre risueña<br />

entrevistadora interrumpe con una pregunta bruta<br />

que trae a tierra la paloma de la inspiración.<br />

Preguntarle al profesor Joaquín Luco, Premio<br />

Nacional de Ciencias, en medio de su clarísima explicación<br />

de cómo el cuerpo se regenera a sí mismo,<br />

por qué sólo usa corbatas humitas, se llama<br />

"aterrizar" al entrevistado, bajarlo.<br />

De este modo, el portento de la inteligencia se<br />

encuentra hablando de corbatas. Ha sido puesto a<br />

tono con la radiante mediocridad que lo circunda,<br />

es otro más del show que debe continuar. Como<br />

Luco, por añadidura, es un actor natural de gran<br />

expresividad, hace muy bien su número.<br />

Número del show por supuesto, pero aquella<br />

oportunidad de comunicar masivamente algo de las<br />

verdaderas inquietudes de un científico, se ahogan<br />

en la trivialidad. Y el televidente que se interesó por<br />

conocer esa inteligencia se quedó con la imagen de<br />

132


su "ángel", que poco o nada tiene que ver con el<br />

sabio entusiasta explorando la vida que podemos<br />

conocer en el Laboratorio de Neurofisiología.<br />

Si el televidente siente esa frustración, fácil es<br />

imaginar la del académico. Quiso comunicar una<br />

idea y gracias a su conocimiento verdadero y a su<br />

experiencia con alumnos novatos, sabe hacerlo<br />

claramente. Pero en un medio ajeno, quedó<br />

expuesto a las veleidades de su ángel de la guarda.<br />

No alcanzó a explicar bien de qué se trata ni a<br />

comunicar la vibración de su investigación. El<br />

detalle fascinante, el descubrimiento insólito que lo<br />

enorgullece, nada de eso pudo dar.<br />

Lo peor es la impresión íntima de no haber<br />

estado a la altura. En relación a su nivel, sabe muy<br />

bien que anduvo volando bajo. Ante cientos de<br />

miles de espectadores explicó su obra en términos<br />

de evento, así medio casualmente, entre una y otra<br />

trivialidad. Se siente frustrado pues, al desconocer<br />

las leyes secretas del medio, ignora que se trataba,<br />

justamente, de volar bajo.<br />

Su señora, la mamá y los niños lo felicitarán, aún<br />

cuando -claro está- no se veía como César Antonio.<br />

Sus colegas tampoco le confieren mayor valor a tan<br />

arriesgadas actuaciones en la cuerda floja. Aunque<br />

son extensión universitaria (peor es nada), más bien<br />

causan sorna y envidia entre sus pares.<br />

En síntesis, en corral ajeno se ha desenvuelto pobremente.<br />

Seguramente un animador experimentaría<br />

similar frustración al actuar en la cancha del<br />

133


académico, debiendo enfrentar aulas de estudiantes<br />

críticos o ante un procedimiento de investigación<br />

científica. El científico en un estudio de televisión se<br />

encuentra tan perdido como el animador en un<br />

laboratorio de neurofisiología.<br />

Lo mismo otras expresiones de inteligencia no<br />

escénica, como pueden ser los profesionales,<br />

escritores o pintores. Se hallan fuera de contexto en<br />

la televisión. Han sido invitados a darle un barniz<br />

de cultura a un medio en poder de una tribu salvaje<br />

de rostros pintarrajeados por la maquilladora de<br />

turno y acuchillados por el bisturí del cirujano<br />

plástico. Sin otro pago que verse en pantalla, el entrevistado<br />

contribuye a encubrir esa banalidad. Su<br />

nombre y algunas frases dan una apariencia de<br />

buen nivel. Lo vieron, ahí estaba, pero nadie vio<br />

cuan amordazado estuvo por los carapintada.<br />

El académico reacciona, entonces, considerándola<br />

un medio populachero, en el cual es imposible<br />

expresar algo de buen nivel. En lugar de aprender<br />

el lenguaje de la televisión, se cierra ante ella, tal<br />

como el zorro en la fábula de Esopo rechaza las<br />

uvas demasiado altas por considerarlas verdes.^^<br />

Los programas "culturales"<br />

Además de llevar ocasionalmente a alguien que la<br />

piensa, están los programas "culturales".<br />

3^ Esopo, autor de fábulas sobre animales, siglo VII a C.<br />

134


No pretendemos aquí juzgarlos, porque respecto<br />

al de mayor éxito televisivo, esa función le compete<br />

al Cuarto Juzgado del Crimen de Santiago y su<br />

principal figura -el supuesto profesor- fue declarado<br />

reo por el delito de estafa. ^7<br />

El desenlace de Un millón para el mejor no fue un<br />

accidente fortuito debido a la venalidad de un animador<br />

que vendía de antemano las preguntas del<br />

millón; fue el resultado de la contaminación provocada<br />

por el manejo comercial de un medio educacional.<br />

La mala conciencia ante tan visible distorsión<br />

llevó, en el país de los arreglos con alambritos,<br />

a establecer los jueves en la noche una Franja Cultural<br />

en la cual todos los canales habían de ofrecer<br />

programas de buen nivel. Es como si los colegios,<br />

en aras del financiamiento, estuvieran convertidos<br />

en cabarets y ante tal deformación se discurriera<br />

una franja educacional en la cual los días jueves se<br />

corta el leseo para hacer clases.<br />

Pero debían hacerlo al unísono porque si uno<br />

enseñaba el otro aumentaba la fiesta, con lo cual<br />

por cierto atraía a la clientela. Se instauró, pues,<br />

como mandato superior del Consejo Nacional de<br />

Televisión para evitar que mientras uno trasmitiera<br />

algo digno de la alta cultura, otro le quitara sintonía<br />

con peleas de box y otro más, con nalgas de corista.<br />

3^ Al final se probó que concursantes supieron antes las<br />

preguntas, pero no por culpa del mentado profesor.<br />

135


igual, la huachafería no iba a ceder tan fácilmente y<br />

así pudimos ver creaciones como la serie Los amores<br />

de Napoleón, amores que, según revelan, culminan<br />

con la gonorrea del emperador. O sea, el lado más<br />

truculento del amor al nivel más bajo del héroe.<br />

Pero en el ámbito de los programas "vivos" producidos<br />

aquí, que nos interesan, la más exitosa<br />

fórmula para el medio en su actual coyuntura fue la<br />

competencia por el millón antes mencionada.<br />

Ingredientes: medio pelo de barniz cultural, posibilidad<br />

de integrar al programa mismo a varios<br />

auspiciadores, público expectante para la necesaria<br />

bullanga y variedad de contraplanos, concursantes<br />

azotados por un jurado cruel, premios en metal y<br />

adoración ritual al Dios Huachaca. Revuélvase con<br />

animadores sonrientes, agregúele un jurado<br />

solemne, aunque no serio, corte dos rebanadas de<br />

concursantes de sorprendente memoria, sazónelo<br />

con la gradual acumulación monetaria -plata, harta<br />

plata- hiérvalo de una a otra semana en un mejunje<br />

teatral que se vacía en un gran final. Luego, sírvalo<br />

al público en un canal universitario sazonado con<br />

abundante publicidad.<br />

El conocimiento, no como un valor en sí mismo,<br />

sino como un medio de ganar dinero, la memoria<br />

como instrumento atlético de la carrera al millón<br />

(por lo demás, el millón, contrario a lo que se le dio<br />

a entender, se pagaba en productos de la industria<br />

auspiciadora, como jabón) y la sabiduría convertida<br />

en fechas y detalles insignificantes.<br />

136


Así, vimos a autoridades en antropología caer<br />

mudas en el concurso sobre historia del cine, ante<br />

una pregunta sobre el revelado a color y a los<br />

primeros pasos del cristianismo reducidos a una<br />

melaza de nombres de viejas herejías.<br />

Interesante oír mencionar a Teodosio, a Ariano, a<br />

Atanasio, obispo de Alejandría y a Sabelino. Pero<br />

esos nombres así enumerados por un señor que los<br />

masculla contra el reloj y fuera del contexto de las<br />

pugnas teológicas en torno al Credo Nicense, tienen<br />

tanto sentido como contar hasta cien en sánscrito.<br />

¿Es sabiduría eso?<br />

El germen de la malformación estuvo en dar<br />

prioridad a los imperativos televisivos sobre los<br />

culturales. En esa línea, interesa más un profesor<br />

con sentido escénico que uno con proyección académica,<br />

más una ambientación de show que una de<br />

sabiduría, más la realización de un programa<br />

entretenido que la de uno profundo. Entonces, basta<br />

que tenga cara de profesor, aunque sea un chanta y<br />

que tocio se vea limpio, aunque la mugre hieda.<br />

El académico visto por la gente de televisión<br />

En las estaciones de televisión, que son las aulas de<br />

la sociedad moderna, es dogma que la alta cultura<br />

no interesa al público.<br />

Sus directivos -docentes de la nueva cátedracreen<br />

que si el nivel educativo sube, la sintonía baja.<br />

Dada la populosa matrícula que tiene y lo que se<br />

137


quiere del aletargado televidente, quizás así sea. Y<br />

si no lo es, harán todo cuanto puedan por avalar el<br />

dogma. Si el objetivo del show es el del cabaret ~<br />

estimular el consumo- ciertamente una perorata<br />

sobre física quántica será mal recibida. ¡Qué siga la<br />

fiesta, aullará la plebe ¡queremos filete y copete!<br />

Por su parte, la televisión tiene su propio lenguaje<br />

y su especial técnica. Así como la palabra impresa<br />

requiere de un aprendizaje que va desde el<br />

estilo de redacción a las técnicas de impresión, el<br />

medio audiovisual requiere su noviciado para subir<br />

al altar. Lo que ha ocurrido con este medio es que<br />

su condicionante tecnológico es tan dominante, que<br />

los técnicos se han hecho cargo del contenido. ¿De<br />

que serviría el progreso si únicamente los<br />

ingenieros electrónicos pudiesen usar computador?<br />

Entretanto, los contingentes de la campaña civilizadora<br />

tardaron demasiado en aprender a<br />

emplear este instrumento educador.<br />

Absurdo, si se piensa que la ciencia es de los<br />

fenómenos que más atrae la curiosidad humana y el<br />

programa Cosmos del astrofísico Cari Sagan,<br />

transmitido por el PBS de Estados Unidos, desplaza<br />

de las primeras sintonías a las balaceras. No hay<br />

nada en ciencia que no pueda explicarse al hombre medio,<br />

dice Sagan, y su programa en que explica desde la<br />

gnosis de Anaximandro a la relatividad de Einstein,<br />

así lo demuestra.<br />

Varios factores estarían obrando para llegar a<br />

conformar esta actitud hacia la alta cultura:<br />

138


Actitud de "comunicar es rebajarse". Subsiste en<br />

la torre de marfil la tara clasista de mantener una<br />

lingua sacra, un idioma sagrado, con el cual ellos, los<br />

dueños de la primera palabra, ejercen poder. Tan<br />

arraigada en la elite eclesiástica y científica de la<br />

Edad Media estuvo la compulsión de mantener el<br />

conocimiento bajo su férula, que difamaron al<br />

monje reformista Martín Lutero (1483-1546) por<br />

traducir la Biblia, que estaba únicamente en latín, a<br />

un idioma inteligible al pueblo, como el alemán.3*^<br />

Dicha actitud medieval de restringir la información<br />

persiste en la pauta de los guardianes del<br />

templo de mantener ellos, bajo llave, el tabernáculo<br />

del saber. Que nadie más sepa ni entienda, es la actitud;<br />

para cortar el queque estamos nosotros, los<br />

iluminados. Nada de automedicarse sin pagar una<br />

consulta ni de hacerse su propia casa sin empresa<br />

constructora. Menos, aprender por su cuenta, como<br />

lo hiciera el ensayista autodidacta Albert Camus<br />

(1913-1960), premio Nobel 1957.<br />

En ese contexto, lo correcto es decir lo que todos<br />

saben en palabras que nadie entiende, para<br />

mantener así el ascendiente. Del mismo modo, dar<br />

claves del saber por un medio masivo de comunicación,<br />

es una traición que rebaja al académico y lo<br />

hace merecedor de la pena de envidia perpetua.<br />

38 Salió en 1534; la primera traducción al inglés, por Miles<br />

Coverdale, en 1535; y la primera al castellano, hecha a<br />

escondidas por Casiodoro de la Reyna, en 1569.<br />

139


Falta de sentido de imagen. También, mucho<br />

procer del intelecto carece de sentido de imagen, o<br />

sea imaginación, y sus proyectos son para hacer en<br />

televisión lo de siempre: hablar de cuerpo presente.<br />

Valerse de medios audiovisuales está fuera del<br />

campo de la experiencia docente. El método de<br />

enseñanza a que está acostumbrado el profesor y en<br />

el cual se basa todo el sistema -hablarle desde una<br />

tarima a una treintena de alumnos sentados- es el<br />

mismo del Doctor Angclicus Universalis Tomás de<br />

Aquino (1225 -1274) en la Universidad de París.<br />

Está por inventarse la manera de preservar una<br />

clase realmente magistral del maestro con más que<br />

la grabadora clandestina y de poder usarla, aunque<br />

sea como registro, para enriquecer la educación.<br />

Sentido del tiempo. Para quienes están habituados<br />

a latear a los alumnos en tandas de hora y<br />

media, cuesta entender que un minuto sea eterno<br />

de largo en televisión. Síntesis ¿dónde estás?<br />

Falta de humor. Otra queja frecuente es la falta<br />

de humor del mundo intelectual. Esto parece una<br />

banalidad, pero en realidad apunta al problema de<br />

fondo que es hablarle a quien (la dueña de casa) y<br />

dónde (en la cocina) cuando no es la estilista en la<br />

peluquería o el rondín en la caseta. La tele es pues,<br />

un medio íntimo, que al hablar de cerca requiere un<br />

tono familiar, donde el humor es clave.<br />

La impersonalidad. Comunicar es esencialmente<br />

un proceso de contacto personal que los medios<br />

pueden multiplicar para llegar a más personas.<br />

140


pero donde es imposible sustituir el toque humano,<br />

único e individual del comunicador.<br />

Ahora bien, existe una tendencia en las grandes<br />

organizaciones a impersonalizar. Es el gobierno que<br />

dice, el instituto que estudia o el proyecto que descubre<br />

en circunstancias que hablar, estudiar o descubrir<br />

son actos propios del individuo. Esta búsqueda del<br />

robot sin rostro, si bien es funcional tratándose de<br />

trabajos científicos, en televisión es mortal.<br />

Se hace imperiosa, entonces, la necesidad de que<br />

la inteligencia civilizadora aprenda a usar el medio<br />

audiovisual, sobre todo de cara al rol que está 11amacla<br />

a ciesempeñar la televisión luego de efectuar<br />

su desinfección.<br />

141


¿SABÍAS QUE...?<br />

• En los Estados Unidos un niño en promedio mira<br />

tres horas diarias de TV y al llegar a séptimo básico<br />

ha presenciado 8.000 asesinatos más otros 100.000<br />

episodios de violencia militarista.<br />

• En respuesta al imperialismo cultural los 50 top<br />

shows de Inglaterra son ahora nacionales y de 1996<br />

al 2002 los programas americanos han disminuido<br />

26% en España, 17% en Alemania y 9% en Italia.<br />

• De los 263 papas que registra la historia, 205 son<br />

italianos. Entre los stranieros, hay 19 franceses, 14<br />

griegos, 8 sirios, siete alemanes, tres africanos, dos<br />

españoles y un polaco, Karol Wojtyla (1920-2005).<br />

• Los 60 millones más ricos del mundo (1%) ganan<br />

tanto como los 3.000 millones (48%) más pobres.<br />

• En Colombia 20.000 personas mueren al año a<br />

causa de la violencia desatada en 1948 por el asesinato<br />

del líder populista Eliécer Gaitán.<br />

• De la TV lo que más le molesta a la gente es la<br />

violencia (41%), la censura (8%), las tandas de<br />

comerciales (8%) y el sexo (7%).<br />

• Para quienes hacen televisión, la censura es lo que<br />

más impide inventar buenos programas.<br />

• El canal juvenil Rock and Pop cerró en 1999 por<br />

censura económica y judicial.<br />

Fuentes: American Psychological Association, Tlte Economist,<br />

BBC Mundo, CNTV Chile.<br />

142


Capítulo X<br />

PLAN PARA DESINFECTAR LA TELE<br />

La dinámica sociológica en que actúa el invento éste<br />

nos lleva a concluir que educa, aunque a su manera.<br />

Dado que el gobierno ha abdicado al deber de<br />

educar (del Estado docente hemos pasado al<br />

municipio docente) y la escuela en general ha<br />

quedado estrecha, se hace imperiosa la necesidad de<br />

que la tele civilice. Donde sea que llegue, urge que<br />

entregue contenidos educacionales.<br />

Tal como la comida chatarra que venden en el<br />

kiosko de la escuela no impide al profe enseñar, la<br />

tele chatarra no debe impedir que su infraestructura<br />

de transmisión se use para educar.<br />

Un modelo de cómo hacerlo es la Repiiblica<br />

Francesa: durante el horario escolar la televisión<br />

transmite programas destinados a apoyar la labor<br />

del docente en clase con elementos fuera del alcance<br />

de una escuela por separado, como es un reportaje<br />

técnico sobre el Amazonas para complementar la<br />

asignatura de geografía u otro para la de física sobre<br />

el acelerador de partículas de 27 km de<br />

circunferencia, la más grande máquina del mundo,<br />

en Ginebra, Suiza.<br />

Los produce un organismo de gobierno especializado<br />

en educación audiovisual. Centre National de la<br />

143


Documentation Pédagoguique, y se transmiten por la<br />

red estatal en las fechas y horas de la programación<br />

que se le avisan meses antes a cada escuela. Así, por<br />

ejemplo, en la programación del Canal 1 de Televisión<br />

Francesa para un viernes 13 de noviembre:<br />

14h 04 -14h 25 Ciencias Sociales (cm.). El hospital de<br />

hoy (2a. parte): El enfermo en el hospital.<br />

14h 25 -14h 30 Seguridad en el tránsito: El camino a<br />

la escuela, etc.<br />

Si países con educación pública tan avanzada<br />

como la de Francia, además se valen de su tele para<br />

aleccionar a su juventud, con mayor razón aquí<br />

debiera hacerse lo mismo.<br />

Pero en nuestra sociedad, vimos, la televisión<br />

inmoviliza al ignorante donde está, en circunstancias<br />

de que aún a pleno día hay más alumnos<br />

frente a la pantalla que en clase.<br />

Por eso, y mucho más, hay que:<br />

1.- Integrar la tele a la campaña civilizadora. La<br />

gran síntesis la inventiva humana - la electrónicadebe<br />

ser empleada como instrumento educacional.<br />

2.- Operar este instrumento educativo con los<br />

ideales propios de las instituciones educacionales.<br />

Por sobre todo interés debe respetarse el conocimiento<br />

-la calidad del contenido- como un valor en<br />

sí mismo. En consecuencia debe eliminarse de la<br />

pantalla todo interés subalterno de índole comercial<br />

o político.<br />

144


3.- Financiar la televisión por vías que eviten su<br />

contaminación comercial. Siendo la comunidad<br />

nacional quien la financia siempre (del consumidor<br />

viene la plata) se trata de que el dinero que aporta<br />

vía publicidad lo aporte por vías más eficientes en<br />

relación a su beneficio. Una posibilidad es un<br />

impuesto fijo mensual de tres dólares por televisor,<br />

con lo cual se llega a una suma parecida a la que<br />

pagan las empresas.<br />

4.- Convertirla en medio para acrecentar la<br />

identidad nacional. En lugar de ser instrumento de<br />

penetración cultural, la tele, tal como lo dice la ley,<br />

debe ser el medio para proyectar la manera de ser<br />

propia. Cerca del 30% de lo transmitido por la televisión<br />

chilena es producción nacional, en circunstancias<br />

de que en Gran Bretaña se exige que el 86%<br />

sea nacional; en Francia, el 50% y en España, el 70%.<br />

Lo mínimo aquí sería que el 50% fuera propio.<br />

5.- Instaurar una franja huachaca. El sábado<br />

después de las seis y el domingo, para bailongos,<br />

seriales, canturreos y farándula de diversión.<br />

¿Privada o estatal? no es la pregunta acertada,<br />

sino, ¿comercial o educacional? Pueden darse canales<br />

estatales con fines de lucro y pueden darse<br />

canales de fundaciones privadas, como el PBS norteamericano,<br />

con fines culturales. Lo estatal en su<br />

estructura no siempre coincide con lo social en su<br />

objetivo.<br />

Mientras más alternativas haya, mejor porque<br />

hay más posibilidades de innovación.<br />

145


Lo importante, en consecuencia, es tener claro su<br />

función eminentemente educativa. Siempre dentro<br />

de esa función pueden pensarse distintas alternativas<br />

institucionales, tal como se da en el resto del<br />

sistema educacional. Que compita un liceo con otro,<br />

sí, pero que se rebaje a competir con un cabaret,<br />

¡jamás!<br />

Al leer esto un ratón diría: estupendo ¿y quién le<br />

pone el cascabel al gato? Pero aunque cueste creerlo,<br />

no somos ratones, sino humanos y para el hombre<br />

querer es poder.<br />

146


Capítulo XI<br />

LOS VIDEOJUEGOS ¿QUÉ SON? ¿QUÉ<br />

HACEN?<br />

La mayor matanza de estudiantes a manos de un<br />

sólo individuo que registra la historia ocurrió el 16<br />

de abril 2007 en el Instituto Politécnico de la<br />

Universidad Estadual de Virginia, Estados Unidos.<br />

A las 07:15 AM el alumno coreano de 23 años Cho<br />

Seung-Hui da muerte a balazos a dos compañeros<br />

en el internado del instituto.<br />

Luego va tranquilamente al correo a despacharle<br />

al canal NBC News de Nueva York un DVD con<br />

manifiestos, video clips y fotos que él mismo había<br />

grabado sobre sus motivos para cegarse la vida y la<br />

de cuántos más que, a su juicio, merecían la muerte.<br />

A las 08:30 AM se inician las clases como si nada.<br />

Rumores de unos disparos en los dormitorios, pero<br />

de sirenas de alarma, evacuación general o cerco<br />

policial, ni ente.<br />

Pasado las nueve de la mañana, o sea dos horas<br />

después de la primera balacera y cuando todos los<br />

educandos se encuentran asistiendo a su primera<br />

lección del día, vuelve el mismo sujeto con dos<br />

flamantes pistolas —una calibre 9 mm., la otra más<br />

liviana y versátil del 22— además de los bolsillos<br />

llenos de magazines para recargarlas.<br />

147


Sala por sala va ultimando profesores y alumnos<br />

de distintas razas y credos, propinándoles a todos<br />

cuántos estuviesen a su alcance tres tiros al cuerpo.<br />

Las balas, compradas por Internet junto a las<br />

pistolas, eran de tipo "dumdum", o sea de las que<br />

se expanden al impactar.<br />

Tras efectuar 170 disparos, y siempre sin decir<br />

palabra, súbitamente apunta una pistola contra su<br />

propia cabeza y se destapa los sesos.<br />

Asesinó a 32 personas, dejó otras veinte heridas a<br />

bala y torció el dedo acusador de la opinión hacia<br />

las armas de fuego -gran negocio fabricarlas- y los<br />

videogames (VG), otro gran negocio cuyas venias en<br />

el mundo bordean los 28 mil millones de dólares al<br />

ario, cerca ya de los 45 mil de la industria del cine.<br />

Cho Seung-Hui era retraído. Cual Hamlet veía en<br />

el conviviente de su madre al homicida de su padre,<br />

que vive en Seúl. Mudo, sin conversar con nadie, se<br />

lo pasaba encastrado a su computador, conectado a<br />

cuánto sitio, película y VG imaginable.<br />

En su manifiesto habla con admiración de otros<br />

asesinos en serie y se han comparado tomas que él<br />

hace de sí mismo, con escenas de la sanguinaria<br />

película Oíd Boy, del director coreano Park Chanwook.<br />

Trata de la venganza, matando a trocha y<br />

mocha, que emprende un joven maltratado por la<br />

vida, contra quien sea encuentre a su paso. Similar o<br />

peor violencia es tenia de mucho videojuego.<br />

¿Son un nuevo medio a la par con la música y el<br />

cine?, presagiaba dos años antes "The Economist",<br />

148


¿una valiosa herramienta educacional, una inofensiva<br />

entretención o una amenaza digital que transforma a los<br />

niños en zombies violentos? Los videojuegos son todas<br />

esas cosas, dependiendo a quien le preguntes?"^<br />

He ahí, en esa última frase, la clave del asunto:<br />

De ser un trajín algo estrambótico de unos cuantos<br />

"computines", en pocos años han pasado a ser productos<br />

de consumo masivo, sí, pero focalizados en<br />

la juventud, que los ha hecho suyos, mientras nadie<br />

de la generación mayor los entiende. Sólo sabemos<br />

los adultos que cuestan caro, parecen ser películas<br />

sanas, mantienen a los chicos seguros en casa y a las<br />

horas más raras emiten batahola por los parlantes.<br />

Por su parte, los menores de veinte los defienden<br />

asegurando que, lejos de ser contemplación pasiva,<br />

como el cine, son sistemas interactivos en que uno, a<br />

igual que en la vida misma, protagoniza su ascenso<br />

y caída, según cuáles sean sus destrezas. De hecho<br />

los hay que requieren talentos especiales, puntería<br />

por ejemplo, además de sagacidad para adivinar de<br />

qué rincón de la pantalla viene el depravado.<br />

Efectivamente, lo distinto de estos pasatiempos<br />

electrónicos es que se asume un rol, un personaje de<br />

carácter, que uno encarna a lo largo del juego. Ese<br />

rol, comparado con el de mover las piezas blancas o<br />

las negras del ajedrez, puede ser más complejo que<br />

^"^ The Economist, revista inglesa de actualidad empresarial<br />

y sociológica, edición del 4 de abril 2005.<br />

149


ser bueno o malo y la duración puede ir de un rato a<br />

varios meses cuando son en línea, por banda ancha.<br />

Entonces, al nuevo y poderoso yo que asumo en<br />

pantalla, a falta de genio para llevarme de pelusa<br />

callejero a millonario en Miami, le puedo añadir, a<br />

su precio, capacidad de intriga, armas, o policías<br />

corruptos que me faciliten llegar a la meta.<br />

En el juego superventas Grand Theft Auto (GTA)<br />

creado por la empresa escocesa Rockstar North uno<br />

es delincuente al servicio de una mafia criminal<br />

dentro de la cual cada jugador compite, valiéndose<br />

de la traición y el asesinato si hace falta, con otros<br />

miembros de la banda para llegar a ser el gangster<br />

"top" de la ciudad. Salvo cuando toca efectuar una<br />

misión encomendada por el capo mafioso, se puede<br />

uno entretener siendo taxista, cafiche, prestamista,<br />

corredor de auto o piloto de aviación.<br />

Una de las digresiones de este videojuego calificado<br />

apto para menores (M), es la variante secreta,<br />

no anunciada Hot Coffee que permite al protagonista<br />

tener sexo con las seis muchachas con las cuales sale<br />

a robar. Los avances en resolución de pantalla y<br />

calidad de sonido facilitan que esas escenas y las de<br />

violencia bruta, que son las más codiciadas, se vean<br />

mejor que en la vida real, aumentando así su poder<br />

para robarle a la niñez su inocencia.<br />

Porque es poder lo que dan, fuerza. Son tan<br />

vividas esas diversiones de computador, tan bien<br />

hechas y entretenidas, que pronto el yo robotizado<br />

se siente superior al mezquino mundo cotidiano<br />

150


que me rodea. ¿Para qué responder, como la vulgar<br />

gente, al llamado de la mamá a lavar platos cuando<br />

en mi cosmos digital soy superman?<br />

De un clic, boto una aeronave; de otro, vuelo el<br />

castillo maldito y con un rápido giro del joystick reviento<br />

a balazos la banda de alienígenos que trató<br />

de atacar por la espalda a mi camarada. Al lado de<br />

eso, el papá es un pobre tipo que llega cansado, mis<br />

hermanos no sirven para nada y el profe es un triste<br />

terrícola sin espada láser ni voz estéreo.<br />

Comparemos al quinceañero de antaño que al<br />

volver del colegio salía en bicicleta a recorrer el barrio,<br />

con el autómata de hoy que al llegar a casa se<br />

encierra en la habitación, sus ojos atados a la pantalla,<br />

su mente encadenada al videojuego. Igual edad,<br />

distinta manera de conocer el mundo; uno demasiado<br />

flaco de tanto pedalear por calles que eran<br />

suyas, el otro obeso de tanto estar inmóvil, confinado<br />

en solitario a una fantasía que le es ajena.<br />

Sí, en solitario, aislado, porque ni el mensaje de<br />

texto o el chateo por Messenger sustituyen la comunicación<br />

que se da entre humanos al verse lo blanco<br />

del ojo. Es instantáneo, ahora o nunca, como todo se<br />

supone que debe ser en el mundo de hoy. Lástima<br />

que la inmediatez absoluta lleve, como el buey la<br />

carreta, a la liviandad total.<br />

El fracaso de confiar el alma a la correspondencia<br />

lo trata de manera romántica el poeta galo Edmond<br />

Rostand (1868-1918) en su drama Cyrano de Bergerac,<br />

donde la bella Roxana llega a creer que bajo los<br />

151


inspirados versos que le manda con flores Christian<br />

de Neuvillette, hay más que un imbécil.<br />

La idea de que tienes poderes, de que puodui<br />

revolucionar el universo desde la consola, resulti<br />

siempre ser una fantasía. Es un juguete hermético,<br />

una fabricación comercial que en nada cambias tú,<br />

Es a ti que te cambia.<br />

Menos capacidad de persuasión personal, di<br />

hablar las cosas y sobre todo, de entender el mundo<br />

real en que vives, porque lo distintivo del adicto a<br />

los videojuegos, a igual que el pegado al copete, es<br />

que físicamente está ahí, pero mentalmente no.<br />

El alcohol afecta funciones cerebrales como el<br />

pensamiento lógico, la percepción de riesgo, el auto<br />

control y la noción del bien y el mal. Por edad, los<br />

viejos tienden a volverse risueños, a decir leseras en<br />

lengua traposa y a caer dormidos. En cambio a los<br />

jóvenes los daña de distinta manera, exacerbando su<br />

agresividad latente, por lo que bajo sus efectos se<br />

vuelven más propensos a meterse en peleas de<br />

sangre, a manejar rajado y a violar en vez de amar.<br />

De similar manera, los videojuegos afectan de<br />

distinta forma a diferentes personas. No pasa una<br />

semana en que un crimen, choque o violación no sea<br />

atribuido a los modelos de comportamiento que<br />

ofrece la industria audiovisual. Sin embargo, no ha<br />

habido tiempo de contar con estudios científicos de<br />

sus efectos a largo plazo. ¿En una misma generación<br />

quienes se exponen a diversiones electrónicas, a loa<br />

cuarenta son más violentos que los impolutos?<br />

152


Volviendo a la analogía con el copete, surge otra<br />

dificultad para condenar los VG a la hoguera: vino,<br />

pisco, cerveza, o vodka son todos contenedores de<br />

la droga más consumida en el mundo: CH3CH2OH,<br />

líquido inflamable, volátil y de resonancia cerebral,<br />

también conocido como alcohol etílico o de beber.<br />

En contraste, los videojuegos no tienen en común<br />

alguna sustancia química que incida en la mente, y<br />

que podamos medir en grados y evaluar su efecto.<br />

Esto, porque los hay de distinta calaña, desde el<br />

fnorboso juego en que aprendemos a ser gangsters<br />

hasta los simuladores de vuelo donde el piloto<br />

practica despegues y aterrizajes en distintas canchas<br />

^ en duras condiciones. Cuando se fabricaron los<br />

primeros, no suscitaron mayor interés -nada como<br />

aprender a volar en un avión de verdad- hasta que<br />

hacia los años 1930 una serie de accidentes fatales<br />

ocurridos en sesiones de entrenamiento, llevaron a<br />

que los cadetes de la US Air Force practicasen sus<br />

tácticas de altura en estos sistemas que, sin peligro<br />

de estrellarse, simulan el vuelo real.<br />

Han salvado vidas, mejorado la seguridad aérea<br />


Otra vez, pues, estamos ante un fruto del ingenio<br />

humano, un logro del estudio, de la ciencia y de la<br />

civilización, que en vez de servir más para mejorar<br />

la condición humana, unos lo usan para degradarla.<br />

¿Qué hacer?<br />

* Padre y madre: conozcan estos artilugios. Compartan<br />

con sus hijos después de clases, se aprende.<br />

* Evitar esos tugurios de videojuegos, los taca-taca o<br />

flippers. Son casinos ilegales donde los niños juegan<br />

plata, fuman, intercambian disquetes pirateados y<br />

hacen malas juntas.<br />

* Limitar horario de adosamiento a la pantalla, para<br />

que así la juventud no desperdicie su vida mirando<br />

tele o pegada al computador.<br />

* Participar en la elección de videojuegos, siendo el<br />

mejor consejo, no el vendedor, sino algún pariente<br />

probo, si lo tiene.<br />

* No tolerar que cosas robadas (juegos o programas<br />

copiados sin licencia) entren a su hogar.<br />

* Deporte.<br />

* Música, clases de canto, guitarra o trompeta.<br />

* Libros.<br />

154


Capítulo XII<br />

EPÍLOGO PARA EMPRENDEDORES<br />

El final de un libro puede ser el comienzo de otro, y<br />

quizás esta reflexión corresponda a otra faena. Pero<br />

al releer estas páginas iniciadas sobre algo tan<br />

cotidiano como es un aparato de 12" que hay en la<br />

cocina, veo que toca el destino de muchos.<br />

¿Qué futuro tiene el innovador, sea intelectual,<br />

profesional o artista, en América Latina? Si vivimos<br />

entre la civilización europea y la cultura derrotada,<br />

¿hay otro camino aparte de la medianía rasca?<br />

¿No será mejor irse, como lo hicieron tantos, a los<br />

países opulentos e integrarse de frentón al orbe<br />

global? Total, allá pagan mejor, valoran el arte y<br />

respetan el conocimiento.<br />

Uno ha visto en los Estados Unidos y en Europa<br />

a mucho chileno posando de gran catedrático de<br />

Oxford, renombrado artista parisino o de millonario<br />

viñatero en California. Mientras mayores sean sus<br />

logros, más clara emerge una inquietud existencial,<br />

a veces malamente disimulada: ¿qué hago aquí?<br />

Es que ineluctablemente los trasplantados son<br />

siempre vistos como aves de paso y nunca llegan a<br />

155


sentirse plenamente enraizados.*" Los grandes, ricos<br />

y exitosos, llevan al fondo del alma la mala conciencia<br />

de haberse llevado algo de su país -su propio<br />

talento, una idea o una beca-, sin haber retribuido ni<br />

devuelto nada.<br />

Irse o no irse, esa es la cuestión, me la resolvió<br />

de joven el director de orquesta, Fernando Rosas<br />

(1931-2007) en el aeropuerto Pudahuel. Me acerco a<br />

esta figura que tantas veces había visto en el podio<br />

del teatro Oriente recibiendo aplausos luego de sus<br />

magníficas interpretaciones de música clásica y le<br />

pregunto acaso no se está yendo para siempre de<br />

Chile, pues algo había oído de trabas a su iniciativa<br />

de formar orquestas juveniles.<br />

- Eso, jamás - dijo.<br />

- Pero don Fernando, seguramente un director de<br />

su nivel (Beca Fullbright, academia Julliard de NY)<br />

se lo pelean para la sinfónica de Toulouse o Boston.<br />

- Puede ser, -respondió -pero es que allá, -agregó<br />

señalando con una batuta imaginaria el avión -no<br />

hago falta. En cambio aquí lo que uno no hace, no lo<br />

hace nadie.<br />

Ese hombre, tan dotado, le encontró sentido a su<br />

vida dando a quienes más necesitaban su talento: la<br />

gente de su propia casa. ¡Música maestro!<br />

40 Ver de Alberto Blest Gana: Los Trasplantados (1906) y de<br />

Enrique Bunster Tagle: Chilenos en California (1954).<br />

156


Hablando de maestros, los del impresionismo<br />

(Van Gogh, Cézanne etc.) enseñan que el arte se<br />

practica in situ, en el lugar mismo, siendo muy distinto<br />

un cuadro hecho en estudio, como pintan los<br />

académicos, que uno pintado al aire libre, de cara al<br />

paisaje que se quiere retratar. Del mismo modo, es<br />

muy distinta la ciencia hecha allá en el frío mundo<br />

que la investigada donde las papas queman.<br />

Llevado a lo personal, otro sociólogo sería éste de<br />

haberse quedado en París, donde hizo su doctorado.<br />

Nunca una matrona de Quillota le habría dicho lo<br />

que hasta el final de sus días le tintinea como razón<br />

de ser: don Pablo, siga escribiendo para nosotros.<br />

¿Pero cómo si en Europa está la civilización? Una<br />

opción es la de la arquitectura: creer que se está en<br />

el barro y ni siquiera considerar el potencial de tan<br />

práctico material para construir en adobes. El<br />

arquitecto, y su padrino del negocio inmobiliario,<br />

ven de su tierra nada más que el suelo para levantar<br />

torres calcadas de Internet.<br />

Se llega así a constituir la expresión intelectual<br />

más fracasada del continente. ¿Se sabe de alguien<br />

que diga mira qué bonito ese nuevo edificio? La gente<br />

detesta la producción en masa de viviendas, no se<br />

siente a gusto en los habitáculos que le impone la<br />

arquitectura moderna. ¿De qué sirve entonces?<br />

Frente a la mole de cemento y vidrio tenemos la<br />

topeadura de animales, la artesanía en cuero y la<br />

payadura con guitarra, vestigios de la cultura originaria<br />

que está siendo exiliada de la modernidad.<br />

157


Ya no hay cómo vivir esas cosas que para peor,<br />

parecen anquilosadas en la repetición, sin que<br />

enganchen con la imparable búsqueda de una mejor<br />

calidad de vida.<br />

De ahí que la misión del emprendedor en las<br />

artes y profesiones sea aunar esa dualidad, y para<br />

ello lo esencial es usar los avances de la humanidad<br />

para darle nueva vida a nuestra cultura. Electrónica<br />

¿por qué no? pero a fin de componer música propia.<br />

Prensas Heidelberg para leer a Neruda y trenes de<br />

alta velocidad TGV Alsthom para ir al sur.<br />

En vez de arrancar cual maleza nuestra historia,<br />

debemos revitalizar las raíces con nutrientes de<br />

última tecnología. Nueva letra a la vieja cueca, otras<br />

aplicaciones al antiguo adobe y mejores guisos con<br />

la olvidada quínoa.<br />

Eso es hacer patria.<br />

158


Otros libros de Pablo Huneeus:<br />

El problema de empleo y recursos humanos.<br />

Los Burócratas, un nuevo análisis del Estado.<br />

Chile 2010, una utopía posible.<br />

Nuestra Mentalidad Económica.<br />

Lo Comido y lo Bailado...<br />

¿Qué te pasó Pablo?<br />

Mi peineta amarilla...<br />

Lo Impensable, la amenaza nuclear.<br />

Aristotelia Chilensis.<br />

En Aquel Tiempo, Chile durante Allende.<br />

A Piel Viva.<br />

Amor en Alta Mar.<br />

El Intimo Femenino, estudios sobre la mujer.<br />

Manual Práctico de Cocina<br />

Chiloé por hoy no más.<br />

Andanzas por Rusia.<br />

Juan Pedrals, breve historia del petróleo.<br />

Hernando de Magallanes, (traducción).<br />

Edición de La Araucana, c. biografía de Ercilla.<br />

A Todo Trapo, homenaje a navegación a vela.<br />

Jaque al Rey, ensayos de transición.<br />

Dichos de Campo (refranes y proverbios).<br />

El Desierto en Flor.<br />

Las Cartas de don Pedro de Valdivia.<br />

Patagonia Mágica, el viaje del tata Guillermo.<br />

Filosofía Clásica. (Quince Lecciones).<br />

La Vida en Amarillo.<br />

El Dedo en la Llaga.<br />

159


Otros buenos libros de<br />

Pablo Huneeus<br />

Filosofía Clásica. El arte de<br />

amar, cómo ser feliz, la<br />

amistad, el dolor y la muerte,<br />

en los grandes pensadores de<br />

la humanidad.<br />

Dichos de campo. Los dos mil<br />

mejores proverbios y refranes<br />

del habla castellana.<br />

Chiloé por hoy no más. Viaje<br />

en lancha por la isla de gente<br />

sencilla, bosques limpios y<br />

mares abiertos antes de ser<br />

invadida por la industria.


"En este libro Pablo Huneeus ha puesto el dedo en<br />

la llaga abierta. Su obra tiene, además, el valor de no<br />

quedarse en la mera denuncia...".<br />

José Luis Rosasco, La Segunda.<br />

"Mientras la cultura europea revolotea sobre la masa,<br />

y las culturas americanas se ocultan en el Museo, la<br />

gran cultura huachaca reina y también gobierna en la<br />

televisión..." Albina Sabater, El Mercurio.<br />

"Como padre de familia y educador, como hombre que<br />

cree que en la conversación las personas se acercan<br />

y abren sus espíritus, como lector deseoso de que<br />

otros también gocen de la lectura, como amante de la<br />

naturaleza y de la superación, yo suscribo lo medular<br />

de este libro". Hugo Montes, La Tercera.<br />

"Es un estudio hecho con profundidad y, sobre todo,<br />

realizado con seriedad".<br />

Wellington Rojas, El Diario Austral.<br />

"Al utilizar el término para definir nuestra cultura<br />

ambiental, televisiva, teletónica, Pablo Huneeus ha<br />

tenido una idea brillante. Vivimos sumergidos en la<br />

cultura huachaca, invadidos por ella...".<br />

Jorge Edwards, revista Paula.<br />

T<br />

EDITORA NUEVA GENERACIÓN<br />

República de Chile<br />

ISBN 956-226-014-3

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